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REBOTES DE IDENTIDAD...

Deporte y espectáculo

Homero: "Y me levanté frente a ellos y sentí una intoxicación que no tenía nada que ver con el alcohol. Era la intoxicación de ser un espectáculo público".
The Simpsons, capítulo 7F05 - 1990
Probablemente el escaso arraigo que la Liga Nacional tiene en la Capital Federal ha colaborado para que no se le preste tanta atención a una práctica tan difundida y practicada en el interior del país. Pero ese alejamiento del mayor centro de producción y consumo de la Argentina no fue la única traba experimentada por el baloncesto. La explosión que provocó el básquet tomó desprevenido a los lugares sin tradición de alta competencia. Y eso afectó en gran parte a la difusión por los medios masivos, donde en ciudades como Mar del Plata este deporte se debió enfrentar a las tradiciones periodísticas volcadas hacia el fútbol y el automovilismo principalmente, arraigadas con fuerza a criterios de noticiabilidad y rutinas productivas que fueron difíciles de cambiar.

Los medios capitalinos y gran parte de su población suelen volcar sus preferencias hacia el básquet de la NBA, publicitado desde los principales medios masivos de comunicación y sustentado con el impulso de fuertes empresas comerciales, como Nike y Sprite. Por eso es que no resultó extraño que la retirada superestrella de la NBA, Earvin "Magic" Johnson, haya sido elevada a la categoría de Dios cuando llegó a la Capital Federal con su equipo de amigos para actuar en partidos de exhibición ante combinados locales. A diferencia de lo que sucedió en el interior del país, donde el moreno jugador también fue aplaudido y admirado, los porteños lo ovacionaron y alentaron con mucho mayor impulso que a los jugadores argentinos. De idéntica tendencia resultó el profeta local del básquetbol norteamericano, Adrián Paenza, quien se jactaba de conocer hasta las más irrelevantes anécdotas de la vida de Johnson, a la par que no mostraba vergüenza por desconocer a casi todos los jugadores argentinos, todos ellos de gran renombre para el medio. Hoy en día resulta sencillo encontrar a mucha gente, la mayoría de ellos sin experiencia en la práctica del básquet, maravillarse con la NBA y mostrar desprecio por la competencia interna, a la cual por lo general ni siquiera conocen por referencias certeras. La participación de la selección argentina de básquet en los Juegos Olímpicos de Atlanta volvió a mostrar esa tendencia a volcar las preferencias hacia el certamen norteamericano. La transmisión de Torneos y Competencias para todo el país centralizó el análisis en los jugadores norteamericanos, con la presencia del nuevo conductor del programa de la NBA explicándoles a los televidentes las diferencias de reglas del básquet FIBA (el nuestro, el que se juega en todo el mundo) con respecto a la NBA. Mientras los conductores esperaban los lujos del autoproclamado "Dream Team III" (selección de Estados Unidos), los jugadores argentinos demostraban para la gran sorpresa general que las diferencias deportivas no son tan grandes como se pretende imponer en los medios de comunicación. La desventaja de sólo dos puntos del equipo nacional en los primeros veinte minutos permitió el análisis de la gran actuación argentina en el debut en los Juegos Olímpicos después de 44 años de ausencia en esas competencias deportivas.

Pero hace apenas unos pocos meses, parece haberse sacudido la resistencia porteña con respecto al básquet, gracias a dos hechos importantes, uno de los cuales promete darle al básquet argentino el empuje definitivo hacia su consolidación en todo el territorio nacional (inclusive en la Capital Federal). La referencia concreta es hacia el millonario contrato firmado por la Asociación de Clubes para la televisación de la Liga y la anunciada llegada de "Magic" Johnson para la próxima Liga Nacional en el mes de febrero.

La empresa Torneos y Competencias desde hace tiempo palpó la trascendencia del básquet de Liga Nacional y rápidamente se hizo cargo de los derechos televisivos. Hoy, para la 13º edición, la firma que comanda Carlos Ávila recompensó al básquet con 52 millones de dólares por diez años, el segundo contrato televisivo del deporte nacional (obviamente el primero es el fútbol). El análisis de los números de la Liga puede mostrarnos con claridad la manera en que se ha ido consolidando la actividad desde 1985. Por aquella época El Gráfico se mostró sorprendido por una Liga que gastaba "más de dos millones de dólares en jugadores" entre todos sus equipos de todas sus divisiones. Hoy, esa cifra no queda muy lejos de lo que gasta un equipo de punta por temporada. Un artículo aparecido en Clarín da cuenta del presupuesto global en sueldos para la edición 96-97: 13.100.000 dólares 8 . Pero más ilustrativo aún es el caso de los derechos de televisación. La primera edición transmitida por TV, debió ser pagada por la Asociación de Clubes, en 1990 en la pantalla de la por entonces flamante y deficitaria América TV (hoy América 2). Esas imágenes en directo ni siquiera llegaban al interior del país. Un año después, Torneos y Competencias entendió que el básquet era un buen negocio para subir a la señal satelital codificada. Para conseguir los derechos, tuvo que desembolsar 250 mil dólares. Corría el año 1991. Apenas cinco años más tarde esos números se decuplicaron dos veces (5 millones 200 mil dólares por temporada). El novel matutino deportivo Olé le dedicaba el 29 de mayo una página entera al nuevo contrato televisivo y titulaba que el básquet "Ya se convirtió en negocio", a la par que destacaba que ". El básquet les pasó el trapo al auto, al voley y al rugby", en una comparación numérica de los ingresos que cada deporte recibe por ceder sus derechos a la pantalla chica. Y también por esos días, apareció una noticia que tomó desprevenidos e incrédulos a los seguidores del deporte en el país: la posible venida de "Magic" Johnson al club Boca Juniors, que con la presidencia de Mauricio Macri pretende ahora que también la Capital Federal se sume al éxito de la liga impulsando lo que llamaron la "Bocamanía". La hasta ese momento probable llegada del moreno jugador, uno de los íconos de mayor representatividad de toda la historia del deporte norteamericano hubiera obligado a Boca a desembolsar gustosamente cerca de 2 millones de dólares por algo más de tres meses de competencia. Las condiciones extramonetarias imposibilitaron la presencia del mítico deportista en nuestro suelo.

Sumado todo esto a las hasta ahora exitosas participaciones del mismo Boca Juniors y Ferro Carril Oeste (activos protagonistas de la presente edición) y a la aceptable labor de Obras Sanitarias, el momento actual del básquet muestra un importante florecimiento en Capital Federal, tanto en cobertura mediática como en convocatoria de espectadores 9 . El diario Clarín, por primera vez en la historia de la Liga, ofrece los resultados del día anterior, y el matutino deportivo Olé le otorga una cobertura jamás soñada por el básquet de liga para un medio de circulación nacional. El tiempo dirá si el básquet logra consolidarse en los principales medios de comunicación en este lugar de privilegio detrás del fútbol. Todavía la difusión no se expandió a, por ejemplo, la televisión abierta, pero las señales para que ello ocurra son mucho más propicias en la actualidad que en cualquier otro momento del desarrollo de la Liga.


Los medios y el básquet

"Pero el atleta como monstruo nace cuando el deporte se eleva al cuadrado: es decir, cuando el deporte, de juego que era jugado en primera persona, se convierte en una especie de discurso sobre el juego, el juego como espectáculo para otros y, por tanto, el juego jugado por otros y visto por mí. El deporte al cuadrado es el espectáculo deportivo..."
Umberto Eco, en La estrategia de la ilusión
Un análisis completo del nacimiento, crecimiento y consolidación no puede olvidar las maneras en las que el básquet de Liga Nacional fue tomado por las empresas mediáticas, ya sea en la parte televisiva, gráfica o radial. Y para un tratamiento exhaustivo de los medios es necesario recurrir a un concepto heredado de la Mass Communication Research, tomado a su vez del psicólogo gestaltista Kurt Lewin: el "gatekeeper". Este concepto es de gran utilidad para el caso del básquet, debido a que la difusión masiva fue lograda muchas veces gracias al impulso y a la presión que ciertos profesionales realizaron dentro de sus respectivos medios. El "gatekeeper" hace referencia a aquellos actores que funcionan como seleccionadores: dentro de una zona de filtro, en este caso un individuo o un grupo, tiene la capacidad de bloquear o difundir cierta información. Y pese a que "en la selección y en el filtro de las noticias las normas de empleo, profesionales y organizativas, parecen ser más fuertes que las preferencias personales" (Wolf, 1991: 206), es posible conjeturar que en el básquet de liga, como práctica emergente resultó de mayor relevancia la pujanza ejercida por aquellos profesionales con inclinación hacia el deporte y que intentaron por todos los medios de conseguir espacios en sus empresas. Inclusive la hoy tan publicitada NBA necesitó de "gatekeepers" clave para poder realizar su ingreso triunfal a los medios masivos de Capital Federal. Adrián Paenza es el ejemplo concreto.

Podemos afirmar que en el básquet la noticiabilidad estuvo mucho más estrechamente vinculada a ciertos procesos de rutinas productivas que impidieron que, aún cuando desde su misma creación fue un fenómeno de masas de gran movilización, la actividad cobrara la difusión que puede tener en estos momentos. Se dieron potentes estandarizaciones productivas difíciles de romper en ciertos medios, en los cuales fueron necesarias negociaciones internas en torno a justificar esa noticiabilidad que posibilitara, con el tiempo, la estabilización del básquet en la agenda de los medios.

En Mar del Plata, el básquet necesitó, por un lado, un largo proceso de estabilización, y la renovación de las redacciones en los diarios locales para cobrar una difusión acorde a la relevancia como práctica deportiva de masas. En 1987, a pesar de que Peñarol superaba fácilmente los 3000 espectadores en sus participaciones de la liga "B" y en sus primeras presentaciones en la "A" (cifra hoy bastante difícil de superar 10), la repercusión en los medios no es ni siquiera similar a la que se da en estos momentos. Mientras Peñarol peleaba por el ascenso en 1986 y 1987 los anuncios de esos juegos el día del partido no llegaban a ocupar un lugar importante en la disposición espacial de los diarios. Por aquel entonces, según se comentaba reiteradamente años más tarde en las redacciones de los diarios locales, algunos periodistas solicitaban dinero a los clubes para dar una cobertura adecuada. Inclusive hasta hace poco tiempo circulaba el rumor de que un veterano periodista seguía recibiendo "sobres" por sus servicios a uno de los clubes. Algunos dirigentes de aquellas épocas reconocen en privado esta situación pero jamás se dio a difusión. Rodolfo Puleo, el periodista de básquet de mayor renombre en Mar del Plata, cuenta a la distancia que "era sumamente complicado meter al básquet porque antes de la Liga casi no existía. De a poco fuimos peleando el espacio y hoy apenas queda muy poca gente que discuta la trascendencia de este deporte". Este periodista fue protagonista, durante las primeras temporadas de Peñarol en la élite, de ásperas discusiones radiales con su jefe, el relator Juan Carlos Morales, relacionadas con el estatuto del básquet en país. Puleo trataba infructuosamente de demostrar con números que el básquet se estaba constituyendo en el segundo deporte de importancia en todo el país, mientras sus compañeros incluso sostenían que el paddle o el rugby gozaban de mayor aceptación entre la gente. Pocos años después, en un video que el mismo Puleo armó para un programa de cable local, Morales admitía que el básquet es en Mar del Plata "el deporte número uno".

El espacio asignado por los medios marplatenses al básquet en los comienzos de la Liga nunca fue comparable al que recibían otras prácticas más asentadas. La misma posibilidad de ascenso de Peñarol en 1987 no logró una cobertura apenas similar a la que el básquet recibe hoy, pese al incomparable fervor popular que concitaba Peñarol en cada presentación. Pero en las sucesivas temporadas, el básquet fue ganando su lugar hasta llegar a un despliegue importantísimo en la Liga 93-94, año en que Peñarol logró el título. Pero después de que Peñarol obtuvo el campeonato, los medios parecen haber producido un retroceso en la cobertura del básquet de Liga. La Capital comenzó a sacar un suplemento semanal para competir con el que hacía tres años editaba El Atlántico, pero de a poco volvió a salir de manera completa en la sección deportes. Y El Atlántico arrancó la temporada 94-95 con una cobertura de todos los encuentros de los dos equipos de Mar del Plata en el interior del país. Pero a finales de noviembre ese despliegue periodístico y económico se frustró por problemas internos en la editorial, propiedad del conocido empresario de medios Héctor Ricardo García. Esos mismos conflictos que llevarían en el mes de febrero a suprimir la presencia de periodistas especializados de los encuentros de Liga Nacional disputados en la misma ciudad de Mar del Plata.

Pero de manera más general, ambos medios evidenciaron signos de un agotamiento al cierre de 1994. Especialmente en La Capital, las menciones hacia la escasa concurrencia a las canchas se convertían en un comentario periódico. Inclusive una columna firmada por "Platea" los días miércoles, pedía insistentemente la rebaja en el precio de las entradas para que se acercara mayor cantidad de público. La cuestión es que pese a estos comentarios, Peñarol difícilmente bajaba de 2000 espectadores por presentación en los partidos de menor atractivo, y presentaba un lleno casi total (alrededor de 3000 almas) en los choques más importantes. Quilmes tampoco llevaba tan escasas cantidades de espectadores. Ni siquiera la pobre campaña que el "cervecero" estaba realizando dejó el lugar para que la convocatoria bajara de un promedio de 1300 personas (algo por debajo en los partidos no tan atrayentes y bastante por encima cuando el rival era Atenas de Córdoba u Olimpia de Venado Tuerto). Esta tendencia llegó al punto culminante en diciembre de 1994 cuando al cierre de la primera fase se enfrentaban nuevamente Peñarol y Quilmes. Ambos conjuntos traían sus planteles diezmados, sin uno de sus extranjeros y con la mitad del plantel de nacionales sin poder actuar o en precarias condiciones físicas. Además, ninguno de los dos se jugaba nada importante en la Liga. Peñarol ya tenía asegurado el segundo puesto en esa fase, y por consiguiente una posición de privilegio para la segunda serie (la mitad de la puntuación se arrastra en la otra mitad del torneo en donde la liga se divide en dos grupos de ocho escuadras). Por su parte, Quilmes venía vapuleado, en la decimotercera ubicación y con el ánimo de sus jugadores por el piso. El escenario era Once Unidos y todos presagiaban el clásico más frío de la historia. La Capital tituló: "Dos equipos diezmados para un clásico devaluado". Y dentro de la nota, decía que "en las calles no es tema dominante como en años anteriores, tampoco en los medios de difusión se palpa la efervescencia de los hinchas en años anteriores". Mi propio anuncio en el diario El Atlántico cobró un tono similar. El entrenador quilmeño, Daniel Frola sostuvo el día anterior al partido que "el interés decayó porque Peñarol ya salió campeón", y el jugador de Peñarol, Diego Maggi entendió que "no se vive como en los primeros años del clásico". Los hechos demostraron que las presunciones de todo el ambiente basquetbolístico estaban erradas. Cerca de 3000 personas se llegaron hasta Once Unidos para demostrar que pese a que las condiciones no estaban dadas para la concreción de una gran fiesta deportiva, tanto por lo meramente deportivo como por el retiro del apoyo mediático de antaño, la rivalidad del básquet marplatense trasciende cualquier especulación encaminada al fracaso. La Capital rectificó inclusive su opinión y tras el partido tituló el 23 de diciembre que "El clásico, una pasión inmodificable pese a todo", y aclaraba en un comentario sobre el juego que "el clásico Quilmes-Peñarol es tan diferente a todo que pudo engañar a los más entendidos en básquetbol".

Los últimos dos clásicos de la temporada 96-97 fueron objeto de menciones similares. Las experiencias anteriores no impidieron que se volviera a referir al escaso interés del público. Los pronosticadores de turno aseguraron en los dos últimos partidos que la concurrencia en ningún caso superaría los 4000 espectadores. Los hechos marcaron que cada clásico registró más de 6000 almas en un Polideportivo que mostró una clima insuperable por cualquier deporte en la ciudad de Mar del Plata. Después de cada encuentro, la palabra "sorpresa" caracterizó los discursos de los comentaristas locales.

Pero todavía más llamativo resultó la ausencia total de periodistas gráficos marplatenses en tres torneos relevantes para el básquet argentino. Primero fue el Sudamericano de Clubes en Colombia, en el que Peñarol ocupó el tercer lugar y consiguió la clasificación para el Panamericano un par de meses tarde. Y ese Panamericano de Clubes evidenció la misma situación: sólo una productora independiente de televisión por cable viajó a San Pablo. Pero el certamen que lució la ausencia total de periodistas marplatenses fue el Preolímpico de selecciones disputado en las ciudades argentinas de Tucumán y Neuquén, torneo en el que se produjo el retorno argentino al básquet olímpico después de 44 años, con una selección con tres basquetbolistas de equipos marplatenses en el plantel (Esteban Pérez, de Peñarol, y Rubén Wolkowisky y Esteban De la Fuente, de Quilmes).

Probablemente a los ojos de alguien acostumbrado a concurrir a encuentros de fútbol de primera división a cancha llena, los números conseguidos por el básquet le resulten graciosos, pero dentro del contexto del interior del país (inclusive para el mismo fútbol de nacional B y para un sector de primera división) son cifras por demás interesantes. Y mucho más si tenemos en cuenta que para los medios, cualquier partido de fútbol que logre rozar los 3 mil espectadores (Alvarado y Aldosivi apenas llegaron a esa cifra este año cuando decidieron el ascenso al Nacional B) es considerado como una muy buena cantidad de público.

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Lecturas: Educación Física y Deportes. Año 2, Nº 5. Buenos Aires. Junio 1997