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La intervención psicológica en las lesiones deportivas
Antonio Hernández Mendo

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 52 - Septiembre de 2002

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Método Fraccionado (Vogt, 1896). Este método fue descrito por primera vez por Vogt en 1896. Es un método de los más eficaces para profundizar en el trance hipnótico. Es especialmente indicado cuando se supone que el sujeto caerá en un trance leve o a lo sumo mediano. Así mismo es eficaz para sujetos resistentes a la hipnosis. el método consiste en inducir y desinducir al sujeto rápida y consecutivamente. Parece demostrado que cada trance hace al sujeto más sugestionable, permitiendo así la inducción de una hipnosis cada vez más profunda.

    La aplicación de la hipnosis al deporte, como se sugiere en los trabajos de Morgan (1993, 1996) y Jara y Garcés de los Fayos (1995) puede ir encaminada a la mejora de la ejecución deportiva (Unestáhl, 1991) y de la intervención en casos de lesión. Consideramos, al igual que lo hacen estos autores, que sus mejores resultados -en intervenciones con deportistas lesionados- se alcanzan utilizando la hipnosis en el control del dolor (Hernández Mendo, 1994, 1996), lo que se denomina analgesia hipnótica. Los efectos de la hipnosis en este terreno han sido puestos en tela de juicio (García Fernández-Abascal, 1985), pero consideramos que hay suficiente apoyo experimental (Miguel Tobal y González Ordi, 1988; González Ordi, 1992; Chaves, 1993) y fisiológico (Crawford, 1996) que aconsejan su uso. En esta línea consideramos adecuado y recomendable el uso de la hipnosis.

Ilustración 6 La actividad de flujo de sangre en la analgesia hipnótica: Una visión topográfica del cerebro después de eliminar el dolor mediante analgesia hipnótica. La imagen de la izquierda pertenece a un sujeto bajamente hipnotizable y la derecha un sujeto altamente hipnotizable. La intensidad de sombreado marca la diferencia. La fuente de la fotografía es H. J. Crawford, R. C. Gur. B. Skolnick, R. E. Gur, and D. M. Benson (1993).International Journal of Psychophysiology, 15, 181-195. Copyright 1993 by Eisevier Science Publishers. (Crawford, 1996)


El entrenador ante las lesiones y su rehabilitación

    Antes de entrar en el apartado de las conclusiones, hemos considerado importante hacer una breve reflexión sobre la tarea que desempeña, o que puede desempeñar, el entrenador, a nivel de prevención de lesiones y, en el caso de lesiones, durante el proceso de rehabilitación.

    En la relación atleta-entrenador, la lesión, puede ser una oportunidad para profundizar en ella. Esta situación, además, permitirá obtener más datos acerca de los comportamientos, actitudes y pensamientos del deportista. Pero la concomitancia de diversos factores y la multidimensionalidad de una lesión, hace difícil determinar la naturaleza de la interacción entre estructuras fisiológicas y psicológicas.

    En el trabajo de Henderson y Carroll (1993) se destacan cuatro dimensiones concomitantes durante el tiempo que dura la lesión y también a lo largo del proceso de rehabilitación. Estos factores son:

  • Problema de identidad

  • La autoestima

  • Prevención de la lesión-foco atencional y estrés

  • Dependencia del lugar de entrenamiento


Problema de identidad. Partiendo de la base de que a menudo la identidad personal de un atleta coincide con su rol de atleta, y que la vida del deportista como tal es muy corta, Henderson y Carroll (1993) destacan el hecho de la amenaza que supone una lesión en la autovaloración del sujeto. Con mucha frecuencia se percibe la lesión como una situación tan estresante que el resto de los atributos de la vida de un individuo pueden ser completamente eclipsados por la identidad deportiva. Por esto, es necesario hacer reconocer a los atletas el carácter multidimensional de sus vidas, son algo más que deportistas.

    El entrenador cumple una función de "consejero de primera línea". No obstante, esto no debe ser incompatible con la ayuda psicológica profesional que debería ser facilitada. Desafortunadamente, para todos -al menos en nuestro país-, las lesiones y su rehabilitación se abordan desde un plano meramente fisiológico o físico, olvidándose por completo de los aspectos psicológicos y sociales.

    El entrenador se encuentra en una excelente posición para obtener datos acerca de la eficacia y de los puntos de debilidad física del atleta. También debe ser sensible a las sutiles expresiones de inseguridad y miedo de los deportistas. Los entrenadores no deben reconocer sólo los aspectos psicológicos de la lesión, deben además prever su posibilidad y contrarrestar su potencial efecto negativo.


La autoestima. En su trabajo Henderson y Carroll (1993) señalan que los rasgos de personalidad, que contribuyen al éxito deportivo de un atleta, pueden coadyuvar en el proceso de rehabilitación de la lesión. Factores como la compulsividad, la alta motivación, la auto-mentalización, la resolución, la firmeza, etc. que son utilizadas por muchos deportistas para triunfar, pueden también facilitarles el percibir la lesión como otra parte más del juego. Para alcanzar el éxito, muchos atletas han tenido que superar duras barreras físicas y psíquicas y ser capaces de percibir el proceso de lesión como otro obstáculo a superar. Los atletas difieren en sus reacciones ante la lesión y hacia el proceso de recuperación; esto unido a la determinación del atleta y al perfil de puntos débiles determinaran el curso de la recuperación. El autoconcepto parece que está influyendo en la percepción de dolor así como en la tolerancia y el umbral mínimo (Henderson y Carroll, 1993). En el trabajo de Meyers, Bourgeois, Stewart y Leunes (1991), se considera que el umbral mínimo de dolor puede ser una función de adaptación (coping) que puede ser producto de la combinación de rasgos psicológicos y de una valoración cognitiva (tratando cognitivamente la situación como una resolución de problemas), y que por lo tanto, el uso de la imaginación podría ser una intervención muy efectiva.

    Cuando un atleta sufre una lesión, la acción de otros factores sociales como los amigos, o la pareja, a menudo influyen en la motivación para la recuperación. En algunas ocasiones, la mejora atribuida a las personas de su entorno se puede convertir en un fuerte reforzador para mantener el dolor más que ayudar a conseguir una efectividad en la rehabilitación.


Prevención de la lesión - foco atencional y estrés. Una lesión puede ocurrir debido a la falta de una focalización atencional apropiada por parte del deportista. La investigación ha mostrado relación entre la percepción de estrés y la lesión. La relación entre estas variables podría conformar el estilo atencional del atleta. De acuerdo con el modelo de Nideffer (1993), el comportamiento atencional en el deporte requiere que un atleta integre y responda mental, emocional y/o físicamente a una variedad de normas internas y externas. Las respuesta inapropiadas debidas al estrés pueden influir en el proceso atencional y en la habilidad del atleta para interpretar las entradas apropiadas y necesarias para la ejecución adecuada de una destreza deportiva, haciendo al atleta vulnerable a la lesión. Una relación de signos conductuales que normalmente están asociados al estrés y que pueden indicar su concomitancia actual son:

  • Falta de habilidad para realizar tareas usuales y rutinarias, cometiendo errores mecánicos fundamentales.

  • Cambios en patrones de conducta (higiene, retrasos injustificados, soñar despierto...).

  • Quejas somáticas.

  • Irritabilidad y cambios de humor.

  • Aparente disminución de la motivación.

    Estos signos a menudo indican un nocivo impacto del estrés en el foco atencional del atleta, teniendo en cuenta que ninguno de estos signos por separado indican la evidencia de un problema. No obstante, las dificultades atencionales pueden convertirse en factores causales en la aparición de la lesión. Es importante no generalizar las reacciones de los deportistas a las situaciones, sino considerar cada situación como creadora de un problema de lesión en potencia (Henderson y Carroll, 1993).


Dependencia del lugar de entrenamiento. Todos los entrenadores deportivos se han encontrado con deportistas que, a causa de la atención que se le ha prestado en el lugar de entrenamiento, "provocan" la prolongación del proceso de lesión más allá de su curso normal. Uno de los retos más difíciles para el entrenador es romper esa asociación, para lo cual la cooperación de la plantilla médica y de los segundos entrenadores (si es el caso) es esencial para este proceso. Para lo cual puede ser de gran ayuda poner en marchar algunas estrategias como:

  • Ayudar al deportista en la optimización del tratamiento.

  • Animar al atleta a que desarrolle estrategias de autoayuda (p.e. autoinstrucciones, uso de imágenes, etc.)

  • Minimizar el estrés psicológico percibido por el deportista.

  • Acrecentar la autoeficacia del deportista para la recuperación a través de experiencias rehabilitadoras reforzantes.

    Hemos creído importante elaborar una lista de consejos prácticos para los entrenadores que están o que puedan estar involucrados en el proceso de una lesión deportiva (Henderson y Carroll, 1993).

  1. Tener en cuenta y fomentar algunas reacciones emocionales a la lesión como una respuesta normal. El curso normal de algunos fármacos en el cerebro cambia con el cese repentino de ejercicio. De esta manera, la depresión podría ser un efecto natural de la lesión y un obstáculo de cara a la curación y la recuperación.

  2. Reconocer que no hay lesión "típica" porque no hay persona "típica". Cada deportista es un individuo y como tal, cada uno reacciona de diferente manera ante situaciones similares. Los factores psicológicos, varían entre los deportistas e influyen en el tiempo de recuperación. Es evidente que las metas personales reales deberían ser establecidas por cada individuo. La meta final es volver a la actividad plena, pero el hecho de establecer las metas intermedias a lograr permite al atleta lesionado experimentar una sensación de logro en cada paso a lo largo de la trayectoria de la rehabilitación.

  3. Globalidad. Es también importante que el entrenador comprenda que está tratando a la persona en su totalidad, no sólo el aspecto físico de la lesión del atleta.

  4. Las características físicas del lugar de entrenamiento deben contribuir al entorno psicológico requerido (miembros de la plantilla, confortabilidad, confidencialidad, confianza, positivismo maximizado y negativismo minimizado), favoreciéndose así una rehabilitación más eficaz de la lesión del deportista.

  5. Primera conducta ante la lesión. Al producirse la lesión, el entrenador es a menudo el primer individuo médico o paramédico en contacto con el atleta lesionado. Por lo tanto, la conducta del entrenador debe ser tranquila, positiva y profesional. Esto determina el curso del proceso rehabilitatorio por completo. Además, otros aspectos como la distribución y situación física del lugar de entrenamiento debería ser estratégicamente arreglada.

  6. La rehabilitación. La manera en la que el entrenador describe el plan de rehabilitación prescrito y se lo presenta al atleta es a menudo tan importante como el plan en sí mismo. A veces los entrenadores no caen en el detalle de que es mucho más efectivo en la construcción e integración del plan de rehabilitación hacer uso de frases en positivo ("sí puedes") que en negativo ("no puedes", "no debes").

  7. Emociones positivas. La investigación ha demostrado que las emociones negativas se relacionan con la disminución del funcionamiento fisiológico (flujo sanguíneo, contractura muscular y tensión). El entrenador, a través del modelado, puede mejorar estas condiciones de una manera saludable.

  8. Variedad. Los programas de rehabilitación deberían ser variados para mantener el interés del deportista, proporcionando a la vez un tiempo de recuperación flexible.

    A continuación, y en aras de buscar una intervención mediada, se expone una relación, abreviada, de técnicas de intervención psicológica que pueden llevar a cabo los entrenadores involucrados en la rehabilitación de una lesión. Es recomendable hacerlo asesorado por un psicólogo

  1. Modelado. Exponiendo a los atletas lesionados casos similares de otros deportistas conocidos por ellos o no (en este caso habrá que resaltarles todo el proceso incidiendo en ciertos aspectos) que se han recuperado fácil y rápidamente de sus lesiones.

  2. Actitudes positivas. A través de la utilización de imágenes, los deportistas pueden enviar órdenes neuronales a los músculos que intervienen en ciertos movimientos o actividades. De esta manera, se ayuda a los deportistas a mantener una actitud mental positiva sobre su recuperación. Muchos psicólogos usan técnicas de visualización, localizando hacia eventos positivos futuros que preparan al cuerpo para la recuperación. Dichas visualizaciones, como concentrarse en imaginar un flujo sanguíneo favorable, son técnicas efectivas.

  3. Autoinstrucciones. Esto implica el uso del lenguaje interno para afirmar las habilidades positivas del atleta, para ello se emplearía un listado de aseveraciones positivas en presente ("yo estoy controlando mi cuerpo"...) de forma muy personalizada. Los entrenadores tienen que ser conscientes del poder de la propuesta positiva y asumir la necesidad de trabajar en conjunción con (o mandar a los atletas a) psicólogos deportivos cuando la intervención es necesaria.

    Es importante asumir y difundir el importante papel que desempeña y que podría desempeñar la Psicología en la rehabilitación de la lesión deportiva. Los entrenadores tienen que hacer algo más que intervenir en la recuperación fisiológica y la prevención de la lesión, debe ser un oyente activo, consejero y un propulsor de la intervención psicológica cuando la evidencia sugiere (en todos los casos) que el atleta lesionado requiere atención profesional adicional.

    El entrenamiento deportivo es actualmente difícil, estresante y demanda grandes exigencias de dedicación. Esto es primordial para que el entrenador comprenda el aspecto psicológico de la lesión, prevención y rehabilitación y para fomentar los principios psicológicos para un mejor cuidado del deportista (Henderson y Carroll, 1993).


Conclusiones

    Con respecto al ámbito de la psicología de las lesiones deportivas hay que señalar que las investigaciones futuras necesitan determinar si las diferencias en los deportes, el género y el nivel de competición afecta a la relación entre factores psicosociales y los resultados de la lesión. Muchos de los estudios realizados han encontrando asociaciones entre gran estrés vital y los resultado de la lesión, basándose para ello, en la varianza y en la fuerza de la relación. Las diferencias individuales en variables psicosociales relevantes no han sido estimadas como tampoco han sido estimadas las diferencias en género, deporte y nivel de competición. Sería interesante estimar el riesgo para los diferentes tipos de lesiones y el momento en que se produce la lesión (si es antes, durante o después de la competición y si su competición estaba produciendo una derrota o una victoria).

    En relación a los instrumentos de evaluación, las herramientas que miden el estrés a través de la percepción de respuestas a los eventos deseables y su impacto (LES y ALES) parecen ser más sensibles que aquellos en los que hay un peso estandarizado (SRRS y SARRS). Los datos de estudios recientes sobre eventos vitales de los deportistas universitarios con LESCA sugieren, que este instrumento, posee una excelente validez y proporcionan una medida estable del estrés vital (Patrie, 1990). En futuras investigaciones se deberá considerar si las herramientas son generales o específicas para cada deporte. Los cuestionarios específicos para cada deporte parecen ser más eficaces que los generales para predecir la lesión deportiva. Esto se ha encontrado cuando se midieron los eventos estresantes (los resultados de Holmes, 1970, comparados a los de Brawnell et al, 1975), ansiedad rasgo (Passer & Seese, 1983) y locus de control (Dalhauser & Thomas, 1979).

    Con respecto a los análisis, la mayoría de los trabajos se han caracterizado por usar la regresión múltiple en lugar de los análisis de regresión jerárquica examinando los efectos de la interacción. Las futuras investigaciones deberían considerar el análisis correlacional y el análisis de ecuaciones estructurales a fin de proporcionar todas las explicaciones posibles. Este análisis supone considerar las correlaciones entre las medidas de la historia de estrés y las lesiones para grupos de sujetos que están dentro de categorías superiores e inferiores en las variables reguladoras. Este acercamiento estadístico podría identificar los efectos moduladores que no han sido detectados en los análisis de regresión múltiple.

    Las investigaciones futuras deberían evaluar la raíz del problema, la propia respuesta de estrés. Los deportistas varían en la historia de estrés, en la personalidad y en los recursos de adaptación y varían, por tanto, en su respuesta al estrés. Por ejemplo, una evaluación debe fijar una línea base teniendo en cuenta el estado de ansiedad de los deportistas, su visión periférica, atención y la actividad EMG de ciertos grupos musculares y observar el cambio en condiciones de estrés. Los datos de las respuestas del estrés cuando se usan junto con las pruebas de papel y lápiz, demuestran un cuadro más claro del riesgo de lesión y son el mejor fundamento para la intervención con programas que reduzcan el riesgo de lesión.

    Otra de las cuestiones que sería importante dilucidar es que tipo de intervenciones son más eficaces y que poblaciones son más sensibles a éstas y por ende donde es posible obtener las mayores cotas de mejora.

    Los psicólogos deportivos deben comenzar a educar a los entrenadores y al personal médico deportivo, sobre las variables psicológicas son susceptibles que coadyuvar en el origen de las lesiones. Tales conocimientos podrían llevar a los entrenadores y personas del equipo técnico y directivo a incrementar su conocimiento respecto a los aspectos que pueden afectar en la causalidad de las lesiones deportivas. Este aumento de sensibilidad incluso podría llevar incrementar el apoyo social y, por ende, una potencial amortiguación de algunos efectos nocivos del estrés.

    Aunque las lesiones son algo natural en la vida de los deportistas, es muy importante minimizar la frecuencia y severidad de éstas. El impacto de los factores físicos y psicológicos sobre la frecuencia y severidad de las lesiones no son concluyentes pero sí criticables y evidentemente precisan de investigaciones más profundas. Pargman (1993) destaca la necesidad de más investigación para disminuir los conflictos y lagunas existentes en la literatura relacionada con las bases psicológicas de la lesión deportiva, defendiendo a la vez que el desarrollo de programas de rehabilitación y la prevención de lesiones deberían ser abordados desde el enfoque psicológico tal y como también lo hacen los enfoques anatómicos, mecánicos y biológicos.

    Para finalizar, las revisiones indican que las causas psicosociales de las lesiones deportivas son problemas multifacéticos. Por consiguiente, se hace necesario incorporar un proceso de evaluación de multidimensional que debería contemplar un plan de investigación fructífero que identifique los procesos psicológicos.


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