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EL ESTADIO DE PACAEMBU. Plínio José Labriola de C. Negreiros. | ||||
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Después del largo desfile, cuando todos los deportistas estaban dentro del campo, simétricamente acomodados, de frente hacia la tribuna de honor, cubierta de autoridades, el prefecto de Sao Paulo, Prestes Maia, pronunció su discurso:
"(...) -Fundador y ejecutor del Estado Novo en Brasil, definió, cierta vez, en presencia de nuestra gloriosa Marina de Guerra, como el instrumento de las verdaderas aspiraciones y necesidades nacionales. Actualmente, es bajo la inspiración de esa idea que trabajamos en Sao Paulo. Y fue, precisamente para que vuestra excelencia pudiese testimoniar, con sus propios ojos, ese esfuerzo que Sao Paulo, por la voz de su Interventor, pidió a vuestra excelencia se dignase asistir como invitado principal a esta fiesta inaugural. Nuestro estadio es, señor Presidente, la afirmación de un programa constructivo. Habiéndonos comprometido desde un comienzo, pusimos en su ampliación y en su conclusión nuestro mejor empeño. Y así, como reconocemos el honor de la iniciativa a las administraciones que nos precedieron, reivindicamos, para el presente, la gloria de su ejecución, de grandiosa dimensión y composición, que hoy se estrena. Surgen una serie de cuestiones de ese discurso de Prestes Maia; sin embargo, de esta manera, sólo dos serán destacadas: el problema en cuanto al uso del Estadio Municipal y las intrincadas relaciones entre el estado de Sao Paulo y el gobierno federal. En cuanto al primer punto, el prefecto de Sao Paulo, "constructor de Pacaembú", no disfrutaría de ver su obra, en forma prioritaria, utilizada exclusivamente para las grandes competencias del deporte más popular de la ciudad: el fútbol. Además, el tema se presentaba de manera más específica: la limitación era contra el fútbol profesional, muy mal visto por parte de los teóricos de la Educación Física. Incluso luego de siete años de la oficialización del fútbol profesional en Brasil, este deporte seguía siendo considerado como un instrumento de deseducación física y moral. O sea, en un momento en que era común asociar actividades físicas y deportivas con el "mejoramiento de la raza", el fútbol era mal considerado. Las razones eran varias, pero vale la pena resaltar una: no existía ninguna posibilidad de conciliar educación moral, cívica y física con practicar deporte obteniendo beneficios materiales. El deporte saludable debía ser, necesariamente, amateur. Además, según Prestes Maia, el estadio debería servir para que un gran sector de la población de Sao Paulo pudiese utilizarlo para su mejoramiento físico, siempre relacionado a los otros aspectos enfatizados. Y más: el estadio debería ser el espacio de las grandes manifestaciones de masas, como si fuese un templo preparado para ese fin. Por otro lado, el prefecto enfatiza de qué manera Sao Paulo es una referencia para el Brasil. Desde 1930, con la ruptura político-institucional que le quita espacios de poder a las élites paulistas, principalmente las agrarias, Sao Paulo buscó una reacomodación junto al poder federal. Si ese intento de las clases dominantes paulistas generó la guerra civil de 1932, al año siguiente, las divergencias parecían haber encontrado el camino de la conciliación. Esta tuvo como momento culminante la elección de Armando de Sales Oliveira como interventor en Sao Paulo. Sin embargo, esta cuestión es mucho más compleja, tal como lo demuestra la investigación de Mónica Pimenta Velloso acerca de las relaciones entre los regionalismo y los avances en la concepciones que apuntaban a la necesidad de la construcción de un nación en Brasil.18 En este trabajo se discute cómo la tradición regionalista en el pensamiento brasileño se va a enfrentar, en los años '20, con un debate en el medio intelectual, que apuntaba a la necesidad de construcción nacional a partir de esa misma tradición regionalista. El análisis de Mónica P. Velloso va más allá en esa investigación: cómo surgirá en Sao Paulo un grupo de pensadores, muchos ligados al arte, la vertiente del modernismo llamada verde-amarilla, preocupados en mostrar que el camino de la construcción de la nación en Brasil, pasaba por San Paulo. O sea, si la dirección política del país apenas pasaba por Sao Paulo, en términos de construcción de la nacionalidad Sao Paulo sería el punto de referencia, ya que el verdadero espíritu nacional, según esos pensadores, estaba estrictamente ligado a esos adalides, capaces de gobernar. En fin, no le cabía a Prestes Maia, ningún enfrentamiento con Getúlio Vargas, menos en aquel momento en que el régimen parecía estar pasando por su momento de mayor estabilidad y aceptación. Correspondía, sí, mostrar como Sao Paulo, mucho más que otra región del país, contribuía de manera decisiva para ubicar al Brasil en marcha hacia un progreso acelerado. Después del discurso del prefecto paulistano, continuando con la fiesta del Pacaembú, vendría el discurso -improvisado, según la crónica de Estado- del presidente Vargas:
"Al declarar inaugurado el Estadio, con la sensación de las entusiastas y vibrantes aclamaciones con que fui recibido, no puedo dejar de dirigiros algunas palabras de vivo y sincero elogio. Este monumento consagrado a la cultura física de la juventud, en pleno corazón de la capital paulista, es motivo de justo orgullo para todos los brasileños y autoriza aplaudir merecidamente a la administración que lo construyó. Vargas simplemente reafirmó, con su discurso, una concepción corriente en la época acerca del papel de las actividades físicas y de la necesidad de amplios espacios para manifestaciones de carácter cívico-político. Como así también, a su manera, exponer el papel de Sao Paulo en ese momento de la historia del país. Y los festejos llegaban a su fin, todavía con la participación del presidente, en otro de los momentos muy simbólicos.
"Anochecía cuando ingresaron al Estadio los deportistas de la Policía Especial que habían traído de Río, en una carrera de relevos, la Bandera Brasileña ofrendada por el Fluminense F. C. -Primer estadio construido en Brasil- para ser izada en el más grande y más moderno Estadio de América del Sur. Finalizaba la ceremonia y comenzarían, al día siguiente, los encuentros deportivos, todavía como parte del largo programa de festejos por la inauguración del Estadio de Pacaembú. El campo de fútbol del estadio, recién utilizado por los atletas que habían desfilado, fue escenario de dos partidos de fútbol: Palestra Italia -subcampeón del campeonato de Sao Paulo de 1940- contra el Coritiba F. C., campeón de Paraná; en el partidos siguiente, el Corinthians Paulista, campeón de 1940, jugaría contra el campeón mineiro, el Club Atlético Mineiro. Esos partidos tenían como único fin complementar la celebración de la fiesta. En relación a ésto, el Estadio Pacaembú, efectivamente, va a ser conocido por el fútbol. Si al mismo tiempo, para ese deporte, el nuevo estadio representó un importante respaldo, el fútbol, ahora un deporte muy popular, crecerá en prestigio y atención de los simpatizantes. El fútbol en Sao Paulo pasó a vivir un momento muy especial en su historia. Y eso fue gracias no sólo al nuevo estadio, sin también por los efectos de la Copa de 1938 y, un poco más tarde, por la llegada a Sao Paulo del jugador carioca Leónidas da Silva, considerado un gran jugador del seleccionado brasileño de fútbol en la Copa disputada en Francia y el mejor jugador de ese deporte en aquel momento. Para el fútbol, sin duda, el surgimiento del Estadio de Pacaembú significó una importante divisoria de aguas. Es posible hablar del fútbol en Sao Paulo antes del Pacaembú y con él. No obstante, a pesar de que el fútbol encontró en el Estadio de Pacaembú un espacio para su expansión fue, por lo menos en el período que denominamos Estadio Nuevo, muy utilizado para las concentraciones políticas organizadas por el gobierno. Muy semejante a lo que aconteció con el Estadio de Sao Januario de Vasco da Gama de Río de Janeiro -el mayor estadio del país hasta la aparición del Pacaembú-, en las conmemoraciones del 1º de mayo, transformado por el gobierno de "Día del Trabajo", a "Día del Trabajador". Así, el Estadio de Pacaembú, construido también con esa finalidad se transformaba en escenario de fiestas cívicas. Sobre esta cuestión, Claudia Schemes, que en una investigación reciente, analiza esas manifestaciones, tanto en el Brasil de Vargas, como en la Argentina de Perón, afirma:
"Cuando analizamos las fiestas cívicas en el varguismo y el peronismo, también percibimos la tentativa de producir, a través de ellas, una imagen de alegría, unidad y armonía. O sea, esas fueron las características destacadas de la inauguración del Pacaembú, que pasaría a ser escenario de otras grandes fiestas cívicas, como la fiesta del 1º de mayo. "En el Brasil de Vargas (...) se enfatizaba la originalidad del 1º de mayo: las conmemoraciones pacíficas y alegres de esta fecha se diferenciaban en Brasil del resto del mundo"22 , pues:
"El 1º de mayo tiene en todo el mundo un sentido de reivindicaciones conquistadas con la lucha y el sudor. Mientras que en Brasil, el 1º de mayo es una gran oportunidad, un gran día de fiesta, de armonía y de colaboración de las clases trabajadoras con el gobierno y con las otras clases (...) Sin embargo, durante el Estado Nuevo, el Estadio de Pacaembú no era solamente un escenario para las fiestas del 1º de mayo, sin ninguna relación con el fútbol. Por el contrario, en esas fiestas, era común que se realizara un importante partido entre los principales clubes de la ciudad. Y el público de esos festejos era una mezcla de simpatizantes con trabajadores vinculados a sindicatos controlados por el Estado. Manifestaciones sindicales se juntaban con los simpatizantes:
"Poco después de las 14 horas, la gran plaza de deportes presentaba un aspecto impresionante, no sólo por la multitud que en ella se apretujaba, sino también por desplazamiento de una enorme cantidad de banderas, estandartes y distintivos, agitados por la muchedumbre. Las hinchadas del 'Corinthians' y del 'Sao Paulo', en su uniforme blanco, se destacaban sobre el fondo claroscuro de la multitud. La característica eminentemente popular de las festividades y de los homenajes al sr. Getulio Vargas era ensalzada por la cantidad, enorme, de señoras y niños presentes, en una comunión expresiva de sentimientos de aprecio y simpatía hacia el Jefe de la Nación. La 'caparazón' del estadio presentaba, también, un bello aspecto. Ornamentada en toda su extensión, abrigaba, lateralmente, bandas de música del Ejército, de la Fuerza Policial del Estado y de los boys scouts. Y no puede quedar duda que la unión entre el estadio de Pacaembú y la llegada de Leónidas, trajo una nueva era para el fútbol de Sao Paulo. El estadio pensado por el poder público y por los teóricos de la educación física como un espacio para la formación física, moral y cívica de la juventud, se volvía, con una rapidez inusitada, escenario de grandes partidos de fútbol, con un público cada vez más numeroso y más apasionado. El juego estelar de Leónidas demostraba eso. Proyectado y construido para ser un espacio dedicado al 'fortalecimiento de la raza' -como una gran plaza de deportes para que el interés por el fútbol también fuese interés por el atletismo, por la gimnasia rítmica y por otros deportes-, el Pacaembú pasó a ser poco a poco para los apasionados por el fútbol el lugar en donde verdaderas multitudes podían acompañar un emocionante partido de fútbol. Al mismo tiempo, el uso político que el régimen autoritario hizo del estadio pasó a estar en un segundo plano. En la memoria de los hinchas las imágenes de la estrella Leónidas continúan vivas, pero pocos se acuerdan de las manifestaciones cívicas. Así, es posible considerar la idea y posterior construcción del estadio municipal de Pacaembú como síntesis de una época, en la cual existió una gran preocupación en la cuestión del cuerpo del brasileño. Pero, por otro lado, la construcción del estadio se dio en el seno de un régimen autoritario, que intentó distintos caminos en la búsqueda permanente de la legitimación. Entre estas formas, la construcción de grandes obras arquitectónicas, con un fuerte sentido simbólico. El Estadio surgió en ese contexto, pero terminó siendo más un templo del fútbol, justamente su escenario principal. Notas 1 . Palestra X Paulistano — a assistência, O Estado de São Paulo, 17/11/1919, p. 4. APUD: Nicolau SEVCENKO, Orfeu Extático na Metrópole, São Paulo, Cia. das Letras, 1992, pp. 58-59. 2 . Nicolau SEVCENKO, op. cit., p. 59. 3 . Catálogo-Programa do festejos inaugurais do Estádio Municipal de São Paulo, São Paulo, 27/04/1940, s.p. 4 . Circe Maria F. BITTENCOURT, Pátria, civilização e trabalho, São Paulo, Loyola, 1990, p. 136. 5 . Noticiário - Estádio Municipal - Lançamento da pedra fundamental, Revista do Arquivo Municipal, São Paulo, nº XXIX, novembro/1936, p. 207. 6 . idem, ibidem, p. 208. 7 . idem, ibidem, 208. 8 . Catálogo-Programa do festejos inaugurais do Estádio Municipal de São Paulo, São Paulo, 27/04/1940, s.p. 9 . Visita ao Estádio Municipal do Pacaembú, O Estado de S. Paulo, 24/03/1940, p. 13. 10 . Instruções da diretoria de esportes, O Estado de São Paulo, 09/04/1940, p. 6. 11 . As grandes festas inaugurais do Estádio Paulista, O Estado de São Paulo, 27/04/1940, 10. 12 . idem, ibidem, 10. 13 . idem, ibidem, 10. 14 . Inaugurado o Estádio Municipal do Pacaembu, O Estado de São Paulo, 28/04/1940, p.7. 15 . Idem, ibidem, p.7. 16 . Alcir LENHARO, Nazismo - "O triunfo da vontade". 2ª edição. São Paulo, Ática, 1990, pp. 39-41. 17 . Inaugurado o Estádio Municipal do Pacaembu, O Estado de São Paulo, 28/04/1940, p.8. 18 . Mônica Pimenta VELLOSO, A brasilidade verde-amarela: nacionalismo e regionalismo paulista. 2ª edição. Rio de Janeiro, FGV/CPDOC, 1990. 19 . Inaugurado o Estádio Municipal do Pacaembu, O Estado de São Paulo, 28/04/1940, p.8. 20 . Idem, ibidem, p.8. 21 . Claudia SCHEMES, Festas cívicas e esportivas no populismo: Um estudo comparativo dos governos Vargas (1937-1945) e Perón (1946-1955). São Paulo, FFLCH - USP -Departamento de História, 1995. Dissertação de Mestrado, p. 33. 22 . Claudia SCHEMES, op. cit., p. 44. 23 . O Estado de São Paulo, 01/05/1940. APUD: Claudia SCHEMES, op. cit., p. 44. 24 . Concentração Trabalhista no Estádio Municipal do Pacaembu, O Estado de São Paulo, 03/05/1940, p.1.
Año 3, Nº 10. Buenos Aires. Mayo 1998 http://www.efdeportes.com |