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Natación y embarazo

   
Profesora Nacional de Educación Física
(Argentina)
 
 
María Martina Rama
mrama@chilesat.net
 

 

 

 

 
Resumen
    En este artículo se explican los beneficios de la natación como actividad física ideal para que las mujeres embarazadas realicen ejercicios, teniendo en cuenta los cambios fisiológicos que se producen durante esta etapa.
    Palabras clave: Embarazo. Cambios fisiológicos. Natación.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 50 - Julio de 2002

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Durante el embarazo (estado que tiene una duración de 40 semanas), se producen una serie de cambios fisiológicos, mientras el cuerpo de la mujer se adapta para cubrir diversas funciones. Estos cambios deben ser tenidos en cuenta, cuando se intenta preparar un programa acuático para embarazadas.
Habitualmente se denomina MATRONATACIÓN a los programas de actividades acuáticas pre y post parto.


Sistema circulatorio y nutrición fetal

    El sistema circulatorio de la madre es fuente de oxígeno y nutrición para el feto. La condición del sistema cardiovascular durante el embarazo, es de suma importancia. La cantidad de sangre rica en oxígeno que recibirá el bebé, dependerá de ésta.

    Gracias al los intercambios con la madre por la placenta, el feto puede mantener la constancia de su medio interno (homeostasis) y la normalidad de sus funciones, así como crecer y desarrollarse.

    La sangre del feto circula por las vellosidades coriónicas, que están revestidas por un doble epitelio: fetal y materno.

    El flujo de la sangre materna a través del espacio intervelloso placentario es de aproximadamente 500 mililitros por minuto. El feto recibe oxigeno, glucosa, aminoácidos y otros anabolitos, agua, sales, vitaminas y hormonas; por su parte, elimina hacia la madre CO2, urea, creatinina, etc, y hormonas (estriol).

    En algunos casos (como hipertensión crónica) puede producirse la reducción del flujo sanguíneo materno por el espacio intervelloso placentario por constricción de los vasos uterinos. La disminución crónica en los intercambios feto-maternos interfiere mucho en el normal aumento de peso del feto y poco en su desarrollo estatural. Constituye el cuadro clínico llamado de “sufrimiento fetal crónico”.

    Una actividad de alta intensidad, puede ocasionarle daños al feto, ya que el organismo necesitará rápidamente consumir glucosa (alimento primordial del bebe). Por otro lado, ante la actividad enérgica hay una redistribución importante del flujo sanguíneo, disminuyendo el flujo sanguíneo en el útero y el aporte de oxígeno al bebé.

    El trabajo aeróbico, mejora la condición del sistema cardiovascular, y consecuentemente la labor del aparato respiratorio y previene el riesgo de aumentar mucho de peso.

    Se recomienda trabajar entre el 50% y el 70% de frecuencia cardiaca máxima.

    El porcentaje de intensidad dependerá fundamentalmente del estado físico de cada mujer en particular, como también el volumen total del trabajo, la cantidad de pausas de recuperación y el tiempo de duración de las mismas.

    Algunas mujeres alcanzan las 140 pulsaciones por minuto nadando 12 metros a baja intensidad, otras en cambio, pueden nadar 1000 metros con pulsaciones constantes de 120 por minuto.

    Deberá controlarse la frecuencia cardiaca, para no exceder las 140 pulsaciones por minuto. De esta forma se trabajará aeróbicamente: el aporte energético provendrá principalmente de los lípidos y se aportará al feto sangre rica en oxigeno.

    Es habitual que a partir del cuarto mes aparezcan várices en cualquier zona de las piernas: desde el tobillo hasta los cuadriceps.

    La hipertensión venosa en los miembros inferiores contribuye a la producción de edemas en ellos, que se observa en el 30% de las embarazadas consideradas normales. Esto se debe particularmente por el aumento de peso y la mayor demanda sanguínea al crecer el feto. La sangre circulante por las venas no fluye en forma adecuada, debido a la influencia de tres factores principales:

  • El gran aumento hormonal que acompaña la gestación.

  • La compresión del útero sobre las grandes venas, lo que provoca una acumulación de sangre.

  • La tendencia al excesivo aumento de peso.

    Nadar es particularmente beneficioso en este aspecto:

  • La presión hidrostática favorece el retorno venoso.

  • Las piernas no soportan todo el peso del cuerpo.

    Es aconsejable, no utilizar ropas demasiado ajustadas, para no entorpecer la circulación sanguínea.

    Algunos embarazos requieren de precauciones particulares. Por ejemplo en casos de hipertensión arterial, cardiopatías, asma, bronquitis, gripe, obesidad, diabetes, etc.

    Otro factor a tener en cuenta es: si hasta el momento, la mujer ahora embarazada, ha sido sedentaria. En estos casos hay que tener particular cuidado en el control de la frecuencia cardiaca y la fatiga muscular.

    En todos los casos: la mujer sea saludable o no, sedentaria o activa, deberá consultar al médico antes de comenzar con un plan de ejercicios y contar con su calificada autorización.


Circulación y respiración durante el estado de gestación

Circulación

  • El volumen total de la sangre circulante aumenta mucho durante las primeras 34 semanas de embarazo (incremento del 38%) y luego declina muy poco hasta el término. El volumen de los glóbulos rojos aumenta progresivamente hasta el término del embarazo, en el que alcanza un incremento del 18%.

  • El tamaño del corazón aumenta de 671 ml. en la 14º semana, hasta 746 ml. en las 36º semana.

  • Los latidos del corazón, de 70 por minuto, se acrecientan a 85 (promedio de 10 a 15 latidos más por minuto).

  • El gasto cardiaco se eleva de 4,5 litros por minuto a hasta alcanzar valores máximos entre la 20º y la 30º semana de 6 litros por minuto, para luego declinar hasta el término (5,25 litros por minuto).

  • El aumento del gasto cardíaco no se ve acompañado por la elevación de la presión arterial, ya que se produce una disminución de la resistencia periférica. Durante el ciclo cardiaco normal, la fuerza de la contracción cardiaca, el volumen de sangre en el sistema circulatorio y la resistencia periférica que oponen las arterias y venas determinan la presión arterial.

  • La presión venosa no varia en la mitad superior del cuerpo, pero sube progresivamente en los miembros inferiores debido a la compresión ejercida por el útero sobre la vena cava inferior y las venas iliacas.


Respiración

    Existen varios factores que influyen en el sistema respiratorio durante el embarazo.

  • El útero se ensancha y el diafragma sube, por lo que la capacidad pulmonar puede reducirse.

  • Las hormonas liberadas durante el embarazo pueden hacer que el cuerpo sea más sensible al anhídrido carbónico, dando como resultado la probabilidad de una rápida fatiga por la actividad vigorosa. La progesterona estimula al centro respiratorio, causando la hiperventilación pulmonar con la consecuente hipocapnia característica de la gravidez.

  • La ventilación pulmonar (8 litros por minuto en la 10º semana) aumenta considerablemente hasta alcanzar los 11 litros por minuto en la 40º semana.

  • El consumo total de oxigeno en el organismo aumenta progresivamente. Al final del embarazo es de 27 ml. mayor que en la mujer no grávida, lo que representa una elevación del 14%. El aumento en el consumo de oxigeno se debe fundamentalmente al metabolismo del feto, pero también al de la placenta, miometrio y glándula mamaria, tres órganos que se desarrollan mucho durante el embarazo.

  • El aumento en el trabajo de los músculos que realizan la ventilación pulmonar, y el del trabajo cardíaco, también contribuyen a elevar el consumo de oxígeno. El cociente respiratorio no varía durante el embarazo, por lo que la producción de CO2 aumenta también un 14% hacia la 40º semana.

  • El incremento en la ventilación pulmonar (40%) es relativamente mayor que el aumento en el consumo de O2 y la producción de CO2 (14%).

Agua y temperatura

    Mientras la temperatura corporal considerada como termino medio es de 36.8 - 37º C, esta aumenta durante el periodo gestacional a 37.5 - 38º C, por lo cual la temperatura del agua deberá ser algo más alta de lo habitual, por un lado por la sensación térmica corporal y por otro porque el frío puede provocar contracciones.

    La progesterona eleva la temperatura basal, que se mantiene alta durante la primera mitad del embarazo. Los estrógenos se oponen a este efecto y su predominio al término de la gravidez determina el descenso de la temperatura basal a sus niveles originales. El agua ayuda a que la temperatura corporal sea controlada y que no se eleve excesivamente.

    Hay que evitar acalorarse en exceso, en especial durante los 3 primeros meses de embarazo, por cuanto el bebé en desarrollo no tiene la capacidad de disipar el calor y puede ocasionarle lesiones. No nadar en aguas termales, tomar baños de tina, jacuzzis, etc.

    Una temperatura del agua de 29.5º C - 30.5º C, está en los márgenes de seguridad y comodidad.

    Deberá tenerse en cuenta la higiene del agua y el natatorio: un agua sin riesgo de germen, si es posible sin cloro.

    El útero comprime los uréteres contra el estrecho superior de la pelvis, provocando un aumento de la presión de la orina en los dos tercios superiores del uréter, efecto que aumenta con el progreso del embarazo.

    El flujo renal se eleva en 500 ml. (con respecto a la mujer no embarazada) en la 10º semana de embarazo, y luego disminuye progresivamente hasta el término del embarazo, momento en el cual el flujo renal es prácticamente igual al que existe en la mujer no embarazada.

    Es importante realizar una pausa para orinar si es necesario. Por necesidad y porque eliminar las toxinas del cuerpo, ayudará a evitar infecciones urinarias.

    Es probable que se produzca hinchazón en la cara, los tobillos y muñecas, consecuencia de la retención de líquidos. Es aconsejable beber mucha agua para facilitar el drenaje de los tejidos.

    El 60-65% de la composición corporal es agua. Es necesario mantener una buena hidratación, evitando así alteraciones en la capacidad termorreguladora (regular la temperatura corporal mediante la evaporación del agua por la piel), una posible disminución en el rendimiento y probables calambres (una entrada en calor adecuada e impedir la aparición de fatiga muscular también ayudará a evitarlos).

    Es aconsejable beber 200 mililitros de agua cada 20 minutos de actividad física, como también, antes de comenzar y al finalizar la actividad.

    El agua, desempeña funciones muy importantes: constituye el medio en el que se diluyen los líquidos corporales (sangre, secreciones digestivas, orina, etc.); posibilita el transporte de nutrientes a las células y de productos de desecho desde éstas; ayuda a la digestión al diluir los nutrientes de los alimentos.

    Durante el quinto mes, las articulaciones y los ligamentos se relajan ligeramente, por lo cual hay que prevenir posibles traumatismos. Estos cambios se adjudican a la función de hormonas progesterona y relaxina. No es recomendable realizar deportes en los que pueden producirse caídas o golpes.

    La ausencia de gravedad presente en el agua, impedirá eventuales accidentes. En el agua, se evita el alto impacto articular, por lo cual es muy poco probable que se produzcan lesiones óseas.

    Naturalmente el agua amortigua los movimientos por lo que también se evitarán posibles lesiones musculares, ya que es más dificultoso que se produzcan movimientos rápidos, potencialmente dañinos.

    Es aconsejable, desplazarse en un lugar donde el espacio sea amplio y libre de golpes como patadas u otros.

    La calidad de movimientos a realizar será mucho más amplia que en el suelo. El apoyo del agua resulta cada vez de más ayuda a medida que aumenta el peso en los últimos meses del embarazo. El ejercicio se practica cómodamente en el agua, cuando no es posible realizarlo en el suelo, especialmente aquellos que involucran articulaciones que soportan peso, como la cadera, las rodillas y los tobillos.

    La compresión ejercida por el útero, sobre la vena cava inferior se exagera cuando la mujer está en posición supina (acostada de espaldas). Disminuyen el retorno venoso al corazón, el gasto cardíaco y la presión arterial, constituyendo un cuadro denominado “síndrome supino hipotensivo” que se observa en el 10% de las mujeres embarazadas.

Otros aspectos

    Durante los tres primeros meses (14 semanas de embarazo), el óvulo se implanta y pasa a ser embrión y luego feto. Esta es una etapa crítica del embarazo.

Fecundación y desarrollo embrionario

    El desarrollo comienza con el embrión durante los dos primeros meses, es el período fundamental porque vive su morfogénesis y desarrolla la organogénesis.

    Hacia el quinto día, la mórula se convierte en blástula y el sexto día se produce la anidación.
El día 18 se produce la formación del esbozo cardíaco, el esbozo auditivo y la placa neural.
El día 24 se forma el tubo neural, aparecen los primeros vasos embrionarios y se observa la membrana faríngea abierta.
El día 28 se completa el cierre del tubo neural y se aprecian el esbozo óptico, los pulmones, el páncreas y los miembros inferiores.
A los 30 días mide ya unos 4,5 milímetros, aparece el esbozo olfativo y se cierran las orejuelas.
El cerebro, con cinco vesículas, se aprecia el día 35.
El día 49 se observa un corazón con cuatro cavidades. Los dedos aparecen separados el día 56.
El día 60 la talla es de 30 mm y el aspecto ya está perfectamente definido.
Durante el período fetal, del segundo al noveno mes, los órganos sufren sólo fenómenos de histogénesis y van adquiriendo su desarrollo y posición definitivos. El feto aumenta mucho de talla y volumen.

Postura y fuerza

    Durante el embarazo, muchas mujeres padecen dolor en la zona lumbar o ciática. También es frecuente que el dolor aparezca después del parto.

    Las causas son varias:

  • El aumento del peso y volumen del útero.

  • La musculatura de la espalda se sobrecarga y se contractura.

  • Falta de potencia de glúteos

  • Relajación de los músculos abdominales

  • El sedentarismo

    El aumento del peso y volumen del útero desplazan el centro de gravedad. Por esta razón, la embarazada controla su equilibrio a expensas de una hiperextensión lumbar con la consecuente posición lordótica.

    La hiperlordosis aumenta la carga que soporta la columna vertebral y, obliga a la musculatura de la zona lumbar a hacer un esfuerzo mayor necesario, lo que facilita su contractura y puede desencadenar molestias o dolores en esa zona.

    El aumento de peso hace que la musculatura de la zona lumbar deba trabajar más y agrava la tendencia a su contractura desencadenada por la relajación abdominal, la lordosis y el reposo, especialmente si ya antes del embarazo la musculatura abdominal y de la espalda no eran fuertes.

    Es habitual también la flexión dorsal, durante los últimos meses de embarazo, en especial por el aumento del volumen y peso de los senos, con su consecuente posición cifótica.

    Dichas causas aumentan las curvaturas vertebrales y consecuentemente se producen dolores de cadera, espalda y hombros.

    Flotando o desplazándose en el agua en posición horizontal, se evitará sobrecargar la zona lumbar.

    Otra razón de las posturas inadecuadas son la falta de fuerza de los músculos abdominales, glúteos y cuadriceps. Estos músculos mantienen la postura del tren superior. En condiciones normales, el equilibrio de la tensión de la musculatura abdominal <http://www.webdelaespalda.org/asp_kovacs/muscular.asp> y de la espalda <http://www.webdelaespalda.org/asp_kovacs/comoes.asp> contribuye a que la musculatura se mantenga recta.

    En circunstancias normales, lo glúteos estabilizan la pelvis y aportan un apoyo estable a la columna lumbar.

    Durante el embarazo, al aumentar el peso y variar la postura de la columna vertebral, si la musculatura glútea es escasamente potente puede ser incapaz de estabilizar la articulación sacro-ilíaca, que fija la columna a la pelvis, lo que causa dolor en la zona lumbar baja.

    Si los glúteos están contraídos, los cuadriceps se distenderán y al mismo tiempo se evitará una hiperextensión de rodillas. Entonces los pies podrán soportar mejor el peso adicional.

    Por otro lado, con cuadriceps más fuertes, la presión sobre las rodillas es menor.

    Especialmente en el segundo trimestre de embarazo, los músculos abdominales, son susceptibles de una presión interna ejercida por el útero y debido a esto, a una combinación de cambios hormonales, a una excesiva tirantez y a súbitos movimientos espasmódicos, se produce la separación de los músculos abdominales. Esta relajación es necesaria para permitir el crecimiento del útero en las fases más avanzadas del embarazo, pero si ya antes los abdominales eran poco potentes puede aparecer muy precozmente. De hecho, también en la población general la falta de una musculatura abdominal potente es un factor que aumenta el riesgo de que el dolor aparezca o persista más en el tiempo.

    La relajación de la musculatura abdominal hace que la embarazada se arquee hacia atrás -en postura de hiperlordosis use excesivamente la musculatura de la espalda para mantener su equilibrio.

    Estos mecanismos facilitan que la musculatura de la zona lumbar se contracture y aflore el dolor.

    Es importante mantener la fortaleza y el tono de los mismos, para no aumentar este proceso y recuperar la integridad de dichos músculos durante el período post-parto.

    En flotación vertical dinámica, se trabajaran los músculos abdominales.

    El sedentarismo y el guardar reposo son en sí mismos factores de riesgo para que aparezca dolor de espalda y dure más. Por motivos ginecológicos, algunas mujeres deben guardar reposo durante el embarazo. Otras lo hacen por hábito, sin motivo médico que lo justifique.

    El reposo facilita la adopción inconsciente de posturas incorrectas y la sobrecarga de la musculatura, también provoca con relativa rapidez una pérdida de fuerza y masa muscular, y con ello aumenta la probabilidad de que la musculatura se sobrecargue o lesione.


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