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Caloi, el dinamismo de la ilusión
Jesús Castañón Rodríguez

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 38 - Julio de 2001

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Terreno de juego

    Las combinación de relaciones absurdas y lógicas está presente en el retrato del fútbol estadounidense que se practica en una cancha donde el área es una zona de baloncesto, donde desde la línea de lanzamiento de tiros libres se ejecuta el penalti y en las bandas laterales se colocan los otros futbolistas al rechace. Y también en el canchero o cuidador de campo que pide a un jugador que le eche una mano para eliminar hormigueros gracias a sus tiros envenenados.


2.1.3. El partido de la vida cotidiana

Caloi     La vida diaria es presentada como un curioso campo de juego en el que tiene cabida la interpretación balompédica más insospechada. Es el caso del señor que en el parque devuelve el balón a unos niños soñando que es un gran crack y que cuando es atracado piensa que está en el momento del intercambio de camisetas; del aficionado que remata de cabeza numerosos objetos redondos de su oficina hasta acabar en el hospital; del profesor de piano que ve cómo un niño hace unos toques de control con una corchea y le comenta a su madre que abandone las clases de música para dedicarse al balompié; de la embarazada en avanzado estado de gestación cuyo bebé da patadas mientras el padre toca la panza e imagina que la forma de la barriga es un chut de su niño que abomba la red de una portería; del fiscal que pide para un acusado que la aplicación de la pena máxima y éste piensa que es que le lancen un penalti; o de Adán que hace toques de control de pelota con la manzana ante el enfado de Eva en el paraíso.


2.2. Juegos de lenguaje

    Caloi es uno de los humoristas argentinos más interesantes para el estudio del idioma pues es uno de los autores que más equilibrio ha conseguido entre imágenes y palabras en sus trabajos.

    En Con el deporte no se juega destaca el uso de dos mecanismos lingüísticos: los juegos con el lenguaje figurado y la ridiculización de los tópicos del lenguaje periodístico.


2.2.1. Lenguajes figurados

    Los primeros son aplicados a jugadores, entrenadores, dirigentes, canchas, médicos e hinchas.

Jugadores

    Los lenguajes figurados son un ámbito para recrear situaciones generales, situaciones específicas para cada línea, crear confusiones y dar pie a hechos insólitos. En las primeras destaca el jugador de grandes proporciones al que el entrenador exime de pisar el balón porque los revienta con su peso; el que ha comprendido el sentido de la frase el resultado es un accidente tras cruzarse con la hinchada y acabar escayolado en el hospital.; el que encuentra en un borrador la fórmula para contrarrestar todas las jugadas de pizarrón de los rivales; el polifuncional por su baja calidad en todos los puestos; el que se electrocuta al buscar la descarga de la pared; al que se muestra en desacuerdo con una huelga de jugadores si se le llama huelga de pelotas caídas. También destacan los conjuntos a los que envían dos jardineros, equipados con rastrillos, por si ese día practican la folha seca y el Dream Team o equipo de los sueños que consigue dormir a la afición y a los locutores por su juego aburrido.

    Dentro de las situaciones específicas destaca el guardameta que contrarresta los ollazos del rival con un guante de boxeo; y el que siente un hormigueo en un pierna provocado por hormigas y no por un calambre. En la retaguardia, el defensa rifa la pelota para sobrevivir ante el dinero que les adeuda el club; sale volando porque es el líbero; sube al ataque con una máscara porque el técnico pidió que lo hiciera de forma totalmente sorpresiva; recibe el apodo de el ventilador porque si te agarra te destroza. Y el conjunto de la línea defensiva da lugar a que defensas de diferentes estaturas se coloquen uno detrás de otro para esperar escalonados en defensa y que, ataviados de amas de casa, discutan sobre sus preferencias: barrer, ventilar, abanicar el espacio defensivo. La línea medular presenta jugadores con gorro de cocinero que patean los centros a la olla; futbolistas vestidos de camarero y equipados con servilleta, bandeja, cuchara y cuchillo que se acerca a la banda para preguntar al director técnico si prefiere un lanzamiento de cuchara, cortada o en bandeja. En la delantera, el extremo exagera los centros pasados hasta convertirlos en centro podridos; comenta a un periodista que tenían un contragolpe mortal pero para ellos mismos; y el extremo mentiroso declara a la prensa sus intenciones de jugar sueltos, abiertos, tocando y al ataque en un partido fuera de casa.

    Para las confusiones cabe resaltar la del defensa violento al que el entrenador manda hacer pressing y él cree que el está llamando preso.

    Y en la situaciones insólitas se registran las exageraciones de aplicar en sentido literal el lenguaje figurado hasta llevar a un jugador a esconder la pelota en la espalda, ante el asombro de rivales y árbitro; y hasta tragarse las escaleras del túnel de vestuarios por salir con la cabeza bien alta en las derrotas. Además aparece el entrenador que para cuidar la pelota, la guarda en una caja fuerte envuelta en una almohadilla y una urna de cristal; y se da el caso de que los futbolistas comentan cómo hacen su trabajo los relatores con críticas a su manera de abrir la boca desmesuradamente, exagerar, elidir las eses, hacer dequeísmos o interrumpir excesivamente el relato con publicidad.

Entrenadores

    Caloi retrata las instrucciones de los técnicos a los jugadores. Es el caso del futbolista que se prepara para un cambio. En la primera viñeta emite ocho órdenes: "Fontana, quiero que me juegue de volante retrasado, pero mandándose al ataque. Hágame de tapón en el medio, parado delante de la línea de cuatro. Cuando se vaya arriba, hágalo picando en diagonal. Lánceme pelotazos cruzados para los punteros. Trate de tocar de primera en paredes cortas y en las largas, busque la espalda de los marcadores centrales. No se olvide de amagar y buscar la pausa o el cambio de ritmo. Rote para desmarcarse y provocar claros para la subida de un compañero. Gambetee a la carrera y pruebe la media distancia". En la segunda, traza otros siete consejos: "Llegue al cabezazo cuando desbordan los punteros y en los córners. Si descarga la pelota hacia un costado, pase por detrás del que recibe y pique por la punta. Cuando perdemos el balón baje siempre tapando. Releve a los defensores que se van al ataque y, a la vez, tome la marca de los defensores rivales que se desenganchan y proyectan a la ofensiva. Meta pierna y mande ahí en el medio. Tome los tiros libres y preste atención a la jugada del offside. Si hay penal lo patea usted y acuérdese de pararse delante de la pelota hasta que se acomode la barrera en los tiros libre en contra…". Y en la tercera, resume: "Ah, otra cosa, Fontana… Juégueme suelto sin preocuparse por nada".

    A la orden de practicar fútbol total, deben entender que "total, nos van a pasar por encima"; cuando manda hacer una pausa creen que van a un corte comercial como consecuencia de conceder tantas notas y entrevistas a la radio y la televisión; manda marcar hombre a hombre a su jugador más desaliñado, con las medias bajadas, una bufanda y melenas al viento y lleva al delantero de la entidad andando a cuatro patas y amarrado con una cadena para desarrollar el olfato de gol.

    El entrenador también es un ser enfadado que riñe a su portero porque le dijo que en los penaltis se podía tirar para cualquier lado y el meta interpretó que también valía hacia atrás; abronca a un defensa que al no saber sumar en la vida real es incapaz de luchar por las pelotas divididas; alaba a un jugador por ser el mejor jugador sin balón de todos los tiempos pues no tocó ni una bola todo el partido, resalta la moderna calidad de un jugador comentando que no es un jugador de madera sino de plástico; y que es recibido por la directiva como una especie de fusible ante los malos resultados.

Dirigentes

    Los directivos realizan juegos de lenguaje ante las dificultades económicas: proponen no comprar cuatro volantes para hacer un rombo en el medio del campo y sustituirlo por un jugador bruto que es un cuadrado en cualquier lugar del campo; piden al entrenador que deje de comentar que su equipo es un conjunto con hambre ya que están haciendo sandwich a todos sus jugadores; y recomiendan al director técnico que se podía hacer cargo de un plantilla con un buen semillero de jugadores no con un buen semillón (borrachera).

Terrenos de juego

    El terreno de juego adopta formas curiosas, con labios en la base del poste de una portería para demostrar que la pelota salió fuera besando el poste y los estadios cuentan con diversos huecos a distintas alturas en la pared de la tribuna en función de las diferentes localidades: platea alta, platea baja, general y colados gratis.

Médicos

    La forma de hablar de los médicos es satirizada en una entrevista a pie de campo con el diagnóstico de jugador lesionado ("Hipoxia tisular con incremento del ácido láctico sanguíneo seguido de contracturas musculares múltiples") al que apostilla: "O sea, una palma que se muere".

Hinchas

    Los modos lingüísticos de los hinchas aparecen con el aficionado gordo de un equipo que comenta al entrenador que el grueso de la afición lo apoya.


2.2.2 Tópicos del lenguaje periodístico

    Están presentes en las declaraciones de jugadores y entrenadores y en la seducción que ejercen las palabras en la violencia de los aficionados.

Jugadores

    En cuestiones generales los periodistas realizan preguntas sobre aspectos que se contestan con los hechos: el ánimo con que afronta un equipo un encuentro trascendental mientras saltan al campo haciendo toques de control a una bomba; saber si un futbolista está peleado con la pelota mientras pica un balón con un cuchillo de cocina; el jugador que responde "¿de qué?" a si es cierto el dicho "el jugador es siempre el último en enterarse"; los futbolistas ancianos que declaran que ya se nota el trabajo no de la última década en su gol; la crítica al esquema táctico 2-5-3 mientras piensan que la habrá sacado del futbolín; el jugador atravesado por una manecilla de reloj habla sobre sus sentimientos de la lucha contra el reloj en el último tramo de un partido; e incluso el periodista solicita precio a un jugador por responder negativamente a la pregunta "¿Existe soborno en el fútbol?"... Especialmente llamativo es el caso de las concentraciones, con los sentimientos de futbolistas vestidos de presos, con sus pensamientos mientras los montes, los árboles, el humo de las casas y las nubes toman forma de mujer y con el periodista melenudo que tras preguntar a los jugadores si llevan mucho tiempo concentrados, le responden: "Muchísimo, preciosa...".

    También se presentan situaciones específicas por líneas. El arquero situado ante una gran portería es preguntado por sus sentimientos cuando le van a lanzar un penalti y por si fue un espectador más del partido mientras se retira con un parasol con los colores del equipo en una mano y en la otra una corneta para animar. En la defensa, destaca la entrevista a jugadores de aspecto embrutecido que declaran que el partido estaba igualado hasta que el entrenador les mandó pensar un poco y entonces perdieron por goleada. En el centro del campo, un mediocampista da una entrevista en la banda y a la jugador "¿Es cierto que usted y el puntero izquierdo se entienden prácticamente de memoria?", grita su compañero desde el campo mientras controla la pelota: "Totalmente, cierto". En la delantera, se aborda a un jugador acuchillado que abusa de la táctica del fuera de juego y se le pregunta si eso no es jugar en el filo de la navaja; se solicita a un delantero que tiene en la frente el marco contrario el secreto para ser un gran goleador; y se pregunta a un jugador habilidoso, capaz de resolver una jugada en una baldosa, por su bajo rendimiento alegando éste que en ese césped era imposible encontrar un pedazo de mosaico.

Entrenadores

    Aparecen paradojas en el entrenador obeso al que la directiva le pide la dimisión porque en las etapas de resultados negativos el "hilo se corta por lo más delgado" y también se resume la riqueza de lenguaje de las charlas técnicas: "Vamos, vamos, ¡eh! ¡Fuerza! ¡Huevo! ¡A meter! Vamos".

Hinchas

    El poder de seducción de la palabras en la violencia de los hinchas es reflejada en el aficionado que golpea a un jugador con una loseta de terrazo porque quería comprobar si era cierto lo que decían de que dicho futbolista era capaz de gambetear una baldosa. Y además, en el amanerado que tras leer las crónicas deportivas se acerca admirativo a un crack tildado como "El último hombre".


2.3. El periodismo

    El periodismo acoge la captación de momentos increíbles por los fotógrafos y los relatos increíbles de reporteros y locutores.

Fotógrafos

    Los fotógrafos protagonizan momentos insólitos: equipados con máquinas antiguas de retratar, con trípode y cortinilla, dudan sobre si les dejaran pasar al campo; captan el penalti desviado hasta el punto de atraparlo con el objetivo de su cámara; consiguen un primer plano sensacional al incrustarse un balón en su objetivo de cañón; disparan fotos con un objetivo de cañón cuyo ruido del motor asusta a los jugadores hasta lanzarse al suelo; son animados por un arquero a trasladarse a la portería contraria para así reflejar los goles del encuentro; situados tras las redes de la portería reciben la visita del entrenador para oír sus comentarios y así armar un buen conjunto desde atrás hacia delante; y también logran que el actor del estreno de Hamlet pose con la calavera en cuclillas como los futbolistas sobre un balón.

Locutores y reporteros

    El reportero emite opiniones sobre la falta de ética de un futbolista que ha agredido a tres jugadores y al árbitro y cuando está en su presencia cambia su crítica por una felicitación; comenta a un jugador cómo piensa recuperar los kilos que pierde en cada encuentro mientras ya le ha dado un bocado al micrófono; explica que un delantero que lleva su cabeza cortada en las manos, se retira del campo por sus propios medios para tranquilidad de los familiares; reflexiona sobre si la expresión "Hay movimiento en el banco" es de origen deportivo o económico; comenta que la pelota iba a hacer patito en un campo encharcado tras ver salir al trío arbitral con la pelota en un flotador; pregunta a un lesionado que es trasladado en camilla si está en su mejor nivel de juego; pregunta a un jugador con un cubo en la cabeza si el gol en el primer minuto de juego le cayó como un balde de agua fría; y demanda a un directivo por el objetivo de la gira de su equipo por Europa mientras los jugadores saltan al campo con un etiqueta que marca el precio de su traspaso.

    También entrevista al técnico del equipo campeón en una playa mientras va vestido con atuendo de turista, cámara de fotos, sombrilla, gafas de sol, etc.; a un entrenador sobre la repercusión del trabajo semanal a lo que responde que se notó la labor que tienen fuera del fútbol para poder vivir; a un director técnico sobre la ambición de su equipo en un banco roto por numerosos mordiscos, del hambre que tienen; a un entrenador que niega que su táctica haya sido defensiva cuando más bien ha consistido en una adaptación al esquema de juego más conveniente en cada momento: 4-2-4, 4-3-3, 5-3-2 y 11-0-0; a un técnico sobre el primer día de trabajo tras las vacaciones con unos jugadores excesivamente gordos y un campo donde la hierba sobrepasa los dos metros de altura. Y recoge las declaraciones de un jugador desconcertado tras haber recibido siete goles al comienzo del partido; de otro con los pelos de punta por sus electrizantes jugadas; de un portero desmemoriado que se equivoca de lado al bascular a la hora de atajar los penaltis rivales; de un arquero muy goleado apodado "Pie plano" por tener muy vencido el arco; de jugadores con el pelo alborotado, sobre cómo sintieron la reaparición de un jugador mandó que ordena con sus gritos; de un futbolista con brocha y bote de pintura en la mano que declara salir preparado para pintarle la cara a cualquiera; de otro que manifiesta que siempre juegan mal porque cuando lo empezaron a hacer así acababan ganando los partidos; o de un grupo que mantiene intacto el espíritu desde que empezaron en el barrio basado en mandar al más gordo a la portería. Además, los periodistas se acercan al saque de esquina para preguntar al futbolista que lo va a lanzar qué número de córner es o acompañan a un ariete hasta el vestuario del equipo derrotado para hacerles unas entrevistas.

    Sufren situaciones llamativas al agolparse en el lateral de la red de una portería, justamente el contrario a aquel desde un futbolista ejecuta sus lanzamientos de esquina cerrados; al perseguir a un delantero sin puntería que ha golpeado a un fotógrafo dejándolo inconsciente del balonazo; al convertir el trabajo de la redacción en un partido cuando un redactor, con la marca de una patada en la espalda, explica a otro que le rechazaron una nota sobre fútbol con cara interna de pie derecho; al entrevistar a un perro vestido de árbitro que responde: "A veces cuesta hacerle entender a la gente que uno es un ser humano y se puede equivocar como cualquiera"; al ver cómo un jugador se detiene ante el micrófono de ambiente para explicar a la audiencia el tipo de saque de esquina que va a ejecutar o cómo hace ejercicios de control de balón con el micrófono del periodista; al solicitar un técnico de televisión con un cartel la repetición de la jugada de gol por problemas técnicos; al colocar esparadrapo en las bocas de todos los espectadores de una grada para tener que evitar andar cortando el sonido de ambiente cada poco tiempo.

    Los locutores son acusados de no saber desprenderse de la forma de hablar del tablón o las gradas populares. Entrevistan a un jugador colocando la pluma como si fuera un micrófono. Narran la lesión de un jugador ante la llegada del coche fúnebre con el comentario: "Es probable que la lesión sea más grave de los suponíamos". Asisten al amargo sabor de la derrota con el abatimiento de un futbolista que se confunde de vestuario, que es pegado por un hincha y que cuando presta su micrófono a otros fanáticos, para saber su opinión, lo aprovechan para pasarlo por el larguero y colgar al jugador. Arrojan enfurecidos su micrófono contra el árbitro y siguen el relato del encuentro con una botella.


2.4. La transformación fantástica

    Dos mecanismos: creación de situaciones insólitas de fantasía y la generación de exageraciones.


2.4.1. Un mundo insólito

    El juego de disparates y situaciones insólitas afecta a jugadores, entrenadores, dirigentes, entidad, hinchas, terrenos de juego y árbitros.

Jugadores

    La visión insólita de jugadores afecta cuestiones generales, a las diferentes líneas de los equipos, las jugadas de estrategia, el sorteo de campos y su apariencia física.

    En aspectos generales, un jugador nervioso protesta al entrenador por tener que ser él quien persiga la pelota en un loco o rondo; los futbolistas se motivan en el control antidopaje con la ayuda de duchas abiertas, pósters de cataratas, mangueras echando agua, fotos de niños meando, etc.; patean la cámara de los fotógrafos, lanzan eufóricos papelitos, dan patadas a los perros que custodian el campo, juegan con el banderín del juez de línea; intercambian camisetas con el árbitro porque les ayudó durante el partido; son sustituidos por los enfermeros para conformar la formación de emergencia; van equipados con bota con dientes para conseguir tiros mordidos; protestan porque un árbitro les expulsa tras esquivar una patada que les lanza; se quejan de poder jugar en cualquier puesto y con cualquier número de camisetas pero no con una casaca de talla excesivamente grande; o reflexionan sobre la ventaja del origen humilde de los jugadores argentinos y su capacidad para desempeñar los más variados oficios: tirar caños, hacer paredes o mandar centros a la olla.

    Los futbolistas violentos o brutos comprenden la certeza del dicho "El fútbol siempre da revancha" al acertar con una patada al rival tras haber fallado en otras tres ocasiones; declaran que han tenido varias ofertas del extranjero pero no se van al ser enemigos de la fuga de cerebros; recriminan al colegiado la pérdida de tiempo que supone retirar uno a uno los trozos que quedan del contrario. Por su parte, las futbolistas se quejan de que en su camiseta no sólo vaya el nombre en la espalda sino también su número de teléfono.


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