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Caloi, el dinamismo de la ilusión
Jesús Castañón Rodríguez

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 38 - Julio de 2001

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Caloi     Además, declaran a la prensa que la vida del futbolista es corta mientras se le viene encima una viga de hierro; muestran que tiene en su poder personal su pase a otro equipo mientras es preguntado si eso no es una prueba más de su exceso de individualismo; quitan el sombrero al periodista para declarar que el entrenador les ha devuelto la confianza en la charla técnica del descanso; esperan a que un locutor abandone la cancha para reanudar el encuentro mientras éste comenta que uno de los males del fútbol es que no se da paso a la segunda parte hasta que no quede nadie dentro del campo; roban la cartera al periodista que lo entrevista mientras manifiestan que siempre les gusta ganar en todo, tanto antes como aficionado como ahora como profesional; declaran que su sueño era fichar por un club y una vez fichados, echan un sueño junto al banderín de córners durante los encuentros; comentan que a pesar de una lesión el equipo siempre ha jugado con sus once componentes.

    La visión disparatada de las líneas del equipo comprende a porteros, defensas, mediocampistas y delanteros. El arquero hace la salida con un pie en alto y una animada bota que saca la lengua al rival; sale a cortar los centros con una sierra; se esconde tras la barrera ante el lanzamiento de un golpe franco; sale de un cañón como un hombre-bala para cazar el balón al vuelo en un penalti; agarra la cabeza del delantero rival en vez de sujetar el balón en un córner; con un saque incrusta el balón en uno de los rayos del sol y pica la pelota ante el asombro de los contendientes; saca la portería de sus anclajes y sale corriendo con ella ante el inminente remate de un delantero; para con su gran nariz un balón inverosímil tras una gran jugada de los delanteros rivales; sustituye la visera por un casco de guerra para no hacerse daño contra los postes de hierro de su meta; lleva una vestimenta multicolor que confunde a un colegiado pues ya no sabe con qué equipo va; está rodeado de papeles de la animación de la hinchada y de un rollo de papel en forma de soga que llega hasta el larguero; habita la jaula de un zoológico dentro de su portería con redes...

    La línea defensiva cuenta con una cola de defensas dispuestos para pegar al 9; con futbolistas que llevan una careta en el cogote y las camisetas puestas al revés para contrarrestar la consigna rival de buscarles las espaldas; con once jugadores encajados en la portería sin dejar el más mínimo resquicio; con defensas equipados con paraguas para sobrevivir a la lluvia de centros a lo loco sobre el área; con un líbero que sale volando del estadio; y con un lateral que logra corregir el defecto de avanzar mirando para abajo después de que le robaran el balón. Los centrocampistas recogen el caso de futbolistas especializados en centros que se acerca con una bandeja y comenta a su compañero si le gustan los centros pasados; de especialistas en amasar la pelota y centros a la olla que antes han sido cocineros; y de mediocampistas que se acercan al banquillo y preguntan al míster en qué consiste abrir la cancha si ya está llena de gente y no cabe nadie más.

    En la línea de ataque, el delantero tropieza con una elástica línea del área pequeña al encarar meta; se viste con capa, espada y calavera al estilo de la época de Shakespeare para comentar al árbitro que si no hacen un poco de teatro los rivales les llenan de patadas y no les pitan a nada a su favor; libra al portero y cuando va a entrar en meta, agarra el balón con la mano y hace un ensayo como en el rugby; aborda una portería de un solo poste en la que se apoya el portero; se queda desnudo y marca un gol tras zafarse del agarrón que le había hecho un defensa; y se planta ante el portero en un uno contra uno y ve cómo el portero huye con la portería; perfuma el aliento del defensa de cierre. Además mantiene una entrevista con Dios para que detenga un poco el tiempo tras lograr un gol y disfrutar viendo cómo lo celebra el estadio; y al pasar junto a la estatua del Primer Adelantado, comenta que no sería posible en la actualidad ya que te sorprenden en fuera de juego y te dicen de todo.

    En las jugadas de estrategia, sacan una chuleta para recordar las órdenes del entrenador y destacan los ruinosos saques de esquina, lanzados con la pierna cambiada, que acaban en la tribuna o el golpeo al banderín de córner o a un perro policía, en vez de al balón para su remate de cabeza por el delantero de turno. También aparecen numerosas situaciones disparatadas en los lanzamientos de golpes francos. En éstos, la barrera se alinea lateralmente como en el metegol; forma con jugadores que se dan la vuelta, se tapan la cabeza, se tapan los ojos y se cubren si mantenerse firmes; y situada junto al balón, protesta al árbitro porque no hay distancia suficiente para la ejecución del tiro libre. Y en su lanzamiento, los jugadores pasan muy bien por encima del balón pero falta quien la patee bien o lo ejecutan de espaldas a puerta ya que golpean la bola de chanfle. Finalmente, un futbolista encarcelado por soborno hace un penalti absurdo contra su equipo y se ofrece a tirarlo.

    En el sorteo de campos, los jugadores se desesperan al ver las evoluciones de un billete de dinero al no haber una moneda para realizarlo y hacen propuestas al colegiado como que el gol de arremetida y el de rechazo valen por dos tantos.

    También forma parte del mundo insólito de los futbolistas su apariencia.

    Es el caso del jugador con patas de caballo que se pone una cola de caballo como peinado ante la indignación de su entrenador y del defensa que no usa espinilleras porque el que da patadas es él. Y también del jugador de baja estatura al que la directiva le dice que es el único que no puede ir a menos; del de las piernas arqueadas al que el entrenador ordena que no forme en ninguna barrera porque siempre deja un hueco para que lancen directo a portería; y del de piernas de descomunal tamaño y cuerpo pequeño mientras el entrenador comenta que cada vez está más a favor del desarrollo de una educación física integral desde la infancia.

Entrenadores

    El entrenador es retratado como un ser que da órdenes disparatadas: advierte al portero que la orden "Nuestra única preocupación tiene que ser el marco contrario" es válida para todo el equipo menos para él; al no contar con los fichajes solicitados manda a un futbolista que haga de peón de brega, suba al ataque y llegue a la línea de fondo... para ser cambiado por otra pieza como en el ajedrez; pide que suelten al libero, que se encuentra enjaulado como una fiera; explica a sus futbolistas negros que cuando manda pase al claro quiere decir al hueco y no a Méndez el jugador blanco del conjunto; y solicita a un jugador que deje de controlar el balón con la ayuda de la mano pues ya les han pitado en contra 10 manos y dos penaltis.

    Además, se alegra al saber que los jugadores de ajedrez llevan un gran equipo de analistas mientras que a él no le hicieron caso cuando recomendó la incorporación de psicólogos a los equipos de fútbol; espera que no tenga que pasar el control antidopaje un jugador, cuya orina que traza llamativas y curiosas trayectorias antes de caer el urinario; y se sitúa entre las líneas discontinuas del área técnica, que son sesgadas por unas tijeras como si fuera un recortable.

Dirigentes

    Los dirigentes son retratados en cuclillas agarrando el maletín, como si fuera un balón, para hacerse una foto. Preguntan a los directores técnicos por el gaucho que contratan como ayudante de campo o por las compras que realizan para reforzar el plantel: piñas, zanahorias, fruta, verduras... Pero ante todo, toman decisiones curiosas: buscan un ascenso y dos cadetes por el pase de una secretaria privada en una reunión; mientras sostienen la paloma de la paz es avisado de que un plantel enfurecido desea hablar del tema de los contratos; contratan los servicios de un locutor deportivo para que narre al público lo que pasa en el campo a través de los servicios de megafonía y así paliar la escasa visibilidad por problemas de la iluminación artificial en una cancha.

Entidad

    El mundo insólito de las entidades deportivas aparece en los festejos del club que debiera aplazar un encuentro que se juega al día siguiente de la fiesta de aniversario y en la vuelta olímpica que darán los entrenadores, jugadores y directivos en las tribunas ante la invasión de campo que se produce tras un partido en el que el club se proclama campeón.

Hinchas

    El mundo insólito de los aficionados lleva a que los hinchas pobres de un equipo campeón, que se desplazan al campo en carro destartalado, vean cómo se les sube un neófito ante la queja del dueño de que ese arribista se suba al carro de los vencedores. Y también produce que el público de una grada forme una torre humana para recrear la figura de una ola.

Terrenos de juego

    Un nuevo ámbito para la fantasía está compuesto por los cuidadores de las canchas que almidonan la red justo el día en que reciben seis goles que quedan marcados en las mallas; ponen la red de la portería en paralelo al suelo a la espera de los vuelos de su arquero; se sitúan junto a la boca del túnel de vestuarios para recibir a los jugadores con el letrero "Prohibido pisar el césped"; explican al técnico mientras tiran de una palanca cómo logró inclinar el campo hacia la portería rival una vez que pidió a todo el mundo una aceleración en la línea de 3/4 de la cancha; trazan la línea imaginaria de medios porque los jugadores no tienen creatividad; pintan unos rayos a la media luna del área para que parezca una puesta de sol; pasean por la cancha junto a su perro mientras sueña que hace geniales jugadas, chuta una bola de papel y se la ataja el perro; recuperan con una caña de pescar los balones que van al foso entre los comentarios de los espectadores que afirman que nunca acudirán si no ponen carnaza en las cañas; y navegan con lanchas motoras por el foso para recuperar más deprisa los balones que caen en él.

    Además del canchero aparecen otros empleados del estadio como el encargado del marcador electrónico que para que aparezca el rótulo gol salta por las teclas del mismo como si estuviera ante unas lianas al estilo Tarzán; los auxiliares sanitarios que acuden en un jeep loco para perder el tiempo con diversas piruetas; el chamarilero que encuentra un gran negocio recogiendo cintas, botellas y papelitos tras recoger los restos de la animación de la hinchada en un partido; y el perro, que acompaña al policía en el córner, ejecuta los saques de esquina para que el equipo al completo pueda rematarlo.

    Los terrenos de juego presentan un socavón en el centro como consecuencia de no abrir el juego a las bandas, se convierten en una pradería de ganado a la que se accede por una portilla hecha con palos; cuentan con una zona de córner en la confluencia del área grande y la línea de fondo con el fin de ejecutar los "corners cortos"; desarrollan extremas medidas de seguridad con un foso que cruza todas las líneas interiores y exteriores de la cancha; y están señalizados con carteles de "Peligro de gol", "Cuidado con el stopper", "Evite el offside", "Área penal, precaución", "Al túnel", "Círculo central", "Respete al arquero, ¡no fusile!"

Árbitros

    El trío arbitral registra la relativización de la autoridad del árbitro y la violencia que sufren sus auxiliares.

    El colegiado principal es el punto de mira de jugadores que tras protestar la tarjeta amarilla por la aparatosidad con que le fue mostrada son expulsados por el colegiado tras acceder a las puertas de un castillo, subir una escalinata, recorrer un pasillo con soldados que le rinden honores, subir a un balcón, hacer sonar las fanfarrias, llamar al jugador y mostrarle la tarjeta roja con un rayo de luz especial y su aparición en el marcador electrónico; que piden al árbitro que pite falta por acoso sexual al ser agarrado desde la espalda por el rival; que solicitan que una hinchada no increpe al portero rival ya que el reglamento no permite cargar al arquero en el área pequeña.

    Se convierte en centro de situaciones insólitas como la árbitra de fútbol femenino, con tarjetas de múltiples colores, que pregunta por cuál combinará mejor con el fútbol violento. También inspecciona varias zonas del campo y se hunde en la zona del barro del área chica mientras es rescatado por los bomberos; es requerido por un equipo sin hinchada para que sea su jugador número 12 durante el encuentro; tira un penalti porque suele estar tan encima de las jugadas que es difícil para los futbolistas no hacerle falta; pregunta a un combinado el motivo de que estén doce sobre la cancha (once y el fantasma del descenso); ante las constantes protestas de jugadores solicitando tarjetas para sus rivales, decide repartir entre ellos tarjetas amarillas y rojas para que se las saquen a sí mismos directamente.

    En el caso de los jueces de línea destaca la reflexión de auxiliar que considera el cambio del lanzamiento de botella por el de envases de tetrabreak como el mayor avance en la lucha contra la violencia de los espectadores.


2.4.2 Exageraciones

    Jugadores, entrenadores, dirigentes, terreno de juego y árbitros son motivo de numerosas exageraciones.

Jugadores

    Las hipérboles en las que participan jugadores abordan cuestiones generales, aspectos específicos por líneas, jugadas de estrategia y otras situaciones.

    Entre los aspectos generales destacan: el jugador de un equipo pobre, que viste una camiseta harapienta, pide al árbitro el final del encuentro para poder intercambiar las camisolas y así conseguir una más nueva; los rivales que en el sorteo de campos se lanzan patadas a la espinilla; los futbolistas que se disfrazan de payasos para recuperar la alegría para el fútbol; jugadores gordos y barrigudos que preguntan al rival cómo adivinó que no hicieron pretemporada; viejecito al que se rinde homenaje en su club de origen tras haber logrado recuperarlo para el club tras una fructífera campaña en Europa; el jugador que gestiona la publicidad para su propia camiseta, según acuerdo con la directiva e incluye anuncios clasificados; futbolista desmayado tras recibir un botellazo es retirado por un compañero que le pide que no se dé por aludido; y afortunado capitán de equipo que en el sorteo de campo ha conseguido las dos porterías

    Un aspecto interesante está conformado por los jugadores lesionados: los hay con una lesión en una pierna que son asistidos por fisioterapeutas que tras confundir el anestésico en aerosol con el desodorante, les atienden las axilas; también son auxiliados por masajistas que para perder tiempo llevan agua milagrosa y un termo de mate en vez de un bidón de agua; están los que para perder tiempo son sacados en camilla y reclaman una manta y una bolsa de agua caliente para no enfriarse; algunos preguntan al médico si podrán volver a la práctica intensa del deporte del ajedrez.

    Los equipos dedican media hora diaria a ensayar el festejo de los tantos, después de que su entrenador lo haya visto en su etapa europea; resuelven todos los problemas económicos y deportivos justo cuando termina el campeonato; sólo aceptan retos al metegol; desarrollan una táctica defensiva con cuatro porteros; en los tiros libres dicen unas palabras alusivas al cargo de lanzador, la barrera entona un himno y se bendice la pelota ante la desesperación de algunos espectadores; y cuando se han formado combinados improvisados, al final del partido, en vez de saludar al contrario se presentan entre sí sus componentes.

    Se registran exageraciones específicas por líneas del equipo. Es el caso del portero que monta un quiosco de bebidas en la portería como consecuencia de los atrasos en el abono de los sueldos; y saca balones altos y largos para eclipsar el sol con el balón. Los defensas encuentran en la zancadilla la manera de parar la gambeta endiablada del rival; tapan con la bota los ojos del delantero centro rival para que adivine quién es; tienen en el salón de su casa varios trofeos: la pierna fracturada de un rival, las botas con tapones largos que empleaba, los banderines rotos, la camiseta llena de manchas de sangre, las mandíbulas rivales rotas, los balones reventados, etc.; y no entienden cómo un delantero puede meter un gol en una portería antes de que empiece un partido y él no pueda dar una patada a un delantero cuando abandona el campo. Los delanteros regatean, sin levantar cabeza hasta salir del estadio y sortear farolas y autos; meten en la portería al guardavallas de una patada tras parar todos sus remates en un partido; llegan al hospital tras ser arrollados por la salida en tropel de una defensa con el fin de provocar el fuera de juego; se amontonan en una banda par recoger los centros pasados; solicitan un aumento de sueldo por hacer de sparring para el defensa central en los entrenamientos; son tan feos que tienen una gran capacidad para buscar huecos y crear el vacío mientras los rivales huyen.

    En las jugadas de estrategia, destaca cómo los lanzadores de un golpe franco dicen frases infantiles mientras los defensores creen que están ensayando una jugada de estrategia, así como un especialista saca un lapicero para calcular cómo debe lanzar la parábola del balón en un tiro libre.

    Además, las exageraciones están presentes en la madre que representa a su hijo y pregunta "¿Y a cómo pagan el gol acá?" y en el párroco de una entidad que obliga a los jugadores a persignarse, bautizarse y comulgar antes de saltar al terreno de juego.

Entrenadores

    El entrenador hace saludar a sus jugadores a la cámara de televisión porque sus aficionados los ven más por la tele que acudiendo al estadio; explica a un pibe que debe de elegir entre ser un buen extremo o un jugador inteligente; es parado en plena charla técnica por sus jugadores ya que han sido derrotados por seis a cero; abronca a sus pupilos alabando su sentido a la hora de caminar la cancha, pero necesita que la empiecen a correr; piensa un sistema de juego que deja aislado al delantero centro sentado en una isla, con barba de varios días y la camiseta colgada de una palmera; y pinta las jugadas en la cancha una vez que la directiva de un club pobre le deniega una pizarra con el argumento de que se arregle con los elementos del club.

Dirigentes

    Los dirigentes brindan con agua del grifo por otro año de triunfos y grandes recaudaciones y a la hora de renovar los contratos de los jugadores; buscan refuerzos para el próximo partido a la salida del colegio; y calculan a quién pertenece el gol marcado por un futbolista en multipropiedad.

Terreno de juego

    La fertilidad de la tierra argentina lleva a exageraciones como la necesidad de constantes cortes del césped artificial y se satirizan las mangas para el acceso de los jugadores al terreno de juego por estar infladas con un ventilador que produce tanto frío que los jugadores salen constipados y por llevar la publicidad de una marca de preservativos, en una situación que incomoda a los jugadores.

    Los cuidadores de las canchas riegan una planta con un trapo que hace de banderín de córner, echan cocodrilos al foso para evitar que el nuevo conjunto importado sea arrancado por los hinchas de los futbolistas y pintan la línea del área grande con una brocha ante la espera de los jugadores.


Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 7 · Nº 38   sigue Ü