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Retiro del futbolista. El drama del día después
Marcelo Roffé

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 27 - Noviembre de 2000

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    Jorge Luis Burruchaga: "Periodista: ¿Cómo te trata el día después del retiro? -No lo sufro. Hasta ahora no fue traumático. Fue una decisión muy madurada. Pero es cierto aquello de que más alto uno llega, más expuesto está. Periodista: ¿Hiciste el curso de D.T.? -Sí, ya me recibí." (El Gráfico, 7/10/98)

    Juan Simón: "Empecé a llevar a los nenes a la escuela, a desayunar afuera con mi mujer, a pasear los domingos… Pero me sobraba el tiempo, me aburría. Mi esposa me decía, 'No te aguanto más. Salí, hacé algo, movete un poco'. Fueron cinco meses durísimos hasta que me llamó Hugo Issa para que trabaje con él en la representación de jugadores. Eso, para mí, fue una soga de salvación" "Periodista: ¿Extrañás la fama? -No mucho, además, yo siempre fui fastidioso, medio tímido, me molestaba el acoso de la gente." "Periodista: ¿Y en lo económico? -Ese es un tema importante. Si uno no es previsor, muere. Yo por suerte ahorré bastante en mi carrera y lo supe invertir bien." (El Gráfico, 13/8/96, "El día después II" por Carlos Irusta)

    Marco Van Basten: "Hoy es un día muy triste para mí, pero la vida sigue", dijo el futbolista, obligado a pasar cuatro veces por el quirófano y que no logró que los bisturíes curaran su lesión. "No sé si los doctores me han ayudado mucho", se quejó, "porque no he mejorado en nada. Incluso, me parece que he empeorado". Su mujer, Liesbeth, llegó a confesar: "Llegas a un punto en que cualquier cosa es mejor que el dolor, mejor que sentirse inválido… Al menos, ahora está en paz consigo mismo. Que no deja de ser mucho." (El País, 18 de agosto de 1995).


Entrevista a Jorge "Cacho" Borelli
Realizada el 24-5-00 por Adriana Inés Mirella (Profesora de Educación Física y Psicóloga, alumna del Curso de Psicología del Deporte, dictado junto con Nelly Giscafré y Patricia Wightman en el Ce.N.A.R.D.)

    P: ¿Cómo fue el pasaje de ser futbolista a una nueva etapa al retirarte?
J.B.: Lo que pasa es que yo estuve preparado porque en el final de la carrera me lesioné mucho así que no me costó tanto el despedirme del fútbol, porque al estar lesionado vas quedando al margen de un montón de cosas. […] Yo como pasé esta etapa lesionado, entonces no fue tan duro el golpe. Pienso que si hubiese sido como le pasa a la mayoría, bueno, juego el último partido y me retiro debe ser muy duro; porque la realidad es que la gente, sin darse cuenta, cuando estás jugando y sos figura te trata de una manera, y después no te dan bola entonces es duro el golpe, no es fácil. Por eso uno a veces comprende las situaciones, que se "quiso suicidar" uno. A mí no me pasó nada de eso, porque quizás por circunstancia de las lesiones me llevaron a que sí o sí fuera siendo de otra forma. Pero no debe ser fácil. […] Estuve dos años lesionado, entonces después que volví de la lesión, jugué más o menos tres meses, después el club (San Lorenzo) me deja libre, se terminó el contrato y no me quisieron renovar, me dieron el pase a mi, yo lo podía negociar, pero al estar tanto tiempo lesionado no se fijó casi nadie en mí. Porque todo el mundo, a pesar de que yo estaba buen de la lesión, pensaba que estaba "roto" por eso no tuve ofertas, yo me imagino, habrán dicho "estuvo dos años lesionado, jugó 4 ó 5 partidos, lo dejaron libre, debe estar roto".
    P: En tu caso, ¿hubo un proyecto previo en decidir cómo te ibas a retirar al margen de esto de las lesiones que fue accidental?
J.B.: Es lo que a veces yo puedo llegar a charlar con los chicos que estamos preparando y que están jugando. Yo les digo cuándo ellos se piensan retirar, cuando, por ejemplo, les faltan 2 ó 3 años, tienen que empezar a pensar [en] otros horizontes, o algún negocio porque, ¿sabés qué pasa? Vos dejás hoy, se te viene todo en contra, al otro día que tenés que ir a entrenar no vas a entrenar, sos un desocupado, entonces la cabeza, te empieza a… se te empiezan a cruzar un montón de cosas; entonce lo ideal es no llegar a eso. […] Yo siempre le digo a los chicos que traten de hacer algún curso, que les sirva, algún curso de inglés… lo que sea. Eso ¿sabés quien lo hacía? En su momento Griguol. Cuando estaba en Gimnasia, les exigía que estudien, después no sé cómo se manejaba si les miraba la libreta, las calificaciones, no sé cómo lo hacía, cómo lo controlaba. Tampoco podés pasarte mucho en los controles, porque no es que estás agarrando un plantel de divisiones inferiores, son tipos de treinta y pico de años, que te pueden decir "mirá dejame a mí jugar, que mientras que te rinda en la cancha…" […] Sería muy interesante eso de hacerlos estudiar, tal vez desde las inferiores […] porque es un bien para todos. Vos ofrecele un contrato a un pibe preparado que te va a pelear otras cosas, y quizás a los empresarios, que andan dando vuelta, les conviene que no sepan nada de nada, y le diga: "Vení, firmá acá", no lo piensan, lo piensan tratando de sacar alguna ventaja. Si el pibe no está preparado lo hacen firmar […] Se aprovechan del que está menos preparado y desprotegido. Por eso a muchos no les conviene que el jugador sea un poco más inteligente. […] Acá se vive el fútbol de una manera especial, entonces vos empezás a ver la realidad recién cuando te retirás del fútbol, toda tu carrera viviste en una nube, por todo […] Yo, muchas veces, cuando estaba jugando, iba a un lugar, y aunque a mí no me gustaba me decían "vení, pasá"… y bueno, eso se te va terminando, entonces la realidad es que se te termine, ¿por qué vas a tener privilegios? Si no estás preparado después te enojás con todo el mundo. Vos tenés que pensar que lo que estabas viviendo no era real, porque es tanto el fanatismo que hay en el fútbol acá que… te dan cosas que no te tienen que dar, entonces, la realidad es ser uno más de toda la gente. Uno vive en una nube cuando juega, en todo sentido, en tema económico, afectivo, […] hace unos años atrás, entraba a un lugar y… "¿qué hacés? y ¿qué no hacés?" y te abraza uno, y que "dame una foto", vos vas a un lugar ahora y no te dan bola […] Tenés que estar preparado porque si vos el tiempo que estuviste jugando lo tomaste muy a pecho eso… te mata, porque vos estás esperando abrir la puerta, esperando una sonrisa y los abrazos y… bueno, eso se te acaba… son un montón de cosas que hay que tener en cuenta, que hay que tener equilibrio cuándo estás jugando, porque no es fácil, si no se hace bastante complicado…


Los que se fueron jóvenes

    "Retirarse es morirse un poco" sonaría un tango, si hubiese sido escrito por algún futbolista profesional exitoso.

    Hay muchos futbolistas que fallecieron jóvenes, ya fuera de la actividad. A saber (son sólo algunos):

  • Alberto Vivalda (37 años)

  • Héctor "Chirola" Yazalde (51 años)

  • Humberto "Coyita" Gutiérrez

  • Jorge Dominichi

  • Jorge José "Uruguayo" González (citando al "Diccionario enciclopédico del fútbol" lanzado por el diario Olé, "joven aún, falleció en la miseria y olvidado")

  • Pastor Barreiro

  • Armando Capurro (39 años)

  • Roberto "Conejo" Tarabini (55 años)

  • "Polaco" Moreira (46 años)

  • José García Pérez

  • Enzo "Loco" Genonni

    Algunos seguramente contemplaron la posibilidad del suicidio, como Rubén Suñé quien tuvo un intento fallido, su caída fue amortiguada por un toldo que le salvó la vida. Vivalda, exarquero de River y de Chacarita, no tuvo la misma suerte.

    Vale aclarar que existen los suicidios “directos” o los “indirectos”. En estos últimos podemos incluir los accidentes de tránsito, los accidentes caseros, el uso de alcohol y drogas, etc.

    Otros jugadores, como Corbatta en el pasado y Houseman actualmente, siguen penando. En algunos casos gastándose lo poco que les quedó en el juego y las carreras de caballos.

    Algunos trabajan de remiseros como el "Goma" Vidal, Ártico, y Enrique Chazarreta que maneja un taxi (como lo manejaron en algún momento Landaburu, Mario Gómez y hasta el mismísimo José Pekerman quienes hoy tienen otro presente).

    Son muy pocos los que se recibieron de profesionales: Fanesi (abogado), Castagnetto (ex-arquero de Gimnasia -La Plata-, ahora contador), Avanzi, Peidró y Lanari (médicos), Negri (mecánico dental), y Fernández Real y Prado (odontólogos).

Opinión de Diego Borinsky
(Biólogo y Periodista, se incorporó en 1993 a la revista “El Gráfico”, de la que actualmente es redactor-jefe. Desde 1995 tiene a su cargo una cátedra de Taller de Redacción en la Escuela “Depor TEA”. Investigó y escibió sobre Enzo Francescoli, editando para “El Gráfico” una revista-libro que reume toda su vida; publicó en 1999 “Las anécdotas del fútbol: la viruta” junto con Enrique Escande y Carlos Ward (Editorial Planeta).

Jubilación de Privilegio
La frase es pronunciada a repetición y ya, de tan gastada, no despierta ninguna reacción, queja ni reflexión adosada. Pasó a ser aceptada como una más de las verdades escritas del mundo del fútbol. La frase es pronunciada, generalmente, por algún futbolista de club grande que está a punto de ser transferido a Europa, o también por algún otro futbolista de club mediano a quien se le abre la puerta de uno de los clubes más poderosos de Argentina. Los que tienen la desgracia de jugar en alguna categoría del ascenso no engrosan los expedientes, directamente porque sus voces no suelen escucharse. Dicen los futbolistas cuando surge el interés desde el primer mundo futbolerö: "Y, sí, yo tengo que irme porque esta carrera es corta y necesito asegurar mi futuro". ¡Bendito fútbol, que permite a sus privilegiados practicantes jubilarse a los 35 años, edad a la que cualquier hijo de vecino aún no ha arribado ni a un tercio de su vida útil como laburante. ¿Por qué está establecido y aceptado que el futbolista sea un tipo que a los 35 años ya está, terminó, no tiene que trabajar más, por las incalculables obras de bien brindadas a la sociedad mientras, además, los clubes que les pagaron, cada vez están más hundidos y buscan fórmulas que les permitan sobrevivir? ¿Por qué se declaran como parásitos de una sociedad que les regaló admiración y bienestar sólo por 10 ó 15 años y ellos pretenden que ése sea un cheque con fecha de vencimiento ad eternum. Claro, después surgen escenas melodramáticas cuando Martín Palermo se rompe los ligamentos de su rodilla y la patria futbolísticas y también la periodística derrama lágrimas de cocodrilo por ese pobre hombre al que le arruinaron la vida, la carrera y el futuro. Pobrecito, si él tal vez sólo pretendía dejar de trabajar a los 30 pirulos y ahora deberá hacerlo a los 35. "Lo que pasa es que el fútbol genera mucho dinero", argumentan muchos futbolistas para defenderse. Es cierto. Sería bueno, entonces, que ese dinero fuera devuelto en obras y recursos al club que les da su vidriera, en vez de servir de fondo de desocupación para el resto de sus vidas, como ocurre con muchos funcionarios de estado que engrosan las tristemente célebres listas de los jubilados de privilegio.


A) El caso Roa

    Por eso sorprende tanto lo de "Lechuga" Roa. Ya había sorprendido cuando no quiso tomar los medicamentos (luego de una gira de Racing a África hace muchos años) para curarse de un virus que había contraído, porque su religión se lo impedía. Y fue la misma religión, de la cual él está absolutamente convencido, la que lo hizo abandonar el fútbol en su mejor momento. Con la posibilidad de una venta a un equipo grande de la Liga Inglesa, donde podía jugar muchos años más y llevarse sólo por el pase (se valuó en 10 millones), 1,5 millones de dólares (sin contar sponsor y contrato).

    Sorprende porque era una de las figuras del torneo español, y porque hoy hay pocos seres en el planeta tierra que renuncien a esas sumas de dinero.

    En ese mundo material, evidentemente, no era un hombre plenamente feliz.

    Ahora, sin el negocio de la pelota entre sus manos, sentirá su alma libre y purificada, y su conciencia en paz consigo mismo y con su religión.


B) El retorno de Roa

    Un año después me encuentro escribiendo otra cosa y me nacen mil preguntas, hipótesis y conjeturas. ¿Se arrepintió? ¿Se colmó de dedicarles un año a pleno a su familia y a su religión adventista? ¿La frase de Cúper "Dios puede esperar" lo hizo pensar? ¿Elige volver a jugar, sacrificando los partidos de los sábados porque el vacío que sintió se le transformó en insoportable? ¿Estaba preparado para dejar el fútbol? ¿Se dijo, como tantos otros futbolistas, "es lo único que sé hacer"? ¿Cuánto influyeron en su regreso Cúper, Pekerman y su núcleo más íntimo? ¿Vuelve porque le atrae el Mundial 2002? ¿Ni la religión pudo "llenar" el vacío inevitable de la inactividad? ¿Extraña la gloria o la fama? ¿Uno SIEMPRE QUIERE LO QUE NO TIENE?

    Preguntas y más preguntas. Incógnitas. Son decisiones muy íntimas y sólo el verdadero protagonista las conoce.

    Como vemos en otro de los capítulos del libro, el arquero está "condenado" a asumir en forma permanente, una actitud defensiva. Esto es, defenderse de los insultos y/o elementos contundentes de la tribuna visitante (solo separados por un alambre), de los reproches de los compañeros, de las cargadas de los rivales, de las miradas del entrenador, de los golpes en sus partes más sensibles (por ejemplo, en los mano a mano y los centros), de los tiros a quemarropa, de los rechazos defectuosos de sus compañeros, de la auto-culpa por algún error involuntario.

    D-E-F-E-N-D-I-É-N-D-O-S-E

    Así viven y sufren.
¿Había pensado que en este año no se defendió; de nada? ¿Y que eso no es vida, si tenemos en cuenta que hay arqueros que se retiraron a los 40 años o más y "lechuga" tiene sólo 30?

    Lo que sí está claro, es que elegido o no, el retiro es muy difícil de soportar. Hay que estar preparado psicológicamente para la muerte, para la jubilación y para la "nueva vida" sin flashes. Chacoma, Eliseo Branca (jugador de rugby, ex-Puma, que se retiró y volvió dos veces), etc., son otros ejemplos de deportistas que se retiran y luego quieren volver.

    El vacío y la angustia son intransferibles. Posiblemente allí, encontramos las razones de un regreso, tan sorpresivo como su retiro (eso mismo que de vuelta en Mallorca el definió como “nostalgia por el fútbol”).

    Cierro esta parte del capítulo con la siguiente frase brillante del ex-boxeador Oscar "Ringo" Bonavena: "Cuando uno empieza te dicen 'entrenate'. Cuando uno se entrena te dicen que vas a empezar a hacer peleas preliminares. Cuando hacés preliminares te ofrecen peleas de semifondo con algunos pesos más y la exigencia de que te juegues. Después uno se hace profesional y te dicen que ahora tenés que llegar a ser campeón. Te dicen que ahora tenés que invertir bien tu dinero. Pero al cabo de un tiempo, uno ya no es campeón, no tiene dinero y ni siquiera sabe quien es. Además, no te enseñan a administrar el valor económico. Y por eso llega el final, y te dicen que fuiste un gil, que tuviste todo y no lo supiste aprovechar."


Notas al pie

  1. El grupo estaba compuesto por Lic. Castaño, Lic. Miñarro, Lic. Montero, Lic. Mendelsohn y Lic. Roffé. Formulábamos preguntas como: ¿Cuándo jugó su último partido? ¿Sabía que era el último? ¿Alquien contribuyó a tomar la decisión? ¿Alguien lo orientó después del fútbol? ¿Buscó ayuda después del retiro?

  2. Colaboró el Lic. Carlos Giesenow en la recopilación de información.

  3. En un reportaje anterior deslizó que cuando se "despidiera" se iba a sentir "ex-jugador". Pasó un año y medio entre su retiro y la fiesta.


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revista digital · Año 5 · N° 27 | Buenos Aires, noviembre de 2000  
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