El fútbol de la Argentina. Aproximaciones desde las ciencias sociales
(II). Entrevista a Eduardo Archetti

Julio David Frydenberg y Roberto Di Giano

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 22 - Junio 2000

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    Julio: -Es que nosotros somos unos hijos malcriados, ese es el problema.

    -Claro, porque lo que va a triunfar finalmente es la picardía, el pibe; el piberío que pega, que sabe pegar en el momento justo, que usa de artimañas extrafutbolísticas pero que además es muy habilidoso. Todo eso que va a ser glorificado con el monumento al pibe. Y termina en el 48 con `Pelota de Trapo'.

    Julio: -Es interesante ver que el endiosamiento del pibe tiñe todo. Entonces después uno ya no logra ver qué es lo que pasó en realidad. Si uno se planta en el 40 es imposible saber qué pasó porque estos tipos crearon toda una historia...

    -Una historia imaginaria!

    Julio: -¡Exactamente!, que funcionó muy bien, y que sigue funcionando hoy, porque todos la hemos absorbido.

    Roberto: -Concretamente, acá hay lucha de imaginarios.

    -Claro. Pero, por eso, para un historiador el estudio es muy difícil. Porque uno tiene que desprenderse de eso y decir, bueno, hasta dónde se practicaba ésto y hasta dónde no, y qué había y qué no había.

    Julio: -Es una fuerza que sobrevuela la cabeza de todos nosotros y que determina a qué se puede aspirar o no. Es una sentencia:
"así se debe jugar, así no se debe jugar". Cuando el fútbol se masifica, los medios tiene la posibilidad de decirnos cómo debe jugarse, ¿quién se acerca o no al modelo?. El modelo cambió, el modelo de los pases por un lado y después "la nuestra". Pero va a ser Borocotó que desde arriba nos va a decir: "así hay que jugar...".

    -No te olvides que él tenía autoridad rioplatense, porque era uruguayo. Eso no hay que olvidarse, tenía autoridad porque venían del mejor fútbol. Los argentinos de esa época aceptan a regañadientes el dominio charrúa. Borocotó habla siempre de fútbol rioplatense, y después, a partir del 30, ya no, pero al comienzo es todo lo mismo.

    Yo fui a TEA (Escuela de Periodismo Taller Escuela Agencia) a ver qué leen los chicos, y siguen leyendo a Borocotó para formarse como periodistas deportivos. Es canónico. Los egresados de TEA Deportes salen con esa ideología. La que diseño Borocotó, y después Panzeri. Son antibilardistas, porque lo que pasa es que en ese imaginario están las rupturas y es más fácil manejarse con las rupturas que te señalan la decadencia, que con las rupturas que te señalan el éxito. Por de pronto yo creo que la derrota en el Mundial de Fútbol de 1958, en ese imaginario, es más traumática que cualquier otra cosa. El 6 a 1 con Checoslovaquia fue muy duro.

    Julio: -Pero ¿por qué pasó eso? y ¿por qué, -yo creo que fue peor-, el "maracanazo" del Mundial de 1950, que parece haber tenido consecuencias sociales mucho más shockeantes para los brasileños, no les produjo una ruptura de estilo? Sin embargo, el 58, para nosotros, fue un tomado como un hecho espantoso. Ahí el shock pasó por otro lado evidentemente; entre nosotros deben haber habido grietas antes de ese hito concreto.

    -Si, si. Es lo que yo desarrollo en mi artículo: la tensión ya está creada. Cuando comienzan a clasificar la tradición de los clubes grandes crean esa tensión. Como la tensión del fútbol elegante de Racing-Independiente-River y de la furia de San Lorenzo y Boca; esas tipologías se están creando a nivel del imaginario y siguen hasta ahora. "La Academia" y "Los Diablos Rojos" y "Los Millonarios" son los que tienen un sentido estético del fútbol.

    Ahora hay trabajos de unos brasileños, Leite Lopez y Fager, sobre la creación del imaginario brasileño. La invención del estilo brasileño es de la misma época que la nuestra; década del `30. Estamos inventando estilos nacionales. Yo creo que lo que sería bueno es atender a la mirada del antropólogo, del sociólogo y la mirada del historiador como complementarias, aceptando que, en el terreno de la historia en el que nos movemos -al margen de que la historia social hay que ir a hacerla a los clubes, los socios y todo lo demás-, está el imaginario. Está esa cosa que se crea.

    Roberto: -Cuando yo estudio el proceso modernizador de la década del `60, en una entrevista que le hice a Martín Pando él me relató la sensación que tuvo cuando, por primera vez le hicieron marca personal: "Un jugador contrario me persiguió por toda la cancha. A mí me asombró porque era la primera vez que me ocurría". Después eso se torna natural, pero hubo una génesis.

    Julio: -Creo que uno de los temas sería rastrear si el efecto de la marca personal en la práctica del fútbol era tan decisivo o si estaba más en la cabeza de los jugadores. Porque ¿es un problema de lucha de imaginarios o es un problema de lucha por la pelota, y los espacios en la cancha? Porque en la práctica, lo que hasta Bilardo y Menotti dicen es que ganan los sistemas que están bien hechos. No es que un sistema sea mejor que el otro. La cuestión es que vos hagas bien el sistema. Ahora, si vos, ética o estéticamente, preferís uno sobre otro, ese es otro tema.

    Roberto: -Para mí, la evaluación de Pando tiene que ver con los mandatos de los técnicos (creo que en este caso concreto fueron Zubeldía o Faldutti) que están socavando un principio casi ético porque lo mandaron a marcar a él en forma personal.

    -Quitarle la libertad de crear. Claro. Pero yo no sé si ahí está evaluando el éxito porque tal vez ellos al segundo partido ya corren un poco más y ponen en juego cosas como: "mi habilidad es superior a la del marcador; o, mejor que me marque, porque le quito uno al otro, porque mientras él me marca yo libero a un compañero mío". Es decir, ahí hay una evaluación de algo más que el mero hecho de que "me vienen a marcar ¿qué hago con el tipo?".

    Roberto: -Tiene que ver con la libertad. Con un sentido de la libertad.

    -Claro. Porque en última instancia es un juego. Un jugador de fútbol quiere estar en contacto con la pelota la mayor parte del tiempo. Ese es el espacio de la creatividad. Es el ritual del fútbol. Es un espacio de juego. Es universal. ¿Qué otro espacio de juego te queda en la sociedad moderna? No quedan muchos.

    Julio: -Por eso es tan relevante.

    -Sí, ponete a pensar. Cómo puede ser posible, para comenzar, que nosotros estemos sentados aquí. Hace quince años hubiera sido impensable que en la República Argentina hubiera un historiador, un sociólogo y un antropólogo trabajando sobre 'fobal'. Incluso hubiera sido impensable un artículo así, hace cinco años. Te hubieran dicho: estás perdiendo el tiempo! Ahora cuando el país se construye sobre Caniggia o sobre Maradona, ¿te pueden negar la legitimidad? Te pueden decir que en el pasado también era importante. Te pueden negar a vos como historiador y decirte que no leen los diarios por no perder el tiempo, hasta el lunes que aparece la sección deportiva.

    Por ahí leí una entrevista a Chabay -el técnico de Huracán- donde le preguntan "por qué el fútbol anda mal", y él decía: "está la crisis de la vereda y el potrero, aparecieron las escuelas de fútbol... Cuando veía las inferiores -dice- calculé, yo era el más tronco del equipo aquel famoso de Huracán. Y ahora me horrorizo de la técnica de los chicos de las inferiores de Huracán". Ahora, lo que yo le diría a Chabay es que haga una comparación -eso es otro mito- una comparación con respecto a la cantidad de potreros que había antes. Ahora hay más. Además, potreros utilizados de la manera más eficaz. Aquí, por ejemplo, si vas a la Plaza Vicente López, los chicos juegan en la plaza y juegan dos partidos a la vez. Juegan un partido a lo ancho y otro a lo largo. Es para filmarlo, es para hacer un corto. Es decir, el que me habla de la crisis del potrero, está equivocado. No sabés la sincronización que necesitan porque tienen que esquivar a los jugadores del equipo contrario y a los jugadores del otro partido. El sábado nos quedamos con un amigo una hora viéndolos jugar. Eran realmente buenos.

    Julio: -Y sin embargo se ha construido ese mito de la falta de potreros como causal de la decadencia del fútbol argentino.

    -Claro. Es un mito. La verdad es que supongo que, por lo menos, debe haber tantos potreros como antes. El tema es más complejo, y debe tener que ver más con la formación de los jugadores en las inferiores.

    Julio: -El mismo Bilardo pide que los técnicos de las inferiores ahora les enseñen técnica, les den más libertad. El mismo Bilardo, que fue uno de los que impuso cierta estrechez creativa de los jugadores.

    -Eso es muy importante. Cuando Bilardo dice eso, tiene en cuenta el negocio. "Nosotros no podemos tener troncos. No podemos vender troncos al extranjero", el negocio se acaba. Todo el mundo, los intermediarios, todos. "No vendemos jugadores, no los vendemos!".

    Roberto: -Pasando a otro tema me interesaría retomar algo que quedó en el aire, ¿aparece marcado en El Gráfico, el polo como una actividad de elite, y el fútbol como una actividad popular?

    -No. Es todo nacional, criollo, en el imaginario. El Gráfico levanta al gaucho, por ejemplo a Andrada. Le muestran a los aristócratas que los gringos chacareros, cuando se les da la posibilidad, pueden ser tan buenos como ellos y Andrada es mejor que ellos. Lo nacional emerge englobando a todos.


Elementos que apuntalan los lazos culturales horizontales y los que renuevan los jerárquicos.

    Julio: -Yo quería hacerte una pregunta específica. En uno de tus trabajos tomás muchas cosas del modelo de Víctor Turner y en un lugar decís, que en el fútbol hay elementos -partiendo de esa división que él hace entre "estructura", asimilable a la jerarquía social, y "comunitas", asimilable a la solidaridad y a la relación social horizontal- que hay elementos de la estructura y elementos de la comunitas en el fútbol. ¿Cuáles son esos elementos?, ¿dónde ves vos el uno y el otro? Aunque seguramente están jugando ambos.

    -Si. Yo veo el elemento de intervención de "comunitas", en esta presencia de los hinchas cuando realmente, toda una serie de reglas que definen la estructura del juego, no se aplican. Por ejemplo, vos tenés los "participantes periféricos" como yo los llamo, que son los hinchas, que no están sometidos a las mismas reglas de los tipos que son centrales en última instancia -jugadores, árbitros, periodistas-. Pero está presente permanentemente todo el intento de los hinchas de transformarse en centrales. Mi argumento es que todos los elementos de violencia y de protagonismo se centran en ésto. Los tipos lo que quieren hacer es pasar a ser el eje de la narrativa de toda una historia. En esta situación liminal, tan al margen de la ley, están diciendo cosas que los argentinos normales no verbalizan.

    Julio: -Y por otro lado la estructura es la jerarquización. La división, que cada uno esté en su lugar, en su rol.

    -Si. Porque la creatividad viene de los tipos liminares. La creatividad viene de la tribuna popular. Viene en los cantos, viene de las banderas. Viene en la utilización del rock, de los ídolos del rock, de Bob Marley, los Rolling Stones. En cambio en la platea no, la platea sigue a la popular o no hace nada. Yo no he visto nunca una platea con una bandera. Ni un cántico que naciera de la platea. La platea en ese sentido sigue a la popular.


Tragedia y comedia en el universo afectivo de las hinchadas

    Julio: -Evaluando el tema de la presencia de lo trágico y lo cómico, vos decías que en una primera etapa de la historia del fútbol argentino dominan los elementos cómicos y a partir de los 60 -que tiene que ver con el tema de la modernización y con otras cosas más- empieza a predominar lo trágico de la mano del tema de la sexualidad. Ahora, cuando vos te centrás en el tema de la fundación del mito originario del fútbol criollo, que corre paralela a la existencia del dominio de lo cómico, yo me empecé a preguntar, ¿no será que la fundación de éste mito en realidad es un filtro, una narración que filtra lo trágico que hubo antes?

    - Yo creo que si.

    Julio: -Por eso no deja pasar lo que yo veo que ha pasado y entonces nos quedamos con la historia rosa del nacimiento del fútbol argentino.

    -Si. Yo he tenido esa hipótesis siempre, lo que pasa es que no tengo la información. Yo creo que hay una intencionalidad en todos los textos de estos periodistas, no sólo de Borocotó sino de todos los otros. Y que queda condensado en la Historia del Fútbol de 1955, de Eiffel, porque ahí incorporan a todos. Yo creo que si, que hay algo ahí que está filtrando. Es absolutamente posible. Porque queda esta imagen amable, creativa, cómica, de mucho humor.

    Julio: -Claro, el tono cómico de la era de oro del fútbol argentino, la era gloriosa del fútbol argentino, se empalma con el mito originario. Están siempre cabalgando uno sobre el otro. Entonces la creación del mito a fines de los `20 y principio de los `30 lo que hace es abonar estos elementos cómicos que vos hacés notar. Cuando se pone en duda, en los años `60 lo que somos, entonces ahí se cambia la forma, aunque siga valiendo el mito. Entonces surge todo el tema del predominio de lo sexual, de lo trágico expresado en las voces de las hinchadas.

    -Comienza ahí. Yo lo he trabajado con hinchas viejos. Además hay pocos hechos de violencia registrados, por lo menos de la magnitud que comienzan en la década del 60. Siempre hubo problemas, robos de banderas, pero era casi festivo. Daba motivo a toda la cosa cómica que aparecía en el domingo siguiente cuando se volvían a encontrar.

    Lo mismo sucede con los cánticos que son totalmente diferentes. Imaginate esos cánticos que la hinchada de Boca le cantaba a la hinchada de River, en la década del 50 que hablaban de la mamadera y el chupete... Son inimaginables en la década del 70.

    Julio: -Siguiendo con los hinchas, en lo que respecta al tema del sentimiento de los hinchas, hay un punto que me interesa debatir aunque habría que cotejarlo empíricamente. En ese trabajo vos decís que en ésta última etapa -en la que prima el tono trágico- aparece lo que vos llamás "el desamparo del hincha", el drama del hincha. Y yo pensé, ¿no habría que fijar bien la cronología del hinchismo?; o tal vez, ¿no será que la naturaleza del hincha es así?.

    ;Lo digo tomando un caso típico. En la época gloriosa, -en la década del 40- tenemos la película de Discépolo "El Hincha". En esa película el hincha es por antonomasia sufriente porque es el hincha de un club de barrio al cual se le va el héroe. Y yo pensé, ¿no será la naturaleza de nuestro hinchismo este ciclo de desesperanza y esperanza? Pero me cuesta ubicarlo en el tiempo y decir que es probable que el tono cómico haga que, efectivamente, la desesperanza actual sea más marcada que la del antiguo hincha.

    -A mí me da la impresión de que el tono, aunque tal vez el tono de desesperanza, está en todo. Porque ¿cómo entender que un tipo sea hincha de un equipo -en los años treinta- que nunca gana?

    Roberto: -Pero no sé si es así, yo tengo un reportaje a Ernesto Grillo donde casualmente él hablaba de aquel Independiente de los años `50 que nunca ganó un campeonato, y él ahí decía: "Nosotros no ganamos un campeonato y sin embargo la gente venía y nos aplaudía, nos ovacionaba. Esos tiempos no vuelven más". O sea que la hinchada de Independiente no sufría tanto por las derrotas, sino que se divertía a partir del juego.

    Julio: -Ese Independiente que no ganaba campeonatos con la famosa delantera de Micheli, Ceconato, Grillo y Cruz, con la que la selección ganó en el Sudamericano del 55

    -Está bien, pero volvemos a esa construcción que está en El Gráfico: la de los hinchas de Independiente que siempre ovacionan, en la década del treinta; la que dice que el paladar más refinado del fútbol argentino lo tienen los hinchas de Independiente.

    Julio: -Me parece que estamos cayendo en un reduccionismo grato a los argumento de los eficientistas y pragmáticos actuales, en el sentido de que el hincha va atrás del olor del resultado, de la victoria. Mientras que en realidad el resultado no es sólo el resultado numérico sino que hay muchos resultados. El resultado de la estética, del placer evocado por el buen juego. Ese también es un resultado.

    Es obvio que los hinchas de Independiente iban detrás de un resultado que era el resultado estético, además de tener ganas de ganar aunque no ganaran. Pero, a lo que me refiero es por qué el hincha repite el ritual de ir a la cancha. ¿Qué es lo que busca? Uno podría decir que busca que su equipo gane porque está identificado con el equipo y busca una satisfacción, apelando a una explicación de sentido común. Pero hay equipos que pierden y que juegan mal sistemáticamente, y sin embargo el hincha va. Y vuelve a ir. Y vuelve a sufrir.

    -La condición del hincha es la búsqueda. Yo creo que, en realidad, lo que hace el hincha es buscar. Está buscando, es la repetición de lo que dicen los jugadores: cada domingo tenemos una revancha. Estamos en la búsqueda de algo y esperamos que ese algo venga. Vamos a ir el domingo. Bueno, ¿qué esperamos? ¿que gane el equipo? Vamos a esperar que gane, puede ser que no gane nunca... puede ser, es difícil, siempre ganamos alguna vez. Pero también estoy buscando lo que vos decís. Ver la jugada que yo soñé o que vi alguna vez. Ver lo que nunca vi. Hoy se parecieron un poco más a lo que yo quiero. O son un desastre total. Pero siempre tengo la referencia. Entonces veo cuánto se acercan o se alejan de ese punto de referencia ideal. Siempre hay una búsqueda.

Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 5 · Nº 22   sigue Ü