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La participación de un niño en silla de 

ruedas en la clase de Educación Física

 

Docente en Educación Física

(Argentina)

Lic. Laura Cometto

laucometto@yahoo.com

 

 

 

 

Resumen

          En los últimos años la sociedad ha habido un giro en cuanto a las políticas de inclusión en diferentes ámbitos de la sociedad. Tanto en las escuelas, clubes o natatorios podemos encontrarnos con la presencia de un niño con problemas motrices y quizá no sabemos bien como afrontarlo. Este artículo tiene por objeto hacer un recorrido práctico de una de las tantas posibilidades de intervención que existen para la escuela. No hay recetas, cada docente tiene su estilo, está en ser creativo y buscar la forma para hacer que nuestra clase sea un espacio placentero y contribuir al desarrollo psicomotor de ese niño como al del resto del grupo.

          Palabras clave: Niño en silla de ruedas. Clase de Educación Física.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 165, Febrero de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La primera impresión cuando nos enteramos de que en nuestra clase va a haber un niño con una discapacidad motriz severa, puede transitar desde la sorpresa hasta la desesperación, sobre todo si es la primera vez que uno se encuentra ante esta problemática.

    Aún cuando no hayamos optado en el Profesorado por la materia que nos introduce a esta especialidad, hoy la realidad es que la sociedad, lentamente va aceptando que la diversidad es parte de todos y ya no podemos elegir. Es nuestro deber como docentes elaborar dispositivos y adaptaciones que nos permitan trabajar con todos los niños en la medida de las posibilidades de cada uno de ellos.

    Cuanto mas formados estemos los profesores de Educación Física, mayores serán las herramientas para estimular y desarrollar al máximo, no solo el potencial físico remanente sino todo aquello relacionado con la construcción de la propia imagen y con ello la forma de vincularse a través del movimiento con el otro.

¿Cómo procedemos?

    Lo primero que debemos hacer es informarnos sobre “Qué es lo que nuestro alumno padece”.

    Por lo general en la Dirección de la escuela debe existir un informe médico, a manera de resumen de Historia Clínica, donde se detalle el diagnóstico. Es probable que no aparezcan indicaciones referidas a la actividad física, por lo cual resulta necesario asesorarse acerca de la patología.

    Aún cuando abordemos el trabajo solo sobre la parte del cuerpo sana, debemos conocer cuáles son los riesgos que debemos tener en cuenta para no perjudicar aún más su condición.

    Este punto es importante ya que existen afecciones con deterioro progresivo, como las miopatías, entre otras, en las cuales es importante tener en cuenta la dosificación de la carga por la aparición de la fatiga.

    También debemos tener en cuenta que existen afecciones del sistema nervioso, en las cuales la musculatura puede sufrir alteraciones como la presencia de espasticidad o flaccidez.

    En los casos donde aparece la espasticidad (aumento involuntario del tono) se debe graduar la intensidad del esfuerzo para no exacerbar el tono y que esto limite la continuidad del ejercicio.

    En las lesiones medulares suelen aparecer ulceraciones en la piel debido a que ésta se encuentra mucho tiempo soportando el peso de alguna parte del cuerpo, con falta de irrigación sanguínea y de ventilación externa.

    ¡Así podría nombrar numerosas características para observar, pero no nos asustemos!

    Es cuestión de tomar ciertos recaudos que nos permitirán trabajar con seguridad

Una vez en el patio…

    Ante todo debemos evaluar cuales son las funciones conservadas para sobre éstas, diagramar un plan simple de trabajo.

    Es imperioso tener en cuenta si el alumno puede controlar el equilibrio del tronco.

    En la silla de ruedas cualquier movimiento en el entusiasmo de un juego, si el niño no está sujeto puede caer al suelo.

    Para evaluar este punto, tomaremos las precauciones de asistir el movimiento colocándonos de manera tal que podamos acompañar la acción con nuestras manos en contacto con sus hombros o pecho.

    Al hacerlo, notaremos inmediatamente, si tiene control de los músculos de espalda y abdomen.

    En estos casos, es común que los niños mismos lo informan y que lleven consigo un cinturón o algún equipamiento para evitar caídas. De no tenerlo podemos solicitar que la familia nos envíe uno (cinturón, pechera o chiripá que se ata al respaldo de la silla de ruedas).

    Una vez que ya observamos que el alumno puede realizar movimientos con su tren superior sin caerse, comenzamos a evaluar distintos movimientos de los núcleos articulares del tren superior y luego del tren inferior.

    Esta evaluación nos permitirá pensar en qué intervención puede tener dentro de las actividades grupales. Recordemos que no se debe adaptar la clase al niño con dificultad. El alumno entrará y saldrá de las actividades en la medida de sus posibilidades y muchas veces un docente creativo puede crear condiciones para que participe sin desvirtuarse los objetivos del resto del grupo.

    Aún cuando se desdibujen por momentos los contenidos curriculares, sigue siendo una experiencia enriquecedora para los niños.

    Aparecerán situaciones emergentes que si el docente puede anticipar o utilizar para conducir a una reflexión y un repensar entre todos, de manera clara y abierta, puede significar un aprendizaje desde lo socio afectivo muy interesante. Los niños tienen una capacidad de adaptación increíble y muchas veces las barreras las tenemos los adultos.

    Si podemos abordarlo con naturalidad, ellos mismos nos irán marcando el camino por dónde ir. El docente debe tener claro hacia dónde llevar al grupo y qué tipo de respuesta espera, así como también estar preparado para contener y conversar con el niño que padece la afección. Se necesita sentido común, y que nosotros hayamos hecho nuestra propia reflexión acerca de la discapacidad. Ponerse en lugar del otro ayuda a comprender y elaborar soluciones. Si esto no pasa es momento de conversar con profesionales que sí tengan experiencia en el tema (Area de salud, o bien dentro de los Gabinetes Psicopedagógicos)

Sistematizar

    Una vez evaluado lo que el alumno puede realizar, podemos diagramar una batería de sencillos ejercicios para los diferentes grupos musculares. Es probable que en algunas patologías, el alumno no pueda completar ciertos movimientos, por diferentes razones. Es ésta una buena oportunidad para asistirlo.

    Por ejemplo, está ejecutando vuelos laterales, para trabajo de deltoides, y no llega a subir los brazos hasta que queden perpendiculares al tronco. El profesor puede colocar sus manos debajo de los codos del niño y ayudar a que finalice el movimiento requerido. Es muy posible que con el correr de las ejercitaciones pueda modificar en cierta medida y aún si no es así notaremos un incremento en el tono de sus miembros superiores.

    Se comienza el trabajo con bajo número de repeticiones y series y se va aumentando según la evolución, siempre cuidando que la postura sea correcta y verificando que la acción no implique riesgos como movimientos violentos o desestabilizantes.

    El orden de los ejercicios será aplicado con el mismo criterio que a las personas convencionales solo que se tendrá en cuenta la adaptación necesaria según la lesión

Inserción en la clase

    Es probable que mientras leían el párrafo anterior se preguntaran: ¿qué hago con el resto del grado mientras ayudo al niño en la silla de ruedas?

    Una forma de implementarlo es durante la entrada en calor del grupo.

    Sería ideal que coincidieran los momentos, por ejemplo, si puede desplazarse, mientras todo el grupo trota o hace diferentes desplazamientos, se puede diagramar un recorrido con conos, o simplemente con tiza en el suelo, y que trabaje “manejo de la silla de ruedas”.

    La parte de acondicionamiento físico puede hacerse simultáneamente, mientras el grupo trabaja en forma independiente, en el mismo espacio, el maestro de Educación Física puede supervisar y asistir los ejercicios del niño en silla de ruedas.

    Se pueden planear ejercicios con el peso de su cuerpo o bien utilizar elementos como mazas, botellitas con arena, aros, sogas elásticas etc.

    Es importante comprender que si bien no se debe alterar el desarrollo y las oportunidades de aprendizaje motor del grupo, muchas veces nos vamos a ver obligados a emplear mas tiempo para poder insertar al alumno en silla de ruedas en las actividades e incluso hasta las mismas ejercitaciones pueden tornarse mas lentas. Es parte del escenario en que estaremos inmersos y es parte de la vida misma que en algún momento se nos presenta y no podemos dejar pasar la oportunidad de actuar.

“Cuando uno cambia la forma de ver la vida, la vida cambia de forma”

Referencias

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