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Adaptaciones curriculares en las clases de Educación 

Física para alumnos con discapacidad auditiva

 

Facultad de Ciencias del Deporte

Universidad de Murcia

(España)

Guillermo Felipe López Sánchez

Laura López Sánchez

guillels23@hotmail.com

 

 

 

Resumen

          El docente de Educación Física puede contar en sus clases con alumnos con discapacidad auditiva. Es por ello conveniente que sepa qué debe hacer ante este tipo de discentes. En esta línea, debe estar informado de las adaptaciones curriculares que se pueden llevar a cabo. Mediante una revisión de la literatura relacionada con este tema, pretendemos arrojar luz sobre este asunto, con el objetivo de que los docentes de Educación Física tengan claras las pautas a seguir si se encuentran frente a esta situación. Hay que partir de la idea de que los alumnos con discapacidad auditiva deben seguir el currículo normal, estando encaminadas las adaptaciones curriculares sobre todo a mejorar la comunicación y a hacer llegar más eficazmente la información a estos alumnos. Recordemos que la prioridad es conseguir la integración de estos alumnos en las clases de Educación Física con la menor diferenciación posible respecto al resto de compañeros.

          Palabras clave: Adaptaciones curriculares. Educación Física. Discapacidad auditiva

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 142 - Marzo de 2010

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1.     Introducción

    La discapacidad auditiva es un tipo de discapacidad sensorial que el docente de Educación Física puede encontrarse en sus clases. Por ello, es de suma importancia que éste sepa cómo actuar si llega un alumno con discapacidad auditiva a sus clases. Debe conocer una serie de estrategias metodológicas para facilitar la integración del alumno con esta discapacidad, así como las adaptaciones curriculares necesarias. Este trabajo, mediante una revisión de la literatura científica relacionada con este tema, pretende recopilar, aclarar y clarificar las aportaciones más significativas de diversos autores que han tratado en mayor o menor profundidad las adaptaciones curriculares para alumnos con discapacidad auditiva.

2.     Revisión de la literatura

    Agurto Calderón (2007) afirma que la educación ha logrado avances en el tema de la reforma educacional y en específico en los cambios en la educación especial, en la que se incluye la educación para personas con discapacidad auditiva.

    Aragón Arjona & Valdivieso Fernández (2007) afirman que el aprendizaje escolar para los/as alumnos/as con deficiencias auditivas debe tener apoyos y ayudas constantes. Se pueden detallar una serie de condiciones previas para su integración en el centro ordinario:

  • Antes de entrar en la clase ordinaria, deberá ser estimulado en el desarrollo de sus destrezas auditivas.

  • Los docentes conocerán la dificultad auditiva y su implicación en el aprendizaje.

  • El/la profesor/a estará familiarizado con los aparatos auditivos y prótesis correspondientes.

  • El/la profesor/a no deberá prejuzgar su éxito o fracaso respecto al aprendizaje, cambiando las actitudes y autoconcepto para ellos.

  • Informar a sus compañeros/as de esta discapacidad ya que son una ayuda valiosa para el profesor/a y para el propio sordo/a o hipoacúsico/a.

    El caso más corriente que nos podemos encontrar es un/a niño/a con prótesis auditiva y con la labiolectura aceptable por lo que lo colocaremos donde pueda potenciar más sus restos auditivos y desarrollar su visión. El habla del profesor/a y de sus compañeros/as será normal y el ritmo de expresión moderado. En el transcurso de la clase se debe asegurar que el/la niño/a sigue la explicación.

    En general pueden realizar todo tipo de actividad atendiendo a las siguientes consideraciones:

  • El niño debe ver la cara del profesor con facilidad para que vea los movimientos de los labios.

  • El docente debe estar cerca del niño.

  • El profesor no debe moverse mientras habla y debe mirar hacia el niño.

  • Evitar gritar.

  • Estar en el mismo nivel horizontal del niño.

  • Convenir un código de señales para que el niño comprenda las instrucciones del docente.

  • Nombrar un niño como ayudante.

  • Ofrecer estímulos motores a partir de sensaciones de calor, frío, suavidad, dulce, agrio, duro, blando.

    En cuanto a las orientaciones metodológicas, el deporte no necesita adaptación a la condición física del sordo, por cuanto su complexión es igual a la de las personas sin discapacidad sensorial. Pero aquí se propone una serie de procedimientos básicos para optimizar las sesiones con sordos:

  • El mejor método para comunicarse con un sordo es usar el lenguaje de signos.

  • La pizarra puede ayudar para la comprensión de los ejercicios.

  • Hay que descartar el uso de los sonidos y cambiarlos por estímulos visuales, por ello usar pañuelos de colores puede ser de gran ayuda. Los pañuelos pueden ser utilizados por los árbitros en lugar del silbato, o acompañándolo. O bien el entrenador/a puede tener un código de pañuelos, según el color, para controlar las actividades.

  • La organización es fundamental en las clases de E.F. y sobre todo con niños/as sordos/as. Se propone que haya pocos ejercicios ya que cada vez que hay que explicar un nuevo ejercicio se pierde mucho tiempo. Para perder el mínimo tiempo hay que pensar en cambiar lo menos posible la estructura y organización de los grupos, o hacerlo con coherencia.

  • Establecer códigos de información visual.

    Bernal Ruiz (2002) explica que una pregunta que nos hacemos los docentes especialistas en Educación Física es: ¿cómo tendría que actuar si llega a mi clase un alumno sordo, ciego, disminuido físico?

    Legalmente tenemos que saber ayudarlos a desarrollarse íntegramente como personas utilizando como medio el ejercicio y la actividad física. Moralmente también debemos evitar cualquier tipo de discriminación por discapacidades, facilitando la integración en nuestra aula.

    Los tres agentes que intervienen en este proceso educativo tan complicado son: profesores especialistas, alumnos con necesidades educativas especiales (NEE) y alumnos "normalizados". Todos deben poseer una formación previa que les predisponga a colaborar:

    El profesor especialista (hoy más que nunca por la situación ya comentada de poder recibir en su aula a un alumno con NEE) estará en continua formación.

    Los alumnos con NEE deben estar abiertos al aprendizaje junto a otros compañeros, iguales o no en cuanto a características personales, sin sentirse inferiores y haciendo ver que ellos tienen cosas que ofrecer.

    El trabajo con los alumnos normalizados también debe enfocarse desde el punto de vista de la concienciación de igualdad, conociendo las características de los compañeros discapacitados, los orígenes y consecuencias de las minusvalías, los problemas con los que se encuentran en la escuela e incluso su situación social fuera del centro escolar.

    Entrar en el mundo de los discapacitados, comenzando por su mundo deportivo, puede resultar el camino a seguir para que educadores y alumnos normalizados profundicen acerca de las minusvalías, conociendo en su propia piel cómo se sienten los alumnos con estas características cuando se enfrentan a la práctica de actividades físicas.

    Plantear actividades teórico - prácticas sobre deportes como el atletismo para ciegos, boccia, baloncesto en silla de ruedas, voleibol adaptado, torball... son un punto de unión en el que además se trabaja la integración en la escuela y en la sociedad.

    En cuanto a los objetivos, hay que concienciar a los alumnos sobre la igualdad de todos ante el deporte, modificar cualquier idea discriminatoria hacia el colectivo de alumnos con discapacidades y dar a conocer los deportes adaptados de forma teórica y práctica.

    Cidoncha Falcón & Díaz Rivero (2008a) señalan que la propuesta educativa para los sordos ha de tener como marco de referencia el currículo ordinario, es decir, los mismos objetivos generales que el resto de los alumnos, y no un currículo paralelo basado sólo en el aprendizaje de la lengua oral. Con este punto de mira, proporcionar al alumno sordo las capacidades que prescribe el currículo ordinario, las dos autoras sugieren, con carácter general, posibles adaptaciones curriculares tanto en los elementos básicos como en los elementos de acceso con el fin de posibilitarlo.

    Este tipo de adaptaciones pretenden tener en cuenta:

  • La entrada de información principalmente por vía visual.

  • El menor conocimiento del mundo.

  • Necesidad de mayor experiencia directa y mayor información de lo que sucede.

  • La dificultad para representar la realidad a través del lenguaje oral y la necesidad de un sistema lingüístico de representación.

  • Necesidad de asegurar la identidad y la autoestima.

    Cidoncha Falcón & Díaz Rivero (2008b) afirman que, con respecto al aspecto educativo se ha pasado de considerar a la sordera como una deficiencia a considerarla como una diferencia; se utiliza la expresión alumnos con necesidades educativas especiales.

    Con respecto al ambiente escolar, señalan que la edad de escolarización del sordo se ha mostrado muy influyente en su posterior desarrollo. Hoy afortunadamente es frecuente la estimulación precoz, pues está claro que la escolarización temprana amplía el campo de experiencias del niño. Le enfrenta con situaciones y problemas nuevos, y facilita la comunicación con otros niños en sus mismas condiciones, favoreciendo el desarrollo del lenguaje.

    Contreras Jordán (1998) señala las siguientes consideraciones metodológicas para alumnos con déficits auditivos:

  • Colocación de los alumnos próximos y de manera que puedan ver los movimientos de la boca del profesor.

  • Elevar las señales visuales.

  • En actividades acuáticas llevar especial cuidado en las inmersiones.

  • Especial hincapié en la formación del gesto.

    Cumellas Riera (2000) expone una serie de orientaciones para los alumnos con discapacidad auditiva en las clases de educación física convencionales:

    En primer lugar hay que tener en cuenta la sensibilización. Es importante que en las primeras clases se realicen juegos y actividades que permitan que el resto del grupo compruebe y valore las posibilidades limitaciones de los alumnos con discapacidad. Se organizarán actividades donde el alumno/a con limitaciones sea el principal protagonista.

    En cuanto a la comunicación, se deben considerar una serie de cuestiones:

  • Controlar la atención del alumno/a mediante alguna señal en el momento de empezar a hablar.

  • El alumno/a debe tener buena visibilidad de la cara del profesor/a cuando éste habla (no pasearse, no taparse la cara...).

  • Hablar claro, poco a poco, a la cara, vocalizando cada palabra.

  • Al hablar el profesor/a debe ser expresivo.

  • Utilizar un lenguaje correcto, con frases cortas y simples.

  • Comprobar siempre la comprensión de aquello que se ha dicho.

  • Utilizar otros recursos que ayuden en la comprensión: dibujos, imágenes, tacto...

  • Colocar al alumno/a siempre cerca del que habla.

  • El alumno siempre deberá estar de espaldas a la luz.

  • El que habla debe tener la cara bien iluminada.

    Respecto al ambiente, se debe controlar el ambiente sonoro (el nivel no ha de ser fuerte ya que si el alumno lleva audiófonos el ruido queda amplificado) y facilitar el ambiente de silencio porque si alguien habla y hay ruido, la información es mal recibida.

    Por último, en lo que se refiere a las actividades, hay que:

  • Proporcionarle información previa de la actividad que se va a realizar, de forma escrita u oral.

  • Indicarle quién hablará antes de que empiece.

  • Darle por escrito cualquier cambio de norma, regla...

  • Permitirle experimentar todo lo que le rodea ya que le ayuda a comprender mejor aquello que se le explica.

  • En los juegos, asegurarse de que se han entendido muy bien las normas.

  • Utilizar señales visuales y gestuales.

  • Al trabajar con el ritmo, utilizar frecuencias graves.

    Domingo Segovia (1999) explica que una adecuada escolarización del deficiente auditivo debe ser una conquista paulatina y sistemática. La escolarización de estos chicos depende con demasiada frecuencia no tanto de las necesidades y posibilidades del discapacitado, como de la oferta educativa a la que tiene acceso (circunstancias sociales, geográficas, distancias, tipo de población, etc.). Aunque existen centros que reúnen los requisitos necesarios para atender adecuadamente a esta población discapacitada, se ha de dar un paso más y profundizar en la sensibilización y adecuación de los centros que tengan una incidencia en el tema. Se necesita sobre todo de un cambio cualitativo importante de la comunidad escolar para normalizar esta, hasta ahora, integración cargada de incomunicación.

    Una integración escolar con pleno sentido sólo vendrá de una adecuada oferta educativa que combine las siguientes variables: a) la existencia de recursos personales y materiales; b) la posibilidad de interacción entre todos los alumnos y sectores del centro y c) un planteamiento “educativo” coherente. López (1997) citado por Domingo Segovia (1999) señala en este sentido que la problemática escolar asociada a la deficiencia auditiva no es tanto la falta de los necesarios instrumentos legislativos y didácticos, como la incidencia de la inadecuada preparación del profesorado y la falta de convicciones, culturales y pedagógicas del profesorado, del propio alumnado y de sus padres.

    El profesorado considera este tema como ajeno a sus competencias y lo deja normalmente en manos de los “especialistas”. Desaprovechando el potencial de su acción en el contexto de su trabajo cotidiano como educador y tutor, para ejercer como transmisor y mero “funcionario”.

    Gilabert Álvarez & López Aguado (2008) explican la metodología y estrategias a tener en cuenta por parte de los docentes de Educación Física en relación al alumnado hipoacúsico:

  • Facilitar la comunicación con este tipo de alumnos, mediante la expresión corporal, gestos, etc. Estimular su atención visual. Es conveniente automatizar una serie de gestos, ante los cuales respondan, no solo el alumno/a hipoacúsico, sino también el resto (ejemplo: al levantar los dos brazos se acercan los alumnos, al bajarlo empieza el juego, cartulinas, letreros, etiquetas, etc.).

  • Estar el profesor cercano al alumno/ y siempre localizado.

  • Hablarle de frente, intentando que no haya ruido de ambiente, y de forma clara. Adaptar el lenguaje a su nivel de compresión.

  • Asegurarnos que conocen sus posibilidades y limitaciones.

  • Motivar a partir de sus experiencias previas, no proponiéndole actividades demasiado exigentes, asegurándonos así la garantía de éxito y autoestima del alumno/a en nuestras clases.

  • Tomar las medidas de seguridad adecuadas según cada actividad, ya que pueden perder momentáneamente la orientación.

  • Aprovechar la percepción vibro táctil para desarrollar el ritmo.

  • Potenciar los juegos de cooperación y oposición, desarrollando las habilidades sociales de esta forma.

  • Intentar eliminar cualquier fuente de ruido, utilizar colores vivos, petos llamativos, etc.

  • Adaptar los objetivos, contenidos y la evaluación a las características, necesidades e intereses del alumnado hipoacúsico.

    El alumnado hipoacúsico será capaz de seguir un currículum normalizado siempre y cuando, desde todos los ámbitos educativos, se aúnen esfuerzos y se trabaje para ello. La comunicación con la familia, asociaciones, equipos de orientación educativa, etc., será uno de los factores fundamentales para conocer mejor las posibilidades de actuación de este alumnado, y poder ofrecerle una mayor garantía educativa que le proporcione la capacidad de desarrollar su autonomía personal, y lograr una autoestima que le permita desenvolverse en su vida diaria.

    González Cruzado (2007) diferencia dos grupos de minusvalía sensorial que son muy comunes en las aulas, como son la discapacidad auditiva y trastornos graves del lenguaje y la discapacidad visual. En cuanto a la discapacidad auditiva, distingue entre hipoacusia y sordera profunda, señalando que para la hipoacusia, existen aparatos de gran avance que ayudarán a los niños/as a que los problemas que nacen debido a la discapacidad, sean los menos posibles.

    Olayo Martínez et al (1996) explica las adaptaciones para el alumnado sordo o con limitaciones significativas de audición, apuntando las siguientes consideraciones:

  1. Muchos alumnos y alumnas sordos son capaces de leer en los labios de su interlocutor; en tal sentido, hablarles de frente y sin que exista ningún problema de percepción del movimiento de los labios.

  2. Utilizar un tono de voz natural y normal, sin gritar; se puede hablar sin exagerar el gesto, ni muy rápido ni tampoco muy lento.

  3. Al explicar cualquier concepto, hacerlo con frases cortas y vocalizando.

  4. Muchas veces puede ayudar ser expresivos en las explicaciones, pero sin gesticular excesivamente.

  5. Utilizar signos y señas que puedan ayudar a comprender el mensaje que se intenta transmitir con paciencia y con la seguridad de que se está recibiendo.

  6. Algunos alumnos sordos pueden presentar problemas de ansiedad, timidez o desmotivación, por lo que se tratará de crear un clima en el grupo de colaboración y acercamiento para que todos se sientan comprometidos en una misma dinámica a la que voluntariamente se han apuntado.

    Prado Pérez & Salcedo (2007) afirman que todas las instituciones formadoras del recurso humano en el área de la Educación Física, el Deporte y la Recreación, buscan establecer una atención adecuada para garantizar la formación integral del escolar en general y en particular del escolar sordo.

    Los niños con deficiencias auditivas (sordos) asisten a instituciones escolares que cubren la primera y segunda etapa de Educación Básica. Estos niños reciben clase de aula con programas según su limitación, sin embargo la clase de Educación Física se rige por programas iguales a los de los oyentes, o sea que de una u otra forma no están diferenciados.

    Revuelta Sanz et al (2008) señala que las personas con discapacidad y en particular las personas sordas se tienen que enfrentar a múltiples dificultades en sus vidas. También en la hora de acceder a la educación existen barreras que les impiden disfrutar y participar del proceso educativo plenamente por lo que nos encontramos lejos de lo que llaman Educación Inclusiva. Todavía se encuentran con varios problemas como la comprensión del lenguaje y del habla como consecuencia de la sordera pero también debido al ambiente ruidoso de las clases, la distancia con el profesor, las reverberaciones, etc.

    Para solucionar estos problemas proponen una nueva ayuda técnica que facilite la integración de los estudiantes con discapacidad auditiva en el nuevo modelo de educación inclusiva. Para ello utilizan los conceptos de subtitulado cerrado y subtitulado en directo. Este sistema permite transcribir el discurso del profesor y lo envía vía radio de forma individual y en forma de subtítulos a los estudiantes sordos.

    Torreblanca Capdevila & Albert Cantó (1999) destacan la importancia de proporcionar formación sobre la deficiencia auditiva a los profesores, tutores, departamentos de orientación, responsables de recursos humanos, empresas, entidades públicas, privadas, etc.

    Zapiola (2004) explica que las adaptaciones curriculares son las estrategias y recursos educativos adicionales que se implementan en las escuelas para facilitar el acceso y progreso de los alumnos con necesidades educativas especiales en el currículo.

    Además señala que cada niño requiere adaptaciones de acceso específicas, pero en forma general hay que tener en cuenta las siguientes adaptaciones de acceso para niños sordos e hipoacúsicos:

  • La organización del aula:

    • Buena iluminación.

    • Ubicación preferencial del alumno, para poder ver las señas del docente, hacer correcta lectura labial o escuchar el habla, de acuerdo a las posibilidades de cada niño.

    • Evitar factores que distorsionan e interfieren en la correcta percepción auditiva, como por ejemplo las dimensiones del aula, la distancia entre emisor y receptor, el ruido ambiente y la reverberación. Las aulas escolares suelen presentar varios de estos factores distorsionantes, de forma que el rendimiento verbal de un alumno sordo disminuye en esta situación.

  • Cuidado del audífono. Conversar periódicamente con los padres para que el niño pueda optimizar el uso del audífono: orientar a los padres sobre duración de las pilas, reemplazo de moldes, controles del aparato, etc. El sordo debe poder hacer un buen aprovechamiento del resto auditivo.

  • Cuando estamos ante un niño con implante coclear es importante que realice los controles y la estimulación auditiva, de lo contrario el rendimiento no será el esperado.

  • Priorizar las habilidades: no es lo mismo un niño con una pérdida auditiva leve, que otro con una pérdida severa, de esto dependerá en gran parte el acceso a la lengua, ya sea de señas y/o fónica.

  • Establecer códigos de comunicación: mirar la cara y las manos, respetar turnos de comunicación y establecer que es prioritario la comprensión del mensaje, que debe pedir ayuda si no comprendió el mensaje.

  • El docente proveerá a sus alumnos de ayudas o materiales didácticos adecuados para compensar las dificultades. Cuando el niño no tiene acceso la lengua fónica o su percepción auditiva es escasa y utiliza como primera lengua la de señas hay que recordar que el sordo “solo sabe lo que ve”. Hay que usar sistemas de facilitación, buscar el apoyo visual, táctil y kinésico.

  • Evitar explicaciones largas y apoyarse en la recepción del mensaje por canal visual, con apoyo de lengua de señas o lectura labial.

  • Recordar que la percepción del mensaje cesa rápidamente, esto requiere mantener niveles medios de atención, por lo tanto si las consignas son largas aparecerá la dificultad para comprender las estructuras sintácticas.

  • Debe darse una consigna por vez, acompañada por ilustraciones, es decir hay que usar sistemas de facilitación visual.

  • Cuando la consigna sea larga hay que separarla y acompañarla por secuencias de ilustraciones, es importante chequear para ver si entendió lo que tiene que hacer.

  • Cuando poseen lenguaje lecto-escrito hay que formular las instrucciones en forma secuenciada y con apoyo visual.

  • Con respecto al habla hay que recordar que el niño oyente tiene el feedback auditivo para escuchar y comprender qué le dicen y qué dice, esto no ocurre con el niño con discapacidad auditiva severa y profunda, con respecto a la articulación buscaremos el apoyo visual y propioceptivo y para estructurar las frases usamos claves visuales.

  • Cuando las características del niño lo requieran deberán instrumentarse sistemas de comunicación complementarios o alternativos, traducción a lengua de señas o computadoras con sintetizadores de voz.

    La comunicación eficaz, ya sea en lengua de señas o fónica, es el acceso que nos permitirá responder a las necesidades educativas de cada niño sordo.

3.     Conclusiones

    Tras esta revisión de la literatura relacionada con las adaptaciones curriculares en las clases de Educación Física para alumnos con discapacidad auditiva, podemos concluir, que en principio, los alumnos con este problema deberán seguir el currículo normal. Es por ello, que las adaptaciones curriculares irán encaminadas a mejorar sobre todo la comunicación y a hacer llegar más eficazmente la información a estos alumnos, pero no a plantearles un currículo diferenciado del de sus compañeros. El objetivo es que el alumno con discapacidad auditiva se integre como uno más en el grupo.

Bibliografía

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  • Olayo Martínez, J. M., Vázquez Menlle, J. & Alapont Hernández, A. (1996). Capítulo 6: Consideraciones previas en torno al alumnado con discapacidad (Alumnado con discapacidad sensorial: Alumnado sordo o con limitaciones significativas de audición). En El alumnado con discapacidad. Una propuesta de integración (I) (pp. 63-64). Madrid: Centro de Publicaciones. Secretaría General Técnica.

  • Prado Pérez, J. R. & Salcedo, A. (2007). Perfil antropométrico y de aptitud física del niño escolar sordo en edad comprendida entre 10 y 12 años. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, 105, 1-23. http://www.efdeportes.com/efd105/perfil-antropometrico-y-de-aptitud-fisica.htm

  • Revuelta Sanz, P., Sánchez Pena, J. M., Jiménez Dorado, J. & Ruiz Mezcua, B. (2008). Subtitulado cerrado para la accesibilidad de personas con discapacidad auditiva en entornos educativos. Procesamiento del lenguaje natural, 41, 305-306.

  • Torreblanca Capdevila, H. & Albert Cantó, M. F. (1999). Integración socio-laboral de personas con deficiencia auditiva. Alternativas: cuadernos de trabajo social, 7, 77-91.

  • Zapiola, M. C. (2004). Adaptaciones de acceso para todos los niños con discapacidad auditiva. Revista argentina de psicopedagogía, 58, 1-5.

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