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El clima sociopsicológico en los deportes de equipo. 

Nuevas perspectivas para su estudio en el fútbol. Segunda parte

The socio-psychologycal climate in the team sports. New perspectives for study in soccer. Second

 

*Profesor de Psicopedagogía del Deporte

Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte de Holguín

**Profesora de Psicopedagogía de deporte

Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte de Holguín

***Profesor de Educación Física, Voleibol y Didáctica de la Educación Física

y el Entrenamiento deportivo. Universidad de Ciencias Pedagógicas

Sancti Spiritus

Lic. Yasser Russell Suárez*

Msc. Eidy Reyes Rodríguez**

Msc. Joel Ernesto de la Paz Avila***

jpaz@ucp.ss.rimed.cu

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          A continuación aparece en la segunda parte una aproximación a las potencialidades del fútbol, como deporte colectivo y como expresión de la actividad grupal y la necesidad de potenciar el clima sociopsicológico y se abordan las alternativas educativas y los modelos teórico-metodológicos que se han desarrollado para desarrollar el clima y sus principales limitaciones.

          Palabras clave: Clima sociopsicológico. Deportes de equipo. Fútbol.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 16, Nº 164, Enero de 2012. http://www.efdeportes.com/

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El clima sociopsicológico en los deportes de equipo. Nuevas perspectivas para su estudio en el fútbol. Primera parte


El fútbol como expresión de la actividad grupal en el ámbito deportivo

    El fútbol es uno de los deportes de mayor arraigo popular en los últimos años, se convierte en un fenómeno social de gran repercusión, invadido por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, el flagelo del dopaje, la compra y venta de atletas y la persistencia de un juego agresivo que se manifiesta aceleradamente; aspectos que lo caracterizan en la actualidad. Es clasificado, por muchos entendidos, como un deporte colectivo de cooperación-oposición, que se desarrolla en un entorno extremadamente variable en el que actúan compañeros, oponentes y balón.

    Las interacciones manifiestas en el logro de los objetivos implican a todos los jugadores del equipo en el orden ofensivo o defensivo y permite una socialización y cooperación, sin las cuales, es imposible la comunicación y las tareas técnico - tácticas. El aprendizaje de la técnica en el fútbol implica penetrar en el ámbito educativo, en relación con el desarrollo del juego de equipo, al involucrar, la formación de otros valores personales, el comportamiento y la convivencia en el grupo, el acatamiento a las reglas con la conducta moral, las experiencias y madurez aportadas del enfrentamiento en el juego.

    La elaboración de respuestas novedosas, impredecibles y originales de los jugadores en el fútbol actual, indica que deben estar dotados de intuición, fantasía, rápida orientación y toma de decisión inmediata, las posibilidades de ideas deben aflorar a cada momento provocando un predominio del pensamiento operativo, caracterizado en la inteligencia y creatividad.

    Al respecto, el grupo de estudios técnicos de la FIFA (1998) analiza que se ha generado en los últimos años cambios en las concepciones tácticas, conllevando un juego más espectacular, por una mayor proyección ofensiva, por lo que los futbolistas de hoy se ven compulsados a un ritmo de juego cada vez más incrementado, primando la rapidez, precisión en las ejecuciones técnicas, un férreo marcaje y control zonal de los jugadores y reducción y achique de los espacios, entre otros criterios.

    Los equipos ganadores se caracterizan, por apoyos entre los jugadores, ayudas mutuas, inteligencia táctica para comprender el juego y placer por éste; aspectos que a nuestra consideración, definen en gran medida, la posición del equipo en el terreno, nivel comunicativo para desarrollar las acciones y un clima psicológico favorable que se traduzca en mejores resultados.

    En efecto, como exigencia precisa la cooperación entre los jugadores, al desarrollar un juego dinámico, de apoyos continuos para lograr los objetivos tácticos, que implica altos niveles comunicativos en los ataques y defensas, compatibilidad psicológica de los jugadores. Esta dinámica relacional determina que los parámetros de juego se logren con rapidez y se logren las tareas individuales y grupales, disposición del equipo y un ambiente de armonía.

    Veloso Pérez (2003) concibe que en el fútbol las relaciones interpersonales que se establecen entre sus jugadores influyen decisivamente en el accionar del equipo y que su actividad, está pensado en función de los demás porque el esfuerzo programado que se realiza lleva el sello de los compañeros de equipo.

    En estudios acerca de los estados emocionales en futbolistas asevera como los jugadores deben apreciar los objetivos del equipo y los de sus compañeros, así como los propios, para encauzar sus esfuerzos, debido a que equipos con actitud ganadora y potencialmente inferiores a un adversario en cuanto a capacidad triunfan ante los mismos, cuando el más hábil no expresó en el campo de juego una actitud similar.

    Martinó Sánchez (2008) demuestra que el fútbol como ningún otro deporte exige a sus participantes habilidades, capacidades, inteligencia, manejo táctico y estratégico, liderazgo y cohesión grupal, metas u objetivos claros, aspiraciones personales, desempeño exitoso de cada uno en función del colectivo y sacrificio de oportunidades personales a favor de lograr el éxito del equipo.

    Entre los valores del fútbol, según diversos autores, como deporte colectivo, se convierte en un medio educativo para desarrollar cualidades positivas como: la solidaridad, cooperación, ayuda mutua, dominio de sí mismo, sentido de pertenencia e identidad; presupuestos valorados por Noa Cuadro (2002) y que a consideración del presente investigador, resultan condicionantes para elevar las interrelaciones comunicativas y el clima psicológico en los equipos de fútbol.

    El desarrollo de la dinámica del equipo de fútbol exige el proceso de diferenciación de los roles de cada jugador para interpretar y planificar el trabajo en el terreno de juego, mientras más comunicación se establece en función de los objetivos mayor éxito a nivel individual y grupal, apreciando que el objetivo táctico no es posible lograrlo sin la interrelación de los jugadores en las acciones, de una unidad y armonía.

    Este desempeño de roles de los jugadores en función del equipo, como exigencia del proceso grupal, es necesario conjugarlo con las necesidades individuales y colectivas en relación a las tareas y los objetivos del equipo. En el fútbol las acciones de un jugador depende de la acción del otro, se desarrollan en espacios y tiempo donde todos accionan por un mismo objetivo, que exige de la cooperación de todos; que como aclara Rudik (1974) el éxito de un equipo deportivo es siempre el resultado de los esfuerzos conjuntos de todos sus miembros.

    De aquí la importancia concedida por los autores a las relaciones interpersonales en el seno del equipo para su funcionamiento y cumplimiento de sus objetivos; criterios avalados por Martinó Sánchez (2008) en sus trabajos con el fútbol, al referirse que todo el acontecer en cada partido es fruto del trabajo colectivo, del pensamiento colectivo, de las aspiraciones colectivas, de las defensas y ataques colectivos y que no es posible lograr el éxito si todos los miembros del equipo no participan.

    Estas valoraciones indican que el fútbol exige de la interpretación de las características personólógicas de los miembros de los equipos para desarrollar las relaciones comunicativas, los sistemas de juego y estrategias para cada partido en función de armonizar las características integradoras de cada jugador, sus creencias, pensamientos y actitudes para una favorable posición de cada integrante en el equipo y la existencia de un clima favorable en su funcionamiento.

    Este proceso en la categoría escolar es esencial al valorar las actitudes de los jugadores para asumir funciones específicas, que trae consigo que asuman tales compromisos miembros con cualidades positivas capaz de influenciar al equipo, esto orienta al análisis del liderazgo deportivo, capaz de contribuir en la creación de un clima emocional adecuado, que como generalidad, puede ser asumido por determinados jugadores con calidad en el equipo, experiencia deportiva y otros factores, los que influyen en la vida emocional y en los resultados del equipo.

    Es capaz de generar una motivación colectiva en el accionar de los jugadores como actividad social, que no está desligada de las motivaciones individuales que se crean, para ello, es necesario que se despojen de lo individual y se subordinen a lo grupal. Se debe crear oportunidades en los niños para dar motivación para situaciones nuevas que tiendan a incorporarlo al juego por equipo, facilitar la acción personal, con sentido de utilidad colectiva y como necesidad inducirlo a la búsqueda de ayuda y apoyo en sus compañeros de equipo en situaciones distintas y aprender propiciando un clima real emocional similar al del juego.

    En actuales trasmisiones de partidos de fútbol se aprecian como tendencia problemas éticos y estéticos en el nivel de juego, donde se violan las normas más elementales del juego limpio y se manifiestan actos de indisciplinas que limitan el objetivo del fútbol como actividad deportiva. Al respecto D’Amico (1982) asevera que es penoso que chicos en plena etapa de su formación como jugadores cometan actos y gestos indecorosos o protestando las decisiones de los árbitros.

    Por tanto, desde las potencialidades educativas del fútbol como deporte de equipo, debe desarrollarse un trabajo sistemático e integrador en la educación de sus miembros para favorecer las interrelaciones personales y de trabajo, orientaciones valorativas adecuadas, comportamiento ético y estético y un ambiente de compromiso colectivo con base en objetivos comunes; criterios a desarrollar mediante las acciones cooperadas de juego para elevar el rendimiento cualitativo y cuantitativo.

    Es desde esta perspectiva que los deportistas adquieren solidaridad y colectivismo para desarrollar las acciones técnico-tácticas, bienestar emocional, rivalidad sana, se potencian las normas morales con el cumplimiento del reglamento interno en el equipo, potenciando el pensamiento táctico colectivo, que hacen que este deporte adquiera un sentido educativo.

    De este modo el comportamiento ético de los escolares, dentro de las normas morales, resulta un tema actual en la práctica del fútbol, como la violencia, las manifestaciones racistas, las indisciplinas etc. que inciden negativamente en el desarrollo de la dinámica grupal de los equipos.

    El equipo de fútbol es un sistema abierto de constantes interacciones y transformaciones a nivel cualitativo, educa a jugadores y profesores en función de sus objetivos, exige del trabajo grupal y desarrolla valores sociales, psicológicos y la educación del jugador. Uno de los criterios psicosociales que afecta dicha dinámica, es la compatibilidad psicológica entre los jugadores, en este sentido, el destacado psicólogo Russell desarrolló valiosos estudios en este deporte en la década de los 80 y 90, demostrando que las acciones tácticas entre los jugadores que participan no sobrepasa los cuatro miembros, debido a la efectividad y precisión de la acción; criterios que indican la necesidad de trabajar la comunicación, las relaciones interpersonales y un clima adecuado para desarrollarlas con eficiencia y logra una alta coordinación en las acciones de juego.

    Sólo cuando existe compatibilidad el jugador puede demostrar en la actividad conjunta todas sus cualidades individuales positivas, como la amistad, la cohesión del equipo, los principios morales, las relaciones interpersonales, entre otros aspectos, que en su integración dan lugar a que los jugadores logren los objetivos orientados por los profesores.

    De este modo se le exige a los profesores en el desarrollo de los equipos escolares de fútbol orientar acciones que logren interacciones adecuadas de los miembros, en sus orientaciones valorativas e intercambios que permitan su compenetración en diversas situaciones; criterios que de no ser trabajados sistemáticamente afectan la atmósfera emocional del equipo para desarrollar los aprendizajes y comportamientos adecuados, lo que indica que el fútbol, como actividad social propicia la educación de los escolares desde el propio accionar del equipo, que requiere de una coherente proyección en el proceso de preparación.

Principales modelos y alternativas educativas orientadas al desarrollo del clima sociopsicológico en el fútbol escolar

    El tratamiento y desarrollo del clima psicológico en los equipos deportivos, ha sido abordado básicamente hasta la actualidad, desde el modelo orientado por la psicología rusa desde finales de la década de los 70 del siglo pasado y sus seguidores en la psicología deportiva cubana, que presenta su base epistemológica en la psicología social marxista y en la concepción dialéctico-materialista. El mismo sustenta que el clima sociopsicológico, está condicionado preferentemente por las relaciones interpersonales y las normas morales de grupo, y aunque son valiosos los criterios expuestos al considerar otros aspectos de gran valor que lo caracterizan, no han sido valorados desde una perspectiva integradora capaz de orientar a los profesores deportivos en el logro de los objetivos grupales, a su vez, no alude en su concepción criterios personológicos de los deportistas y no orienta al profesor como desde lo pedagógico desarrollar este proceso en los deportes de equipo.

    Dentro de las investigaciones significativas se encuentran específicamente las orientadas a potenciar el juego limpio, se destaca el Manual para el Entrenador elaborado por la Comisión Australiana de Deporte, al proponer un Modelo de comportamiento del jugador en el campo, basado en valores esenciales como: la honestidad, integridad, el respeto del entrenador; entre otros.

    Resulta significativo además el Modelo del Grupo de Estudios de Psicología del Deporte de la Universidad Autónoma de Barcelona en relación a los valores, actitudes y conductas de fairplay en futbolistas jóvenes para comprobar los efectos de la competición en el proceso de socialización de los miembros de los equipos.

    Estas propuestas aunque no son orientadas al tratamiento del clima en el fútbol específicamente, sí consideran las normas morales en el equipo en relación al juego limpio y la formación de sus miembros. No obstante, en su concepción se obvia la interrelación de los aspectos sociales y personológicos de los jugadores en interrelación con los criterios pedagógicos en su valoración integral y carecen de acciones metodológicas favorecedoras de tal proceso en la etapa de preparación, teniendo presente

    Noa Cuadro (2002) desde sus aportes doctorales propone un modelo orientado a la selección de talentos en el fútbol escolar otorgándole importancia al área psicológica, a las características personológicas así como las condiciones psicofamiliares de los jugadores, a la cooperación del equipo y las relaciones interpersonales, por tanto, son referentes asumidos en la presente investigación, que aunque no son orientados a la temática de estudio constituyen aportes básicos para el fútbol escolar y en el trabajo grupal del equipo y criterios pertinentes asumidos por el presente autor.

    El modelo de cooperación deportiva, de la Universidad Autónoma de México y de Santiago de Compostela (2006) basado en la cooperación de los jugadores de fútbol y baloncesto, fuera y dentro del terreno de juego, su disposición, interacción, objetivos personales y del equipo, papel del entrenador en la cooperación e importancia de las interacciones grupales para el rendimiento de los equipos, aunque no se orienta al clima sociopsicológico, se dirige al logro de la cohesión del equipo y tiene en cuenta algunos criterios personales que se implican en su accionar; argumentos que en otros modelos no son considerados. Como limitante, no precisa desde una concepción integradora y sistémica, los aspectos sociales de los jugadores así como los fundamentos pedagógicos que orienten el trabajo del profesor para lograr los objetivos propuestos y un ambiente emocional favorable en el equipo.

    Es evidente como los modelos abordados generalmente presentan un carácter reduccionista en su concepción, debido a que en su mayoría, sólo se orientan al tratamiento de las normas morales de grupo al no apreciar el carácter de proceso que presentan estas y el clima y no abordan desde una concepción integradora y sistémica la interrelación de factores sociales de los deportistas, personológicos y que junto con el contexto pedagógico del profesor permitirían direcccionar con objetividad dicho proceso en los equipos de fútbol.

    A tono con estos planteamientos Noa Cuadro (2002) en sus aportes doctorales, precisa que los niños se manifiestan en correspondencia con las condiciones sociales en que se desenvuelven, traduciendo los intereses y aspiraciones del grupo social al que pertenecen, que requiere de una adecuada apreciación de la estratificación social del aula, del colectivo pedagógico, de la familia, y de la comunidad; consideraciones tratadas también en el fútbol por Pereira (1996), Pino Ortega y Cimarro Urbano (1996), Roxburg (1996). A estos presupuestos se suma el presente autor al servir como antecedente importante en la actual investigación.

    Constituye un referente significativo el Modelo pedagógico cubano que desarrolla la formación de la personalidad de los educandos a todos los niveles, teniendo como premisa la interrelación estrecha de los diferentes actores sociales, el sistema de influencias educativas, las características psicológicas y sociales de los educandos, sustentada en la relación de unidad: familia – escuela y comunidad y la formación de valores acorde a nuestro proyecto social, que sirven de fundamentos de gran valor y punto de partida en la presente investigación.

    Señalar que uno de los modelos propuesto en Cuba es el referido al clima motivacional desarrollado como aporte doctoral por Sosa Martínez (2009) en el deporte Lucha, que interrelaciona los criterios externos del atleta, como la familia y los factores internos que inciden en la síntesis reguladora del comportamiento y propone un conjunto de recomendaciones para su desarrollo; aportes que a nuestra consideración, sirven de base al presente autor en sus estudios. No obstante, el modelo no tiene en cuenta los criterios pedagógicos que pueden interrelacionarse con los aspectos propuestos para mejorar el clima motivacional, teniendo como base que es en el contexto del entrenamiento donde se desarrollan las acciones metodológicas que educan el accionar y la conducta de los deportistas.

    Precisar que los modelos desarrollados plantean las siguientes insuficiencias:

  • Carecen de una concepción integradora y un carácter reduccionista para el tratamiento y orientación del clima sociopsicológico al no contemplarse otros factores psicosociales para su desarrollo, debido a que están orientados como generalidad al estudio de las normas morales de equipo.

  • No integran adecuadamente los criterios sociales, personológicos de los miembros del equipo y pedagógicos en su interrelación para un tratamiento de este aspecto desde el contexto del entrenamiento.

  • Son insuficientes los modelos, las alternativas y estrategias de intervención que orienten metodológicamente y en su labor educativa a los profesores para el desarrollo del clima sociopsicológico en la conducción de los equipos de fútbol escolar.

    Puntualizar que los criterios teóricos que sustentan la propuesta del modelo orientado por el presente autor parten de las concepciones expuestas en epígrafes anteriores, especialmente en el principio metodológico de la relación de unidad deportista – equipo deportivo – sociedad, expuesta por Hiebsch y Vorwerg (1969), Russell y González (1994), Cañizares Hernández (1999, 2004) y en la concepción sistémica para el estudio de los grupos de Afanasieva (1979) y Cásales Fernández (2004), de los principios educativos y aportes definidos por la pedagogía rusa y cubana, también a los referentes teóricos de Bermúdez Morris y cols (2002) en relación a la dinámica grupal como proceso y sus criterios para el abordaje de la misma así como los procesos dinámicos que la caracterizan, los cuales dieron lugar al proceso de modelación en este sentido.

    Es una necesidad, de acuerdo a los criterios teóricos que caracterizan el clima, que este proceso sociopsicológico se desarrolle desde una concepción sistémica e integradora en función de los componentes que lo caracterizan, donde deben apreciarse interrelacionados los aspectos sociales de los miembros de los equipos, por su marcada influencia en su personalidad y en la de los demás integrantes, con los criterios personológicos que caracterizan a cada jugador y que guardan relación con el clima y los criterios pedagógicos que permitan la intervención educativa y metodológica del profesor así como aquellos aspectos que en el entrenamiento se interrelacionan de forma directa con el clima y viceversa.

    Las alternativas educativas desarrolladas en el tratamiento del clima sociopsicológico en los equipos de fútbol se han orientado especialmente como regularidad al diagnóstico de las normas morales, con énfasis en la ética deportiva, también relacionados con la comunicación educativa y su significación en las metas individuales y grupales y al papel del entrenador como factor regulador del clima en el equipo. La experiencia a nivel internacional es avalada por importantes investigaciones, que en su mayoría no tienen como objetivo rector el estudio del clima pero que si abordan algunos criterios que lo condicionan directamente, sirviendo de puntos de partida y referentes en la presente investigación, entre las que se destacan:

    Se desarrolló en los años ‘80 del siglo pasado significativos estudios en el fútbol argentino por Pichón Riviére analizando la relación entre el jugador y su entorno y aplica la técnica de grupo operativo y propone estrategias didácticas de intervención para mejorar la comunicación, el aprendizaje y ansiedad ante los efectos del cambio.

    Al respecto se aprecian los estudios de la influencia y significado de la comunicación educativa, ligado a la dirección y conducción de equipos de fútbol en la búsqueda de metas socioeducativas.

    Marti Mora (1994) en España orienta investigaciones acerca de la vida y desarrollo del grupo, en el fútbol de alto rendimiento, basado en el establecimiento de varias etapas para el desarrollo del equipo, entre las que destaca, la fase de establecimiento de normas grupales y de objetivos comunes y aborda el papel de la responsabilidad funcional de los jugadores y las relaciones interpersonales, criterios esenciales en el clima psicológico en la actividad grupal.

    La citada investigación es importante al revelar lo significativo que resulta el estudio de las relaciones interpersonales, la responsabilidad funcional de los jugadores y las normas morales de grupo en el accionar y dinámica del equipo de fútbol, no obstante, no propone acciones metodológicas que desarrollen el clima sociopsicológico en el equipo analizado.

    Por su parte, Barrero García (1994) aplica un grupo de acciones en el proceso de evaluación de las intervenciones psicológicas en equipos de fútbol de diferentes categorías en escuelas deportivas de España y no propone acciones no objetivos orientados a la preparación psicosocial de los jugadores y con ello del equipo.

    La relación familia – futbolistas – entrenadores o centros deportivos, es abordada por Pereira (1996), Pino Ortega y Cimarro Urbano (1996), Roxburg (1996), Jaramillo Pechene y Socorro Ipuz (2002), D’Amico (1982), Noa Cuadro (2002), Martinó Sánchez (2008), Valdés (2010) en función de la preparación de los futbolistas, que aunque ha sido una temática poco abordada y no logran desarrollar estrategias de intervención, le otorgan gran importancia en el accionar educativo.

    Cauas Esturillo (2002) en el fútbol sub 19 en Chile se basa en la técnica de Grupos Operativos de Pichón Riviére y Bauleo, en función de eliminar conflictos grupales, identificación de roles y liderazgos en el grupo deportivo así como eliminar las situaciones de dilemas que suscitaban en el equipo.

    Viciana Ramírez y Sabala Díaz (2004), citando a Bayona (1995) concuerdan en que el espectáculo deportivo del fútbol presenta importantes cuestiones que afectan a la seguridad y al orden público y el propio escenario donde se desarrollan los equipos, apareciendo una violencia que llega al terreno de juego y al marco del equipo deportivo; de aquí que a nuestra consideración, esto exigen que los profesores en la conducción de los equipos escolares potencien acciones socioeducativas que brinden un ambiente emocionalmente capaz de que el equipo funcione de manera armónica en la obtención de objetivos superiores.

    Se han realizado un grupo de investigaciones de gran importancia relacionada con el papel del entrenador en categorías escolares para la educación social y moral de la conducta deportiva, se refieren a ello Smoll y Smith (1987, 1991), Lorenzo (1997), Cruz (1994, 1997, 2001).

    En base a la incidencia de los estilos de dirección en el rendimiento y en el accionar del equipo se destacan Chelladurai y Haggerty (1978), Tutko y Richards (1984), Martens y otros (1977), Sánchez (1994), Ibáñez (1996), Ibáñez y Feu (2000) clasificando los modelos de entrenadores de acuerdo a los estilos de dirección de los entrenamientos y competición, su personalidad y actitud.

    Numerosos son los trabajos referidos a los comportamientos agresivos y antisociales, en el comportamiento sociomoral del joven futbolista aparecen los aportes de Cruz, Boixados y cols (1995), Stephens y cols (1997), Ommundsen y cols (2003) en relación a los medios de comunicación que afectan las conductas socioculturales en los equipos de fútbol; en la violencia del equipo encontramos a O’Donell y cols (2002), Cere (2002), Bodin y Hare (2002), Johansson (2003) y Pearton (2003) en la violencia familiar provocada por el fútbol como espectáculo; entre otros estudiosos.

    Los citados trabajos guardan relación debido a que están orientados al conocimiento de las normas morales de grupo en el equipo, tanto en la conducta y dirección de los profesores deportivos y su influencia en el accionar el equipo, o en la conducta moral de los miembros de los equipos de fútbol, no obstante a ello, no se brindan acciones o estrategias de intervención socioeducativas que permitan potenciar el comportamiento de las normas morales y el clima sociopsicológico.

    En Cuba las investigaciones en el fútbol en relación a la temática son insuficientes y escasas y como tendencia se evidencia pobre sistematización teórico-metodológica de acciones y estrategias de intervención. Se encuentran los estudios de Veloso Pérez y colbs (2001, 2002) en la Primera División, específicamente en función de potenciar las relaciones interpersonales que permitió a través de actividades extradeportivas y en los entrenamientos mejorar indicadores como la comunicación, la aceptación, unidad y armonía en el equipo; no obstante, las acciones propuestas carecen de una concepción integradora y sistémica.

    Valdés Marcos (2010) aunque no desarrolla estudios en relación al clima en el fútbol, si precisa su importancia y desarrolla un conjunto de criterios que permiten la enseñanza en las edades escolares, los que son compartidos por el presente investigador. Contempla como premisas básicas en esta categoría:

  • La estrecha relación que debe existir entre los profesores, la familia y la escuela en función de un proceso pedagógico favorable.

  • Tener presente, por el nivel de influencia en el aprendizaje de los niños y adolescentes, la inteligencia motora, motivación, características personológicas y disposición anímica.

  • En el proceso de entrenamiento debe crear el profesor un clima favorable en los jugadores y en el equipo.

  • El logro de un trabajo educativo que facilite el aprendizaje de los niños y jóvenes.

    Considerar que una alternativa educativa orientada al desarrollo del clima sociopsicológico en el fútbol base o escolar, desde una concepción sistémica e integradora, debe fundamentarse en la interrelación de los componentes sociales y personológicos de los integrantes del equipo y en los criterios pedagógicos, dado que es desde el escenario del entrenamiento sistemático donde el entrenador con sus métodos, estilos de dirección, su comunicación, sus accionar educativo así como las interrelaciones de los jugadores, entre otros componentes, permitirá el logro de objetivos superiores en el funcionamiento de los equipos y mejorar los ambientes internos de los mismos.

Bibliografía

  • Bermúdez Morris, R. (2002) Dinámica de grupo en Educación: su facilitación. Ciudad de la Habana, Editorial Pueblo y Educación.

  • Buceta, J. (1998) Psicología del entrenamiento deportivo. Texto expresamente elaborado para los estudios de Master y Especialista Universitarios en Psicología de la Actividad Física y del Deporte de la UNED. Psicología del entrenamiento deportivo. Editorial Dykinson, Madrid. Consultado Diciembre de 2007. Disponible en: www.uned.es

  • Cañizarez Hernández, M. (2004) Psicología y equipo deportivo. La Habana, Editorial Deportes, 155pp.

  • Colectivo de autores. (1994) Intervención psicológica en los Deportes de Equipo. Barcelona, Revista Apunts.

  • González, M y Russell, L. (1994) Algunas propiedades de los pequeños grupos y colectivos en la Educación Física y El Deporte. Departamento de Diseño, Desarrollo y Evaluación, México.

  • Gutiérrez Véliz, P (1999) La preparación psicológica en los deportes de equipo de los juegos con pelota. Estudio de la motricidad infantil. Primera parte. En: EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 4, Nº 16. http://www.efdeportes.com/efd16/dequipo.htm

  • Russell González, L. (1999) Exigencias psicológicas en los diferentes grupos de deportes, Conferencia especializada en psicología del deporte. Ciudad de la Habana, ISCF.

El clima sociopsicológico en los deportes de equipo. Nuevas perspectivas para su estudio en el fútbol. Primera parte

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