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MAR DEL PLATA Y SU IDENTIDAD FUTBOLISTICA. EL CASO DE ALDOSIVI EN LA PRIMERA B NACIONAL
Gastón Julián Gil



En el barrio del puerto....
Este intento de inventar un referente de identidad descontextualizado surge como una estrategia condenada al fracaso, al no considerar las particularidades de la sociedad marplatense, notoriamente fragmentada en cuanto a sus orígenes y a sus gustos deportivos. De cualquier manera, no es la primera vez que ocurre. A fines de la década pasada, una serie importante de periodistas de la ciudad habían comenzado a plantear que, en el básquet de Liga Nacional, Mar del Plata debía tener un solo equipo, y fueron variadas las ocasiones en que se pretendió imponer ese tema en la agenda de los dirigentes de los clubes que juegan la liga: Peñarol y Quilmes. Esa tibia iniciativa nunca prosperó, además de que la rivalidad entre esas dos instituciones fue la que posibilitó que el básquet de Mar del Plata llegara a transformarse durante algunas temporadas en el epicentro basquetbolístico de la Argentina (Gil, 1996).

Desde la misma llegada de Jorge Solari a Mar del Plata, allá por febrero de este año, comenzó a plantearse lentamente la necesidad de expandir el área de convocatoria de Aldosivi, visiblemente circunscripta al ámbito portuense. Por ese entonces, la pobre campaña del equipo parecía ser un justificativo remarcable para un conjunto que meses antes, cuando había conseguido marcar más de tres goles por encuentro como local, era capaz de congregar cerca de 4 mil almas. "Siempre veo las mismas caras" declaraba a la prensa Solari, mientras sugería la necesidad de utilizar el Estadio mundialista de Mar del Plata, aspecto que se concretaría meses más tarde -y para siempre- ante una clausura temporal del escenario en que Aldosivi actuaba como local en la zona portuense. Con excepción de los últimos encuentros de la temporada 97-98 que a punto estuvo de dejar a Aldosivi en primera división, todos los partidos se disputaron en el estadio Adolfo López, una modesta construcción ubicada en el corazón del puerto marplatense con capacidad para cerca de 5000 personas. Para los hinchas, simplemente "La Cantera", espacio identitario ritual que gran parte de los hinchas recuerdan con nostalgia, pese a las enormes diferencias de comodidad entre ese escenario y el Estadio Mundialista. Por aquellos días en que todavía se jugaba en "La Cantera", en algunos medios se le preguntaba de manera reiterada al presidente de Aldosivi, Oscar Salerno, si existían posibilidades de cambiar los colores y el nombre de la institución. La consigna "Aldosivi es el equipo de Mar del Plata" fue lentamente instalada por los medios de comunicación ante la opinión pública en medio de un fracaso rotundo por concientizar a los habitantes de la ciudad de la necesidad de contar con equipo en primera división. Desde los medios periodísticos, aún antes del ingreso del multimedios al proyecto, se vino planteando con insistencia la necesidad de conformar un equipo que unifique la identidad marplatense, y la existencia de Aldosivi, con sus colores y connotaciones portuenses constituye un impedimento insalvable. Los hinchas, atentos a cualquier estrategia que desvirtúe su pasión, alertan en forma aislada o corporativa sobre esas intenciones. En el partido de cierre de la primera fase de la temporada 97-98 frente a Olimpo de Bahía de Blanca el público asistente insultó al presidente del club, Oscar Salerno, acusándolo de querer "hacer negocio con la camiseta", en alusión a la aparición de Aldosivi con la casaca roja y blanca a rayas horizontales. La desilusión de la gente, frustrada al no entender que Aldosivi, no fuera "el verde", tardó un tiempo en asimilar el impacto8 . Nunca más, hasta el momento, se repitió en Mar del Plata el uso de la camiseta alternativa, aunque sí en encuentros de visitante. Ahora sólo el isologo de Mar del Plata y la actuación en el estadio Mundialista semivacío constituyen los pilares palpables de este intento de construir "el equipo de Mar del Plata".

Al respecto, los testimonios de los informantes, junto con los cantos, parecen concluyentes:

Queremos La Cantera
oh, oh, oh, oh
"No es lo mismo que en La Cantera. Acá no da para ponerse a cantar porque parecemos cuatro gatos locos. En cambio, allá éramos veinte que nos hacíamos escuchar una barbaridad, podíamos putear a los rivales y, además de que era un kilombo, estábamos todos más cerca. En el estadio es todo más distante. Puede haber 10 mil personas pero da la impresión de que somos poquitos", afirma Sebastián, asistente habitual en los juegos de Aldosivi.

Señores yo soy del barrio de La Cantera
lo sigo a Aldosivi a donde sea
vayas a donde vayas
la banda va a estar con vos
me gusta la marihuana y tomar alcohol
vamos tiburón, vamos tiburón.
"En La Cantera puteamos, estamos todos juntos, tenemos la cancha a un metro, presionamos a los rivales. Además es el puerto, viejo, no hay nada que hacerle. Y el verde es el puerto", cuenta Luis, un autodenominado hincha de fierro, que va a ver a Aldosivi "hasta en el torneo local".

Yo nací en el barrio del puerto
y sé donde voy a morir
no importa en que cancha juguemos
yo siempre te voy a seguir
por eso te aliento esta tarde
te llevo en el corazón
la hinchada quiere el campeonato
quiere ser campeón.
Además de los comentarios de estos informantes, también es fácilmente observable la distinta actitud que toma el grueso de los hinchas (no los pertenecientes a "la doce"9 ) en el estadio mundialista. Quienes en "La Cantera" saltaban, gritaban hasta la afonía e insultaban permanentemente a los rivales, ahora en el nuevo escenario la actitud es por demás pasiva. Cómodamente ubicados en las plateas o hasta con una buena panorámica desde una popular semivacía, se pasa del apasionamiento extremo a la contemplación del espectáculo deportivo.

"Yo disfrutaba más ir a La Cantera que el propio partido. Porque ahí uno se siente importante", comenta Sergio, docente universitario y socio del club. "Ahora en este estadio por ahí llevás chicos y el clima es mucho más tranquilo. Es cierto, es más 'sano' todo pero el clima de La Cantera es algo insustituible".

Pero quienes manejan el fútbol de Aldosivi todavía no han intentado comprender lo que significa para los hinchas el cambio de escenario. A todo lo expresado por los informantes, se puede agregar otro dato concluyente: La Cantera está emplazada prácticamente en el centro del puerto de la ciudad. Así era sencillo divisar que la gran mayoría de quienes asistían a la cancha lo hacía a pie, sin siquiera necesitar un colectivo como transporte. Hoy, sin que el Estadio Mundialista se encuentre lejos, la situación es distinta.

"La gente del puerto se tiene que acercar al estadio" se escuchó decir a los periodistas de FM Eclipse el 22 de setiembre, minutos antes del partido nocturno televisado para la TV, en una transmisión radial ya tradicional en la cobertura de la campaña de Aldosivi por todo el país, en obvia alusión a la desmovilización que en el núcleo portuense generó el cambio de escenario. Un cambio que sirvió además para poner en escena una serie de alteridades (Gil, 1998) que ponen de manifiesto la complejidad de las identidades deportivas, imposibles de reducir a la pasión por una camiseta. En este sentido, el nuevo escenario posibilitó que sectores variados de hinchas se apropiaran de ciertos territorios (ahora fácilmente disponibles) para diferenciarse de sus pares. Algunos de quienes se consideran "hinchas de verdad" de Aldosivi, mayoritariamente socios del club, afirman no acudir "más a la popular porque no queremos estar con esos negros que cuando el equipo pierde putean a los jugadores y que van a hacer quilombo", tal cual asegura Pablo, de 30 años y empleado en un comercio del puerto. Este informante, asegura demás que "en la platea pagamos un poco más pero estamos con la gente que quiere al club de verdad, cantamos y vemos mejor el partido".

Mientras tanto, resulta evidente la disonancia entre el sentir de los hinchas y las versiones periodísticas del medio que está implicado en la administración del club. El 27 de setiembre, en una columna firmada por Daniel Scarímbolo, pudo leerse lo siguiente: "La seriedad del proyecto encabezado por Jorge Solari mereció un escenario acorde a la magnitud de la idea y por ello el traslado al "Mundialista" se dio sin mayores complicaciones. Pero cuando el simpatizante pensó que allí se perdería aquella plaza fuerte como era La Cantera, sucedió todo lo contrario..."

"Seguramente el paso arrollador de un equipo por cualquier campeonato no depende de la fuerte condición de local sino de la calidad de sus componentes. Aldosivi cuenta con elementos importantísimos que, a la hora de jugar, hacen pasar a un segundo plano aquella circunstancia, que no se ha perdido por pasar a jugar al escenario más adecuado de la ciudad para un equipo que pretende ser de primera".

Todo parece jugarse en el terreno de una lógica superficial y de sentido común: Aldosivi es el equipo que más arriba ha llegado en el fútbol de AFA, por lo que debería aglutinar tras su paso a todos los aficionados al fútbol de la ciudad, mucho más en una escenario de las características del "José María Minella". Pero los fenómenos identitarios son más complejos, en especial en sociedades atrapadas por la mundialización (García Canclini, 1995) y sus consiguientes procesos de fragmentación y heterogenización (Ford, 1994). Teniendo en cuenta estos aspectos, las estrategias se armaron en base a esa línea de acción. Como ya se mencionó más arriba, en ocasión del juego televisado de los jueves, se decidió que quien tuviera en sus manos el suplemento deportivo del diario La Capital del día de la fecha, el 22 de setiembre, ingresarían gratis al estadio. En cuanto a la convocatoria, la medida fue un éxito: más de 10 mil personas le mostraron al país un marco desacostumbrado. Sin embargo, los comentarios de un importante sector de la concurrencia a la platea descubierta ante momentos de cierto tedio en el encuentro ("devuelvan el diario") demostraron el tono con que un importante caudal del público tomó al partido de Aldosivi. La huida que algunas pequeñas gotas y un importante viento provocaron en esos mismos sectores pusieron en mayor evidencia la crisis de identidad: Aldosivi no representa demasiado ni para los que casi colmaron el estadio en el final del ascenso ante Belgrano ni para los que le dieron un marco importante en el antes mencionado cotejo televisado. Los ya citados comentarios jocosos acerca del costo de la entrada10 y el rechazo de los habituales seguidores hacia quienes aprovecharon la ocasión ("seguro que los que pagaron no se van por un poco de viento") escenifican un conflicto de identidad hasta ahora irresoluble.

La llegada de los primeros resultados adversos como local, hacia finales del mes de octubre y comienzos de noviembre de 1998, constituyeron las válvulas de escape de lo que en el puerto, hoy único sostén identitario de Aldosivi, se piensa sobre el actual proyecto y que puede resumirse en un sola palabra: traición. Así es lo que un grueso sector de la hinchada manifiesta acerca de la manera en que se está manejando a Aldosivi. Para ellos Aldosivi es del puerto y ahora se lo quieren quitar. Los insultos hacia Jorge Solari en la noche de la derrota frente a Instituto, cuando pocos meses antes se cantaba que "de la mano del Indio11 /vamos a ganar", no hace otra cosa que confirmar los sentimientos de quienes se suponen despojados de un legítimo referente de identidad.


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Año 4. Nº 13. Buenos Aires, Marzo 1999.