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ISSN 1514-3465

 

Decolonialidad y el fútbol sudamericano: Maradona, 

Pelé, Obdulio y la ruptura de la lógica centro-periferia

Decoloniality and South American Soccer: Maradona, Pelé, 

Obdulio and the Rupture of the Center-Periphery Logic

Descolonialidade e futebol sul-americano: Maradona, 

Pelé, Obdulio e a ruptura da lógica centro-periferia

 

Juliano Oliveira Pizarro

jopizarro@hotmail.com

 

Professor EBTT DE de Educação Física

do Instituto Federal do Piauí

Doutor pelo Programa de Pós-Graduação Interdisciplinar

em Ciências Humanas da Universidade Federal de Santa Catarina

com período de Doutorado Sanduíche na Universidade de Aveiro (Portugal)

no Departamento de Ciências Sociais, Políticas e do Território

Mestre em Ciência Política pelo Programa de Pós-Graduação

em Ciência Política da Universidade Federal de Pelotas

Especialista em Treinamento Desportivo

e em Gestão e Organização do Esporte pela Uniasselvi

Graduado em Educação Física Licenciatura

pelo Centro Universitário Claretiano

Bacharel em Direito pela Universidade Federal de Pelotas

Faz parte do Núcleo de Avaliação e Atividades Físicas (NAAF)

do Grupo de Pesquisa em Educação, Saúde,

Tecnologia, Inovação e Cultura (ESTIC)

do INCT: Instituto de Estudos de Futebol Brasileiro

projeto financiado pelo CNPq, da IUAES Sport Anthropology Commission

Participa do grupo de trabalho Política, Mercado e Futebol da ANPOCS

Pesquisador do SP3: Sports, Power

and Public Policy research group of Aveiro University

(Brasil)

 

Recepción: 02/01/2023 - Aceptación: 15/11/2023

1ª Revisión: 25/07/2023 - 2ª Revisión: 06/08/2023

 

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Cita sugerida: Pizarro, J.O. (2023). Decolonialidad y el fútbol sudamericano: Maradona, Pelé, Obdulio y la ruptura de la lógica centro-periferia. Lecturas: Educación Física y Deportes, 28(307), 98-119. https://doi.org/10.46642/efd.v28i307.3814

 

Resumen

    Con el "descubrimiento" de la América comenzó lo que muchos llaman el Sistema-Mundo Moderno. Incluso después de la independencia de los países que fueron colonias de las potencias europeas, la colonización no ha terminado. Se continúa en la actualidad, principalmente a través de la globalización, que no sólo ha mantenido la lógica del colonialismo económico, sino también el aspecto cultural. Así, se creó los estudios subalternos, con el fin de crear teorías de los países del Sur para el Sur, haciendo un necesario proceso de decolonización (del ser, del saber y del poder). Este artículo es acerca de cómo el fútbol, deporte eurocéntrico considerado como el más practicado en el mundo, a pesar de mostrar los prejuicios de la sociedad y la lógica colonial de la mercantilización de los atletas, es una herramienta muy importante en el proceso de decolonización del ser, el objetivo del trabajo es mostrar la importancia del fútbol desde un punto de vista decolonial, precisamente porque es un mecanismo de combate a los problemas antes mencionados y también porque rompe la tradicional división periferia-centro del sistema-mundo moderno, colocando a los países sudamericanos como centro y a las grandes potencias imperialistas neoliberales, por veces, como periféricas. Eso queda claro con la simbología histórica de los futbolistas, como Maradona, Pelé y Obdulio como protagonistas, mártires que rompieron la lógica tradicional centro-periferia del sistema mundial para las generaciones posteriores de futbolistas que continuaron este legado hasta los días de hoy.

    Palabras clave: Fútbol. Maradona. Pelé. Obdulio Varela. Decolonialidad.

 

Abstract

    With the "discovery" of America began what many call the Modern World-System. Even after the independence of the countries that were colonies of the European powers, the colonization has not ended. It continues today, mainly through globalization, which has not only maintained the logic of economic colonialism, but also the cultural aspect. Thus, subaltern studies were created, in order to create theories of the countries of the South for the South, making a necessary process of decolonization (of being, knowledge and power. This article is about how soccer, a Eurocentric sport considered the most practiced in the world, despite showing the prejudices of society and the colonial logic of the commodification of athletes, is a very important tool in the decolonization process. of being, the objective of the work is to show the importance of soccer from a decolonial point of view, precisely because it is a mechanism to combat the aforementioned problems and also because it breaks the traditional periphery-center division of the modern world-system, placing South American countries as the center and the great neoliberal imperialist powers, at times, as peripheral. That is clear with the historical symbology of soccer players, such as Maradona, Pelé and Obdulio Varela as protagonists, martyrs who broke the traditional center-periphery logic of the world system for subsequent generations of soccer players who continued this legacy to this day.

    Keywords: Soccer. Maradona. Pelé. Obdulio Varela. Decoloniality.

 

Resumo

    Com a “descoberta” da América começou o que muitos chamam de Sistema-Mundo Moderno. Mesmo depois da independência dos países que foram colônias das potências europeias, a colonização não terminou. Continua hoje, principalmente através da globalização, que não só manteve a lógica do colonialismo econômico, mas também o aspecto cultural. Assim, criaram-se estudos subalternos, no sentido de criar teorias dos países do Sul para o Sul, tornando necessário um processo de decolonização (do ser, do saber e do poder). Este artigo trata de como o futebol, esporte eurocêntrico considerado o mais praticado no mundo, apesar de mostrar os preconceitos da sociedade e a lógica colonial da mercantilização dos atletas, é uma ferramenta muito importante no processo de decolonização. o trabalho é mostrar a importância do futebol do ponto de vista decolonial, justamente por ser um mecanismo de combate aos problemas mencionados e também por quebrar a tradicional divisão periferia-centro do sistema-mundo moderno, colocando os países sul-americanos como centro e as grandes potências imperialistas neoliberais, por vezes, como periféricas. Isso fica claro com a simbologia histórica dos jogadores de futebol, como Maradona, Pelé e Obdulio Varela como protagonistas, mártires que quebraram a tradicional lógica centro-periferia do sistema mundial para as gerações subsequentes de jogadores de futebol que deram continuidade a esse legado até os dias de hoje.

    Unitermos: Futebol. Maradona. Pelé. Obdulio Varela. Decolonialidade.

 

Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 28, Núm. 307, Dic. (2023)


 

Introducción 

 

    En un mundo globalizado, las raíces del colonialismo de algunos siglos atrás aún permanecen vivas en la sociedad. Incluso después del proceso de descolonización de países de todo el mundo, las marcas de la colonización existen y aún se reproducen. En este contexto, es necesario estudiar los fenómenos del poscolonialismo, una escuela de pensamiento que busca comprender cómo el colonialismo se perpetúa hasta el día de hoy en las sociedades más diversas.

 

    No es solo un punto de vista político, sino también económico, cultural y, en consecuencia, un punto de vista epistemológico, intrínsecamente llamado colonialismo interno (González Casanova, 2007). De ahí surgen también los estudios decoloniales, que buscan acabar con esta lógica, especialmente la del pensamiento eurocentrista, con el objetivo de romper esta epistemología del conocimiento creado y reproducido a lo largo de los siglos. (Quijano, 2005)

 

    Sin embargo, dentro de la modernidad se buscan mecanismos que tengan el potencial de contribuir a este proceso de decolonialidad (Pizarro, 2021, p. 25). El deporte es uno de estos mecanismos, especialmente el fútbol, ​​considerado el deporte más practicado en el mundo, tiene ese carácter “democrático”, en vista de ser practicado en diferentes lugares del mundo, por personas de todas las “razas y clases sociales”. Con el objetivo de una comprensión epistemológica del fútbol, ​​son evidentes los problemas que afectan a la sociedad en los partidos de fútbol, ​​como la violencia, el racismo y la xenofobia.

 

Imagen 1. Selecciones nacionales y los clubes sudamericanos son campeones del mundo,

compitiendo siempre de igual a igual con los europeos por la hegemonía del fútbol mundial

Imagen 1. Selecciones nacionales y los clubes sudamericanos son campeones del mundo, compitiendo siempre de igual a igual con los europeos por la hegemonía del fútbol mundial

Fuente: Adobe Firefly

 

    A través de un giro decolonial, entendiendo la lógica de la modernidad y la colonialidad, el objetivo del trabajo es mostrar la importancia del fútbol desde un punto de vista decolonial, precisamente porque es un mecanismo de combate a los problemas antes mencionados y también porque rompe la tradicional división periferia-centro del sistema-mundo moderno, colocando a los países sudamericanos como centro y a las grandes potencias imperialistas neoliberales, por veces, como periféricas. Eso queda claro con la simbología histórica de los futbolistas, como Maradona, Pelé y Obdulio Varela como protagonistas, mártires que rompieron la lógica tradicional centro-periferia del sistema mundial para las generaciones posteriores de futbolistas que continuaron este legado hasta los días de hoy. El fútbol tiene un sentimiento decolonial para los sudamericanos, el “Sur-global” se convierte en “Norte-global”, hecho de gran relevancia en el proceso de decolonización e incluso en la autoestima de los pueblos periféricos.

 

Poscolonialismo y sistema-mundo moderno 

 

    Aspectos generales de los estudios decoloniales y poscoloniales 

 

    A través de un breve diálogo con los autores que trabajan el tema, se busca acercar los aspectos generales de los estudios subalternos, buscando comprender el pensamiento teórico del poscolonialismo y también de los autores que trabajan con estudios decoloniales. Existe un interesante debate, que de alguna manera aún no ha llegado al mainstream, entre decoloniales y poscoloniales, con grandes autores del llamado “Sur global”, principalmente de América Latina.

 

    Hall (2002), al llamar la atención sobre la situación poscolonial y su ruido causado en las identidades, problematiza la situación de una epistemología de los estudios de historia cultural en la actualidad. Su pensamiento histórico, se canaliza hacia los márgenes de las metanarrativas occidentales, que pretendieron legitimar a lo largo de los siglos las metanarrativas de glorificación del ser europeo.

 

    Inicialmente, la intención es abordar este tema a través de sus puntos principales, mostrando la importancia que tiene el grupo modernidad/colonialidad en la elaboración de teorías de sur a sur. Así, además de sacar a la luz este aspecto teórico, se busca proporcionar al lector una base para comprender, posteriormente, la importancia directa e indirecta que tiene el fútbol sudamericano para la cultura y política de los países de la periferia global. Primero, cabe señalar que el concepto de decolonialidad se confunde con los conceptos de descolonización y poscolonialismo. Sin embargo, los teóricos decoloniales hicieron claras distinciones.

 

    El pensamiento poscolonial 

 

    Como epistemología, ética y política, el poscolonialismo se acerca a la política del conocimiento a través de los campos que constituyen la identidad poscolonial después de la descolonización de un pueblo. Algunos factores se derivan de una lógica colonial, pero principalmente la generación de conocimiento cultural del colonizador sobre pueblos colonizados, y la forma en que este conocimiento cultural se aplicó para subyugar un pueblo de una colonia de cierto país europeo, desde donde, después de la invasión, se llevó a cabo a través de las identidades culturales de "colonizador" y "colonizado".

 

    En este sentido, es importante la comprensión del colonialismo interno por Pablo González Casanova (2007):

    "La definición de colonialismo interno está originalmente vinculada a fenómenos de conquista, en los que las poblaciones nativas no son exterminadas y forman parte, primero del Estado colonizador y luego del Estado que adquiere la independencia formal, o que inicia un proceso de liberación, de la transición. al socialismo, o de recolonización y retorno al capitalismo neoliberal. Los pueblos, minorías o naciones colonizadas por el Estado-nación sufren condiciones similares a las que los caracterizan en el colonialismo y neocolonialismo a nivel internacional: 1) viven en un territorio sin gobierno propio; 2) encontrarse en una situación de desigualdad frente a las élites de los grupos étnicos dominantes y las clases que los componen; 3) su administración y responsabilidad jurídico-política conciernen a las etnias dominantes, las burguesías y oligarquías del gobierno central o sus aliados y subordinados; 4) sus habitantes no participan en los más altos cargos políticos y militares del gobierno central, excepto como “asimilados”; 5) los derechos de sus habitantes, su situación política económica, social y cultural son regulados e impuestos por el gobierno central; 6) en general, los colonizados dentro de un estado-nación pertenecen a una "raza" diferente a la que domina el gobierno nacional y que es considerada "inferior", o al final convertida en un símbolo "liberador" que forma parte de la demagogia del estado; 7) la mayoría de los colonizados pertenecen a una cultura diferente y no hablan el idioma “nacional”.

    El poscolonialismo es un conjunto de teorías que analizan los efectos políticos, filosóficos, artísticos y literarios que dejó el colonialismo en los países colonizados. La teoría poscolonial se conoció en la década de 1970, a partir del libro de Edward Said "Orientalismo" como la obra fundacional, que describe la relación social con la que Europa Occidental dividió intelectualmente el mundo en "Oeste" y "Este". El autor desarrolló las denotaciones y connotaciones del término "orientalismo", principalmente como figura del "otro" (Castro-Gómez, 2005). Pero aún hay otros autores que pueden ser considerados pioneros, como Frantz Fanon (1968) en "Los condenados de la tierra", donde el psiquiatra analiza clínicamente la naturaleza del colonialismo como esencialmente destructivo, por sus efectos sociales - la imposición de una identidad colonial subyugada - que son perjudiciales para la salud mental de las personas de color que fueron subyugadas en colonias.

 

    Al establecer la definición poscolonial del término subalterno, el filósofo y teórico Gayatri Spivak, autor de la famosa obra "¿Puede hablar el subalterno?" (2010), dice que los pueblos subalternos nunca pueden expresar sus formas de conocimiento (pensamiento, razonamiento, lenguaje) y, en cambio, deben ajustarse a las formas occidentales de conocimiento del mundo. Aún así, en "Provincializing Europe", Dipesh Chakrabarty (2010) trazó la historia subordinada de la lucha por la independencia de la India y refutó el pensamiento eurocentrista, proponiendo que Europa Occidental simplemente se considere culturalmente igual a otras culturas en el mundo. (Castro-Gómez, 2005)

 

    El pensamiento decolonial 

 

    Decolonialidad no es solo el proceso de descolonización de un pueblo. La decolonialidad es un término utilizado principalmente por un movimiento latinoamericano emergente que se centra en comprender la modernidad en el contexto de una forma de teoría crítica aplicada a los estudios étnicos. Fueron descritos por Walter Mignolo (2005) como opciones analíticas y prácticas que confrontan y desenredan la matriz colonial de poder. Puede contrastarse con la colonialidad, que es "la lógica subyacente de la fundación y desarrollo de la civilización occidental desde el Renacimiento hasta el presente", conocida como la matriz colonial del poder o la colonialidad del poder.

 

    Aunque la colonización formal y explícita terminó con la descolonización de la mayoría de los países del continente americano durante el siglo XIX, y con la descolonización de gran parte del sur global a fines del siglo XX, surgieron nuevas formas de colonización, a través del sistema neoliberal, imperialista y sistemático globalizado, que perpetuó las desigualdades.

 

    La matriz colonial de energía producida por la discriminación social, eventualmente es codificada como "racial", "étnica", "antropológica" o "nacional" según contextos históricos, sociales y geográficos específicos (Quijano, 1992). La decolonialidad es un enfrentamiento continuo de desvinculación de la perspectiva eurocentrista, es decir, romper la idea de que la historia de la civilización humana ha sido historia europea, acabando con las diferencias entre el sujeto europeo y no europeo.

 

    Para Mignolo (2010), el pensamiento decolonial ha sido denominado una forma de "desobediencia y reconstrucción epistémica", un medio para eliminar la tendencia provincial a pretender que las formas de pensar de Europa occidental son de hecho universales, buscando la "liberación social". De todo poder organizado de desigualdad, discriminación, explotación y dominación".

 

    Decolonizar es controlar, preguntarse y problematizar todos y cada uno de los pensamientos basados ​​en el eurocentrismo, en la historia del mundo basada en la historia de Europa como lógica de la civilización occidental. La decolonialidad es una respuesta a la relación de dominación directa, política, social y cultural establecida por los europeos (Quijano, 2005). Esto significa que la decolonialidad se refiere a enfoques analíticos, epistemológicos, así como a prácticas socio-económicas y políticas que se oponen a los pilares de la civilización occidental: colonialidad y modernidad.

 

    El sistema-mundo moderno de Wallerstein 

 

    La teoría del sistema mundo-moderno es un enfoque que enfatiza que el mundo (no los estados-nación) debería ser la unidad principal de análisis social. El sistema mundial se refiere a la división del trabajo interregional y transnacional, que divide el mundo en países centrales, países semiperiféricos y países periféricos. Los países centrales concentran mayor producción y capital técnico, y el resto del mundo se concentra en la baja calificación, producción y extracción de materias primas, reforzando constantemente el dominio de los países centrales.

 

    Sin embargo, el sistema es dinámico, en parte como resultado de las revoluciones en la tecnología del transporte, y los estados individuales pueden ganar o perder un estatus central (semiperiferia, periferia) con el tiempo. Como ejemplo, algunos países fueron hegemónicos durante los últimos siglos, pero a medida que el sistema-mundo se fue extendiendo geográficamente, intensificando su actividad económica, este estatus pasó de los Países Bajos al Reino Unido y, más recientemente, a los Estados Unidos.

 

    Enrique Dussel (2011) hace un aporte al debate, pero desde una perspectiva epistemológica eurocentrista:

    “La 'hipótesis' de un World-System surgió como contrapartida de un primer eurocentrismo, que pensó que Europa, desde sus pretendidos orígenes griegos y medievales latinos, produjo "desde-dentro" los valores, los sistemas instrumentales (posiciones de Hegel, Marx, Weber o Sombart) que se universalizaron en los últimos cinco siglos, en el tiempo de la Modernidad. Esta posición eurocéntrica que se formula por primera vez a finales del siglo XVIII, con la "Ilustración" francesa e inglesa, y los "románticos" alemanes, reinterpretó la Historia Mundial toda entera, proyectando a Europa hacia el pasado, e intentando demostrar (demostración que ha rendido frutos a Europa en los dos últimos siglos) que todo había sido preparado en la Historia Universal para que dicha Europa fuera "el fin y el centro de la Historia Mundial", al decir de Hegel. Fue con los "Enciclopedistas" que comienza por primera vez la distorsión de la historia (L'Esprit des Lois de Montesquieu es un buen ejemplo), pero igualmente con los "ilustrados" ingleses, y en Alemania con Kant, y finalmente con Hegel, para el que el "Oriente" era la "niñez (Kindheit)" de la humanidad, el lugar del despotismo y la no-libertad, desde donde posteriormente el Espíritu (el Volksgeist) remontará hacia el Oeste, como en un camino hacia la plena realización de la Libertad y la Civilización. Europa habría sido desde siempre elegida por el Destino para ser el sentido final de la Historia Universal.”

    Immanuel Wallerstein desarrolló la versión más conocida del análisis de sistemas-mundo a partir de la década de 1970. Para el autor Wallerstein (2005), el surgimiento del capitalismo fue el resultado de la larga crisis del feudalismo, donde Europa usó su control sobre la mayor parte del mundo, obteniendo ventajas económicas, presidiendo el desarrollo y propagando la industrialización y el capitalismo que indirectamente resultaron en un desarrollo desigual.

 

    Wallerstein (2005) analiza que el sistema-mundo es, ante todo, un modo de análisis que pretende trascender las estructuras de conocimiento heredadas del siglo XIX, teniendo la idea de que el análisis del sistema-mundo es un movimiento epistemológico. Su visión es que se debe inventar un nuevo lenguaje, que trascienda las ilusiones sociales, económicas y políticas impuestas por los colonizadores a través de la alienación de los mundos biofísicos.

 

    En un análisis de este sistema mundial, Restrepo, y Rojas (2010) dicen que:

    “Como resultado de la consolidación del sistema-mundo moderno, Europa vivió grandes transformaciones. Tal vez la de mayor incidencia tiene que ver con la legitimación de un sistema altamente desigual, tanto al interior de las sociedades europeas, como en las colonias establecidas al otro lado del Atlántico, en la naciente América. El lugar que ganó Europa en el contexto del sistema naciente la llevó a ser el centro del poder en el contexto mundial durante los siguientes siglos.”

    En este sentido, a través de la comprensión de la lógica del sistema-mundo moderno, se hace evidente la necesidad de decolonizar el pensamiento latinoamericano, precisamente para cambiar esta lógica y romper paradigmas intrínsecos. Cambiar esta lógica, además de ser necesario, es deber de los pueblos subalternos.

 

    Fútbol: modernidad, prejuicio y decolonialidad 

 

    La persecución de un proceso de decolonización por parte de los países periféricos es un proceso que requiere una decolonización interna e intersubjetiva. Como resultado, se buscan mecanismos que puedan ser importantes en este proceso. El deporte surge como uno de estos mecanismos, con un gran potencial decolonial, que rompe muchas barreras del pensamiento eurocentrista y colonial. Considerado como el deporte más practicado en el mundo, el fútbol tiene una penetración en las clases sociales altas de las grandes potencias, así como en los estratos más bajos de la población de los países pobres, los más afectados por la barbarie resultante del sistema neoliberal actual.

 

    En el mundo globalizado, el fútbol profesional se trata como un negocio altamente rentable, inmerso en la modernidad del sistema mundial. Sin embargo, a pesar de ser un deporte democrático en su esencia, que es practicado por personas de todo el mundo, y tiene más países con federaciones nacionales vinculadas a la FIFA (al máximo órgano de gobierno del fútbol) que naciones vinculadas a Naciones Unidas, plantea una serie de problemas.

 

    Uno de los mayores problemas que enfrenta el mundo es el racismo que sufren los jugadores negros en el fútbol mundial, no solo en Europa, sino en todo el planeta. Así como casos de violencia y xenofobia con jugadores y aficionados de todo el mundo. En este sentido, comprender las causas de estos problemas es fundamental y, en base a ello, intentar comprender cómo el fútbol puede ser útil en el proceso de decolonización de los países periféricos.

 

    Modernidad/Colonialidad 

 

    Para estudiar el fútbol moderno, es importante comprender la lógica de la modernidad y la colonialidad. También llamada colonialidad del poder, es una teoría de la interrelación entre las prácticas y los legados del colonialismo europeo, tanto en los órdenes sociales como en las formas de conocimiento. La teoría describe el legado vivo del colonialismo en las sociedades contemporáneas, en forma de discriminación social que sobrevivió al colonialismo formal y se integró en sucesivos órdenes sociales.

 

    El concepto identifica los órdenes jerárquicos raciales, políticos y sociales impuestos por el colonialismo europeo en América Latina, imponiendo valores a ciertos pueblos y negando derechos a otros. Quijano (1992) sostiene que la estructura de poder colonial resultó en un sistema de castas, ubicando a los españoles en la cima, y ​​los pueblos que conquistaron, debido a sus diferentes características fenotípicas, eran una cultura que se presumía inferior.

 

    Esta clasificación resultó en un discurso categórico y discriminatorio que se reflejó en la estructura social y económica de la colonia, y que sigue reflejándose en la estructura de las sociedades poscoloniales modernas. El concepto también fue ampliado por Ramón Grosfoguel, Walter Mignolo, y Nelson Maldonado-Torres, entre otros. Desde entonces, hacia el año 2000, surgió el grupo conocido como “Modernidad/Colonialidad”, que está integrado por los autores mencionados, junto con otros grandes autores (mayoritariamente latinoamericanos), con el objetivo de estudiar y debatir este tema, con el objetivo de formar nuevas teorías desde el sur global al sur global.

 

    El manifiesto inaugural del grupo (1998) establece que:

    “Lo que establece las pautas de nuestro trabajo es, principalmente, el consenso respecto a la necesidad de construir un mundo democrático. Creemos que la naturaleza ética y epistemológica de este consenso y el destino de los procesos de democratización en Latinoamérica están unidos de tal forma, que imponen nuevos retos y exigencias a nuestra labor como académicos y educadores. Esto implica, por un lado, una mayor sensibilidad frente a la complejidad de las diferencias sociales y, por el otro, la creación de una plataforma plural, aunque limitada, de investigación y discusión en la que todos puedan tomar parte. Las configuraciones tradicionales de la democracia y el estado-nación han impedido que las clases sociales subalternas tomen parte activa en los procesos políticos y en la constitución del saber académico, sin reconocer sus contribuciones potenciales como capital humano (excepto para explotarlo).”

    Es un movimiento, básicamente, formado por pensadores e intelectuales latinoamericanos, cuyas teorías son estudiadas en varias universidades alrededor del mundo. Ballestrin (2013) señala que:

    “El Grupo Modernidad/Colonialidad tiene importantes méritos a destacar. Se trata de un trabajo reflexivo colectivo, transdisciplinario y comprometido, que si bien ofrece nuevas lecturas analíticas, es capaz de pensar en términos proposicionales y programáticos. Con ello, proyecta su importancia al mundo y a América Latina, renovando la utopía y la crítica en las ciencias sociales latinoamericanas. Su propuesta es a la vez provocadora e incómoda, dado el tono de rechazo radical a los logros del pasado a través del liberalismo y el marxismo y a las influencias de las escuelas que, después de todo, permitieron que existiera. Este sentimiento se debe a que sus autores dialogan de manera selectiva con los nombres clásicos - modernos y contemporáneos - de las ciencias sociales y la filosofía, señalando generalmente sus deficiencias en la recopilación de un elemento (colonial) sobre el que el contexto demandaba. iluminación. Sin embargo, una de sus estrategias consiste en revisar lo que se considera clásico.”

    Partiendo de ideas poscoloniales y decoloniales, conociendo al grupo “Modernidad/Colonialidad” y conociendo sus teorías, los retos a los que se enfrentan son claros. Los problemas que surgen de las raíces coloniales ocurren constantemente en la sociedad. Uno de los lugares donde se observan con frecuencia los hechos de este tipo de problemáticas, como el prejuicio racial, la xenofobia, la violencia, entre otros, es en los estadios de fútbol. Son lugares donde los ánimos se calientan y la capacidad de comprensión, de comprensión moral y ética, a veces desaparece.

 

    Prejuicios en el fútbol: xenofobia y racismo 

 

    Sin embargo, incluso con la creación de un grupo para comprender la lógica de la modernidad/colonialidad, todavía está profundamente arraigado en la cultura de las sociedades, tanto periféricas como centrales. En el fútbol, ​​como es un deporte que involucra fuertes cuestiones ideológicas, fanatismo y pasión, son muchos los casos en los que este pensamiento aparece con claridad.

 

    Tanto en los partidos internacionales como en los campeonatos nacionales, hay varios problemas, siendo los más graves los casos de racismo y xenofobia. Sin embargo, a partir de hechos de esta naturaleza, que aún muestran el pensamiento colonial en su forma más primitiva y prejuiciosa, terminan generando actos de violencia, con finales trágicos en ciertos casos.

 

    Xenofobia y violencia en el fútbol 

 

    El prejuicio es algo que atraviesa los años en el fútbol, ​​siendo el racismo uno de sus principales. Se han registrado muchos casos a lo largo del tiempo. Existen registros de casos en diferentes partes del mundo, principalmente en América Latina y Europa, que involucran a deportistas y aficionados de todo el mundo.

 

    En cuanto a su origen, Eduardo Restrepo y Axel Rojas (2010) dicen que:

    “El racismo es consustancial a la experiencia colonial. Inicialmente se articula como racismo biológico, como ‘racismo vulgar’; posteriormente con el cambio de las condiciones de dominación colonial emerge un racismo cultural, uno más elaborado. Esta distinción apela a un desplazamiento de lo biológico al modo de existencia: 'El racismo vulgar, primitivo, simplista, pretendía encontrar en lo biológico, ya que las Escrituras se habían revelado insuficientes, la base material de su doctrina' (Fanon, 1968). No obstante, 'Este racismo que se quiere racial, individual, determinado, genotípico y fenotípico, se transforma en racismo cultural' (Fanon, 1968, 39). Es decir, que 'El objeto del racismo deja de ser el hombre particular y sí una cierta manera de existir' (Fanon, 1968, 40). Ya sea como racismo vulgar o cultural, el racismo no es un fenómeno de individuos con desviaciones morales, que en algún momento sería superado, sino que es constitutivo de las formaciones sociales coloniales tanto del lado del país colonizado como del colonizador.”

    Algunos de estos actos se dan entre los propios sudamericanos, como en el caso del torneo Clausura de 2009 en Argentina, en el que la Federación Boliviana protestó ante la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol) contra actos xenófobos de hinchas de Independiente, que utilizaron banderas de Bolivia y Paraguay para ofender al oponente Boca Juniors (IG, 2009). En el estadio, un grupo de hinchas de Independiente extendió banderas de Bolivia y Paraguay, con el objetivo de provocar a la hinchada rival. Esto se debió a la gran cantidad de inmigrantes bolivianos y paraguayos que viven en Argentina. Mucho se concentra en las zonas menos favorecidas de Buenos Aires, algunas cercanas al estadio Boca Juniors, y como resultado, muchos se han convertido en fanáticos del equipo en el barrio de La Boca.

 

    El presidente de la Federación Boliviana declaró que la actitud no solo afecta la dignidad de Bolivia, sino también de Paraguay. Aún así, se cuestionó la posición del árbitro, lo que permitió la continuidad del juego en lugar de pedir que se recogieran las banderas. Sin embargo, a pesar de este hecho, poco después se repitieron los actos de xenofobia en Argentina. Nuevamente porque el equipo de Boca Juniors tiene mucha afición boliviana y paraguaya. La siguiente vez, los responsables fueron los 'hinchas' de Vélez Sarsfield. En el Estadio José Amalfitani, el triste episodio que involucró a una multitud sudamericana ocurrió en un partido en el que solo había aficionados del equipo local. Integrantes de la audiencia de Vélez cantaron un coro con prejuicios, burlándose del origen migratorio de muchos hinchas de Boca Juniors. La canción prejuiciosa resonó rápidamente en el césped. Sin embargo, esta vez, el árbitro detuvo el enfrentamiento hasta que cesó el acto xenófobo. (MSN, 2014)

 

    Debido a los casos recurrentes de xenofobia en Argentina, en la Copa América 2011, que se jugó en Argentina, UNICEF impulsó una campaña en el país sede para evitar casos de discriminación en el torneo. La Copa América está tradicionalmente marcada por provocaciones que van más allá de las rivalidades deportivas. Además de los temas de inmigración, también hay rivalidades fronterizas y cánticos que contienen apodos racistas y homofóbicos, temas que se han vuelto incluso comunes en los estadios sudamericanos. Como resultado, surgió la campaña de UNICEF, algo que es común en las competiciones de la FIFA y la UEFA. (Folha, 2011)

 

    Sin embargo, este tipo de actos discriminatorios es antiguo y no ocurre solo en América del Sur, las rivalidades históricas se reflejaron a menudo en actos de violencia en los partidos de fútbol. La más grande y trágica de todas se conoció como la tragedia de Heysel. Tuvo lugar en Bélgica, el 29 de mayo de 1985, cuando se jugaba la final de la Copa de Europa, entre Liverpool (Inglaterra) y Juventus (Italia).

 

    La tragedia de Heysel en Bélgica, tuvo un efecto devastador en el fútbol inglés. En 1985, durante la final de la Liga de Campeones de Europa, los pocos policías, además de los barrotes que separaban a la afición del Liverpool y la Juventus, no fueron suficientes para evitar un enfrentamiento entre los dos aficionados. Hubo 38 muertos y 454 heridos (270 hospitalizados). Los fanáticos de los Rojos cargaron con la culpa de la masacre. Como resultado, los clubes ingleses fueron suspendidos de la competencia internacional durante cinco años, y Liverpool con seis. La primera ministra Margaret Thatcher apoyó la decisión de la UEFA. (LanceNet, 2013)

 

    Teniendo en cuenta que las expectativas con respecto al partido eran altas (y, por supuesto, debido a factores económicos) la UEFA decidió que el partido se llevara a cabo, incluso después de la tragedia. El partido terminó 1-0 para la Juventus. Poco después del final del partido, 14 jugadores del Liverpool fueron arrestados por participar en el tumulto. Los hooligans ingleses fueron culpados del incidente, con las reacciones británicas de desaprobación por los actos violentos de los aficionados.

 

    Otro caso similar, pero sin muertos, involucró un fuerte contexto político en el partido de la Copa de Europa 2012 entre Polonia y Rusia, resultando en más de 180 personas arrestadas y 15 heridas y siendo referidas como la "Batalla de Varsovia". El choque comenzó después de que miles de rusos marcharon por la capital polaca hacia el estadio en celebración del Día de Rusia. Se creó un ambiente hostil y provocador, donde comenzaron los enfrentamientos luego de que los rusos exhibieran símbolos soviéticos, exaltando los tiempos de dominación en Polonia. (Terra, 2012a)

 

    Además, los símbolos y actos xenófobos suelen sacar a la luz ideologías fascistas, que aparecen claramente en algunos partidos de fútbol. Un caso complicado tuvo lugar en Amsterdam, donde el Ajax, el club de la ciudad, tiene vínculos con la colectividad judía local. Como resultado, existen “reacciones” de la afición del equipo rival, Feyenoord, cuando los clubes se enfrentan. Cantos como “Hamas Hamas, judíos por gas” y un silbido “shhhhhh” (imitando una cámara de gas) son comunes en los juegos entre los dos equipos. (Carta Capital, 2009)

 

    Otro caso similar involucró al defensa croata Josip Šimunić, acusado de neonazismo después de un partido con su selección. Al final del juego, el atleta usó el saludo "Za dom" ("Inicio"), y los fanáticos respondieron "Spremni" ("¡Listo!"), Refiriéndose a un saludo fascista utilizado por el croata Ustaše durante la Segunda Guerra Mundial. Como resultado de este incidente, Šimunić fue multado por incitar al odio racial y, tras una investigación, la FIFA también decidió suspender a Šimunić durante diez partidos oficiales, dejándolo fuera del Mundial de Brasil 2014. (Terra, 2013)

 

    Casos de racismo en el fútbol 

 

    Además de los problemas de violencia y xenofobia que se dan en los estadios de fútbol de todo el mundo, existe otro gran problema que hay que abordar, que es el racismo, que se expresa ya sea mediante insultos o carteles, practicado con motivo de un partido de fútbol, ​​y se produce en y fuera del campo.

 

    El fútbol es un deporte democrático, siendo uno de los pocos entornos que reúne a personas de todas las “razas” y clases sociales, tanto deportistas como aficionados. Como resultado, este tipo de actos suele ocurrir con cierta facilidad, incluso con la presión de los medios y la sociedad en contra de estos casos. A pesar de estar dirigido a una situación particular, se considera racismo 'normal' y se castiga de la misma manera.

 

    Incluso existe una libro que aborda este tema. El libro “O Negro no Futebol Brasileiro”, de Mário Rodrigues Filho (2003), fue pionero en las relaciones étnico-raciales en el fútbol brasileño. Lanzado originalmente en 1947, trata temas como el ascenso social de los negros y su impacto en el fútbol, ​​experimentando así su “calvario” y su “giro” en la sociedad y en el fútbol. Entre otros trabajos, se observa "El lenguaje racista en el fútbol brasileño" (da Silva, 1998), donde el autor interpreta noticias publicadas en periódicos luego de las derrotas de la selección brasileña en Mundiales, discutiendo el papel de los medios de comunicación en la reproducción y construcción del racismo en el fútbol brasileño.

 

    Se han registrado muchos casos de racismo en el fútbol a lo largo de la historia. Algunos tuvieron gran repercusión en la prensa. En Europa, uno de los más comentados en el inicio de este siglo fue del delantero camerunés Samuel Eto'o, que en febrero de 2005 fue agredido verbalmente por algunos aficionados del Real Zaragoza. Eto'o dijo que no lleva a sus hijos a los partidos de fútbol debido al racismo en los estadios. En Sudamérica, la Copa Libertadores de América es un escenario de importantes actos de racismo. Uno de ellos involucró al delantero brasileño Grafite y al defensor argentino Leandro Desábato (Abrahão, e Soares, 2007). Arrestados por proferir insultos racistas contra el deportista brasileño el 14 de abril de 2005, Desábato fue detenido 16 horas y liberado luego de que el club argentino pagara una fianza de 10 mil reales. El caso recibió una amplia cobertura en la prensa nacional e internacional.

 

    En el mismo torneo, el mediocampista Tinga, de Cruzeiro, también fue blanco del racismo, en un partido en Huancayo, Perú, el jugador escuchaba burlas racistas cada vez que tocaba la pelota. Tras el partido, pronunció la siguiente frase: "Cambiaría todos mis títulos por el fin del prejuicio". A pesar de ello, el árbitro no detuvo el partido ni informó del incidente en el acta. Además, para el delegado de Conmebol, Tinga no sufrió racismo (Terra, 2014):

    “Un moreno peruano imitando a un mono para un brasileño un poco más moreno que él no es discriminación racial. Es una provocación bastante grosera. (...) No debemos reaccionar como los europeos. Somos hijos de una mezcla de blancos, indios y africanos. (...) Los sudamericanos no somos racistas. Sí, somos las personas más descorteses del mundo. Incluso carecemos de cultura para, filosóficamente hablando, provocar discriminación racial. (...) Creo que el tribunal analizará el nivel de gravedad, pero con la intención de emitir una sanción didáctica, no demasiado radical.”

    Pero actualmente, el caso de racismo más simbólico es de Vinicius Junior. El brasileño, actualmente jugador del Real Madrid, fue víctima de situaciones con hinchas de varios equipos (principalmente contra Valencia) pero también de un discurso racista, donde, por ejemplo, el comentarista Josep Pedrerol, presentador del programa 'El Chiringuito' decía que el número 20 del Real Madrid necesita “dejar de hacer macaquice”, en referencia a los bailes que realiza Vini Jr. suele hacer después de un gol. Después de las repercusiones, el presentador se disculpó públicamente. Y normalmente eso es lo que pasa, hay un acto de racismo, hay una repercusión mundial, el agresor se disculpa y ya está, se acabó, no hay un castigo plausible. (Silva, e Mungo, 2023, p. 155)

 

    Lógica del centro periférico y ruptura de paradigmas con el fútbol: los mártires del fútbol sudamericano 

 

    Desde la comprensión del pensamiento poscolonial, el fútbol es visto como un punto de referencia para comprender los problemas que se dan a diario en todo el mundo, y así, a través de él, se busca iniciar un proceso de decolonialidad. Sin embargo, está claro que el fútbol tiene un gran potencial socializador, e incluso hoy rompe los paradigmas impuestos dentro del sistema mundial moderno.

 

    El proceso de decolonialidad es interno, muchas veces intersubjetivo, sin embargo el deporte aparece como una forma de ayudar en este proceso. El fútbol, ​​por sí solo, ya tiene para los sudamericanos un sentimiento decolonial, de que el “sur global” se convierta en el “norte global” por la fortaleza de sus selecciones y clubes a nivel mundial, hecho de gran relevancia incluso en la autoestima de los pueblos periféricos.

 

    Decolonialidad y fútbol 

 

    El sistema-mundo moderno, a través de su lógica neoliberal, es heterogéneo en términos culturales, políticos y económicos, con grandes diferencias en el desarrollo civilizatorio, la acumulación de capital y el poder político. Immanuel Wallerstein (2005) atribuye estas diferencias a la naturaleza misma del sistema-mundo. El sistema está intrínsecamente dividido entre centro, periferia y semiperiferia, debido a la división del trabajo entre regiones.

 

    Dentro del sistema, el centro es la zona de gran desarrollo tecnológico, mientras que la periferia es la zona que abastece de materias primas, productos agrícolas y mano de obra barata. Como resultado, el intercambio económico entre la periferia y el centro es desigual, ya que la periferia tiene que vender sus productos a bajo precio y comprar a precios muy altos los productos del centro. En este sentido, el fútbol muestra esta lógica a través de su mercado. Grandes deportistas de países periféricos, o también llamados del sur global, acaban jugando en Europa o en países del norte global.

 

    Sin embargo, incluso el fútbol que reproduce este sistema, sigue siendo un mecanismo de decolonialidad. La FIFA, junto con instituciones vinculadas a las Naciones Unidas (ONU) y sus programas, trabajan arduamente para combatir diversos problemas que enfrenta la sociedad, que también se reflejan en el fútbol. En el artículo 3 del Estatuto de la entidad, la FIFA (2018) reconoce su responsabilidad en los esfuerzos por acabar con todas las formas de prejuicio en el fútbol:

    “Lucha contra la discriminación y postura contra el racismo: Está prohibida la discriminación de cualquier país, individuo o grupo de personas por cuestiones de raza, color de piel, su origen étnico, nacional o social, sexo, lengua, religión, posicionamiento político o de cualquier otra índole, poder adquisitivo, lugar de nacimiento o procedencia, orientación sexual o por cualquier otra razón, y será punible con suspensión o exclusión.”

    Además, los conflictos históricos de orden económico, político y religioso se dejan de lado en los partidos de fútbol. Un claro ejemplo fue en el partido del Mundial de 1998, en el enfrentamiento entre Estados Unidos e Irán en la primera fase del campeonato mundial. Enemigos históricos, antes de iniciar el partido, se intercambiaron flores entre los deportistas, claramente como símbolo de paz entre naciones, al menos en el terreno de juego. Esta actitud muestra que muchos todavía creen en un mundo mejor con menos conflictos y diferencias.

 

    En cuanto al racismo, un atleta negro fue considerado el mejor jugador de todos los tiempos. El brasileño Edson Arantes do Nascimento, conocido mundialmente como Pelé, que marcó más de mil goles en su carrera, tres veces campeón mundial de fútbol para la selección brasileña y dos veces campeón mundial en clubes para Santos, fue el ganador de varios premios, incluido el Atleta del Siglo del diario francés L'Equipe el 12 de julio de 1980. En 2014, a la edad de 73 años, recibió el Balón de Oro de la FIFA, dado que durante su carrera (de 1956 a 1977) se le otorgó el galardón sólo para jugadores que jugaron en Europa, con una clara visión eurocéntrica del deporte.

 

    América del Sur y el norte global en el fútbol 

 

    Sin embargo, a pesar de que el deporte sigue teniendo una visión eurocéntrica, el fútbol rompe barreras. El fútbol mundial se divide en dos grandes potencias: Europa y Sudamérica. A pesar de las enormes diferencias económicas, siendo los países del primer mundo (como Estados Unidos) equipos sin tradición, sin títulos relevantes, los grandes equipos se concentran en Europa y Sudamérica.

 

    La hegemonía de ambos continentes se refleja en los campeonatos del mundo (de clubes y de selecciones). Desde la denominada Copa Intercontinental, hasta luego denominada Copa Mundial de Clubes de la FIFA, suman un total de 59 ediciones, con 26 conquistas de selecciones sudamericanas y 33 conquistas de clubes europeos, incluso con la gigantesca diferencia económica entre los grandes clubes de Europa (muchos con jugadores sudamericanos) en comparación con otros clubes del mundo. Entre los clubes de Sudamérica que ganaron el campeonato mundial de clubes, se puede ver, en la Tabla 1, argentinos, brasileños, uruguayos y paraguayos.

 

Tabla 1. Equipos sudamericanos que ganaron el Mundial de Clubes

Equipo

País

Campeonato ganado

Peñarol

Uruguay

1961, 1966, 1982

Nacional

Uruguay

1971, 1980, 1988

Boca Juniors

Argentina

1977, 2000, 2003

São Paulo

Brasil

1992, 1993, 2005

Santos

Brasil

1962, 1963

Independiente

Argentina

1973, 1984

Corinthians

Brasil

2000, 2012

Racing

Argentina

1967

Estudiantes de La Plata

Argentina

1968

Olimpia

Paraguay

1979

Flamengo

Brasil

1981

Grêmio

Brasil

1983

River Plate

Argentina

1986

Vélez Sársfield

Argentina

1994

Internacional

Brasil

2006

Fuente: FIFA (2023) e Terra (2012b)

 

    Pero la hegemonía está principalmente en los campeonatos del mundo masculino, donde también se concentran temas de nacionalismo y amor por sus países, involucrando a naciones de todo el mundo. Esto se muestra en la expresión de los títulos conquistados por países de los continentes mencionados. El Mundial de selecciones, jugado cada 4 años desde 1930, tuvo ganadores tanto sudamericanos como europeos (Tabla 2).

 

Tabla 2. Títulos referentes al Mundial de selecciones 

nacionales, desde 1930, conquistado por sudamericanos y europeos

Sudamericanos

Europeos

País

Campeonato ganado

País

Campeonato ganado

Brasil

1958, 1962, 1970, 1994, 2002

Italia

1934, 1938, 1982, 2006

Argentina

1978, 1986, 2022

Alemania

1954, 1974, 1990, 2014

Uruguay

1930, 1950

Francia

1998, 2018

 

Inglaterra

1966

España

2010

Fuente: FIFA (2023)

 

    De los 22 Mundiales disputados hasta el momento, hay 12 títulos de selecciones europeas y 10 títulos de selecciones sudamericanas, lo que demuestra la hegemonía de estos dos continentes durante un siglo de historia. En la lógica colonial, es interesante notar que Brasil, el mayor campeón de todos los tiempos en el deporte más practicado en el mundo, tiene 5 títulos; en contraste, Portugal, un país colonizador, nunca ganó un título de expresión. Así, se observa que las colonias españolas, Argentina y Uruguay juntas acumulan 5 títulos mundiales, contra solo uno de sus colonizadores españoles.

 

    Mismo con los resultados históricos, el delantero francés Mbappé disparó que “en Sudamérica el fútbol no está tan avanzado como en Europa. Y por eso, cuando miras los últimos Mundiales, siempre son los europeos. quién ganó" (ESPN, 2022). Después de la declaración, se produjeron los títulos mundiales de la selección de Argentina en 2022 y del mundial sub 20, donde Uruguay fue campeón, sumados a los títulos del mundial sub 17 y el oro olímpico de Brasil. Con esto, actualmente, en todas las competiciones de fútbol masculino a nivel mundial, todos los campeones son sudamericanos.

 

    Le bastó a la Conmebol publicar un post en su perfil de Twitter burlándose de los europeos. Porque, en este momento, Sudamérica ostenta los siguientes títulos internacionales (Brito, 2023):

  • Campeón del Mundo: Argentina

  • Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos Tokio 2020: Brasil

  • Campeón del Mundo Sub-20: Uruguay.

  • Campeón del Mundo Sub-17: Brasil1.

    América del Sur y sus mártires en el fútbol: Maradona, Pelé y Obdulio Varela 

 

    Pensando en las figuras que tuvieron mayor representación del fútbol sudamericano, siempre vienen a la mente Maradona y Pelé. Sin embargo, la primera potencia en el fútbol sudamericano (y mundial) fue Uruguay, campeón de los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, así como del Mundial de 1930. Pero fue el 20 años después, en el Mundial de 1950, que contó con la primera y más grande divinidad del fútbol sudamericano, Obdulio Varela, "El Negro Jefe". Su actuación en dicho torneo fue lo que lo catapultó realmente a la gran historia del mundo futbolístico, y quizás de todo el deporte. Aquí se pudo palpar por parte de este hombre sus recursos psicoemocionales, la verdadera astucia, el conocimiento o la perspicacia para llegar a percibir las virtudes y también el "talón de Aquiles" de los adversarios, y de acuerdo a ello determinar la forma adecuada para manipular o aprovechar las distintas reacciones de los mismos en beneficio propio. (Hegedüs, 2006)

 

    Algunos dicen que el fútbol es una religión. El deporte bretón, el más popular del planeta, atrae multitudes, mueve millones de dólares y proporciona, en todas partes del mundo, logros emocionantes e inigualables. En Uruguay, sin lugar a dudas, el fútbol es análogo a una religión, en un país tan pequeño con una camiseta tan pesada y gigantesca. En las tierras del pampa uruguayo, donde hierve el duelo entre Nacional y Peñarol, donde hay un amor surrealista por la selección, ha surgido un Obdulio Jacinto Muiños Varela. Sin saberlo, en esa infancia sufrida y asmática que se convertiría en un gigante vestido con la camisa sagrada celestial. De un color sencillo que impuso la mayor pena de lo que se convertiría en el país del fútbol. De un color que aún hoy causa un gran respeto en el mundo del fútbol.

 

    Jacinto, como lo llamaban amigos y familiares, apenas jugó en el Mundial de 1950, desilusionado con el fútbol en su conjunto. Según él, la gloria era toda para los directivos de la Asociación Uruguaya de Fútbol y no para los jugadores, en un momento en que el fútbol no atraía miles de millones de dólares. Hoy, Varela probablemente sería el plato fuerte del plantel de algún gigante europeo, quizás un capitán. En ese momento, él era uno de los jugadores que sufrió maltratos por parte de funcionarios corruptos.

Pero si el maltrato para un jugador tan rico en carácter y liderazgo no lo golpeó hasta su muerte en 1996, su personaje nunca se ha visto afectado por ello. Llegó a jugar un partido de veteranos para ayudar a los hospitales de Brasil y Uruguay en la década de 1960. Se arrepintió que lo hizo arrepentirse toda su vida por el dolor causado a los brasileños y por todo lo que sufrieron los jugadores de Brasil después de 1950 (Hegedüs, 2006). El personaje que colocó él en la inmortalidad, en el Olimpo, como la deidad más grande de un país campeón del mundo, de una entidad primordial del juego. El mayor representante de la camiseta celeste más conocida del planeta. (Paes, 2019)

 

    Acerca de Obdulio, Hegedüs (2006) dice que:

    “En la historia del fútbol son muy contados los casos de gestas como la del Uruguay en el IV Campeonato Mundial de Fútbol, en donde un hombre, de un inmenso carisma, se convirtió en el factor decisivo para una gesta deportiva. El deporte del fútbol ha dado grandes personajes que han pasado a la historia por la brillantez de sus respectivos desempeños: Edson Arantes do Nascimento, comúnmente llamado como "Pelé", Ferenc Puskás, Alfredo Di Stefano, Johan Cruyff, Michel Platiní, Gerd Müller, Franz Beckenbauer, Lothar Mattheus, Paolo Maldini, Ronaldo (Luís Nazario), Diego Armando Maradona, Zinedine Zidane y muchísimos más que se pudieran citar. Pero en todos ellos hubo una característica muy específica: el dominio sobresaliente de los distintos recursos técnicos, los cuales los hacían prácticamente incomparables y hasta brillantes. En cierta forma cada uno de ellos se puede constituir como modelo técnico para la enorme cantidad de variantes que presenta este hermoso deporte de conjunto. Pero es bastante difícil encontrar un deportista que con recursos técnicos bastante inferiores a los anteriormente nombrados haya sido el motor para el gran triunfo en la final de un campeonato mundial, y se haya convertido en un personaje mítico al mismo nivel que los anteriormente nombrados.”

    Luego, Sudamérica tuvo su segundo equipo campeón del mundo, Brasil en 1958. En este título, surgió el que para muchos es el mejor deportista de todos los tiempos, Edson Arantes do Nascimento, más conocido como Pelé. Pelé fue nombrado “Atleta del Siglo” por el Comité Olímpico Internacional en 1999, habiendo recibido ya este título por la prensa en 1981. También en 1999, fue nombrado “Futbolista del Siglo” de la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol. En 2000, fue nombrado “Mejor jugador del siglo” o “El jugador del Siglo” por la FIFA (Fédération Internationale de Football Association). Pelé jugó cuatro Mundiales con Brasil, en 1958, 1962, 1966 y 1970, de los cuales ayudó al país a ganar tres, los de 1958, 1962 y 1970.

 

    Desde su actuación en el Mundial de 1958 ha sido llamado en la prensa el Rey del fútbol, ​​Rey Pelé, o simplemente Rey. En Brasil, Pelé jugó en el Santos durante 18 años, y en Estados Unidos, en el New York Cosmos, por dos años (Cornelsen, 2018, p. 81). Aunque ya había llevado la camiseta número nueve, Pelé se consagró como dueño de la camiseta número 10, y por eso, tanto en Brasil como en el exterior, la camiseta 10 de un equipo la usa predominantemente el mejor jugador del equipo, cuando no es portero o defensor. Además, “el tamaño del prestigio de Pelé fue tal que detuvo una guerra”. En 1960, jugando en el Santos, fue a jugar dos partidos en el continente africano, y mientras estuvo allí, hubo un alto el fuego en el Congo Belga, la actual República Democrática del Congo, que en ese momento estaba en guerra civil.

 

    La FIFA decidió otorgar dos premios, uno por el voto de los entrenadores de las selecciones de los países afiliados a la entidad, que fue para Pelé, y otro por el voto popular vía Internet, ganado por Maradona. (Brandalise, 2013)

 

    Para Rodrigues Filho (2003), Pelé tuvo la importancia simbólica de demarcar, desde el fútbol, ​​una nueva era social, ya que influiría no solo en la forma en que los negros serían vistos por los blancos, sino incluso en la relación misma entre los negros y sus propios cuerpos, ante la negación, la vergüenza y la inferioridad. Ahora ya no sería necesario someterse al humillante ritual casi diario de ocultar o intentar alisar el propio cabello. ¿Para qué alisarte el cabello si el “Rey” no lo hizo? “Si Pelé era negro, si podía ser negro”.

 

    Hay problematizaciones acerca de las posiciones de Pelé en algunas temáticas importantes (o su omisión). Es posible, sin embargo, que haya ocurrido un distanciamiento, una separación entre la persona y su alter ego. En varias situaciones, el propio deportista se refiere a sí mismo en tercera persona, como si Edson y Pelé fueran, al fin y al cabo, dos personas diferentes. (Rosa, y Marques, 2020, p. 87)

 

    Al contrario, Diego Armando Maradona siempre tuvo posiciones fuertes acerca de temáticas importantes. El argentino también disputó cuatro mundiales con Argentina (1982, 1986, 1990 y 1994). De estos, ayudó al país a ganar uno, el de 1986; para muchos, incluidos los brasileños, en esta copa, Maradona “llevó a la selección argentina en la espalda”, donde vengó a todo un país después de la guerra de las Malvinas. En Argentina, comenzó a jugar a los nueve años para Argentinos Juniors y ganó notoriedad jugando para Boca Juniors. También jugó en España, con el Barcelona, ​​y en Italia, con el Napoli. Maradona se hizo conocido como El pibe de oro, El Diez o Dieguito.

 

    Para Alabarces (2021, p. 04):

    “El mito Maradona nos habla simultáneamente de la posibilidad de una nación «exitosa» -lo que quiere decir democrática, igualitaria, justa- y de sus clases populares como protagonista de sus relatos. Mejor que el peronismo porque, en vez de volver a invocar los años dorados de Perón y Evita, nombra una Arcadia más cercana, aunque se trate de una Arcadia meramente del deseo -sin pleno empleo ni redistribución del ingreso-: nombra el momento -efímero- en que los argentinos pensamos que podíamos volver a ser felices. Pero es centralmente un mito plebeyo: por su origen, y mucho más por la exhibición permanente de su plebeyismo, por su subalternidad en exceso, excesivamente ostentada sin pausa, orgullosamente exhibida. Eso le permite exceder, en el mismo movimiento, la trampa nacionalista: aunque su transformación en mito sea en el Mundial 86, cuatro años después de la Guerra de Malvinas, no depende de un relato militarista y patriotero -el propio Diego hizo explícita esa explicación: no era un gesto patriótico, sino de revancha por el dolor de los soldados muertos, que eran, para colmo, de su misma edad y de su misma clase-. Se trata de una mitología del humilde, no del panteón.”

    "Maradona fue lo opuesto a la comercialización del fútbol", dice la historiadora Lívia Gonçalves Magalhães en entrevista (Globo, 2020). La eterna camiseta 10 de Argentina debe su importancia histórica y su fama también a su personalidad intrépida y su intensa vida política. Sin miedo a tomar posición, Maradona creó un vínculo con el pueblo latinoamericano al asumir y encarnar los valores del continente.

 

    La fascinación tiene mucho que ver con el lado humano del ídolo. Marcó goles increíbles, fue un as, pero va más allá. Tiene que ver con la apasionante experiencia de vida que tuvo. Maradona comete errores, Maradona se enfermó, abordó públicamente el tema de la adicción, se opuso a la FIFA. En las repercusiones internacionales de su muerte, incluso en Brasil, se puede ver cómo simboliza y rescata un fútbol de pasión.

    “Maradona tenía esta política más clásica. En la década de los noventa, cuando el liberalismo hablaba del fin de las ideologías, mantendrá una concepción de la política basada en la participación del pueblo y no solo de una élite. Para él, la política es el piso de la fábrica, el campo de tierra, estar en las comunidades... Maradona va cara a cara con las federaciones deportivas y los gobiernos. En 2005, cuando se celebró la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, subió al escenario para pronunciarse contra Estados Unidos, junto a Fidel Castro. La forma en que se posiciona a favor de lo popular, o lo que él entiende por popular, tiene un impacto importante en su imagen. (...) En la rivalidad entre Europa y América Latina, valorará no solo el fútbol latinoamericano, sino también ser latinoamericano. Con él no hay separación entre lo que hay en el campo y lo cotidiano, el estilo de vida de tu continente. No podemos olvidar que estamos hablando de una América del Sur en profunda crisis económica, especialmente en la década de 1980, con algunos países saliendo de décadas de regímenes autoritarios”. (Globo, 2020)

    Con eso, ayudó con la autoestima latinoamericana, donde el pensamiento decolonial demuestra como parte de la desconstrucción de la ‘Colonialidad del Ser’. En un contexto de mucha desesperanza, demostró que los sudamericanos tienen muchas cosas de las que estar orgullosos. Nunca tuvo miedo de la controversia en sus elecciones y posiciones. Tanto es así que rompió con esta exigencia de que los jugadores no tengan que involucrarse en política. No fue un péndulo que se va para un lado o para otro según sus intereses personales.

 

    Maradona fue muy auténtico, y mismo los que se opusieron políticamente a él también valoran su autenticidad y su capacidad para tomar partido. Un héroe y un mito popular, un símbolo plebeyo, una voz subalterna, en el que las clases populares argentinas (y los napolitanos, y los bangladesíes, y muchos otros) pudieron reconocer una identidad, por lo menos precariamente, de clase. (Alabarces, 2021, p. 10)

 

Conclusiones 

 

    A través de un breve diálogo acerca de los temas decoloniales y poscoloniales, pasando por la comprensión de la lógica de la modernidad y la colonialidad, así como la teoría del sistema-mundo moderno de Wallerstein (2005), se llega a la conclusión de la necesidad de mecanismos que buscan la decolonialidad, arraigados en los llamados subalternos. El fútbol se convierte en un importante objeto de análisis, siendo un tema susceptible de ser estudiado.

 

    Las demandas reclamadas por la sociedad se cuestionan en los partidos de fútbol, ​​dentro y fuera de los estadios. Problemas como el racismo, la violencia y la xenofobia son, lamentablemente, recurrentes en el deporte. Sin embargo, son reflejos de esta sociedad, una ilustración del comportamiento (i)moral del ciudadano. Conducta que, en la mayoría de los casos, reflejo de siglos de explotación por parte de las élites coloniales, se reproduce hasta hoy.

 

    Luego de citar algunos de los cientos de casos que ocurrieron en estadios, es posible notar que el fútbol es sumamente importante en este proceso decolonial. El fútbol en sí es un mecanismo para combatir estos problemas, con varias campañas para acabar con los prejuicios en la sociedad. Además, es un deporte capaz de romper, quizás de una manera única, la idea de centro-periferia del sistema-mundo moderno.

 

    Incluso con la desigualdad económica, la mercantilización de los deportistas a países del norte global, América del Sur es, junto con Europa, el centro del fútbol en el mundo. Tanto es así que las selecciones nacionales y los clubes sudamericanos son campeones del mundo, compitiendo siempre con los europeos por la hegemonía del fútbol mundial. Actualmente, todos los campeones mundiales (en todas las categorías) son sudamericanos.

 

    Se trata de una importancia sin precedentes, incluso para la autoestima de los pueblos colonizados y esclavizados durante siglos, que aún hoy tienen el llamado “complejo de inferioridad”. Pero con Maradona, Pelé y Obdulio Varela, protagonistas de las primeras y principales conquistas mundiales del fútbol sudamericano -que inspiran a los futbolistas hasta los días de hoy- hicieron que se rompiera la lógica tradicional centro-periferia del sistema mundial. Además, es imposible permanecer indiferente al escuchar a un aficionado argentino despedirse de su camiseta número 10 diciendo: “¿Conoces la alegría que nos ha dado a los pobres? A veces ni siquiera teníamos para comer y nos hacía felices.”

Nota

1. El 2 de diciembre de 2023, día de publicación del presente artículo, Alemania obtuvo el Campeonato Mundial Sub-17 realizado en Indonesia, venciendo en la final a Francia.

 

Referencias 

 

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Alabarces, P. (2021). Maradona: mito popular, símbolo peronista, voz plebeya. Papeles del CEIC, 1(hered. 2), 1-11. http://dx.doi.org/10.1387/pceic.22540

 

Ballestrin, L. (2013). América Latina e o giro decolonial. Rev. Bras. Ciênc. Polít., 11, 89-117. https://doi.org/10.1590/S0103-33522013000200004

 

Brandalise, R. (2013). Rivalidade Brasil-Argentina em uma região fronteiriça: Futebol, Pelé, Maradona, Havaianas e Guaraná na televisão brasileira. Revista Comunicação Midiática, 8(3), 36-55. https://www2.faac.unesp.br/comunicacaomidiatica/index.php/CM/article/view/211

 

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Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 28, Núm. 307, Dic. (2023)