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ISSN 1514-3465

 

El proceso de deportivización de las prácticas escolares 

y la significación del fenómeno deportivo

Process of Sportivization of School Praxis and the Significance of the Sports Phenomenon

O processo de esportivisação das práticas escolares e os significados do fenômeno esportivo

 

Diego Martín Alsina Machado

dmam1989@gmail.com

 

Licenciado en Educación Física (ISEF). Técnico Deportivo, opción Fútbol (ISEF)

Maestrando en Educación Física (ISEF-UdelaR). Maestrando en Ciencias Humanas

opción Antropología de la Cuenca del Plata (FHCU)

Docente Gº2, efectivo Departamento de Educación Física

y Deporte, Núcleo Deporte, Cultura y Sociedad (ISEF-CURE)

Integrante del Grupo de Estudios Sociales y Culturales sobre Deporte (ISEF-UdelaR)

(Uruguay)

 

Recepción: 02/04/2020 - Aceptación: 31/10/2020

1ª Revisión: 24/10/2020 - 2ª Revisión: 26/10/2020

 

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Cita sugerida: Alsina Machado, D.M. (2020). El proceso de deportivización de las prácticas escolares y la significación del fenómeno deportivo. Lecturas: Educación Física y Deportes, 25(270), 16-27. Recuperado de: https://doi.org/10.46642/efd.v25i270.2104

 

    Este artículo forma parte del Monográfico: Transposición didáctica y Educación Deportiva en Educación Física Escolar.
Coordinación: Mariana Sarni Muñiz y David Beer. ISEF-UdelaR, Uruguay.

 

Resumen

    La deportivización como cualquier proceso de aculturación tiene momentos. El intento de aculturación se muestra en un primer momento que podríamos denominar momento cero, donde es más evidente, devela un choque con lo que se venía dando (juegos y otras prácticas corporales) que de alguna manera es tensionado para ser transformado “forzadamente” a deporte. Esta perspectiva sostiene que hay un paralelismo entre el proceso de civilización y la creación del deporte, permite conocer cambios a nivel social. En este sentido, “forzadamente”, por dos motivos: a) porque esa práctica correspondía en alguna medida a una tradición, en el sentido de una/s forma/s de hacer, recordar y sentir; y b) porque como en toda toma de decisión donde existen colectivos implicados, en ocasiones hay acuerdos, sometimientos, que en definitiva son luchas de poder. El objetivo de este trabajo es entender una de las perspectivas de la conformación del deporte moderno, mediante un recorrido de los procesos de significación de esta práctica, desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad, en relación a la conformación de la educación física como disciplina escolar. En este sentido, el deporte es analizado como un hecho social, permitiendo pensarlo como una construcción, la cual se manifiesta como expresión de la cultura, en un entender histórico y frente a una política social, que habilita el campo de crecimiento y de estudio del deporte. Las prácticas deportivas, optan por un proceso de significación y resignificación en los diferentes contextos de interacción.

    Palabras clave: Deportivización. Deporte. Cultura escolar. Transposición didáctica.

 

Abstract

    Sportivization like any acculturation process has moments. The attempt at acculturation is shown at first that we could call zero moment, where it is more evident, it reveals a collision with what has been taking place (games and other bodily practices) that in some way is stressed to be "forced" transformed into sport. This perspective maintains that there is a parallelism between the process of civilization and the creation of sport, it allows to know changes at a social level. In this sense, “forcibly”, for two reasons: a) because that practice corresponded to some extent to a tradition, in the sense of a way/s of doing, remembering and feeling; and b) because as in all decision-making where there are groups involved, sometimes there are agreements, submissions, which are ultimately power struggles. The purpose of this work is to understand a perspective of the conformation of modern sport, through a journey of the processes of significance of this practice, from the mid-nineteenth century to the present day, in relation to the conformation of physical education as a school discipline. Sport is analyzed as a social fact, allowing in this sense to think of this phenomenon as a construction, which manifests itself as an expression of culture, in a historical understanding and against a social policy, which enables the field of growth and growth. sports study. Sports practices choose a process of meaning and resignification in the different contexts of interaction.

    Keywords: Sportivization. Sport. School culture. Didactic transposition.

 

Resumo

    A esportivização, como qualquer processo de aculturação, tem momentos. Mostra-se a tentativa de aculturação num primeiro momento que poderíamos chamar de momento zero, onde é mais evidente, revela um embate com o que está acontecendo (jogos e outras práticas corporais) que de alguma forma é enfatizado para ser "forçosamente" transformado em esporte. Essa perspectiva sustenta que existe um paralelo entre o processo de civilização e a criação do esporte, nos permite conhecer as mudanças no nível social. Nesse sentido, "forçosamente", por duas razões: a) porque aquela prática correspondia em certa medida a uma tradição, no sentido de um/os modo/s de fazer, lembrar e sentir; e b) porque como em todas as tomadas de decisão em que há grupos envolvidos, às vezes há acordos, subjugações, que em última instância são lutas de poder. O objetivo deste trabalho é compreender uma das perspectivas de conformação do esporte moderno, por meio de um percurso dos processos de significação dessa prática, de meados do século XIX à atualidade, em relação à conformação da Educação Física como disciplina. escola. Nesse sentido, o esporte é analisado como um fato social, permitindo que seja pensado como uma construção, que se manifesta como expressão da cultura, em um entendimento histórico e contra uma política social, que viabiliza o campo de crescimento e estudo da esporte. As práticas esportivas optam por um processo de significação e ressignificação nos diferentes contextos de interação.

    Unitermos: Esportivização. Esporte. Cultura escolar. Transposição didática.

 

Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 25, Núm. 270, Nov. (2020)


 

Introducción 

 

    La particularidad del proceso de deportivización se devela en la producción de quiebres en las lógicas del juego mismo, que retornan a la sociedad, o mejor dicho, son de un espacio particular de la sociedad. La perspectiva en relación a la consolidación del deporte como campo de estudio, permite pensar en problemáticas que surgen a partir de aspectos históricos, políticos, pedagógicos, entre otros; aquellos que lo constituyeron como práctica autónoma y por ende un espacio donde estudiar diversos aspectos de la sociedad. Esto permite sostener la necesidad de reflexionar sobre algunas cuestiones desde la producción de conocimiento generada en los ámbitos de la Educación Física y el Deporte, ya que, cómo campos de prácticas tienen la potestad de hablar, teorizar, problematizar, analizar sobre estos productos de la modernidad1, donde lo producido hasta el momento sigue, como las menciones de Dunning (1986), dedicado a lo que sucede adentro de esas minúsculas realidades; no solo reducidas al estrecho mundo de la práctica de enseñanza del deporte sino también acotadas al endogámico mundo de la academia.

 

    Podemos mencionar, que el deporte, en su génesis tiene, a modo de síntesis, dos formas básicas de ser concebido, a) el deporte de siempre, que considera que el deporte ha existido desde que existe el hombre, donde podemos considerar cierta continuidad en distintas actividades corporales, y por lo tanto, fagocita a otros campos como la Educación Física, la Actividad Física, la Gimnasia, el Juego, quedando atrapadas en el concepto de Deporte, y b) aquella que considera que el deporte es producto de la modernidad, desde su gestación en los colegios ingleses más allá de que el concepto nace alrededor del siglo XIV como sport y être dans le port (estar en el puerto, acepción francesa). De esta manera, frente a estas dos grandes concepciones, se encuentran una serie de ideas sobre deporte, que lo taxonomizan, ubican y construyen en tanto discurso.

 

    Gran Bretaña, fue el paradigma de las élites mundiales principalmente en el siglo XIX. Donde las formas de producción capitalista se afirmaron y se extendieron en todo el mundo. En este proceso, podemos entender diversos parámetros que dieron sustento a esta perspectiva; así como, la ciencia se convirtió en una herramienta de desarrollo económico, se llevaron a cabo varios cambios sociales (Elías, & Dunning, 1986), en consecuencia, entender el recorrido que realiza el deporte en la conformación de la educación física como disciplina escolar, permite reconocer el recorrido del deporte en la incorporación a la cultura escolar como disciplina o actividad. Esta cultura, manifiesta cierta lógica institucional donde existían obturaciones técnicas, humanistas, biologicistas o evolucionistas; en el comprender de un discurso higienista y eugenista.

 

    En este sentido, el campo del deporte produce y legitima diversas manifestaciones, que se convierten en el algoritmo de un campo disciplinar, con necesidad de atender con mayor énfasis los procesos de las formas culturales a que corresponde. Es así que el objetivo de este trabajo es hacer un intento por comprender una perspectiva sobre la conformación del deporte como fenómeno moderno. A partir de un recorrido a través de los procesos de significación del deporte como práctica, desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad, en relación a la conformación de la educación física como disciplina escolar. Esto implica, pensar al campo de estudio y de desarrollo del deporte, como un espacio autónomo, de prácticas pedagógicas en función de aspectos históricos, políticos, sociales, pedagógicos, etc. que deberán guiar su práctica.

 

Todo tiene un principio. La génesis del deporte 

 

    La afirmación de que el deporte es uno de los fenómenos más significativos de la actualidad no está del todo equivocada. Sin lugar a dudas, el deporte ahora forma parte, de una forma u otra, en la vida de la mayoría de las personas en todo el mundo. El deporte se ha extendido por todo el mundo y se ha convertido en la expresión hegemónica dentro de la cultura corporal del movimiento. Hoy es, en prácticamente todas las sociedades, una de las prácticas sociales que reúne por unanimidad su legitimidad social (Bracht, 1990). Al realizar un análisis histórico del deporte, se puede mencionar, según Alabarces (2009), que se puede considerar como un fenómeno capaz de realizar un análisis de ciertos aspectos de la cultura. Es así que permite indagar y estudiar en la constitución de identidades, el comportamiento e imagen del cuerpo, como operan los diferentes medios de comunicación, la conformación de héroes, la importancia de las narrativas en los imaginarios populares, las consideraciones y significaciones de violencia, así como las diferentes transformaciones y adaptaciones que este fenómeno ha sufrido en la conformación de nuestras sociedades contemporáneas.

 

    La particularidad de esta deportivización es la producción de colapsos en las lógicas de juego mismo que retornan a la sociedad, o mejor dicho, son de un espacio particular de la sociedad3. Generan estallidos en el proceso de sociogénesis que conllevan a una primera acción voluntaria de instalar un aparato previamente pensado, un deporte que podríamos adjetivar de “colonizador”, dirigido y jerarquizado para que su tiempo y su espacio, solidario con otros aparatos (políticos, económicos, comerciales y dominantes4) se expandan en partículas que generen secuelas para algunos y ventajas para otros. Por consiguiente, a partir del mundo simbólico del deporte podemos pensar y categorizar relaciones sociales y sus reproducciones, pero también nos permite percibir como los distintos actores sienten, ven y perciben su mundo. En este sentido, crea autonomía y construye su propio campo. La característica de codificación de normas en el deporte, que conlleva la mutación de su predecesor juego o ritual, se desprende de estas prácticas anteriores, pero son cosificadas para devenir deporte, extrayéndose su esencia “mística”.

 

    De esta manera, los enunciados de los estudios eliasianos del deporte sostienen, que los juegos de la Antigüedad clásica, así como los juegos medievales, no corresponde definirlos a partir del concepto de deporte; es imposible trazar cierta continuidad con estos juegos y la constitución, a posteriori, del deporte moderno. La significación de estas actividades otorga valor festivo y con fines religiosos, lo que supone la conformación y apropiación del deporte frente a principios normativos y de racionalización.

 

    El fundamento en la obra de Norbert Elias, El deporte y el ocio en el proceso de civilización, junto a Eric Dunning (1986), sostiene que el proceso de deportivización de los pasatiempos fue una transformación de juegos a deportes durante los siglos XVII y XVIII por parte de la sociedad inglesa como parte del esfuerzo civilizatorio que acompañó a la parlamentarización. Por lo que en principio concentró a la aristocracia y a los descendientes de la nobleza o gentry, y posteriomente se significó sobre los juegos populares2. Quedan estas prácticas en el recuerdo, como un atisbo de una práctica moderna, dejándolas como un fragmento de la historia de la cultura. El deporte aparece como el producto cultural de mayor atención de las poblaciones, no solo por su convocatoria, sino por su reproducción mediante los medios de masas, lo que ha adquirido un valor de mercado, es decir, el deporte se vende a gran escala y construye formas de actuar en sociedad. El deporte, permite interpretar como diversos sectores de la sociedad se permeabilizan, desde una interacción de los factores políticos, económicos, sociales y culturales inmersos en la sociedad y que se inmiscuyen en lo que su práctica (Alabarces, 2108). El deporte actual se diferencia de aquel moderno, su génesis fue una tentativa de sobrevivencia, un modo de ser, un ethos fuertemente en extinción en el siglo XIX del hombre aristocrático. (Archetti, 2003)

 

    En esta dirección debemos ser conscientes, en primera medida, del carácter polisémico del deporte y este sentido, de la diversidad de ámbitos en los que el deporte se desarrolla, y consecuentemente, reconocer los elementos definitorios que lo constituyen3. (Cardozo, 2017)

 

¿La Escuela cómo institución normalizadora? ¿Cultura escolar? 

 

    Como se ha mencionado la particularidad de esta deportivización genera estallidos en el proceso de sociogénesis, que conlleva a instalar un deporte que podríamos adjetivar de “colonizador”. Prácticas que fácilmente se impregnan de discursos hegemónicos en las diferentes instituciones. En este plano se puede dar cuenta de la escuela como institución civilizatoria y de control de las emociones, a partir de determinadas prácticas corporales, fundantes de la cultura escolar y de diversos estudios que se confirman sobre el cuerpo. Vemos aquí: formas de vestirse, comportarse, de afirmaciones y prohibiciones sobre el cuerpo, que definen modos de ser -códigos morales-, matizando el campo escolar.

 

    Considerar comprender el desarrollo y disciplinamiento de los cuerpos como parte constitutiva de la cultura escolar, siendo estas prácticas y esta institución parte de un proceso dinámico y activo que se conoce como hegemonía (Rockwell, 2000). En este sentido, se hace necesario comprender el significado de estas prácticas desde una perspectiva política, entendiendo que

    (…) concibe la realidad humana como efecto del entretejido de ciertas prácticas históricas y culturales, a las que propone trazar y estudiar. No mira a la historia como un desarrollo continuo, tras un esquema lineal, sino que se orienta a las discontinuidades, a las rupturas entre los discursos y las relaciones de poder que lo sostienen (Aisenstein, citado en Gómez & Martínez, 2009, p. 169).

    Al comprender, de la adopción de la educación física, como asignatura escolar, conforme al proceso socializador escolar, adquiere características relacionadas al control cotidiano de la infancia, en cuanto actos, modos y prácticas. En tanto conformación de una hegemonía escolar, en un proceso con desarrollo histórico, donde la disciplina responde al proceso de civilización (modernidad); en tanto reguladora de emociones, con un discurso higienista y eugenista en la conformación de una identidad corporal (Gómez, & Martínez, 2009). Como forma escolar, en este sentido, la identidad corporal construida a partir del perfeccionamiento de la raza, del control de emociones y la sexualidad, las necesidades por regular las prácticas y el accionar, en el gobierno y en el desarrollo de la personalidad infantil.

 

    En consecuencia, la Educación Física, y las prácticas que aquí se conforman, impregnaron al cuerpo un sentido frente a la personalidad de los sujetos, en la noción de enfermedad, en las formas y actos en la conducta y en la conformación de identidades. Como se mencionó con anterioridad, este sentido otorgado a la disciplina es dominante y hegemónica, aunque no conlleve todo el espacio de la cultura escolar, donde dialogan aspectos políticos, económicos, históricos y culturales en la construcción de significados.

 

El escenario deportivo 

 

    En este plano, podemos descubrir los efectos de construir un discurso y, por ende, espacios corporales, donde el deporte, tradicionalmente en la cultura escolar tomó el papel protagónico (hegemonía) en las prácticas de enseñanza de la Educación Física. Este atributo domina los discursos, las prácticas y los espacios de formación. De esta manera, se puede comprender estos discursos mencionados -higienismo y eugenesia-, lo que permite establecer un vínculo entre un profesor, sostenido en su perspectiva higienista que emite juicios y valores deportivos, y su alumno, juzgado como un deportista en una red de especialización y desarrollo físico determinado. Esto permite la vigilancia y el control, mediante actividades deportivas centradas en la adquisición de técnicas, reglas y disciplina, opuestos a juego libres y capacidad de crítica., es decir, el orden social y político que parece “natural” es, en realidad, el resultado de prácticas específicas, momentáneas y contingentes, en las que los discursos desempeñan una función legitimadora clave. En este marco de estudio se puede afirmar que la cultura se expresa en un sistema de valores, creencias, ideas y comportamientos hacia los cuales las personas se orientan. Los individuos son expuestos a estos significados a través del proceso de socialización, el cual es llevado adelante por los distintos agentes socializadores (familia, grupo de pares, institución educativa, etc.).

 

    En cuanto al desarrollo de la conceptualización del deporte, se enfatiza su multidimensionalidad, haciendo énfasis en sus aspectos sociales, políticos y geopolíticos, económicos, pedagógicos, biológicos, motores, psicológicos. Entendiendo todo lo que hay detrás de las prácticas deportivas, estas distintas dimensiones pasan a ser parte de la problematización del fenómeno. (Gómez, & Martínez, 2009)

 

    Continuando con Aisenstein (citado en Gómez, & Martínez, p. 169); “como todo fenómeno social, la configuración de las prácticas de enseñanza, y la sustancia mínima de aquello que se enseña, acontece en una intersección de coordenadas epistemológicas, de tiempo y espacio. Es así que la escuela, como institución normalizadora, toma un papel clave en la conformación y desarrollo de las naciones modernas, donde siguiendo con la idea anterior, organiza ideas y conocimientos, y trae consigo diversos dispositivos constitutivos. Donde la función de la escuela, en esta etapa mencionada, permite la aparición de prácticas capaces de reunir aspectos morales de la ciudadanía, los valores étnicos nacionales, modelos higienistas y eugenésicos de la sociedad moderna". (Gómez, & Martínez, 2009)

 

    El discurso pedagógico-político se vio acompañado del discurso médico o higienista en la década de 1920, donde la profesión médica comenzó el proceso de adaptación de sus parámetros para elaborar teorías en las que el “cuerpo atlético”, pasa a ser considerado un modelo de salud y bienestar nacional (Corriente, & Montero, 2011). Entender de esta manera la función del deporte en la matriz escolar, manifiesta el poder discursivo de estas prácticas, donde se materializan componentes homogeneizadores y disciplinantes en la sociedad. (Aisenstein, citado en Gómez, & Martínez, 2009)

 

El proceso de deportivización de las prácticas. ¿Qué se encuentra en el deporte? 

 

    La posibilidad de encontrar debates sobre deporte, política y educación cruzando las fronteras de lo académico permite indagar en aspectos específicos del deporte y articularlos con fenómenos, que aparentemente, exceden el campo deportivo, tales como: las diversas formas de violencia, las desigualdades de género, la discriminación por xenofobia y racismo, las percepciones hegemónicas y alternativas de cuerpo, entre otras. (Moreira, & Levoratti, 2017)

 

    Se expanden las discusiones conceptuales inherentes a la clase social, la memoria, la política, el cuerpo, la sociabilidad, el sacrificio, los megaeventos, el género, las identidades, el territorio, el parentesco, los procesos de deportivización y mercantilización. Se considera que el deporte cumple una función social y cultural.

 

    El desarrollo del deporte permite conocer cambios que se dan a nivel social de los pueblos y sociedades donde se practican. Un ejemplo de esto son los hábitos sociales que a lo largo de la historia se visualizan modificados. Ya sea a través de diferentes figuraciones, normas o reglas, se fue buscando disminuir la violencia tanto en la sociedad como en los pasatiempos que realizaban los sujetos, esto llevó a una modificación en las estructuras sociales y en sus gustos y motivaciones (Elias, & Dunning, 1986)4. Estas modificaciones, junto a la búsqueda de un sentido al momento deportivo es lo que comienza a generar un cambio en la “estructura de la personalidad de los seres humanos” (Elias, & Dunning, 1986, p. 38). A su vez este cambio genera cambios en las estructuras de poder en general, lo cual se relaciona con el concepto de habitus que plantea Bourdieu (1993). Ya que estas son las estructuras que influyen en todos y cada uno como sociedad y que no se logra visualizar o ser conscientes de ellas porque su misma estructura no lo permite.

 

    En el siglo XIX, cuando el deporte sale de la public school5, es cuando comienza el fenómeno de popularización, es decir a expandirse en la sociedad. Se instalaba entonces una nueva manera de ser, un nuevo ethos aristo-gentry6 pacífico acompañado por un ascenso de la nueva burguesía, donde algunas violencias físicas clásicas entre personas y familias entraban en desuso y eran mal vistas. Esta descarga libidinal se pasó al espectáculo deportivo en formato de pasatiempo. En este sentido, podemos pensar la tradición de las formas escolares, a partir de la producción de un tipo de individuo según significaciones, características y valores de la sociedad en la cual vive. Funcionando, como un distintivo aparato de distribución de posiciones sociales y de actores ajustados a esas posiciones. La cultura escolar, se organiza en el entramado de una forma escolar, de reglas, formas, modos, prácticas y relaciones consecuentes de los costes hegemónicos de producción.

 

    Este es el momento en el que Elias advierte una inmediata afinidad entre las contiendas parlamentarias y las contiendas deportivas, en donde también se mostraban luchas competitivas en las que los caballeros se contenían para no emplear la violencia física. Para quienes sostienen el pensamiento de Foucault (1976), el nacimiento del deporte en el siglo XIX es parte del argumento del discurso social moderno, centrado en la disciplina y el rigor, principios ejercidos directamente sobre el cuerpo, entendido según su materialización. Pensar la mimesis de la historia del deporte moderno, desde el punto de vista del autor, “significa tomar en cuenta los efectos de la consolidación de un discurso disciplinario en la producción de un cuerpo modelado según normas hegemónicas”. (Toledo Ortiz, 2015, p. 223)

 

    En un intento de disminuir la violencia, momento en el cual comienza a utilizarlo a su favor, ya que a partir de su práctica buscan tener el control de las diferentes tensiones que se generan y a su vez trabajar sobre el auto control, disminución de la violencia y aumento de la sensibilidad. Estas nociones coinciden con la idea de biopolítica, idea que se articula con la aparición del deporte en la sociedad, que comienza a ser utilizado como un medio por el estado para lograr el simple mantenimiento biológico de la vida y de esta forma se desarrolla una reproducción del mismo sin cambios ni cuestionamientos, al utilizar al deporte como un dispositivo no nos permite generar conocimiento porque los dispositivos buscan reproducción y normalización. Es así que el deporte en el siglo XXI ha logrado un desarrollo y una complejización tal que le ha permitido constituirse como un objeto de estudio en sí mismo, relacionado a las dimensiones social, cultural, política y económica. Entender el deporte como instancia social, siempre atravesada por intenciones políticas, que atraviesa el cotidiano de las instituciones educativas, vidas personales, las distintas relaciones que se dan en los espacios públicos, etc. Posibilita tensionar al deporte en aquellas teorías que lo identifican con una panacea social, salvadora de violencia, las drogas, el sedentarismo, los malos hábitos, y aquellas definiciones del deporte como opio de los pueblos, como puro entretenimiento e invisibilizador de luchas del pueblo.

 

    Comprender el deporte como parte constituida por y de la sociedad se hace necesario para comprender en su complejidad a cada uno de los sujetos particulares y sujetos colectivos involucrados, así entender con mayor profundidad las identidades construidas en el seno de este espacio de disputas. (Garriga, 2014)

 

    Para entender el deporte desde su génesis y desarrollo, y particularmente comprender los deportes anglosajones, vertebrados históricamente por el ethos aristocrático. Elías (1992) realiza un paralelismo entre la parlamentarización de la sociedad inglesa y la creación del deporte. Presenta en este marco tres aspectos que muestran cambios en las pautas sociales de conducta y cambios en la manera de sentir de las personas. Las reglas, a partir de las cuales comienzan a estructurarse ciertas pautas de conducta y a limitar lo que la sociedad puede o no sentir. El tiempo, cómo herramienta que comienza a estructurar la forma de vivir de la sociedad. La individualización, el sentido de lo propio y la lucha por llegar a lograr algo por uno mismo. Se une a la idea de autocontrol, que será una característica fundamental en el deporte moderno.

 

    En la perspectiva de Aisenstein (citado en Gómez, & Martínez, 2009), el campo de la educación física o cultura escolar7, conlleva los ejercicios gimnásticos europeos-continentales, el sport, juegos infantiles y populares, acrobacias, entre otros. La práctica deportiva en toda la sociedad genera una distinción de clases porque depende de la clase social, cuál será el deporte que se practique. Elias (1986) trae en su texto la división de tierras, en el siglo XVII, para evitar la participación de campesinos en los juegos de la alta sociedad, división que consideró influyente en el desarrollo de los diferentes deportes. Esta distinción permite a los sectores burgueses, de forma paulatina, la posibilidad de controlar y estabilizar comportamientos agresivos.

 

    En este sentido se hace necesario pensar “la enseñanza del deporte en sus planos histórico-críticos” (Bracht, citado en Gómez, & Martínez, 2009, p. 69). Entender este proceso, en la resignificación de su práctica y sentidos, así no apartarse de los objetivos educativos del deporte escolar, asumiendo los procesos históricos, sociales, políticos y culturales. Es importante navegar en el campo de la educación física como parte constitutiva de la cultura escolar (Julia, 2001), en el intento por comprender el discurso en sus prácticas. En este plano se torna necesario confrontar al deporte en su desarrollo hegemónico en las prácticas, significaciones y discursos en el ámbito escolar.

 

Conclusión 

 

Un posible camino 

 

    Continuando y haciendo un intento por comprender el desarrollo del deporte, en este recorrido y por el que continua, podemos sostener que este fenómeno no puede escapar a los conflictos y desigualdades sociales. Es más, el deporte en muchas ocasiones contribuye a reproducir, aspectos en relación a la clase social, género, edad, etnia, origen nacional, etc. En el comprender de Rockwell “Estoy proponiendo mirar la cotidianeidad escolar actual como cultura acumulada y en creación” (2000, p. 23), podemos asumir la posibilidad de repensar esta forma escolar en la enseñanza del deporte.

 

    En este trabajo se intentó comprender un recorrido en relación a la conformación de las prácticas deportivas como forma escolar. Donde la Educación Física, pasó por una convicción biomédica y asistencialista en sus prácticas, para adoptar el deporte como saber sabio en su forma escolar. Es así que no debemos ignorar sus condiciones sociales, políticas y pedagógicas en su conformación en el campo (Altuve, 2018). Optar, por una postura emancipatoria en la adopción del deporte como disciplina escolar;

    (…) no implica desechar el deporte, sino dejar de considerarlo el dios ante quien hincarse y adorar ciegamente. Se trata, en cambio, de apropiarse del deporte, de resignificarlo y subvertirlo a la medida de los intereses del campo educativo y no de manera crítica y obsecuente. (Beer, & Miramontes, 2017, p. 14)

    En este sentido continuando con la idea de Chevallard (Beer, & Miramontes, 2017), el posicionamiento pedagógico del docente debe atender el objeto a enseñar, y comprender transformaciones para ser apto para ser enseñado. Chevallard (1985) en este punto, sistematiza el concepto de transposición didáctica, donde se refiere el paso del saber sabio al saber enseñado y lo convierte en una herramienta sobre la reflexión de las prácticas educativas. En un contexto de responsabilidad en la vigilancia epistemológica del docente sobre el saber a enseñar, al replantear con mucho cuidado las transformaciones y resignificaciones de los contenidos seleccionados para enseñar.

 

    De esta manera la transposición didáctica8 permite entender la complejidad de un saber en otro ámbito diferente a aquel en donde se produjo. Permite y considera necesario en este sentido, pensar la enseñanza del deporte, como una praxis, comprendida como herramienta dentro del campo de la educación física. Como se ha mencionado, reconstruir las prácticas de enseñanza en el entendido de su perspectiva histórica y social, permitirá pensar al deporte bajo significaciones higienistas, eugenistas, de control de emociones y de reproducción de desigualdades. Donde la escuela debería repropiarse de diversos valores de la génesis deportiva y construir sus propios productos. En la práctica educativa la intención y el esfuerzo de los docentes, debe comprender usar los conocimientos contextualizados y adaptados a la realidad histórica, política y social. (Ramírez, 2005)

 

    El desarrollo de la motricidad y el movimiento, responde a estos procesos de aculturación9 de la enseñanza deportiva. En este proceso, retomando a Beer, & Miramontes (2017), al mencionar la perspectiva ideológica de la reproducción de las prácticas curriculares; en un sentido hegemónico de carácter epistemológico, permite legitimar los saberes, por un lado, y por otra parte el proceso de selección de los saberes a enseñar. Este aspecto permite observar valores en la enseñanza deportiva, que no respondan a aspectos ahistóricos presentes en la definición del campo de la educación física y el deporte. (Altuve, 2018)

 

    Es decir que esta perspectiva, responde, a pensar “procesos de solidaridad, de grupalidad y cooperación por sobre las actitudes individualistas, meritocráticas e hipercompetitivas” (Beer, & Miramontes, 2017, p. 14). Invita al docente, vigilar sus prácticas y entender los procesos de enseñanza de las prácticas deportivas dentro de un sistema escolar; en un comprender social, histórico, político y cultural.

 

Notas 

  1. El propio campo no ha hablado lo suficiente de los procesos de deportivización, por lo menos en Uruguay.

  2. Esta afirmación recurre a una forma de ver la relación deporte-sociedad, descrita por Elias (1986) como una membrana de los pasatiempos que en el caso del deporte se denomina mímesis, concepto que se desarrollará más adelante. Pero también otros autores más “esencialistas” que la analizan como lógica interna, refiriéndose a las técnicas, tácticas, estrategia de juego, y lógica externa cuando hablan de los problemas y dimensiones culturales y sociales del deporte.

  3. Se puede ver este tipo de dinámicas y relaciones en instituciones como la escuela, como tamiz legitimadora de lo que se debe ser o no ser, en las preocupaciones sobre una práctica y postura del cuerpo (volveremos más adelante).

  4. Se encontrará en este volumen un breve estudio sobre uno de los pasatiempos que adquirieron las características de deporte durante el siglo XVIll entre las clases hacendadas de Inglaterra: la caza de zorros. Considerada entonces como un deporte, mostraba ya muy claramente algunas de las características estructurales que distinguían los pasatiempos conocidos como deportes de otros pasatiempos anteriores carentes de tales características. En la forma en que surgió por entonces, la caza de zorros era en Inglaterra una modalidad de caza altamente regulada y en estrecha relación con un determinado código de pautas sociales de conducta. La caza puede gustarnos o no pero, independientemente de esto, la caza de zorros nos presenta un vívido retrato de una de las primeras fases del desarrollo del deporte y puede, por ello, ayudarnos a entender mejor la génesis y las características de los deportes en general. (Elias, & Dunning, 1986, p. 37)

  5. De hecho, aunque su nombre lo sugiera (“escuelas públicas”), eran instituciones privadas, donde se practicaba diferentes deportes (principalmente deportes colectivos), el marco educativo hacia un intento por controlar la brutalidad y se observaba la necesidad de regular la práctica, esto es así, desde que los sectores medios y altos reconocieron a la educación como una herramienta eficaz para acompañar a la revolución industrial.

  6. El modelo educativo británico pregonaba los valores éticos atribuidos a los nobles en el deporte. El trabajo en equipo, el compromiso y la solidaridad, el espíritu de sacrificio o una exquisita deportividad. Valores reconocidos para el verdadero gentleman, hombre honorable, educado, de carácter noble y elegante. Traducido al deporte entraría dentro de una perspectiva del deporte como fin en sí mismo, por el gusto de practicarlo, la posibilidad de demostrar habilidades en varias modalidades y ser distinguido y elegante frente a los demás.

  7. Se ha tomado el término cultura física que fuera acuñado en el siglo XIX para denominar un “rango de prácticas concernientes con el mantenimiento, representación y regulación del cuerpo, centrado en tres formas institucionalizadas de actividad física altamente codificada: el deporte, la recreación física y el ejercicio”. (Kirk, citado en Gómez, & Martínez, 2009)

  8. En ese pasaje del saber sabio, que la ciencia provee, al saber a enseñar, se produce ese tránsito en el cual la vigilancia epistemológica debe asegurar que esa translación no distorsione el saber original. Hay algo del orden de lo esencial que debe ser celosamente preservado (…) Así, la transposición didáctica es una suerte de traducción, una reconstrucción que permite que un determinado saber se adapte a las condiciones que impone otro ámbito diferente a aquel en que se produjo. (Beer, & Miramontes, 2017, pp. 3-4)

  9. Proceso por el cual cada individuo de una sociedad o cultura aprende las pautas de conducta y el sistema de valores del grupo al que pertenece.

Referencias 

 

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Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 25, Núm. 270, Nov. (2020)