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Rafting en San Rafael, Mendoza.
Tres generaciones y una misma aventura

   
Los autores visitaron San Rafael, Mendoza, este verano
(Argentina)
 
 
Melanie, Raquel, Tulio
Lidia e Israel Guterman

tulio@efdeportes.com
 

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 94 - Marzo de 2006

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Versión en Video
Rafting! (en video 4.4 mb)

En camino

    La idea de ir en el verano a San Rafael, Mendoza, surgió de nosotros, los padres; pero el pedido de hacer Rafting se inició rápidamente en nuestra hija. El lugar resulta óptimo. Está enmarcado en un circuito turístico muy recomendable, en el que vale la pena hacer todo el recorrido del Cañón del Atuel, visitar el Nihuil, los Reyunos, las bodegas y sus viñedos.

    La zona es Valle Grande, y con visitarla la primer vez, ya despierta el deseo de bajar rápidos del río Atuel en bote de goma, o mejor dicho, como se lo denomina en términos de turismo aventura: hacer Rafting.

    El paisaje es encantador, para vivirlo agudizando los sentidos. El río tiene vaivenes y sonidos peculiares, arrullos que envuelven los oídos. Y las montañas... ¿Cómo describir al Cañón del Atuel? Esa formación rocosa de diferentes gamas de colores que rompe con el estereotipo del dibujo escolar de montañas marrones. La vista no deja de sorprenderse con ese paredón imponente que bordea al río. Y en este magnífico escenario ya forman parte del paisaje los diferentes botes que aparecen de repente con entusiastas pasajeros de todas las edades. Familias con sus hijos pequeños, jóvenes de a pares o en grupo. Se observa variedad de colores en los botes y remos y esto tiene una lógica: corresponde a una identificación de las distintas empresas, las mismas que desde la ruta buscan llamar la atención de los turistas para ser las elegidas en esta excitante aventura.

    Si se dispone de varios días, vale la pena tomarse el primero para deleitarse con el paisaje, y ambientarse en el tema del rafting observando a los demás, desde la orilla, en una reposera, mate en mano, y refrescando cada tanto los pies en el río (siempre en la orilla, ya que no es apto para sumergirse en cualquier parte).

    Si en cambio la recorrida de todo el Cañón del Atuel o la visita a la zona de Valle Grande, se realiza en un día, ni dudarlo, de inmediato remo en mano y a subirse al bote.

    En nuestro caso tuvimos la posibilidad de realizar la primera opción. A medida que veíamos bajar los diferentes botes, aumentaba el entusiasmo, nuestra hija preguntaba ¿Cuándo vamos? ¿hoy? ¿ahora?, y a mi marido le gustaba la idea de compartir con ella esta nueva experiencia. La que hasta último momento no estaba muy convencida era yo, quien soy más partidaria de preservar a mi familia en tierra firme que sentir la adrenalina de la aventura.

    Otra cosa que me sorprendió es que el rafting en este sector del río es una práctica para todos, no hace falta ser deportista, ni estar especializado, lo puede hacer gente de cualquier edad, por supuesto acompañados por guías bien entrenados. A propósito del tema de los guías, es increíble el conocimiento que tienen del río; lo conocen palmo a palmo, como quien recorre su propio barrio.


Testimonio de la Hija

    Cuando mis padres me dijeron que de vacaciones íbamos a ir a Mendoza yo sabía que allí se hace rafting porque varios amigos míos ya habían visitado y me contaron que lo hicieron y lo increíble que es, entonces les pregunté si yo también iba a poder hacer. Me puse contenta cuando me dijeron que sí y pensé que iba a ser una experiencia inolvidable.

    Cuando llegamos al lugar y vi bajar botes con los valientes que se animaron a esta aventura, gente de todas las edades, y también más chicos que yo y pensé -"Si esos nenes chiquitos lo hicieron, yo también voy a poder." Entonces me convencí de que tenía que hacerlo y no veía la hora de empezar.

    Me divertí desde el momento en que con mis padres nos sacamos fotos con los cascos y los chalecos salvavidas. El guía del bote creyó que yo no remaría, en cambio la verdad es que me moría de ganas de hacerlo. Me cambié de ubicación con mi mamá y remo en mano escuché las explicaciones de lo que debía hacer.

    Me resultó mucho más fácil de lo que había pensado. En cada rápido me emocionaba saber que estaba ayudando a la tarea del grupo de dirigir correctamente el bote y ver que lo hacíamos con éxito. En un momento el guía dijo que en esa zona el río era calmo y que podíamos (tomados de las sogas del bote) sumergirnos y refrescarnos un rato. ¡Estuvo bárbaro!.

    La distancia y tiempo de rafting varía entre tramo corto, intermedio o largo. Nosotros optamos por el intermedio que duró aproximadamente cuarenta minutos. Al terminar bajamos y todos aplaudimos eufóricos. ¡Fue sin lugar a dudas una experiencia increíble!


Testimonio de la Madre

    Hasta último momento no estaba convencida, sentí que acepté hacerlo para no defraudar a mi hija, que quería fuéramos los tres. Los de la agencia de Rafting creían que yo remaría y que mi hija se sentaría en el medio (que es donde se ubican los que no reman), pero cuando nos dimos cuenta rápidamente cambiamos los lugares y aclaramos quiénes serían los remeros. El día era caluroso, como todos los que pudimos aprovechar en esas vacaciones. La sensación del agua salpicándonos dentro del bote era de una gran frescura. Me llamó la atención además de la actividad en sí, la tarea en conjunto en pos de un objetivo (en este caso sortear los obstáculos en el recorrido del río) con gente desconocida pero que en el lapso que duró el rafting se siente unificada. En fin, en esta experiencia me dejé llevar, o mejor dicho "pasear" y lo disfruté enormemente.


Testimonio del Padre

    Me atraen particularmente los paisajes de montaña. Son espacios donde uno puede sentir a pleno la naturaleza, y además mantener un vínculo estrecho con ella.

    Estuve en Mendoza varias veces. De chico fui a un campamento de quince días en Potrerillos, y allá por los años ochenta recuerdo que estuve haciendo trekking (en aquella época solo era caminata en la montaña) en Vallecitos y alrededores; y una interminable e increíble caminata hasta Plaza de Mulas, la base del Aconcagua. Siempre tuve pendiente el Cañón del Atuel, y por fin se dio el momento de poder visitar esta zona.

    El lugar es alucinante, con lugares para observar y disfrutar activamente. Ni bien llegamos a Valle Grande, sentarse a tomar mate al lado del río y observar los botes repletos de remeros-aventureros ya era un espectáculo en sí mismo. También ver a los que hacían en grupo la bajada de coolriver (equipados solamente con casco, un flotador y patas de rana) era tan o más espectacular aún. Finalmente nos tocó a nosotros hacer la bajada de rafting. En un día de una temperatura ideal, fue un momento de enorme disfrute con el agua y con la naturaleza. Por momentos el bote se deslizaba hacia delante entre piedras, ramas y espuma. Por momentos era remar con fuerza para dirigir la embarcación por el lugar del río orientados por el guía. De repente se sucedía un rápido, luego un momento de calma y otro recodo en el río; y finalmente el último recodo, el aplauso compartido del grupo que sin conocerse previamente, atravesó la misma aventura con enorme regocijo.

    Percibo la sonrisa de mi mujer, valió la pena convencerla de hacerlo; y la emoción de mi hija, un instante que nos quedará para siempre.

    Esa tarde en el dique Valle Grande a pleno sol, a la hora que debía anochecer seguíamos con la euforia por el momento vivido.


Testimonio de la Abuela

    El viaje a San Rafael fue muy interesante. Es un paraíso en la tierra, y sobre todo Valle Grande. Bueno, en general Mendoza es una provincia hermosa. Fuimos en una época donde todo estaba verde, donde se veían las viñas con las uvas, iba a ser la Vendimia, así que iba a ser una época hermosa.

    Paramos en una cabaña al lado del río, y escuchábamos el rumor del agua, algo hermoso. Por las tardes me gustaba tomar el té y leer el diario al lado del río. El silencio que había a la noche, me encantaba. Además del río estaban los cerros... esas formaciones son mucho más antiguas que Los Andes y además tenían unas formas rarísimas.

    Conocimos el Nihuil y Los Reyunos, pero lo más emocionante fue hacer rafting. Yo, en fin, tenía un poco de temor. Me divertía ver los botes y me encantaba, los que pasaban me saludaban, era muy simpático todo, y pensé... me largo, total... nos habían asegurado que no era nada peligroso, y bueno realmente cuando fuimos a tomar el rafting yo dije: -"me pongo en el medio"- porque no quería llevar los remos, no me gustaba eso.

    Iba tomada de la soga. Había momentos en que estaba muy tranquilo pero en otros el bote corcoveaba como si fuera un caballo, pero era emocionante. Fuimos con otras personas que también contrataron para hacer rafting, y todos decían: -"¡Ay! ¡Cómo se ríe! Se ve que no tiene miedo, por como se ríe."- es verdad, ¡yo me mandaba unas carcajadas! Me divertí muchísimo, la verdad, ¡Me gustaría volver a hacerlo!.

    Yo creía que esto no era para gente de mi edad, pero bueno, hay que hacer de todo. Como yo que aprendí a nadar de grande, ahora aprendí a andar en rafting y eso me encanta, me pareció una hermosa aventura.


Testimonio del Abuelo

    Mi hijo había vuelto de sus vacaciones y se la pasó recomendándome que vaya al Cañón del Atuel y que no dejara de probar rafting, me insistió en que me iba a encantar. Partimos de Mendoza con destino a San Rafael. Queríamos hospedarnos en Valle Grande que dista a 35 km aproximadamente de San Rafael. A pesar de que era día de semana estaban llenas todas las cabañas, claro, eran los días previos a la fiesta de la Vendimia, pero finalmente conseguimos una.

    Y llegó el momento del Rafting... me dieron un remo, y como yo en mi juventud era socio de un club de remo, en la zona del Delta del Tigre, naturalmente, podía manejarlo bien. Nos embarcamos, hicimos el recorrido y recibí elogios de parte de los guías. Me dijeron: ¡Se nota que vos manejás bien el remo!. Les dije que de joven había hecho remo, pero que no había vuelto a tocar uno; pero cuando les dije mi edad: ochenta años, quedaron enloquecidos los tipos, se sorprendieron, me abrazaban, me besaban y ¡no podían creer que yo tuviera ochenta años!.



San Rafael, Mendoza



Dique Los Reyunos



Dique Los Reyunos



Bodega en San Rafael, Mendoza



Valle Grande



Valle Grande



Valle Grande



Valle Grande



Cool River en Valle Grande



Cool River en Valle Grande



Cool River en Valle Grande



Los Reyunos



El Nihuil



Valle Grande



Valle Grande



Valle Grande



Rafting en Valle Grande



Rafting en Valle Grande

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