efdeportes.com
Papel de la Vitamina B6 en la actividad física

   
* Doctorando en Nutrición. Profesor de Educación Física en
el IES "Julio Palacios" (SS. de los Reyes, Madrid)
** Profesor de Educación Física en el IES "Diego Torrente"
(San Clemente, Cuenca)
*** Departamento de Rendimiento Humano, Facultad CC.
Actividad Física y Deporte (INEF, Madrid)
 
 
Antonio Torres García* | Ginés Ochando Cerdán**
Amaia García Aparicio*** | Guadalupe Garrido Pastor***

antonio_tor@hotmail.com
(España)
 

 

 

 

 
Resumen
    Este artículo pretende ser una revisión de lo estudiado sobre el papel de la vitamina B6 en la actividad física. El déficit de este micronutriente parece estar relacionado con alteraciones en el metabolismo aeróbico y anaeróbico, si bien la suplementación con este compuesto no parece tener efectos directos sobre el rendimiento. No obstante, el estudio sobre esta interacción debe ir mucho más lejos en el futuro.
    Palabras clave: Vitamina B6. Nutrición. Actividad Física.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 91 - Diciembre de 2005

1 / 1

Introducción: Vitamina B6

    En 1938 se identificó a la piridoxina como una fracción particular del grupo de vitaminas B. Más tarde, se comprobó que la vitamina B6 era un conjunto de tres compuestos químicos semejantes: piridoxina (PN), piridoxal (PL) y piridoxamina (PM) (Fig. 1), activos fisiológicamente. A ellos es necesario unir sus respectivas formas 5-fosfato (PNP, PALP y PMP).

    La importancia metabólica de los vitámeros de vitamina B6 depende de su conversión en piridoxal-5-fosfato (PALP) (Figura 2), que juega un papel crítico en numerosos aspectos relacionados con el metabolismo, el desarrollo cognitivo, depresión, función inmune, fatiga y la actividad de hormonas esteroideas (Combs, 1998).


Fig. 1.- Piridoxina, piridoxal y piridoxamina (Tomado de www.biopsicologia.net)


Fig. 2.- Estructura quimica del piridoxal 5-fostato. (Tomado de www.botany.ubc.ca)


Funciones metabólicas

    El PALP funciona como coenzima en más de cien reacciones bioquímicas, casi todas relacionadas de alguna manera con los aminoácidos.

    Las aminotransferasas dependientes de PALP (transaminasas) (llevan el grupo amino (NH2) de un aminoácido a un aceptor cetoácido) intervienen en el primer paso de la utilización de la mayor parte de aminoácidos como energía y también en la síntesis de aminoácidos no esenciales. Las aminotransferasas son casi todas enzimas celulares, pero unas cuantas están presentes en el suero sanguíneo. Las que se encuentran en los hematocitos, y su actividad eritrocítica, se suelen utilizar para medir el estado de vitamina B6, como se verá posteriormente.

    Las enzimas que contienen PALP participan además en la descarboxilación y transulfuración (supresión de los grupos CO2 y H2S) de aminoácidos. Estas funciones son fundamentales para el sistema nervioso central, concretamente en la formación de serotonina (interviene en el sueño, estados de ánimo y emociones) a partir del triptófano, ácido gammaaminobutírico (GABA) (principal neurotransmisor inhibitorio del SNC) a partir del ácido glutámico, tirosina (relacionada con la estimulación cerebral y el buen humor) a través de dopa y dopamina; y en la conversión de metionina en cisterna y de ésta en taurina (regula excitabilidad del sistema nervioso y actúa también como excitante suave).

    La vitamina B6 es también esencial en la formación de ácido aminolevulínico delta durante la síntesis de heme y en el metabolismo del ácido fólico.

    Una fracción importante de vitamina B6 en los tejidos, especialmente en el hígado y en el músculo, se encuentra en la fosforilasa, la enzima que inicia la movilización de los depósitos de glucógeno formando glucosa-1-fosfato (Figura 3). La presencia de PALP parece esencial para la actividad de la enzima, lo que le da un papel fundamental en el ejercicio físico, especialmente en los esfuerzos de media y larga duración, si bien todavía no se conoce su exacta función catalítica en la reacción. Es posible también que a su vez la fosforilasa sirva de depósito tisular de vitamina B6.


Fig. 3.- Participación de la fosforilasa en la glucólisis. (Tomado de www.virtual.unal.edu.com)

    Al parecer, el PALP sirve también de modulador de la acción de las hormonas esteroideas para inhibir su unión al ADN y a los núcleos celulares.


Necesidades

    Para hablar necesidades de vitamina B6 nos remitimos a las establecidas por (VV.AA., 2000) (Tabla 1).


aUL = máximo nivel de ingesta diaria que no se asocia a efectos o riesgos adversos para la salud
bND = sin determinar


Efectos de una ingesta inadecuada

    Una vez conocidos las cantidades diarias recomendadas por la vitamina conviene analizar cuáles son los efectos negativos que puede tener tanto un déficit en su ingesta como un exceso.

a. Déficit

    Las deficiencias en vitamina B6 se manifiestan en el plano dermatológico, circulatorio y neurológico (Combs, 1998). Los síntomas clínicos clásicos por deficiencia de B6 son:

  • Lesiones bucales.

  • Dermatitis seborreica.

  • Anemia microcítica (por un descenso en la síntesis de hemoglobina).

  • Convulsiones epileptiformes (posiblemente por acumulación de metabolitos de triptófano en el cerebro).

  • Depresión y confusión mental (debido a una disminución de ciertos neurotransmisores como dopamina, serotonina y gamma-aminobutirato).

  • Alteraciones en el encefalograma.

  • Posibles alteraciones en la función plaquetaria y en los mecanismos de coagulación (si la deficiencia en B6 va unida a hiperhomocisteinemia).

  • En los niños: retardo del crecimiento o pérdida de peso, vómitos o dolor abdominal, hiperirritabilidad, convulsiones, anemia y otros trastornos heredados relacionados con dependencia de la vitamina B6 (ataques convulsivos en lactantes, anemia crónica que cede con vitamina B6, aciduria xanturénica, cistationinuria y homocistinuria) (VV.AA., 2000).

b. Exceso (efectos tóxicos)

    Parece ser que las cantidades que pueden llegar a ser tóxicas de vitamina B6 (así como de otras vitaminas hidrosolubles) no suelen ser aportadas por la vía normal de la alimentación, sino que suelen ser consecuencia de una mala suplementación (Shils, Olson, & Shike, 2002). Los efectos que a continuación se señalan tienen lugar más rápido a mayores dosis (Alhadeff, Gualtieri, & Lipton, 1984):

  • Depresión.

  • Tensión premenstrual.

  • Fatiga muscular.

  • Parestesias.

  • Autismo.

  • Neuropatías.

  • Convulsiones.

  • Derrame cerebral.

  • Interferencias en la función de la L-Dopa en el tratamiento del Parkinson (dosis por encima de 10-25 mg/día) (Combs, 1998).


Fuentes alimentarias

    De las fuentes animales, la carne de cerdo y las vísceras son las más ricas. Después de ellas le siguen la carne de cordero y de ternera, con más vitamina que los pescados o la carne de vaca. Los huevos y la leche son fuentes relativas. Del reino vegetal, las legumbres, las patatas, la avena, el germen de trigo y los plátanos son las más ricas, y le siguen la calabaza, zanahoria y otras verduras.


Indicadores

    Tradicionalmente, los indicadores del estatus de B6 se han clasificado en: directos (concentración de vitamina en plasma, células sanguíneas u orina) e indirectos o funcionales (saturación de PLP de la aminotransferrasa eritrocitaria o metabolitos del triptófano). Normalmente, las cantidades o concentraciones de estos indicadores cambian cuando lo hace la ingesta de vitamina B6, por ello el estatus de la misma se ha medido normalmente por una combinación de distintos indicadores, por lo que hoy en día no se puede hablar de unos valores exactos de cualquiera de ellos que nos sirvan para determinar unos niveles óptimos de B6.

  • PIRIDOXAL 5'-FOSFATO

    La concentración en plasma del PLP es un reflejo del PLP en el hígado. El PLP es la forma más frecuente de la vitamina B6 en los distintos tejidos además de la forma activa. Según Leklem (Leklem, 1990) una concentración entre 20 y 30 nmol/L de PLP en plasma refleja un estatus adecuado de vitamina B6. La concentración de PLP en plasma disminuye ligeramente cuando se aumenta la ingesta de proteínas.

  • PLP ERITROCITARIO Y TOTAL EN LA SANGRE

    La concentración de PLP en los eritrocitos es similar a la de este compuesto en plasma, pero es mucho más sensible a los incrementos de ingesta de vitamina B6, lo que refleja la gran capacidad que tiene la hemoglobina para unirse al PLP.

  • CONCENTRACIÓN TOTAL DE VITAMINA EN SANGRE

    Tanto la suma de las concentraciones en plasma de los distintos vitámeros, como cada uno de ellos por separado, pueden darnos una idea del estatus de vitamina B6. No obstante, estos valores pueden fluctuar fácilmente (como ocurre con ocasión del ciclo menstrual), por lo que le resta utilidad a su uso como indicadores.

  • ÁCIDO 4-PIRIDÓXICO EN ORINA

    En torno a la mitad de la ingesta diaria de vitamina B6 se excreta a través de la orina como ácido 4-piridóxico (4-PA) (Holman, 1995), si bien estas proporciones pueden variar (Combs, 1998). El 4-PA es un reflejo de la ingesta reciente más que del estatus de vitamina. Leklem sugiere como valor normal 4 mmol/día.

  • ASPARTATO AMINOTRANSFERASA ERITROCIARIA Y ALANINA AMINOTRANSFERASA

     El grado de activación que el PLP proporciona a las enzimas aspartato aminotransferasa eritrocitaria y alanina amiontransferasa puede utilizarse también como índice de estatus de vitamina B6 a largo plazo.

  • METABOLITOS DEL TRIPTÓFANO

    El ácido xantulénico, aunque no es el principal metabolito del triptófano, es un buen indicador del estatus de vitamina B6 sobre todo en situación de deficiencia.

  • HOMOCISTEÍNA EN PLASMA

    El catabolismo de la homocisteína se da a través de dos enzimas dependientes de PLP. Como se sabe, la hiperhomocistinemia constituye un factor de riesgo en la enfermedad ateromatosa. Es posible que una intervención con vitamina B6 pueda ayudar a disminuir los niveles de homocisteína en sangre (VV.AA., 2000).

  • FUNCIÓN COGNITIVA

    Estudios recientes han establecido correlaciones entre ciertos test que evalúan la función cognitiva y el estatus de vitamina B6 (Riggs, Spiro, Tucker, & Rush, 1996), si bien parece que todavía hay mucho que investigar en este sentido.


Factores que influyen en sus requerimientos

  • BIODISPONIBILIDAD

    La biodisponibilidad de vitamina B6 en una dieta variada es del 75%, si bien varía la capacidad de absorción por parte del organismo de sus tres vitámeros (piridoxal, piridoxamina y piridoxina), siendo las formas fosforiladas las que pasan al organismo con más facilidad.

  • INTERACCIONES ENTRE NUTRIENTES

    Como el PLP juega un papel tan importante como coenzima de reacciones relacionadas con el metabolismo de los aminoácidos, se piensa que los requerimientos de B6 están influenciados por la ingesta de proteínas. De hecho, como ya se ha comentado anteriormente, se ha demostrado en varios estudios que el incremento de disponibilidad de proteínas en el organismo se ve acompañado de un descenso de los niveles de B6 (VV.AA., 2000). Es posible que se de una relación lineal entre la ingesta de vitamina B6 y la de proteínas.

  • INTERACCIÓN DE DROGAS

    Algunas drogas (principalmente la que pueden reaccionar con los grupos carbonilos) reducen las concentraciones de PLP en plasma.

  • ANTICONCEPTIVOS ORALES

    Se ha observado que ingestas elevadas de anticonceptivos orales con altas dosis de estrógenos disminuían sensiblemente el estatus de B6, posiblemente porque la necesidad que existe de normalizar los niveles de triptófano ante el consumo de anticonceptivos orales se hace gracias a la piridoxina.

  • ALCOHOL

    Los alcohólicos presentan bajos niveles de concentración plasmática de PLP. El incremento de requerimiento de vitamina B6 en estas situaciones se desconoce todavía.

  • PREECLAMPSIA

    Cuando una mujer embarazada padece preeclampsia o eclampsia sus niveles de PLP en plasma son especialmente bajos, por lo que se hace necesaria una suplementación de B6.

  • ACTIVIDAD FÍSICA

    La actividad física se muestra como un factor más que puede influir en los requerimientos de B6. Diversos estudios han examinado el papel que juega el ejercicio físico en el estatus y en el metabolismo de esta vitamina, siendo, según ciertos autores, más bien pequeño (VV.AA., 2000).


Vitamina B6 y ejercicio físico

    A la hora de poner en marcha el cuerpo para realizar actividad física, tienen lugar varios procesos metabólicos de diferente complejidad, los cuales intentan asegurar la obtención de la energía necesaria para el movimiento. Dos de esos procesos son la transformación del glucógeno muscular y hepático en glucosa y la desaminación de aminoácidos, que permite incluirlos en el proceso de la gluconeogénesis. Tanto en uno como en otro se dan reacciones dependientes de vitamina B6.

    Como ya se explicó anteriormente, el piridoxal 5'-fosfato, forma activa de la vitamina, es fundamental en la glucogenolisis ya que es parte integral de una de las enzimas que la regulan: la glucógeno fosforilasa (Fig. 2). Desde la década de los 80 se piensa que el ejercicio físico estimula la liberación de LPL desde la glucógeno fosforilasa muscular a otros lugares del cuerpo para facilitar la gluconeogénesis (Leklem & Shultz, 1983). Al parecer, no existen cambios que relacionen el estado de la vitamina B6, el entrenamiento y los hidratos de carbono (Manore, Leklem, & Walter, 1987).

    El PLP actúa además, como también se vio con anterioridad, como cofactor de enzimas aminotransferasas, encargadas de la degradación de aminoácidos y por tanto de iniciar su utilización como sustratos energéticos (ciclo de Cori-alanina).

    Todas estas funciones, junto con la acción sobre los neurotransmisores del sistema nervioso, son las que permiten comprender la participación de la vitamina B6 en el ejercicio físico. Esta vitamina, como ya se ha dicho, es un importante cofactor en el metabolismo de los aminoácidos, entre ellos el triptófano, que es el precursor del neurotransmisor serotonina. La serotonina es fundamental en el mantenimiento de un comportamiento adecuado y si en el cerebro se dan bajas concentraciones de este neurotransmisor suelen ocurrir cambios comportamentales y depresión. Es por ello que ciertas formas de depresión pueden estar asociadas a una deficiencia en vitamina B6 (Reynolds, Styer, & Schlichting, 1988).

    En un estudio realizado con submarinistas (Reynolds et al., 1988) no se observaron correlaciones entre los cambios de ánimo y las depresiones medidas con diferentes test y el estatus deficiente de vitamina B6 al que se les sometió. Otros estudios (Chin-A-Paw, de-Jong, Schouten, van-Staveren, & Kok, 2002) afirman que existe correlación entre la mejora del bienestar psicológico, el ejercicio físico y la concentración de piridoxina en sangre, si bien estos cambios tienen lugar tras un largo periodo de intervención. No obstante, son necesarias todavía más indagaciones en este sentido ya que la dimensión psicológica juega un papel determinante en el rendimiento deportivo.


Deficiencia de vitamina B6 en deportistas

    En general, los expertos en salud no suelen aconsejar una suplementación con vitaminas a individuos con una dieta equilibrada (sí más bien a ciertos grupos especiales como la tercera edad o los vegetarianos). No obstante, como la mayoría de la población no llega a tener una dieta lo suficientemente equilibrada, no deja de ser una opción recomendar una suplementación con vitaminas dentro de la edad adulta. En estos casos, no es necesario tomar más del 100-150% de la RDA (Williams, 2004).

    Según Manore (Manore, 2001), los deportistas sometidos a entrenamientos intensos necesitan mayor cantidad de vitaminas tales como tiamina, riboflavina y B6 ya que sus procesos de obtención de energía se muestran más activos. La cantidad necesaria ronda las dos veces las RDA para cada vitamina, lo cual sería bastante fácil de obtener según esta autora simplemente aumentando la ingesta de comida.

    Los deportistas, de quienes podría pensarse a priori que tienen una adecuado aporte de nutrientes, muestran con cierta frecuencia estatus pobres de alguno de ellos. Estas deficiencias tienen un claro impacto en el rendimiento físico. Así, la restricción de vitamina B1, B2 y B6 tiene como resultado un decaimiento global de la potencia aeróbica (-11.6% de VO2max) y una acumulación más rápida del lactato en sangre (+12%) (Wise & Voy, 2000).

    Aunque las deficiencias de vitaminas pueden, como se acaba de decir, resultar en principio raras en deportistas, en algunos grupos se dan con relativa frecuencia, principalmente en relación con las vitaminas del grupo B (y dentro de ellas en B6 y ácido fólico) y en las vitaminas con mayor función antioxidante (C, E y ?-caroteno).

    Los grupos de deportistas que suelen presentar deficiencias en vitaminas tienen una serie de características comunes (Bernardot, Clarkson, Coleman, & Manore, 2001):

  • Restringen su ingesta para mantener un peso bajo (deportes de contacto, bailarines y gimnastas).

  • No emplean o no disponen del tiempo suficiente para llevar a cabo una dieta equilibrada.

  • Abusan de comida de mala calidad.

  • No ingieren suficientes frutas ni verduras.

    Los suplementos vitamínicos sólo son eficaces en atletas con déficit ya que superar la RDA no supone un beneficio, sino más bien lo contrario: un riesgo para la salud (Bernardot et al., 2001; Clarkson, 2002).


Suplementación

    La capacidad de rendir en un trabajo físico se deteriora ante una deficiencia en vitaminas, especialmente las hidrosolubles, observándose cansancio muscular, falta de coordinación y apatía (van-der-Beek et al., 1988). Una ingesta diaria de menos de un tercio de la RDA de las vitaminas B1, B3, B6 y C, incluso aunque el resto de vitaminas se encuentre en perfecto estado en nuestro cuerpo, puede acarrear un importante descenso en el VO2max y en el umbral anaeróbico en tan sólo cuatro semanas (Williams, 2004). Sin embargo, muchos estudios afirman que el cubrimiento de las necesidades de vitaminas y minerales se logra a través de una dieta lo suficientemente rica en energía. Aún así, según Williams (Williams, 2004), las vitaminas son los suplementos dietéticos más usados en la actualidad.

    Los estudios que tratan de comprobar la influencia de suplementación con vitamina B6 normalmente se realizan a corto plazo, con protocolos breves, de tal manera que los beneficios a largo plazo no están reconocidos del todo. En un estudio reciente (Wise & Voy, 2000) en el que se suplementó con vitamina B6, los deportistas analizados mostraron en plasma niveles más bajos de lactato, catecolaminas y ácidos grasos libres después de ejercicio intenso. Estos resultados sugieren según los responsables del trabajo que los procesos metabólicos se hacen más eficientes, lo que conllevaría a su vez una mejora en la recuperación y el rendimiento de los deportistas a largo plazo.

    Otras investigaciones obtienen resultados distintos en algunos aspectos a los vistos hasta ahora, lo que demuestra que el conocimiento de la participación e influencia de la vitamina B6 en el ejercicio físico es un campo todavía sin delimitar.

    Virk et al. (Virk, Dunton, Young, & Leklem, 1998) exponen un estudio en el que se encontraron aumentos significativos de la concentración de lactato en plasma durante y justo al finalizar el ejercicio y descensos de la concentración de ácidos grasos libres tras periodos de suplementación con B6, lo que sugiere un incremento en la utilización de la vía de los hidratos de carbono. Según sus resultados, no parece que existiesen efectos de la suplementación con B6 en la concentración de catecolaminas (epinefrina y norepinefrina) en plasma. En cuanto a los aminoácidos, encontraron descensos significativos en los niveles plasmáticos de tirosina y metionina al darse suplementación. Según estos autores, la suplementación no afecta al VO2 ni tampoco influye en el tiempo de agotamiento, ni en la fatiga. Como conclusión a su estudio afirman que la vitamina B6 afecta a la utilización de sustratos, pero no a la resistencia ni al tiempo de fatiga.

    Contrariamente, (Richardson & Chenman, 1981) se había encontrado (en ratas) que la vitamina B6 combinada con entrenamiento físico disminuía la fatiga muscular gracias a una prolongación del tiempo de contracción muscular, incrementando por tanto la resistencia del músculo.

    En otro estudio (van-der-Beek et al., 1988) en el que a doce sujetos se les restringió el consumo diario de tiamina, riboflavina, vitamina B6 y C (menos del 32% de la RDA) se observó: 1) Respecto al trabajo submáximo, no hubo diferencias significativas entre el grupo control y el grupo con deficiencias, 2) En el trabajo máximo se dieron diferencias significativas en la potencia aeróbica, si bien los deficientes en B6 mostraron una capacidad menor; 3)Tampoco se observaron diferencias significativas en la concentración de lactato en sangre y en la frecuencia cardiaca máxima; 4) El consumo de oxígeno a nivel de umbral fue más bajo significativamente en el grupo con bajo estatus de vitaminas. En general, todas las variables relacionadas con el rendimiento estuvieron por debajo en el grupo deficiente. Aunque a nivel fisiológico la deficiencia empezó a notarse a partir de la tercera semana (desciende la concentración de vitamina en sangre y también la excreción en orina) no hubo síntomas clínicos hasta la octava semana. Los trastornos de funciones cognitivas no se observaron según los autores ni en ningún momento del estudio.

     Algunos trabajos en los que se suministraron altas dosis de vitaminas del grupo B (entre 60 y 200 veces la RDA) han mostrado ciertas mejoras en el mecanismo del control fino del movimiento en deportes de puntería (tiro) (Williams, 2004). Aunque queda mucho por investigar, se podría pensar que los beneficios en la suplementación con estas vitaminas en este sentido se relacionan básicamente con la mejora del nivel de neurotransmisores que intervienen en la relajación del sistema nervioso. No obstante hay que tener en cuenta las posibles contraindicaciones que podría acarrear exceder los niveles de ingesta tolerable (UL) (Tabla 1) de las dosis mencionadas anteriormente.

    La suplementación con vitaminas en el nivel del 100% de la RDA es una herramienta segura, sin embargo, superar en exceso los UL puede contribuir a la aparición de serios problemas de salud.


Conclusiones

    El éxito deportivo depende en primer lugar de la base genética del deportista, que debe poseer además una serie de características morfológicas, psicológicas y fisiológicas determinadas y específicas en función del deporte en el que pretenda tener éxito. A todo ello se le debe sumar el entrenamiento, que debe sacar el máximo partido a la potencialidad genética, desarrollando al máximo los aspectos físicos, mentales y técnicos. Para llegar más lejos, los deportistas en muchas ocasiones toman sustancias con el objetivo de maximizar su rendimiento e incrementar, aunque sea mínimamente, la distancia que les separe del resto de competidores. Algunas de estas sustancias están prohibidas por suponer un riesgo para la salud de los deportistas (doping), otros suplementos o ayudas ergogénicas son permitidos. Dejando a un lado el tema del dopaje, que nos podría dar para discutir por mucho tiempo, hemos de decir que en el segundo caso, en el de los suplementos permitidos, se establece un juego en el que intervienen numerosos factores: medicina, investigación, nutrición e incluso las modas.

    Dentro del mundo del deporte y de la actividad física, los suplementos nutricionales han pasado de ser sólo una herramienta para combatir algún tipo de deficiencia a constituir una pieza clave para optimizar rendimientos y conseguir máximos resultados. No obstante, se puede decir que el conocimiento de toda esta interacción sólo acaba de empezar (Wise & Voy, 2000).

    El valor ergogénico ha sido estudiado tanto de las vitaminas del grupo B por separado como en combinación. La deficiencia en vitamina B6 afecta tanto al metabolismo aeróbico como anaeróbico, pero si el estado nutricional es adecuado, no parece del todo demostrado que una suplementación con esta vitamina mejore el rendimiento.

    Aún así, el papel que juega la nutrición en la mejora del rendimiento físico y las necesidades nutricionales de los deportistas son en muchos campos, como quizá en el de la vitamina B6 y otros micronutrientes, terrenos todavía por explorar.


Referencias bibliográficas

  • Alhadeff, L., Gualtieri, T., & Lipton, M. (1984). Toxic effects of water-soluble vitamins. Nutrition Reviews, 42(2), 33-40.

  • Bernardot, D., Clarkson, P., Coleman, E., & Manore, M. (2001). Can vitamin supplements improve sport perfomance? Sport Science Exchange Roundtable, 12(3).

  • Chin-A-Paw, M., de-Jong, N., Schouten, E., van-Staveren, W., & Kok, F. (2002). Physical exercise or micronutriente supplementation for the wellbeing of the frail elderly? A randomised controlled trial. British Journal of Sports Medicine, 36, 126-131.

  • Clarkson, P. (2002). Risky dietary supplements. Sport Science Exchange Roundtable, 13(2), 1-4.

  • Combs, G. (1998). Vitamin B6. In The vitamins. Fundamental aspects in nutrition and health (2ª ed., pp. 141-173). San Diego: Academic Press.

  • Holman, P. (1995). Pyridoxine - Vitamin B-6. Journal of Australian College of Nutritional & Enviromental Medicine, 14(1), 5-16.

  • Leklem, J. (1990). Vitamin B-6: A status report. Journal of Nutrition, 120, 1503-1507.

  • Leklem, J., & Shultz, T. (1983). Increased plasma pyridoxal 5'phosphate and vitamin B-6 in male adolescents after a 4500-meter run. American Journal of Clinical Nutrition, 38, 541-548.

  • Manore, M. (2001). Vitamins adn minerals: Part II. Who needs to supplment? ACSM's Health & Fitness Journal, 5(4), 304.

  • Manore, M., Leklem, J., & Walter, C. (1987). Vitamin B-6 metabolism as affected by exercise in trained and untrained women fed diets differing in carbohydrate and vitamin B-6 content. American Journal of Clinical Nutrition, 46, 995-1004.

  • Reynolds, R., Styer, D., & Schlichting, C. (1988). Decreased vitamin B-6 status of submariners during prolonged patrol. American Journal of Clinical Nutrition, 47, 463-469.

  • Richardson, J., & Chenman, M. (1981). The effect of Vitamin B6 on muscle fatigue. Sports Medicione, 21, 119-121.

  • Riggs, K., Spiro, A., Tucker, K., & Rush, D. (1996). Relations of vitamin B-12, vitamin B-6, folate, and homocysteine to cognitive performance in the Normative Aging Study. American Journal of Clinical Nutrition, 63, 306-314.

  • Shils, M., Olson, J., & Shike, M. (2002). Componentes de la dieta. En M.-H. Interamericana (Ed.), Nutrición moderna en salud y enfermedad (9 ed., Vol. 1, pp. 161-182). México DF.

  • van-der-Beek, E., van-Dokkum, W., Schrijver, J., Wedel, M., Gaillard, A., Wesstra, A., et al. (1988). Thiamin, riboflavin, and vitamins B-6 and C: impact of combined restricted intake on functional perfomance in man. American Journal of Clinical Nutrition, 48, 1451-1462.

  • Virk, R., Dunton, N., Young, J., & Leklem, J. (1998). Effect of vitamin B-6 supplementation on fuels, catecholamines, and amino acids during exercise in men. Official Journal of the American College of Sports Medicine, 400-408.

  • VV.AA. (2000). Dietary Reference Intakes for Thiamin, Riboflavin, Niacin, Vitamin B6, Folate, Vitamin B12, Pantothenic Acid, Biotin and Choline. Washington: Food Nutrition Board.

  • Williams, M. (2004). Dietary supplements and sports perfomance: introduction and vitamins. Journal of the International Society of Sports Nutrition, 1(2), 1-6.

  • Wise, J., & Voy, R. (2000). The science of supplementation. Current evidence supports the use of nutritional supplements to aid exercise perfomance and recovery. American Fitness, 51-55.

Otros artículos sobre Nutrición

  www.efdeportes.com/
http://www.efdeportes.com/ · FreeFind
   

revista digital · Año 10 · N° 91 | Buenos Aires, Diciembre 2005  
© 1997-2005 Derechos reservados