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El deporte ¿es un contenido a enseñar por la escuela?
Lic. Jaime Perczyk

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 57 - Febrero de 2003

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    Que estos aprendizajes tengan transferencia a la vida, o que puedan ser recuperados por otras áreas de la escuela dependerá de los Profesores de Educación Física y Deportiva, de los otros docentes, de los alumnos y de que esta enseñanza tenga coherencia en la escuela y en cada disciplina. 8 Asumirlo no le quita importancia ni valor a nuestra tarea; creo que nos permite ubicarla y revalorizarla.


¿Qué significa enseñar deporte?

    Indudablemente enseñamos a practicar las actividades físico - deportivas que se determinen como significativas para nuestros alumnos; el esquí de fondo en las escuelas de las provincias de Neuquen o Tierra del Fuego no tendrá el mismo grado de significatividad que para los alumnos santafesinos, para los cuales si tendrá gran sentido la natación en aguas abiertas en su río.

Ampliar el contacto con la cultura del deporte

    El número de disciplinas deportivas aumenta día a día, nos encontramos cotidianamente con nuevos deportes desarrollados por algún grupo social en alguna parte, difundido por los medios de comunicación como disciplina comercial o como curiosidad; la tarea del profesor de Educación Física y Deportiva sería la de poner en contacto a los alumnos con el campo de las prácticas deportivas. Es necesario reconocer que este contacto es muy limitado y que es una idea muy común la de especializar a los alumnos en la escuela media para que puedan “jugar bien” a un deporte. Sería interesante pensar en propuestas que permitan ampliar el contacto entre la cultura deportiva y los alumnos, fundamentalmente en la variabilidad de relaciones motrices entre los participantes y de lógicas internas (deportes psicomotrices, de cooperación, de oposición y de cooperación - oposición), pero también en los espacios de juego (gimnasios, playones, patios, calles, plazas, bosques, sierras, montañas, lagos, pampas, etc.) y elementos a utilizar (elementos formales de los deportes en la más amplia gama y elementos a construir).

    Existen múltiples propuestas de desarrollo de los deportes “tradicionales” en espacios no convencionales y con materiales alternativos. 9


Comprender la magnitud de la cultura deportiva

    El aprender a practicar las actividades físico - deportivas implican la participación plena de los jugadores en la resolución táctica y estratégica de los juegos, la mejora técnico motora individual y colectiva, la resolución temporo - espacial que plantean los deportes y el aprendizaje de los distintos reglamentos.

    Hoy es tarea de la Educación Física y Deportiva, la enseñanza a nuestros alumnos de una cultura crítica deportiva, que le permita ser protagonista de los juegos deportivos, pero también un espectador crítico de los eventos deportivos. Un espectador que pueda comprender los sucesos de la cultura deportiva y tomar posición, por ejemplo de las situaciones de violencia en el deporte, de la calidad de los espectáculos deportivos o interesarse por los sucesos deportivos de la cultura social y no sólo de la cultura deportiva que la sociedad de consumo ponen a disposición de algunos. También es importante es enseñar a los alumnos “de que se tratan” las diferentes disciplinas deportivas. Poder observar y entender que significa, cuál es su lógica, porque carriles va ese evento deportivo.


Enseñar a tener una vida deportiva “para la vida”

    La enseñanza de las distintas disciplinas deportivas tiene una gran importancia en la posibilidad de los alumnos de aprender a “poder administrar / conducir / gestionar la actividad física personal y a intervenir sobre uno mismo para mantener y desarrollar un capital “físico”. 10

    La Educación Física y Deportiva tiene como propósito la enseñanza de herramientas que permitan a los ciudadanos poder tener una vida deportiva autónoma, por fuera del sistema educativo que le permita mantener y mejorar su salud y construir una mejor calidad de vida. Es importante la participación de los alumnos en el mantenimiento del juego: elección y organización de los equipos, la organización y el desarrollo de la competencia, la selección y el mantenimiento del material, del espacio. Los alumnos deben ir construyendo paulatinamente, mayores niveles de autonomía y la posibilidad de poner en práctica la administración de su propia vida físico - deportiva. Y los profesores hemos de trabajar en función de ello.


¿Enseñar valores? ¿Qué valores?

    La Educación Física y Deportiva tiene su valor en la medida que coherentemente con el conjunto de la escuela enseñe por ejemplo los valores de “ser ciudadano” y la solidaridad.

    Ser un ciudadano protagonista en una sociedad justa, libre y soberana, significa ser un actor participe de los hechos de la vida diaria de la sociedad, en el camino a este fin, la enseñanza de los deportes debería promover la participación de los alumnos en las actividades deportivas como actores principales de los juegos, como productores sociales de hechos y no como espectadores de hechos producidos por otros (espectadores internos) o meros “reaccionadores”.

    No cualquier participación deportiva, conduce al aprendizaje de dichas conductas, como no cualquier actividad cívica constituye una participación social interesante o de relieve. Los profesores debemos enseñar deportes garantizando un marco de participación plena, continua, real y efectiva de todos los alumnos en el juego.


¿Qué significado tiene la afirmación anterior?

    En principio que es necesario diseñar situaciones de juego posibles de ser resueltas por todos los alumnos, pero que conlleven una dificultad que implique movilizar y construir nuevas estrategias cognitivas y movilizar y construir nuevos esquemas motores.

    Por ejemplo, aprender a resolver la dificultad que conllevan los sistemas tácticos11 de los juegos deportivos colectivos requiere la participación de los alumnos. Los sistemas de juego de los adultos o del deporte de rendimiento, en la mayoría de los casos no tienen significado para el juego de la escuela, pues se terminan transformando en un “mecanismo” 12, en la imposibilidad de jugar, en un no juego, en la desmovilización del juego13. Los docentes “ordenamos” a nuestros alumnos, pero es un orden formal.

    Sucede que estas colocaciones iniciales que proponemos a los alumnos ordenan el juego y por lo tanto brindan mayor seguridad a jugadores y profesores pues todos saben por donde ir, que pueden y que no pueden; pero al mismo tiempo exigen menor nivel de compromiso con el juego, menos decisiones e iniciativas por parte de los alumnos. El desafío sería el de poder construir principios de funcionamiento y que estos principios sean la guía de acción de todos los jugadores y en el caso de existir, de los equipos.

    En este contexto, es necesario tener en cuenta que los juegos deportivos se desarrollan en un marco de gran incertidumbre sobre los hechos, el juego, y sobre los resultados, los alumnos participan de las situaciones y de los partidos, intentando siempre mejorar sus posibilidades de triunfo tanto en las situaciones como en los juegos; los jugadores intentan colaborar con los compañeros y engañar a los oponentes, intentan que la comunicación con los contrarios sea negativa, confusa, engañosa, es necesario aprender a engañar a los rivales, esconder las propias intenciones. Estas intenciones de engaño va haciendo crecer la incertidumbre.

    El juego y los jugadores en pugna, intentan prolongar al máximo la incertidumbre. Muchas veces los docentes hacemos lo imposible por acabarla, ordenamos a los jugadores con formatos que no tienen para ellos el mismo significado que para los adultos, formamos equipos por nivel, separamos alumnos de alumnas, planteamos sistemas de juego, organizamos la competencia con lógica de adultos.

    En el caso del resultado, la incertidumbre se garantiza en la organización de equipos parejos, en la confrontación que permita el triunfo y la aparición de las intenciones de todos los alumnos y en la igualdad de oportunidades para todos. En el caso de las acciones, está dada por la posibilidad de participación de los alumnos en las decisiones estratégicas, tácticas y motrices que involucren a los deportes.

    En el camino a desarrollar la solidaridad es crucial valorar la interdependencia de los participantes y / o de los equipos, pero a la vez es tener en cuenta individualmente y al interior de cada conjunto las posibilidades y responsabilidades de cada uno en relación con los compañeros y a los sucesos de los juegos deportivos.

    Los deportes en la escuela son proyectos de cooperación general: los alumnos y el profesor diseñan un proyecto de cooperación: enseñar, aprender y perfeccionar una o varias disciplinas; y que luego y por ejemplo en el Handball será de cooperación (general) y de cooperación-oposición motriz.

    La diversidad de relaciones motrices entre todos los participantes del proyecto deportivo en la escuela debe ser asumida, en primer lugar por el profesor como un proyecto que garantice beneficios para todos; y en el que el beneficio sería la posibilidad de aprender y perfeccionar la participación y el nivel en los juegos deportivos de todos y cada uno de los alumnos.

    En este contexto, los participantes de la clase tienen roles diferenciados pero convergentes; el docente promueve, estimula, organiza, diseña y propone diversas situaciones que permiten a los alumnos apropiarse con mayor facilidad de los contenidos deportivos y los “otros” (los rivales en el deporte institucionalizado) son por un lado los que posibilitan que exista el deporte escolar y por otro lado, los que permiten una medida y una confrontación, en el contexto de una mejora colectiva. En definitiva se promueve la participación de los alumnos en un proyecto cooperativo para poder apropiarse de una práctica cultural, cual es una / s disciplina / s deportiva / s.

    Decía anteriormente que en la escuela se debería enseñar el deporte en sentido amplio, esto es enseñar los deportes en función de su sentido y no como copia de los modelos hegemónicos vigentes en la sociedad. Enseñar deportes nos obliga a poner a nuestros alumnos en contacto con los mejores productos culturales deportivos, pero a la vez nos obliga a ser críticos de las prácticas culturales que se dan actualmente en la sociedad y difundidos por los medios.

    Llegados aquí entramos en conflicto con tradicionales concepciones aún vigentes en el deporte:

  • Por un lado la idea de la “pirámide deportiva”: que consiste en establecer una relación directa entre masa de practicantes de un deporte y la elite de dicha disciplina. Muchas políticas deportivas se siguen pensando a partir de esta concepción14. El deporte escolar vendría a ampliar a “todos” los niños y jóvenes escolarizados15 encontrando el deporte su “masa” ideal. El deporte escolar, es en este caso es el primer paso para practicar deporte “en serio”. Hay numerosos ejemplos de conquistas deportivas que no están sustentadas en una amplia base; Vilas en el tenis argentino de la década del 70 o el caso del equipo de voleibol de Estados Unidos en los 80 son ejemplos claros de esta idea.

  • Por otro lado el “deporte para todos”, movimiento que se plantea como institución por fuera de la institución deportiva, sin vínculo con esta; y que surge desde un lugar de promover las relaciones sociales y la participación masiva, más que en el plano de la apropiación de los contenidos deportivos.

    La crítica a estas posiciones surge de constatar que el conocimiento deportivo se produce en el deporte de rendimiento y en las prácticas sociales y que el deporte escolar tomaría los conocimientos allí producidos y los recontextualiza (Aisenstein, Ganz, Perczyk, 2001) para convertirlos en contenidos a ser enseñados por la escuela. Profundizando este argumento, el lugar donde la Educación Física y Deportiva buscaría el conocimiento deportivo para introducirlo en la escuela es el deporte de alto rendimiento y en las prácticas deportivas masivas en la sociedad, pero recontextualizándolo y privilegiando en términos de participación e inclusión.

    El deporte adaptado (sentido amplio) es una posibilidad que permitiría cumplir coherentemente con los objetivos educativos que se le exigen a la Educación Física y Deportiva.

    Los profesores enseñaríamos deportes en la escuela como aprendemos deportes en nuestra formación. Promocionaríamos las asignaturas deportivas en función de unos determinados logros técnicos. Por lo tanto en esta formación inicial y en la formación permanente estaría la llave para comenzar a romper este círculo de reproducción.


Enseñar a competir

    Por último, enseñar deporte, conlleva siempre un espacio de competencia, de encontrarse con el/los otro/s, de medir las propias posibilidades y confrontarlas con otros. Sin este espacio, la enseñanza deportiva pierde sentido y rumbo. Pero la competencia también debe estar teñida por los conceptos que planteamos anteriormente: debe ser un espacio de inclusión, de participación y de aprendizaje de calidad.

    Cuando la competencia está puesta con sentido en sí misma, es fuente de conflicto social, de reproducción de las injusticias, de rivalidad. El medirse con otros en una situación para la cual se han preparado16 los protagonistas, permite sacar conclusiones de las propias participaciones y de las de los demás, convirtiéndose con una correcta intervención pedagógica en motor de la progresión.

    Las competencias por eliminación simple, o las que exaltan el papel del triunfador también enseñan que el deporte no es para todos o que si uno ganó todos los otros son perdedores. Es interesante pensar en sistemas de competencias que valoren el agonismo, entendido como competencia cooperativa, en la que los participantes, jugadores y profesores, desean la victoria y ponen todo su empeño para lograrla, pero comprenden la posibilidad de la derrota.


Notas

  1. Pérez Gómez, A. I. (1998). La cultura escolar en la sociedad neoliberal. Ed. Morata. Madrid.

  2. Combate entendido como disputa, enfrentamiento.

  3. Culto está referido por ejemplo a la música clásica, a la pintura, la ópera, en definitiva a lo refinado, minoritario, producido por algunas elites de alto desarrollo intelectual.

  4. Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. (1995). CBC.

  5. Bernstein, B. (1971) en Blanco, N. (1994). Teoría y desarrollo del curriculum. Ediciones Aljibe. Málaga.

  6. En Aisenstein, A y Perczyk, J. Enseñar deporte en la escuela. Técnica o táctica. En Aisenstein (cord.) (2000). Repensando la educación física escolar podrá encontrar el lector un análisis de la evolución de la técnica deportiva y en la revista EPS N° 257 (2001). París, encontrará un análisis histórico de la evolución del reglamento del voleibol y su relación con los otros aspectos estructurales del deporte. En el momento de la redacción de este artículo, el diario Clarín publica un análisis de la evolución de los aspectos tácticos y reglamentarios del fútbol desde su origen hasta nuestros días.

  7. Se han utilizado otras denominaciones para diferenciar a las prácticas deportivas: por ejemplo deporte de rendimiento y deporte para todos. Estimo que la que presentamos define más claramente que la génesis de las diversas prácticas sociales tiene el mismo origen y que este está fuera de la escuela.

  8. Nótese la incoherencia muy común del discurso de lo valioso del deporte para aprender a tomar decisiones en una escuela en que todas los espacios curriculares están determinados, que los contenidos a aprender están predeterminados y las evaluaciones decididas por los docentes.
    Del mismo modo que la educación física “fomenta” el trabajo en equipo, pero que no se desarrolla y estimula en ninguna otra área de la escuela.

  9. Casos por ejemplo del voleibol playa, el streetbol, handball beach, etc.

  10. Perczyk, J. - Gómez, P. (2000). Educación Física para todos. Disponible en: URL: www.efdeportes.com . Fecha de consulta: 24/5/2002.

  11. Los sistemas tácticos son la forma de organización colectiva que adquieren los equipos en los juegos. Implican una división más o menos racional de espacio y especialización momentánea o total de tareas. Por ejemplo la Defensa 2-1-2 del Básquetbol, la recepción en rombo del Vóleibol o el Ataque 3:3 de Handball.

  12. Né y otros. (2000). Enseñar balonmano para jugar en equipo. Ed. Inde.

  13. Imagine, usted, lector a sus alumnos de EGB jugando al handball con defensas 6:0 o jugando voleibol 6 x 6.

  14. Realizamos este comentario con relación al deporte escolar. Sin embargo la “pirámide”, tampoco posibilita el desarrollo deportivo desde la mirada del deporte. Encontramos en el mundo innumerables experiencias de desarrollo deportivo muy interesantes y exitosas que no pueden ser “explicadas” por esta figura.

  15. Teóricamente todos.

  16. Recordemos que el término entrenamiento proviene del verbo inglés to train y significa prepararse para.


Bibliografía

  • Aisenstein, A, Ganz, N y Perczyk, J. (2002). La enseñanza del deporte en la escuela. Miño y Dávila Editores. Buenos Aires.

  • Aisenstein, A. (coord.) (2000). Repensando la Educación Física y Deportiva escolar. Ed. Novedades educativas. Buenos Aires.

  • Bayer, C. (1992). La enseñanza de los juegos deportivos colectivos. Ed. Hispanoeuropea. Barcelona.

  • Blanco, N. (1994). Teoría y desarrollo del curriculum. Ediciones Aljibe. Málaga.

  • Bourdieu, P. (1988). La distinción. Ed. Taurus. Madrid.

  • Bracht, V. (1996). Educación Física y aprendizaje social. Ed. Vélez Sársfield. Córdoba.

  • Elias, N. y Dunning, E. (1992). Deporte y ocio en el proceso de civilización. FCE. Madrid.

  • Hernández Moreno, J. (2000). La iniciación a los deportes desde su estructura y su dinámica. Ed. Inde. Barcelona.

  • Né, R. y otros. (2000). Enseñar balonmano para jugar en equipo. Ed. Inde. Barcelona.

  • Perczyk, J. (2000). El curriculum del deporte escolar y el deporte institucionalizado. Tesis de Licenciatura en Educación Física. Universidad Nacional de Luján.

  • Pérez Gómez, A. I. (1998). La cultura escolar en la sociedad neoliberal. Ed. Morata. Madrid.


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