efdeportes.com
Los árboles que esconden el bosque.
La necesidad de respetar la dignidad de los
jóvenes jugadores de fútbol

   
Profesor-Investigador en Desarrollo Deportivo
(Chile - Francia)
 
 
Raúl de la Fuente González
delafuente1@noos.fr
 

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 50 - Julio de 2002

1 / 1

    Detrás del brillo de los reflectores que iluminan a los actores del Fútbol, existe otra realidad que afecta a muchos seres humanos, aparentemente sin derechos de expresión. Es el caso de las promociones de nuevos futbolistas.

    En efecto, las exigencias actuales impuestas por los intereses comerciales para mantener el carácter de espectáculo del Fútbol de elite en el mundo tal como ellos lo entienden, determinan que una enorme cantidad de jóvenes postulantes, a pesar de lo corta que es la carrera, tengan que sacrificar su formación general en aras del codiciado ingreso en el profesionalismo. Ha llegado a ser una quimera del éxito, que atrae irresistiblemente a la juventud de todos los países sin tomar en cuenta sus consecuencias.

    En Francia, por ejemplo, en los últimos 25 años el Fútbol de elite ha multiplicado por cien sus semilleros de jugadores, sin crear al mismo tiempo nuevas plazas y perspectivas. En 1977, solamente St. Etienne, Nantes y Nimes tenían organismos de formación que aportaban jóvenes para ocupar la cincuentena de vacantes abiertas cada temporada. Hoy existen Centros de Formación en todos los equipos de la elite y en muchísimos clubes de niveles intermedios, para disputar al final del proceso de formación un número similar de 50 a 60 posibilidades de contratos del campeonato francés. Es conveniente recordar que los clubes prefieren invertir en jugadores confirmados, es decir con experiencia en el más alto nivel.

    Sucede así que, salvo en los escasos clubes reconocidos como formadores, cuyo prestigio les permite promover periódicamente un grupo de jugadores jóvenes, prácticamente de todos los otros clubes que mantienen canteras estrictamente selectivas, surgen cada año un ínfimo número de futbolistas para su plantel o para otros de la elite. El resto de los jóvenes no considerados se encuentran entonces en situación de intensa frustración. Este hecho es tanto más grave que la gran mayoría de ellos no cuenta con diploma ni capacitación efectiva para reconvertirse socialmente.

    El responsable de la formación del Real de Madrid, declaró en el Congreso Científico Internacional de Fútbol Salamanca 2002, que « ellos se veían obligados a enmascarar la realidad a los jóvenes jugadores » que el club había en su mayor parte hecho venir de otros clubes de nivel inferior.

    En la actualidad, especialmente en Europa, contando con la apertura comunitaria de las fronteras, los grandes clubes practican políticas de reclutamiento intensivo, nacional e internacional, buscando el jugador excepcional o « perla rara », limitando así casi completamente las posibilidades de acceso a sus planteles profesionales de los formados en sus propias filas. Para esos clubes, los aportes que otros jóvenes jugadores han realizado para construir fuertes conjuntos no cuentan hoy. Al contrario, durante su preparación los jóvenes actuales son incitados a dejar de lado los valores colectivos e identitarios que comporta el Fútbol, para reforzar el individualismo y el personalismo, que según esos « formadores » es necesario para que el jugador pueda triunfar.

    Estrechamente vinculados con esos clubes, los medios de comunicación practican por su parte un culto desmesurado de las vedettes del Fútbol, intentando presentarlos como individuos superdotados; como una especie de «self made-man» que han sido capaces de imponerse por sí solos; como pantallas del éxito. Sin embargo, tras ellos se esconde la dura realidad de los sacrificados en ese altar; la situación de aquellos que formaban parte de los colectivos en que hizo eclosión el afortunado elegido y que hoy no pueden acceder a esa elite ni siquiera en rangos complementarios.

    En el Fútbol chileno se hizo público un caso aberrante en 1998, cuando el Club de la Universidad Católica de Santiago, por intermedio de su Entrenador Carvallo, decidió prohibir a sus jugadores los estudios universitarios, argumentando que « el Fútbol era algo muy importante como para hacer otra cosa ».

    El resultado de estos procedimientos empleados en todas partes es lamentable : miles y miles de jóvenes enviados al vacío cada fin de temporada; desprovistos de preparación cultural y profesional para el mundo laboral; muchos con mentalidad confusa por un ego desproporcionado. Ellos son las víctimas de un sistema irracional que los utilizó sin consideración de su dignidad y de su porvenir.

    Muchos de los rechazados en este implacable cedazo de la elite deben resignarse a prestar sus servicios en los niveles medios y bajos de las competencias regionales y locales, a cambio de primas por partido o de un trabajo cualquiera. Otros intentan rehacer difícilmente su vida, disminuidos por tantos años de alejamiento del proceso educativo y faltos de capacitación personal. De realizarse un estudio científico de seguimiento de estos jóvenes marginados de la elite sin contrapartida, encontraríamos altos índices de cesantía, de alcoholismo y de drogadicción, producto sin duda de esa exclusión, con sus secuelas de amargura y de vidas fracasadas.

    Sin embargo, este proceso no es natural ni irreversible; el deporte colectivo nos procura otros ejemplos de concepción diferente, en los que respetando la dignidad y los valores de la persona, la práctica competitiva del más alto nivel puede contar con una elite de un nivel cultural superior, lo que asegura a la vista de sus progresos un espectáculo de calidad, además de una preocupación mayor con otra actitud hacia los jóvenes postulantes.

    El caso del Baloncesto norteamericano es demostrativo en este plano, por la amplitud de elementos que intervienen, por sus excelentes resultados y por el comportamiento de jugadores y espectadores : Existen allí muchos agentes con capacidades técnico-educativas, contratados por los Clubes, Instituciones pedagógicas o Fundaciones deportivas financiadas a menudo por los propios cracks. Ellos detectan los niños y jóvenes promesas en los colegios, barrios y pobladas. De acuerdo con sus padres, les proponen ingresar en Escuelas, Liceos y Universidades que los acogen contando con medios especializados. Desde entonces son seguidos y aconsejados en el plano personal y deportivo. En la cima, al egresar de la Universidad portadores de su Diploma, los espera la DRAFT, con un contrato en el mundo profesional del Baloncesto, que es el resultado de todo el proceso anterior. Por su lado, los que no acceden a esta super-elite, cuentan entonces con una formación general y personal que les augura una vida digna y respetable. Así, para todos ellos y también para los demás a través del ejemplo que proyectan, el Deporte es un verdadero factor de desarrollo humano.

París, Francia, Mayo 2002


Otros artículos sobre Fútbol

  www.efdeportes.com/
http://www.efdeportes.com/ · FreeFind
   

revista digital · Año 8 · N° 50 | Buenos Aires, Julio 2002  
© 1997-2002 Derechos reservados