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El miedo a los aprendizajes motores. Factores implicados
Alfonso Gutiérrez Santiago y Marta Zubiaur González

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 48 - Mayo de 2002

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    Estas dos orientaciones de meta se van a ver influidas por el clima motivacional generado en el entorno de la persona, que le va a predisponer hacia una meta u otra. Los climas motivacionales hacen referencia al clima psicológico creado por padres, entrenadores y profesores que va a afectar las ejecuciones de los niños y orientarlos hacia una meta u otra (Roberts, 1995). Cuando en el ambiente que envuelve al niño se valora el esfuerzo y la mejora personal, es más probable que éste tienda a orientarse hacia la tarea; por el contrario, cuando el entorno sólo valora los resultados obtenidos, y fomenta la comparación entre unos alumnos y otros, influye en los niños orientándoles al ego.

    Se ha visto que son más estresantes aquellos climas motivacionales que se orientan a ego que los orientados a la tarea. (Ntoumanis y col. 1998)

    Esto nos pondría en contacto con uno de los factores externos más importantes en miedo infantil.

Influencia de los padres

    Los padres, a menudo, transmiten sus temores a los hijos. Abadía y cols. demostraron que en un porcentaje elevado de niños con hidrofobia, sus padres tenían también miedo al agua.

    También se puede dar el caso de los padres que son excesivamente temerosos de la seguridad física de sus hijos, impidiendo que el niño tenga las experiencias físicas suficientes para que desarrolle autonomía y confianza en sus capacidades físicas. Independientemente de la seguridad física, los padres pueden influir en las emociones de sus hijos en los aprendizajes físico-deportivos a través del clima motivacional que ellos mismos generan, junto con el profesor, entrenador, compañeros, etc.

    Los padres tienen una gran influencia, sobre todo cuando los niños son pequeños. Su forma de entender el deporte, como diversión, como triunfo, como respeto a las reglas, o como victoria a cualquier precio, va a condicionar de manera decisiva la manera de entender el deporte en los hijos y de vivirlo (Boixados y cols., 1998).

    Los padres junto con el entrenador y profesor pueden crear un clima psicológico orientado a la competición u orientado al esfuerzo e influir en las expectativas de los niños. Ya hemos visto que niños con expectativas de meta orientadas al yo son más susceptibles a la crítica ajena y al temen más el fracaso.

Los profesores

    Los entrenadores y profesores son responsables también del clima motivacional de los alumnos si dan excesiva importancia a los resultados y comparan constantemente a unos niños con otros o si, por el contrario, valoran el esfuerzo individual y dan confianza a los alumnos (Boixados y cols. 1998). La forma de enseñanza tradicional en educación física emplea frecuentemente actividades de carácter competitivo y eliminatorio, dejando siempre patente quienes son los mejores y dando menos oportunidades de practicar a los peores porque enseguida quedan eliminados de los juegos. Son situaciones donde el sentimiento de incompetencia parece difícilmente superable (Ruiz, 2000).

    Debido a ello, las actividades cooperativas podrían ser de gran utilidad, sobre todo durante la adolescencia. Ya que en este tipo de aprendizajes se evitan las situaciones competitivas, pues lo que interesa es una meta común, que deben conseguir coordinando las acciones de cada uno de los participantes. Esto permite que los menos competentes tengan tareas que cumplir, que se valore el esfuerzo, que no se teman los fracasos, y que disminuya la presión emocional que puede generar los temores antes indicados (Ruiz, 2000, González Millán, 2001).

Los iguales

    Al igual que los padres y el profesor, los compañeros y amigos influyen en la actitud del niño en relación con los aprendizajes motores. Esta influencia va a ser más patente en la adolescencia, momento en el cual los amigos cobran una especial importancia. Ser deportista, ser competente físicamente es algo valorado por los niños, y sobre todo que los otros te vean como una persona competente es importante para ellos

    De este modo, los compañeros actúan reforzando la percepción de eficacia o disminuyendo aún más la poca que se tiene. En una investigación llevada a cabo por Evans (citado por Boixados y cols. 1998) se demostró que a la hora de elegir un equipo de niños en edades de 8 y 12 años, los capitanes suelen ser los más competentes, y además estos suelen ser los que deciden quienes forman parte de su equipo en función de la habilidad demostrada. Esto quiere decir que los menos hábiles siempre se dejan para el final o incluso no se les permite jugar. De esta forma se va fomentando y reforzando un sentimiento de incompetencia y con pocas posibilidades de mejora por falta de oportunidades.

Las características de la tarea

    Evidentemente esta es una variable importante. Hay actividades que conllevan mayor riesgo físico que otras. Si la tarea conlleva un riesgo físico real puede generar miedo a la seguridad física.

    La dificultad es otra característica de la tarea que se debe tener en cuenta. Las tareas muy difíciles pueden suponer un reto para algunos, motivándoles en su aprendizaje, sin embargo otros lo ven como un imposible fuera de sus capacidades, sintiéndolo como una amenaza psicológica, pudiendo provocar miedo a fallar, a quedar en ridículo o a ser criticado por otros.

Características del medio y el material utilizado

    Son otros factores importantes. Ya hemos mencionado la hidrofobia como algo relativamente normal en los niños que se inician en la natación. La novedad del medio puede provocar temor o rechazo. Los aparatos de gimnasia, el potro, el plinto, barra fija, suelen ser elementos a temer por algunos niños


Conclusiones

    El miedo es una emoción que aparece frecuentemente en el aprendizaje motor, cuyas consecuencias pueden ser perjudiciales, pudiendo desencadenar rechazos, fobias y situaciones estresantes para el alumno. Sin embargo, ha recibido poca atención por parte de los investigadores que se han centrado, casi exclusivamente, en la ansiedad ante la competición.

    Se puede decir que hay dos tipos de temores: por inseguridad física y por inseguridad psicológica.

    Hemos llegado a la conclusión de que hay dos tipos de factores implicados: internos (características como la edad, sexo, actitud hacia el propio cuerpo, personalidad, percepción de autoeficacia y expectativas de meta) y externos (padres, profesores, compañeros, la tarea, el medio...)

    Muchas de las actuaciones para evitar estas emociones deberían ir encaminadas a aumentar la percepción de autoeficacia en el niño, por ser ésta una de las causas principales del miedo en situaciones de aprendizaje motor.


Bibliografía

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