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Patagonia en dos ruedas

   
Estudiantes de Educación Física
IEF "Federico W. Dickens", Buenos Aires
(Argentina)
 
 
Juan Manuel Cerábolo
J580m@hotmail.com   
Cristian Damián Zimmermann
silvermomia@hotmail.com 
 

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 47 - Abril de 2002

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    Todos los viajes comienzan con un proyecto, una planificación, preparación previa, etc. El nuestro se acercaba más a una utopía que a una realidad. Con el paso del tiempo se fue concretando y lo que empezó como un sueño se hizo realidad.


San Martín de los Andes | Camino a Villa la Angostura
Pulsa en cada foto para verla ampliada

    A fines del 2001, mientras cursábamos el tercer año del profesorado de educación física en el Instituto Federico Dickens, nos surgieron las ganas de planificar un viaje al Sur en bicicleta. El viaje empezó a tomar forma a través de comentarios de un compañero del Instituto que había cumplido su sueño algunos años atrás y con información obtenida a través de las Secretarías de Turismo de las provincias de Chubut y Río Negro.

    Acercándonos a fin de año, y debido a la situación económica del país, nos enfrentamos a la realidad de un verano sin trabajo. El viaje que estaba planeado para marzo del 2002 se adelantó a los primeros días del mes de enero. Aunque no habíamos conseguido todo el equipo necesario, lo que sobraban eran las ganas y decidimos sacar los pasajes para emprender nuestro viaje lo antes posible.


Nuestros primeros pasos en Neuquén

    Salimos el 3 de enero del 2002 desde la estación Retiro, en Buenos Aires. Luego de veinte y largas interminables horas llegamos a la terminal de ómnibus de San Martín de los Andes, en la cual sin perder el tiempo armamos nuestras bicicletas y partimos al Centro de la ciudad a buscar información turística y mapas.

    Debido a nuestra ansiedad de pedalear por las rutas sureñas, sin perder tiempo nos dirigimos hacia la ruta 234 para emprender el camino de los Siete Lagos, pero como ya era demasiado tarde y nos invadía la noche, decidimos realizar la primer parada luego de 5 km en un camping del Parque Nacional Lanín.

    A la mañana siguiente (5 de enero del 2002), retomamos la ruta para continuar el recorrido de 107 km que nos separaba de Villa La Angostura.

    Nuestra primer parada la realizamos para almorzar y recobrar energía en el Lago Hermoso. Luego de pasar por los lagos Falkner y Villarino, nos detuvimos a refrescarnos cerca del río Pichi Traful para decirle adiós al asfalto...

    A partir de este punto la calzada es de ripio, excesivamente transitada lo cual dificulta mucho la circulación debido al polvo que levantan los vehículos y al reducido espacio que queda para circular. En este trayecto se recorren alrededor de 50 km de subidas y bajadas muy pronunciadas. Casi por casualidad nos encontramos con el Lago Escondido en medio de los ripios, y descubrimos entonces el por qué de su nombre.

    Al acercarse la noche y viendo que todavía nos faltaba un largo trecho por recorrer hasta Villa La Angostura, decidimos pasar la noche en el camping del espejo chico. Al día siguiente concluimos el trecho que nos faltaba para llegar al primer destino, parando previamente a almorzar en un camping situado a orillas del Lago Espejo.


En Villa La Angostura...

    Una vez instalados decidimos tomarnos unos días para ver que nos ofrecía el lugar y recuperar energías. En el camping conocimos a dos ciclistas que ya habían estado por la zona en viajes anteriores y juntos realizamos algunas travesías. El 7 de enero fuimos con ellos al Cerro Bayo. Si bien nos acompañaba una leve llovizna esto no nos detuvo, ya que lo tomamos como un nuevo desafío. Ascendimos hasta la base del cerro en bicicleta por un camino espiralado y de ripio, para luego subirnos nosotros y nuestras bicis a las aerosillas para llegar a la cima y realizar un descenso vertiginoso. Una vez allí se desató una tormenta de agua nieve que nos tuvo varados en la confitería por lo menos durante tres horas. Al ver que la misma no cesaba decidimos partir afrontando el desafío de descender por caminos de tierra y piedras con la lluvia que nos acechaba. En el descenso nos encontramos con curvas muy pronunciadas y grietas que provocaron la caída de más de uno de nosotros. Esto no nos detuvo sino que por el contrario le puso un condimento extra, la adrenalina.


Lago Espejo | Muelle de Villa la Angostura

    A la tarde del día siguiente fuimos con ellos a realizar el circuito del Bosque de Arrayanes, el cual consta de un recorrido de ida y vuelta 32 km desde el centro de la Villa. Este circuito requiere suma precaución y un buen dominio de las bicis, ya que si bien la velocidad no es excesiva abundan las grietas y las raíces prominentes de la vegetación.

    En la mañana del 9 de enero nos despedimos de nuestros compañeros casuales, debido a que ellos iban en sentido contrario al nuestro, cargamos nuestras bicis y partimos hacia nuestro nuevo destino, San Carlos de Bariloche.


Pasando fronteras

    El trayecto de Villa La Angostura a San Carlos de Bariloche, que es de 86 km, lo cubrimos en cuatro horas. Cabe aclarar que en este tramo pasamos el límite provincial de Neuquén y Río Negro.

    Una vez instalados en el camping Selva Negra, el 10 de enero hicimos nuestra primer salida en Bariloche, con destino al Cerro Otto. Visitamos la famosa confitería giratoria del cerro que se encuentra en la cima del mismo. Luego del descenso partimos al camping para planificar nuestro próximo día.

    El 11 de enero que fue uno de los días más agotadores, debido a que realizamos los 60 km que cubren el circuito chico, pasando por lugares como el hotel Llao Llao, la Colonia Suiza, Arroyo López, Puerto Pañuelo, Cementerio del Montañés, entre otros. También por la tarde del mismo día fuimos hacia la base del Cerro Catedral. Realizamos un descenso el cual nos desembocó en el Lago Gutiérrez, luego pasamos por la gruta de la Virgen de las Nieves y emprendimos el regreso al camping.

    El 12 de enero fue el peor día de nuestro viaje. Por la mañana del mismo llevamos las bicis al service y nos informaron que por algunos daños que presentaban las mismas el arreglo llevaría todo el día. Antes de que termine el día fuimos a visitar a nuestro compañero (el mismo que nos orintó en el viaje y que nombramos al principio) que se encontraba con su esposa vacacionando en el lugar.


Camino al Bolsón

    El 13 de enero partimos al Bolsón, luego de corroborar en los mapas que la distancia a alcanzar era de 125 km.


Límite Neuquén-Río Negro | El Bolsón

    Si bien el camino no era dificultoso no lo llegamos a concretar ese mismo día, debido al cansancio acumulado del correr de los días.

    Después de haber transcurrido cinco horas desde la salida de Bariloche y una trayectoria de 91 km acampamos a orillas del Río Foyel junto a una pareja de ciclistas que encontramos en el lugar. Casi llegando a este sitio atravesamos los 20 km en bajada que cubren el Cañón de La Mosca, donde pudimos alcanzar sin pedalear una velocidad máxima de 64 km/h.

    Ya el 14 muy temprano a la mañana realizamos los kilómetros que nos faltaban para llegar al Bolsón. Una vez en la localidad nos tomamos un merecido descaso acompañado de la tradicional cerveza del Bolsón.

    Al día siguiente fuimos a conocer puntos turísticos del lugar, entre ellos, la cara del indio, el bosque tallado y las cascadas.

    El 16 hicimos nuestro último tramo en el cual cruzamos a la provincia de Chubut dirigiéndonos hacia el Lago Puelo donde hicimos un día de playa.

    Por la noche del mismo, luego de empacar todo, partimos de nuevo a casa dejando atrás un viaje increíble.

    En la estación de Retiro, debido a nuestra experiencia y la emoción que traíamos, cargamos de vuelta nuestras bicis y regresamos pedaleando a nuestras casas, con la diferencia que en vez de montañas a nuestros lados había gigantes de cemento.


Un sueño hecho realidad

    Lo que nos queda de este viaje, no son solo kilómetros y paisajes sino también recuerdos de haber vivido una experiencia maravillosa en la cual pudimos realizar nuestro sueño. Todos los sueños se pueden realizar solo se necesita las ganas de cumplirlo, esto lo comprobamos nosotros.

    Un consejo: "Nunca te preguntes a dónde estás o hacia dónde te dirigís... Sólo tratá Siempre de ir hacia donde se dirigen tus Sueños."


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revista digital · Año 8 · N° 47 | Buenos Aires, Abril 2002  
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