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El análisis de los indicadores externos
en los deportes de equipo: baloncesto

  Departamento de Educación Física y Deportiva
Universidad de Granada
(España)
José Carlos Barbero Álvarez
jbarbero@ugr.es

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 38 - Julio de 2001

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    El conocimiento de las características que definen cualquier modalidad deportiva y el análisis del tipo de exigencias impuestas por la competición son imprescindibles para progresar, perfeccionar y conseguir programas de preparación y entrenamiento apropiados a los deportes de equipo. Para Pino (1999), la duración y el espacio de juego, las reglas y las características de la especialidad deportiva, obligan a aptitudes y comportamientos específicos que se reflejan tanto en los aspectos técnicos y tácticos como en los energéticos.

    Para confeccionar un modelo de entrenamiento específico en los deportes de equipo, es necesario conocer cuáles son las demandas físicas, fisiológicas y energéticas que comporta dicha actividad. Partiendo de su conocimiento, se pueden establecer programas adecuados dirigidos hacia las cualidades condicionales específicas (Barbero, 1998).

    El estudio de los movimientos en el tiempo va a permitir caracterizar las exigencias propias de las distintas disciplinas deportivas. Los parámetros empleados para estudios en los que se pretende un análisis de la competición son de muy variada naturaleza, pudiéndose distinguir en líneas generales dos grandes grupos:

  • Aquellos que intentan valorar la carga competitiva del jugador por su aspecto exterior, denominados indicadores externos. Pudiendo encontrar parámetros que hacen referencia a la carga física, como la distancia recorrida, la intensidad de las acciones, los tiempos de esfuerzo y pausa, la velocidad de los desplazamientos o el número de desplazamientos a distintas intensidades y a la carga técnica, referidos al número de acciones realizadas con o sin balón.

  • Aquellos otros que valiéndose de material más sofisticado intentan valorar las exigencias de la carga competitiva por las repercusiones internas en el organismo del jugador. De entre estos parámetros destacan la evolución de la frecuencia cardíaca, el consumo de oxigeno o los niveles de ácido láctico en sangre, son lo que denominamos indicadores internos, aquellos que permiten evaluar la carga energética o carga fisiológica de la competición y los entrenamientos.


Figura 1. Análisis de las demandas energéticas
deportes de equipo. (adaptado de Pino, 1999).

    Para Reilly (1990) el control cinemático y el análisis de las acciones, movimientos e intensidades de trabajo debe ser el punto de partida para conocer las demandas del deporte. La evaluación de los desplazamientos ayudará a determinar el gasto energético del deportista al final del juego.

    En los deportes cíclicos, el gasto energético va a estar en función de la distancia recorrida por el deportista durante la prueba, en los deportes acíclicos la utilización de la distancia no puede ser la única guía para conocer el trabajo desarrollado por los jugadores. Cubrir un mayor número de metros no significará necesariamente que el deportista esté utilizando sus máximas posibilidades aeróbicas, a pesar de que existe una alta correlación (r=0,89) (Reilly y Thomas, 1976) entre la distancia recorrida y el valor del VO2 máx. de los jugadores. El motivo es que al conjunto de innumerables acciones y alteraciones que se producen en la actividad, se añaden los requerimientos de la distancia recorrida, pudiendo ejercer una carga adicional que no será valorada (Zaragoza, 1996).

    En cambio, Reilly (1994) opina que la intensidad del ejercicio durante una competición puede apreciarse por la distancia total recorrida y representa una medida global del ritmo de trabajo, ésta puede descomponerse en distintas acciones analíticas a lo largo de un partido. Las actividades se pueden clasificar según el tipo, intensidad (o calidad), duración (o distancia) y frecuencia, pudiendo ser empleadas en estudios fisiológicos encaminados a determinar las demandas o exigencias del fútbol y otros deportes de equipo y sugerir los elementos que condicionan los programas de entrenamiento para los jugadores.

    Si examinamos uno de los deportes de equipo de más tradición en nuestra sociedad como el baloncesto. Observamos que aparecen diversos estudios de tipo cinemático en los últimos años, observamos de igual manera, que los resultados extraídos en el análisis de las distancias recorridas por los jugadores en baloncesto son muy variables, pudiendo variar hasta en un 50 % según los diferentes autores (Tabla 1).

    La distancia recorrida es un parámetro estudiado de manera analítica desde hace muchos años, en la revisión bibliográfica realizada, sobre los estudios y trabajos publicados, se aprecian diferencias considerables en los resultados obtenidos por distintos autores, siendo éstas variaciones la consecuencia de las diferentes metodologías utilizadas para el registro.

    Algunos autores, analizan las distancias recorridas por puestos específicos: bases, aleros y pivots. La intensidad del esfuerzo de un jugador durante un partido depende principalmente de su nivel de condición física y de su función táctica en el equipo (Bangsbo, 1998). La mayoría de los estudios coinciden en que es el base el que más distancia recorre realizando una actividad más global con gran número de carreras a intensidad submáxima, seguido del alero, mientras que el comportamiento del pivot se caracteriza por acciones más puntuales, alternando desplazamientos cortos con fases de reposo relativo.

Tabla 1. Distancia total recorrida, por término medio durante
un partido de baloncesto, según diversos autores.

    La aparición de tan notables diferencias, según Grosgeorge (1990), se debe a dos motivos:

  • Según el sexo: Los hombres recorren cerca de 150 metros por minuto, mientras que las mujeres alcanzan algo menos de 100 metros. Los ataques de los primeros son mucho más cortos, realizando de 10 a 15 tiros más por encuentro lo que supone mayor número de desplazamientos y como consecuencia aumento de la cantidad de metros recorridos por partido.

  • Según los puestos específicos: para Colli y Faina (1985) el base recorre un total de 3500 metros repartidos de forma equitativa entre ritmo medio (trote: v = de 1 a 3 m/seg), ritmo rápido (de 3 a 5 m/seg) y ritmo máximo (más de 5 m/seg). Mientras que para Riera (1986) y Galiano (1987) el base recorre 5913 metros, 2413 más que la distancia que aportaban Colli y Faina, existiendo un predominio del ritmo medio, el 50% de los metros, 3187 m se recorren a un ritmo de recuperación (v = 1 m/seg) y el 39% lo que equivale a 1632 m se recorren a un ritmo comprendido entre 1 y 3 m/seg.

    Las diferencias aumentan si comparamos a Colli-Faina y Hernández (1988), para éste el base recorre 6104 m (2604 metros más). Para Cañizares y Sampedro (1993) la intensidad de los esfuerzos que se suceden en este deporte es mayor que lo aportado por otros autores, aprecian que un tercio de la distancia recorrida (1260 metros) se realiza a baja intensidad, mientras que se recorren 2494 metros a ritmo rápido y máximo.

    Galiano (1987) aporta un estudio en el que evalúa las distancias recorridas a diferentes velocidades por los jugadores de baloncesto en sus distintos puestos específicos.

Tabla 2. Distancia total recorrida por término medio y velocidad a la que se recorre,
por puestos específicos, durante un partido de baloncesto, según Galiano (1987).

    Este autor, da explicación a estas diferencias tan notables apuntando que puede ser debida a varias causas:

  • El año de realización de las observaciones, en los cuales se han producido variaciones en las tendencias de juego, produciéndose una disminución en la duración de los ataques, por lo que el número de idas y vueltas aumenta.

  • El estilo de juego de los equipos: Las investigaciones han sido efectuadas en distintos países (Italia y España) existiendo grandes diferencias hasta hace escasos años en el estilo de juego. En efecto, los españoles se caracterizan por un jugo más rápido basado en numerosos contraataques mientras que en Italia se realiza un baloncesto de más control.

    Miller (Internet) presenta un estudio más reciente en baloncesto, en el que analiza las demandas físicas en los diferentes puestos. Expone sus datos distinguiendo 4 modalidades de desplazamiento (parado, andando, corriendo y sprintando) diferenciando entre tiempo con balón y sin balón.

Tabla 3. (Arriba) Segundos por minuto y porcentaje de tiempo que permanecen realizando cada actividad sin balón,
por puestos específicos, durante un partido de baloncesto.
(Abajo) Segundos por minuto en que los jugadores permanecen realizando cada actividad con balón
(Miller, Internet: http://www.education.ed.ac.uk/basketball/papers/sm4.html).

Tabla 4. Distancia máxima y mínima recorrida en Km por puestos específicos,
durante un partido de baloncesto. (Miller, Internet: http://www.education.ed.ac.uk/basketball/papers/sm4.html )

    En Baloncesto, el reparto de los esfuerzos según Cohen (1980), estaría caracterizado por una aceleración o desaceleración cada 8 segundos y dos saltos por minuto. Las aceleraciones no duran más de 3 segundos y las velocidades alcanzadas no se mantienen más de un segundo. En resumen:

  • Las acciones de máxima intensidad duran 6 segundos y son repetidas 52 veces.

  • Las acciones de intensidad media se intercalan 18 veces con las anteriores.

  • Las carreras lentas y las acciones andando permanecen alrededor de 6 segundos.

  • Las acciones de pausa se mantienen durante 10.73 + 5.7 segundos.

    Este estudio se realizó en un partido amistoso entre dos equipos débiles de la primera división francesa, lo que nos induce a pensar que se trató de un partido con una intensidad muy inferior a lo que nos encontramos generalmente, pero nos puede servir de ejemplo a la hora de analizar el reparto de esfuerzos. Basado en los datos precedentes, éste autor resume el reparto de esfuerzos como se detalla a continuación:

  • El 20% del tiempo con paradas completas de juego.

  • El 62% con paradas y fases estáticas.

  • Un 12% con desplazamientos de baja intensidad.

  • Y el 6% en acciones de intensidad media o elevada.

    Colli y Faina (1987), obtuvieron resultados radicalmente distintos en su investigación con dos de los mejores equipos de la liga italiana, aportando datos más fiables de las estructuras temporales dominantes en este deporte. (Tabla 5).

Tabla 5. Ejemplo del reparto de esfuerzos y pausas en baloncesto (Colli y Faina, 1987)

    Como conclusiones de su publicación aportaron las siguientes:

  • El tiempo de participación y pausa se reparte según el modelo: Esfuerzos = Pausas

  • Las acciones de juego más frecuentes duran entre 11 y 20 segundos.

  • La media de las acciones de participación se concentra en periodos de juego de 11 a 40 segundos.

  • Duraciones de tiempo de juego superiores a un minuto son poco frecuentes: 28.7%.

  • El tiempo de juego parece tener consecuencias sobre el tiempo de pausa, si el primero aumenta el tiempo de pausa lo hace también.

    Ecclache (1984) analiza las frecuencias cardíacas durante los partidos y las compara con el gasto de algunos ejercicios intermitentes realizados durante los entrenamientos, deduciendo que el modelo de esfuerzo más apropiado para planificar los entrenamientos en baloncesto es:

  • 5 segundos de esfuerzo muy intenso

  • 15 segundos de recuperación activa.

    Como conclusiones referentes al análisis de los indicadores externos, diremos que la evaluación y conocimiento de la alternancia entre los esfuerzos y pausas y las distancias recorridas a diferentes velocidades en los deportes de equipo nos van a proporcionar parámetros muy valiosos para evaluar la carga de la competición. Estos datos serán de gran ayuda para los entrenadores a la hora de elegir la intensidad y duración de las cargas y los tiempos de recuperación de los ejercicios planteados en los entrenamientos.

    La relación entre los esfuerzos intensos y moderados, por encima y por debajo del umbral anaeróbico parece bastante parecida si consideramos deportes de equipo en pista cubierta (baloncesto, balonmano, fútbol sala), siendo la relación más sugerida por la mayoría de autores 1:3 (Ecclache, 1984; Grosgeorge, 1990; Molina, 1992; Kokubun y Daniel, 1992).

    El número y la duración de los sprints o carreras a gran velocidad permite caracterizar las cargas físicas exigidas por las diferentes posiciones de juego, a pesar de ser la duración de los sprints relativamente corta (Grosgeorge, 1990).

    El baloncesto no tienen la misma estructura de juego que otros deportes colectivos 1:3, mientras que en el fútbol el ritmo exigido por los esfuerzos y las pausas parece comparable E=P. Además el tiempo de acción en baloncesto dos veces más rápido (11 segundos) que en otros deportes como el fútbol (20 segundos). Si bien es cierto que sería necesario realizar observaciones y estudios complementarios en los que se establecieran los mismos criterios de análisis.


Referencias bibliográficas

  • Bangsbo, J. (1998). El entrenamiento de la condición física en el fútbol. Barcelona: Paidotribo.

  • Barbero, J. C. (1998). El entrenamiento en los deportes de equipo basado en estudios biomecánicos (análisis cinemático) y fisiológicos (frecuencia cardíaca) de la competición. Lecturas: Educación Física y Deportes. Revista Digital,11.

  • Cohen, R. (1980). Contribution à l´étude physiologique du basketball. Thèse pour le doctorat de Médicine, Paris VII.

  • Colli, R. y Faina, M. (1987). Investigación sobre el rendimiento en básquet. Revista de Entrenamiento deportivo, (Vol I), 2, 4 - 9.

  • Ecclache, J. P. (1984). Etude du coût énergétique de diferentes formes déntraînement en basket-ball féminin. Buletin Assotiation Sport Biologie, supplement 1.

  • Faina, M. y Colli, R. (1985). Pallacanestro: ricerca sulla prestazione. Revista Di Cultura Sportiva, nº 2, págs 22-29.

  • Galiano, D. (1987). Caractéristiques du joueur. Apunts, Juin, 7, 93 - 98.

  • Grosgeorge, B. (1990). Observation et Entrainement en sports collectifs. Paris: Ed. INSEP - Public.Hernández, J.(1988). Baloncesto. Iniciación y entrenamiento. Barcelona: Paidotribo.

  • Kokobun, E. y Daniel, J. F. (1991). Relacoes entre a intensidade e duracao das actividades em partida de básquetbol com as capaciddes aeróbica e anaeróbica: Estudo pelo lactato sanguíneo. Revista Paulista de Educacao.

  • Miller, S. (Internet). Physical Demands for Different Positions. The ISBS 'Coaches Information Service - Basketball' was produced by The University of Edinburgh. Faculty of Education (Moray House) - Dept of Physical Education, Sport & Leisure Studies (PESLS)

  • Published by the Faculty of Education, Old Moray House, Holyrood Road, Edinburgh EH8 8AQ. http://www.education.ed.ac.uk/basketball/papers/sm4.html

  • Molina, R. (1992). Futsal: Um estudo das capacidades aeróbica e anaeróbica de jugadores e das actividades em jogo. Monografía apresentada na Universidades Estadual paulista (UNESP). Rio Claro.

  • Pino, J. (1999). Desarrollo y aplicación de una metodología observacional para el análisis descriptivo de los medios técnico/tácticos del juego en fútbol. Tesis doctoral. Facultad de Ciencias del Deporte. Universidad de Extremadura.

  • Reilly, T. y Thomas, V. (1976): A motion analysis of work - rate in different positional roles in professional football match - play. Journal Human Movement studes, 2, 87 - 89.

  • Reilly, T. (1990): Football. En Reilly, T., Secher, N., Snell, P. y Williams, C. (Eds) Physiology of sport, 371 - 425 London: E. & F.N. Spon.

  • Reilly, T. (1994). Physyological profile of the player. Ekblom, B. (Ed.) Handbook of Sports Medicine and Science. Football (Soccer). IOC Medical Commission. Londres: Blackwell Scientific Publications.

  • Zaragoza, J. (1996). Baloncesto: Conclusiones para el entrenamiento a partir del análisis de la actividad competitiva, Revista de Entrenamiento Deportivo, 2, 22 - 27; Barcelona.


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