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Olimpismo: los grandes mitos

  Profesor de Educación Física
Entrenador Nacional de Atletismo
(Argentina)
Jorge de Hegedüs
jhegedus@sinectis.com.ar

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 37 - Junio de 2001

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    Todas aquellas personas que hayan visto el film británico "Carrozas de Fuego" (estrenada en 1982) habrán disfrutado las distintas contingencias que pasaron atletas de la talla de Harold Abrahams (campeón olímpico de los 100m en 1924, París) y Erik Liddell (campeón olímpico de los 400m en los mismos juegos). Los hechos relatados en esa película están relacionados con los variados acontecimientos, presiones y prejuicios a través de las cuales pasaron ambos atletas para llegar a ser finalmente campeones olímpicos en sus respectivas especialidades. Aparte de ello se tejieron distintas anécdotas sobre ambos deportistas, las cuales se convirtieron con el paso de los años como verdaderos "mitos". Sin embargo estos hechos constituyeron verdaderas distorsiones de la realidad. Pasemos analizar cada uno de los mismos.


El caso Harold Abrahams

    Este excelente velocista británico fue estudiante de derecho en la Trinity College de Cambridge. Según se relata en la famosa película H. A. había corrido alrededor del gran patio de dicha universidad dentro del límite de los 12 toques de campana del medio día, con lo que había establecido un récord. En realidad la corrida se había hecho como así también el récord, pero el atleta que cumplió dicha hazaña no fue Harold Abrahams sino otro estudiante, también atleta, perteneciente a la nobleza británica llamado Lord David George Cecil Burghley (con el tiempo se convierte en Marqués de Éxeter). Este atleta fue campeón olímpico en Amsterdam (1928) en los 400m con vallas. Cuando se estrenó Carrozas de Fuego, Lord Burghley, el cual contaba ya 76 años, rehusó ver el film al enterarse de la tremenda distorsión de los hechos concernientes a su propia persona, pues estuvo ante una verdadera falsificación de la realidad.

    Lord Burghley fue electo para el parlamento británico en 1931 y ocupando tan alto cargo compite en los JJ.OO. de Los Ángeles en 1932 en donde obtiene el 4to. puesto en la misma especialidad. Fue luego gobernador de las islas Bermudas por tres años, como también presidente de la British Amateur Association durante 4 décadas. Tuvo además el importante cargo de ser miembro del Comité Olímpico Internacional durante 45 años. También hay que agregar que fue el anfitrión oficial de los J.O. de Londres en 1948. Harold Abrahams por su parte fue abogado y redactor jefe de la famosa revista deportiva inglesa World Sport hasta su fallecimiento en 1978.


El caso Eric Liddell

    Este gran atleta inglés nació en realidad en China, en donde sus padres eran misioneros religiosos. Se crió en Escocia, y además de ser muy religioso, también tenía aptitudes para las actividades deportivas, especialmente para el rugby y también para las disciplinas de velocidad del altetismo. Finalmente se concentra en lo último y en 1923 es campeón de Inglaterra tanto en las 100 como también en las 220 yardas. Debido a su excelente nivel es seleccionado a competir en los JJ.OO. de París. Pero, ¿en qué especialidad, y bajo qué circunstancias? De acuerdo al film Carrozas de Fuego Liddell iba a ser compañero de Abrahams en los 100 m, pero se sorprendió al enterarse a último momento en París que su serie de 100m se iba realizar en día domingo. Como este atleta profesaba una creencia religiosa la cual sostenía que el día domingo es el "día del Señor", por dicha causa no podía participar en una competencia deportiva. Por este motivo y supuestamente renunció a participar en los 100m y lo hizo en cambio en los 400m.

    Sin embargo esto no concuerda en absoluto con los hechos. Es cierto que E. Liddell era profundamente religioso y no queremos discutir aquí si era correcta o no su postura sobre lo que se llama el "día del Señor", pero lo que sí es cierto es que sabía, con varios meses de antelación que los 100m se iban a correr el día domingo y es por tal motivo que afianzó su preparación para los 200 y 400 metros. En la primera de estas dos disciplinas obtuvo la medalla de bronce con 21. 9s, incluso delante de su compañero Harold Abrahams que obtuvo la última posición con 22.3s. En cambio en los 400m obtuvo una brillante victoria con 47. 6s, con Récord Olímpico. Hay que mencionar además que en el mismo horario de los 100m del día domingo Lidell estaba dando un sermón religioso en la Iglesia Escocesa. Al poco tiempo de haber finalizado los Juegos Olímpico Lidell se une a su familia en las tareas teocráticas en China, aunque realizó también algunos viajes a Escocia. La II Guerra Mundial lo sorprendió precisamente en China. Falleció en 1944 a la edad de 42 años en un campo de concentración japonés por causa de un tumor cerebral. Eric Lidell fue considerado por los escoceses como un verdadero héroe nacional.


El caso de "Jesse" Owens y los distintos problemas de la raza "aria" (Berlín, 1936).

    Desde hace varias décadas, más precisamente desde el acontecimiento deportivo de lo sucedido en la capital alemana en 1936 se ha sostenido que "Jesse" Owens humilló al deporte alemán por sus 4 medallas obtenidas en dichos juegos, y en cómo la raza "negra" superó a los "arios" y a toda su organización. Es cierto que desde estas mismas páginas hemos destacado las hazañas del "antílope de ébano" (Owens), de todos sus récords mundiales, de su calidad deportiva y también humana. Incluso está harto trillado el asunto de la "negativa" de Hitler de saludar a Owens por ser éste "afroamericano". El seguir sosteniendo supuestos hechos como los mencionados sería seguirle el juego al propio jefe de Propaganda del Partido Nazi, el Dr. Joseph Goebels, el cual sostenía en su momento "mientan, mientan... que la mentira se transformará en una verdad".

    Sin embargo las cosas no fueron del todo así; el autócrata nazi Adolf Hitler no saludó a Owens por otra razón. Antes que nada el problema no se suscitó con el "antílope negro" sino con otro atleta afroamericano llamado Cornelius Johnson el cual se impuso en la prueba de salto en altura. Los hechos se desarrollaron como se relata a continuación.

    El día 2 de agosto se disputaron en el estadio olímpico de Berlín dos finales atléticas, primero el lanzamiento de la bala y luego el salto en altura. La primera de las disciplinas fue ganada por el local Hans Woelke (16. 20m). No bien se cumplió con la ceremonia protocolar de la coronación de los 3 primeros en el podio, Hitler invita a Woelke al palco oficial y delante de todo el publico que colmaba las instalaciones del Estadio Olímpico le expresa su congratulación por el triunfo obtenido. Sin embargo y casi de inmediato el jefe de protocolo del Comité Olímpico Internacional cita a Hitler y toda su "camarilla" a la sala VIP del estadio y le destaca que en el futuro tanto él como su comitiva se abstengan de saludar oficialmente a los deportistas bajo esas circunstancias. El saludo de los deportistas por parte de jefes de estado no estaba comprendido dentro del protocolo olímpico. Si Hitler o quien sea quería saludar algún deportista debería hacerlo forma privada. El autócrata nazi no tuvo mas remedio que aceptar esta observación, y de ahí en adelante al saludar a distintos deportistas lo hizo en privado. Por esta causa a Hitler se le presentaba "en bandeja" la oportunidad de no verse comprometido en felicitar oficialmente a cualquier deportista que él no tuviera deseos de hacerlo, incluido a "Jesse " Owens. Este último se coronó campeón olímpico de los 100 m el día 3 de agosto, es decir, un día después de los sucesos relatados con anterioridad.


¿Fue humillado el Deporte Alemán en Berlín?

    Este es un aspecto sobre el cual se han tejido algunos mitos, y siempre sobre la base del rendimiento espectacular de Owens y también de otros atletas de "color", caso de Ralph Metcalfe (2do. en los 100m e integrante de la posta de relevos 4 x 100), John Woodruff (ganador de los 800m), Johnson (el ganador del salto en altura), como también el canadiense Phil Edwards (medalla de bronce en los 800m). Aparte de ello el rendimiento de los deportistas alemanes fue sobresaliente y se puede sostener firmemente que superaron holgadamente al resto de las naciones, incluido los Estados Unidos. El medallero nos aclara bien el panorama:



    Como podemos apreciar Alemania obtuvo nada menos que la friolera de 89 medallas, cifra sin precedentes dado el reducido número de disciplinas deportivas que existían todavía en ese entonces en relación con los tiempos actuales. Los alemanes no solamente demostraron una gran organización, sino también una excelente preparación técnica como también científica, y obviamente sin descartar las distintas motivaciones emocionales que impuso el partido nazi de su país, las cuales han sido bastante parecidas a las que se produjeron más adelante con la aparición de la Unión Soviética en el escenario deportivo.


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