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El entrenamiento de la fuerza en natación.
Criterios a tener en cuenta para su desarrollo

  * Licenciado en Educación Física (Brasil)
Especialista en Fisiología del ejercicio (UniFMUl) - Cursando el Master de alto rendimiento deportivo
COES - Madrid - Entrenador del equipo master Pons Vetus (Pontevedra)
** Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Entrenador Superior de Natación (España)
Emerson Ramírez Farto*
José María Cancela Carral**
emersonframirez@terra.es

 

 

 

 
Resumen:
    La mejora de la fuerza es un factor importante en todas las actividades deportivas, y en algunos casos determinante. Nunca puede ser perjudicial para el deportista si se desarrolla de una manera correcta. Sólo un trabajo mal orientado, en el que se busque la fuerza por sí misma, sin tener en cuenta las características del deporte, puede influir negativamente en el rendimiento específico.
     El objetivo del presente articulo es realizar un análisis global de la fuerza muscular en nadadores teniendo en cuenta las diferentes manifestaciones de la fuerza, la edad, el sexo, así como las pruebas en las cuales compiten.
    Palabras clave: Natación. Fuerza. Entrenamiento. Sexo. Edad.

 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 37 - Junio de 2001

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Introducción

    La fuerza es un componente esencial para el rendimiento de cualquier ser humano y su desarrollo formal no debe ser olvidado en la preparación del deportista. La fuerza se define como la capacidad de un músculo o grupo muscular para vencer o soportar una resistencia bajo unas condiciones específicas (Siff y Verhoshansky, 2000; García Manso, 1996).

    La producción de fuerza va ha depender según Siff y Verhoshansky (2000) de los siguientes factores:

  1. Factores Estructurales

    • Las dimensiones de la sección transversal del músculo.

    • La densidad de las fibras musculares por área.

    • La eficiencia de la palanca mecánica a través de la articulación.

  2. Factores Funcionales

    • El número de fibras musculares que se contraen simultáneamente.

    • El grado de contracción de las fibras musculares.

    • La eficacia de la sincronización de los impulsos de las fibras musculares.

    • La velocidad de conducción en las fibras nerviosas.

    • El grado de inhibición de las fibras musculares que no contribuyen al movimiento.

    • La proporción de fibras de gran diámetro muscular que se encuentran activas.

    • La eficacia de la cooperación entre los diferentes tipos de fibras muscular.

    • La eficacia de los diferentes reflejos de estiramiento de su control de la tensión muscular.

    • El umbral de excitación de las fibras nerviosas que abastecen a los músculos.

    • La longitud inicial de los músculos antes de la contracción.

    Todo proceso de fortalecimiento muscular debe estar orientado a desarrollar las diferentes manifestaciones de la fuerza: manifestaciones activas y manifestaciones reactivas. Por manifestación activa se entiende la tensión capaz de generar un músculo por acción de una contracción muscular voluntaria (García Manso, 1999). Dentro de este grupo debemos destacar: La Fuerza Máxima, Fuerza Veloz y Fuerza Resistencia; asimismo por manifestación reactiva de la fuerza se entiende a la capacidad que posee un músculo para desarrollar una tensión por acción de una contracción muscular voluntaria una vez que se haya producido una fase de estiramiento previo (Ciclo estiramiento-acortamiento). Dentro de estos tipos de manifestación debemos destacar: Fuerza Elástico Refleja, Fuerza Explosiva Elástico Refleja.


Tabla 1. Manifestaciones de la Fuerza muscular (García Manso, 1999)


    Por Fuerza Máxima se entiende las posibilidades máximas que el deportista puede desplegar en condiciones de máxima contracción muscular libre; la Fuerza Veloz puede definirse como la capacidad del sistema neuromuscular para alcanzar unos índices elevados de fuerza en el menor tiempo posible; la Fuerza Resistencia es la capacidad de mantener durante un espacio de tiempo prolongado unos índices de fuerza elevados (Platonov & Fessenko 1994). Atendiendo a las manifestaciones reactivas de la fuerza podemos definir la Fuerza Elástico-Refleja como la tensión máxima que un músculo es capaz de alcanzar cuando se realiza un ciclo de estiramiento-acortamiento siempre y cuando la fase de estiramiento no se ejecute a elevada velocidad, ya que si esta fase de elongación muscular se realizara a elevada velocidad estaríamos hablando de la Fuerza Explosiva-Elástico-Refleja. No obstante, a la hora de llevar a cabo una planificación del entrenamiento de la fuerza para un atleta, se tendrán en cuenta, a parte de las manifestaciones de la fuerza, la especificidad de las mismas en función del deporte y modalidad deportiva, y teniendo en cuenta dichos criterios surgirán los diferentes periodos de preparación de la fuerza: Entrenamiento general, Entrenamiento específico multilateral y Entrenamiento especial (Kuznetsov, 1989).

    En la natación, los tipos de fuerza empleados por el nadador para desplazarse por el agua están condicionados principalmente por el medio en donde se desarrolla la práctica deportiva. En efecto, el medio provoca que la acción motriz del nadador tenga que adaptarse al mismo debido a que:

  1. Al nadar a velocidad competitiva, los esfuerzos del nadador no superan el 70% de sus posibilidades máximas de movimiento.

  2. El carácter de aplicación de los esfuerzos va a ser rítmico y relativamente largo.

  3. Los esfuerzos se desarrollan en el marco de la estructura motriz y, para ser más eficaz, deben alcanzar un perfeccionamiento en dicha estructura.

  4. La eficacia de las brazadas ejecutadas por el nadador depende del nivel de desarrollo de la fuerza resistencia mucho más que del nivel de desarrollo de la fuerza máxima.

    La resistencia muscular local constituye la base de las capacidades de fuerza de los nadadores de alta competición y es una parte integrante de la resistencia especial del nadador. El camino más racional de educar la fuerza resistencia del nadador está orientada al trabajo multilateral. El nivel de esta capacidad depende del grado de perfección de la coordinación intermuscular e intramuscular (Makarenko, 1991).

    Además de la fuerza resistencia, podemos decir que las diferentes manifestaciones activas de la fuerza condicionan el rendimiento del nadador en momentos concretos de la prueba, así por ejemplo, el desarrollo de la fuerza máxima y la fuerza veloz determinan en gran medida la magnitud de la fuerza de tracción que el nadador desarrolla al nadar, así como la calidad del salto al iniciar la prueba y de la impulsión después de cada viraje. El entrenamiento de estas dos modalidades de fuerza activa será de gran relevancia en pruebas de 50, 100 y 200 metros.

    Con el aumento de la longitud de la distancia de competición, la influencia de la fuerza máxima y veloz disminuye de forma constante a la par que aumenta el papel desempeñado por la fuerza resistencia, teniendo una mayor influencia en las distancias de los 800 y 1500 metros (Platonov y Fessenko, 1994). La fuerza resistencia en deportes cíclicos no sólo debe tener relación con la duración del esfuerzo en competición sino también con el nivel de fuerza que se aplique en cada gesto simple (ciclo) (Navarro, 1998). Teniendo en cuenta que si suponemos que la brazada (gesto técnico) del nadador permanece constante durante toda la prueba, el nadador podrá mejorar su potencia aumentando el componente muscular, es decir el nadador podrá duplicar su potencia de brazada aumentando su fuerza de brazada ó aumentando la velocidad de nado. Obviamente es más fácil aumentar la fuerza de tracción que la velocidad de nado, ya que esta última está condiciona por diferentes parámetros como gesto técnico, posición hidrodinámica, resistencia de forma, etc.

    No obstante, aunque estos dos parámetros (fuerza y velocidad de nado) en nadadores noveles no guardan una alta correlación, en nadadores expertos muestran una paralelismo destacable, así un estudio realizado por Sharp et al 1986, demostró que la potencia desarrollada durante una tracción máxima sobre un banco de natación y la velocidad de nado desarrollada en una distancia de 22,75 metros mostraban una alta correlación. Los resultados sugieren que los valores de fuerza y potencia que un nadador logre en un banco de natación nos determinarán las posibilidades de dicho nadador para alcanzar unos resultados brillantes en pruebas de velocidad.


Diferencia de niveles de fuerza en nadadores en función del sexo y edad

    La fuerza como cualquier capacidad física, evoluciona paralelamente al desarrollo del ser humano, pero dicha evolución no sigue el mismo camino para ambos sexo. Según Hollman & Hettenger (1989), en la infancia existen pequeñas diferencias entre los niños y niñas hasta aproximadamente los 10-12 años de vida (inicio de la pubertad); será a partir de este momento cuando se hagan más notables las diferencias en los niveles de fuerza entre los sexos, teniendo el sexo masculino un mayor nivel de fuerza muscular.


Figura 1. Evolución de la fuerza y composición corporal en función de la edad (Fleck y Kraemer, 1999)


    La adolescencia es un periodo intermedio de desarrollo, pero no es un intervalo cualquiera sino que será el más importante, pues en él se consolidarán las estructuras funcionales del ser humano. Los cambios más relevantes que tienen lugar en este periodo de maduración se sitúan en el sistema endocrino (hormonal) entre ellas:

  • Aumento de la producción de la testosterona

  • Diferenciación de las fibras musculares (lenta y rápida)

  • Disformismo sexual, es en la pubertad que los hombres se tornan más fuertes que las mujeres.

    Debido a estos cambios en el sistema endocrino, la fuerza muscular y su entrenamiento tendrán en la adolescencia un momento clave para su desarrollo, ya que la asimilación compensatoria (adaptación al entrenamiento) será mucho más rápida (Weineck, 1991).


Tabla 2. Períodos de entrenamiento de la fuerza (Cerani, 1993)


    Será a partir de la pubertad cuando las diferencias en los niveles de testosterona entre hombres y mujeres se hagan más pronunciados a favor del hombre, lo que provocará que el sexo masculino tenga un mayor proceso anabólico. A esta condición de producción de testosterona, inherente a cada genero, se le atribuye la mayor facilidad del sexo masculino para alcanzar niveles más altos de hipertrofia muscular. Así mismo, otros factores como huesos y articulaciones más ligeras y frágiles en las mujeres que en los hombres y grados de maduración diferentes entre ambos sexos tienen una gran relación con el desarrollo de la fuerza (Eckert, 1993).


Figura 2. Concentración sérica de la testosterona en función de la edad (Bosco, 2000)


    Los tejidos corporales sufrirán también, en este periodo evolutivo, una diferenciación en función del sexo. Así, los niños durante la adolescencia sufrirán un aumento de la masa muscular mientras que la masa adiposa sufrirá un estancamiento o reducción, mientras las niñas experimentarán un aumento en ambos tejidos corporales. Sin embargo el aumento de la masa muscular llevará un proceso más lento en las niñas que en los niños. Estos cambios producidos en los tejidos corporales provocaran un aumenta de la fuerza muscular así como de la velocidad de desplazamiento tanto en individuos de sexo masculino como en el sexo femenino. Una vez finalizada la adolescencia las diferencias sexuales se evidencian de manera más acentuada, así por ejemplo los hombres pueden aumentar su masa muscular hasta los 17 años, teniendo una proporción de aproximadamente 54% de su peso corporal, mientras que las mujeres el aumento de masa muscular tienen lugar hasta los 13-14 años teniendo apenas un 45% de su peso corporal (Guedes, 2000).


Figura 3. Relación entre la concentración de testosterona y la velocidad media en
una carrera de 30 metros lisos (Bosco, 2000)



Figura 4. Curvas ajustadas por medio de modelos polinomiales de los valores estimadas de
los componentes de masa muscular en niños y adolescentes (Guedes, 1997)


    Debido principalmente a estas diferencias biológicas que existen entre el hombre y la mujer, los resultados que se obtienen en unas y otras modalidades deportivas no pueden ser equiparables. Mas aún, si en el deporte en cuestión la capacidad condicional predominante es la fuerza en valores absolutos. Si comparamos dos sujetos de mismo peso, pero diferente sexo, observamos como los hombres presentan mayor porcentaje de masa magra mientras que las mujeres presentan mayores porcentajes grasos, debido a ello la fuerza que es capaz de desarrollar un hombre será siempre mayor a la de una mujer. Sin embargo, si comparamos los valores de fuerza en función del peso, es decir si hacemos un estudio comparativo de la fuerza relativa (Fuerza/Peso) de hombres y mujeres observamos que las diferencias existentes entre los dos sexos disminuye hasta en algunos casos desaparecer. (Bosco, 2000).


Tabla 3. Comportamiento de la Fuerza Especial Absoluta en los Miembros Superiores, Miembros Inferiores y Total,
en los géneros femenino y masculino, en nadadores competitivos. Los resultados están descriptos a través
de la media aritmética y del desvío estándar. *p < 0.05 entre Femenino y Masculino y **p < 0.05 entre
las edades 14 - 15 años entre las demás edades (Ramirez y Brito, 2000).


    La mayor diferencia entre hombres y mujeres surge en las disciplinas que predomina la fuerza, especialmente la fuerza máxima (Fleck & Kraemer 1999), en la fuerza veloz tenemos características similares evolutivas pero con valores más altos en los hombres que en las mujeres. En varones se puede comprobar que la mayoría de los parámetros de la fuerza muestran cuotas de aumento permanentes, especialmente en lo que se refiere a la fuerza máxima y la fuerza veloz. La fuerza resistencia, que es casi siempre un reflejo de la relación fuerza/peso, se desarrolla en menor medida (García Manso & col 1996).


El sexo y la fuerza: sus diferencias

Resumen de las diferencias en las capacidades de manifestar fuerza en ambos sexos, según varios autores:

  • La calidad de los músculos implicados en el desarrollo de una actividad es mejor en los hombres (Wilmore, 1974).

  • La fuerza manifestada por los hombres es siempre mayor que la expresada por las mujeres aún teniendo en cuenta el diferente currículun de entrenamiento Morrow y Hosler, 1981).

  • Las características contráctiles de los músculos, así como el control neuromuscular y las capacidades de coordinación del hombre son mejores que los de las mujeres (Davies y col, 1986).

  • Factores aún no identificados favorecerían a los hombres, en relación a las mujeres, en el desarrollo de la fuerza muscular (Blinkie y col, 1988).

  • Los hombres presentan valores de fuerza más elevados que las mujeres, aún cuando se efectúen las debidas correcciones antropométricas y de peso (Kroll y col, 1990).

  • Sin infravalorar las condiciones socio - ambientales, los hombres presentan mejores capacidades neuromusculares y coordinación que las mujeres (Thomas y Marzake, 1991).

  • La mayor capacidad de desarrollar fuerza y velocidad en los músculos flexores del antebrazo de los hombres con respecto a las mujeres, parece despender de una mejor activación neurógena (Ives y col, 1993).

  • Los hombres desarrollan más potencia muscular en las piernas, expresadas por kg-¹, que las mujeres, cuando la carga a desplazar es mínina y aún teniendo en cuenta las diferencias antropométricas y de masa. Con cargas elevadas las diferencias de los dos sexos desaparece (Bosco y col, 1996).

(Bosco, 2000)


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