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Cuerpo y salud en la modernidad:
origen del surgimiento de la educación física

  Docente en Educación Física, ISEF Santa Fe (Argentina)
Cursando la Maestría en Educación Física. Universidad de Salamanca
(Argentina)
Guillermo Galantini
galantini@ar.inter.net

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 36 - Mayo de 2001

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Introducción

    De cierta manera, cuando Tomas Kuhn1 se plantea el papel de la historia en el contexto de la ciencia moderna, lo hace con la finalidad de producir un cierto desencantamiento acerca de la visión de ella. Es decir, no verla como un "depósito de anécdotas o cronologías". Entre esas ideas, y para comprender la Educación Física, una de las dimensiones posibles está en el entendimiento de ese abundante campo de transformaciones que podríamos denominar como: el imaginario social de la ciencia y en su sentido más amplio. Desde el lugar de la Educación Física, se hace inevitable producir una mirada crítica hacia las representaciones que, a lo largo de la historia han ido constituyendo, de forma persuasiva y pedagógica una manera de aprehender la profesión y de inscribirla en el imaginario social. En ese lugar; los ejercicios, la gimnasia, los deportes, la higiene, la salud, la recreación, etc. han ido modelando un concepto referencial de Educación Física; pero un concepto que no tuvo más probabilidades que el de ajustarse al ideal que lo produjo. Así, la Educación Física -al menos para el caso argentino- alcanza su institucionalización como asignatura del sistema escolar a fines del siglo XIX de la mano de los métodos gimnásticos; solo a mediados del siglo XX las prácticas deportivas se introducen en nuestra profesión, y; aunque remozadamente, los educadores físicos son vistos como agentes de salud. No se puede disimular que, el dispositivo subjetivador y generador de esas representaciones ha venido desarrollando, en esta práctica, un creciente proceso por acumulación. Esto, en cierta forma, se explica por el gradual incremento que han sufrido las teorías, los métodos y las prácticas corporales como contribuciones a ese espacio mayor que es la Educación Física. Esos conceptos, añadidos solos o en combinación, convirtieron a la disciplina (sí vale el término en el estado de lo que es la crisis de las disciplinas actuales) en registradora y reproductora de los mismos; y cuando daba cuenta de algo, lo hacía con relación a los obstáculos que impedían aquella acumulación. Lo que equivale a decir que hemos sido mal conducidos en muchos aspectos.

    Sin embargo, en los últimos años muchos estudiosos han venido demostrando lo difícil que es explicar la educación física por medio de las funciones que se han acumulado en torno a ella. Una de las categorías que empieza a ofrecer un fuerte desarrollo, y con derivaciones muy significativas para el campo de la educación física, es la noción de Corporeidad. En este sentido es importante recordar cómo durante el Medioevo las vehiculizaciones del ejercicio del poder feudal y clerical tenían una inscripción material y geográfica, que no era sino el cuerpo de los individuos. Sobre él, nos recuerda Foucault,2 "... se producían los suplicios, los descuartizamientos, las amputaciones, las simbologías de las marcas en el rostro o los hombros, la exposición vivo o muerto." Todo conformaba un mecanismo donde el cuerpo era el blanco mayor de la represión. Lo que vamos a ir viendo en los albores del Siglo XVII, es el nacimiento de la recta disciplina, que Foucault, M.3 diera en llamar "el arte del buen encauzamiento de la conducta". Es un poder disciplinario que "encauza las multitudes móviles y confusas". En el desarrollo de esta arquitectura de poder, el encauzamiento será sinónimo de: "militares obedientes=imperativo político; prevención de libertinaje y homosexualidad=imperativo moral y, educar cuerpos vigorosos=imperativo de salud." 4

    Sujeto a esa realidad; el cuerpo será campo de estudio de la biología, pero sin lugar a dudas el cuerpo está también inmerso en un campo político. Foucault, M5 en: Vigilar y Castigar señala:

"Las relaciones de poder operan sobre él (cuerpo) una presa inmediata; lo cercan, lo marcan, lo doman, lo someten a suplicio, lo fuerzan a unos trabajos, lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos signos. Este cerco político del cuerpo va unido, de acuerdo con unas relaciones complejas y recíprocas a la utilización económica del cuerpo; el cuerpo en una buena parte está imbuido de relaciones de poder y de dominación como fuerza de producción... El cuerpo sólo se convierte en fuerza útil cuando es a la vez cuerpo productivo y cuerpo sometido".

    En este contexto del siglo XVIII, y de acuerdo con Martín Nicolás,6 empieza a formar parte del ambiente el concepto de:

"...crianza física, o propiamente en el campo de la historia de la pedagogía y la salud, la educación física".

    Sin embargo no podemos desconocer que el imperativo educativo había sido una fuerte apuesta del humanismo renacentista ya desde el siglo XV.7 Esto está claramente evidenciado en el estudio crítico que Eduardo Alvarez Palacios hace de Cristóbal Méndez y su obra "Libro del ejercicio Corporal". Allí, Palacios afirma que,

"El ideal educativo del Renacimiento se refleja claramente en los escritos de contenido político-social, en los que se ensayan nuevos modelos de comunidad y formas nuevas de comportamiento ciudadano" 8

    Esto es principalmente importante, toda vez que también ésa es la época por donde empieza a prefigurarse una cierta actitud frente al ejercicio corporal. Actitud que, como muy bien resalta Alvarez Palacios comienza a perfilarse con un desarrollo muy definido desde:

"... la filosofía y, especialmente, la medicina; hasta el punto que el ejercicio corporal formará parte importante del saber médico, junto con la higiene... dando lugar a la gimnasia galénica".9

    Sencillamente, lo que vengo a proponer es una breve mirada acerca del nacimiento de la noción de salud infantil como origen de la educación física durante el período de la Ilustración Europea. Donde también la categoría corporal surgirá de manera forzosa en la articulación y tratamiento de la salud del niño.

    La intención que abriga esta mirada, es la de contribuir al florecimiento de dudas y dificultades sobre el proceso de acumulación que se ha venido gestando en la educación física. Proceso este que, lejos de proporcionar elementos para auxiliar a una práctica democrática y no-custodial, ha servido más bien para naturalizar y momificar ciertas creencias que, en torno al cuerpo y la salud, el discurso científico dominante sostuvo en occidente. Sin embargo, quiero resaltar una dificultad en este tipo de estudios que dista lejos de ser una limitación: Es el que trata acerca de los aparatos ideológicos del Estado10 y principalmente de los procesos de Hegemonía, que para Ray Williams11 representan:

"... todo un cuerpo de prácticas y expectativas en relación con la totalidad de la vida: nuestros sentidos y dosis de energía, las percepciones definidas que tenemos de nosotros mismos y de nuestro mundo... que comprende las relaciones de dominación y subordinación, según sus configuraciones asumidas como conciencia práctica, como una saturación efectiva del proceso de la vida en su totalidad; no solamente de la actividad política y económica, ni de la actividad social manifiesta, sino de toda la esencia de las identidades y de las relaciones vividas a una profundidad tal que las presiones y límites de lo que puede ser considerado en última instancia un sistema cultural, político y económico nos dan la impresión a la mayoría de nosotros de ser las presiones y los límites de la simple experiencia y el sentido común."

    Ahora bien, quiero señalar que para Nicos Poulantzas12, la "ideología dominante se encarna en los aparatos del Estado que desempeñan el papel de elaborar, inculcar y reproducir esa ideología." Esos aparatos pueden estar en la esfera del Estado o simplemente pertenecer al carácter privado. Así, la Iglesia, el sistema escolar, los medios de comunicación, el aparato cultural, constituyen, para este autor, los aparatos ideológicos del Estado, a través del cual se instaura la ideología de las clases dominantes.

    Una vez aceptada estas relaciones inevitables que se producen en toda sociedad, quiero, no obstante subrayar la fuerte dificultad en el sentido de relacionar esos aspectos con la materia que nos ocupa para este seminario: De cierta manera somos llevados a confundir las categorías de Hegemonía con Ideología, por este camino nos abocamos al análisis de documentos, de discursos políticos, de leyes y desde ellos podemos definir los lineamientos centrales de la Ideología de la clase dominante. No obstante hay que señalar que no se puede estudiar la Hegemonía de lo pasado, por cuanto ella tiene que ver con las experiencias de la gente, no se puede saber qué estaba pasando por la cabeza de ellas en ese momento. No se puede reconstruir porque es un proceso vivo. Sin embargo, eso no impide que intentemos estudiar la conciencia a partir del concepto de Hegemonía. Lo histórico, en cuanto al movimiento, no podría ser explicado sin esto. Acá la vital importancia de estos conceptos para el tema que nos ocupa, ya que es precisamente el momento de transición del Feudalismo al Capitalismo en el cual la Hegemonía se irá constituyendo, reproduciendo y reconstruyendo y; buena parte de los intelectuales como Voltaire, Rousseau, Locke comenzarán a desarrollar esa nueva visión del mundo que estaba ya instalada a nivel del Estado. Para José Tamarit:13

"Toda la doctrina pedagógica-cultural de la Revolución Francesa se fundamente en el ideario Iluminista, el mundo occidental entero habrá de recoger la propuesta. Pero la "propuesta" contiene elementos que convienen tener en cuenta en función de lo que ha de seguir más adelante."

    Ese encomillado que da cuenta de ciertas sospechas en las afirmaciones de Tamarit, J. es el que nos motiva ingresar a un conjunto de interpretaciones acerca del cuerpo y la salud como determinantes de la función de educación física desde el siglo XVII y XVIII.

    Si nos planteáramos sospechas que relacionen: la matriz naciente de la educación física con las ideas de salud reinante; la concepción de cuerpo infantil y femenino con las nociones de moral y educación de la época; los dispositivos corporales y su relación con el origen de los Estados y, la organización social inicial que es el Capitalismo como proceso de acumulación Hegemónica en dicha época, entre otros, estaremos discutiendo -al menos embrionariamente- el nivel de insuficiencia que representan ciertas directrices metodológicas que, por sí mismas han venido conformando el campo de la Educación Física. Estaríamos también, poniendo en duda y abriendo el debate hacia las dificultades que representa el concebir la problemática de las prácticas corporales como un mero proceso de acumulación y repetición de saberes. Estaremos, quizás, pensando una refundación para las funciones de la educación física en esta modernidad/posmodernidad.

    Un grupo de imágenes nuevas que impliquen valores refundacionales para la educación física, no pueden encontrar condiciones sin antes resignificar el proceso sociocultural, económico y político que se estableciera durante los siglos XVII y XVIII y de cuyo tiempo y espacio dan cuenta dos autores principalísimos en la educación de los infantes: John Locke y Jean Rousseau. El primero organiza su idea educativa luego de dividir y ajustar -según Martín Nicolás-14 la constitución corporal y espiritual del hombre, velando por los cuidados del cuerpo sano:

"Locke, distribuye la crianza física en función de los fines propuestos: fortalecer el cuerpo para resistir la fatiga, crear destrezas corporales y hábitos de endurecimiento corporal, así como, conservar el cuerpo fuerte y vigoroso para obedecer al espíritu."

    La corporeidad (en Locke, la debemos ver como sensaciones) juega un papel importante, si bien es un papel pasivo en el conocimiento ya que no organiza la información.

    En cambio, el planteamiento de Rousseau -Siguiendo a Martín Nicolás-15 es distinto:

"Para él será la práctica la que organice los datos sensoriales, convirtiéndose por lo tanto la acción motriz en un elemento esencial en el aprendizaje perceptivo - si el niño no estuviera en continuo movimiento sus diferentes sentidos nunca se integrarían ni constituirían una realidad -."

    El desarrollo inicial de las sociedades capitalistas y el floreciente auge del conocimiento científico devenido de las Ciencias Naturales y Biológicas, no hacen dudar que los primeros esfuerzos en justificar la Educación Física y sus definiciones acerca de las funciones a cumplir en aquellas sociedades, estuvieron fuertemente ligadas al pensamiento del médico, educador y político inglés: John Locke.


John Locke y el adiestramiento de las facultades del hombre.

    El empirismo crítico encuentra en John Locke a uno de los representantes más característicos de la cultura Iluminista inglesa. Estudió medicina, ocupó algunos cargos políticos, y fue autor de obras que van desde la filosofía hasta la educación, y también hasta la teorización política. Ha sido el pensador más fuerte de la nueva monarquía liberal inglesa. Educar, según Locke, "...es preparar al hombre para que cumpla con los deberes de la vida asociada"16 y agrega: la personalidad es el fin de la educación, guía y disciplina de las facultades". Entonces el fin se vuelve en "Cómo debemos emplear nuestras facultades". Según Sciacca, Locke expresa las exigencias de la burguesía inglesa de la época. Y agrega que:

"Él trata de preparar al futuro ciudadano del nuevo estado, al gentleman, gobernante y hombre de negocios, consciente de la propia independencia individual, y al mismo tiempo libremente dispuesto a subordinarla a las leyes."

    No niega la existencia corpórea, pero aún así, se ve impedido de ofrecer una noción de corporeidad en tanto unidad, ya que para este autor: "la mente es el substratum de las ideas simples que tenemos en el exterior"17 y el cuerpo "El substratum de las operaciones que experimentamos dentro de nosotros mismos".18 Con estas aseveraciones, la dimensión cuerpo mente se ve ostensiblemente separada y distanciada. No obstante, y a pesar de ello, Locke intenta encontrar la materialidad de esas sustancias - hecho que por otra parte no logra- y entonces afirma: "No por carecer de la noción de sustancia espiritual podemos concluir su no existencia; y por la misma razón, no podemos negar la existencia del cuerpo".19 Sin dudas que el mecanismo pedagógico diseñado por Locke y que expresara los intereses de la burguesía inglesa de la época no va a salirse de esas disposiciones "naturales", al contrario, para Locke:20

"La educación debe salvaguardar las disposiciones naturales y, por otra parte, disciplinarlas, domarlas con el freno de la disciplina. Deben ser domadas la obstinación y la rebelión incluso con la violencia, porque quien de joven no ha sido habituado con la violencia a subordinar la propia voluntad respecto a la razón de los demás, difícilmente aceptará someterse a la propia razón, cuando esté en edad de hacer uso de ella".

    Y agrega:

"De este modo, la disciplina impide que se formen en nosotros malos hábitos y facilita la formación de los buenos; los pequeños, que carecen todavía de raciocinio para guiarse por sí solos, son los que la necesitan"21

    Como vemos, el mecanismo de coacción, que tan bien nos señalara Elías, N. en su obra El proceso de la civilización, 22 encontrará en la educación y en el dominio de los cuerpos infantiles una forma condicionante para determinar el comportamiento humano. En este proceso, la inclusión de los ejercicios físicos bajo la forma de educación física no ha contribuido sino a aquel proceso de acumulación que señaláramos anteriormente y que de algún modo facilitó la construcción de dominio y custodio de los cuerpos. A esto lo podemos entender bajo la forma de gimnasia, deportes o, más recientemente, calidad de vida.

    Sin duda que el mérito que podemos atribuirle a Locke es el de haber contribuido a la desarticulación de un tipo de educación cortesano (producto de ello, sus permanentes exilios). Sin embargo la matriz legitimante de la Educación Física, de cierta manera, se apoyó en su perspectiva pedagógica de "preparar el éxito social y profesional", es decir el tratamiento de los cuerpos en su dimensión física disciplinaria. Martín Nicolás23 señala que una de las primeras preocupaciones por la salud corporal del niño, -al menos en España- podemos ubicarla en Lorenzo Hervás y Panduro (1735-1809), y agrega que:

"Gran parte de las orientaciones pedagógicas de Hervás y Panduro están basadas en Locke, aunque también sigue a otros pedagogos de la época".

    Es probable entonces, que la concepción racionalista del pensador inglés haya sido sumamente significativa a la hora de referir el desarrollo de la educación física y de un cierto tipo de cuidado del cuerpo. Pero es más probable aún, que esos condicionantes tenían que ver con el proceso de Hegemonía en gestación, tal como lo explicara anteriormente y como lo trataré más adelante.

    Es inevitable, a esta altura, pensar que cierta analogía con lo que aquí denomino Hegemonía, ya tenía pensado Rousseau, J. ya que fuera un fuerte sospechoso de cómo se va configurando la experiencia humana desde la propia niñez. En su obra Emilio24, este autor da cuenta de sus diferencias con una aproximación al cuidado del niño por la única vía de la razón, y nos dice:

"Razonar con los niños era la gran máxima de Locke; ésta es la que está más en boga hoy; Sin embargo, su éxito no me parece muy propio para concederle crédito... yo no considero nada más necio que esos niños con quienes tanto se ha razonado... Esto es comenzar por el fin, es querer hacer el instrumento de la obra. "

    El influjo del pensamiento educativo vivamente caracterizado por el Iluminismo racional y universalista, del cual Locke era un sabio exponente, sin dudas que alcanza una responsabilidad de primer orden al momento de escindir el cuerpo de la mente, con esto nos situamos en los albores de un proceso que nos llevará por el camino del disciplinamiento y la diferenciación, donde todo lo que tienda a oponerse activamente será llamado de "irracional". En efecto, José Tamarit25 señala que:

"...los historiadores no han logrado ponerse de acuerdo respecto del momento en que comienza la represión sistemática de las manifestaciones populares, de la cultura popular, por parte de la cultura oficial. Unos lo sitúan en el siglo XVI y otros recién en el siguiente, pero todos coinciden en señalar que se advierte un esfuerzo de represión sistemática (de la cultura popular) que se desarrolla en los siglos XVII y XVIII. Este proceso se inicia con el distanciamiento entre cultura de elite y cultura popular (...) pues anteriormente cultura de elite y cultura popular se mezclaban, las fronteras culturales no eran tan nítidas, y los nobles participaban de las creencias religiosas, de las supersticiones y de los juegos; las autoridades poseían una actitud de tolerancia para con las prácticas corporales".


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