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La psicología del deporte en el atletismo
Antonio Hernández Mendo

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 34 - Abril de 2001

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    Siguiendo los trabajos de Suinn (1993) y Sánchez y Lejeune (1999), los primeros autores en mostrar interés por el tema son Jastrow (1892) y Washburn (1916), aunque los primeros trabajos son de Jacobson (1932), Perry (1939) y Sackett (1934). Pero será a partir de los años 60 cuando hay una eclosión de trabajos. Uno de los principales autores sobre el tema de las imágenes mentales es Kosslyn (1980, 1994), éste considera que la imaginería no es una capacidad global e indiferenciada, es una red de sub-sistemas más o menos independientes que "generan" y "transforman" las imágenes en el buffer. Podemos considerar que la "imaginería mental hace referencia a todas las experiencias casi-sensoriales o casi-perceptivas de las que tomamos conciencia y que existen para nosotros en ausencia de las estimulaciones externas que las producen genuinamente" (Richardson, 1969, pp. 2-3). Autores como Richardson (1967) consideran que la imaginería es eficaz para la mejora de la ejecución motora. Corbin (1972) concluye que la practica mental es preferible a la ausencia completa de entrenamiento. Weinberg (1982) asegura que la imaginería es un método eficaz para la mejora del rendimiento. Feltz y Landers (1983) como conclusión a un trabajo de metanálisis consideran que mejora el rendimiento más que la ausencia de práctica. Por su parte Driskell et al. (1994) -en otro metanálisis de 35 trabajos- afirma que la práctica mental puede ser utilizada como un entrenamiento efectivo alternativo a la práctica física "real". Existen varias teorías explicativas aunque ninguna de ellas lo hace en su totalidad, estas son: Teoría Psiconeuromuscular, T. Aprendizaje simbólico, T. Activación, T. Bio-informacional (o T. del Procesamiento de Información), T. del Triple código, T. Regulación atencional, T. Condicionamiento interno y la T. Auto-eficacia. Por otro parte, los parámetros a tener en cuenta para planificar un entrenamiento en imaginería son:

  1. Práctica mental vs. Práctica física. El método ideal es una combinación de practica real y practica mental (Hird, Landers, Thomas y Horan, 1991).

  2. Tipos de imaginería. Existen dos tipos básicos de imaginería, externa e interna, algunos autores afirman ser más eficaz la imaginería interna, especialmente con deportistas de elite (Mahoney y Avener, 1977).

  3. Tipo de tarea. Algunos autores afirman que el entrenamiento en imaginería es tanto más eficaz cuanto más componentes cognitivos tenga (Feltz y Landers, 1983). Lo que si parece evidente es que el entrenamiento en imaginería deberá variar en función de la tarea del atleta. Reflexione el lector acerca de un entrenamiento en imaginería en un decatleta.

  4. Nivel de experiencia. No hay acuerdo absoluto entre los autores sobre la eficacia de la practica imaginada en función del nivel experiencia. Se encuentra cierto nivel de acuerdo al considerar que los atletas deben tener un mínimo de experiencia y que cuanto mayor sea la experiencia mayor rendimiento se obtiene del entrenamiento en imaginería (Driskell et al., 1994).

  5. Duración e intervalo. Parece demostrado que la practica distribuida es la mejor estrategia de entrenamiento, con intervalos de una semana.

  6. Vivacidad y control. La vivacidad hace referencia al grado de claridad y de elaboración de la imagen. La variable que ha demostrado ser importante es el control que el atleta posee sobre la imagen.

  7. Positivas vs. Negativas. Parece que las imágenes negativas son mas consistentes en el detrimento del aprendizaje que las ventajas obtenidas a través de imágenes mentales positivas.

  8. Significación y sensaciones. Parece que el entrenamiento en imaginería es más eficaz en la medida que se integren todas las modalidades sensoriales.

    Una de las propuestas más extendidas es la realizada por Suinn (1972, 1980) con Visual Motor Behavior Rehearsal (VMBR). Este programa de entrenamiento en imaginería consiste en la combinación de relajación inicial e imaginería visual de ejecuciones exitosas. Un esquema de su influencia sobre la ejecución aparece recogido en la ilustración que sigue.

Factores que influencian los efectos de VMBR sobre la ejecución

    Las etapas en un programa de imaginería (Palmi, 1987, 1991, 1996) podrían ser:

  1. Fase de entrenamiento de la habilidad básica: en la que realizaría, por este orden, (1) trabajo de motivación y evaluación inicial, (2) entrenamiento en relajación, (3) entrenamiento básico en imaginería, (4) visualización de objeto estático, (5) visualización de objeto en desplazamiento, (6) entrenamiento básico en imaginería y (7) visualización de la ejecución motriz.

  2. Fase de entrenamiento aplicado: el trabajo que se realizaría en esta etapa iría encaminado a (1) desglose de la habilidad deportiva, (2) imaginería dirigida externamente, (3) imaginería auto-dirigida e (4) imaginería de preejecución.

    Una estrategia para iniciar un entrenamiento, siguiendo el esquema anterior, en imaginería podría ser la utilización de un Modrian informatizado (Hernández Mendo y Ramos, 1996, 2000). La utilización de este modrian infomatizado dentro de la primera etapa estaría recomendado en las fases 1, 3 y 6. En la segunda etapa se recomendaría su uso en la fase 2. El método de entrenamiento de la visualización consistiría en presentar durante un intervalo de tiempo (fijado por el psicólogo) el modrian, advirtiendo al sujeto que no debe recordar el nombre, sino visualizar los colores. Pasado este tiempo la imagen desaparece y se le pide al sujeto que visualice (no que recuerde) los colores, pudiendo introducir una tarea distractora (p.e. que diga lo que le sugiere cada color o el pulso de un metrónomo a ritmo de prestissimo). El programa controla la variable de tiempo de exposición, y el psicólogo el tiempo empleado en realizar la visualización completa y el número de errores cometido. La ventana de diálogo que ofrece este programa es simple, con un total de ocho opciones. Las tres primeras definen el modrian, pidiéndole al usuario que defina el número de cuadrados que va a tener el modrian a lo largo y a lo ancho y el número de colores que desea que tenga. La cuarta opción hace referencia al tiempo de exposición. Otra de las funciones implementadas es el uso de un metrónomo, su uso es opcional. Siendo las tres restantes de ejecución del modrian, presentación del mismo una vez que haya desaparecido y salir al entorno windows.

    Los principales cuestionarios para evaluación de la imaginería de acuerdo con el trabajo de Palmi y Mariné (1996) son:

  1. Test of Visual Imagery Control (T.V.I.Q.) de Gordon (1950) es un autoinforme no específico de deporte que evalúa la capacidad visual como elemento dentro del proceso de imaginería.

  2. Vividness Visual Imagery Questionnaire (V.V.I.Q.) de Marks (1973), al igual que el anterior es un autoinforme no específico que evalúa la capacidad de imaginería visual.

  3. Sport Imagery Questionnaire (SIQ) de Martens (1982) en el que se evalúan cuatro situaciones (practicando solo, con otros, observando a un compañero y actuando en competición) considerando las dimensiones visual, auditiva, kinestésica y estado anímico.

  4. Imagery Exercise Questionaire (I.E.Q) de Epstein (1980), a partir de unos ejercicios de imaginería el deportista puntúa, de 1 a 7, la vivacidad de sus sensaciones.

  5. Mental Rehearsal Checklist (M.R.C.) de Nideffer (1985) compuesto de siete ítems de verdadero/falso en relación a la claridad, control y color de las imágenes.

    También Ostrow (1990) propone otros cuatro cuestionarios para evaluar la imaginería y los procesos asociados a este. Estos cuestionarios y una breve descripción de ellos se expone a continuación.

  1. Imagery Use Questionnaire (IUQ) de Hall, Rodgers, & Barr (1990). Este cuestionario permite evaluar los factores que se refieren a la utilización de la imaginación en el deporte. Está compuesto de 37 ítems. Las respuestas se emiten sobre una escala Likert de 7 puntos, excepto para dos ítems que requieren una respuesta de "si o no". El promedio de coeficiente de fiabilidad mediante test-retest fue 0.71. El contacto con los autores es: Craig Hall, Faculty of Physical Education, University or Western Ontario, London, Ontario, Canada N6A 3K7. ( Phone # 519661-3076.).

  2. Mental Imagery Tests (MIT) de Moody (1967). Este cuestionario permite evaluar las diferencias individuales en las habilidades motoras imaginadas. El cuestionario esta compuesto de tres subtests grabados en vídeo en el que se desarrollan observaciones de objetos y/o personas en movimiento. El subtest de imaginación I se desarrolla la cognición de cuatro formas geométricas que los sujetos responden a 10 ítems. El subtest de imaginación II requiere que los sujetos vean una breve película de un acto motor (como un balanceo de golf), y cuando identifican el acto es presentado, como uno de las cuatro actos motores similares, poco segundos después. El subtest de imaginación III requiere que los sujetos vean una breve película de actos motores y cuando se instruye, responden a una serie de 5 preguntas sobre los actos. La fiabilidad obtenida por el método de las dos mitades es 0.87 (puntuación compuesta). Las pruebas de validez de discriminación no tuvieron éxito.

  3. Movement Imagery Questionnarie (MIQ) de Hall, Pongrac & Buckholz (1985). Este cuestionario consta de 18 ítems, 9 para la subescala visual y 9 para la subescala cinestésica. Los sujetos son preguntados por el uso de la imaginación visual y cinestésica en la ejecución de varios movimientos del brazo, la pierna y movimientos que implican a todo el cuerpo. Son preguntados para que evalúen las dificultades que tienen en el uso de la imaginación visual y cinestésica mientras ejecutan cada movimiento. Los sujetos responden a cada subescala usando una rating scale de 7 puntos. La fiabilidad se estimo a través del coeficiente de consistencia interna alfa de Cronbach es de 0.87 (subescala visual) y .91 (subescala cinestésica). El coeficiente de fiabilidad test-retest estimado fue de 0.83 Se puede establecer contacto con los autores en: Craig Hall, Faculty of Physical Education, University of Western Ontario, London, Ontario, Canada N6A 3K7. (Phone # 519-661-3076).

  4. Vividness of Movement Imagery Questionnaire (VMIQ) de Isaac, Marks & Russel (1986). Este cuestionario evalúa las diferencias individuales en la imaginación visual del movimiento y la imaginación de sensaciones cinestésicas. Esta compuesto de 24 ítems. Las respuestas se realizan sobre una escala ordinal de 5 puntos. El coeficiente de fiabilidad test-retest estimado fue de 0.76 (intervalo de 3 semanas). La validez convergente estimada fue satisfactoria. Se puede establecer contacto con los autores en: Anne Isaac, School of Physical Education , Box 56, University of Otago, Dunedin, New Zealand. (Phone #024-798960)


  1. Trabajo de esquema corporal y de auto-imagen. El esquema corporal es la representación que cada uno se hace de su cuerpo y que le sirve de referencia en el espacio de cara a conseguir una toma de conciencia de todos los grupos musculares pero en especial de aquellos mas directamente implicados en la ejecución motriz sea esta correr, saltar o lanzar (Pieron, 1957).

    Los objetivos en la preparación psicológica a conseguir en esta etapa son:

  1. Adiestramiento básico en las técnicas reseñadas de cara a conseguir una familiarización en su manejo para una utilización en el período siguiente, en el que comienza la competición.

  2. Utilización de las sesiones de relajación como regenerador de las cargas de trabajo.

  3. En el caso de realizar las técnicas en grupo, fomento de la cohesión grupal y de la comunicación intragrupal.


    b. Segunda etapa, que abarcaría los dos últimos ciclos (aumento de la intensidad y disminución del volumen de trabajo a nivel físico). La actuación del psicólogo en estos dos ciclos se caracteriza-ría por una labor de consolidación de las técnicas psicológicas básicas de la primera etapa y la enseñanza de otras técnicas psicológicas basadas en las anteriores, como son:

  1. Autoinstrucciones, de acuerdo a lo establecido por Meichenbaum (1972) en crear verbalizaciones alternativas de carácter adaptativo. Este tipo de instrucciones se utiliza en dos tipos de situaciones. Una, que sería en una situación general de competición o de entrenamiento y que iría encaminada a mantener la concentración; y dos, en una situación puntual de ejecución en la que el sujeto verbalizaría todas aquellas acciones conducentes a una optimización del rendimiento. Se recomienda el uso de esta técnica con aquellos atletas que presentan indicadores bajos de autoestima o de autoeficacia y como técnica básica de mantener la motivación durante la competición.

  2. Detención del pensamiento según lo desarrollado por Suinn (1977) en la técnica Visual Motor Behavioral Rehearsal. Esta técnica se encuadraría dentro de la Teoría Psiconeuromuscular que fue citada en el apartado correspondiente a la imaginería. Durante la representación de una actividad el cerebro envía débiles estimulaciones a través de los nervios a los músculos implicados en la acción representada, serviría para establecer una especie de huella que facilitaría la ejecución real del movimiento. Está basada en el Principio ideomotor de Carpenter (1894). Esta técnica estaría dirigida a eliminar los pensamientos disfuncionales y estímulos perjudiciales que pudieran aparecer durante el trabajo en imaginería.

  3. Entrenamiento de la atención. De acuerdo con Nideffer (1986) existen ocho principios que subyacen al entrenamiento en el control atencional:

  1. Los deportistas necesitan ser capaces de ocuparse, al menos, de cuatro tipos diferentes de atención. Estos cuatro tipos de atención hacen referencia, por un lado, a la dimensión del foco (amplia-reducida) y por otro, a la dirección de la atención (inter-na-externa). Estos dos ejes producen cua-tro modalida-des de atención (ver tabla 1 y tabla 3) que dan lugar a cuatro tipos diferentes de conductas atencionales: (1) la Evaluación que se caracteriza por la lectura rápida del medio y valoración de informa-ción externa válida para la acción motriz (contra-ataques, cambios de ritmo), (2) el Análisis que permite planificar estrategias de juego, revisar información pasada y tomar decisiones sobre la siguiente actua-ción, (3) la Preparación que tiene la función de revisar las propias variables fisiológicas y permite representar mentalmente un movimiento, y (4) la Actuación que tiene la función de centrar al individuo en la propia situación deportiva con el fin de dar la respuesta deportiva.

    Tabla 1. Estilos atencionales resultantes de la intersección de las dimensiones de amplitud y
    dirección de la atención (Nideffer, 1985, p. 130 y 1993, p.593)

  2. Las diferentes si-tuaciones de-portivas reque-rirán diferentes demandas atenciona-les a un deportista (ver tabla 2). De acuerdo con esto, el depor-tista necesita ser capaz de desviar los dife-rentes tipos de concentra-ción para que se ajus-te al cam-bio de las demandas atenciona-les.

    Tabla 2. Estilos atencionales en distintos deportes. Las flechas indican la flexibilidad en los estilos para
    poderse acomodar a distintas situaciones de juego (Nideffer, 1976b, p.396)

  3. Bajo condicio-nes ópti-mas, las personas pue-den en-contrar las demandas atencio-nales de la mayo-ría de las situa-ciones depor-tivas.

  4. Existen di-fe-ren-cias in-di-vi-duales en cuanto a las ca-pa-ci-da-des aten-cio-na-les. Algu-nas de las diferen-cias se aprenden, otras son biológicas y otras gené-ticas. De esta mane-ra, distintos deportis-tas presentan di-ferentes potenciali-dades y debilidades atencio-na-les.

  5. A medida que el arousal fi-sio-ló-gico comien-za a incre-mentar-se más allá de lo que constituye el nivel óptimo propio de un deportista, existe una ten-den-cia inicial en ese depor-tista para con-fiar demasiado en las capaci-dades atencio-nales más alta-mente desa-rro-lla-das.

  6. El fenómeno del aga-rro-ta-miento, de te-ner una eje-cu-ción pro-gre-si-vamen-te de-teriora-da, ocu-rre cuan-do el arou-sal fisioló-gico continúa incrementán-do-se hasta el punto de cau-sar una reduc-ción involun-ta-ria de la concen-tración del deportista y hasta el pun-to, tam-bién, de causar que la aten-ción llegue a ser focalizada más interna-mente.

  7. Las alteraciones del arousal fisio-ló-gico afectan la concentra-ción. De esta mane-ra, la manipu-lación sistemá-tica del arousal fisioló-gico es una de las for-mas de recu-peración, en alguna me-dida, del con-trol de la con-centración.

Tabla 3. Características de los distintos focos atencionales

    El entrenamiento de la atención, se puede realizar utilizando una rejilla informatizada que sigue el modelo de Nideffer (Hernández Mendo y Ramos, 1995a, 1995b, 1996a, 1996b, 2000). Para más información sobre este software -además de consultar la bibliografía reseñada- puede revisarse el trabajo El uso de la Informática en la Psicología del Deporte (http://www.efdeportes.com/efd19/infpsi.htm) o ¿Qué es la informática aplicada a las ciencias del deporte? (http://www.efdeportes.com/efd33a/informa.htm).


  1. Hipnosis. La hipnosis puede ser considerada como una de las técnicas de intervención más antiguas (Edmonston, 1986 ; Ellenberger, 1970). A partir de 1950, con autores como Ernest R. Hilgard de la Universidad de Stanford (California), Martin T. Orne en la Universidad de Pennsylvania. y Theodore X. Barber en la fundación Medfield (Massachusetts) (Hull, 1933; Hilgard, 1965; Shor & Orne, 1965; Barber, 1969), la hipnosis adquiere sistematización y rigor científico. En 1958, la American Medical Association reconoce la hipnosis como una modalidad terapéutica válida para ser utilizada por médicos y psicólogos debidamente entrenados (A.M.A., 1958) (González Ordi, 1998). Podemos considerar tres estadios en el proceso hipnótico: sugestionabilidad, inducción hipnótica y profundización. Con respecto a la sugestionabilidad de los individuos, es este uno de los fenómenos más importantes en el proceso hipnótico (Weitzenhoffer, 1957, 1989; Wolberg, 1948) y permitirá predecir el comportamiento hipnótico de los sujetos. Las pruebas clásicas de sugestionabilidad son: el balanceo postural, la levitación del brazo, el bloqueo de las manos, la alucinación de "sed" y el péndulo de Chevreul. Con respecto a la inducción hipnótica podemos considerar que es el verdadero proceso hipnótico. Existen muchas técnicas de inducción hipnótica la mayoría de ellas se basan en la manipulación de tres componentes principales (Hilgard y LeBaron, 1984): Relajación, Imaginación y ejecución motora. Las principales son: la técnica de la moneda (Kroger, 1963), la fijación ocular (Método de Braid), la levitación de la mano (Erickson, 1959) y la fijación ocular como técnica de relajación (Weitzenhoffer, 1957). En relación a las técnicas de profundización hipnótica cabe apostillar que son una serie de sugestiones encadenadas que pretenden estabilizar los cambios cognitivos, emocionales, perceptuales y comportamentales obtenidos por medio de la aplicación de las técnicas de inducción hipnótica. Las principales técnicas son: técnica del descenso por la montaña (González Ordi y Tobal, 1992), técnica del ascensor (Kroger, 1963) y técnica de la escalera (Dowd, 1991).


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