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El preparador físico en el baloncesto en silla de ruedas

Licenciado en Educación Física
(España)

Javier López Martínez
javivilo@teleline.es

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 28 - Diciembre de 2000

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    En todos los campos de la sociedad actual se tiende cada día más a la especialización. No nos resulta extraño encontrarnos con personajes que conocen hasta el más mínimo detalle de piezas muy concretas de una máquina sofisticada, pero que cuando se les pregunta por el resto de los componentes no sabrían muy bien que contar. No de manera tan drástica este tipo de conocimiento se ha ido introduciendo en el mundo del deporte, y más concretamente en el nuestro, "el baloncesto en silla de ruedas", lo que supone una evolución, y siempre es positivo.

    No hace mucho tiempo era rarísimo encontrar a figuras como el preparador físico, el fisioterapeuta o el médico dentro equipo técnico; hoy en día, y lo hemos observado en la XXII Copa de S.M. El Rey celebrada en Alcoy, equipos de alto nivel comienzan a tener a este tipo de personajes dentro de su banquillo.

    Las razones de esta evolución debemos buscarlas en la profesionalización y el conocimiento de nuestro deporte, así como en la búsqueda de mayores rendimientos deportivos. Parece ser que cada día buscamos cuidar más estos aspectos y comprendemos que las cosas se deben tomar en serio y al completo, sea cual sea la categoría en la que estemos enmarcados.

    Días atrás leía en un libro de ACB que se podría comparar a un equipo con una máquina muy compleja. Esta máquina está formada por unas piezas básicas, muy delicadas, los jugadores, a los que hay que mantener en funcionamiento y reparar cuando se "estropean". Seguía diciendo que la puesta a punto de esta supermáquina no la puede llevar a cabo una sola persona. Es rarísimo (por no decir imposible), que un sujeto reúna los conocimientos y la capacidad necesaria para actuar como entrenador, fisio, preparador.. etc. Está claro que una persona rinde más cuando tiene un área delimitada de obligaciones. Por ello es necesario repartir las funciones y otorgar concretamente las tareas relacionadas con el equipo a las personas mejor capacitadas para ellas. Sé que la realidad es distinta, pero debemos conseguir trabajar en las mejores condiciones que permitan las circunstancias, a pesar de estar en equipos modestos.

    Una de las labores que hacían antes los entrenadores era llevar la preparación física. Afortunadamente el panorama va cambiando, y comenzamos a ser conscientes de que la preparación física, sobre todo en edades tempranas, es un trabajo que debe confiarse a profesionales, al menos en su supervisión. Quizá en clubes modestos no se puedan permitir el lujo de llevar su propio preparador, pero es seguro que siempre conocerán a alguno que pueda programar actividades y planes entrenamiento para plasmarlos después en el pabellón. Por lo que no es raro ver en escuelas polideportivas, reuniones entre los entrenadores con un preparador, consultando planes de trabajo, test de actitud física y otros quehaceres.

    Debemos ser conscientes de que la preparación física es una materia sumamente específica que debe asumir un profesional en la materia; quienes deben llevar a cabo este trabajo casi seguro que en la actualidad deberían ser licenciados en educación física o personas con gran conocimiento de lo que se hace. No se trata de rodar por el pabellón o machacarse en el gimnasio, sino de saber que hacer, en qué momento, donde hacerlo y lo más importante, cómo hacerlo.

    Creo que el preparador físico en un equipo de baloncesto en silla de ruedas es uno de los personajes importantes. Actualmente no se concibe un equipo de baloncesto en pie, sin esta figura. Esto debe ocurrir también en nuestro deporte; de hecho equipos de alto nivel cuentan entre sus técnicos con personajes de gran profesionalidad como es el caso de Javier Pérez, preparador físico de Fundosa.

    El trabajo del preparador físico es muy concreto y comienza con la planificación de la pretemporada. Siendo este quien debe tener preparado planes de mantenimiento para que los jugadores lo desarrollen durante sus vacaciones, y así, cuando los jugadores vuelvan a sus entrenamientos estén en las mejores condiciones.

    Evidentemente su trabajo no finaliza aquí, sino que se mantiene durante todo el año. De la planificación de la temporada depende el mantenimiento del tono físico durante toda ella.

    El preparador físico, como uno más de los jugadores, debe de estar presente en todo los entrenamientos. En ellos se encargará de dirigir el calentamiento previo y la vuelta a la calma. Aquí quisiera hacer un inciso sobre la falta de educación deportiva que tenemos muchos de los que jugamos al baloncesto en silla de ruedas. Es bastante típico ver a jugadores que antes de comenzar el entrenamiento se dedican a lanzar sus mejores tiros desde posiciones no muy cercanas a aro. En muchos casos no ocurre nada, pero lo más normal es que se produzca un tirón o alguna rotura fibrilar, y no estoy exagerando. Debemos concienciar a nuestros jugadores lo importante que es el calentamiento, y máxime cuando se necesitan tantas exigencias como ocurre en el baloncesto en silla de ruedas.

    Otra de las funciones del preparador físico, es la dirección de sesiones especiales para ciertos jugadores en particular. Muchas veces observamos a jugadores con gran potencial técnico pero a la hora de desenvolverse con garantías de eficacia falla su calidad física. Las necesidades de cada jugador son diferentes; puede que uno necesite mayor dominio de la silla, otro una mayor corpulencia para poder luchar dentro de zona, o simplemente mejorar su rapidez de movimientos o coordinación. Todas estas cualidades son mejorables mediante planes específicos de preparación física, y evidentemente es el preparador físico el que debe asumir la responsabilidad de preparar y controlar estos planes.

    Finalmente el preparador físico puede llevar a cabo una tarea importante en la recuperación de lesiones, es un experto en preparar al cuerpo para que se puedan evitar ya que posee conocimientos suficientes para hacer trabajar los distintos tipos de grupos musculares. Por ello, su colaboración con el entrenador, fisioterapeuta o médico es fundamental para que los jugadores lesionados estén cuanto antes en disposición de jugar.

    Por ultimo quisiera decir que un buen preparador físico debe asumir la figura de educador; enseñar a los jugadores a conocer poco a poco el trabajo que se realiza con ellos, así, los mismos jugadores, podrán contrastar opiniones acerca de su rendimiento, sus problemas dentro de su preparación y un sinfín de cuestiones que ayudarán al buen funcionamiento del equipo, planteándose preguntas como ¿realmente la preparación física es el logro del entrenamiento?


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revista digital · Año 5 · N° 28 | Buenos Aires, diciembre de 2000  
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