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Teoría y práctica: bases del aprendizaje 

significativo, reflexiones y orientaciones metodológicas

Theory and practice: foundations of meaningful learning, reflections and methodological guidelines

 

*Director de la Carrera en Pedagogía de la Historia y la Ciencias Sociales, 

Docente Titular Agregado, Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, 

Universidad Central del Ecuador

**Docente Titular Auxiliar de la Carrera en Pedagogía de la Historia y la Ciencias Sociales, 

Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, Universidad Central del Ecuador

***Docente de la Unidad Educativa Municipal "Julio E. Moreno"

(Ecuador)

Dr. Carlos Manuel Calderón Guevara*

ccalderon@uce.edu.ec

MSc. Verónica Mireya Ron Barahona**

vmronb@uce.edu.ec

MSc. Guillermo Fernando Caicedo Mantilla**

gcaicedo@uce.edu.ec

MSc. José Ricardo Garcés Ángulo***

ricc.garces@yahoo.com.ar

 

 

 

 

Resumen

          El contexto educativo actual exige de un proceso de enseñanza-aprendizaje de mayor calidad. En este orden de idea resulta importante considerar la estrecha vinculación entre la teoría y la práctica como base del aprendizaje significativo. Sin embargo la praxis pedagógica que se realiza en los diferentes niveles educativos no siempre está acompañada del equilibrio que debe existir entre ambas categorías, trayendo como consecuencias un limitado desarrollo del aprendizaje significativo. Atendiendo a lo anterior el presente artículo tiene como objetivo reflexionar sobre la importancia de la vinculación de la teoría con la práctica como base del aprendizaje significativo en la misma medida que aporta orientaciones metodológica para su desarrollo. Basado en una metodología de búsqueda y revisión documental aporta dentro de sus resultados una metodología contentiva de orientaciones metodológicas dirigidas a los educadores, con una visión de transformación respecto al rol de los educadores y educando en el proceso de enseñanza-aprendizaje, con énfasis en el aprendizaje significativo basado en la vinculación de la teoría con la práctica.

          Palabras clave: Teoría. Práctica. Aprendizaje significativo. Orientaciones metodológicas.

 

Abstract

          The current educational context requires a teaching-learning process of higher quality. In this order of idea it is important to consider the close linkage between theory and practice as the basis of the meaningful learning. However, the pedagogical praxis that is performed at different levels of education is not always accompanied by the balance that should exist between the two categories, bringing consequences such as a limited development of meaningful learning. In response to the above, the present article aims to reflect on the importance of linking theory with practice as the basis of the meaningful learning in the same measure that provides methodological guidance for their development. Based on a methodology of search and document review provides within its results a methodology containing methodological guidelines aimed at educators, with a vision of transformation with regard to the role of the educators and teaching in the teaching-learning process, with an emphasis on the significant learning based on the linking of theory with practice.

          Keywords: Theory. Practice. Meaningful learning. Methodological guidelines.

 

Recepción: 22/02/2017 - Aceptación: 05/08/2017

 

1ª Revisión: 09/07/2017 - 2ª Revisión: 02/08/2017

 

 
Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital. Buenos Aires, Año 22, Nº 231, Agosto de 2017. http://www.efdeportes.com

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Introducción

    Referirnos al proceso de enseñanza-aprendizaje, es vincularlo, entre otras aspectos de modo consciente dentro de la estructura del conocimiento a la relación existente entre la teoría y la práctica. Ello trae a colación la necesaria discusión y análisis respecto al peso específico de ambos conceptos y a la subordinación que podría tener uno en relación al otro, y su relación con el aprendizaje significativo.

    Dentro de este proceso, es interesante tener en cuenta que los conceptos y definiciones al respecto, no se han encontrado estáticos, sino que de manera necesaria han sido cambiantes y ajustables a los diferentes escenarios educativos.

    En concordancia con lo anterior se comparte con lo expuesto por Zabalza (1995), cuando señala que hay que atender a la naturaleza reconstructiva de la teoría, dado a que la teoría pedagógica sufre permanentemente transformaciones y cambios como consecuencia de la compresión del proceso complejo y dinámico que significa la formación humana de la enseñanza, teniendo su continua incidencia en la práctica, convirtiendo de hecho, a esta formación en un proceso reflexivo y de investigación. Según este autor se define reflexivo, porque la abstracción y deliberación sobre las acciones favorecen la reconstrucción cíclica de la teoría-práctica-teoría, y es de investigación en cuanto posibilita analizar los ámbitos de acción, buscar razones y decidir mejoras.

    Actualmente encontrar un equilibrio entre estos dos componentes del proceso de enseñanza-aprendizaje, constituye un punto esencial para el logro de un aprendizaje significativo, que permita entre otros aspectos el desarrollo de competencias en los educandos; en la misma medida que responde a su formación integral. Cabe preguntarse entonces, ¿cómo optimizar el proceder metodológico que realizan los docentes, de manera que contribuyan desde el vínculo de la teoría con la práctica al desarrollo de aprendizajes significativos en los estudiantes y por consiguiente a su formación integral?

    De ahí que en el presente artículo tiene como objetivo: reflexionar sobre la importancia de la vinculación de la teoría con la práctica como base del aprendizaje significativo en la misma medida que aporta orientaciones metodológicas para su desarrollo, en función de la optimización de la praxis profesional de los docentes que conlleve a la procura de un aprendizaje significativo en sus educandos.

Enfoques respecto a la teoría y la práctica para la construcción de aprendizajes significativos

    Lo anteriormente expuesto nos adentra necesariamente en los diferentes enfoques que se describen en la literatura especializada sobre estos temas respecto a la relación que se da entre la teoría y la práctica como parte del proceso de enseñanza y aprendizaje y su incidencia en la formación de los educandos. Según Korthagen (2011), dichos enfoques se definen de la siguiente forma: un primer enfoque es el que se conoce como: de la teoría-a la práctica (Carlson 1999), también nombrado como enfoque-deductivo, donde el contenido se deduce directamente del conocimiento científico disponible.

    Ello implica que este enfoque no tenga como característica la impartición de clases magistrales sino que en que su rasgo característico o principal reside en que es el educador quien decide que es lo importante y que debe aprenderse, en base al cúmulo de conocimientos disponibles. De hecho constituye la manera característica del enfoque tradicional dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje y de la formación en general.

    Está basado mayormente en la teoría, resultando cuestionado por muchos estudiosos, dado que se pone en duda la real posibilidad de la transferencia directa de conocimientos (Korthagen & Lagerwerf, 2001), debido a la dependencia que el educando tiene sobre los conocimientos y la barrera que presenta el adquirirlos en base a su propio razonamiento.

    El segundo enfoque, se caracteriza por estar sustentado totalmente en la práctica, también denominado enfoque ensayo-error, donde se les orienta a los educandos, sin la activa participación del educador, que por sí solo, apliquen basado en la teoría recibida los procedimientos y pasos a seguir durante las prácticas correspondientes y finalmente se evalúa el desempeño obtenido en las mismas.

    Como es evidente en ambos enfoques, de por sí, los formadores crean una barrera entre teoría y práctica. En el enfoque basado en la teoría el proceso de formación se realiza a través de una excesiva utilización de la misma. Por otra parte en el enfoque basado en la práctica este proceso de enseñanza-aprendizaje y de formación se efectúa proporcionando un rol demasiado prominente de ella. Es decir, en ambos enfoques, el tema no se trata adecuadamente, por lo que coincidimos con Korthagen (2011) al citar a (Smith, 2003: 53), al considerar como el reto primordial y actual para los educadores, la necesidad de unir teoría y práctica desde un enfoque que permita encontrar un equilibrio entre ambos.

    A partir de estos planteamientos y ante la necesidad de solucionar esta problemática y teniendo en cuenta las necesidades que se derivan de los retos en el proceso docente-educativo, surge un nuevo enfoque, denominado como enfoque realista o integral (Korthagen, 2011). Este enfoque tiene como característica principal la interrelación continua entre la teoría y la práctica, caracterizado por el trabajo sobre la base de situaciones reales que han surgido durante el proceso de formación y que han suscitado inquietudes en el educando, así como por la reflexión e interacción entre los mismos y por la intervención guiada por el educador y el análisis e investigación de temas creado por los propios educandos.

    Es precisamente referido a este enfoque integral de la teoría y la práctica, que se hace necesario reflexionar sobre su correcta aplicación dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje y de formación del educando como futuro profesional, de forma que el mismo aporte los elementos precisos en su formación y que sea determinante en el desarrollo de sus competencias.

    De esto resulta ineludible contemplar la necesidad de utilizar un enfoque integral, que tenga en cuenta en su justa medida la vinculación de la teoría con la práctica, permitiendo valorar el proceso de formación con la excelencia requerida y la construcción de un aprendizaje significativo en los estudiantes.

    En este andar pedagógico y con el objetivo de lograr alcanzar esta excelencia a la cual se aspira se debe reflexionar sobre dos temas de significativa importancia dentro del proceso docente-educativo, específicamente en cuanto al proceso de enseñanza y aprendizaje de saberes significativos basados en la vinculación de la teoría con la práctica.

    Estos aspectos esencialmente los podemos describir como los cambios en los roles que deben operarse de inmediato tanto en los educadores como en los educandos.

1.     Cambios en rol que desempeñan los educadores en el proceso de enseñanza-aprendizaje

    En virtud a lo anterior, es que se debe fortalecer, ante todo, a ese eslabón fundamental que es el educador como formador de los futuros profesionales, de manera que seamos capaces de convertirnos en facilitadores del proceso de formación. Este nuevo rol del docente implica contribuir a formar un profesional idóneo, el cual debe desarrollar una gran capacidad de adaptación al cambio, unida al manejo adecuado de la información, con una actitud ética que le permita tomar decisiones adecuadas con el entorno socio-cultural en el cual se desenvolverá.

    Y precisamente si logramos incorporar a los actuales educadores esta visión, la cual es de por sí un reto, permitirá no solo lograr formar a los educandos en esa línea de pensamiento sino que estarán al mismo tiempo creando las bases, entregándoles las herramientas necesarias a estos futuros profesionales que a su vez, en su momento, la transmitirán a sus estudiantes cuando realicen sus prácticas, creándose de esta manera, esa cadena de nuevo pensamiento imprescindible para el desarrollo incontenible de nuestra sociedad.

    Enfrentar ese reto por parte de los educadores, significa de hecho, un cambio en el rol que actualmente desempeñan, implicando actuar en tres direcciones principales:

  1. Trabajar con un enfoque integral y realista, o sea los educadores deben tener la capacidad de realizar su propuesta educativa y formadora basada en las inquietudes de los educandos; deberán ser capaces de ayudar a cada estudiante a atravesar las fases de reflexión, de organizar espacios de interacciones reflexivas, de enseñarles a desarrollarse de manera autónoma y sistemática, así como inculcarles la necesidad de observar de forma integral el desarrollo humano y “el aprendizaje cobre vida para ellos que sientan que el aprendizaje es algo natural, instintivo e integrado a sus aspiraciones y su mundo” (Fullan & Langworty, 2014, p. 17).

  2. Dominar el importante rol de la reflexión en el aprendizaje del educando y ser capaces de transmitirlo, y es que justamente aprender de experiencias basadas en reflexiones sistemáticas constituye una de las principales características de este enfoque integral. Este pensamiento de por sí es algo que debe aprenderse, de modo que los educandos puedan desarrollar su manera de reflexionar en base a sus propias experiencias, conllevando la misma a una elevación de la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje. Lo primordial de esta nueva visión es que procura transformar los aspectos inconscientes del proceso de enseñanza-aprendizaje en aspectos conscientes y tangibles.

  3. Incorporar el aspecto personal y diferenciado del educando al proceso de enseñanza-aprendizaje. Tanto los educadores como los educandos a quienes estos impartirán sus prácticas, son seres humanos con sus necesidades, esperanzas, temores, aspiraciones y valores individuales, las cuales influyen en sus respectivos comportamientos y aprendizajes y que generalmente constituirán precisamente el punto de partida para desarrollar dicho proceso.

    Por lo tanto, el profesorado debe fomentar: el pensamiento crítico, la creatividad, la reflexión, la iniciativa, la resolución de problemas del mundo real con públicos auténticos mucho más allá de la universidad, la participación, la toma de decisiones, la curiosidad, la búsqueda de la verdad y así evitar el error, el aprender a aprender en contextos cambiantes y oportunidades de aprendizaje para todos los estudiantes que le sirvan a lo largo de la vida (Rodríguez & Altamirano, 2016; Fullan & Langworty, 2014; Rodríguez, Avilez, Nicolalde, Granda & Angulo, 2017).

2.     Cambios en el rol de los educandos dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje

    Cuando hacemos referencia al necesario reflexionar respecto al enfoque integral de la teoría y la práctica y su correcta aplicación dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, es primordial no dejar de referirnos a los cambios que tienen también que producirse en los educandos, para que sean capaces de recibir todos los conocimientos que esta nueva praxis educativa conlleva.

    Para materializar lo señalado debemos ante todo lograr que los educandos se encuentren comprometidos en el proceso de aprendizaje, lo cual significa que los mismos deberán transformarse para asumir su nuevo rol dentro del proceso e incorporar las siguientes cualidades:

    Ser responsables por el aprendizaje: Ello implica que tengan la responsabilidad de su propio aprendizaje y sean capaces de autorregularse considerando a los procesos individuales mediante los cuales los estudiantes activan, orientan y mantienen sus pensamientos, afectos y acciones hacia la consecución de objetivos de aprendizaje (Monereo & Badia, 2013). También es concebido como un proceso mediante el cual el estudiante configura su actividad y organiza su entorno en procura de alcanzar los objetivos que se le imponen, o que se impone, frente a una actividad académica, esto alude a la capacidad metacognitiva, a la motivación intrínseca y a una actuación estratégica (Hernández & Camargo, 2017; Vives-Varela, Durán-Cárdenas, Varela-Ruiz & Fortoul van der Goes, 2014).

    El hecho y modo en que el alumno regula su aprendizaje se activa dependiendo de las metas y del contexto, además comprendan que actividades se relacionan con lo propuesto, así como saber usar referentes de excelencia para evaluar cuánto y cómo han cumplido con estos (Panadero & Alonso-Tapia, 2014).

    Estar motivados por el aprendizaje: Deberán estar comprometidos con este proceso, encontrando placer y motivación por el aprendizaje. En este nivel de aspiración y excelencia lograrán alcanzar y poner la mayor pasión para resolver problemas y entender ideas y conceptos, convirtiendo el aprendizaje como algo intrínsecamente motivante dentro de sus vidas. La motivación contribuye al logro de sus metas y sus expectativas en lo académico, “sin motivación no hay aprendizaje” (Pozo, Mateos & Pérez, 2006, p. 90).

    Ser colaborativos: Serán capaces de entender que el aprendizaje es un elemento social, por lo que estarán dispuestos a escuchar las ideas de los demás y estar dispuestos a trabajar en equipo, tomar decisiones, cooperar, interactuar con sus compañeros y desarrollar habilidades sociales que son fundamentales en su proceso de formación (Dueñas, Salazar, Ojeda, De Sola & Failde, 2016). Esto contribuirá a crear la necesaria empatía en el grupo y contarán con la capacidad de asimilar las ideas contradictorias u opuestas, conciliando los puntos existentes entre ellos.

    Ser estratégicos: Desarrollarán continuamente la capacidad de perfeccionamiento de su proceso de aprendizaje y las estrategias para resolver problemas auténticos, lo que les hará construir modelos mentales de conocimiento y de recursos, incluso estando los mismos basados en información compleja y cambiante. Por lo que, para ser estratégico “hay que tener un propósito (objetivo) y unos conocimientos (conceptuales, procedimentales, actitudinales y de las condiciones del contexto), y saber activar y regular para alcanzar la finalidad buscada” (Monereo, 2012, p. 51).

    Ser indagador científico, para lo cual debe ser una práctica cotidiana en la universidad y en el aula que propicie aprendizajes en lo social, político, práctico, metódico, cognitivo y contribuya en los estudiantes a desarrollar un pensamiento crítico y científico que implique la creación y utilización de nuevos conocimientos en el mundo real y que el proceso de aprendizaje sea el punto de encuentro para el descubrimiento, la creación y aplicación de conocimientos en forma conjunta, lo que permitirá tener una mejor comprensión científica, y el estudiante pueda integrar, generalizar y transferir sus conocimientos a nuevos contextos y resolver problemas que le planteen (Mora, 2009; Van den Broek, 2012; Rodríguez & Naranjo, 2016; Fullan & Langworty, 2014), y, de esta forma devolverle el interés al saber y darle sentido real y coherente, como un indicador clave de la calidad del aprendizaje, de su profundidad, adaptabilidad y flexibilidad (Mora, 2009; Morin, 2011; Morin, 2002; Morin, 2001; López, 2004).

    En resumen, este tipo de educandos se convertirán en sujetos activos dentro del proceso de aprendizaje por lo que serán capaces de aplicar y transformar el conocimiento con la finalidad de resolver los problemas de forma creativa y al mismo tiempo de hacer conexiones en diferentes niveles del conocimiento hasta llegar a un verdadero aprendizaje significativo.

Teoría y práctica como base del aprendizaje significativo

    Ante todo es conveniente reafirmar el concepto de aprendizaje significativo, el cual según el teórico norteamericano (Ausubel, 1978) dijo ser: “...un tipo de aprendizaje en que un estudiante relaciona la información nueva con la que ya posee; reajustando y reconstruyendo ambas informaciones en este proceso...”. Ampliando al respecto enfatizó que “el aprendizaje significativo consiste en la combinación de los conocimientos previos que tiene el individuo con los conocimientos nuevos que va adquiriendo. Estos dos al relacionarse, forman una conexión y es así como se forma el nuevo aprendizaje, es decir, el aprendizaje significativo”.

    Conforme a Ausubel, “el aprendizaje significativo de acuerdo con la práctica docente se manifiesta de diferentes maneras y conforme al contexto del alumno, a los tipos de experiencias de cada uno y a la forma en que las relacione, ello deriva en interpretación y representación como operaciones cognitivas duales, donde representar es formar un concepto o contenido mental a partir de una realidad, mientras que interpretar expresaba que era asignar a un concepto o idea una realidad material relacionada con el mismo”, y lo enunció de manera gráfica de la siguiente forma.

Figura 1. Representación gráfica de las operaciones cognitivas duales conforme a Ausubel (1978)

    En esta dirección de pensamiento, es primordial para poder lograr posicionarnos en niveles satisfactorios de resultados para este tipo de aprendizaje, estructurar de manera eficiente el proceso de enseñanza-aprendizaje, donde se aplique el enfoque integral de vinculación de la teoría con la práctica, con la participación activa de todos sus actores durante todo el proceso, teniendo en cuenta las particularidades y necesidades de aprendizaje de cada uno de ellos, todo lo cual es compatible con lo señalado por Ausubel (1983), cuando expresó: "La experiencia humana no solo implica pensamiento, sino también afectividad y únicamente cuando se consideran en conjunto, se capacita al individuo para enriquecer el significado de su experiencia”.

    Llegado este punto de análisis y reflexión estamos en condiciones de ofrecer nuestras consideraciones respecto a cómo instrumentar el aprendizaje significativo, desde la vinculación de la teoría con la práctica. Para ello destacaremos una serie de orientaciones metodológicas como producto de la revisión documental realizada por este equipo de autores.

Orientaciones metodológicas a tener en cuenta para el desarrollo del aprendizaje significativo, con base en la vinculación de la teoría con la práctica

    Una vez expuestos los argumentos relacionados con la teoría y la práctica y su incidencia sobre el desarrollo del aprendizaje significativo de todos los actores del proceso de enseñanza- aprendizaje, dígase, educadores, educandos y estudiantes, estamos en condiciones de plantear las orientaciones metodológicas dirigidas a los educadores de los diferentes niveles de enseñanza. Esto supone entre otros aspectos los siguientes:

  1. Aplicar correctamente el enfoque realista, integral, de vinculación entre la teoría y la práctica, dentro del proceso de enseñanza- aprendizaje del educando y futuro profesional, de manera que el mismo aporte los elementos necesarios en su formación y que sea determinante en el desarrollo de sus competencias profesionales.

  2. Incorporar los necesarios cambios en el actual rol que desempañan los educadores dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, de modo que sean capaces de formar un profesional idóneo, que le permita tomar decisiones adecuadas en correspondencia con el entorno socio-cultural en el cual se desenvolverá.

  3. Lograr comprometer a los educandos y estudiantes con el proceso de aprendizaje significativo, para que sean capaces de recibir de forma creativa todos los conocimientos que esta nueva praxis educativa conlleva.

Figura 2. Representación gráfica sobre el proceder metodológico para el desarrollo

del aprendizaje significativo basado en la vinculación de la teoría con la práctica

    Al hacer referencia a estas orientaciones metodológicas indicamos las correspondencias que existen entre los diferentes elementos que conforman la correcta aplicación del enfoque realista- integral del proceso de enseñanza-aprendizaje, conforme se ha reafirmado a lo largo del artículo, en el cual se vincula de forma equilibrada la interrelación existente entre la teoría con la práctica, conjuntamente con los cambios necesarios que deben estructurarse en todos los actores del proceso, dígase, educadores- educandos-estudiantes, que conlleven a la obtención de resultados satisfactorios del proceso de aprendizaje significativo, el cual se representa gráficamente en la figura 2.

Conclusiones

    A modo de conclusión se asume que:

  1. Resulta imprescindible para el desarrollo del aprendizaje significativo reconocer la interacción que debe darse entre la teoría y la práctica como sustento esencial del proceso de enseñanza-aprendizaje.

  2. Para lograr lo anteriormente señalado debe encontrarse el equilibrio entre ambas categorías matizado por el imprescindible cambio entre el rol que debe jugar actualmente el educador como facilitador del conocimiento y el papel del educando como autogestor de su propio proceso de enseñanza-aprendizaje.

  3. Todo esto implica orientar metodológicamente a los docentes para que tengan una praxis coherente con los nuevos retos de la educación moderna, comprendiendo la importancia de la vinculación de la teoría con la práctica para provocar el aprendizaje significativo en sus estudiantes.

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