Acerca del ocio, del tiempo libre y de la animación sociocultural
Antonio Hernández Mendo

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 23 - Julio 2000

2 / 4

    De forma muy sintética diremos que para de Grazia hay tiempo libre y falta de ocio, un ocio que se concibe como en Grecia, como un estado atemporal, subjetivo de libertad individual. Para Marcuse, hay ocio y falta tiempo libre, falta un tiempo de libertad. Destacamos esta discusión entre ambos autores porque es un buen ejemplo de las concepciones burguesas y marxistas.

    De lo expuesto hasta aquí se deduce que existen dos acepciones generales del ocio:

  1. como un fenómeno distinto al tiempo libre, en este caso este último se refiere a la conjunción de la temporalidad y la libertad.

  2. el ocio como tiempo libre.


3. La concepción burguesa del ocio

    Al considerar globalmente el tema del ocio y del tiempo libre, se advierten dos grandes tendencias que podemos denominar burguesa y marxista. Cada una presenta una concepción del ocio o tiempo libre.

    El conocimiento de ambas concepciones es esencial a la hora de abordar el tema porque evidencia de un lado el carácter contradictorio del tema y su trascendencia ideológica, y de otro, la superación del dogmatismo, lo cual nos permite plantear críticamente el significado del ocio y del tiempo libre. No debemos perder de vista que esta concepción tiene sus raíces en las tradiciones puritana y liberal. Esta doble tradición explica que aunque en los comienzos el sistema capitalista entraba en contradicción con el ocio, no sucede esto una vez que el sistema se ha consolidado. Es más incluso el ocio llega a verse como un punto de apoyo importante para el interés económico, por cuanto las masas pasan a disponer de una suficiente capacidad temporal de consumo.

    Tanto en Estados Unidos como en Inglaterra en el segundo cuarto de este siglo surgen una serie de trabajos interesados en estudios empíricos acerca de esta problemática. Sobre todo se interesan por las pautas de comportamiento en el empleo del tiempo libre de los ciudadanos. Desde luego esta preocupación deriva de las repercusiones que ese estilo de vida tenía en la vida económica.

    Así se inicia una corriente empírica investigadora del ocio como "problema social", corriente científica que se extenderá por el resto de los países europeos. Años después otras dos corrientes, una teórica y otra crítica, se sumarán a aquella. Precisamente lo que denominamos concepción burguesa del ocio resulta de estas tres componentes.

    Destacamos los trabajos de Lynd, cuya obra Middletown (1929) puede considerarse pionera; el trabajo de Margaret Mead (1957); las dos grandes antologías Mass culture (1957), dirigida por B.Rosenberg y D.M.White y Mas leisure (1958), a cargo de E.Larrabe y R.Meyersohn; y la obra clásica de Thedor Veblen, The theory of Leisure (1899).

    A modo de conclusión las características comunes que denotan todas ellas se resumen en los siguientes puntos:

  1. Subjetivismo: se concibe el ocio como la vivencia de un estado subjetivo de libertad.

  2. Individualismo: se considera que el ocio pertenece a una esfera diferente a lo colectivo, porque no depende de los demás, sino que es individual.

  3. Liberalismo: se destaca que el ocio es privado por lo que la sociedad no puede determinar su empleo personal.

    En síntesis, en la concepción burguesa se observa una triple actitud: subjetiva en lo psicológico, individualista en lo sociológico y liberal en lo político.


4. La concepción marxista del tiempo libre

    La otra gran tendencia de la que debemos ocuparnos tiene su iniciador en Marx. La tendencia marxista presenta una cierta unidad que contrasta con el carácter heterogéneo del punto de vista burgués, si bien existen ciertas diferencias, por ejemplo, en lo relativo a la discusión que afecta al problema del tiempo libre, en que medida la alienación es un fenómeno general de las sociedades industriales o exclusiva del capitalismo.

    Sintéticamente diremos que a pesar de los diferentes marxismos, sin embargo es posible encontrar ciertos puntos de contacto entre ellos. Todos critican y analizan dialécticamente el tiempo libre en la sociedad capitalista, por ser un tiempo alienado y patológico. Por tanto, construyen un modelo de cómo debe ser el tiempo libre, un tiempo opuesto al del trabajo.

    Si bien la visión marxista ofrece soluciones poco matizadas, sí se extiende en la crítica y en el planteamiento de problemas que tocan al tiempo libre, frente a la visión burguesa, se trata de una concepción la suya de carácter objetivo, colectivo y planificadora del tema.

    Ante tal diferencia resulta difícil hablar de actitud conciliadora entre ambas, pero en este punto Lanfant (1972) habla de ocho proposiciones que convergen entre ambas y que las presenta como lo que denomina la actual "teoría del ocio":

  1. El tiempo libre se da separado del resto del tiempo, especialmente del tiempo del trabajo.

  2. El tiempo libre es aprehendido como una totalidad abstracta.

  3. El tiempo libre aumenta al incrementarse la productividad.

  4. El tiempo libre evoluciona con autonomía del sistema social.

  5. Las actividades propias del tiempo libre son actividades libres.

  6. El individuo se determina libremente, en función de sus necesidades personales.

  7. Las actividades y los valores del tiempo libre están ligados entre sí por las elecciones individuales, las cuales se ordenan libremente.

  8. El ocio es un sistema permutable de valores y elecciones.

    Es evidente que la tesis de la convergencia, quizá válida en lo relativo a las técnicas empíricas, no lo es en lo que respecta a la interpretación teórica del fenómeno.


5. El concepto de recreación en el ámbito educativo

    La recreación es el desenvolvimiento placentero y espontáneo del hombre en el tiempo libre con tendencia a satisfacer motivaciones psicosociales de descanso, entretenimiento, expresión, aventura y socialización. La persona que busca una estabilidad psíquica y emocional intenta unir a las satisfacciones diarias de su jornada laboral, las desarolladas durante sus momento de ocio y tiempo libre tanto a nivel individual como colectivo.

    La sociedad actual se caracteriza por la búsqueda permanente de tiempo libre a través de la disminución de la jornada laboral, la jornada única educativa o la llegada de la jubilación. La cuestión fundamental que gira en torno a estos planteamientos es la de buscar un aprovechamiento óptimo del tiempo libre que permita al individuo seguir formándose como persona. Ahora bien, la carencia de vivencias recreacionales anteriores impiden a priori ocupar el tiempo libre de una forma adecuada; transformando las tendencias naturales del hombre de juego, exploración, movimiento y dinámica en hábitos sedentarios que si bien no ayudan a la persona a desarrollarse como tal, sí lo convierten en un cúmulo de enfermedades crónicas y degenerativas a través de la asunción de hábitos poco saludables y en la mayoría de los casos dañinos.

    De aquí podemos deducir una serie de principios importantes en la recreación que, aunque de forma muy somera, pueden servir de arranque a la hora de formular programaciones de ocio y tiempo libre con nuestros alumnos:

  1. El niño necesita tomar parte en el juego y en todas aquellas actividades que favorezcan su desarrollo

  2. El niño necesita descubrir que actividades le brindan satisfacción personal

  3. Todas las personas necesitan poseer y disfrutar ciertas formas de recreo

  4. Todas las personas necesitan conocer juegos de interior y de aire libre

  5. Todas las personas necesitan disfrutar con la adquisición de ciertos hábitos culturales

  6. Toda persona necesita conocer canciones

  7. Toda persona necesita aprender a hacer algo bien con materiales o con su propio cuerpo a fin de mantener en un punto elevado y estable su autoestima

  8. Toda persona debería aprender a tener costumbres activas

  9. Hay que educar a las personas para que adquieran aficiones a través de la cuales se sientan realizados

  10. Es importante educar a las personas en patrones de ritmo y coordinación

  11. Educar para que comer se convierta en un acontecimiento social

  12. El descanso, el reposo, la reflexión y la contemplación son por sí mismos formas de recreación

  13. Las actividades de recreación más importantes son aquellas que el individuo domina de una forma más completa

  14. La satisfacción en el ocio se obtiene a través de la autorrealización

  15. Las formas de recreación del adulto deben de permitir el empleo de capacidades que no son usadas de forma cotidiana

  16. El éxito de la recreación vendrá determinado en la medida que se produzca una generalización de las actitudes lúdicas y de recreación al plano laboral

  17. El aspecto lúdico y festivo del juego en el niño es de suma importancia para un desarrollo global armónico

  18. El ocio es un derecho fundamental del que los ciudadanos deben disfrutar

    La puesta en marcha de un programa de ocio y tiempo libre requiere la concomitancia de unos recursos humanos que asuman tanto las responsabilidades propias de la actividad que se va a realizar como el desarrollo e implicaciones de las funciones que conlleva.

    Parece demostrada la importancia del tiempo libre en el proceso educativo. A este respecto Theeboom y Bollaert (1996) resumen los acuerdos del grupo investigador Delpli. Este grupo estaba formado por 119 participantes provenientes de muy diversos campos; sistema educativo, organizaciones sociales, fundaciones culturales, industria, políticos de diversas tendencias, organizaciones juveniles y personas provenientes de campos con dificultades (organizaciones de mujeres, artistas, organizaciones del consumidor, inmigración, etc.). Después de una introducción general en torno la problema de la educación del ocio, la reunión se dinamizó a través del "Braimstorming" o torbellino de ideas. Los resultados de aquellas discusiones son:

  1. Legitimación de la educación del ocio. La educación del ocio fue considerada necesaria para enseñar a la gente como desarrollarse con el ocio en un camino independiente.

  2. Educación para el ocio. El grupo de Delpli, a pesar de las divergencias que en este aspecto existen en la literatura, llegó a un consenso. La educación del ocio debe estar integrada en la educación escolar y no como una alternativa o como un pobre suplemento de la educación.

  3. Escuelas abiertas. Lo anterior supone una gran necesidad de reformar ciertos aspectos de las escuelas actuales. En este momento, la extensión de las organizaciones y actividades extracurriculares deben encontrar su sucesiva integración en la educación del ocio dentro del sistema escolar. Eso exige una mayor flexibilidad y coordinación entre la educación diaria y otras instituciones educativas. Esto supone que las escuelas deben convertirse en centros multifuncionales.

  4. Introducción de la educación del ocio en el sistema escolar. El grupo de Delpli, consideró que había varios problemas para esta integración: el conservadurismo del sistema educativo, el corto tiempo que hay para desarrollar las asignaturas, la desmotivación que envuelve al sistema educativo, la inapropiada formación del profesorado, etc.

  5. Iniciativas y medidas. La opinión de los miembros del grupo de Delpli, las podemos resumir en: las escuelas deben tener una mayor cooperación con otras escuelas y organizaciones socioculturales, cambiar el curriculum, usar métodos alternativos en la educación del ocio, además de la labor desempaña por la escuela durante el año, las escuelas también tienen un rol importante a jugar durante los fines de semana y las vacaciones. Las infraestructuras de que dispone la escuela deben estar abiertas durante estos períodos vacacionales para uso comunitario.

  6. Uso extracurricular de las infraestructuras de la escuela. Si la educación del ocio se va a introducir en el sistema educativo, es necesario abrir el actual concepto de escuela.

    Por otro lado para Jaume Trilla y Puig (1987) la educación del tiempo libre o pedagogía del ocio, de debe regir por los siguientes principios:

  1. Detener la polarización entre los tiempos

  2. Liberar tiempo para el ocio formativo

  3. Participación del conjunto de instituciones formativas.

  4. No aburrir.

  5. Respetar la autonomía en el qué y en el cómo.

  6. Hacer compatible diversión, creación y aprendizaje

  7. Respetar la pura contemplación

  8. No evaluar con criterios meramente utilitarios

  9. Potenciar el placer en lo cotidiano.

  10. Promover la posibilidad de lo extraordinario.

  11. Hacer compatible el ocio individual y el ocio compartido

  12. Beligerancia contra los ocios nocivos.

    Westland (1987) explica el por qué, el qué y el cómo de una educación para el ocio. Sus aportaciones en cada una de las cuestiones son:

  1. Por qué. El trabajo "seguro" estará reemplazado por la "inseguridad"; el "ser" será más importante que el "tener"; "crear" más significativo que "consumir" y "participar" mas interesante que "ver". El homo faber será reemplazado por el homo ludens. Esto será así, ya que en un futuro (ya ha comenzado) mucha gente no necesitará salir de sus casas para hacer su trabajo. Los ordenadores y la comunicación tecnológica permitirá que se realice el trabajo en casa conectado con la oficina. Por otro lado la semana será cada vez más corta. Ya en Holanda, Francia, Reino Unido y Suiza, se está comenzando a tener semanas de 35 horas, mientras que para el 13,1% de los canadienses en 1984 esto ya era una realidad. Estos pocos ejemplos ponen de manifiesto que el futuro se regirá por la calidad del trabajo y no por la cantidad. La sociedad cambiará desde una posición centrada en el trabajo a otra que estará centrada en el ocio.

  2. Qué. Basado en lo anterior, se puede decir que el ocio es una condición de percibir el tiempo libre: las personas deben aprender y comprender qué significa esto para ellos. Los valores y normas del ocio pueden ser desarrolladas en relación a una sociedad libre.

  3. Cómo. Desafortunadamente, la educación está en todos los países, altamente institucionalizada, su tradición la convierten en una forma difícilmente cambiable. Pero según ha manifestado el club de Roma, los sistemas tradicionales de enseñanza basados en el principio de "mantenimiento del aprendizaje" que consiste en la adquisición de métodos y reglas fijas, deben ser cambiados por otros tipos de aprendizajes, "aprendizajes innovadores" basados en la anticipación y la participación. De esta manera el sistema producirá gente con una actitud positiva hacia el tiempo libre y comprenderá el importante rol que debe jugar en su desarrollo personal y la capacidad para escoger dentro de múltiples opciones. El autor termina afirmando, que no sólo el sistema educativo deberá aceptar estos cambios, sino que los gobernantes tendrán que legislar en el terreno del ocio y desarrollar programas de educación específicos. De la misma manera, las agencias privadas de ocio, no se limitaran a ofrecer cursos sino que centraran su trabajo en una filosofía que ayude a crear un clima que colabore en la consideración del valor del ocio dentro de la sociedad nueva.

    No obstante todos los autores no coinciden en esta línea, y así Corijn (1987) afirma que la sociedad basada en el ocio no está tan cerca de ser una realidad. Por lo tanto el sistema educativo no ha sentido, ni siente todavía la necesidad de introducir en sus objetivos la educación del ocio como objetivo prioritario. También mantiene que no toda la actividad educativa durante el tiempo de ocio puede ser denominada educación para el ocio y que los conceptos de ocio usados hasta ahora deben ser revisados.

    Lerbert (1979) habla de las interrelaciones del ocio con otras actividades, afirmando que si el ocio constituye un núcleo de independencia; el desarrollo de actividades sistemáticas pueden contribuir al desarrollo del individuo y si la educación tiene por objetivo este mismo desarrollo, ambos campos deben ir unidos al tener los mismos fines.

    Folse y otros (1985) analizaron la relación entre una escala de ocio y una escala de estrés, con 71 estudiantes. Vieron que existía una correlación negativa entre estas dos escalas y declaran la necesidad de educar acerca de los beneficios de los ocios para vencer el estrés producido por la vida actual.

    La autoformación en el tiempo libre está siendo amenazada por las condiciones de la vida moderna. Esto exige una vigilancia, una conquista de todos lo días sobre las actividades de ocio. Los medios de comunicación de masas tienen un gran poder de convocatoria que están haciendo que el tiempo libre se viva sin profundidad, sin interés técnico, ni científico, ni artístico, ni ético. La televisión con sus cadenas cada vez más numerosas, ofrecen una variedad sin fin. La lectura de periódicos y revistas corren el riesgo de devorar el tiempo que podría estar dedicado en parte a lecturas más coherentes, más continuas, más profundas y necesarias para la autoformación. La industria cultural proporciona entretenimiento, pero la industria nunca se ha caracterizado por la imaginación; es la misma cultura para todo el mundo y se repiten constantemente los mismos temas. Esto conduce a una necesidad de selección de los canales informativos, a una lucha permanente contra el robo del tiempo.

    "La educación del tiempo es un proceso de liberación que lleva a la persona a una actitud abierta, libre y comprometida con la construcción de su propia realidad... el fin de la educación del tiempo libre es la libertad" (Pérez, 1988). Esta educación no consiste en realizar actividades formativas para ocupar el tiempo libre, sino que su fin es potenciar lo que tenga de educativo el ocio, de forma que éste no se convierta en un producto de consumo sino en un proceso creativo. Si el tiempo libre es el tiempo de autoformación y el ocio la mejor forma de conseguirlo, educar a las personas para la óptima utilización de ese tiempo de manera creativa y autónoma será el objetivo de la educación del tiempo libre; que debe configurar aprendizaje, creación, diversión, participación y cultivo de la propia personalidad.

    El peligro de la educación del tiempo libre es uno de los avatares que preocupan a varios autores. La educación del tiempo libre se enfrenta a varios peligros que debe solventar:

  1. La destrucción de la libertad individual a través de las instituciones que le programan y organicen su ocio.

  2. La conversión del tiempo libre en un fin útil.

  3. La sujeción constante a programas, acabando con toda posible iniciativa, entonces no hay tiempo libre.

    En esta misma línea, Cuenca (1983) afirma que la pedagogía del tiempo libre tiene unos riesgos centrados en el dirigismo, el utilitarismo, la excesiva planificación y organización del tiempo libre, la progresiva disminución de ese tiempo, el empleo desmesurado de medios técnicos. Acaba advirtiendo de la necesidad de una educación para la renuncia parcial.

    Continuando con las afirmaciones anteriores Martín y Mason (1987) señalan que la educación para el ocio debe envolver a varios estamentos y organizaciones educativas. Educación formal y no formal, para chicos y adultos, en instituciones y en la comunidad, todos tienen parte en el juego. Se requieren diferentes sistemas y estructuras para encontrar la amplia variedad y necesidades que los objetivos de la educación del ocio requiere. El ocio es un primer ejemplo de las necesidades de la educación permanente. Si la educación del ocio debe ser desarrollada, es una necesidad para las instituciones de la educación formal que jueguen un papel cada vez activo en este área. La escuela y los sistemas de educación permanente deberían involucrarse en los tres elementos fundamentales de la educación para el ocio: desarrollar en las personas la conciencia del ocio, su habilidad para manejar el tiempo y sus destrezas generales de vida.


6. Implicaciones de la recreación en el curriculum educativo

    De las implicaciones que el uso del tiempo libre tiene en el desarrollo de las facultadas del ser humano, se deduce la necesidad de una sistematización de aquellas actividades que puedan realizarse con eficacia para el proceso educativo.

Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 5 · Nº 23   sigue Ü