Consideraciones acerca de la evaluación de la Motivación hacia el
Proceso de la Educación Física y Deportes. Una experiencia en la
Comunidad Educativa de la CUTB, Colombia

Jaime A. Portal Gallardo , Marcelo García Molina , Annerolen Cuadrop Antequera y Sarah Beatriz Herrera Benítez

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 23 - Julio 2000

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    Y la motivación Cognitiva que es otro sistema motivacional independiente, se asemeja a las perspectivas fisiológicas y de motivación intrínseca en cuanto se basa en las causas internas de la conducta; de acuerdo con esta perspectiva lo que determina la motivación son los pensamientos y los procesos mentales (Reeve, 1995).

    Con toda esta perspectiva histórica se puede ver cómo adquirió fuerza el concepto de la motivación, cómo se ha desarrollado y cambiado y finalmente, cómo puede ser explicada mejor la conducta, con o sin motivación.

    Para el presente estudio se profundizará en el enfoque de la motivación extrínseca e intrínseca, pues su fundamentación teórica brinda las bases y herramientas necesarias para adaptarse al proceso de la Educación Física y Deportes y poder además evaluarlo de manera objetiva y precisa cosa que no nos permite los demás enfoques, que sin robarles el mérito que se merecen nos dificultan el objetivo de la investigación, debido a que se tendría que recurrir al uso de instrumentos muy costosos, escasos y difíciles de manipular para medir lo estados fisiológicos que impulsan a las personas a realizar una acción, o a realizar mediciones muy particulares cuyos resultados serían difíciles de generalizar, en el caso de los enfoques cognitivos.

    El estudio de la motivación extrínseca se basa entonces en tres conceptos principales recompensa, castigo e incentivo. Una recompensa es un objeto ambiental atractivo que se da al final de una secuencia de conductas y que aumenta la probabilidad de que esa conducta se vuelva a dar. La aprobación, las medallas, los trofeos, los certificados y el reconocimiento académicos (becas), son objetos ambientales atractivos dentro del contexto deportivo que se dan después de realizar bien un ejercicio y ganar una competencia etc. Además la persona que recibe la aprobación o premio tendrá más probabilidades de repetir mas su conducta que la persona que no recibe tal objeto ambiental atractivo por su acción. Un castigo es un objeto ambiental no atractivo que se da al final de una secuencia de conductas y que reduce las probabilidades de que se vuelvan a dar. La crítica y el ridículo en público son objetos ambientales poco atractivos que se dan dentro del contexto deportivo después de realizar un mal pase y perder un partido. La persona que recibe la crítica o es ridiculizada en público tiene menos probabilidades de repetir esas conductas que la persona que no recibe tan desagradable objeto ambiental. Por otra parte el incentivo es un objeto ambiental que atrae o repele al individuo a que realice o no una secuencia de conductas. En este caso cualquier condición ambiental previa al desarrollo de la clase de Educación Física o a una competencia deportiva creara en el individuo expectativas de consecuencias atractivas y no atractivas que le llevarán a participar o no en ellas (Reeve, 1995).

    La principal diferencia entre recompensas y castigos por una parte e incentivos por otra es: Primero, el momento en que se dan y segundo la función que tiene el objeto ambiental. Las recompensas y los castigos se dan después de la conducta y aumentan o disminuyen la probabilidad de que se vuelvan a repetir, mientras que los incentivos se dan antes de la conducta y energizan su comienzo.

    Es importante preguntar cómo las recompensas se vuelven atractivas, cómo los castigos se vuelven aversivos, cómo los incentivos llegan a atraer o repeler a la gente. Reeve (1995) dice la calidad hedónica del 99% de todas las recompensas, premios e incentivos es aprendida por la experiencia. Los dos principales procesos de aprendizaje que le subyacen, son el Condicionamiento Clásico y el Operante. El Condicionamiento Clásico es el procedimiento mediante el cual un estímulo se asocia repetidamente con un segundo estímulo capaz de producir una respuesta reflejo. Según esta asociación repetida el primer estimulo neutro (NS) adquiere la capacidad para producir la respuesta no condicionada (RI) o de reflejo aun cuando el segundo estímulo condicionado ya no este presente.

    Mediante el Condicionamiento Clásico los seres humanos aprenden a anticipar los estímulos ambientales que están a punto de darse y el valor de incentivo de esos estímulos. En cuanto a los incentivos las personas aprenden el valor tanto positivo como negativo de los objetos ambientales, y esta información sirve para evaluar si hay que acercarse o evitar un objeto dado. Los miedos, la ansiedad y las fobias son ejemplos de incentivos no atractivos aprendidos mediante el Condicionamiento Clásico (Reeve, 1995).

    El Condicionamiento Operante es el procedimiento mediante el cual se aprenden las consecuencias que tiene la conducta; Esta conducta puede tener cuatro tipos de reforzadores: reforzador positivo, que es todo estímulo que cuando este presente aumenta la probabilidad de que se produzca una conducta; reforzador negativo todo estímulo aversivo que al ser retirado aumenta la probabilidad de que se produzca la conducta; la extinción, la cual se presenta cuando un estímulo que previamente reforzaba la conducta deja de actuar; y el castigo, que al igual que la extinción funciona para reducir la conducta (Reeve, 1995).

    La motivación intrínseca por su parte, es aquella conducta que se realiza por interés y placer de realizarla. Se basa en una serie de necesidades psicológicas entre ellas la autodeterminación, efectividad y curiosidad que son responsables de la iniciación, persistencia y reenganche de la conducta frente a la ausencia de fuentes extrínsecas de motivación (Reeve, 1995).

    Cuando se participa de una actividad intrínsecamente interesante, la imposición de una recompensa extrínseca tiene un efecto típicamente negativo sobre la motivación futura de la persona (Condry, 1977; Lipper, Greene y Nisbett, 1973, citados por Reeve, 1995). Sin embargo existen tres factores que delimitan las circunstancias en que las recompensas reducen la motivación intrínseca subsiguiente. El primer factor delimitativo es la expectativa; si la persona espera recibir una recompensa por su rendimiento, las recompensas extrínsecas reducen la motivación intrínseca; si no se espera dicha recompensa independientemente si se da o no, esta no reducirá la motivación intrínseca. Un segundo factor delimitativo es lo destacado de la recompensa, si la recompensa no es destacada entonces no tendrá el efecto de reducir la motivación intrínseca. Y la ultima condición delimitativa es lo tangible de la recompensa; las recompensas tangibles como el dinero, la comida etc., tienden a producir un descenso en la motivación intrínseca, mientras que las recompensa no tangibles como los elogios y el dar ánimos verbalmente tienen el resultado contrario (Reeve, 1995).

    Lo que indican estos tres factores delimitativos es que generalmente las personas a las que se les ofrecen fuentes de motivación extrínseca por participar en una actividad que ya es intrínsecamente interesante, tienen menos motivación intrínseca por esa actividad, especialmente cuando la recompensa extrínseca es esperada, destacada o tangible.

    Es así como los factores que subyacen a la motivación intrínseca se han agrupado en dos áreas complementarias, primero las características propias de la tarea o actividad como son el nivel optimo de reto y las propiedades colativas de los estímulos como la complejidad, la novedad y la imprevisibilidad y segundo, las autopercepciones de competencia y autodeterminación con relación a esas tareas (Reeve, 1995).

    La importancia que tienen la complejidad, la novedad y la imprevisibilidad de las tareas o actividades, es que cada una de estas propiedades colativas o comparativas tienen un efecto motivacional sobre la persona, es decir, provocan curiosidad e interés y las llevan a la exploración, la investigación y la manipulación de las situaciones.

    El reto optimo definido como una situación en la que el nivel de habilidad de la persona es igual al nivel de dificultad de la tarea, influye en la motivación intrínseca de las personas debido a que la implicación absoluta de una persona en una actividad solo se da cuando esta percibe una congruencia entre los retos presentados y las propias competencias para superarlas. Si la tarea exige demasiado entonces el reto será demasiado difícil; si la tarea no exige lo suficiente entonces el reto será demasiado fácil. Y si por otra parte las habilidades de la persona superan los retos presentados la persona se sentirá aburrida (Reeve, 1995).

    Los enfoques de autopercepción individual de motivación intrínseca se desarrollan a partir de la tesis de Robert White (1959), quien propuso que las conductas intrínsecamente motivadas son aquellas en las que las personas participan para poder evaluarse como competentes y autodeterminantes con relación al entorno. De este modo, además de responder a determinadas características de los estímulos ambientales, los individuos buscan oportunidades para probar su competencia y auto determinación de manera activa e intencional. Las actividades que provocan percepciones de competencia aumentan la motivación intrínseca mientras que las actividades que provocan percepciones de incompetencia reducen dicha motivación (Reeve, 1995).

    Un estudio llevado a cabo con sujetos masculinos ilustra el papel que desempeña la competencia percibida en la motivación intrínseca (Vallerand y Reid, 1984, citado por Reeve 1995). Los sujetos eran 84 voluntarios de estudiantes de Educación Física a los que se les comunicó que la actividad muscular estabilométrica era un buen predictor de rendimiento deportivo. Mientras los estudiantes interactuaban con la actividad estabilométrica, el experimentador daba feedback de rendimiento positivo reiteradamente (“parece que tienes una estabilidad natural para mantener el equilibrio y esto se ve en tu rendimiento”) o feedback de rendimiento negativo (“ésta es una tarea fácil pero parece que tu no progresas mucho”), o ningún feedback de rendimiento. Tras muchos ensayos se evaluó la competencia percibida de cada estudiante y la motivación intrínseca que ellos mismos manifestaban tener ante la actividad estabilimétrica. En el estudio el feedback verbal produjo un cambio en la competencia percibida lo que a su vez produjo en cambio en la motivación percibida (Reeve, 1995).

    Por otra parte la autodeterminación definida como la capacidad para elegir y que estas elecciones determinen las acciones, incide sobre la motivación intrínseca, debido a que las personas autodeterminadas se ven a sí mismas como indicadoras de su propia conducta, seleccionan los resultados deseados y escogen una línea de actuación que les lleve a alcanzar esos resultados. Comparadas con las personas que reciben instrucciones de lo que tienen que hacer, las personas que pueden elegir lo que pueden hacer y por cuanto tiempo, muestran más motivación intrínseca (Reeve, 1995).

    En general cuando las personas se encuentran con actividades ricas en propiedades comparativas y desafíos, y cuando la participación permite percepciones de competencia y autodeterminación, entonces suelen mostrar conductas intrínsecamente motivadas como la exploración, la manipulación, la persistencia el reenganche y la confrontación de retos.

    Teniendo en cuenta todo lo anterior resulta interesante utilizar los conceptos derivados de los estudios sobre la motivación intrínseca y extrínseca para aplicarlos a cada uno de los momentos del proceso de Educación Física y Deportes (docente, extradocente y extraescolar), puesto que como cualquier proceso pedagógico presente en el contexto universitario requiere de la motivación para despertar en los individuos el deseo de participar, de realizar actividades deportivas y recreativas.

    En la clase de educación física por ejemplo, la creación de un estado psíquico favorable en los alumnos es una tarea fundamental de los docentes, de allí que deban tener presentes aquellos elementos de naturaleza tanto intrínseca como extrínseca para motivar a sus estudiantes dentro y fuera de la clase. En la medida en que el profesor planifique las actividades de tal manera que sean asequibles a los alumnos, es decir que mida cuidadosamente el grado de dificultad del ejercicio para ubicarlo en el limite de lo que el alumno puede hacer, hace que la motivación intrínseca se evidencie si el alumno percibe que sus habilidades están acordes con la dificultad de la tarea (pues las actividades demasiado fáciles como difíciles hacen disminuir rápidamente la atención y el interés del alumno) y la motivación extrínseca, cuando el profesor refuerce el interés de los alumnos con una adecuada preparación de las actividades.

    De igual manera la actitud asumida por los docentes durante la clase hacia sus alumnos incide extrínsecamente en la dedicación e interés que estos manifiesten hacia las tareas. Mankeliunas (1991), dice: “Muestras de apatía, comportamiento grosero, decisiones injustas e incluso una presencia personal inadecuada del profesor no estimula al alumno e influyen negativamente es su estado de animo, por el contrario, la buena disposición ante el trabajo, un trato afable y firme y la utilización de medidas para animar a los alumnos y brindar ayuda oportuna a los que afrontan dificultades, generan actitudes y comportamientos positivos frente a las tareas.

    Las condiciones materiales, higiénicas y estéticas de las instalaciones e instrumentos deportivos por su parte, incentivan a la actividad y despiertan el interés de los individuos pues un área limpia, demarcada y con una base material bien dispuesta hacen que las personas se involucren en una actividad y a la vez experimenten satisfacción y placer al realizarla (Toro, 1992).

    Otro aspecto motivacional indispensable es el uso de reforzadores; Las medallas, trofeos, placas, certificados; los aplausos, elogios y el reconocimiento público frente al desempeño adecuado en una tarea, actividad o competencia deportiva, aumentan la probabilidad de su ocurrencia en otro momento (motivación extrínseca). La utilización de estos reforzadores, cuando no son esperados por los individuos, genera en ellos un interés por participar en los eventos deportivos que se realicen fuera de la clase, debido a que se genera mucha seguridad y autonomía frente al propio desempeño en la competencia (motivación intrínseca). Un experimento realizado en los Estados Unidos, ilustra como un pequeño que empezó jugando béisbol con su padre y su hermano lo hacía por simple interés y gusto; después de un tiempo empezó a jugar con otros niños de su barrio y juntos organizaron un equipo junior. Un año le tocó un entrenador que intentaba motivar a los niños dando un trofeo al mejor jugador, al que más había mejorado, al que más puntos tuviera etc.; a medida que el niño seguía jugando con este entrenador, su motivación intrínseca cambio. Cuando el entrenador hacia que los trofeos fueran recompensas esperadas, destacadas y tangibles para controlar la conducta de jugar al béisbol de sus jugadores, entonces se producía un descenso en su motivación intrínseca. Por otra parte cuando el entrenador usaba los trofeos para provocar la competencia evitando las posibles consecuencias negativas con un continuo derroche de elogios verbales, entonces aumentaba la motivación intrínseca (Reeve, 1995).

    Así como los reforzadores generan fuentes de motivación intrínseca, la oportunidad que brindan las actividades extradocentes y extraescolares para enfrentarse a retos óptimos, poner a prueba competencias existentes, desarrollar habilidades nuevas y planificar metas autodeterminadas, también lo hacen. Weinberg,1979 citado por Reeve, dice: “ En comparación con los contextos no competitivos la competición generalmente aumenta la motivación intrínseca. Las persona que compiten en una tarea tienden a tener más motivación intrínseca que las personas que no compiten en la misma tarea, porque la competición introduce un elemento de desafío, le da a la persona la oportunidad de comparar sus habilidades con las de otras personas y de tener una sensación de logro personal, lo cual hace que las personas disfruten del deporte”.

    La competición etiqueta a las personas de ganadoras o perdedoras; como es de esperar ganar aumenta la motivación intrínseca con respecto a perder, aunque es la percepción de que uno ha realizado una actuación exitosa y no el hecho objetivo de ganar lo que realmente la aumenta. Por otro lado dentro de este mismo contexto (extradocente y extraescolar) la presencia de incentivos tales como: la adecuada planeación y organización de los eventos deportivos, unida a una atractiva y oportuna invitación a competencias y actividades recreativas despiertan en los individuos el deseo de participar en dichos eventos.

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