Historia de las carreras de velocidad:
los 100 metros llanos

Jorge de Hegedüs
jhegedus@sinectis.com.ar
(Argentina)

Profesor de Educación Física y Entrenador Nacional de Atletismo

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 21 - Mayo 2000

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Introducción

    Si existe alguna disciplina deportiva que sea llamativa y observada en el mundo deportivo aparte del fútbol, el tenis o quizás la Fórmula 1 del automovilismo, es la carrera de los 100 metros del atletismo. Sea en los Campeonatos Mundiales o los Juegos Olímpicos, el día de la final de los 100 metros constituye una jornada de singular expectativa para los aficionados al deporte: de ahí surgirá el atleta que circunstancialmente se mostrará como el hombre más rápido o veloz del mundo.


Harold Abraham, París 1924
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    Los 100 metros llanos del atletismo constituyen una disciplina de nervio, de gran tensión emocional, y en el cual, tomando en cuenta el alto nivel, en aproximadamente 10 segundos puede que se recompensen años de trabajo por el logro de un muy esperado rendimiento circunstancial o quizás la amargura por la frustración de no haber logrado los objetivos deseados.


El asunto de las razas

    Especialmente a partir de los últimos años los mejores registros atléticos en velocidad han sido obtenidos por atletas de raza negra. Ha sido una constante ver tanto en las finales de los Campeonatos Mundiales como en los Juegos Olímpicos a corredores con estas características raciales. Esto se ha observado a partir del año 1932, en los Juegos Olímpicos de los Angeles con el atleta norteamericano “Eddie” Tolan (10.3 s). Resultados con estas características se repitieron nuevamente en los Juegos Olímpicos de Berlín mediante James “Jesse” Owens. En ambos casos otro velocista de raza negra ocupó puestos de privilegio; se trató del gran atleta norteamericano Ralph Metcalfe, el cual tanto en Los Angeles (1932) como también en Berlín (1936) obtuvo la medalla de plata para su nación. Es cierto que luego de la II Guerra Mundial algunos velocistas “blancos” obtuvieron el puesto más alto del podio, tal es el caso de Lindy Remigino en Helsinki (1952), Joe “Bobby” Morrow en Melbourne (1956) , el alemán Armin Hary en Roma (1960), el soviético Valery Borsov en Munich (1972) y Allan Wells de Inglaterra en Moscú (1980). Pero ya a partir de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984 prácticamente se marcó notablemente la diferencia dado que no solamente los puestos de honor fueron ocupados por corredores de raza negra, sino que también todos los finalistas han sido desde entonces atletas pertenecientes a este “color”. En instancias previas a la carrera final todos los velocistas blancos quedan fuera de competencia. Figuras como Carl Lewis, Donovan Bailey, Linford Christie, Maurice Greene, Leroy Burrell, Dennis Mitchel, Frank Fredericks y Ato Boldon, todos ello de raza negra y para citar solamente algunos, han marcado en los últimos años registros realmente impensables con respecto a décadas anteriores.


Desarrollo

    En realidad la historia del desarrollo de la velocidad no parte con los 100 metros. El hectómetro tuvo como predecesor a las 100 yardas (91.44 m). Existe una diferencia de 17 años entre el primer registro oficial en la medida inglesa con respecto a los 100 metros. La primer marca oficial registrada fue por parte de un atleta inglés Thomas Bury, el cual el 29.11.1855 registró 10.0 en dicha distancia. Sin embargo los estudiosos de la especialidad han aconsejado ser precavidos en cuanto a tomar en cuenta estas marcas como también otras que se realizaron con posterioridad ante el hecho de que no existían en esa época registros en cuanto a la dinámica o “colaboración” del viento. La medición del viento para las pruebas atléticas parece que se inicia recién a partir de 1886. Con esta reglamentación y con fecha precisa del 3 de marzo de dicho año Arthur Wharton corre oficialmente en Londres la distancia de las 100 yardas en 10.0 s. Como hecho anecdótico podemos destacar que el primer corredor que se supone que corrió con zapatillas con clavos (= spikes) fue William Curtis de los Estados Unidos en el año 1880 aunque el historiador Roberto Quercetani menciona al respecto que probablemente el uso de este tipo de calzado haya provenido de Inglaterra. También queremos mencionar el asunto de la partida “baja”, es decir, el apoyo de ambos pies y manos en la partida de los eventos de velocidad. Dicha modalidad se le adjudica al velocista Charles Sherrill y fue en 1887. Este tipo de partida tan poco convencional para esa época provocó la risa tanto de los espectadores como también de los jueces. En los primeros Juegos Olímpicos, en Atenas (1896) el único que la utilizó fue el ganador, el norteamericano Thomas Burke.


Registros previos a la IAAF (Federación Internacional de Atletismo Aficionado)

    El primer registro oficial de los 100 metros se obtiene el 27 de julio de 1867 mediante el corredor inglés William MacLaren el cual recorre la distancia en 11 segundos. De todas maneras hay que destacar que estas carreras no constituían 100 metros exactos, sino 110 yardas: 100.58 m, en otras palabras, se corría “de más”. Este hecho sin embargo llegó a constituirse en un problema más adelante. El primer corredor del cual se tiene registros de haber corrido por debajo de los once segundos fue otro corredor británico, Cecil Lee, el cual el 25 de setiembre de 1892 se impone en el Campeonato Belga de Atletismo con 10. 4/5 (en esa época los registros eran todavía en “quintos” y no “décimas”). En ese tiempo existía gran cantidad de corredores ingleses que “empataron” este registro, más concretamente hasta 1906, cuando un corredor “extraño”, el sueco Knut Lindberg descuenta la distancia en 10. 3/5. Es interesante que los tres cronómetros dieron los siguientes registros: 10. 1/5, 10. 2/5 y 10.3/5. Las reglas posteriores de la IAFF permitían hacer registrar el tiempo medio, es decir 10. 2/5 (10.4) pero la reglamentación de la Federación Sueca de Atletismo aceptaba en ese entonces solamente el “peor” registro (¡?).
Posteriormente en 1911 el alemán Emil Kettener establece el primer registro en décimas: 10.5 s. Sin embargo recién el año 1912 comienza la era de la IAAF, fecha a partir de la cual dicha organización internacional sería la encargada de fiscalizar en el futuro los distintos registros atléticos a la luz de reglamentaciones muy precisas y claras.


Los 100 metros a partir de la fiscalización de la IAFF

    El día 6 de Julio de 1912 el velocista norteamericano Donald Lippincott corre los 100m en 10.3/5 en la pista olímpica de Estocolmo; y hay que esperar 8 años para que finalmente Jackson Scholz, también de la nación del norte corra dicha distancia con el ajuste de las décimas: 10.6. Tenemos que destacar que este atleta participa en las finales de los J.O. de Amberes en 1920 y también en París en 1924. En el primer juego citado obtiene la 5ta. Colocación con 11s mientras que en la capital francesa el segundo lugar con 10.7 s, precisamente detrás del inglés Harold Abrahams (“Carrozas de Fuego”).

    Sin embargo en 1921 ocurre un acontecimiento verdaderamente impactante cuando el velocista norteamericano Charles Paddock corre la distancia en 10.2 lo que hubiera constituido un nuevo récord mundial. Sin embargo dicho registro fue cuestionado dado que todavía la IAAF no había reglamentado el uso de los cronómetros con “décimas” y además Paddock no corrió 100m sino 110yardas, es decir, 100.58, en otras palabras, 58 cm de más (¡!). Como registro final para dicho registro se le adjudicó 10.1/5. Es indudable que Charles Paddock fue un corredor sumamente talentoso y no nos podemos imaginar lo que hubiera rendido en los días actuales, “pese” a ser un corredor “blanco”. Tenía una característica que incluso lo perjudicaba debido a que estando a 5 - 6 m de la línea de llegada pegaba un salto hacia el frente para tratar de aventajar a sus rivales y “llegar antes” (?).


Los 10.4 segundos

    A partir de 1926 los cronometrajes se empezaron a realizar exclusivamente mediante las “décimas” y en la cual se destacaron varios corredores con el registro de 10.4. Entre ellos figuran nada menos que seis atletas alemanes tales como Helmut Körnig, Hubert Houden, Ernst Geerling, Richard Corst, Georg Lammers, y Eugen Eldracher. Aparte de ello ya empezó a figurar otro corredor de raza negra y de origen cubano: José Barrientos el cual el 21 de Abril de 1928 llegó a formar parte del extenso grupo de los “10.4”. Esto ha dado lugar a que todos los años se celebre en La Habana un gran festival atlético en honor al primer récord mundial que tuvo Cuba. De todas maneras se une a este grupo el atleta de color de los Estados Unidos Thomas “Eddie” Tolan, el cual con notable estabilidad repite dicho registro en numerosas oportunidades. Sin embargo en primero de Julio de 1930 ocurre un hecho que hace “temblar” al mundo atlético cuando “Eddie” corre en Vancouver la distancia de los 100 m en 10.2. Sin embargo dicho registro no es reconocido como récord mundial y se adujeron dos causas: 1) no se efectuó registro del viento (pese a que las películas tomadas en dicho evento mostraron una calma atmosférica absoluta) y, 2) el terreno sobre el cual se corrió no era horizontal dado que tenía una leve inclinación, pero no en “caída” sino en “subida” o “cuesta” (¡!). En otras palabras, la llegada estaba como 50 cm más elevada que la partida (¡!). Tanto Tolan como el público asistente mostraron gran desazón y disconformidad por la falta de reconocimiento como récord mundial y seguía por lo tanto vigente el 10.4 s.

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