Valoración fisioterápica en una escuela infantil de natación.
Sofía Sánchez Pérez , Francisco Javier Jimeno Serrano y Víctor Salinas Palacios

http://www.efdeportes.com/ revista digital | Buenos Aires | Año 5 - Nº 20 - Abril 2000

2 / 2

    El grado de oblicuidad de la cintura pelviana también podemos valorarlo desde una visión posterior al explorar las espinas ilíacas posterosuperiores colocando nuestros pulgares en las fosas sacras. Sin embargo, tomar las espinas ilíacas posterosuperiores como puntos de referencia pueden presentar un inconveniente, al estar situadas tan próximas puede ser difícil apreciar la horizontalidad de la pelvis (10).


2.3. Miembros inferiores

    En el reconocimiento fisioterápico del aparato locomotor de los miembros inferiores nos interesa valorar la extensibilidad de la musculatura isquiosural por su alta incidencia (21%) (13) y por su relación con la pelvis y el raquis (13, 14, 15).


2.3.1. Distancia dedos-suelo

    El paciente se coloca en bipedestación sobre un cajón con los pies al mismo nivel que los hombros y las rodillas extendidas. Solicitamos al paciente que realice una flexión anterior de tronco con los brazos extendidos (16). En esta posición de flexión máxima medimos la distancia en centímetros desde la punta de los dedos de la mano a la superficie de apoyo del cajón. Obtendremos un valor negativo cuando los dedos estén por encima de la superficie del cajón, y un valor positivo cuando la sobrepasen.

    La referencia de normalidad se establece con una valor igual o mayor a -5 centímetros; entre -6 y -15 cm hablamos de cortedad isquiosural moderada (grado I) y cuando el valor sea inferior a -15 cm, de una cortedad marcada (grado II) (17).


2.3.2. Distancia dedos-planta

    El paciente se sitúa en sedentación sobre la camilla con las rodillas extendidas y los pies a 90º. Solicitamos al paciente a que realice una flexión máxima del tronco manteniendo las rodillas en extensión y extendiendo los brazos y las manos hacia los pies. Una vez alcanzada la máxima flexión medimos la distancia en centímetros desde la punta de los dedos de la mano hasta la planta de los pies. Los valores de referencia de este método son los mismos que los explicados para el método distancia dedos-suelo.


2.3.3. Test de elevación de la pierna recta (EPR)

    Con el paciente en supino sobre la camilla y con la rodilla extendida y la cadera en posición neutra, el fisioterapeuta le flexiona lenta y pasivamente la cadera hasta que el individuo manifieste "tirantez" o dolor en la región posterior del muslo o hasta que aparezca la retroversión pélvica. El miembro inferior no explorado debe permanecer con la rodilla en extensión y en posición neutra. En ese momento procedemos a medir, con la ayuda de goniómetro, el grado de flexión. El eje de giro del goniómetro lo situamos en la cabeza femoral, un brazo del goniómetro permanece paralelo a la camilla y el otro lo extendemos a lo largo del fémur orientado hacia el maleolo peronéo. El test de elevación de la pierna recta debemos realizarlo en ambos miembros inferiores para contrastar los resultados obtenidos.

    Los valores de referencia del test de elevación de la pierna recta que están establecidos como normalidad son mayor o igual a 75º, como cortedad isquiosural moderada entre 61º-74º y como cortedad marcada menor de 60º (17).


2.3.4. Test del ángulo poplíteo

    La postura de exploración que debe adoptar el paciente es en supino sobre la camilla con la cadera y rodilla del miembro inferior que se está explorando flexionadas a 90º (13, 18). La pierna que no está siendo explorada permanece en extensión. El eje de giro del goniómetro lo colocamos en la cara lateral de la articulación de la rodilla, un brazo del goniómetro permanece alineado al fémur y el otro a la línea media de la pierna. Realizamos una extensión pasiva y progresiva de la pierna manteniendo la flexión de 90º de la cadera, hasta que el paciente nos manifieste el dolor en la región posterior del muslo o en el hueco poplíteo o hasta que se inicie la basculación pélvica. En ese momento procedemos a medir el ángulo que falta para la extensión completa de la rodilla.

    En este test consideramos como rangos normales los establecidos entre 0º-15º, como rangos de cortedad moderada entre 16º-34º y como cortedad isquiosural marcada un valor mayor o igual a 35º (19, 17).


2.3.5. Test del ángulo lumbo-horizontal

    Con la realización de este test valoramos las repercusiones de la cortedad isquiosural sobre la pelvis e indirectamente sobre el raquis lumbar. Para llevar acabo este test utilizamos la misma posición de partida que en el método de medición de la distancia dedos-planta. El eje de giro del goniómetro lo colocamos al inicio del pliegue interglúteo y el brazo fijo paralelo a la camilla.

    Consideramos que no existen repercusiones de la posible cortedad isquiosural cuando al aplicar el test obtenemos un valor igual o inferior a 95º; existirá una repercusión moderada cuando el valor esté comprendido entre 95º-110º y una repercusión importante cuando el ángulo sea mayor a 110º (20).


2.3.6. Test del ángulo lumbo-vertical

    El paciente se coloca en bipedestación con los pies al mismo nivel que los hombros y las rodillas extendidas. Solicitamos al paciente que realice una flexión anterior de tronco con los brazos extendidos. En esta posición de flexión máxima medimos el ángulo lumbo-vertical colocando el eje de giro al inicio del pliegue interglúteo y el brazo fijo perpendicular a la horizontal.

    Los valores de referencia que están establecidos como normalidad son mayor o igual a 75º, como cortedad isquiosural moderada entre 61º-74º y como cortedad marcada menor de 60º.

    El test de EPR y el test ángulo poplíteo son aparentemente los más específicos, pero tienen el gran inconveniente de que además de la flexión coxofemoral se implica la báscula pélvica.

    El método distancia dedos-palnta y distancia dedos-suelo presentan la ventaja de su alta reproductivilidad y su sencillez, sin embargo, con ellos no sólo se valora la extensibilidad isquiosural, sino toda la musculatura posterior.


3. Test de adaptación cardiaca

    En el reconocimiento fisioterápico llevado a cabo en la escuela infantil de natación aplicamos como test de esfuerzo el test de Ruffier-Dickson por ser un test que nos proporciona información sobre la adaptación cardiaca del niño al esfuerzo de una manera muy rápida y sencilla. Este test consiste en medir la frecuencia cardiaca inicial (P1), medirla de nuevo inmediatamente tras realizar 30 flexiones en 45 segundos (P2) y volver a medirla una vez transcurrido un minuto de su realización (P3).

La adaptación cardiaca al esfuerzo será excelente cuando el índice de Ruffier sea inferior a 0; muy buena entre 0-5; buena entre 5-10; débil o moderada entre 10-15 y mala cuando sea superior a 15 (21, 22).


Material y métodos

    Estudio descriptivo transversal. La población de estudio está formada por los niños y niñas de una escuela infantil de natación. El tamaño de la muestra es de 57 niños. Para la recogida los datos de la exploración se diseñaron unas hojas de reconocimiento que recogían la valoración de la disposición frontal y sagital del raquis, la horizontalidad de la pelvis, la extensibilidad isquiosural y la adaptación cardiaca al esfuerzo. Para el análisis descriptivo de los resultados se ha utilizado el paquete estadístico SPSS.


Resultados de la valoración fisioterápica

    La edad media de la población de estudio es de 6 años. El 45,45% de los infantes explorados son niñas y el 58,18% niños. El peso medio es de 29,26 Kg y la talla es de 123,65 cm.


Resultados de la valoración del raquis

    En la exploración sagital del raquis, al calcular el índice cifótico, el 80% de los niños de la muestra presentan parámetros dentro de las referencias de normalidad, el 18,18% presentan rectificación de la curvatura torácica y el 1,8% hipercifosis. En un elevado porcentaje (41,81%) el índice lordótico establece una rectificación de la curvatura lumbar.

    Con respecto a la exploración frontal del raquis, el método de medición de las flechas frontales establece que a nivel cervical el 98,18% de la población explorada no presenta desviación cervical y en un porcentaje muy bajo (1,81%) se detecta una flecha frontal de 15 cm; a nivel torácico, el 92,72% no presenta flecha frontal y el 7,26% de los niños presenta desviaciones torácicas entre 10 y 15 cm; y a nivel lumbar se establece que el 25,49% presenta desviación del raquis lumbar y en el 74,54% no se detectan flechas frontales a este nivel.

    El test de Adams es negativo en la mayoría de los niños explorados (76,36%) y el test de Bending refleja que en toda la población de estudio que presenta desviaciones frontales del raquis estas tienen un buen grado de reductibilidad al realizar el test.

    Acerca de la movilidad del raquis lumbar, el test de Shöberg presenta parámetros normales en el 27,7% de los casos y un elevado porcentaje de los nadadores infantiles (61,1%) presentan un aumento de la movilidad del raquis lumbar, frente a un 11,11% de la población de estudio, que la presenta disminuida.


Resultados de la valoración de la pelvis

    Con respecto a nivelación pélvica, la gran mayoría de los niños presenta una correcta horizontalidad de las crestas ilíacas (89%). El 10,9% de los nadadores presenta un desnivel de las crestas ilíacas, siendo en el 100%de estos la cresta ilíaca izquierda la que está más elevada. El 100% una correcta nivelación de las EIAS y el 95,54% de las EIPS.


Resultados de la valoración de los MMII

    En relación con los datos obtenidos al aplicar el test Distancia dedos-suelo, el 16,36% de los individuos del estudio presenta una cortedad isquiosural moderada. Al valorar la extensibilidad isquiosural con el test Distancia dedos-suelo el 12,72% de los niños presenta una cortedad moderada.

    Al realizar el test de Elevación de la pierna recta de manera bilateral los resultados obtenidos son, en el miembro inferior derecho, de normalidad en el 83,33% de los niños cortedad moderada de los músculos isquiosurales en el 16,66% de los casos. En el miembro inferior izquierdo el 29,62% presenta cortedad moderada y un porcentaje muy bajo (1,85%) presenta cortedad isquiosural marcada.

    Con respecto a los resultados obtenidos al valorar la extensibilidad isquiosural en el miembro inferior derecho a través del test del Ángulo poplíteo, el 87% de la población de estudio presenta parámetros dentro de la normalidad y el 12,96% una cortedad grado I o moderada. En el miembro inferior izquierdo el 87% no presenta cortedad isquiosural, el 3,7% presenta una cortedad moderada y el 9,25% una cortedad marcada.

    Acerca de las repercusiones que pudiera tener el estado de la musculatura isquiosural sobre la pelvis e indirectamente sobre el raquis lumbar, el test del Ángulo lumbo-horizontal establece que en el 50% de los niños no existen repercusiones, en el 37,03% existen repercusiones moderadas y en el 12,96% repercusiones importantes.


Resultados de la valoración de la adaptación cardiaca al esfuerzo

    El 18,51% de la población de estudio presenta una excelente adaptación cardiaca al esfuerzo, el 46,29% una adaptación cardiaca muy buena, el 27,77% una buena adaptación y el 7,4% una adaptación cardiaca al esfuerzo débil o moderada.


Conclusiones

  • Sólo una quinta parte de la población de estudio presenta rectificación dorsal.

  • Una pequeña parte de la población de estudio presenta desviaciones mínimas a nivel cervical y dorsal. A nivel lumbar, estas desviaciones afectan a un cuarto de la población, siendo también de carácter mínimo.

  • Más de la mitad de la población de estudio presenta un aumento de movilidad a nivel lumbar.

  • Aproximadamente la mitad de la población presenta predisposición a repercusiones sobre la estática y la dinámica pélvica y lumbar.

  • Sólo una décima parte de la población de estudio presenta desnivel en las EIAS, siendo en todos los casos la EIAS izquierda la más alta.

  • La cantidad de niños con cortedad isquiosural marcada es casi inexistente.

  • Menos de la cuarta parte de la población de estudio presenta un grado de cortedad isquiosural moderado, siendo ligeramente mayor el número de individuos con cortedad en el miembro inferior izquierdo.

  • La cantidad de niños que presentan una adaptación cardiaca al esfuerzo de carácter débil o moderado es mínima.


Bibliografía

  1. Mellin G. Measurement of thoracolumbar posture and mobility with Mutiam inclinometer. Spine 1986; 11 (7): 759-762.

  2. Milne J.S, Lauder Y.J. Age effects in kyphosis and lordosis in adults. Annals of Human Biology 1974; 1 (3): 327-337.

  3. Moreland M.S, Pope M.H, Armstrong G.W.D. Moire fringe topography and spinal deformity. Proceeding of an International Symposium. Vermont: Pergamon Press Inc, 1981.

  4. Öhlen G., Spangfort E., Tingvall C. Measurement of spinal sagittal configuration and mobility witn Debrunner's Kyphometre. Spine 1989; 14 (6): 580-583.

  5. Chopin D., Davis T. Cyphoses phatologiques. Encycl. Med Chir Appareil locomoteir 1989; 15872ª10, 10.

  6. Stagnara P. Deformaciones del raquis. Barcelona: Masson, 1987.

  7. Santonja F. Las desviaciones sagitales del raquis y su relación con la práctica deportiva. En: Ferrer V, Martínez L, Santonja F. Escolar: Medicina y Deporte. Albacete: Diputación Provincial, 1996.

  8. Fernand R., Evaluation of Lumbar lordosis. A prospective and retrospective study. Spine 1985; 10 (9): 799-803.

  9. Magee D.J, Ph. D., BPT. Ortopedia. Segunda edición. México. Interamericana McGraw-Hill, 1994.

  10. Lloret M., Conde C., Fagoaga C.L., Tricas C. Natación Terapeútica. De. Paidotribo. Barcelona, 1997.

  11. Cole B. et al. Instruments de mesure des résultats en réadaptation physique. Ass. Canad. Physiother. 1996.

  12. Fitgenald GK. Et al. Objetive assessment with establishment of normal values for lumbar spinal range of notion. Physical Therapy 1983; 63 (11): 1776-8.

  13. Bado J.L, Barros P.C, Ruggiero A., Navillat M. Análisis estadístico del síndrome de "retracción" de los isquiotiniales estudiado en colectividades infantiles sanas y su correlación con el dorso curvo. Anales de la Facultad de Medicina de Montevideo. T-49. Nº 1-2.328-337. 1964.

  14. Andreotti L., Mauric A. Atlas de semiología reumática. Columna vertebral. Ediciones Grass. Barcelona, 1989.

  15. Moe J.H, Winter R.B, Bradford D.S, Lonstein J.E. Deformaciones de la columna vertebral. De. Salvat S.A. Barcelona, 1982.

  16. Kippers V, Parker A.W. Toe-tuch test. A mesures of its validity. Physical Therapy 1987; 67 (11): 1680-1684.

  17. Santonja F, Ferrer V, Martínez I. Exploración clínica del síndrome de isquiosurales cortos. Selección 1995; 4 (2): 81-91.

  18. Gadjdosik R, Lusin G. Hamstring Muscle Tightness: Reliability of an Active-Knee-Extension Test. Physical Therapy 1983; 63 (7): 1085-1090.

  19. Katz K, Rosenthal A, Yosipovitch Z. Normal Ranges of Popliteal Angle in Children. J.Pediatr.Orthop. 1992; 12: 229-231.

  20. Santonja F, Andújar P, Martínez I. Ángulo lumbo-horizontal y valoración de repercusiones del síndrome de isquiosurales cortos. Apunts-1994-vol XXXI-103-111.

  21. Matínez L, Fiden MªD. Reconocimiento médico-deportivo en la edad escolar. En: Ferrer V, Martínez L, Santonja F. Escolar: Medicina y Deporte. Albacete: Diputación Provincial, 1996.

  22. Mondenard J.P. Test des flexions de Ruffier-Dickson. Ann. Kinésithér., 1987, 14(7-8), 381-388.


| inicio |

Otros artículos
sobre Actividades Acuáticas sobre Actividad Física y Salud

  www.efdeportes.com/
http://www.efdeportes.com/ · FreeFind
   

revista digital · Año 5 · Nº 20 | Buenos Aires, abril 2000  
© 1997/2000 Derechos reservados