El desarrollo del fútbol en el mundo y en especial en Argentina es, sin exagerar fabuloso: revistas, escuelas de fútbol, clubes diseminados a lo largo y a lo ancho de todo el país; un periódico diario que se dedica casi mayoritariamente a este deporte; canales de televisión abierta y por cable dedican horas enteras al tema.

El fútbol se juega en plazas, en calles poco transitadas, en zonas urbanas y rurales. Ha dejado de ser patrimonio de las clases marginales para formar parte de un circuito cultural que abarca todos los sectores sociales.

En un fin de siglo donde las fronteras parecen esfumarse, el fútbol se ha transformado en un fenómeno que produce una profunda identidad (a la divisa, al país). Esta cuestión se vio reflejado en ocasión de la eliminación de la Selección Argentina en el último Mundial de Fútbol. Tres sociólogos argentinos: Di Giano, Kunis y Palomino refieren el antes, el durante y el después en "Fútbol: una pasión nacional".

En nuestro país, esta explosión fue, en gran parte provocada por los resultados deportivos obtenidos por la Selección de la Asociación del Fútbol Argentino en los últimos años: los campeonatos mundiales de 1978 (Argentina) y 1986 (México), los subcampeonatos de 1990 en el Mundial de Italia y en 1996 en los Juegos Olímpicos de Atlanta; el primer lugar en la Copa América en las últimas dos ediciones; los campeonatos Mundiales en categoría juveniles obtenidos en Tokio en 1979 y Qatar en 1995. A esto se suman los resultados obtenidos por los equipos de clubes argentinos en competencias Continentales y Mundiales y la enorme cantidad de jugadores que jugaron y juegan en equipos extranjeros, entre los cuales sin duda Diego Maradona ha contribuido a ampliar la fama del fútbol tanto dentro como hacia afuera de nuestras fronteras.

Esto habla de un período de tiempo bastante largo, de extraordinario de desarrollo.

Si nos remontamos en la historia sólo es comparable a la época que origina el profesionalismo hacia finales de la década del `20 y principios de los `30 con la obtención de las dos primeras Copas de América, el segundo puesto tanto en los Juegos Olímpicos de Amsterdam como en el primer Mundial realizado en Montevideo. ¿Qué circunstancias y avatares llevan a esta primera época?.

Son escasos los trabajos sobre la historia del fútbol argentino en los finales del siglo pasado y los primeros a¤os de este siglo. En "Los nombres de los Clubes de Fútbol. Buenos Aires 1880-1930", Julio Frydenberg continúa investigando sobre temas que pertenecen todavía, al campo de lo mítico, pero que echan luz sobre aquellos pioneros.

La enorme incorporación massmediática del fútbol un interés creciente en su práctica: escuelas de fútbol, partidos ocasionales, prácticas asistemáticas en parques y plazas, competencias interempresarias, en lugares de trabajo, colegios, universidades, torneos de fútbol con reducción de jugadores y terreno (fútbol 5 a 9 jugadores) y obviamente, la práctica en divisiones inferiores y en el fútbol profesional.

Sin embargo todo este desarrollo no viene acompa¤ado de una expansión de la información que permita profundizar en el fútbol como objeto de conocimiento. No existen desarrollos específicos que permitan disponer de un lenguaje común para referirse a cuestiones similares, lo cual acota las posibilidades de intervención y de intercambio.

La ense¤anza sigue siendo folklórica y preferentemente empírica. Los modelos de abordaje solo parecen poner énfasis en la fragmentación.

Son muy pocos los libros publicados en Argentina sobre el fútbol, más allá del enorme espacio social fértil para investigar en cuestiones específicas.

Además pareciera que los resultados deportivos dependen más de la enorme masa de jugadores que son reclutados, que del trabajo específico de profundización del contenido que se hace con cada sujeto individualmente y con la dinámica de los grupos deportivos.

Existen dos formas básicas de acercarse al fútbol como objeto de conocimiento: reproducir lo vigente o producir un discurso nuevo e integrador. Discurso que no se sostiene ni en la pura teoría impracticable e irrealizable, ni en la pura experiencia personal reproducible sólo para el sujeto que interviene en un momento determinado.

Se trata de ver como se expande el fútbol como práctica, qué practicas producen mejores efectos (sociales, pedagógicos, psicológicos) y desde allí intentar fundamentar teóricamente una práctica posible que pueda ser originada, creada, ampliada, y, por qué no, contrastada y cuestionada.

Sostengo la idea que es posible articular las prácticas comunitarias, escolares con las de alto rendimiento y en ese sentido, el artículo de mi autoría -El Fútbol en la Escuela: aportes para pensar un encuentro"- intenta abrir la cuestión de la incorporación del fútbol en el sistema escolar. Muchas problemáticas que se producen en jugadores de fútbol (abandono prematuro, niveles inexplicablemente bajos de rendimiento, burnout 1, violencia) se deben a la casi total ausencia de educadores profesionales en estos ámbitos.

El deporte es un espacio privilegiado de prevención de la salud y como tal debe ser defendido de los codiciosos y de los que maltratan por ignorancia o por codicia a quienes se acercan a jugarlo.

Tulio Guterman
1 . Bournout se refiere a la disminución del rendimiento deportivo generalmente por sobreentrenamiento o por entrenar incorrectamente. Generalmente se lo confunde con fatiga, pero la fatiga se refiere a una cuestión ligada a lo neuromuscular y articular que se repone con el reposo. El burnout implica un compromiso esencialmente mental (Williams, 1992).
Lecturas: Educación Física y Deportes, Año 1, Nº 2. Buenos Aires. Setiembre 1996.