Hacia una concepción más integral
del entrenamiento en el fútbol

Cipriano Romero Cerezo
(España)
cromero@platon.ugr.es

Catedrático de E.U. en la Facultad Ciencias
de la Educación de la Universidad de Granada.
Profesor de la Escuela Andaluza de Entrenadores de Fútbol

Lecturas: Educación Física y Deportes | http://www.efdeportes.com/
revista digital | Buenos Aires | Año 5 - N° 19 - Marzo 2000

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1. Consideraciones preliminares
    Mediante los argumentos que vamos a dar pretendemos efectuar algunas aportaciones al entrenamiento de fútbol, no sólo en el ámbito profesional o del rendimiento sino también en el campo de la iniciación.

    Todos los que nos dedicamos al fútbol (entrenadores, preparadores físicos, médicos, psicólogos, etc.), de una manera o de otra, actuemos en el ámbito de la iniciación o de la alta competición, tenemos una preocupación común, la de hacer más eficientes los procesos de entrenamiento que podamos llevar a cabo. De esta manera, los jugadores podrían aprender a jugar al fútbol, desarrollar las capacidades, habilidades y destrezas necesarias para su práctica; o bien, aumentar el rendimiento deportivo para afrontar la competición; lógicamente, dependiendo del ámbito de actuación.

    Los procedimientos, técnicas, sistemas y métodos empleados han variado bastante en las dos últimas décadas. Con las Ciencias del deporte, en auge actualmente en nuestro país, se han obtenido conocimientos que ayudan al diseño y desarrollo del entrenamiento deportivo, contribuyendo a que se realicen con mayor eficiencia. De esta manera, particularmente, el fútbol, su entrenamiento y la competición, se convierten en objeto de estudio y de problemática científica, generándose teorías que deben considerarse para un mejor desarrollo de su práctica.

    ¿Qué conocimiento científico se tiene en el fútbol?. Podríamos decir que es escaso y poco consistente. Impera la idea de que en el fútbol está todo inventado. Pero la realidad es que el espectáculo no mejora y hay pocas aportaciones metodológicas para acrecentarlo, sobre todo en el aspecto de desarrollo de juego. Creemos que los procesos de entrenamiento y de competición, los procedimientos y medios que se suelen emplear en los entrenamientos, son susceptibles de ser estudiados y de generar conocimientos mediante la investigación y la difusión; por consiguiente, se puede mejorar. En este sentido, coincidimos con Bangsbo (1998) cuando asevera que: los resultados de estudios científicos ayudan a obtener una mejor comprensión de las exigencias y limitaciones del rendimiento físico en el fútbol (pág. 5). Estos conocimientos, junto con la experiencia práctica, proporcionan información valiosa para diseñar entrenamientos adecuados y obtener una mayor eficiencia en la competición.

    Durante la década de los años 70 y de los 80 se tenía la idea que el entrenamiento, mediante la mejora de la condición física, era determinante para conseguir un buen desarrollo de juego. En este sentido, las aportaciones del gran maestro de la preparación física en el fútbol, Álvarez del Villar, por el trabajo práctico que efectuó en distintos equipos, la difusión de su obra en el año 1983, las publicaciones en distintas revistas, sus implicaciones en la formación de los entrenadores españoles y del profesorado de Educación Física, contribuyeron para que existiera una preocupación por la preparación física y de que los clubes incorporaran a estos especialistas en sus cuadros técnicos.

    Este planteamiento tuvo un gran problema y fue la aplicación de métodos y sistemas de entrenamiento de deportes individuales al fútbol ("el futbolista atleta"), aunque se quisieron adaptar no dejaban de basarse en acciones sin balón, alejadas de las situaciones de juego. Esto tiene poco valor para la competición, ya que guardaba poca relación con la práctica del fútbol. Para jugar al fútbol no hay que basarse sólo en el aspecto físico, es un juego inteligente donde se requiere de análisis y reflexión.

    Hoy, todavía suele plantearse entrenamientos en donde las cualidades propias del juego suelen ser dejadas de lado en provecho de las cualidades físicas (Mombaerts, 1998). El fútbol, como deporte colectivo que es, tiene sus propias exigencias de juego, su práctica viene dada por una estructura que podremos determinarla mediante un análisis como deporte de equipo. A modo de síntesis podemos adelantar que, para su práctica, se requiere de la realización de una serie de movimientos, esfuerzos y acciones en secuencias variables e intermitentes para llevar el balón a una meta y/o evitarlo, las posibilidades de éxito dependerá de un uso inteligente de la relación de oposición/cooperación.


2. La práctica del fútbol: estructura y análisis funcional como deporte de equipo

    El fútbol es considerado como un deporte eminentemente perceptivo, en el desarrollo del juego los jugadores se encuentran mediatizados por los cambios que se producen en el entorno, como los compañeros, los adversarios y el balón.

    Se requiere de una habilidad abierta o de regulación externa. Para poder desenvolverse, es necesario una adaptación y regulación a factores externos, mediante la información periférica o visual e interactuando mediante la cooperación y oposición de manera congruente con las distintas fases del juego (ataque/defensa), de acuerdo a los respectivos objetivos respecto a la posesión o no del balón.

    En el fútbol, el carácter de juego colectivo, requiere del esfuerzo de la totalidad de los que componen el equipo hacia el objetivo (ataque/defensa). Las acciones de los jugadores, con un espíritu cooperativo y armonizado, adquieren sentido en función de tres momentos fundamentales de juego: la posesión del balón (ataque), la posesión del balón por parte del adversario (defensa) y el cambio de posesión del balón (transición). De esta manera, dependiendo de la posesión o no del balón, podemos enunciar los principios generales de la acción de juego (esquema nº 1).

Esquema nº 1: principios generales de la acción de juego


    Además de la incertidumbre que se origina por la interacción entre los compañeros y adversarios (dependiendo de la posesión o no del balón), Hernández Moreno (1994) añade la situación en el espacio de juego de los equipos y la forma de participación sobre el móvil o balón. De esta manera podemos llegar a la estructura del fútbol, que representamos en el esquema nº 2 a partir de su objetivo.

Esquema nº 2: estructura del fútbol a partir de su objetivo


    Atendiendo a su estructura podemos definir el fútbol como: "Un deporte colectivo donde se produce una interacción motriz entre los participantes, como consecuencia de la presencia de compañeros y adversarios, utilizándose un espacio común (estandarizado y sin incertidumbre) y con una participación simultánea mediante una cooperación/oposición".

    Atendiendo a su estructura podemos definir el fútbol como: "Un deporte colectivo donde se produce una interacción motriz entre los participantes, como consecuencia de la presencia de compañeros y adversarios, utilizándose un espacio común (estandarizado y sin incertidumbre) y con una participación simultánea mediante una cooperación/oposición".

    Esta estructura nos da una idea general del fútbol como deporte colectivo, siendo necesario realizar un análisis funcional para poder tener una idea más concreta cómo son los comportamientos motores y conocer qué es lo que acontece durante el desarrollo del juego tanto en el ámbito individual como colectivo.

    El fútbol supone una confrontación directa entre dos equipos, y que consiste en una disputa del balón para conseguir gol o evitarlo. Para ello se deberán realizar una serie de acciones e interacciones establecidas por unos objetivos (plan o contraplan) mediante un espíritu colectivo y armonizado (cooperación y oposición), caracterizadas por:

    Considerando estas características determinantes para el desarrollo del fútbol, podemos aseverar que, para poder realizar las diferentes acciones que se desarrollan en este deporte, hay una necesidad de habilidad motriz específica. Esta habilidad, basada en los mecanismos de percepción, decisión y ejecución, confiere una eficiencia o capacidad de los jugadores para adaptarse y resolver problemas específicos del fútbol.

    En el esquema nº 3 se recoge el análisis funcional del fútbol como deporte de equipo.

Esquema nº 3: análisis funcional del fútbol


    Estimando ciertas aportaciones de Mombaerts (1998), podemos considerar el fútbol como una actividad motriz compleja, de regulación externa en la que el jugador deberá tomar decisiones antes de actuar, y después de haber analizado la situación. Un jugador en una situación en el terreno de juego (sea con balón o sin él, frente a un adversario directo o indirecto) deberá tener la habilidad motriz para resolver un problema de juego o una acción de juego mediante:

  1. El mecanismo perceptivo, podrá atender a los estímulos presentes (compañeros, adversarios, balón...), las relaciones espaciales (ubicación en el campo, distancias de los jugadores y de los objetivos) y temporales (atender a la sucesión de acontecimientos que se van dando, la duración de los mismos, el ritmo...). En definitiva, el jugador deberá observar para saber qué pasa y de esta manera obtener información de la situación.

  2. El mecanismo de decisión tendrá que plantearse qué es lo que va a hacer, analiza la situación, concibiendo y escogiendo una solución. Por ello es importante que los jugadores tengan desarrollada la inteligencia de juego mediante la capacidad de establecer estrategias motoras y su puesta en práctica a través de la táctica individual y colectiva. En este sentido, aparece el mecanismo o factor decisional como algo que es necesario y puede ser determinante para poder desenvolverse en este deporte.

  3. El mecanismo de ejecución, da la respuesta motriz de cómo hacerlo, resolviendo la situación de juego. Para esto es necesario tener desarrolladas las capacidades físicas (fuerza, resistencia, velocidad...) y habilidades técnicas (golpeo, regate, entrada, interceptación...).

    En definitiva, el jugador debe de hallar las respuestas adaptadas a los problemas que le presenta la acción de juego que viene derivadas de la oposición (contra los adversarios) y de la cooperación (con los compañeros). Considerando, además, que las acciones de juego (ofensivas o defensivas) no se dan aisladas sino concatenadas, debiendo reaccionar ante una situación y, por otra, efectuando un tratamiento de la situación de juego siguiente.

    Para poder llegar a esta circunstancia, los jugadores de un equipo deberán tener un comportamiento óptimo en competición gracias a la utilización de todas las capacidades y habilidades individuales interactuando colectivamente.

    En el esquema nº 4 se recoge las condiciones y la interacción de los distintos mecanismos para tener una habilidad necesaria en el fútbol y poder resolver las situaciones o acciones de juego.

    Una vez que conocemos la estructura del fútbol y efectuado el análisis funcional como deporte de equipo, estamos en condiciones de hacernos una concepción de qué orientación metodológica debe tener el entrenamiento del fútbol.

Esquema nº 4: mecanismos necesarios para el logro de una habilidad para el fútbol

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