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La agresividad como valor deportivo, factor importante en el desempeño

 

Universidad de las Ciencias de la Cultura Física

y Deporte. “Manuel Fajardo” Facultad Santiago de Cuba

(Cuba)

MSc. Walfrido Antonio Portuondo Justiz

Lic. Raúl Castellanos Parra

lilian@scu.uccfd.cu

 

 

 

 

Resumen

          Las acciones deportivas de fuertes sentimientos, el atractivo emocional que tienen, son condiciones importantes de la influencia positiva del deporte sobre la personalidad del hombre, pero las vivencias emocionales en el deporte al igual que todas las demás emociones, pueden ser esténicas y asténicas, y ejercer una influencia positiva como negativa sobre los procesos orgánicos y la conducta del hombre. En tal sentido al tomar criterios de autores como Korand Lorenz (1973); Widmeyer (1984) y Husman y Silva (1984), que sustentan sus tesis en que la agresión humana es un instinto natural y constituir la base del comportamiento del hombre que practica deporte y por tanto necesaria, esto motivo a los autores a estudiar el comportamiento de estos procesos en atletas femeninas del equipo juvenil de de Santiago de Cuba, durante el Campeonato Nacional efectuado en esta ciudad. Para esto se elaboró un protocolo de observación que recogía los actos de agresión y agresividad en que incurrían las atletas santiagueras así como el equipo contrario. Los resultados finales arrojaron un alto número de acciones de agresividad por parte de estas atletas, siendo mucho más significativo en los partidos más importantes. Esto nos permitió arribar a la consideración de que a pesar de las desventajas competitivas que poseía el equipo, entre otras cosas la altas frecuencia fundamentalmente de actos de agresividad instrumental esto contribuyó a que ocupara el 2º lugar en el campeonato.

          Palabras clave: Agresividad. Deporte. Rendimiento.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 196, Septiembre de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    En el congreso científico Olímpico celebrado en Oregón (USA) en Julio de 1984, en víspera de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, se describió al deporte, en una sesión interdisciplinar dedicada a la agresión y a la violencia en el deporte, como la forma más dramática de combate no hostil en el que participan los seres humanos. Tal descripción sugiere lo que es sabido por nosotros, y es que el deporte en mayor o menor medida, comporta algún tipo de agresión y enfrentamiento, y algunas veces -las menos- pueden servir de soporte a una conducta violenta cuando el “combate deportivo” no se ciñe exquisitamente a las reglas que lo conforman.

    Estudios realizados por los psicólogos del deporte, reconocen una variada gama de vivencias emocionales fuertes y vivas durante la práctica deportiva. La saturación de las acciones deportivas de fuertes sentimientos, el atractivo emocional que tienen, son condiciones importantes de la influencia positiva del deporte sobre la personalidad del hombre, pero las vivencias emocionales en el deporte al igual que todas las demás emociones, pueden ser esténicas y asténicas, y ejercer tanto una influencia positiva como negativa sobre los procesos orgánicos y la conducta del hombre.

    Son incontables las emociones que se manifiestan en el proceso de la actividad deportiva, en este sentido para nosotros, las más significativas asociadas al proceso de la violencia deportiva, están las vinculadas a los considerables cambios que comienzan en la actividad vital del organismo en el proceso de la actividad deportiva, donde la gran actividad muscular, que forma la particularidad característica y necesaria de la práctica deportiva si se produce normalmente siempre va acompañada de un peculiar estado de euforia (gran animación de las acciones, el lenguaje, etc.), sensaciones esténicas de vigor y alegría de vivir. Sin embargo en los casos de sobreentrenamiento esa misma actividad muscular provoca emociones asténicas: decaimiento de las fuerzas, insatisfacción, etc.

    Se asume que los estados emocionales durante las competencias deportivas se caracterizan por la presencia de una fuerte excitación, que ha recibido el nombre de “furia deportiva" y que tiene una enorme importancia para el deporte, durante este estado el deportista siente en sí una fuerza enorme, no experimenta el cansancio, todos sus procesos psíquicos están agudizados y manifiesta la capacidad de reaccionar de manera muy rápida y fuerte.

    Estas experiencias expresadas en torno a las vivencias emocionales como resultado de las actividades deportivas, en la que coinciden psicólogos, sociólogos y otros especialistas del deporte, se caracterizan por ser fuertes y muy expresadas las cuales se apoderan de la personalidad del deportista y ejercen una enorme influencia sobre su actividad; al mismo tiempo, exigen del deportista la capacidad de dominar sus emociones y de ofrecer resistencia a aquellas que tienen carácter asténico.

    En consecuencia al profundizar en torno a las vivencias emocionales como resultado de las actividades deportivas se hace necesario tener presente un grupo de elementos que nos posibilitarán realizar una mirada en cuanto a las manifestaciones y realidades del deporte, efectuándose una importante ubicación en las especificidades de la temática escogida, y a su vez significándose algunos aspectos de las realidades del deporte.

    Se han realizado estudios basados en la esencia y naturaleza de los términos agresividad, agresión y violencia, que han demostrado que estos poseen protagonismo propio

    La violencia, ha sido tratada por varios autores, por ejemplo Corsi (1995: 12), refiere que… “la violencia, implica siempre el uso de la fuerza para producir un daño.”

    En el ámbito deportivo Cagigal (1990) expone lo siguiente: el término violencia ha de ser precisado no ya tanto como la utilización de la fuerza antirreglamentaria sino también como acepción de “violatorio”, es decir el quebrantamiento de la norma misma, que rige la competición.

    Por otra parte, la agresión, Nissiotis (1985: 15), la distingue “…como el vehículo energético y el elemento animador de la aspiración humana a una vida intensa, al placer y al poder“.

    Corsi (1991: 17), refiere que “…la agresión, las formas que adopta son disímiles: motoras, verbales, gestuales, posturales, etc.”

    Al abordar el término agresividad como eje central de nuestro trabajo, consideramos necesario tratar varios aspectos, que contribuyen a reconocer la importancia del mismo en el comportamiento humano.

    Konrad Lorenz, Premio Nobel de Medicina (1973: 13), basa su tesis central en que “…la agresividad es un instinto que el hombre tiene. Por consiguiente, es de alguna manera necesaria…”.

    Por otra parte Lafarga Corona (1998), sustenta la tesis que:

    La agresividad, es la tendencia al crecimiento cuando las circunstancias son adversas para la satisfacción de las necesidades del organismo. Si éste experimenta la amenaza de la frustración o la frustración misma, se prepara biológica y psicológicamente para prevenir la amenaza o para satisfacer las necesidades frustradas. Biológicamente a través de la descarga de adrenalina en el torrente sanguíneo y psicológicamente a través del estado de alerta que dicha descarga produce.

    Continúa el autor, refiriéndose a la agresividad, significando que no es un instinto destructivo que lleva a la acción violenta y destructiva contra los demás o contra uno mismo siguiendo la ley de la entropía, sino la tendencia misma al crecimiento que en circunstancias adversas al organismo humano, pone la inteligencia, la imaginación y creatividad al servicio de la satisfacción de los necesidades frustradas

    En su más honda esencia la agresividad tiene su razón primaria en un impulso vital que es fundamental y primario y se aloja en el subconsciente del ser humano.

    Erich Fromm (1975) hombre universal, ha tratado como muchos otros de dar una explicación a la violencia y destructividad del hombre. Él, como filósofo, sociólogo, psicólogo y psicoanalista que fue, pretendió dar un abordaje multidisciplinario para el mejor entendimiento del fenómeno, postulando que la existencia de una “agresividad benigna”, la cual es simplemente el reflejo de un impulso de supervivencia y de dignidad al hombre por defender su libertad y respeto por si mismo, y lo más importante: su vida, se encuentra programada filogenéticamente y en algunos aspectos es común a los animales; no es espontánea ni auto generada, si no reactiva y defensiva, se dirige a la remoción de la amenaza, destruyéndola o eliminando su fuente.

    Continúa Fromm, planteando que:

    Biológicamente no adaptativa se encuentra la “agresión maligna”, o sea, aquella agresión que no es defensiva ni autoafirmadota de la vida y dignidad, si no que se relaciona con la destructividad, el sadismo y la crueldad; no se encuentra programada filogenéticamente, sólo es característica del hombre, es biológicamente dañina y su finalidad es provocar el sufrimiento en los demás o dar muerte con dolor.

    Husman y Silva (1984:18), distinguen dos tipos de agresividad que son: ”…la reactiva u hostil e instrumental. La hostil el principal objetivo es el de infligir lesión o daño psicológico a otra persona, por su parte la instrumental tiene lugar en la búsqueda de un objetivo no agresivo.”

    Se reconoce, que tanto la agresividad hostil como la instrumental conllevan la intención de infligir daño o lesión, aunque la mayoría de lesiones deportivas son instrumentales ellos nos la hacen más aceptable, a pesar de que los profesionales de la ciencia del deporte y el ejercicio físico poseen una filosofía, aún en estudio, respecto a lo que es conducta agresiva instrumental aceptable y otra no aceptable, independientemente que algunos entrenadores y deportistas piensan que la agresividad, potencia el rendimiento deportivo, en el nivel tanto individual como de equipo.

    Una de las cuestiones principales, es que en este aspecto (agresividad) de la conducta deportiva de un sujeto, sea consciente e inconsciente. Si el deportista tiene conciencia de lo que quiere y de lo que está permitido, su comportamiento puede ser altamente competitivo, al tiempo que noble y respetuoso, mientras que si no tiene conciencia de los elementos que se ponen en juego al competir, de cómo se dispara su ansiedad, como aparece el miedo, cuando teme al fracaso, etc., aparecen conductas hostiles y violentas en número y formas variadas: rivalidad con los compañeros y oponentes, omnipotencia, grandiosidad, no cooperación, instigación y descontento, incapacidad de disfrute y satisfacción.

    La relación entre agresión y rendimiento es compleja, y ha habido muchas cosas en que los actos agresivos han merecido la pena, si nos atenemos al resultado. En consecuencia con esto, psicólogos del deporte coinciden con Widmeyer (1984) en que la agresión facilita los resultados en cuanto a rendimiento mientras que otros creen que no (Gill, 1986).

    Teniendo en cuenta los elementos antes expuestos con relación a la tan polemizada ventaja competitiva de la agresividad tanto en deportes individuales como colectivos, nos dimos a la tarea de estudiar éste comportamiento en atletas femeninas del deporte baloncesto, siendo el propósito: el estudio del comportamiento de los actos de agresión y agresividad en que incurrieron durante la lucha deportiva, las atletas juveniles del equipo de baloncesto de Santiago de Cuba.

Desarrollo

    Para la realización de este trabajo, se tomó como muestra el equipo juvenil femenino de Santiago de Cuba que participó en el Campeonato Nacional.

    Este equipo estuvo conformado por 12 atletas de 17 años y un nivel escolar de 11º, además sometidas durante 30 a 35 semanas a un proceso de entrenamiento deportivo dirigido por un colectivo técnico de profesores deportivos con un aceptable nivel de preparación y experiencia.

    Se utilizó un protocolo de observación donde se registraban por cada atleta la ocurrencia de los actos mencionados, tanto en el aspecto ofensivo como defensivo, seccionado además este protocolo en cuatro partes que son las representativas a los cuartos (10 minutos), en que se divide el tiempo total (40 minutos) del juego o partido de baloncesto.

    La agresividad, se constató desde la óptica de los elementos manejados anteriormente que clasifican la misma en agresividad hostil (maligna) y agresividad instrumental (benigna), ambas en su posible ocurrencia en primer término contra el contrario o adversario, el árbitro, espectadores, compañeras de equipo, y otras.

    En el caso de la agresión fueron manejadas las mismas posibles ocurrencias que en el caso de la agresividad.

    En correspondencia con las características y dinámica del deporte de Baloncesto el cual clasifican como deporte de oposición y cooperación, donde hay contacto directo entre contrarios, donde la actividad emocional hacia el rival se experimenta como una emoción activa y de ataque, dirigida contra un contrario concreto y físicamente palpable cuya resistencia hay que romper, doblegar y vencer, consideramos manejar en nuestro trabajo como posibles actos de agresividad instrumental los siguientes:

  • Apoderarse del balón en el piso durante una fuerte lucha deportiva.

  • Apoderarse del balón en el rebote en condiciones de desventaja en la estatura y peso.

  • Interceptar el balón en condiciones difíciles de lucha deportiva.

  • Penetrar en la zona de tiro venciendo una alta resistencia.

  • Provocar con una acción, discusión y errores técnicos en el contrario.

  • Evitar con una activa defensa una acción peligrosa del contrario.

  • Anotar una canasta en un momento de alto comprometimiento del equipo y otras.

    Como agresividad hostil (maligna) se consideró manejar las siguientes acciones:

  • Realizar una acción violenta que deforme la técnica y pueda provocar un conflicto entre atletas.

  • Violación consciente de las reglas del juego provocando discusión entre atletas.

  • Acciones groseras contra contrarios árbitros espectadores, entrenadores etc.

  • Discusiones reiteradas con los árbitros y entrenadores. Otras.

    La agresión, se consideró, cuando se incurría en los siguientes aspectos: Provocar traumas y lesiones como resultado de una acción irregular. Empujar sin posesión del balón al contrario, como resultado de una discusión. Otras.

    Por último la observación se hizo de forma abierta no incluida y estructurada, donde el investigador siempre se situó, a fin de visualiza todos los ángulos del terreno dada la dinámica del deporte, en la sección central de los palcos bajos de la instalación de Baloncesto en el CVD “Antonio Maceo”, que fue la sede del evento.

Análisis de los resultados

    Para el análisis de los resultados, comencemos con el total de hechos ocurridos en cuanto a agresión y agresividad (hostil e instrumental) del equipo de Santiago de Cuba.

    Existió un solo acto de agresión registrado por el equipo, el cual tuvo como protagonista una de las atletas suplentes, que no disponía de un aceptable nivel técnico, además el hecho ocurrió en la fase clasificatoria del campeonato.

    Los actos de agresividad hostil ascendieron a la cifra de 38 en los 10 partidos realizados, que al ser promediados, equivalen a 3 ó 4 por partido, cifra que consideramos aceptable, ya que se trata del sexo femenino.

    La ocurrencia de actos de agresividad instrumental ascendió a la cifra de 606, que al compararlo con otros equipos participantes, como Pinar del Río (510) que obtuvo el 1er lugar en la competencia y Sancti Spíritus (306) que ocupó el 3er lugar, evidencia una diferencia significativa.

    Los resultados también arrojaron que de las tres etapas competitivas en que se desarrolló el campeonato, en la etapa final es donde el equipo Santiago concentra la mayor cantidad de actos de agresividad instrumental, hecho que nos puede ayudar a reconocer a este equipo poseedor de un alto grado de abnegación en la lucha deportiva, orgullo deportivo y altamente motivado por sentimientos morales que le incitaban a vencer grandes dificultades, y más si se tiene en cuenta que en los pronósticos pre-competitivos los directivos y especialistas no le concedían posibilidades reales de obtención de medallas, sin embargo el equipo obtiene el lugar.

    Por otra parte, los momentos del juego donde se reportan la mayoría de estos actos, se localizan fundamentalmente en el 3er y cuarto, aproximadamente en la segunda parte de estos.

    El comportamiento estadístico general, en cuanto a algunos índices fundamentales del juego, al menos en los equipos que obtienen los tres primeros lugares, es el que se presenta a continuación:

Comportamiento por equipos y resultados

    La relación de puntos anotados y puntos permitidos del equipo Santiago es negativa, es decir, los equipos le anotaron más de lo que el pudo anotar, pero si analizamos como se ha dicho anteriormente que el equipo obtuvo el segundo lugar en el campeonato, esto da la medida de lo “cerrado” y reñido del comportamiento de los marcadores finales de los partidos que celebró el equipo.

    Aunque consideramos que este dato no refleja la realidad y diferencias con la cual el equipo de Santiago de Cuba tuvo que desplegar un grupo elevado de acciones las cuales posibilitaron un incremento de las capacidades de trabajo de las atletas que mayor tiempo permanecieron en el juego, exponemos la siguiente información.

Peso y talla de las atletas del equipo de Santiago que más tiempo de juego realizaron

    Por otra parte, el resultado individual de las tres mejores atletas de los tres equipos que obtuvieron los tres primeros lugares, se puede apreciar en la siguiente tabla:

    Los indicadores escogidos, que se reflejan en la tabla, posibilitan dar una consideración a nuestro criterio, bastante completa del desempeño o resultado de las atletas en el campeonato. Como se observa las atletas de mejores resultados en el juego fueron aquellas que mayor cantidad de actos de agresividad instrumental tuvieron.

    Al especificarse en el equipo Santiago de Cuba, un primer caso viene al análisis; y es la atleta BG (13) la cual se desempeñó como “delantera fuerte”, con una estatura de 171 cm y un peso de 67 Kg; sin embargo esta atleta obtiene 70 rebotes tanto ofensivos como defensivos, superada en cantidad solamente por la atleta MC (12) del equipo Sancti Spíritus con un total de 107 rebotes y una estatura de 181 cm y 77 Kg de peso. También la atleta AP (11) de Pinar del Río con un total de 94 rebotes, y una talla de 181 cm y 70 Kg de peso.

    Esto aunque es susceptible a realizarse una valoración técnica de un alto grado de profundidad, ya que influyen un buen número de factores en la realización con éxito de una de las funciones fundamentales de las jugadoras que se desempeñan como “delanteras fuertes”, que es obtener rebotes, somos consecuentes en considerar que en esta atleta predominaron estados emocionales donde debe haber experimentado por momentos sensaciones de fuerzas enormes, las cuales le posibilitaban una potencia de despegue en reiteradas oportunidades superior a las demás atletas para obtener la pelota en el aire, además de no ser evidente también en oportunidades sensaciones de cansancio sino al contrario reacciones rápidas y fuertes.

    Otro ejemplo ilustrativo de esto y que según nuestro criterio no aparece en ningún libro de récord, se concretó en el caso de la atleta IJ (9) del equipo Santiago de Cuba con una talla de 167 cm y un peso de 57 Kg. Por cierto, una de las jugadoras que se desempeñó como “defensa organizadora”, de menos tamaño entre todas las del campeonato, sin embargo al visualizar sus registros en cada uno de los índices de la tabla, debemos de reconocer sus resultados integrales, los cuales nos pueden dar la medida de que dicha atleta desplegó durante todo el campeonato un alto nivel de agresividad instrumental.

    Somos del criterio, sin arribar a posiciones absolutistas y definitivas, que los resultados estadísticos que se recogen con relación a los índices más importantes de desempeño en el juego de Baloncesto nos posibilitan arribar a consideraciones serias y bien argumentadas con relación a las influencias y realidades de las vivencias emocionales que experimenta el atleta durante el desarrollo de la actividad deportiva.

    En consecuencia con los elementos expuestos anteriormente, arribamos a las siguientes conclusiones.

Conclusiones

  1. Los niveles de agresividad como un valor deportivo constatado en los partidos de baloncesto, observados donde participó el equipo de Santiago de Cuba, contribuyó, a corroborar, entre otras cosas, con la tesis de varios autores sustentada en que la agresividad como energía biológica posibilita encontrar un camino para el crecimiento y desarrollo. En nuestro caso existió un notable crecimiento de las posibilidades competitivas de la mayoría de las atletas.

  2. El nivel de la rivalidad deportiva demostrado por el equipo Santiago, constituyó una condición psicológica necesaria para la lucha por el logro de los resultados deportivos, obteniendo un segundo lugar en el Campeonato a pesar de no tener posibilidades reales de medallas en los pronósticos pre-competitivos.

  3. Considerar posible que la influencia de las emociones de la rivalidad deportiva de las atletas del equipo Santiago contribuyó a un incremento de la capacidad de trabajo demostrada en el desempeño general del equipo y de las atletas que mayor nivel de responsabilidad.

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