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El fitball como asiento

 

*Lda. en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Master en Metodología

de la Investigación en Ciencias de la Salud. Doctoranda en Investigación en Salud Intra

y Extra Hospitalaria en la Universidad Alfonso X El Sabio (UAX)

**Estudiante de Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM)

(España)

Carlota Díez Rico*

carlotadiezrico@gmail.com

Eduardo García Rico**

edugaric@gmail.com

 

 

 

 

Resumen

          El uso del fitball como asiento se ha generalizado en la población como supuesta alternativa saludable a la silla tradicional, o incluso a la ergonómica de oficina. Existen pocas evidencias que expongan los pros y los contras de su empleo. Por el momento las investigaciones y exposiciones de casos invitan a pensar que el uso del fitball como asiento es una opción terapéutica para aquellas personas que ya sufren dolor de espalda, pero no para las que están sanas.

          Palabras clave: Fitball. Asiento. Dolor de espalda. Silla.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 191, Abril de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Los fitball han sido empleados como herramienta de fitness desde mediados del siglo XX. Su uso se ha expandido a diferentes actividades por la versatilidad que presenta. Este implemento, como plataforma generadora de condiciones de inestabilidad, se ha estudiado en las últimas décadas, tanto desde el punto de vista de las adaptaciones, como desde el de las respuestas. La activación muscular que puede llegar a producirse en la realización de diferentes ejercicios sobre la pelota ha demostrado ser mayor, sobre todo en los músculos que componen el CORE, en press de banca y de hombro. Incluso, Zemková (Zemková, Dzurenková, Ollé, & Kovâcikovâ, 2010) demostró que el consumo de oxígeno es mayor al realizar press de banca sobre fitball que sobre banco. Todos estos beneficios, importantes para el entrenamiento han sido suficientes para generar corrientes de iniciativas que extraen el material de su uso en fitness y lo implantan en la vida diaria, como método de prevención y tratamiento del dolor de espalda. Este cambio que desean generar muchos profesionales e ideólogos en pro de la salud pasa por sustituir la silla tradicional (o la ergonómica pensada para aliviar la presión intervertebral), por un fitball. Sus argumentos se basan en la activación muscular y los cambios constantes en la reorganización postural. Pero, realmente, la respuesta no se encuentra en extraer evidencias sobre ejercicio físico y convertirlas en teorías para la vida diaria. Diversos investigadores se han preocupado por saber qué pasa cuando usamos el fitball como asiento por largas horas, en el trabajo, en casa o en el colegio.

La preocupación surgió por la noticia que se publicó hace unas semanas en La Voz de Galicia:

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/arousa/2014/02/28/alumnos-meano-cambian-sillas-pelotas/0003_201402A28C12991.htm

Material y métodos

    Se realizó una búsqueda en las bases de datos PubMed y SportDiscus en Marzo de 2014, con los siguientes términos: “fitball and sitting”, “gym ball and sittind”, “stability ball and sitting”, “fitball and workplace”, “gym ball and workplace”, “stability ball and workplace”. De todos los resultados encontrados se seleccionaron 8 artículos relacionados directamente con el empleo del fitball como asiento.

Contexto clínico

    Antes de comenzar la revisión de la literatura, vemos importante realizar un recordatorio anatómico y una exposición de la etiopatogenia del dolor lumbar, ya que esto nos dará una visión más amplia de las posibles causas o consecuencias del empleo de diferentes infraestructuras para permanecer en posición sedente.

Anatomía de la columna

    La columna vertebral es una estructura que consta de elementos óseos y fibrocartilaginosos unidos entre sí a través de articulaciones de tipo sínfisis entre los cuerpos vertebrales con la existencia de un disco intervertebral. Éste último con dos partes bien diferenciadas: el núcleo pulposo de aspecto gelatinoso y central y el anillo fibroso formado por colágeno fundamentalmente. Además, hemos de destacar que uno de los principales componentes del disco intervertebral es agua en un 70-90%, de manera que debido a la absorción de ésta, a lo largo del día, podemos perder de manera fisiológica altura. Los procesos articulares entre las vértebras, son diartrosis o de tipo sinoviales planas.

    En el individuo adulto existen 24 vértebras divididas en varios grupos en función de su localización regional, tenemos así 7 vértebras cervicales (C1-C7, teniendo ambas C1 y C2 nombres propios, atlas y axis respectivamente, así como C7 llamada vértebra prominente, de importancia en la clínica, ya que tiene una apófisis espinosa imponente que nos permite detectarla perfectamente a la palpación. Existen 12 vértebras torácicas (T1-T12), 5 vértebras lumbares (L1-L5). Y, posteriormente, en el adulto encontramos las vértebras sacras (S1-S5) y las coccígeas unidas entre sí formando el sacro, articulándose con los huesos iliacos.

Etiopatogenia del dolor lumbar

    El dolor lumbar es, simplemente, dolor de espalda. Puede localizarse en la columna vertebral o extenderse hasta las piernas, por debajo de las rodillas (ciática).

    Las principales causas de dolor lumbar son:

  • Esguinces: a menudo relacionados con una actividad física continua, como palear nieve o hacer tareas de jardinería por un tiempo prolongado. También se puede producir una lesión aguda cuando se realiza una tarea común adoptando una postura incorrecta.

  • Osteoartritis: producto del estrechamiento de los discos ubicados entre las vértebras de la columna. Las vértebras adyacentes desarrollan protuberancias óseas como respuesta a la presión cada vez mayor que se ejerce sobre ellas. Estas protuberancias pueden producir un dolor localizado en la parte baja de la espalda o en las piernas, como resultado del pinzamiento de un nervio.

  • Una hernia de disco puede causar un dolor de espalda relacionado con espasmos musculares, aunque es más común que produzca un gran dolor en las piernas como consecuencia del pinzamiento del nervio lumbar en la parte baja de la espalda. El dolor que se extiende hasta las piernas se denomina ciática. Una hernia de disco puede provocar una pérdida de función del nervio, incluida la pérdida de reflejo, sensibilidad o fuerza muscular.

  • La estenosis espinal es un estrechamiento del canal o espacio que ocupa la médula espinal. Este estrechamiento tiene diversas causas, incluida la formación de protuberancias óseas alrededor de las articulaciones vertebrales, el engrosamiento de los ligamentos de la columna o el abultamiento de un disco. El canal, al hacerse más estrecho, ejerce presión sobre las raíces nerviosas, lo que provoca dolor, entumecimiento o debilitamiento de las piernas. El dolor aumenta al estar de pie y caminar y disminuye cuando se está sentado.

Evidencias sobre el uso del fitball como asiento

    En 2006, Ainscough-Potts, Morrissey y Critchley examinaron el comportamiento de los músculos transversos abdominales y los oblicuos internos en decúbito supino, en posición sedente relajado en silla, en posición sedente relajado en fitball, y elevando la pierna izquierda mientras permanece sentado. Las mediciones comprendieron el tiempo entre el final de la inspiración y el final de la espiración. Los resultados demostraron que solo existieron diferencias significativas en la activación muscular al reducir la base de apoyo (apoyo unipodal). La conclusión fue que en sujetos normales no es suficiente estímulo para aumentar la actividad muscular en posición sedente emplear como material generador de condiciones de inestabilidad un fitball. (Ainscough-Potts, Morrissey & Critchley, 2006)

    Otros autores siguiendo la misma línea estudiaron la activación muscular en posición sedente en silla y fitball. Los músculos analizados fueron: erectores espinales torácicos, erectores espinales lumbares, recto abdominal y oblicuos externos. Además, se reportó el nivel de confort de todos los participantes. Aparentemente no existieron ventajas a la hora de emplear el fitball como asiento, no se observaron diferencias en la activación muscular o postular, con la excepción de que en fitball la inclinación pélvica fue menor. Los sujetos de estudio mostraron molestias asociadas a sentarse sobre la superficie inestable. Curiosamente se encontraron diferencias entre géneros: en el porcentaje de co-contracción del tronco fue mayor sobre silla en mujeres, mientras que sobre fitball fue mayor en los hombres, observándose así una tendencia cruzada. (Gregory, Dunk, & Callaghan, 2006)

    McGill y sus compañeros Kavcic y Harvey también vieron la necesidad de estudiar este tema ante la reciente oleada de propuestas sobre el fitball como asiento. Estudiaron la diferencia entre posición sedente en fitball y en superficie estable durante un tiempo de 30 min. Este tiempo se justificó por la evidencia de que la exposición prolongada en ciertas posturas se reconoce como factor de riesgo para presentar problemas de espalda, sobre todo a nivel lumbar. En esta intervención midieron la activación muscular, la postura de la columna vertebral y la estabilidad, además de las diferencias de presión como mecanismo de influencia en los niveles de confort. Los resultados sugirieron que el fitball como asiento no afecta significativamente a los parámetros medidos. Parece ser que los tiempos prolongados en el fitball como asiento podrían ocasionar compresión en el tejido blando, lo que ocasionaría el malestar que reportan los sujetos de estudio. (McGill, Kavcic, & Harvey, 2006)

    A pesar de estas evidencias, un estudio de dos casos elaborado por Merryt y Merryt expone la teoría de la posible mejora en el dolor de espalda tras el uso del fitball como sustitutivo de la silla. Un sujeto de 55 años con historia recurrente de dolor de espalda desde 1977 fue tratado durante años, y en 2002 se le sugirió ejercitarse con fitball y sentarse 20 minutos al día. En 2005 reveló que no había usado la pelota porque tras 2 minutos sobre ella sentía fuertes dolores. Se le propuso una intervención de 8 semanas, en las que fue sentándose cada día 2 minutos, hasta que desapareció el dolor, para entonces aumentar el tiempo sedente hasta el total de 20 minutos. Esta intervención supuso una reducción de los síntomas, del dolor y de las visitas al fisioterapeuta. El otro de los casos trata de una mujer de 52 años con fuertes dolores de espalda a todos los niveles. El uso de la pelota como asiento en el trabajo durante un año supuso una percepción subjetiva de mejora de los síntomas. Además, se añadieron ejercicios, lo que en conjunto con el tratamiento fisioterapéutico y el uso del fitball como asiendo contribuyeron a la disminución de los síntomas y la reducción de las visitas a consulta. (Merritt & Merritt, 2007)

    La utilización del fitball como asiento también se ha empleado en niños con autismo como estrategia sensitiva terapéutica. Se grabaron las sesiones en las que 6 niños se sentaban en la pelota para analizar su comportamiento. Curiosamente cada niño demostró una respuesta única, aunque parecía ser más efectivo su uso en los que tenían conductas vestibulares y propioceptivas más extremas. (Bagatell, Mirigliani, Patterson, Reyes, & Test, 2010) Esto quiere decir que es posible que los fitball puedan ser efectivos cuando existen déficits sensoriales, tanto por exceso como por defecto.

    Es posible que esta relación observada en niños autistas sea el mecanismo que actúa en la disminución del dolor en personas con dolores de espalda, por lo tanto se trataría de un proceso en el que la propiocepción tendría gran implicación. De hecho, Rasouli et al. (2011) compararon la debilidad muscular en transverso abdominal y oblicuo interno en 20 personas con dolor de espalda a nivel lumbar y 20 sin dolor de espalda a nivel lumbar. La técnica de ultrasonidos fue la elegida para poder evaluar la debilidad en posición sedente en silla y en pelota. El porcentaje de cambio entre posturas fue menor en los sujetos con dolor. Entre grupos hubo significativas diferencias en la debilidad del transverso abdominal durante la posición sedente en fitball. Sin embargo, no hubo diferencias entre grupos en posición sedente en silla. En cuanto a los oblicuos internos, no hubo diferencias entre grupos en todas las posiciones. Por lo tanto, estos resultados indican que la disminución de la estabilidad incrementa el porcentaje de cambio en la debilidad muscular en personas que sufren dolor de espalda a nivel lumbar. (Rasouli, Arab, Amiri, & Jaberzadeh, 2011)

    En una investigación muy interesante que tuvo una duración de 3 meses se evaluaron diferentes parámetros relacionados con el uso de diferentes asientos: silla de oficina, silla con fitball y fitball. Un total de 159 sujetos terminaron el estudio, reportando en un cuestionario autocompletado la postura percibida, el equilibrio percibido, los niveles de energía, el rendimiento laboral, la seguridad y el dolor. El uso del fitball mejoró la percepción de la postura y los niveles de energía en comparación con el uso de sillas de oficina. Y el uso de sillas con fitball mejoró la postura percibida y el equilibrio general en comparación con el uso de sillas de oficina. El riesgo de padecer dolor usando fitball decreció entre un 45% a un 21% con respecto al uso de sillas de oficina. Aun así, los participantes que usaron tanto el fitball como la silla con fitball reportaron dolor un 42% y 45% respectivamente. Por lo tanto, en cuanto a la selección del mejor asiento deben tenerse en cuenta tanto los beneficios como los riesgos que se manifiestan en la autopercepción. (Schult et al., 2013)

    En una revisión analizaron 57 artículos sobre el gasto energético diario según las alternativas que se eligieron en el trabajo: fitball, sillas de oficina ergonómicas, escritorios de pedal, etc. La energía consumida al permanecer sobre un fitball era similar a la de la condición sedente tradicional (1,2 kcal/min). La ventaja del uso del fitball en comparación con otras alternativas es que no afecta al desempeño de las tareas, ni a la motricidad fina, siendo similar a la silla tradicional. (Tudor-Locke, Schuna, Frensham, & Proenca, 2013)

Conclusión

    Todas estas evidencias invitan a pensar que el uso del fitball es una buena alternativa para personas que padecen dolor de espalda, pero no lo es tanto para las que no. Así pues, una evaluación de la situación individual será la clave para prescribir su uso durante las tareas de la vida diaria que requieran de la posición sedente.

Referencias bibliográficas

  • Ainscough-Potts, A. M., Morrissey, M. C., & Critchley, D. (2006). The response of the transverse abdominis and internal oblique muscles to different postures. [Clinical Trial Comparative Study]. Man Ther, 11(1), 54-60. doi: 10.1016/j.math.2005.03.007

  • Bagatell, N., Mirigliani, G., Patterson, C., Reyes, Y., & Test, L. (2010). Effectiveness of therapy ball chairs on classroom participation in children with autism spectrum disorders. Am J Occup Ther, 64(6), 895-903.

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  • Schult, T. M., Awosika, E. R., Schmunk, S. K., Hodgson, M. J., Heymach, B. L., & Parker, C. D. (2013). Sitting on stability balls: biomechanics evaluation in a workplace setting. [Evaluation Studies]. J Occup Environ Hyg, 10(2), 55-63. doi: 10.1080/15459624.2012.748324

  • Schünke M, Schulte E, Schumacher U .(2011) Prometheus: Texto y Atlas de Anatomía: anatomía general y aparato locomotor. Tomo I. Madrid: Panamericana.

  • Tudor-Locke, C., Schuna, J. M., Jr., Frensham, L. J., & Proenca, M. (2013). Changing the way we work: elevating energy expenditure with workstation alternatives. Int J Obes (Lond). doi: 10.1038/ijo.2013.223

  • Zemková, E., Dzurenková, D., Ollé, G., & Kovâcikovâ, Z. (2010). Cardiorespiratory response to traditional and instability resistance exercises. Serbian Journal of Sports Sciences, 4(4), 161-168.

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