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Evolución de la educación en valores en Cuba

 

Universidad de Ciencias de la Cultura Física

y el Deporte. Guáimaro

(Cuba)

Lic. Madeleiny Carmenates Figueredo

Dr.C. Ángel Luis Gómez Cardoso

MSc. Andrés Anésio Fernández Villalobos

ariel.fachs@cmg.jovenclub.cu

 

 

 

 

Resumen

          El presente artículo científico aborda un tema vivo en los momentos actuales, la educación de valores, pues estos cobran una importancia capital en el mundo globalizado en el cual se encuentra la humanidad. Un tema vigente para los profesores de Educación Física de la enseñanza secundaria, de gran significación en las clases y el desarrollo de todas las actividades que giran alrededor de esta obra. El objetivo fundamental es aportar una estrategia didáctica para la preparación de estos profesores en la educación del valor laboriosidad para incidir positivamente en los estudiantes. Se han observado clases detectándose dificultad para el cumplimiento de los deberes, el grado de satisfacción con lo que hacen, identificación, sentido de pertenencia y cumplimiento de las normas sociales, asumir y realizar cualquier labor de forma independiente aunque no sea de su agrado. Se pretende lograr una clase de Educación Física, acorde a nuestros tiempos que garantice un desarrollo integral de las nuevas generaciones.

          Palabras clave: Educación. Valores. Laboriosidad. Didáctica.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 18, Nº 188, Enero de 2014. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    La educación de valores es un elemento esencial en la educación de las nuevas generaciones. Un hombre aislado es muy difícil que desarrolle un correcto sistema de valores. Son necesarias las interacciones humanas en los grupos, en los colectivos y en la sociedad para que se formen y se desarrollen los valores.

    Una educación que se sustenta en principios de igualdad social, de educación de la personalidad del hombre, en bien de la defensa de los derechos sociales y educados principios éticos de convivencia social y moral, requiere de una especial dedicación a la formación de valores morales, éticos, intelectuales y sociales, de ahí que esta compleja tarea que tiene que resolver la escuela exija una atención particularizada de cada docente.

    La educación en valores en la actividad físico deportiva ha sido a lo largo de estos años contrapartida de antivalores como el egoísmo, la presunción, pero hoy urge perfeccionarla y esto tiene que traducirse en una vía efectiva para desarrollar la labor educativa, se necesita lograr un salto cualitativo al futuro transformar lo espontáneo en proyección, flexibilidad en nuestras concepciones y actuaciones; las nuevas exigencias demandan del deporte una amplia sensibilidad ante el entorno e imprimirle un elevado compromiso social logrando que de la misma forma que desarrollamos la técnica, la táctica, lo físico, los aspectos psicológicos, en ese mismo nivel nuestros estudiantes estén convencidos de la responsabilidad de continuar preservando los logros alcanzados por nuestro deporte; en este sentido llevamos nuestra investigación. La esencia de la parte educativa que se debe llevar a cabo en las clases de Educación Física es: formar a un estudiante integral, en cuya personalidad se conjuguen armónicamente los rasgos específicos de la moral, los que permiten un conjunto de precisiones que requieren de una mayor preparación del profesor en el plano, científico- técnico, cultural y pedagógico-metodológico.

Desarrollo

    A partir de los resultados alcanzados en las visitas, revisión de planes de preparación metodológica, planes de clases y la experiencia de la autora como profesora, permitió precisar un conjunto de carencias en el tratamiento didáctico a la educación en valores en el Combinado Deportivo en su manifestación externa.

    El Combinado Deportivo como estructura organizativa en el INDER, ha exigido a profesores de Educación Física, el tratamiento conceptual y metodológico de la educación en valores, para lo cual han sido insuficientemente preparados mediante la preparación metodológica, por la superación y la formación académica que en este sentido ha sido estrecha, reducidos niveles de generalización en la identificación y tratamiento de problemas en la misma, relacionados con la educación en valores y predominio de elementos empíricos en su tratamiento.

    Además, se manifiesta una insuficiente precisión e integralidad del diagnóstico de los profesores referido a la educación en valores, restringido carácter sistémico y sistemático, pobre concreción de acciones definidas en los planes de clases, ha quedado al nivel de declaración, inadecuado tratamiento al definir por directiva un valor mensual para todos los profesores y estudiantes sin tener en cuenta su diagnóstico y el carácter sistémico de este proceso, las acciones educativas que se desarrollan resultan formales y los valores se trabajan de forma fragmentada, las orientaciones metodológicas y los programas vigentes no ofrecen vías para su tratamiento; así como, escasa efectividad e incumplimiento del sistema de control planificado en cuanto a la educación en valores.

    Lo antes expuesto entre otros factores ha generado, por una parte, que un número importante de profesores no dominen los fundamentos esenciales para enfrentar la labor educativa y por otra, los estudiantes presentan dificultad en la disciplina, la constancia en el esfuerzo y la necesidad de estar haciendo algo útil en todo momento, ausencias a otras actividades orientadas por Educación Física, poca participación e incorporación, insuficiente trabajo durante el desarrollo de las actividades, o sea, tienen dificultades con la educación del valor laboriosidad.

    Se considera preciso entonces abogar por la necesidad de la implementación de una estrategia didáctica para la preparación de los profesores de Educación Física de la enseñanza secundaria en la educación del valor laboriosidad, apoyados en las vías del trabajo metodológico, ello debe propiciar el logro de una mayor eficiencia en el ejercicio profesional.

    En el esfuerzo por lograr lo antes expuesto se encuentran con mayor relevancia en el acontecer nacional sobre una perspectiva socio-filosófica, las obras de Rodríguez y Fabelo. La investigación de Báxter, aborda las cualidades morales que deben cultivarse en los niños y ofrece consejos metodológicos para ello; Sigarreta, elabora un modelo para la formación de valores en los estudiantes del preuniversitario mediante los contenidos de Matemática; Domínguez, propone una metodología para favorecer la formación del valor patriotismo en la enseñanza primaria mediante las potencialidades axiológicas de la obra martiana y Rivera, refiere las potencialidades que ofrece el patrimonio cultural de la localidad y su contribución al desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia de Cuba en la secundaria básica.

    Según se aprecia, en ninguna de las propuestas anteriores se profundiza en una vía para desarrollar la educación del valor laboriosidad en los profesores de Educación Física. La generalización de estas experiencias en el proceso de formación y atención a los estudiantes, si bien han contribuido a un salto cualitativo, aún resultan insuficientes para satisfacer las demandas de la preparación requerida de los profesores de Educación Física del Combinado Deportivo, al no existir un resultado científico que evidencie como desarrollar la educación en valores.

Concepciones teóricas acerca de la educación de los valores en nuestro país analizando este fenómeno en su devenir histórico

    En Cuba el problema de la formación de valores desde la escuela tiene sus raíces en la labor pedagógica de destacadas personalidades que han ejercido el magisterio desde fines del siglo XVIII e inicios del XIX, la enseñanza en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio (1773). Los principales aportes teóricos sobre esta temática se encuentran en la obra de eminentes patriotas y pedagogos, entre los que se destacan José Agustín Caballero, José de la Luz y Caballero, Félix Varela, quien en un primer momento sentenció: “el hombre será menos vicioso cuando sea menos ignorante. Se harán más rectamente apasionados cuando se haga más exacto pensador” (Rodríguez, 1878, p. 78).

    También se destacaron José Martí, Enrique José Varona y Alfredo Miguel Aguayo, entre otros. La labor de Félix Varela, primer gran combatiente revolucionario del sector de la docencia y según sus alumnos el más sabio y virtuoso de los cubanos contribuyó a formar cuadros. José de la Luz y Caballero le correspondió vivir uno de los momentos más convulsos del proceso formativo de la nacionalidad al que le imprimió toda su formación pedagógica en la historia de la educación en Cuba. Este veía una gran relación entre el desarrollo del entendimiento y la educación en los sentimientos, reconocía la formación moral en cuanto al patriotismo, la sinceridad, la honestidad, la laboriosidad, la modestia, como cualidades esenciales de la personalidad que tenían que crecer junto a los conocimientos. Sobre esto afirmó “La instrucción no debe ser (...) el único objeto que excite el interés del maestro; antes que en ella debe pensar en otro objeto superior (...) sólo cuando la cultura moraliza e instruye a la vez es cuando cumple con los fines de su ministerio, porque cultiva las facultades todas, moralizar al individuo y trasmitirle conocimiento: tales son los fines de la enseñanza, de la verdadera enseñanza”

    Antes de 1959, la despreocupación del gobierno hacia el sistema educacional constituía la desmotivación de muchos que abandonaban el sistema considerándolo sin solución.

    Después de 1959 se establecen en Cuba nuevas relaciones de producción (carácter social), y se crean las condiciones necesarias para que el país se convierta paulatinamente en otra nación en cuanto a Educación y Cultura.

    El proceso de universalización de la educación superior en Cuba ha sido una de las principales transformaciones emprendidas en la enseñanza universitaria. El Estado Cubano ha concebido como objetivo esencial de su obra la formación de un hombre integral con altas condiciones como ser humano y que al mismo tiempo sea capaz de educar a las nuevas generaciones encargadas de darle continuidad a lo ya edificado, valiéndose para ello de argumentos y elementos probatorios de lo que explica e inculca, lo cual le exige estar informado y tener conciencia de la necesidad de estarlo como activo combatiente en la actual Batalla de Ideas.

    Muchas son las aportaciones inspiradoras del cambio educativo en la posterior época revolucionaria que, a su vez, propició un salto considerable, entre otros, en la cobertura de la enseñanza a toda la población, la eliminación del analfabetismo, la politecnización de la enseñanza, el vínculo entre el estudio, el trabajo y la investigación, la ampliación de todas las esferas de la enseñanza incluidas las artes y los deportes y la elevación al nivel de la ciencia mundial de los estudios universitarios, entre otros.

    Estos son algunos de los más importantes aportes, momentos y logros de la educación cubana señalados a manera de referencia y contextualización del contenido temático de este trabajo ya que un análisis más amplio y profundo escapa a los propósitos de la autora.

    El valor es visto desde el punto de vista filosófico como la realidad ideal por cuya participación las cosas adquieren cualidades que nos hacen estimarlas diversamente. Su jerarquización forma la escala de valores: económicos, vitales, intelectuales, estéticos, éticos y religiosos (Enciclopedia Microsoft Encarta, 2000).

    “El valor, por su parte, debe ser entendido como la significación socialmente positiva de estos mismos objetos y fenómenos [...]. La diferencia esencial entre estos conceptos consiste en el carácter predominantemente subjetivo de la valoración y la naturaleza esencialmente objetiva del valor”. (Fabelo, 1989, p. 19).

    Se puede decir entonces que los valores son una expresión de la realidad viva actuante de cada uno de los sectores constitutivos de la trama social, así como los individuos que la integran, donde esta autora determina el valor como contenido de la realidad de significación especial que el sujeto establece, atendiendo a la confianza que este le confiere entre los diversos factores que de manera directa e indirecta influyen en su vida personal o social y el cual tiene un valor emocional preciso que regula su comportamiento.

    La Doctora Esther Báxter valora el papel de la escuela… “como algo fundamental en la educación en valores y la define como una conducta estable sobre la base de las cualidades de la personalidad, como algo regulador de la conciencia moral del sujeto.” (2003, p, 88).

Sistematización teórica del tratamiento didáctico de la educación del valor laboriosidad

    Laboriosidad es el hábito de trabajar abundantemente, con intensidad y constancia. Trabajar es solo el primer paso, hacerlo bien y con cuidado en los pequeños detalles es cuando se convierte en un valor.

    Laboriosidad: se expresa en el máximo aprovechamiento de las actividades laborales y sociales que se realizan a partir de la conciencia de que el trabajo es la única fuente de riqueza, un deber social y la vía para la realización de los objetivos sociales y personales.

    En su libro “Cuándo y cómo educar en valores”, la Dra. E. Báxter (2003) establece 7 indicadores para caracterizar la laboriosidad, Ellos son:

  1. Mostrar ante todo una buena actitud ante el estudio y las distintas modalidades en que se organiza la actividad laboral en la escuela.

  2. Sentir admiración por los trabajadores e identificarse con ellos.

  3. Manifestar satisfacción y alegría por los resultados de su trabajo.

  4. Rechazar cualquier manifestación de acomodamiento o vagancia.

  5. Tener hábitos positivos de asistencia y puntualidad ante el trabajo.

  6. Mostrar constancia y disciplina en todo lo que se hace.

  7. Sentir la necesidad de estar haciendo algo útil en todo momento.

    Se coincide con la Dra. E. Báxter en que: “En esta labor resulta necesario que el maestro, con su ejemplo personal y su conducta diaria, se convierta en un modelo a imitar”. Ello significa que debe existir congruencia entre lo que piensa, siente, dice y su actuación para que de esa forma no haga suyo el proverbio de que “Hagan lo que yo digo y no lo que yo hago”, lo cual puede traer grandes confusiones en los adolescentes, así el papel del ejemplo ha sido señalado por múltiples autores como esencial para el trabajo de educación en valores.

    Valor laboriosidad: comprende la significación social positiva que posee para el sujeto la conciencia del trabajo como intercambio social y el modo de actuar con amor, interés, disciplina, disposición y satisfacción por la tarea que realiza. Esto contribuye a la regulación de su conducta.

    Amor al trabajo significa entenderlo como única fuente verdadera de creación de riquezas, es el único capaz de crear los recursos que se requieren para satisfacer las necesidades de los seres humanos. Es una vía para el desarrollo de la personalidad, a través de él, se desarrolla la actividad en general, la comunicación, la pertenencia a grupos laborales y se incrementan y perfeccionan las capacidades humanas. Por otro lado, el trabajo es útil para la sociedad, no sólo porque crea riquezas materiales, sino también porque perfecciona el espíritu y ayuda al mejoramiento humano. Es deber, derecho y su necesidad es reconocida universalmente.

    Para un maestro y los que se forman como tales, su tarea social implica que sean capaces de mostrar con su ejemplaridad ese sentimiento de amor al trabajo.

    Conciencia del trabajo como intercambio social. El intercambio social a partir del trabajo debe desarrollarse para bien común, es la única forma de satisfacer necesidades de cada ciudadano individual. Todo tipo de actividades (manuales e intelectuales) y especialmente la labor productiva, tiene significación social. Cada ciudadano está en el deber de aportar al intercambio social lo más posible en función del desarrollo de sus propias capacidades y de las que de él espera la sociedad. El trabajo es el criterio determinante de la valoración social del hombre y esto para un profesor es de vital importancia, y debe ocupar un lugar relevante.

    Un individuo laborioso debe ser: Trabajador, constante, aplicado, esmerado, eficiente, disciplinado, solidario, colectivista.

    Debe demostrar: Una actitud positiva ante el trabajo, Interés, disposición y satisfacción por la tarea que realiza.

    Debe tener: Interés, disposición y satisfacción por la tarea que realiza Debe tener: Hábitos de asistencia y puntualidad ante las tareas productivas y ante el trabajo voluntario. Participación en las actividades concretas que el individuo realiza en el centro al que pertenece (escolar, laboral).

    Debe rechazar: Fraudes, vagancia, acomodamiento, apropiación de los frutos del trabajo ajeno; el afán de lucro a costa de las necesidades de los demás

Para implementar estrategias de educación en valores se deberán tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • La labor de la educación en valores ha de realizarse de manera conscientemente organizada, con estudiada intencionalidad;

  • Debe primar el diálogo abierto, sincero, argumentado, que coadyuve a conocer al otro y a respetarlo mediante la mutua comprensión;

  • Realizarla de forma diferenciada persona a persona, cara a cara, sobre la base del ejemplo, la persuasión, utilizando argumentos objetivos y creíbles;

  • Los factores principales deben sentir la necesidad de cumplir acciones y que las enriquezcan permanentemente;

  • Creación y existencia de un clima afectivo, propiciando que el sujeto se sienta aceptado, que se trabajen aún más los sentimientos y las emociones;

  • Las influencias educativas deben realizarse de forma sistemática y cohesionada;

  • Integración de las organizaciones e instituciones;

  • Alcanzar niveles superiores de calidad en la preparación y superación política e ideológica;

  • Reforzar la función afectiva y educativa de la familia, a partir de su preparación y adquisición de conocimientos, hábitos y habilidades para una convivencia armónica y una mejor orientación y atención a los hijos, erradicando cualquier manifestación de violencia que pueda existir.

    Al asumir una actitud laboriosa el individuo se representa idealmente su conducta a seguir, a partir de las necesidades que le mueven a la acción, su concientización en forma de intereses, la precisión de objetivos y la búsqueda de las condiciones y los medios que favorezcan dicha acción, por lo que la educación en la laboriosidad ciudadana exige del conocimiento de la necesidad de la tarea y obligación para la sociedad y los demás miembros, permitiendo examinar el por qué de sus actos y para qué se realizan a partir de un compromiso moral y consciente.

    Se toma muy en cuenta en el presente estudio lo planteado por Álvarez de Zayas (2000) sobre diferentes aspectos que posibilitan el tratamiento al valor laboriosidad. A continuación se reflejan las ideas esenciales expuestas por el citado autor.

    Educar en la laboriosidad implica la autoconducción de nuestra vida, la vinculación de la autonomía y la obligación por decisión propia indica un alto grado de madurez personal, sólo si el estudiante es laborioso puede mostrar una actitud de constante disposición a responder positivamente a la apelación de los valores. Los estudiantes deben saber identificar los valores a los que debe responder y no a todo lo que le llega del exterior en cuanto a modas, prejuicios, opiniones, otros.

    Entonces: ¿Cómo se puede preparar didácticamente a los profesores del combinado en el tratamiento del valor laboriosidad?

  • Organizar adecuadamente el trabajo colectivo para lograr una participación efectiva de cada miembro del grupo.

  • Reflexionar con los estudiantes acerca de que copiar de sus compañeros en los exámenes, es una manifestación de poca laboriosidad e irresponsabilidad porque se incumple con su deber fundamental, al asumir una conducta falsa.

  • Orientar y otorgar tareas concretas a corto, mediano y largo plazo a los estudiantes; en la medida que descubran los valores que encierran las mismas, se irá consolidando en ellos la laboriosidad.

  • Reflexionar con los estudiantes acerca del significado de asumir la laboriosidad, no es cumplir con ciertos deberes, es captar los valores que ésta encierra, su sentido y su relevancia.

  • Hacer comprender a los estudiantes que ellos son los máximos responsables de su proceso de formación como profesionales y como seres humanos.

  • Valorar la disposición sistemática para cumplir aquellas tareas que se corresponden con los valores como un indicador de un alto grado de laboriosidad.

    Uno de los aspectos fundamentales de la educación en la laboriosidad lo constituye el conocimiento de los deberes y derechos, así como las reglamentaciones jurídicas que regulan el desenvolvimiento de las distintas colectividades, incluyendo los colectivos profesionales, pues la conciencia del cumplimiento de la legislación condiciona el compromiso moral con la colectividad.

Conclusiones

    Existe un insuficiente tratamiento didáctico a la educación del valor laboriosidad, elementos empíricos en su definición y desarrollo, pocas acciones en programas y orientaciones metodológicas dirigidas a este fin y limitados resultados científicos que contribuyan a su perfeccionamiento. Por lo que la Educación Física, desde su punto de vista pedagógico, ayuda a la formación integral de los estudiantes. Con su práctica se impulsan movimientos intelectuales que a través de la unidad de lo afectivo y lo cognitivo como principio didáctico para la formación de valores juega un papel fundamental por la significación y conocimiento que se promueve en el estudiante. En la educación en valores influyen las emociones y reflexiones que el sujeto experimenta en sus relaciones con los otros. Es en este proceso donde él construye y desarrolla sus propios valores personales, que aunque tienen una base social, responden a su desarrollo intelectual, emocional y conductual. Los valores constituyen un contenido de la Educación, y a su vez un proceso básico que garantiza un desarrollo integral de las nuevas generaciones.

Bibliografía

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  • Álvarez Zayas, C M. (2000). Hacia una escuela por excelencia. La Habana Editorial Pueblo y Educación.

  • Áreas Beatón, G. (1982). La educación especial en Cuba. La Habana. Editorial Pueblo y Educación.

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  • Báxter Pérez. E. (1989). La formación de valores: una tarea pedagógica. Ciudad de la Habana. Editorial Pueblo y Educación.

  • Báxter, Pérez. E. (2003). Cuándo y cómo educar en valores. La Habana. Editora Pueblo y Educación.

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  • Báxter, Pérez. E. (2006). Diversidad de métodos para educar y evaluar lo logrado en la educación en valores. En VII Seminario Nacional para Educadores. La Habana.

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