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El voleibolista y el desentrenamiento deportivo. 

Papel de la conciencia y la cultura para su desarrollo

 

Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte

VI Simposio Internacional de Voleibol

Santiago de Cuba

(Cuba)

Esp. Noralmis Frómeta Moreira

Dr. C. Rolando Zamora Castro

Esp. Salvador Menéndez Gómez

Msc. Alina Montes Blanco

nfrometam@iscf.ciges.inf.cu

 

 

 

 

Resumen

          En la actualidad se ha considerado al entrenamiento deportivo de alto rendimiento como el principio y fin de la preparación del deportista. Las carencias del profesional especializado en el desentrenamiento y de la estructura existente no garantizan este servicio a los exdeportistas, en este estudio se presenta un esquema conceptual donde se reconoce al desentrenamiento parte de la formación deportiva. es preciso resolver esa cuestión desde un enfoque sinalógico, además de tener naturaleza pedagógica como el que el entrenamiento deportivo y no de naturaleza médica como hasta ahora se ha pensado, pues fue en el ámbito deportivo quien alteró el órgano del atleta que se retira, lo que permitió adaptarlo a las sistemáticas cargas elevadas considerado por este grupo de investigadores como un problema de conciencia y del desarrollo de una cultura al proceso por parte de atletas entrenadores, directivos e instituciones responsable de la formación deportiva en Cuba.

          Palabras clave: Enfoque sinalógico. Complejidad. Desentrenamiento deportivo. Cultura sensista.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 18 - Nº 181 - Junio de 2013. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    El problema de la atención al exdeportista de alto rendimiento, gravita sobre la insuficiente concepción de la preparación del deportista en Cuba, pues hasta ahora se identifica de modo erróneo con el proceso de entrenamiento, que propicia los resultados deportivo de excelencia y no comprenderse con claridad que el mismo es parte de un sistema complejo, que además, también tiene que incluir al desentrenamiento, por tanto, este último debe compartir la naturaleza del entrenamiento. Por eso, es preciso resolver esa cuestión desde un enfoque sinalógico (síntesis de la diversidad e interactividad de sus proceso, que origina propiedades emergentes, que definen la esencia cualitativa de su condición de sistema global y sistémico consecuente).

    Existen decenas de voleibolistas de alto rendimiento formados por entrenadores egresados de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte UCCDF, que cada año dejan su práctica definitivamente en Cuba. Por tal razón, sería de obligación del licenciado en Cultura Física, adquirir los conocimientos básicos para conducir también el desentrenamiento de aquellos llegado el caso, apoyado en el uso de ejercicios físicos, métodos y procedimientos adecuados, tomando en consideración las opiniones y consejos de médicos y psicólogos involucrados y comprometidos con la readaptación de esos exdeportista a la vida cotidiana, ya alejados para siempre de su protagonismo en las competencias nacionales e internacionales.

    En la actualidad son incontables los ejemplos de voleibolistas del deporte de elite que han puesto fin a su práctica que acusan algún efecto negativo, ya sea funcional, morfológico o psicológico, quienes en el mejor de los casos, son socorridos por profesionales de los sistemas de salud pensados por lo general para las personas comunes, que nunca se expusieron a las adaptaciones o modificaciones morfo-funcionales y psicológicas que requieren esos deportistas para ofrecer grandes resultados, por ende, es importante superar en esa dirección a entrenadores, médicos, psicólogos y atletas relacionados con el Voleibol. Esto significa ampliar sus horizontes culturales sobre el papel del desentrenamiento deportivo en la formación del deportista.

    Con su retiro del voleibolista de alto desempeño, puede por lo general, aumentar su peso corporal, destinar el tiempo libre a otras actividades antes prohibidas para él, cae bruscamente su estrés competitivo, siente fobia por el ejercicio físico y se pone a merced del desajuste letal de la tensión arterial, sobrepasando el registro estimado por la Organización Mundial de la Salud como normal. Ese mal se identifica por la mantención de la sístole y diástole del corazón fuera de sus límites, dificultando la función de las arterias, dando lugar a los trastornos de ese músculo (isquemia o infarto, angina de pecho e insuficiencias cerebro-vasculares y otros). Eso podría evitarse siguiendo un programa de desentrenamiento eficiente y conciente.

    Al progreso científico-técnico mundial de la Teoría y Metodología del Entrenamiento Deportivo han contribuido importantes autores como Matveet, Ozolin, Harre, Platonov, Verjoshanski, Zatsiorki, Bompa y muchos otros, referentes clásicos para muchos profesores o entrenadores deportivos. Sin embargo, por razones obvias ellos no se pronunciaron con respecto al desentrenamiento, cuya existencia está determinada por el entrenamiento deportivo. Por consiguiente, las generaciones actuales de profesionales del deporte con una perspectiva científica y metodológica deben enfrentar ese vacío, que completa el enfoque sistémico (sinalógico) de la formación del deportista.

Concepción sinológica del desentrenamiento deportivo

    Existen no pocos ejemplos en que las personas dedicadas al entrenamiento del voleibolista de alto rendimiento, sin proponérselo confunden ese concepto con la preparación del deportista, sin embargo, ambos en la práctica son diferentes. Matveev (1985) consideró este último un proceso multifacético, de utilización racional del total de factores (medios, métodos, formas y condiciones) que permiten influir de forma dirigida sobre la evolución del deportista y asegurar el grado necesario de su disposición para alcanzar marcas deportivas.

    Esa preparación del deportista como concepción macrosistémica implica la ordenación y planeación general de los objetivos y contenido de ese proceso, el cual se derivará en ciertos subsistemas. No obstante, hasta ahora su comprensión no ha sido posible debido a la limitación existente en la visualización de esa preparación como sistema mayor. Por tanto, aquí se asume esa preparación como el concepto de mayor significación, al que incluye tanto al entrenamiento deportivo como al desentrenamiento.

    El desentrenamiento comienza a erigirse en el mundo del deporte con derecho propio cuando se acrecentó la comercialización y la exigencia de mejores resultados a sus practicantes, quienes se vieron compelidos a someterse a entrenamientos extremos para dar respuestas a tales requerimientos.

    La preparación del voleibolista va más allá de propiciarle a un sujeto su participación en las competencias, sino que también, debe encargarse de su desentrenamiento cuando sus facultades dejen de ser competitivas. Esta concepción a grandes rasgos, completaría ese complicado tema, caracterizada por la insustituible relación profesional y personal del entrenador y el deportista.

    Para entender un fenómeno social unas de las mejores variantes encontradas es planteárselo en primer lugar como un sistema, sin embargo, esa visión fue muy acertada hasta la década de los años 80s del siglo XX. No obstante, hoy se habla de una nueva perspectiva para su estudio desde la complejidad.

    Enfocar al desentrenamiento deportivo desde una óptica sistémica se fortalece mediante el entrecruzamiento de las ideas del pensamiento sinológico o enfoque global-cualitativo, y ya no desde la concepción holística, pues el primero apela a las propiedades atributivas, mientras que el segundo se centra en lo distributivo. Por consiguiente, no se debe reducir la comprensión de la preparación del deportista (entrenamiento y desentrenamiento) a su expresión holística como suma de partes, sino como síntesis de propiedades emergentes (sinalística).

    Cuando se piensa en sistema, básicamente se imagina en principio su estructura y sus funciones, y tal vez en las relaciones, respetando su definición general de que es un conjunto que contiene al menos dos elementos (no vacíos) que guardan estrecha relaciones entre ellos. Esto es a grandes rasgos. Ahora bien, si se toma como ejemplo la preparación del deportista como sistema mayor, es imposible que se piense que este sólo contiene al entrenamiento deportivo. Eso permite imaginar al desentrenamiento como el otro elemento capaz de equilibrar esa definición, al erigirse como el otro subsistema de la preparación del deportista.

    Tal vez no sea fácil a la luz de la práctica social entender lo dicho en el párrafo anterior, desde la Teoría de la Complejidad, y la aplicación consecuente ya no de los estudios multidisciplinario, sino de los transdisciplinarios desde donde es posible comprender que el acto de preparación del deportista significa entrenamiento y desentrenamiento.

    ¿Quién puede explicar en la actualidad cómo se logra con efectividad retornar a la normalidad al deportista que se retira del alto rendimiento, para evitar riesgos para su vida? Claro, eso no es asunto del entrenamiento deportivo pensarían muchos; ¿tal vez del médico y el psicólogo deportivo, o de otro galeno alejado del deporte y sus característica? Hoy la variedad de posibles respuestas a esas cuestiones van apuntando a ver en el desentrenamiento deportivo como la solución, pero surge otro problema: ¿a qué sistema pertenece el mismo?

    Uno de los problemas esenciales a superar en cualquier estudio serio sobre cualquier fenómeno o aspecto de la realidad objetiva, es definir a qué objeto o sistema mayor pertenece, esto facilita su caracterización. En la actualidad ninguno de los autores interesados en acercarse al tema del desentrenamiento deportivo lo han hecho.

    Tal parece que el desentrenamiento es un suceso con una existencia paralela al entrenamiento, sin un punto de convergencia visible. Eso obliga a reconsiderar su distinción a este último como el sistema principal y único en la preparación del deportista, aunque esté configurado al interior por otros subsistemas. Por eso, es necesario eliminar las limitaciones en la comprensión de ese proceso con la riqueza que admite su enfoque de sistema complejo.

    Si todo sistema se subordina a uno superior o es síntesis de otros, y se acepta la conjetura inicial que el desentrenamiento deportivo es parte de la preparación del deportista, deberá pensarse en concebir con acierto en el sistema que lo pudiera contener, para hacerlo un proceso concomitante con el entrenamiento. Todo parece indicar que la manera más apropiada de englobar a esos dos fenómenos particulares, es considerarlos parte de esa propia preparación.

    Más allá de considerar a la preparación del deportista como un sistema o proceso pedagógico, existe la perspectiva de explicarlo como un proceso transdisciplinario, pues en el concurren distintos saberes como, pedagogía, didáctica, medicina, fisiología, psicología, sociología, biomecánica, astrología y otros, que en interacciones entre ellos hacen posible que emerjan interpretaciones emergentes que hasta ahora se han mantenido ocultas para el trabajo con el deportista en activo o con aquel que se retira para siempre del alto rendimiento y se desentrena.

El desentrenamiento deportivo y su base cultural

    La cultura sobre el desentrenamiento deportivo del voleibolista puede ser una fórmula que supere las dificultades que ese aspecto enfrenta en la práctica. No debe resultar un desatino asumir al desentrenamiento desde el prisma cultural, si se tiene en cuenta que esta es el conjunto de las formas y expresiones de una sociedad e incluso de un conglomerado humano más reducido, como por ejemplo aquellos que se identifican con la subcultura del Voleibol, donde como grupo tienen costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de manera de ser, comportamiento y creencias. Desde un acercamiento más genérico a ese concepto, se puede decir que la cultura es toda la información y habilidades que el voleibolista ha acumulado durante su vida como tal.

    Sembrar cultura en el voleibolista le da la posibilidad de reflexionar sobre sí mismo y cómo satisfacer sus necesidades. Esa es la que otorga la condición de ser humano, racional, crítico y la de considerarse un individuo comprometido. Si se tiene cultura se pueden comprender los valores propios de la sociedad donde se vive y elegir opciones en el marco de un esquema de vida, expresarse, tomar conciencia de sí mismo, reconocerse como un proyecto humano inacabado, cuestionar sus realizaciones, buscar nuevas significaciones y crear obras que trasciendan su tiempo como deportista o ciudadano común.

    Formar una cultura por el desentrenamiento en el sistema de escuelas deportivas donde se entrena el voleibol, es designar ese estado, que en este caso debe ocurrir en la mente del deportista desde que inicia su carrera. Esa cultura va a estar determinada por la manera en que ese sujeto es capaz de aprovechar todas las variantes de su entorno (micro, meso y macro), ya sea para el entrenamiento o desentrenamiento total.

    Una de las características psicológicas que se ha comprobado en muchos exdeportistas es que sienten fobia por la actividad física, y no llegan a comprender los riesgos a los que se exponen. ¿Por qué sucede esa situación que pudiera desembocar en un desenlace letal? Muchas personas no atinan a comprender que el desentrenamiento deportivo tiene relación con todos los niveles de desarrollo del deportista y por lo general, asocian ese proceso con la etapa de retiro del mismo. Quienes piensan así expresan un reduccionismo inconcebible. La solución a esta situación es obvia.

    A ningún padre se le ocurre decidir que su hijo aprenderá la lengua materna cuando el mismo esté en la secundaria básica o el preuniversitario. Desde que el niño nace sus progenitores los someten a un sinnúmero de influencias culturales reiteradas aún sin que éste balbucee alguna palabra, que con el tiempo se fijarán y serán imitadas por él. Entonces, cómo es posible que cuando el niño al ingresar en una institución deportiva, aunque nadie pueda predecir si llegará a ser un famoso deportista, a su profesor se le ocurra sólo hablarle del entrenamiento y del sacrificio que debe hacer para llegar a conseguir con el tiempo los resultados deseados en las competencias. Aquí pudiera esconderse la raíz de un error cultural que con los años exigirá un elevado precio.

    Al niño desde que se inicia en el deporte también hay que inculcarle la cultura por el desentrenamiento día a día y a través de todos los niveles formativos del deporte por donde transite hasta llegar a la selección nacional, donde esa cultura seguirá presente. Hay que concientizarlo de las amenazas que se ciernen sobre él si cuando se retire no se desentrena. Si eso se logra, aunque al entrenador se le olvide, el deportista justo cuando tome la decisión de retirarse lo primero que exigirá es que se le desentrene.

    Desde que el niño se somete a un programa de enseñanza deportiva para aprender a jugar Voleibol, también se le debe propiciar su enculturación sobre el desentrenamiento de forma sistemática utilizando diversas vías, como parte de la cultura general deportiva, que irá cambiando o complejizándose al igual que las formas y los medios utilizados, en la medida que avanza en su desarrollo.

    Desarrollar la cultura por el desentrenamiento desde el deporte de iniciación, implica que el profesor deportivo tenga presente los caracteres dominantes de ese proceso, que pueden ser: sensista, racional e ideal.

  • Cultura sensista: se manifiesta solo mediante los sentidos y es conocida a partir de los mismos. Puede expresarse cuando el profesor le habla al niño deportista sobre el desentrenamiento, le habla o le muestra foto o video de algún deportista que padece alguna situación de salud por no desentrenarse.

  • Cultura racional: proceso donde predomina la razón y es conocida por sus productos tangibles. Este tipo de cultura es propia para el niño que ha pasado a una etapa de desarrollo superior dentro de la práctica deportiva, aprovechando su nivel escolar, el dominio de la lengua materna y la característica psicológica de la edad por la que transita. Ya se puede utilizar la lectura, o debatir algún tema útil al fin deseado.

  • Cultura ideal: se connota por la combinación de la cultura sensista y la racional.

La conciencia del deportista y el desentrenamiento deportivo

    En cuestión del desentrenamiento deportivo la cultura y la conciencia del deportista van de la mano. El desentrenamiento o paraentrenamiento deportivo es un proceso opuesto al entrenamiento deportivo, y su fin más general, consiste en desinstalar los beneficios o capacidades conseguidas a nivel de las estructuras (mitocondrias y tejidos), funciones (cardiaca, circulatoria y respiratoria), sustratos (energéticos, enzimáticos y hormonales) y los sistemas (circulatorio, muscular, nervioso y respiratorio) a través del entrenamiento, cualquiera de las acciones que se realicen en esa dirección implican la de ejecutar actos conscientes.

    La conciencia se define en general como el conocimiento que un ser posee de sí mismo y de su entorno. Significa literalmente “con conocimiento”. También puede ser definida como el estado cognitivo no-abstracto que permite la interactuación, interpretación y asociación con los estímulos externos llamados realidad. Esta requiere del uso de los sentidos sensoriales organolépticos como medio de conectividad entre los estímulos externos y sus asociaciones.

    El principio conciencia-actividad hasta ahora ha sido propio del entrenamiento deportivo, sin embargo, éste no se circunscribe al mismo, pues atraviesa sin degradarse la formación del deportista. Es decir, ese principio también es válido para el desentrenamiento; luego, queda pendiente definir en su teoría y metodología que otros lo acompañan.

    Como se puede apreciar, el desentrenamiento deportivo del voleibolista es un proceso complejo, compuesto por varias partes interconectadas cuyos nexos proporcionan informaciones adicionales y ocultas a la observación simple. Como consecuencia de esas interacciones aparecen propiedades nuevas que no se pueden explicar mediante algunas de las propiedades de sus elementos aislados, dando lugar a propiedades emergentes.

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