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Enfermedades cardiovasculares: prevención y

rehabilitación mediante la actividad físico-deportiva

 

*Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU)

**Centro NUTRIAKTIV
(España)

Pablo Peinado*

Aritz Urdampilleta* **

José Miguel Martínez-Sanz**

aritz.urdampilleta@ehu.es

 

 

 

 

Resumen

          En la actualidad las enfermedades cardiovasculares (ECV) causan el 48% de las muertes mundiales, esto unido a que los gastos que estas enfermedades causan en los gobiernos son elevadísimos (UE en 2008 destina 192 billones de euros al tratamiento de las ECV) y a que los factores de riesgo de estas enfermedades son en su mayoría el reflejo de unos malos hábitos en la vida diaria (mala alimentación, sedentarismo, vicios como el tabaco y el alcohol) y por tanto son modificables, nos ha llevado a pensar que se debe realizar un trabajo mas exhaustivo en la prevención de estas enfermedades mediante la actividad física y la modificación de esos factores mencionados anteriormente, lo que producirá un descenso en el numero de casos y también en los costos de la enfermedad.

          Palabras clave: Enfermedad cardiovascular. Ejercicio. Prevención cardiovascular. Rehabilitación cardiovascular.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 172, Septiembre de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Las enfermedades cardiovasculares se han convertido en la primera causa de muerte mundial por ENT (enfermedad no transmisible) Causan el 48 % de las muertes mundiales (18millones) (OMS 2012), estadísticas mundiales de la salud (2012).

    De los datos extraídos en el European Cardiovascular Disease Statistics 2008 se pone de manifiesto que el coste global de la ECV en Europa asciende a más de 192 billones de euros al año, lo que representa un coste total anual per cápita de 391 euros (Fundación española del corazón, 2008).

    De los costes totales derivados de la ECV en la UE, cerca de un 57% son directos, un 21% se deben a la pérdida de productividad y un 22% a los cuidados informales de las personas que sufren estas enfermedades (Sociedad española de cardiología, 2008). La cardiopatía coronaria (CHD, en sus siglas en inglés) provoca un gasto superior a los 49 billones de € al año, una cuarta parte del total (Fundación española del corazón, 2008).

    Por su parte, la enfermedad cerebrovascular o ictus supone para los países miembros de la UE unos costes superiores a los 38 billones de euros anuales, una quinta parte del total. (Sociedad española de cardiología, 2008).

    Además, el dinero que le cuesta la patología cardiovascular a los países europeos contrasta con el que dedican a su prevención y tratamiento estos mismos estados: 129.000 millones de euros. (Sociedad española de cardiología, 2008). Se calcula que en 2030 morirán cerca de 23,6 millones de personas por ECV, sobre todo por cardiopatías y AVC, y se prevé que sigan siendo la principal causa de muerte. (OMS septiembre 2011, en prensa).

    Debido a que las causas más importantes de cardiopatía y AVC (Accidente cerebro-vascular) son los llamados "factores de riesgo modificables": dieta malsana, inactividad física y consumo de tabaco.

    Algunos de los efectos de estos factores se manifiestan como factores intermedios: aumento de la tensión arterial, del azúcar y los lípidos de la sangre, sobrepeso y obesidad son responsables de aproximadamente un 80% de los casos de cardiopatía coronaria y enfermedad cerebrovascular (OMS, septiembre 2011, en prensa).

    Por tanto observando los datos, surge la idea de crear una empresa que tenga por objetivo la prevención y rehabilitación de las enfermedades cardiovasculares mediante la realización de ejercicio físico y la adecuación de las dieta y que sirva también para realizar la rehabilitación cardiaca de las personas que han sufrido alguna dolencia cardiaca.

Metodología

    La búsqueda de la información requerida comenzó en el Google Académico con las siguientes palabras clave: enfermedad cardiovascular, ejercicio-prevención cardiovascular, ejercicio-rehabilitación cardiovascular. No obstante, observando que la mayoría de los resultados conducían a la Revista Española de Cardiología, pase a realizar las búsquedas en su portal de internet (revistaespcardiol.org) además de este portal también se utilizó el portal de la organización mundial de la salud (OMS) y el portal de la Fundación Española del Corazón (FEC). Las búsquedas en el portal de la OMS se dedicaron a la recopilación de datos estadísticos sobre la mortalidad y morbilidad de la enfermedad, los costes económicos y los principales factores de riesgo de la ECV.

    Mientras que en el portal de la Revista Española de Cardiología las búsquedas se encaminaron hacía la prevención de la enfermedad y la relación que se establecía entre la enfermedad y el ejercicio. El portal de la fundación española del corazón se obtuvo información sobre las cardiopatías isquemicas (CI) y los accidentes cerebrovasculares (ACV). También se ha utilizado el portal de la revista digital EFDeportes.com y se ha seguido la estrategia de la bola de nieve.

Resultados y discusión

1.     Prevalencia de las enfermedades cardiovasculares

    En Europa, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de fallecimiento entre hombres y mujeres, siendo responsables de casi la mitad de las muertes en Europa (el 42% de las muertes se deben a enfermedades cardiovasculares y se espera que estas dolencias se conviertan en una epidemia dentro de 15 y 20 años), causando más de 4.35 millones de fallecimientos al año en los 52 estados miembros de la Región Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y más de 2 millones de muertes en la Unión Europea (Fundación española del corazón, 2008).

    Uno de cada ocho hombres y una de cada 17 mujeres morirán antes de los 65 años a causa de dolencias del corazón. Son, asimismo, la principal causa de invalidez y de disminución en la calidad de vida. (Fundación española del corazón, 2008).

    Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la primera causa de muerte en España (Bertomeu, 2008) Según las estadísticas provisionales de 2006, ocasionaron 120.760 muertes, lo que supone el 32,5% del total (el 28,6% varones y el 36,8% mujeres) Para las mujeres es la primera causa mientras que para los varones se sitúa en segundo lugar (Bertomeu, 2008)

Figura 1. Prevalencia de las ECV en España (Bertomeu, 2008)

    Según la versión (X) de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS (CIE-X) los grandes grupos de las enfermedades del aparato circulatorio son (2007):

Tabla 1. Los grandes grupos del aparato circulatorio (OMS, 2007)

    Las dos grandes entidades que causan un mayor número de muertes de etiología cardiovascular son la cardiopatía isquémica (CI) y la enfermedad cerebrovascular (Bertomeu, 2008). Ambas constituyen el 57,9% de la mortalidad cardiovascular total; el 30,7% por enfermedad coronaria, mayor en los varones (38,2%) que en las mujeres (24,3%), y el 27,2% por ictus (mayor en las mujeres [29,2%] que en los varones [25%]) (fig. 2).

    Tanto la CI como la enfermedad cerebrovascular se encuentran entre las primeras causas de carga de enfermedad. La tercera ECV que más muertes produce en nuestro país es la insuficiencia cardiaca, que en 2006 ocasionó 18.895 muertes, lo que supone el 15,6% de la mortalidad cardiovascular total (el 11,8% varones y el 18,9% mujeres) (Bertomeu, 2008).

Figura 2. Mortalidad proporcional por enfermedades en España (Bertomeu, 2008)

Enfermedades cardiovasculares

1.     Cardiopatía Isquémica

    La cardiopatía isquémica (CI) es la enfermedad ocasionada por la arteriosclerosis de las arterias coronarias, es decir, las encargadas de proporcionar sangre al músculo cardíaco (miocardio). La arteriosclerosis coronaria es un proceso lento de formación de colágeno y acumulación de lípidos (grasas) y células inflamatorias (linfocitos). Estas tres causas provocan el estrechamiento (estenosis) de las arterias coronarias (Fundación española del corazón, 2009).

    Este proceso empieza en las primeras décadas de la vida, pero no presenta síntomas hasta que la estenosis de la arteria coronaria se hace tan grave que causa un desequilibrio entre el aporte de oxígeno al miocardio y sus necesidades. En este caso se produce una isquemia miocárdica (angina de pecho estable) o una oclusión súbita por trombosis de la arteria, lo que provoca una falta de oxigenación del miocardio que da lugar al síndrome coronario agudo (angina inestable e infarto agudo de miocardio) (Fundación española del corazón, 2009).

    En España se producen anualmente unos 70.000 episodios de infarto agudo de miocardio; de esos pacientes, el 56,5% fallece durante los primeros 28 días, con diferencias significativas entre los menores y los mayores de 74 años. La mayoría de éstos fallecen antes de ser ingresados en un hospital; sin embargo, la mortalidad intrahospitalaria no es ni mucho menos despreciable. Entre los pacientes menores de 74 años que ingresan en un hospital, el 15,1% fallece antes de los 28 días y el 19,1%, al año. Entre los pacientes mayores de 74 años, las cifras de mortalidad intrahospitalaria ascienden hasta el 43,3% a los 28 días y el 55,3% al año (Bertomeu, 2008, pp.4-5).

2.     Enfermedad cerebro vascular

    Llamamos ECV o ictus al trastorno circulatorio cerebral que ocasiona una alteración transitoria o definitiva de la función de una o varias partes del encéfalo. Hay diferentes tipos de ictus según la naturaleza de la lesión. El ictus isquémico es debido a una falta de aporte de sangre a una determinada zona del parénquima encefálico, mientras que el ictus hemorrágico se debe a la rotura de un vaso sanguíneo encefálico con extravasación de sangre fuera del lecho vascular. El 85% de los ictus es isquémico, mientras que el resto es hemorrágico (Ustrell, 2007, pp.1).

    Según la evolución en las primeras horas, distinguiremos entre 2 grandes tipos de eventos cerebro vasculares isquémicos: al ataque isquémico transitorio (AIT), clásicamente definido como el déficit neurológico que se recupera antes de las primeras 24 h, y el infarto cerebral con lesión definitiva del parénquima cerebral (Ustrell, 2007, pp.1).

2.     Factores de riesgo cardiovascular

    Se entiende por factores de riesgo aquellas características biológicas o conductuales cuya presencia confiere una mayor probabilidad de sufrir una enfermedad en el futuro. Algunos factores pueden ser modificados, tratados o controlados, mientras que otros no. La edad, el sexo o los factores hereditarios no son modificables (Sans, 2007).

    Los factores de riesgo cardiovascular ateroesclerótico bien establecidos son: el tabaco, el colesterol y triglicéridos altos de la sangre, la diabetes, las cifras elevadas de presión arterial, la obesidad, la falta de ejercicio físico regular (sedentarismo), los antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular y el estrés. Además son factores específicos de la mujer, los ovarios poliquísticos, los anticonceptivos orales y los estrógenos propios en las mujeres (protectores) (Sans, 2007).

    Cuanto mayor sea el nivel de cada factor de riesgo, mayor es el riesgo de tener una enfermedad cardiovascular ateroesclerosa como la cardiopatía coronaria. Asimismo, cuántos más factores de riesgo se tengan, mayor es la probabilidad de desarrollar EECCVV (Sans, 2007).

1.     Tabaquismo

    El tabaco es según la OMS, el mayor problema de salud pública de nuestro tiempo y la primera causa evitable de mortalidad en los países desarrollados. Además se considera el principal factor de riesgo cardiovascular, al cual se atribuye el 30% de las muertes por esta causa (Sans, 2007).

    En España la mortalidad debida a enfermedades cardiovasculares supone un 40% de las defunciones totales. De éstas, un 30% aproximadamente corresponde a enfermedad coronaria y otro 30% a enfermedades vasculares cerebrales (Sans, 2007).

    Está demostrado que la mortalidad debida a enfermedades cardiovasculares es mayor en las personas que fuman. En un importante estudio epidemiológico realizado en Framingham, se observó que la mortalidad por dicha causa aumentaba un18% en los varones por cada 10 cigarrillos fumados al día, mientras que el incremento era del 31% en las mujeres. Además se ha visto que el tabaco actúa potenciando el efecto perjudicial de otros factores de riesgo (Sans, 2007).

2.     Colesterol y triglicéridos elevados

    El colesterol es una sustancia que normalmente se encuentra en la sangre de todas las personas, como muchas otras (proteínas, glucosa, etc.), pero si aumenta su concentración existe el peligro de que contribuya a dificultar la circulación de la sangre y, a la larga, producir enfermedades cardíacas y circulatorias graves (Sans, 2007).

Hay varios tipos de colesterol:

  • H.D.L.= Lípidos de alta densidad: Este tipo de colesterol podríamos decir que es "bueno", pues facilita el flujo sanguíneo ya que lubrica las paredes de los vasos. Este se ve aumentado mediante la alimentación con un aumento del consumo de ácidos grasos monoinsaturados (aceite de oliva, frutos secos) y disminuye con el aumento de la grasa saturada, de origen cárnico y lácteo especialmente.

    Por otra parte, el ejercicio físico regular también induce a un aumento de los niveles del colesterol HDL.

  • L.D.L.= Lípidos de baja densidad: Podríamos llamarle "malo" puesto que, al ser poco denso, sus partículas quedan en suspensión en la sangre y pueden adherirse a las paredes arteriales. La grasa saturada (grasa de la carne, grasa de los lácteos enteros, mantequilla, margarina…) aumenta sus niveles y el riesgo ateroesclerótico es mayor.

    Hay dos aspectos a considerar, uno es la importancia que tiene en los procesos cardiocirculatorios y otro, muy distinto, la elevación de los niveles del colesterol en la sangre por encima de los considerados adecuados, lo cual puede ocasionar importantes problemas de salud, ya que este excesivo nivel de colesterol está directamente relacionado con la arteriosclerosis (Sans, 2007).

    Los niveles de triglicéridos pueden estar relacionados con el tipo de dieta, pero sus niveles pueden disminuir mucho con la actividad física regular, ya que una persona sedentaria lo más probable es que tenga aumentados sus niveles, así como el riesgo cardiovascular y una persona activa, que realice actividad física regular (entre 30-90´ diarios, andar por cuestas, escaleras, natación, correr, montar en bici), disminuye sus niveles, ya que los triglicéridos se utilizan como fuente de energía durante la actividad física a nivel intramuscular.

Figura 3. Una dieta alta en ácidos grasos monoinsaturados (AGM) (aceite de oliva, frutos secos…) y bajo en ácidos grasos saturados (AGS) (grasa animal) 

y ejercicio físico regular (30-90’ diarios), aumentan el colesterol HDL (bueno) y disminuyen los niveles de triglicéridos plasmáticos.

3.     Diabetes

    Tanto si la producción de insulina es insuficiente como si existe una resistencia a su acción, la glucosa se acumula en la sangre (lo que se denomina hiperglucemia), daña progresivamente los vasos sanguíneos (arterias y venas) y acelera el proceso de arteriosclerosis aumentando el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular: angina, infarto agudo de miocardio (así como sus complicaciones y la mortalidad posterior al infarto) y la muerte cardiaca súbita.

    El riesgo cardiovascular de una persona diabética de padecer un evento cardiovascular se iguala al de una persona no diabética que haya tenido un infarto (Sans, 2007).

4.     Hipertensión arterial

    La hipertensión arterial es generalmente una afección sin síntomas en la que la elevación anormal de la presión dentro de las arterias aumenta el riesgo de trastornos como un ictus, la ruptura de un aneurisma, una insuficiencia cardiaca, un infarto de miocardio y lesiones del riñón (Sans, 2007).

    La palabra hipertensión sugiere tensión excesiva, nerviosismo o estrés. Sin embargo, en términos médicos, la hipertensión se refiere a un cuadro de presión arterial elevada, independientemente de la causa. Se la llama "el asesino silencioso" porque, generalmente, no causa síntomas durante muchos años (hasta que lesiona un órgano vital) (Sans, 2007).

    La elevación de la presión en las arterias puede deberse a varios mecanismos. Por ejemplo, el corazón puede bombear con más fuerza y aumentar el volumen de sangre que expulsa con cada latido. Otra posibilidad es que las grandes arterias pierdan su flexibilidad normal y se vuelvan rígidas, de modo que no puedan expandirse cuando el corazón bombea sangre a través de ellas. Por esta razón, la sangre proveniente de cada latido se ve forzada a pasar por un espacio menor al normal y la presión aumenta (Sans, 2007).

5.     Obesidad

    La obesidad aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares incrementando los factores de riesgo, tales como la diabetes, resistencia a la insulina, hipertensión, síndrome metabólico, aumento de LDL, triglicéridos y una disminución de HDL.

    Afortunadamente, hoy sabemos, y hay estudios que así lo demuestran, que bajar de peso graso impacta positivamente sobre la mortalidad, disminuyéndola significativamente. Por eso, una rutina de ejercicios y una dieta saludable pueden ayudar a nuestros pacientes obesos a aumentar su longevidad (Sans, 2007).

6.     Sedentarismo

    La inactividad física o falta de ejercicio se considera uno de los mayores factores de riesgo en el desarrollo de la enfermedad cardiaca e incluso se ha establecido una relación directa entre el estilo de vida sedentario y la mortalidad cardiovascular. Una persona sedentaria tiene más riesgo de sufrir arterioesclerosis, hipertensión y enfermedades respiratorias (Sans, 2007).

Figura 4. El sedentarismo es una de las causas principales de las enfermedades de gran prevalencia

    Al igual que otros factores, el sedentarismo es un factor de riesgo modificable, lo que significa que la adopción de un estilo de vida que incluya la práctica de ejercicio físico interviene en la mejora de la salud de la persona sedentaria y reduce su riesgo cardiovascular. En este sentido, hay un aspecto fundamental que es la prevención en la infancia. El sedentarismo, además de provocar por sí mismo un importante daño a nuestro sistema cardiovascular, contribuye a acentuar los efectos de otros factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión o el colesterol (Sans, 2007).

3.     Relación entre la enfermedad cardiovascular-ejercicio físico y su potencial terapéutico-deportivo

    Empezar con una breve y muy acertada declaración del Dr. Kenneth Cooper (1968), que define el ejercicio físico como "el método para poner más años en su vida y más vida en sus años".

    Respecto al corazón, es uno de los órganos en los que mejor se pueden observar las repercusiones del ejercicio. Una actividad física de baja intensidad y larga duración (120-140 pulsaciones/minuto) aumenta el volumen de las cavidades del corazón (cabe más sangre en las aurículas y ventrículos) y las paredes (de miocardio) se hacen más gruesas; gracias a esto, la masa muscular y la contractibilidad cardiaca sufren un incremento, lo que hace que envíe sangre con más fuerza al aparato circulatorio. El aumento del grosos de las pareces es mayor cuando se realiza un plan de entrenamiento de fuerza o fuerza-resistencia (Annicchiarico, 2002).

Figura 5. Cardiopatía hipertrófica. De por sí es una patología, pero en el deporte también se da una hipertrofia del 

ventrículo izquierdo, en este caso una adaptación beneficioso, al aumentar el riesgo sanguíneo a nivel sistémico y celular

    Estas mejoras debidas a la actividad física se reflejan en un aumento de la eficacia de bombeo, lo que ocasiona un descenso de la frecuencia cardiaca de reposo. En las personas muy deportistas se da una bradicardia, que es cuando la frecuencia cardiaca de reposo baja de las 60 pulsaciones/minuto, por el aumento del tono parasimpático. O sea, con un número más bajo de latidos se expulsa el mismo volumen de sangre, y el corazón realiza un trabajo más cómodo (una persona tiene menos pulsaciones por minuto cuando está entrenada, que cuando no lo está), lo cual a la larga el corazón se esfuerza menos y posiblemente su vida sería más saludable.

    Otro efecto importante de la actividad física sobre el aparato cardiovascular es el aumento de la capilarización, tanto cardiaca -vasos encargados de irrigar al propio corazón- como de la mayoría de los músculos, órganos y tejidos, a la vez que se mantiene la elasticidad arterial, que es uno de los factores facilitadotes de la circulación sanguínea (Annicchiarico, 2002).

    Se previene la aparición de arteriosclerosis (o disminución del calibre de los capilares), con lo que se ayudará a evitar la aparición de embolias y enfermedades coronarias. (Annicchiarico, R., 2002)

Beneficios de la actividad física a nivel cardiovascular (Cortes, 2010):

  1. Aumentos del volumen sistólico por incrementos de la masa muscular miocárdica y la cavidad ventricular. En situaciones de esfuerzo, el sujeto dispondrá de una mayor perfusión sanguínea al músculo que trabaja, circunstancia que mejora su eficiencia.

  2. Disminución de la frecuencia cardiaca, tanto en reposo como en ejercicio, provocado por el incremento del volumen sistólico y la acción de neurotransmisores sobre los receptores muscarínicos del nódulo sinusal cardíaco.

  3. Incrementos de la cantidad de sangre movilizada por el corazón en un minuto.

  4. Irrigación miocárdica: aumentan las arteriolas, venas y capilares; es un factor que disminuye la tensión arterial.

  5. Aumento del número de glóbulos rojos, circunstancia que favorece la elevación de los niveles de hemoglobina y consecuentemente incrementa la captación de oxígeno.

  6. Regulación de la tensión arterial debido a las mejoras en la motilidad de los vasos y al incremento de la red arterial de bajo calibre (responsable de las resistencias periféricas).

  7. Reducción de los riesgos de acumulación de placas de ateroma, dada la gran movilización de los depósitos de grasas en el organismo y la reducción de los niveles de colesterol (LDL colesterol).

  8. Reducción del riesgo coronario por mejoras circulatorias locales en el corazón, reducción de trombos y aumento de la potencialidad miocárdica.

  9. Mejora los procesos de recuperación tras la realización del esfuerzo debido a la intensa actividad aeróbica.

  10. Mejoras globales en el sistema de retorno venoso, evitando trastornos por insuficiencia venosa y estancamientos sanguíneos que den lugar a procesos de tromboflebitis en etapa adulta.

  11. Mejora la redistribución del flujo: se produce el vaso-constricción y vaso-dilatación, es decir, se cierran o abren las venas que se usan o no; esto es importante en el ejercicio físico. Las personas no acostumbradas se ponen coloradas debido a la inadecuada redistribución de flujo. Toda la actividad de contracción muscular causa efectos ineficaces en el corazón.

Tabla 2. Efectos del entrenamiento físico y rehabilitación cardiaca (Serra, 2007)

    Observando los beneficios de la actividad física en el sistema cardiovascular y las recientes publicaciones en las que se afirma que, la prevención se antoja como la herramienta más eficaz y eficiente en la ECV y los programas de rehabilitación cardiaca (PRC), los más eficaces en la prevención secundaria (Cano, 2012).

    Los objetivos de la prevención son reducir la morbimortalidad de sujetos con alto riesgo absoluto y ayudar a los que presentan un riesgo bajo a mantenerse así, al objeto de que la población tienda a mantenerse saludable (Cano, 2012).

    Hay evidencia clara y suficiente de que con este tipo de actuación la CVRS (calidad de vida relacionada con la salud) mejora significativamente, con un descenso en las complicaciones y la mortalidad cercanos al 40% en los pacientes de bajo riesgo. Otros autores concluyen que las razones coste-efectividad y coste-beneficio de los PRC son, hoy en día, las más favorables de todos los tratamientos e intervenciones que se practican en enfermedades cardiacas. También proponen, pues los beneficios de los programas se atenúan con el paso de los años, la creación de unidades de seguimiento y control permanente de los enfermos (Cano 2012).

    En una reciente revisión, recogen que la prevención secundaria, a través del educación física con base en la RC, es la intervención que tiene mayor evidencia científica para reducir la morbimortalidad de la enfermedad coronaria, sobre todo tras el infarto de miocardio, con recomendación del mayor nivel de evidencia científica (clase I) de la Sociedad Europea de Cardiología, la American Heart Associaction y el American College of Cardiology. Dicha evidencia se presenta también en otras intervenciones cardiacas y en la ICC estable (Cano, 2012).

    Varios estudios han demostrado una correlación de la actividad física y especialmente la forma física de los niños y jóvenes con una menor presencia de factores de riesgo cardiovasculares aislados o combinados (presión arterial y concentración lipídica sanguínea) (Cano, 2012).

    Observando todos los datos anteriores en los que queda patente los beneficios de la actividad física (junto con otros factores) en la prevención y rehabilitación cardiovascular, la realidad de estos programas en España es la siguiente:

    “En España, la población que accede a los PRC es escasa, alrededor de un 2-3% y es el país de Europa donde menos centros de RC hay y menos RC se realiza, según el informe European Cardiac Rehabilitation Inventory Survey (2008). En 2003, sólo 12 centros públicos del Sistema Nacional de Salud ofrecían RC, la mayoría concentrados en hospitales terciarios de Madrid, Cataluña y Andalucía. Las causas de ello son múltiples; la más importante, que la mayoría de los pacientes con ECV son dados de alta y abandonan el hospital sin haber sido propuestos para entrar en un PRC” (Cano, 2012).

    Con todos los datos expuestos anteriormente, en los que queda demostrada los beneficios de la actividad física en la prevención y rehabilitación cardiovasculares.

    Puesto que los profesionales de la actividad física son los licenciados en actividad física y deporte, se quiere poner de manifiesto que los profesionales de la actividad física deben ser en colaboración con un equipo de profesionales (cardiólogo, nutricionista, psicólogo) los que deben dirigir la actividad física tanto dentro de los programas de prevención como de los programas de rehabilitación y por tanto deben ser considerados como profesionales del sistema sanitario y ocupar un sitio dentro de este.

Aplicaciones prácticas

    Observando el elevado grado de mortalidad y morbilidad que ocasionan las enfermedades cardiovasculares, que sus principales factores de riesgo están asociados a hábitos nocivos de vida: mala alimentación, sedentarismo, hábitos tabaquicos… Es decir, estos hábitos, son modificables.

    Por otro lado hay que añadir los elevados costes económicos que ocasionan a los estados y personas. En España su coste se puede resumir en 130€ anuales per capita que se destina a tratar dichas enfermedades. En Europa se destinaron 192 billones de € en el año 2008 para el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares (317 € per capita) (Fundación española del corazón, 2008).

    Por estas razones y sobre todo porque la eficacia de la actividad física en la prevención y rehabilitación cardiovascular esta totalmente probada y porque el acceso actual en España a programas de prevención y rehabilitación cardiovascular a través del ejercicio físico es prácticamente inexistente, creemos adecuado formar una empresa que en colaboración con osakidetza (o cualquier otro servicio de salud) oferte diferentes cursos de ejercicio físico (adaptación a las características individuales: hipertensos, obesos…) que regule las dietas de los participantes y que sirva de ayuda para que abandone hábitos perjudiciales como el tabaco y el alcohol, es decir que sirvan como método de prevención a los pacientes con factores de riesgo ante una enfermedad cardiovascular.

    Ofertaremos actividad física tanto para prevenir cualquier posible enfermedad cardiovascular como para rehabilitar a aquellas personas que hayan sufrido un ataque cardiovascular. Intentaremos reinsertar a estas personas en su antigua vida social, personal y laboral pero sobre todo intentaremos que estas personas recuperen total o parcialmente calidad de vida mediante el tratamiento con actividad física (siempre que no muestre contraindicaciones hacía el ejercicio) y con ayuda psicológica (Fundación española del corazón, 2008).

    Creemos que este programa además de para reducir y mejorar los factores de riesgo detectados (en el caso de la prevención) y por tanto reducir la incidencia de las enfermedades cardiovasculares es necesario para reducir el gasto que ocasionan las enfermedades cardiovasculares a las personas y a los estados ya que creemos que en estos tiempos de crisis “es mejor prevenir que curar”.

Referencias bibliográficas

  • Annicchiarico, R (2002). La actividad física y su influencia en la vida saludable. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, 51. http://www.efdeportes.com/efd51/salud.htm

  • Bertomeu, V. y Castillo, J (2008). Situación de la enfermedad cardiovascular en España. Del riesgo a la enfermedad. Revista española de cardiología, 8 (E), 2-9.

  • Cano, R., Alguacil, I., Alonso, J., Molero, A. y Miangolarra, J (2012). Programas de rehabilitación cardiaca y calidad de vida relacionada con la salud: Situación actual. Revista española de cardiología, Vol. 65 (Nº 1), 10-16.

  • Cortés, I. y Martin, T (2010). Efectos del ejercicio físico sobre el organismo. EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, 148. http://www.efdeportes.com/efd148/efectos-del-ejercicio-fisico-sobre-el-organismo.htm

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  • Fundación Española del Corazón (2009). Cardiopatía isquémica. Disponible en: http://www.fundaciondelcorazon.com/informacion-para-pacientes/enfermedades-cardiovasculares/cardiopatia-isquemica.htm

  • Organización Mundial de la Salud (2007). Versión X Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS (CIE-X)

  • Organización Mundial de la Salud (2011). Enfermedades cardiovasculares. Centro de prensa septiembre 2011. Disponible en: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs317/es/index.html

  • Organización Mundial de la Salud (2012). Estadísticas sanitarias mundiales 2012. Disponible en: http://www.who.int/gho/publications/world_health_statistics/es/index.html

  • Sans, S (2006). Programa de formadores en perspectiva de género en salud: Enfermedades cardiovasculares. Disponible en: http://www.msc.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/equidad/07modulo_06.pdf

  • Serra, R., Morales, M., Ortega, R., Capellas, L., Garreta, R., Caufape, X., et al. (2010). Entrenamiento físico en la rehabilitación cardiaca. Cardiología deportiva. Disponible en: http://www.cardiologiadeportiva.com/entrenamiento_fisico_en_la_rehab.htm

  • Ustrell, X. y Serena, J (2007). Ictus, diagnostico y tratamiento de las enfermedades cerebrovasculares. Revista española de cardiología, 60 (7), 753-769.

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