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Análisis crítico extraído de las evaluaciones estadísticas incidentes 

en el ineficiente juego de los equipos participantes en 

el béisbol Nacional Cubano en la actualidad

 

Profesor auxiliar en la Universidad de Matanzas FCF

Ex integrantes en 13 campeonatos y 12 selectivas de los equipos de Matanzas

a las series nacionales de béisbol, y en múltiples eventos

Miembro del Comité Académico Nacional de la Especialidad de Béisbol

Comisario Técnico de la Federación Nacional de esta disciplina

MSc. Leonardo Goire Prada

Lic. Wilfredo Menéndez Marcos

leonardo.goire@umcc.cu

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          Si tenemos en cuenta que la preparación física y la preparación técnica son los componentes de la táctica y si en algunas de ellas existen deficiencias, es lógico suponer entonces, que será difícil poder proyectarse con eficiencia y eficacia en el juego de manera que podamos contrarrestar tácticamente las acciones de los adversarios. Son múltiples las situaciones que pudieran decidir un encuentro por errores mentales, que no es más que el hecho de proyectarse mal en la táctica del juego. tirar, donde o cuando no se debe; lanzar en zonas no apropiadas según el conteo del bateador, no tener en cuenta las situaciones del juego para plantearse jugadas tácticas; batear de fly cuando es necesario un rolling o lo contrario, tocar la bola de sacrificio hacia una zona no adecuada, etc. Son de hecho situaciones que se observan con cierta frecuencia.

          Palabras clave: Béisbol. Errores mentales. Deficiente preparación táctica. Preparación defensiva. Trabajo en la base.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 17 - Nº 170 - Julio de 2012. http://www.efdeportes.com/

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Introducción

    Otras razones a nuestro entender que vienen incidiendo desfavorablemente en el desarrollo de nuestros peloteros en el nivel superior, son las dificultades con la excelente preparación metodológica a la que deben estar comprometidos todos los entrenadores en la base, con las cuáles de hecho, tropiezan los deportista, por lo que dejan de cumplimentarse, con calidad, un sin número de objetivos pedagógicos en las diferentes categorías, desde la etapa enseñanza-aprendizaje, hasta la de consolidación, pasando por la de perfeccionamiento. Esto hace que el atleta vaya arrastrando con ello en su desarrollo, una serie de deficiencias que limitan sus potencialidades, lo que hace suponer que cuando llega a la (Serie Nacional) está por debajo de las exigencias competitivas del evento, sobre todo en la proyección táctica del juego defensivo. Si tenemos en cuenta que la preparación física y la preparación técnica son los componentes de la táctica y si en algunas de ellas existen deficiencias, es lógico suponer entonces, que será difícil poder proyectarse con eficiencia y eficacia en el juego de manera que podamos contrarrestar tácticamente las acciones de los adversarios. Las estadísticas nos muestran números fríos que en realidad, no nos dicen con certeza donde está el problema de las deficiencias tácticas de cada uno o de todo el equipo. A las estadísticas no van los errores mentales y, en muchas ocasiones estos son más dañinos que los errores físicos; Son múltiples las situaciones que pudieran decidir un encuentro por errores mentales, que no es más que el hecho de proyectarse mal en la táctica del juego. Por ejemplo, tirar donde o cuando no se debe; lanzar en zonas no apropiada según el bateador y el conteo que este se encuentra, batear fly cuando es necesario un rolling o lo contrario, tocar la bola de sacrificio hacia una zona no adecuada, etc. Son de hecho situaciones que se observan con cierta frecuencia en nuestro béisbol.

    Una buena dirección en un equipo de Béisbol, tiene la tarea de encausar una estrategia defensiva ante los posibles ataques adversarios, para ello debe disponer de un arsenal de acciones que contrarresten las maniobras ofensivas que trata de imponernos nuestros contrarios. Es criterio de los especialistas Bitejtina, Tishler y Dachkevich (1976) que cuando se traza una buena estrategia defensiva, limita la diversidad de acciones preparadas por el contrario, portadoras de funciones de exploración y camuflaje de intenciones concretas, crea indeterminadas situaciones, dentro de un límite de tiempo para su solución. Un entrenador que no piensa en los detalles, es difícil que se decida por la correcta acción defensiva, por lo que no podrá evitar que el contrario logre sus objetivos en su proyección ofensiva; por el contrario, un director que pueda interpretar la idea del adversario, es capaz de frenar la táctica del juego contrario y así controlar a su beneficio el desenvolvimiento del encuentro.

    La decisión del empleo de una acción determinada va amparada, incluso, por la experiencia del manager; no obstante, no podemos llevarnos en momentos decisivos del juego, por impulsos emocionales que pudieran incidir de manera negativa en los resultados de este.

    Kindall (1983) nos dice: “Los entrenadores del equipo a la defensa encuentran mayores dificultades en sus contrarios, cuando estos pueden elegir la acción a realizar. En efecto, estos últimos están en ventaja de saber que táctica adoptará, mientras que el entrenador del equipo a la defensa puede disponer de su plan defensivo solo en un segundo tiempo, seleccionando según la acción del adversario. Entonces debe buscar de prever la acción sucesiva más probable que efectuará el adversario y aclarar la defensa a continuación”.

    Lo expresado por Kindall se explica por sí solo, el equipo a la ofensiva tiene la ventaja y elige lo que quiere hacer, según su actuar, es entonces el equipo a la defensa el que debe determinar cómo va a contrarrestar la acción contraria y para ello es factible dominar variantes que puedan servir para neutralizar la operación de ataque. El problema radica que se debe tener presente un grupo de variantes, pues las situaciones del juego cambian constantemente, según el propio Kindall son algunos factores los que se deben tener en cuenta: La puntuación, las diferentes fases dentro del juego, jugar de home club o visitador, nuestro lanzador, nuestro receptor y la combinación de doble play, el bateador, el corredor, las condiciones del campo. Estas son algunas de las variables que se deben tener en cuenta cuando el equipo está a la defensa.

    Es factible conocer las potencialidades de los bateadores contrarios; su fuerza, si son de tacto, hacia qué zona con más frecuencia batean, si son zurdos o derechos, son o no buenos tocadores de bola, esto obliga a seleccionar diferentes tácticas de juego a cada momento, lo que habla por sí solo de la importancia de conocer al contrario para predisponer el juego defensivo. También las características del corredor adversario nos obliga a disponer de cambios defensivos, existen corredores muy rápidos que tienen sobre presión a la defensa cuando son capaces de embasarse, incluso cuando están cumpliendo su rol de bateador, porque la defensa debe adoptar variables diferentes.

    Por último, el campo. Cuando vayamos a elegir nuestra táctica a la defensa, es aconsejable tener en cuenta las características del terreno de juego; si la hierba es alta o baja, si el terreno es blando o duro, hacia donde sopla el viento, si el sol puede constituir un problema, si hay sombras que pudieran incidir en la orientación hacia un batazo, la amplitud de este, etc.

    A grandes rasgos nos hemos referido a algunas de las situaciones que pueden constituir de hecho, factores incidentes a la hora de seleccionar una variante defensiva que como hemos visto son un sin número a apreciar y que pueden determinar un resultado favorable o lo contrario.

    Delgado (2009), refiriéndose al equipo Matanzas dice: “…se ha demostrado que un grupo grande de nuestros mejores jugadores llegan a esta fase del alto rendimiento con grandes deficiencias técnicas y al ser ésta un componente fundamental de la táctica limita en su proyección al jugador y lo que más preocupa es que estos jugadores, en su mayoría, han transitado por los diferentes niveles del alto rendimiento, lo que nos obliga a pensar que debemos revisar desde la base el trabajo técnico-metodológico y tomar las medidas pertinentes para que en un futuro no ocurra lo que enfrentamos actualmente”. (4, 14)

    A esta situación ya nos hemos referido, nuestro equipo principal tiene problemas a la hora de proyectar la táctica del juego, ya sea ofensivo como defensivamente. Se hace factible la profundización de conocimientos teóricos relacionados con las maniobras defensivas del equipo; así como, elevar a consideración el volumen de repeticiones de los diferentes Drills, en las etapas de preparación que le anteceden a las competiciones.

    Según Reynaldo (2001); “Se hace necesario que todos los jugadores practiquen las jugadas colectivamente hasta su dominio, para así poder vencer las dificultades individuales y de conjunto que se presenten en los juegos”.

    Y hay razón en ello, pues de la única manera que podemos contrarrestar el juego ofensivo adversario es haciendo todo correctamente en la defensa y esta es una forma de lograrlo.

    El juego ofensivo del adversario requiere de una constante presión sobre la defensa “Verdaderamente un ataque ofensivo agresivo tiene muchas ventajas sobre la novena que juega conservadoramente” y esto debemos tenerlo en cuenta. La única forma de neutralizarlo es precisamente haciéndolo todo bien en el terreno, por lo que se impone perfeccionar cada uno de los elementos tácticos a la defensa.

    Fonseca (1997) en su libro Béisbol. Preparación técnica especial, nos propone un aspecto muy importante a tener en cuenta; el valor de los out, cada out tiene su importancia, lo cual vamos a analizarlo a partir de la posición defensiva, no como el trata en su libro, al hacerlo desde la posición ofensiva del juego; el primer out, mientras no aparezca, son amplias las posibilidades de utilizar una estrategia por parte del adversario si se embasa el primer hombre se puede entonces tocar la bola y se amplían las posibilidades de una entrada grande a la ofensiva y por tal motivo hay más preocupación a la defensa, un doble play incluso no le da fin a la entrada aparte de aliviar la situación. Es importante retirar al primer hombre en la entrada, pues limita la ofensiva del adversario.

    El segundo out, en una entrada, deja prácticamente sin juego al contrario y antes de lograrlo el adversario, al tener un out en la pizarra se abstiene de realizar jugadas que lo pueden limitar más, si la entrada se pone con dos out, esto nos pone con menos presión a la defensa, ya es distinto cuando existen corredores en una o más bases, pues le permite al equipo a la ofensiva realizar acciones de ataque; robo, doble robo, batting corring, etc., y puede hacerse para poner sobre presión al equipo a la defensa, pero con el hándicap de tener la entrada a punto de mate.

    El tercer out nos libera de cualquier presión, es el más importante porque finaliza la acción de ataque adversario.

    Tanto para los jugadores en el ataque, como a la defensa, cada out merece de una atención particular; por ello se impone, el juego variado de acciones a la defensa, con el objetivo de contrarrestar cada una de las tácticas que en el ataque quisieran imponer los contrarios. También Fonseca nos advierte sobre los errores defensivos que se cometen en los juegos, cuando señala, entre otros: “Mala coordinación de los movimientos defensivos colectivos contra los toques de bola de sacrificio, tiros a las bases, doble robo y run down. No ponerse de acuerdo el torpedero y el jugador de segunda, para cubrir segunda base en jugadas de robo. Tirar a una base sin posibilidades de out. Dificultades con las señas del equipo (a la defensa). No saber la cantidad de out en los innings. No anticiparse a las jugadas. Poca concentración durante el juego. Lanzar con el cuadro fuera de su posición. Poca observación del contrario. Los receptores no indican las jugadas y los out. Realizar las apelaciones con deficiencias. Poca combatividad durante el juego.

    Como podemos apreciar, son muchos los errores que pueden cometerse en un juego de Béisbol y no necesariamente son errores de los llamados físicos, estos son parte de la mecánica del juego, lo que si podemos evitar son los que anteriormente apuntábamos, pues ellos dependen de la mentalidad del defensor. Por ejemplo, la mala coordinación de los movimientos colectivos en la defensa del toque de bola de sacrificio, puede ser causa de una mala concentración o de la poca observación del contrario, recordemos que el adversario tratará de camuflajear la acción o sea, se hace imprescindible anticiparnos a su ejecución, pero para ello debemos estar “dentro” del juego y solo eso se logra a partir de una concentración idónea.

    Hemos visto en muchas ocasiones, en juegos de nuestra Series Nacionales, jugadores de diferentes equipos, sobre todo torpederos y segundas bases que no han ido a cubrir la intermedia cuando el contrario ha salido a robar esta, o porque lo han sorprendidos o por no ponerse de acuerdo con anterioridad; en otros casos, favoreciendo al bateador a la ofensiva, ir ambos a cubrir dejando un gran espacio para que pueda pasar libremente a los jardines una conexión de rolata. Estas son situaciones que pueden evitarse, claro está, si la hemos entrenado práctica y teóricamente lo suficientemente, pero como dijimos anteriormente, ahí están los driles defensivos que expresan toda la mecánica táctica del movimiento individual, proyectado en el juego colectivo, pero se exige para su compresión el entrenamiento sistemático, como única forma de lograr la fijación del hábito motor en la acción.

    El equipo a la ofensiva puede utilizar un grupo de variables para mantener en “jaque” a la defensa, ese es su objetivo, siempre buscando la anotación de carreras; cada vez que el adversario observe la posibilidad de anotar, hacia allí dirigirá todo su potencial ofensivo.

    Según Kindall, basado sus planteamientos en las estadísticas, nos revela que: “Las pelotas vienen bateadas más de dos tercios por la parte central del diamante que por las líneas de foul”. Esto nos dice que el torpedero y la segunda base tendrán más incidencia en el fildeo lo que presupone que los defensores de estas posiciones deben, incluso, cubrir un campo mayor que los jugadores de las líneas. “La habilidad de desplazarse notablemente hacia la izquierda o la derecha, manteniendo el equilibrio suficiente para mantenerse agachado, coger una pelota de rolata y eliminar al bateador, son las características de un valido torpedero y de un valido segunda base".

    Conociendo que es por estas zonas del infields (torpedero y segunda) por donde más se batea, es lógico suponer que la mayor incidencia para jugadas de doble play está presentes alrededor de estas posiciones. Por lo que se necesita poseer, en el caso de los defensores, una serie de características como son: Veloz desplazamiento, hacia todas direcciones, la posibilidad de extenderse tanto hacia la derecha como a su izquierda, seguridad en el fildeo, potente brazo, movimientos de piernas rápidas y ágiles para evitar el deslizamiento intencionado del corredor en segunda y como complemento coraje.

    Guía de observación para el control de las acciones defensivas que no aparecen en los resúmenes estadísticos elaborados por la Comisión Nacional de Béisbol.

  • Tiros innecesarios a las bases.

  • La no realización de asistencias con la finalidad de evitar avances de los corredores en posibles errores en el fildeo o en tiros desviados.

  • Deficientes movimientos en la realización de los drills defensivos.

  • Mala colocación de los fildeadores respecto al pitcheo o a las características de los bateadores.

  • Mala ubicación para cortar tiros en posibles batazos extrabases.

    Con corredores en tercera y primera, tratar de realizar doble play con rolling que no dan posibilidad a ello.

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