Lecturas: Educación Física y Deportes
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SALUD, EJERCICIO FISICO Y NUTRICION — 3 / 4
Carlos Saavedra

E inicio

METODOS DE EVALUACION Y DIAGNOSTICO Y DE LA
CONDICION FISICA EN DIVERSOS GRUPOS HUMANOS

Antecedentes clínicos, médicos y físico-deportivos del paciente
Cada día cobra mayor importancia el hecho de que la recopilación de antecedentes antes de adecuar un programa de ejercicios sea parte fundamental en el proceso de incorporara a una persona a un plan de actividad física. Esto esta basado en dos hechos muy significativos siendo el primero de que nuestra población esta cada día más expuesta a factores de riesgo y que muchas veces la actitud sedentaria no deja que ciertas anomalías se expresen de manera evidente. Por otro lado es cierto que cada día se están acercando más y más personas de sobre 50 años a la practica de una actividad física y esto se debe porque la población adulta se ha incrementado enormemente junto con las expectativas de vida y también por el hecho de que las evidencias científicas indican que uno de los sectores más beneficiados con el ejercicio es el de los adultos.

Por esta razón prevenir riesgos de accidentes de toda índole es un deber de todo profesional y la manera de hacerlo es verificando su historia y constatando su estado o nivel de riesgo el cual debe orientar la planificación y adecuación del plan de ejercicios para que dichos riesgos puedan estar básicamente disminuidos. Esta información de manera más acabada se puede encontrar en el artículo de Evans en el numero de enero de 1999 del Journal of Medicine and Science in Sport and Exercise.

El interrogatorio al cual debe ser sometido un "paciente ambulatorio" que se quiere incorporar a un plan de ejercicios es un camino que se va construyendo a medida de que se extiende la conversación, es como un gran tronco en que cada rama va obteniendo una magnitud de acuerdo a la historia. Sin embargo este tronco, del cual salen las ramas, es posible de resumir en cierto grupo de preguntas.


La facilitación biomecánica del paciente
Si entendemos que todo movimiento es la resultante de una complicada interacción de fenómenos biológicos, debemos iniciar esta comprensión con el hecho que todo parte desde un comando nervioso. Cuando un sujeto ha estado sujeto a padrones de movimientos de rutina, las conexiones sufren un deterioro importante y muchas veces en la evaluación medimos un aspecto que tiene que ver más con habilidades que con capacidades y basta con que el paciente recuerde ciertos padrones de movimiento para que este funcione o en su defecto simplemente puede crear o reconectar circuitos motores que estaban "dormidos". Posteriormente viene una fase de que al grupo muscular que le corresponde la responsabilidad de dicho movimiento debe capacitarse, es decir incorporar más capilares sanguíneos a su estructura, mejorar su actividad bioquímica y establecer padrones de velocidad de adaptación, de tolerancia y de recuperación superiores a los que poseía. Eso es por un lado.

Seguidamente viene otro aspecto a considerar que ya no implica la facilitación que podríamos llamar intrínseca sino una más bien extrínseca e integrada. Para resumir este aspecto vale hacerse la siguiente pregunta por ejemplo: un paciente que para mejorar sus niveles de triglicéridos circulantes debe al menos caminar o trotar o en definitiva gastar un monto x de calorías diarias, pero sin embargo si no considero que su columna esta con una cintura abdominal deficiente, que sus rodillas están desprotegidas por sus extensores de rodilla y que su condición vascular-periférica es deficiente. Lisa y llanamente lo estoy exponiendo a un riesgo innecesario, el cumplimiento ciego del objetivo esta pasando a llevar otros aspectos integrados a la biología del movimiento y que cambiarían una patología por otra.

La facilitación biomecánica del paciente, consiste esencialmente en "arreglar las ruedas del auto para proseguir o iniciar el viaje". En este ejemplo o caso, quizás deberemos esperar que baje de peso para iniciar su entrenamiento, o adecuarlo en un principio a la bicicleta o simplemente fortificarlo lo suficiente para posteriormente dedicarnos al objetivo plateado. Tenemos el auto, debemos mejorar el funcionamiento de sus cilindros, para lo cual debemos rodar 2000 kilómetros y no tenemos las ruedas ni neumáticos en condiciones!

Otro ejemplo que me ha llamado mucho la atención es el relacionado con la rehabilitación de paciente cardiaco. Las bases de la kinesiología dedicada a esto esta en aumentar su respuesta cardiaca al esfuerzo o aumentar su capacidad aeróbica. Naturalmente esto implica aspectos cardiovasculares importantes. Pero la regla de oro de los programas de rehabilitación se basan en cuidar que la frecuencia cardiaca no sobrepase más allá del 65% de la frecuencia máxima teórica que es deducida en algunos por la formula de 200 menos la edad o con un margen mayor de protección de 180 menos la edad. Es decir un paciente de 55 años no debe hacer una actividad que sobrepase los 180 - 55, o sea que no pase los 125 latidos cardiacos por minuto.

Entonces el programa es caminar rápido. En un paciente desacondicionado por varios años, alcanza esta frecuencia en los dos primeros minutos de caminata por ajustes hemodinámicos y por la estimulación de catecolaminas. Dicha caminata no es más allá de 4.5 kilómetros por hora, dosis totalmente insuficiente para rehabilitar a cualquier ser humano! Pero el reglamento dice máximo 125 latidos. Mi cuestionamiento, y que espero algún día probar, es que porque a este paciente no se le facilita biomecánicamente primero, es decir, sin involucrar tanta masa muscular de un viaje, partir por la capacitación parcializada de cada músculo responsable de la marcha.

De esta forma, se cumplen ciertos procesos de adaptación que no elevan la presión y tampoco la frecuencia cardiaca y además se facilita o se capacita al grupo muscular de aspectos metabólicos necesarios para que aumente su consumo de oxigeno. El problema es que la kinesiología tradicional por si sola soluciona aspectos mecánicos y no considera aspectos metabólicos.


La composición corporal y su antropometría
Así como el perfil bioquímico esta integrado por diversos componentes y cada uno de estos debe tener un nivel determinado, el cuerpo humano también esta integrado por estructuras y "materiales" que deben tener niveles adecuados. Básicamente la masa magra y la masa grasa son las que están en un constante equilibrio en el sujeto físicamente sano. La masa ósea, la masa muscular y la masa adiposa es le que debe ser regulada durante toda la vida, quedando fuera de esta discusión la masa correspondiente a los órganos.

La medición del peso en el agua y su relación con el volumen desplazado es una manera de diferenciar estas dos masas, la grasa y la magra. La determinación de los pliegues cutáneos es aún utilizada pero cada día menos considerada en el ámbito científico. La impedanciometría es más utilizada y su tecnología esta siendo cada vez más simple y precisa en la determinación. Pero indudablemente que la densitometría por Dexa es la más aceptada y permite cuantificar la cantidad de tejido muscular, de tejido adiposo y de tejido óseo.

La composición corporal, es decir, en términos domésticos, la cantidad de tejido adiposo que la persona pueda tener o acumular, es un índice predictor de una serie de enfermedades que guardan relación con la diabetes, la hipertensión, la hiperinsulinemia, la hipertrigliceridemia etc... y todas aquellas asociadas al sobrepeso.

Un párrafo aparte merece el hecho de que existen hoy en día, una serie de personas que han estado muy preocupadas de su peso ideal y lo conservan sin tomar en cuenta su composición corporal y estas personas poseen altos índices de tejido adiposo y una masa muscular disminuida lo que actualmente se denomina sarcopenia y que es tan grave o posee tantas complicaciones como el exceso de tejido adiposo.

Indudablemente que la causa principal de este desequilibrio es o son los dos aspectos más gravitantes: exceso en la ingesta calórica en relación a lo que se gasta y actividad física disminuida, resultado, aumentan los depósitos de energía y disminuye la masa muscular!

La gran cantidad de estudios en esta área del metabolismo y como este se altera con la edad, con la ingesta, con la actividad física y las diversas alteraciones que estos fenómenos provocan en mecanismos de regulación neuroendocrina, permiten orientar políticas de prevención que si bien son simples de implementar resultan difíciles de lograr debido a que pretenden cambiar hábitos de vida. A pesar de que poseen un costo mínimo, básicamente el paciente logra sus objetivos si su dedicación y perseverancia son los adecuados.

Se ha podido observar que los regímenes restrictivos del monto de calorías a ingerir son una medida eficiente para la obtención de la baja de peso, sin embargo no para la composición corporal ya que una gran parte de la perdida de peso corresponde a una disminución del tejido muscular. Por tal motivo, independientemente de la dieta, un programa paralelo de ejercicios, contribuye al balance energético negativo y además mantiene o incluso mejora la masa muscular. Este hecho permite que el sujeto sometido a tratamiento de dieta y ejercicio modifique la intensidad de su actividad física habitual y así también adquirirá hábitos que aparte de educarlo en la parte alimentaria, también lo hace ser físicamente más activo en su vida diaria con el consiguiente gasto calórico extra.

Las formas de determinar la composición corporal junto al sobre peso o el grado de obesidad tomando en cuenta el factor de riesgo que esto implica son variadas y de un cierto grado de objetividad. Entre las más importantes esta la del perímetro de la cintura, la relación peso-talla, la relación perímetro de cintura y cadera. Todas estas determinaciones permiten obtener índices que indican el grado, tipo de obesidad y el riesgo correspondiente.

Me parece interesante mencionar el hecho acerca de la forma en que se modifica la composición corporal y la ganancia y perdida de la grasa sectorizada, para lo cual recomiendo a los autores Bouchard, Tramblay y Depres. La ganancia y donde se ubica la grasa va indudablemente en relación al balance calórico y al parecer una fuerte tendencia genética es la responsable de la cantidad que se acumula y también donde se acumula. Por otro lado la perdida de tejido adiposo tampoco es claro como responde en términos de que lugar esta grasa se utiliza ni en que orden. La pregunta es si al efectuar ejercicio físico, de donde es más sensible que la grasa disminuya, intraabdominal o subcutáneamente? y si es subcutánea proviene primero de piernas, tronco o brazos?. Como podemos ver en cada uno de los aspectos mencionado en este articulo existe la necesidad de investigar.


La capacidad física de trabajo y el nivel de tolerancia al esfuerzo
Los términos, aptitud, condición y capacidad física o funcional se manejan de manera indiscriminada y para poder entrar en la discusión correspondiente debemos ponernos de acuerdo para saber de qué hablamos o a qué nos referimos.


Teniendo un orden o acuerdo en estas definiciones, según mi criterio por cierto, podemos conversar acerca de este aspecto, que si bien esta bastante desarrollado en la literatura y muy abordado por los metodólogos, es de interés, ya que así como cada día los ejercicios deben ser prescritos con dosis adecuadas, los tests deben también ser el resultado de una combinación entre las condiciones que el paciente presente y los objetivos e intereses que se persigan.

Los test destinados a la medición de la capacidad de trabajo, deben involucrar los aspectos relacionados con el metabolismo energético de origen aeróbico y anaeróbico y a su vez ojalá involucren aspectos periféricos y/o cardiovasculares.

Es así por ejemplo que un test debe ser lo suficientemente prolongado para poder medir, ya sea la máxima capacidad de trabajo el cual puede ser de índole piramidal, es decir, elevando la velocidad o la pendiente o la carga dependiendo del instrumento a utilizar, cada uno o dos minutos y simplemente observar y determinar con que carga llega a la máxima frecuencia cardiaca (200-edad) o interrumpe el esfuerzo. Tan simple como eso es la máxima capacidad de trabajo.

También existe la máxima capacidad de trabajo muscular, en que en un test de 30 o 90 segundos, se cuenta el numero total de contracciones que un músculo flexor o extensor puede ejecutar un movimiento contra una resistencia determinada. El multiplicar el numero de contracciones por el peso levantado dará una imagen de la capacidad de trabajo de ese músculo evaluado.

Por otro lado la tolerancia al esfuerzo es medir un ejercicio o esfuerzo determinado a un equivalente al 60 u 75% del máximo y observar como la frecuencia se estabiliza, cuanto tiempo puede estar estable y a que frecuencia del máximo teórico se estabiliza. Cosa semejante puede obtenerse del músculo, ejecutando un numero de repeticiones determinadas a un porcentaje del máximo y observar en que segundo o numero de repetición el músculo es incapaz de seguir ejecutando el movimiento, ya sea de extensión o de flexión.

Estos tests que son simples en la medida de que se conozcan principios bioquímicos, fisiológicos y anatómicos o biomecánicas de la contracción muscular, permiten dosificar adecuadas cargas de trabajo según las capacidades individuales y en relación al objetivo que se persiga.


La capacidad funcional del sistema muscular y sus asimetrías
Si bien ya hablamos un poco sobre este tema, me parece prudente poder tocarlo más a fondo. A principios de los 80, aún no se mencionaba a la fortificación muscular como parte importante en el tratamiento o entrenamiento de pacientes ambulatorios. Solo se consideraba al entrenamiento aeróbico cardiovascular como el método apropiado para prevención en salud. Sin embargo ya se sospechaba sobre sus efectos y solo faltaban más investigaciones al respecto para poder publicar de manera responsable la recomendación sobre la practica de ejercicios de resistencia con fines benéficos para la salud. Solo en 1990 el American College of Sport Medicine agrego a las recomendaciones o guía para ejercicios en promoción de la salud al entrenamiento de la fortificación muscular mediante resistencia.

Al evaluar a los pacientes desde el punto de vista de la capacidad funcional del tejido muscular, mediante dinamómetros digitales, se puede observar en su gran mayoría, significativas asimetrías entre los músculos agonistas y antagonistas de un mismo segmento como así mismo entre los músculos de uno comparado con su similar contralateral. Estas son fácilmente corregibles cuando no existen lesiones o causas otras fuera de la falta de estimulación por mal habito de sobre uso de un segmento sobre otro.

Pero lo más dramático es que cada día se ve más gente joven con una imposibilidad de ejecutar movimientos con el propio peso del cuerpo, sufrir de dolores articulares sin ninguna evidencia bioquímica de alteración del cartílago articular y lo que es más evidente que los valores de fuerza muscular han disminuido considerablemente en ambos sexos y en todas las edades en las ultimas dos décadas y la diferencia entre sujetos entrenados desde el punto de vista de esta variable es mayor que la que existía anteriormente.

El volumen 50, de Noviembre de 1995 del Journals of Gerontology, editado por Hollozy estuvo íntegramente dedicado al fenómeno de sarcopenia definida como una patología consistente en una profunda alteración de la composición corporal con deterioro y disminución evidente del tejido muscular, fenómeno que ocurre con el envejecimiento.

Por otro lado si bien la masa muscular esta disminuida, es evidente que la función también, ya que tanto proteínas estructurales como funcionales desaparecen y la capacidad de contracción disminuye. Al respecto dicha capacidad tiene dos componentes, sin considerar aquí la diferenciación del tipo de fibras, que es la de ejercer una máxima contracción y la de efectuar una serie de contracciones venciendo determinada carga o resistencia. El músculo puede ejercer una contracción venciendo mucho peso y también puede efectuar un trabajo consistente en levantar consecutivamente durante varios segundos o minutos un peso submáximo. Estas dos cualidades están deterioradas y es el punto de partida para un determinado numero de alteraciones metabólicas y cardiovasculares, ya que sin estimulación adecuada del tejido muscular, los niveles de producción de energía disminuyen y el compromiso metabólico y cardiovascular por consiguiente también y la capacidad funcional de estos sistemas, por la falta de estimulación, también disminuye.

Durante el desarrollo y crecimiento se establecen padrones de máxima capacidad de trabajo y de contracción muscular, aumentando estas progresivamente y haciéndose diferentes entre ambos sexos y con un rango considerable de variaciones que hacen dichas diferencias levemente significativas entre hombre y mujer (Saavedra, C., J. of American College of Sport Medicine, Septiembre 1991). Posteriormente es el entrenamiento y/o los hábitos de vida los que hacen que este sistema, el muscular, pueda mantenerse en buenas condiciones, desde el punto de vista morfológico, bioquímico y fisiológico. No en vano este tejido, según publicaciones científicas, permite efectuar comparaciones entre sujetos de 66 años entrenados con de 25 años sin entrenamiento y no evidenciar diferencias significativas desde el punto de vista histoquímico.


Conclusión
Sin duda la composición corporal y el sistema muscular merecen una atención especial ya que son indicadores de la cantidad de grasa acumulada lo que implica un factor de riesgo importante y de la masa muscular que es la que permite o gatilla la estimulación de gran cantidad de órganos y sistemas. Al mismo tiempo permite el gasto de energía diario por lo que contribuye de manera importante al establecimiento del balance calórico apropiado.

Por otro lado la capacidad de contracción muscular máxima esta asociada a la prevención de riesgos osteoarticulares que van desde la perdida de densidad mineral ósea, hasta la prevención en caídas, osteoporosis y fracturas. El dolor de espalda esta asociado en gran medida a una deficiencia en la función muscular de las regiones abdominal y dorso-lumbar y por el grado de cansancio o fatiga localizada con alteración estresante del comportamiento o conducta cardiovascular que esta provoca, también, la función muscular, esta asociada de manera estrecha a la calidad de vida.

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· Año 4 · Nº 15 | Buenos Aires, 08/99