Lecturas: Educación Física y Deportes
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ESTUDIO SOBRE EL TAMAÑO DE BALON IDEAL EN BALONCESTO PARA LOS JUGADORES DE 13 - 14 AÑOS — 2 / 6
Pablo Alberto Esper Di Cesare

E inicio

2. La automatización del movimiento deportivo
N. G. Ozolin señala que: "... Cada movimiento voluntario y cada acción del deportista están siempre dirigidas por él a alcanzar un determinado objetivo".

Hay que destacar la asombrosa "obediencia" del aparato motor del hombre, de su voluntad. La explicación de esta obediencia se desprende del mecanismo fisiológico del hábito motor. I.M. Sechenov decía que: "... Todos los movimientos se encuentran supeditados a la voluntad, una vez que los mismos han sido estudiados." En este caso, cuando más estudiado esté el movimiento, más fácilmente se supeditará a la voluntad. I. M. Sechenov subrayaba que: "... El dominio de la voluntad, en todos los casos, se extendía sólo al comienzo del acto motor o al impulso hacia él, y a su terminación, mientras que el movimiento mismo transcurre sin ninguna intromisión ulterior de la voluntad en los "detalles de mecánica", puesto que se trata de la repetición de lo que ha venido haciéndose miles de veces".

Según Rigal, Paoletti y Portmann, "el movimiento automático resulta de la transformación, por su repetición, de una actividad primitivamente voluntaria, en una actividad cada vez mejor coordinada no imprescindiblemente necesitando, en su desarrollo, la intervención de la conciencia y de la atención. Sin embargo, el principio y el final del movimiento automático son voluntarios. Los movimientos voluntarios son regulados, en gran parte, por el sistema extrapiramidal".

El paso del movimiento voluntario al movimiento automático plantea numerosas cuestiones, algunas relativas a la retención o memorización de los efectos positivos o negativos de una acción motriz intencional, otras que conciernen a la forma en que los automatismos intervienen y se desarrollan en actos motores complejos de adaptación.

Le Bouch ha propuesto un modelo de hipótesis explicativa sobre el paso del movimiento voluntario al movimiento automático, Se refiere a algunas distinciones funcionales entre el SMP y SMEP. Según el autor: "... El aspecto control continuo del movimiento voluntario es irradiado sobre las aferencias que pasan por el tálamo específico y allí, una vez interpretados en el cortex asociativo, inducen la correlación intencional del acto. Lo cualitativo es utilizado para significar que el papel del tálamo, al principio sería transmitir al cortex sensible la información en su integridad. Después, con la repetición del acto, el tálamo adquiere un papel de integración, es decir, de interpretación de los datos sensoriales y se convierte en específico en el sentido de permitir a las estructuras subcorticales originar una respuesta casi global de adaptación".

Según Paoletti: "... Cuando los engramas, a los que se puede denominar esquemas, patrones o modelos teóricos, son traducidos, punto por punto, bajo forma de movimientos, se habla de automatismos". Si bien, desde que la respuesta motriz ha sido concebida, el engrama interviene en la programación, y el automatismo, se manifiesta en el desarrollo de la respuesta motriz.

Para Paoletti: "... El concepto de praxia recubre los aspectos ideo - motor y motor de la respuesta motriz, y hace referencia, a la vez, al aspecto consciente de la iniciación y del control voluntario (si es necesario) y al aspecto automático del control del acto. Las praxias representan sistemas de movimientos coordinados en función de un resultado o de una intención que son el resultado de una experiencia individual que se oponen a coordinaciones innatas". Bajo este concepto, el lanzamiento que estudia esta investigación es una praxia, y en su constitución como automatismo, se recorren todos los caminos neuro - fisiológicos descriptos, para la conformación de la misma.

Corrientemente se define la automatización como: "La realización de una actividad acostumbrada sin la intromisión de la voluntad del hombre" (B. M. Teplov, 1951; I. T. Ogorodnikov y P. H. Shimbiriov, 1950; S. M. Rubinstein, 1946 y, A. T. Puni, 1949).

Según Munn: "...El hábito es un producto terminal del aprendizaje y por ello se opone a los automatismos innatos y a la improvisación motriz en presencia de una situación nueva. Cuando el hábito motor es suficientemente complejo como para exigir la puesta en juego de movimientos coordinados, se le puede dar el nombre de habilidad motriz".

Siguiendo con el concepto de Munn, el lanzamiento al cesto en el baloncesto, es una habilidad motriz, y por lo tanto se adaptan a su adquisición todos los procesos neurológicos que el autor formula en su obra.

Según Le Bouch: "...La expresión neurológica praxis es, poco más o menos, sinónimo de habilidad motriz y designa sistemas de movimientos coordinados en función de un resultado o de una intención. Esta adquisición puede provenir de la experiencia del sujeto o de la educación".

La automatización en los actos del deportista desempeña un papel muy importante. El hecho que durante la realización de un ejercicio no haga falta preocuparse de su construcción, permite que el deportista concentre su atención en la obtención del mejor resultado. La insuficiente automatización en la construcción y coordinación de los movimientos empeora los resultados. El deportista que aspira a implantar una nueva marca, a triunfar y tiene, además, que preocuparse por la observación de la corrección de la técnica, se dispersa en la utilización de la voluntad, y como muestran las experiencias, es incapaz de desplegar todas sus posibilidades potenciales.

A pesar de la automatización en la construcción y la coordinación de los movimientos, hace falta siempre recordar, el gran papel de la conciencia en los hábitos motores de los deportistas. Tiene gran significación el control por el deportista de sus movimientos y la introducción de correcciones en ellos. Pero, según Ozolin hay, ante todo, que decir algo sobre: "...Los esfuerzos volitivos y conscientes orientados a la realización de ejercicios físicos y a la obtención de los mejores resultados".

Por último, consideramos importante señalar algo sobre las transformaciones conscientes de los hábitos motores en relación con las condiciones externas. Para lograr la mayor efectividad en las acciones, los deportistas se ven obligados, frecuentemente, a adaptar su técnica a las nuevas condiciones exteriores. Por ejemplo, durante la práctica del lanzamiento la técnica se fija primero en condiciones ideales, sin ningún tipo de interferencia externa. En un segundo paso, comenzarán a aparecer algunas condiciones externas que buscarán dificultar el lanzamiento (adversario pasivo, activo) para que el deportista adapte su técnica de lanzamiento a las condiciones reales del juego.

Según Ozolin: "Es imposible recorrer correr por un camino nuevo con los ojos vendados, lo que constituye una clara demostración de la necesidad de las modificaciones conscientes de los hábitos motores".

Aquí hablamos tan solo de una parte de la regulación de ellos a través de la conciencia. Muchos datos sobre el papel de las correcciones sensoriales, sobre el mecanismo de autorregulación de los movimientos del deportista, en conjunción con los órganos de los sentidos.

A.N. Krestovnikov y sus colaboradores estudiaron el papel de los órganos de los sentidos en los deportistas y mostraron: "La considerable alteración que sufre la coordinación motora durante la inhibición de alguno o varios sistemas aferentes". Se señaló la importancia que desempeña la vista en los ejercicios realizados por el deportista. Durante el aprendizaje de la técnica deportiva, según Ozolin: "Los alumnos no ven bien sus movimientos, pero deben ver el campo espacial en el cual actúan. La relación orgánica de los hábitos motores de los deportistas, con el medio exterior, en gran medida se encuentra condicionada y se realiza por la visión periférica, por lo que, normalmente, no exige atención alguna".

La información que enviarán estos sistemas aferentes al sistema nervioso central se verá condicionada no sólo por el campo espacial en que el deportista debe actuar, sino también por el tipo de material a utilizar, en el desarrollo del hábito motor. Las sensaciones cinestésicas tienen la más alta significación para el control de los movimientos. Esto es comprensible debido a que dichas sensaciones son producidas por los propios movimientos.

Se sabe que el hombre que tiene los ojos tapados puede juzgar sobre la posición del cuerpo y sobre sus movimientos. En este caso, es incluso consciente, por así decir, del resultado de la acción de los impulsos aferentes, o sea, siente el movimiento mismo.

Sin embargo, debe saberse que ningún analizador por sí solo puede garantizar un control completo de los movimientos. Por su esencia, todos los analizadores, en mayor o menor medida, contribuyen a controlar la realización de ejercicios; todos ellos constituyen partes de un complejo analizador único.

La capacidad de tener conciencia y sentir sus propios movimientos y el traslado del cuerpo en el campo espacial, brindan al deportista la posibilidad, de juzgar sobre sus cualidades, introducir modificaciones en el curso del movimiento y valorar correctamente la acción, una vez terminado el mismo.

El control de los movimientos tiene una diferencia significativa en el proceso de aprendizaje y en el perfeccionamiento, cuando existe un hábito motor firme. Según Ozolin: "La atención del atleta se dirige en grado considerable, durante el aprendizaje del ejercicio, a la valoración de la correlación del movimiento con ayuda de sus sensaciones, por medio de la comparación permanente de las representaciones motores con la realización real".

Naturalmente, en este caso, hay que tomar en cuenta las condiciones exteriores, las cuales, en el proceso de establecimiento del hábito, no deben cambiar en la medida de lo posible. Cuando el hábito motor está formado y afianzado, la agudeza de las sensaciones de los movimientos y traslados en el campo espacial se debilitan considerablemente; los deportistas ya no "escuchan" a sus movimientos y prestan mucho menos atención a las sensaciones, que resultan algo acostumbrado.

Pero cualquier pequeña desviación en el movimiento, el manejar equipos con nuevas propiedades o tener que hacer frente a nuevas condiciones, provocarán que la agudeza de las sensaciones se incremente.

Con el aumento de la maestría, así como al aumentar la acumulación de la experiencia motriz, se perfecciona en los deportistas la capacidad de percibir las desviaciones de la técnica acostumbrada, además de valorar su magnitud y carácter.

Según Ozolin: "Una importante característica del hábito motor es su carácter firme y estable, que permite al deportista repetir muchas veces la acción estudiada en forma estereotipada". Mientras más firme sea el hábito, menor influencia tendrán los estímulos del mundo exterior.

A pesar de la automatización en la construcción y la coordinación de los movimientos, hace falta siempre recordar, el gran papel de la conciencia en los hábitos motores de los deportistas. Tiene gran significación el control por el deportista de sus movimientos y la introducción de correcciones en ellos. Pero, según Ozolin hay, ante todo, que decir algo sobre: "...Los esfuerzos volitivos y conscientes orientados a la realización de ejercicios físicos y a la obtención de los mejores resultados".

También, consideramos importante señalar algo sobre las transformaciones conscientes de los hábitos motores en relación con las condiciones externas. Para lograr la mayor efectividad en las acciones, los deportistas se ven obligados, frecuentemente, a adaptar su técnica a las nuevas condiciones exteriores. Por ejemplo, durante la práctica del lanzamiento la técnica se fija primero en condiciones ideales, sin ningún tipo de interferencia externa. En un segundo paso, comenzarán a aparecer algunas condiciones externas que buscarán dificultar el lanzamiento (adversario pasivo, activo) para que el deportista adapte su técnica de lanzamiento a las condiciones reales del juego.

Según Ozolin: "Es imposible recorrer correr por un camino nuevo con los ojos vendados, lo que constituye una clara demostración de la necesidad de las modificaciones conscientes de los hábitos motores".

Aquí hablamos tan solo de una parte de la regulación de ellos a través de la conciencia. Muchos datos sobre el papel de las correcciones sensoriales, sobre el mecanismo de autorregulación de los movimientos del deportista, en conjunción con los órganos de los sentidos.

A.N. Krestovnikov y sus colaboradores estudiaron el papel de los órganos de los sentidos en los deportistas y mostraron: "La considerable alteración que sufre la coordinación motora durante la inhibición de alguno o varios sistemas aferentes". Se señaló la importancia que desempeña la vista en los ejercicios realizados por el deportista. Durante el aprendizaje de la técnica deportiva, según Ozolin: "Los alumnos no ven bien sus movimientos, pero deben ver el campo espacial en el cual actúan. La relación orgánica de los hábitos motores de los deportistas, con el medio exterior, en gran medida se encuentra condicionada y se realiza por la visión periférica, por lo que, normalmente, no exige atención alguna".

La información que enviarán estos sistemas aferentes al sistema nervioso central se verá condicionada no sólo por el campo espacial en que el deportista debe actuar, sino también por el tipo de material a utilizar, en el desarrollo del hábito motor.

Las sensaciones cinestésicas tienen la más alta significación para el control de los movimientos. Esto es comprensible debido a que dichas sensaciones son producidas por los propios movimientos.

Se sabe que el hombre que tiene los ojos tapados puede juzgar sobre la posición del cuerpo y sobre sus movimientos. En este caso, es incluso consciente, por así decir, del resultado de la acción de los impulsos aferentes, o sea, siente el movimiento mismo.

Sin embargo, debe saberse que ningún analizador por sí solo puede garantizar un control completo de los movimientos. Por su esencia, todos los analizadores, en mayor o menor medida, contribuyen a controlar la realización de ejercicios; todos ellos constituyen partes de un complejo analizador único.

La capacidad de tener conciencia y sentir sus propios movimientos y el traslado del cuerpo en el campo espacial, brindan al deportista la posibilidad, de juzgar sobre sus cualidades, introducir modificaciones en el curso del movimiento y valorar correctamente la acción, una vez terminado el mismo.

El control de los movimientos tiene una diferencia significativa en el proceso de aprendizaje y en el perfeccionamiento, cuando existe un hábito motor firme. Según Ozolin: "La atención del atleta se dirige en grado considerable, durante el aprendizaje del ejercicio, a la valoración de la correlación del movimiento con ayuda de sus sensaciones, por medio de la comparación permanente de las representaciones motores con la realización real".

Naturalmente, en este caso, hay que tomar en cuenta las condiciones exteriores, las cuales, en el proceso de establecimiento del hábito, no deben cambiar en la medida de lo posible. Cuando el hábito motor está formado y afianzado, la agudeza de las sensaciones de los movimientos y traslados en el campo espacial se debilitan considerablemente; los deportistas ya no "escuchan" a sus movimientos y prestan mucho menos atención a las sensaciones, que resultan algo acostumbrado.

Pero cualquier pequeña desviación en el movimiento, el manejar equipos con nuevas propiedades o tener que hacer frente a nuevas condiciones, provocarán que la agudeza de las sensaciones se incremente.

Con el aumento de la maestría, así como al aumentar la acumulación de la experiencia motriz, se perfecciona en los deportistas la capacidad de percibir las desviaciones de la técnica acostumbrada, además de valorar su magnitud y carácter.

Según Ozolin: "Una importante característica del hábito motor es su carácter firme y estable, que permite al deportista repetir muchas veces la acción estudiada en forma estereotipada". Mientras más firme sea el hábito, menor influencia tendrán los estímulos del mundo exterior.

Mientras que Ozolin plantea que si un deportista despliega una brillante técnica en los entrenamientos, pero luego fracasa en sus movimientos en la competencia, el origen del problema habría que buscarlo en la insuficiente estabilidad del hábito, mi parecer, con relación al objetivo de esta investigación, es que se debe investigar sobre las condiciones en que fue automatizado ese hábito.

Ozolin señala con notable claridad que: "...La firmeza del hábito motor está fundamentada en los enlaces reflejo - condicionados afirmados en el proceso de repetición; lo aprendido, aquello que se ha hecho costumbre, se modifica con gran trabajo, e incluso, a veces, no puede ser modificado". Esto implica el gran trabajo técnico que se deberá realizar sobre el hábito del lanzamiento automatizado en condiciones no ideales por el uso de un implemento no acorde a la estructura de la pinza digital del jugador, en las edades de los 13 y 14 años. También afirma el Ozolin, sobre la posibilidad de que el hábito motor no pueda ser modificado, con la consiguiente baja en el rendimiento deportivo posterior en su etapa adulta, el cual se ve reflejado en las bajas estadísticas del seleccionado nacional en el Mundial de Grecia'98, y en muchos equipos de nuestra Liga Nacional.


3. 1. Niveles de técnica deportiva

  1. Principiantes (inicial): Es la fase de la consecución de las formas generales. Al final de esta etapa es capaz de ejecutar el movimiento básico en condiciones simples y favorecidas (por ejemplo dribling en línea recta y sin adversarios), pero aún con defectos. Depende en un gran porcentaje de la condición física. Se aprecian estos detalles:
    • Mala aplicación de la fuerza;
    • Ejecución tensionada;
    • Ritmo defectuoso;
    • Volumen inadecuado del movimiento;
    • Poca exactitud;
    • Pausas en la continuidad.

  2. Avanzados (intermedio): Puede ejecutar el movimiento casi sin fallas en condiciones externas no muy complejas, en competencia se presentan fallas técnicas, aún en las que se dominan en las condiciones anteriores. Los movimientos especiales pueden ejecutarse en forma separada con armonía y soltura. Se han podido excluir los gestos superfluos o innecesarios y se comienzan a combinar las técnicas adquiridas con otras capacidades, estructurando nuevas capacidades coordinativas.
    • Se asimilan mejor las informaciones;
    • Regulación del movimiento;
    • Precisión en la imagen del movimiento;
    • Adecuada dirección del gesto;
    • Anticipación motora;
    • Buen ajuste con el "Valor previsto".

  3. Dominantes (superior): La técnica puede ejecutarse en cualquier condición. El movimiento se realiza en forma automática y cumple las condiciones para buscar cada vez más rendimiento. Se independiza de las condiciones en que se aprendió y se optima la precisión y la economía del movimiento.
    • Buena repercusión en la condición física.
    • Buena resistencia a la fatiga.
    • Rápida automatización de nuevas técnicas.
    • Imagen del movimiento muy detallada.
    • Al despreocuparse de la ejecución técnica puede concentrarse en la táctica, en la aplicación de las capacidades biomotoras.
    • Buena anticipación y superación de los "factores perturbadores".

3. 2. Fases sensibles del aprendizaje de la técnica
La mejor edad según Meinel/Schnabel (1977: 355), para comenzar con el entrenamiento de la técnica deportiva es aquella fase de desarrollo de la edad infantil en la que ha finalizado la fase de maduración del S.N.C. (capacidad, condicionada orgánicamente, de captación y transformación de las informaciones llegadas a los órganos sensoriales), y en la que existe un estado equilibrado entre el crecimiento longitudinal y ancho del cuerpo (relaciones favorables entre brazos de resistencia y de potencia), ofreciendo unas predisposiciones altamente ventajosas para el desarrollo de las capacidades coordinativas en general y para el aprendizaje de las técnicas deportivas (básicas) en particular.

Se trata de la fase entre el ingreso en el colegio y el comienzo de la fase puberal, es decir, las edades comprendidas entre los 6 - 7 años y los 12 - 14 años en los niños, y los 10 - 12 años en las niñas. Meinel denomina a la fase de los 2 - 3 años anteriores al comienzo de la pubertad como la "fase de la mayor capacidad de aprendizaje motor o como la fase sensible". Precisamente sobre estas edades este que se centra la discusión del tipo de balón a utilizar en la fijación de las técnicas de lanzamiento en el baloncesto.

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· Año 4 · Nº 15 | Buenos Aires, 08/99