efdeportes.com

Sociedades deportizadas. 

Una aproximación a la historia del deporte

 

Egresado de la Maestría en Historia de México

Universidad de Guadalajara

(México)

Miguel Ángel Esparza Ontiveros

mcoyter2000@yahoo.com.mx

 

 

 

Resumen

          Este artículo trata de explicar cómo fue construido el campo de la historia del deporte. Se pretende explicar cuáles han sido las aproximaciones teóricas e historiográficas empleadas para historiar a los deportes y se muestran cuáles son las temáticas más populares que los historiadores han trabajado. La idea del artículo es incentivar el estudio histórico de los deportes en México.

          Palabras clave: Historia del deporte. Historiografía. Modelos teóricos. Giro cultural

 

Abstract

          This paper tries to explain how the sport history field was build. It aims to explain what were the theoretical and historiographical approaches used to make sport history and also we want to show what are the most popular topics that the sport historians have used to make sport history. The idea of this paper is to encourage the historical study of sport in México.

          Keywords: Sport history. Historiography. Theoretical models. Cultural turn

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 15 - Nº 144 - Mayo de 2010

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Introducción: el reto de historiar los deportes

    Como una incitación a la discusión y al dialogo planteo las siguientes interrogantes: ¿qué importancia tienen los deportes en la actualidad para nuestro modo de vida? Y sobre todo ¿qué importancia tiene historiar los deportes? Respondiendo a la primera de las preguntas la importancia que los deportes representan para nuestro modo de vida radica en la fuerte presencia y en el espacio ganado entre y dentro de la sociedad. Nuestra propia experiencia puede fácilmente clarificar aún más el punto. Considero que como una característica de nuestra generación, al menos una vez en la vida, hemos tenido algún contacto con las actividades deportivas, ya sea como practicantes activos o como aficionados.

    Los deportes encarnan en nuestra sociedad actual una revolución cultural porque sin duda alguna, cautivan y fascinan al ser humano, es cuestión de poner atención a nuestro alrededor y notaremos cómo la sociedad vive rodeada de una atmósfera deportiva, vivimos inmersos en un ambiente donde los deportes constantemente hacen acto de aparición. No tendremos que esperar mucho para observar o escuchar algo relacionado con las prácticas deportivas que en nuestro entorno se están desarrollando.

    Resulta normal ver personas vistiendo ropa deportiva (camisetas, gorras, chamarras alusivos a algún deporte, equipo o deportista), así como anuncios y publicidad sobre deportes (o utilizados como estrategia de venta). Somos partícipes o testigos de charlas y discusiones sobre temas deportivos, día a día los medios hacen eco de las noticias deportivas y generalmente los fines de semana (sábados y domingos) son días dedicados para practicar o ver deportes, es una costumbre ya arraigada para muchos mexicanos dedicar estos días al cultivo y disfrute de estas actividades. En el ambiente circundante existen edificaciones monumentales con carácter y funcionalidad deportiva que cotidianamente fungen como un espacio recreativo o de entrenamiento donde confluyen personas que se identifican con el estilo de vida deportivo. Lo anterior nos señala que la cultura deportiva que nos rodea ha propiciado la creación de todo un sistema que ha producido una moda, un mercado de bienes y servicios, una tradición, una conciencia y un mundo propiamente deportivo.

    En los últimos cien años los deportes han acompañado la vida de los mexicanos modelando la situación actual que nos abraza. Todos sabemos lo que es un gol, todos tenemos una noción básica de lo que es el fútbol, el atletismo, el básquetbol o quiénes son Pelé, Maradona, el Tiger Woods, Hugo Sánchez, Ana Guevara o el Santo,1 y también, sin ser practicantes o aficionados tenemos una idea de lo que son los deportes, en una palabra, difícilmente podríamos vivir o concebir nuestra sociedad sin ellos.

    José Ortega y Gasset definía a los deportes como “la forma superior de la existencia humana”,2 porque los deportes por su carácter multifactorial inciden en gran cantidad de ámbitos y esferas de la vida, los deportes como una expresión socio-cultural de las actividades humanas actuales se encuentran presentes en algunos de nuestros intereses más importantes como la política, la economía, incluso, la religión, con lo cual, podemos manifestar que la era actual puede ser descrita como la era deportiva o de las sociedades deportizadas.

    Pareciera un poco presuntuosa esta idea pero la realidad marca que los deportes son las únicas actividades que fehacientemente logran reunir a las sociedades del mundo en un mismo punto y momento, piénsese en los Juegos Olímpicos o en la Copa Mundial de Fútbol, eventos de gran escaparate político donde se mueven grandes cantidades de dinero, que gozan de la mayor difusión mediática y que han transformado culturalmente la noción del ocio, del tiempo libre y del cuerpo, un claro reflejo del proceso de deportivización global que vivimos.

    Los deportes son vehículos de comunicación de lo que culturalmente somos, pues a través de ellos expresamos sentimientos, valores, costumbres, estilos de vida, sistemas de comportamientos, es decir, por medio de los deportes podemos definir quiénes somos, pues de acuerdo a la manera en que una sociedad concibe y práctica el deporte, se puede definir a sus miembros.

    A lo largo de la historia las actividades físicas y corporales han tenido gran importancia social. Claramente podemos vislumbrar el lugar que ocupaban las actividades físicas y corporales en sociedades antiguas y prehistóricas en vasijas o en el arte rupestre donde se dibujaron escenas de la vida cotidiana que expresaban la forma en que los seres humanos hacían uso de sus cuerpos en forma de caza, ejercicios de guerra, rituales religiosos, danzas, formas de ocio, diversión y competencia.

    Sin embargo, la actividad física, sobre todo a partir del siglo XIX cuando tomó la forma de los actuales deportes, dejó de ser un punto importante de la sociedad al menos en lo tocante a su estudio histórico y social. Las academias tanto de historia así como de educación física y deportes han relegado al olvido y la marginalidad a los estudios sociales del deporte, por considerar que no tienen el valor suficiente para producir conocimiento científico que pueda explicar las cuestiones importantes del devenir humano. Dicho por Jean Marie Brohm “el deporte nunca ha sido objeto de estudios profundos y sistemáticos a la luz de las ciencias humanas modernas (…) el deporte es todavía el pariente pobre de la investigación científica.”3

    La historia se escribe desde el presente y los historiadores actuales aún no se han dado cuenta del impacto que ejercen las actividades deportivas en la sociedad de nuestro tiempo. En Guadalajara (México) en menos de dos años se celebrará un evento deportivo de importancia internacional (la edición número XVI de los Juegos Panamericanos), donde se espera recibir a miles de deportistas y aficionados de todo el continente, sin embargo, la historia y los historiadores no trabajan a la par de estos hechos, ya que no se han preocupado por iniciar el estudio histórico y social de estas actividades, por tanto, este campo disciplinario continuará estando en la marginalidad y en espera de ser encontrado como una opción de trabajo y estudio para la historia nacional por algún tiempo más.4

    En la actualidad la validez de la historia del deporte no debe estar en tela de juicio, porque indagar en la historia de los deportes invariablemente conlleva a adentrarse y analizar otros procesos históricos con los cuales se relaciona íntimamente o de los que son dependientes directos. Los deportes (el estudio de su historia) revelan una nueva perspectiva de mirar el pasado. Los deportes, al igual que otras actividades, ofrecen la oportunidad de visualizar los cambios y modificaciones que sufren las sociedades en determinado momento histórico.

    Los deportes como novedad histórica representan grandes retos para el historiador, el más significativo es el reconocimiento de su labor por parte de la academia y ante los colegas. El historiador debe ser capaz de demostrar que el estudio de los deportes nos permite tener un mejor entendimiento del cúmulo de acciones y experiencias de una sociedad desde su origen y hasta el presente. El estudio del deporte contribuye a conocer mejor nuestro pasado y los procesos inmersos que componen el sistema deportivo: los procesos que les dieron surgimiento, las formas deportivas y las situaciones en las que ocurrieron, las características que distinguen un deporte de otro, los resultados, la participación deportiva, la organización y la construcción de comunidades que los practican en escala local, nacional e internacional.

    En otras academias del mundo los deportes comenzaron a ser estudiados porque los investigadores se dieron cuenta del lugar y la importancia que tienen éstos en la sociedad. Los trabajos iniciales en esta materia se iniciaron en los años 60’s, tratando de ilustrar los cambios en las condiciones y relaciones sociales interrelacionadas con los deportes que a la larga condujeron a la creación/construcción de un campo dedicado especialmente al estudio e investigación de estas actividades.5

    Peter Burke señala que para lograr que las academias de la historia se abran, acepten y comiencen a desarrollar nuevos temas y campos de estudio como la historia de los deportes, es necesario que el paradigma a seguir por parte de los académicos de un “giro cultural”, esto consiste en reconocer el valor que tienen “todas las actividades y todos los individuos como seres y objetos históricos.”6

    Como tal, la historia del deporte es una subdisciplina de reciente creación que surge en la década de los 70’s.7 La construcción del campo de la historia del deporte responde a un esfuerzo realizado a partir de la década de 1960 dentro del english speaking world (mundo de habla inglesa)8 que fructifica significativamente hasta el año 1973, con la fundación de la North American Society for Sport History (Sociedad norteamericana para la historia del deporte) y la publicación de la Journal of Sport History (Revista de historia del deporte).9

    Cabe señalar que mucho de lo aquí expuesto tiene como base y guía principal las ideas establecidas por aquellos historiadores que se han interesado en investigar cómo se ha construido el campo, historiadores en su mayoría pertenecientes al mundo anglosajón por lo que las tendencias historiográficas, teorías, conceptos y ejemplos aquí presentados han sido recopilados (y en su caso traducidos) de varios de sus textos y trabajos que he tenido oportunidad de conocer y que a mi juicio considero como los más representativos para entender la construcción de la subdisciplina de la historia del deporte.10

Haciendo camino al andar: los inicios de la historia del deporte11

    En los primeros pasos de la naciente disciplina de la historia del deporte, los estudios desarrollados, de acuerdo a Allan Metcalfe, se enfocaron a definir lo que es el deporte. Esta empresa pudiera parecer banal y ociosa, sin embargo, no es nada sencilla ya que el término deporte engloba un amplio número de prácticas y disciplinas, algunas muy diferentes entre sí y las cuales tienen orígenes en contextos también distintos. Estos primeros trabajos permitieron la diferenciación y separación del deporte de la educación física, los ejercicios militares, el juego y la danza, actividades similares pero culturalmente distintas.12

    Estos trabajos permitieron descubrir nuevos materiales, reconstruir fuentes y analizar datos acerca del desarrollo y cambio de las actividades deportivas a fin de poder comprender y explicar cuál fue el proceso histórico de todas las clases de deportes, de los festivales deportivos y de las organizaciones deportivas en una región en concreto y en específicos períodos de tiempo. Esto dio luz al establecimiento y consolidación del campo ya que ubicó temporal y espacialmente el rumbo de las investigaciones futuras y su temática, las cuales, localizaban las características de los modernos deportes en el seno industrial, capitalista, urbano y occidental de Inglaterra.

    En esta primera etapa (previo a 1980), la mayoría de los estudios de la historia del deporte fueron desarrollados de manera descriptiva-narrativa, esto se debe a que muchos de los autores fueron formados en educación física y no en historia.13 La descripción se enfoca de acuerdo a Nancy Struna14 a explicar dos cuestiones básicas “quién” y “qué”, un modelo unidimensional que de manera secuencial y cronológica ordena la información empírica proveniente de las fuentes primarias. Esta forma de trabajar la historia se denomina como empirista y de acuerdo a Murray G. Phillips, es uno de los métodos dominantes de la historia consistente en detallar meticulosamente los hechos, para que éstos “hablen por sí mismos”.15

    Este tipo de trabajos han sido poco valorados por contar con escasa teoría y por considerar que la descripción, por su simplicidad, tiene poco que ofrecer a la ciencia histórica, sin embargo, Fernand Braudel nos dice que el material con el que trabaja el historiador, al encontrarse distribuido en forma de anécdotas en gran cantidad de hechos, requiere de ser sometido a una rigurosa crítica selectiva a fin de clasificar y poner en orden toda la información que permita realizar la explicación histórica mediante la descripción de los hechos más significativos de un proceso.16

    En esta primera etapa de la historia del deporte como ya se dijo, el estatus quo prevaleciente era el de la descripción narrativa y aunque se diga lo contrario, sus aportaciones resultan valiosas para echar andar el campo. La labor descriptiva-narrativa de la historia es una labor tan importante como lo son la de sus aspectos analíticos, los cuales, saltan a la palestra de la historia del deporte a partir de 1985 y con lo cual se arriba a la segunda etapa del estudio de la historia del deporte.

El deporte en la sociedad: la segunda etapa de la historia del deporte y sus tendencias

    A mediados de los años 80’s, el estudio del deporte de alguna manera se transforma y adquiere una faceta más analítica. El estudio de los deportes se enfocó a encontrar el rol que ocupan estas actividades dentro de la sociedad, así como sus funciones sociales y contribuciones para el desarrollo de algunas instituciones o grupos que las promovían y practicaban. Nancy Struna señala que la historia del deporte adoptó los puntos de análisis de la historia social, lo que ha permitido a los académicos a explorar e investigar cuestiones de identidad individual y colectiva que incluyen el urbanismo, la clase social, la raza, el género y el nacionalismo.17

    Este nuevo enfoque entre el deporte y la sociedad llevó a los historiadores del deporte a la siguiente etapa, caracterizada por el desarrollo de trabajos más analíticos y teóricos que descriptivos. Douglas Booth señala que el uso de la teoría enriquece las explicaciones históricas, en función de que la teoría realiza una tarea crítica dentro del proceso explicativo de los fenómenos que analiza al proporcionar un marco conceptual que emerge de la interpretación de la evidencia encontrada.18

    La relación deporte y sociedad fue explicada mediante diversos enfoques: el funcionalista, el estructuralista, el figuracional, los estudios interculturales, la teoría del género, la etnicidad, el marxismo, entre otros.

El funcionalismo

    En el primero de los casos, el enfoque funcionalista o funcionalismo, se caracteriza por percibir el funcionamiento (de ahí su nombre de funcionalismo) de los objetos de estudio en una sociedad dada en un tiempo dado.

    El funcionalismo:

    concibe a la sociedad como un organismo cuyas partes componentes funcionan para mantener un relativo equilibrio y estabilidad. El funcionalismo analiza procesos a través de dos etapas básicas: identificar patrones sociales y explicar su persistencia o la regularidad de los patrones al establecer sus consecuencias dentro del largo sistema de los que son parte.19

    Es decir, el funcionalismo busca explicar el rol de cada parte para mantener un sistema trabajando en completo orden, el funcionalismo explica los fenómenos, eventos, acciones y por ende sus consecuencias.20 El urbanismo creciente desde el siglo XIX en las ciudades ha sido un tema constante para explicar desde la perspectiva funcionalista cómo surgen los deportes en las ciudades de Norteamérica y Europa, analizando el “impacto de la urbanización sobre los deportes y los deportes sobre la urbanización.”21

    Citando nuevamente a Steven A. Riess, este autor señala que muchos de los actuales deportes fueron inventados o se desarrollaron en las ciudades, por tanto, a medida que crece la urbanización de una ciudad, crece su estructura, sus recursos y sus expresiones deportivas.22 El surgimiento y fundación de clubes, su edificación, así como la organización de competencias de estos grupos son funciones que generan una vasta cantidad de consecuencias perceptibles en la transformación de las conductas de ocio de las sociedades, contribuyendo al desarrollo del proceso de globalización, comercio y consumo de las actividades deportivas. El análisis funcionalista señala que los deportes vinieron a mantener en orden y equilibrio a las sociedades constituyéndose uno de los mayores pilares del siglo XX ya que remplazaron al viejo sistema de costumbres de socialización basado en las clases, la raza y el estatus.23

El estructuralismo

    En lo que respecta al estructuralismo, éste, sirve para describir patrones relacionados con instituciones “hablar acerca de las estructuras… es hablar de las formas en que el comportamiento humano es regulado, modelado, ordenado, limitado y determinado.”24 La FIFA25 y el COI26, son organismos (estructuras), que controlan, imponen límites y hasta cierto punto oprimen a sus agremiados mediante regulaciones e implementaciones de orden político o ideológico, por ejemplo, fue requisito indispensable para poder participar en los concursos organizados por el Comité Olímpico Internacional así como sus filiales nacionales, demostrar la calidad de deportista amateur, un rasgo que ha sido interpretado como una ideología propuesta para excluir e impedir la participación dentro de los Juegos Olímpicos a los individuos pertenecientes a las clases bajas o razas diferentes a la blanca.27

    El estructuralismo es una corriente que surge en los años 60’s y que tiene en el antropólogo Claude Levi-Strauss a uno de sus referentes básicos.28 Este modelo explicativo surge como una respuesta en oposición al existencialismo. El estructuralismo es una teoría que concibe de manera abstracta a las elementos constituyentes de una sociedad (economía y religión por citar algunas y sus relaciones) mediante dos formas principales, la esencialista y la constructivista. La primera de ellas es la esencialista o realista y la cual identifica a las estructuras como factores que determinan el funcionamiento de las sociedades, es decir, las estructuras son las que modelan las acciones y comportamientos de los individuos.29

    Esta corriente se ha asociado con los enfoques marxistas-estructuralistas las cuales conciben a los deportes como un aparato ideológico del Estado. El deporte tiene como objetivo esencial preservar y perpetuar las estructuras capitalistas. De acuerdo a este enfoque los deportes reproducen valores capitalistas como la competición, el consumo y la eficiencia en la producción. Los deportistas triunfadores, análogamente son comparados como trabajadores especializados, los clubes deportivos como fábricas, los deportes como trabajo y los implementos técnico-tecnológicos que miden los alcances deportivos como herramientas y medios de producción capitalista.

    Jean Marie Brohm es un teórico que ha publicado sus trabajos siguiendo la corriente estructuralista-esencialista, Brohm considera que el deporte haría del atleta “un esclavo a causa del encadenamiento lógico de la competencia… El deporte no sería más que un reflejo del capitalismo industrial… El deporte sería un medio de distracción, de diversión, en el sentido cabal de la palabra, que impediría a los adultos el llevar una vida de hombres.”30

    Brohm establece el concepto proceso de producción deportiva que manifiesta que el sistema deportivo depende esencialmente del modo de producción capitalista y asimismo señala, que el propio sistema deportivo produce mercancías muy particulares: campeones, espectáculos, récords y competencias. Brohm realiza un análisis profundo de las estructuras más determinantes del deporte; la política, la económica, la cultural, la ideológica y las simbólicas.31

    Otra de las aproximaciones teóricas del estructuralismo es la constructivista, la cual, se caracteriza por definir a las estructuras como espacios reguladores de las interdependencias humanas y como generadores de las prácticas sociales de los individuos que las componen. Son los espacios donde los individuos piensan y actúan, donde desarrollan sus prácticas y actividades. Las estructuras son creadas, mejor dicho construidas y transformadas a través y a lo largo del tiempo.32

    La regulación de los deportes es una manera de explicar la corriente constructivista del deporte. La estandarización de los deportes bajo una efectiva regulación condujo a estas actividades a transformarse como pasatiempos organizados y comercializados, pues se revela todo un sistema, controlado, articulado y estructurado de las expresiones deportivas que permitió la creación de ligas, campeonatos y espectáculos deportivos regulares como la Copa Mundial de Fútbol por parte de la FIFA cada cuatro años o la liga local de fútbol por parte de la Federación Mexicana de este deporte cada año.

El análisis figuracional33

    En lo que respecta al enfoque figuracional, éste, fue desarrollado por Norbert Elias y Eric Dunning en la ya clásica obra Deporte y ocio en el proceso de civilización, donde se explica cómo surge el deporte en el Reino Unido y cómo las sociedades modernas se vuelven deportizadas. El proceso de deportivización es un proceso inmerso dentro del proceso de civilización que condujo la transformación de las sociedades preindustriales hacia la modernidad y consiste en la regularización y reglamentación más estricta de las prácticas de ocio (como el folk football, precedente directo del fútbol soccer actual) a fin de eliminar y disminuir, en medida de lo posible, los roces violentos. Las regulaciones a los divertimentos, de acuerdo a Elias, es una derivación directa de una misma corriente civilizadora que buscaba tener un íntegro y efectivo control de los medios de violencia por parte del Estado.34

    El análisis figuracional conlleva a pensar los hechos y fenómenos históricos de manera procesual (sucesos de tiempo largo) e interdependiente.

    La interdependencia precede al nacimiento y, como ha demostrado Goudsblom, es un elemento integrador de la construcción de la personalidad y los hábitos individuales del <yo>. Todos nosotros nacemos mediante la interdependencia sexual de los padres a través de unos lazos de interdependencia que crean alguna forma de familia. Nuestra familia es un eslabón de la cadena de interdependencia de una <unidad de supervivencia> como un estado nación, y en el mundo moderno, un eslabón en la cadena de interdependencias cada vez con mayor repercusión global.35

    Otras de las herramientas teórico-conceptuales que son utilizadas en el análisis figuracional son los conceptos de “patrón” y “situación”.36 Dunning se refiere al término patrón como una formación construida por los seres humanos, es decir, son todos aquellos elementos que se forman a medida que las necesidades los requieren, por ejemplo, uno de los patrones más reconocibles del cambio social que experimentaron los deportes fue la homologación y estandarización de las formas de practicarlos, esto permitió que se extendieran a escala nacional e internacional porque sin importar donde se practicaran, las reglas no cambiarían, esta estandarización y homologación a la postre permitiría la igualdad de condiciones proveyendo a los participantes la misma oportunidad de ganar.

    En lo que respecta al concepto situación, se define como el contexto histórico que abraza a los patrones. La situación prevaleciente que envolvió al surgimiento de los deportes fue el de la modernidad, un proceso que enmarca a todo el cúmulo de patrones que modelaron a los pasatiempos y actividades de ocio hasta convertirse en los deportes tal cual los conocemos. El contexto histórico pensado como la situación, sirve como marco interpretativo de las evidencias encontradas, dicho de otro modo, el contexto permite modelar nuevas nociones acerca de un proceso y crear esquemas conceptuales que permitan explicar los residuos de los hechos históricos.37

El marxismo38

    Otras de las aproximaciones teóricas que han sido utilizadas para explicar el surgimiento de los deportes en las sociedades modernas es el enfoque marxista. Esta aproximación teórica se fundamente básicamente de los aspectos socioeconómicos, donde se busca explicar el desarrollo histórico de los deportes por medio del conflicto de clases; entre los pocos que controlan los medios de producción y la gran mayoría de personas quienes solo poseen su fuerza de trabajo. El deporte como una parte de la superestructura ha fungido como una herramienta coercitiva y manipuladora al servicio de los grupos gobernantes a fin de perpetuar el sistema capitalista.

    Allen Guttmann en su crítica realizada a la escuela marxista, señala que “Uno de los propósitos de los deportes en la sociedad burguesa es para preservar el rol de la clase capitalista.” Guttmann señala que mientras los empresarios y los industriales juegan al golf con los militares, políticos y gobernantes, los obreros en contraparte, se refugian en el fútbol, una actividad deportiva que ha sido relacionada con las clases populares.39

    John Sugden y Alan Tomlinson concuerdan con Guttmann al postular que el deporte fue visto como parte del proceso donde la estructura dominante fue asegurada o reproducida.40 Estos autores consideran que el deporte fue un factor de estabilización para la existencia del orden social. E. P. Thompson argumenta que el florecimiento del capitalismo necesitaba de una actividad que fungiera como agente disciplinador de la fuerza laboral. “De forma necesaria los hábitos fuera del trabajo de las masas formaban parte de una ecuación de reforma, para que la gente en su tiempo libre tuviera implicaciones relacionadas con el proceso de producción.”41 Los deportes vinieron a contribuir al desarrollo de las destrezas y habilidades manuales de los obreros para aceptar las reglas de las fábricas y a ser políticamente dócil, con lo cual se preservaba la estructura de clase de la sociedad capitalista.

    Otras de las explicaciones marxistas se centran en detallar el uso dado por los países socialistas a la actividad deportiva, donde es notorio observar trabajos enfocados a la preferencia que tienen ciertas clases sociales que desempeñan ciertas ocupaciones con específicas prácticas deportivas, además, de detallar lo concerniente a la consciencia de clase generada por la práctica deportiva y su emancipación bajo el socialismo a la explotación y al dominio político del aparato estatal capitalista.

    Estos trabajos mayoritariamente se han desarrollado en la extinta República Democrática Alemana, donde se señalaba que el movimiento obrero conectado al socialismo fue un obstáculo para el régimen nazi. De este movimiento se formaron dos organizaciones deportivas obreras: la Red Sport International y la Lucerne Sport International, que motivaron a los grupos proletarios a desarrollar lo que se ha denominado como “la cultura física del proletariado” que se oponía a la manifiesta explotación, manipulación y deshumanización de los deportistas por parte del régimen fascista.42

Estudios de género

    Una corriente que ha venido en crecimiento dentro de la historia del deporte son los abocados a los estudios de género, en los primeros años del campo, Patricia Vertinsky nos dice que uno de los temas menos trabajados dentro de la historia del deporte han sido los de género y deporte, pues según Vertinsky, pareciera que este tema formara parte de una disciplina diferente. Sería hasta los años noventa cuando los estudios de género en el deporte comenzaran a ser un tema recurrente para los historiadores de la actividad deportiva. Diversos métodos y aproximaciones fueron utilizados para explicar la relación entre el deporte, la mujer y su relación con los varones.43

    El cuerpo femenino y las actividades que despliega han estado históricamente bajo un fuerte escrutinio moral, lo que finalmente condicionó su socialización en la esfera pública. La socialización es un concepto que se define como un mecanismo que permite a los individuos aprender las normas y los valores de la sociedad, en ese sentido, las mujeres fueron instruidas para comportarse y socializar de acuerdo a su rol de mujer; enteramente pasivo y desigual. El género, de acuerdo a Ilse Hartmann-Tews y Gertrud Pfister, es una construcción de la dicotomía femenino y masculino que estructura la sociedad y organiza la vida diaria de los individuos dependiendo de su pertenencia de género.44

    Por ejemplo, el trabajo es una actividad que se encuentra regulada y organizada por el género; el hombre realizaba su trabajo en las fábricas, la mujer en el hogar, el hombre recibe un salario, la mujer no. La construcción de los roles de género en la cuestión deportiva se produjo en base a la desigualdad existente entre los sexos y la discriminación contra la mujer. La construcción social de los géneros dio lugar a la hegemonía que dominaba la forma de vida; las personas fueron catalogadas como pertenecientes a clases sociales, ideologías, razas y a un sexo determinado.45

    Jennifer Hargreaves de igual forma coincide en señalar que el discurso que ha modelado la condición del género femenino ha sido realizado desde la perspectiva de la hegemonía. La hegemonía describe una forma de control persuasiva de los valores y creencias que en específicas situaciones históricas, apoyan el establecimiento de relaciones sociales y estructuras de poder.46

    El concepto de hegemonía resulta del trabajo realizado por Antonio Gramsci y ha sido utilizado para explicar las continuidades y transformaciones de las mujeres en los deportes. Los deportes operan como vehículos de transmisión de la ideología de los grupos dominantes, es por esta causa que la práctica de estas actividades en sus orígenes se concibió como de dominio meramente masculino.47

    El deporte y los espacios deportivos en sus inicios fueron considerados cotos donde la hegemonía masculina era completa ya que se negaba totalmente la inclusión/participación de las damas. Cuando el barón Pierre de Coubertin restauró los Juegos Olímpicos en el año de 1896 prohibió terminantemente la participación de las mujeres, porque se consideraba que el desarrollo muscular femenino obtenido de la práctica deportiva intensa podría interferir con su capacidad de procrear.48

    Sin embargo, esos cuestionamientos fueron cambiando paulatinamente y de mantener un rol pasivo la mujer comenzó a ganar mayor independencia en varios ámbitos, en el deportivo, el tenis fue el deporte que le brindó un espacio de desarrollo físico y social, pues en sus primeros años, esta actividad se consideraba un juego más que un deporte. El tenis fue visto como un juego femenino y acorde a las disposiciones morales, en función de que su práctica tomaba lugar en clubes y espacios privados donde la mujer podía ejercitarse y mantener su respetabilidad pública.49

    El tenis a diferencia de otras actividades deportivas le permitió a la mujer competir virtualmente en igualdad de condiciones con el hombre, además, de permitirle la oportunidad de estrechar lazos al jugar juntos. Según Ian Cooper los juegos de tenis de dobles mixtos fueron un espacio de socialización donde los jóvenes y las señoritas podían conocerse e iniciar relaciones de romance mientras practicaban este deporte.50

    Las mujeres pasaron de tener un rol pasivo a convertirse en constructoras de sus propias formas de recreación. Este proceso se suscita a partir de la modernidad, cuando laboralmente se requirió más la participación de la mujer en el desarrollo de la sociedad, al hacerse necesario el trabajo femenino dentro de las fábricas.51

Etnicidad y raza

    Al igual que los estudios de género, los estudios y trabajos desarrollados bajo la temática de la raza y la etnicidad han sido poco estudiados, Jeffrey T. Sammons nos dice que en 1983 sólo el estudio realizado por Melvin Adelman hacia una breve referencia a la cuestión de la raza y deporte. Estos estudios de igual forma que los estudios de género, pueden ser abordados desde diferentes perspectivas de análisis (marxismo, funcionalismo, etc.).

    La raza es al igual que el género es una construcción social e histórica de los grupos dominantes para referirse, catalogar, estigmatizar y excluir a quienes por sus rasgos, color de piel y calidad étnica se diferencian de quienes ostentan el poder en una sociedad. De acuerdo a Michael Omi y Howard Winant el concepto de raza es definido como “un aspecto que simboliza conflictos sociales y de intereses para referirse a diferentes tipos de cuerpos y seres humanos.”52

    Algunos de los trabajos que se han enfocado a desarrollar la temática de la raza y el deporte han hecho énfasis en analizar la exclusión que algunos grupos han realizado sobre otros simplemente por ser de diferente grupo étnico. Colin Tatz señala los casos particulares de Sudáfrica y al apartheid impuesto por la minoría blanca para mantener un control sobre el país y sobre la mayoría negra para evitar se entremezclaran unos con otros y que también fue aplicada a los deportes.

    Esta política de apartheid invadió la escena deportiva para mantener limpios y puros los divertimentos blancos evitando a toda costa el ingreso, la afiliación o inclusión a los miembros de la raza negra a clubes, equipos o deportes de los blancos. De igual forma Tatz describe el caso de los nazis y su política de exclusión sobre los atletas judíos para evitar que participaran en la Olimpiada de Berlín de 1936.53

    En contraparte, la raza utilizada como una forma de política cultural ha sido un efectivo vehículo para denotar el progreso en el deporte de los “no blancos” en los deportes de éstos y también como símbolo de identidad.54 Uno de esos primeros casos se presentó cuando Jesse Owens ganó 4 medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 derribando con esto la mítica idea nazi de la superioridad racial blanca.55

    En lo tocante a los aspectos de identidad racial, aquí el deporte toma la forma de un espacio de resistencia y de representación cultural ante las expresiones dominantes, imperialistas y colonizadoras de los blancos. Jorge Iber y Samuel Regalado establecen que los estudios de raza y deporte han contribuido a identificar cómo los grupos subordinados retaron a las teorías raciales como el darwinismo social que catalogaba a los grupos no blancos como inferiores.56

    En ese mismo tenor Joseph Arbena señala que los cubanos y dominicanos utilizaron el béisbol como un instrumento anticolonial que les permitiera establecer su propio espacio de dominio siempre y cuando uno de sus equipos fuera capaz de vencer en un partido de pelota a una novena de extranjeros, el ganarles en su propio juego representaba un acto de legitimación racial que derrumbaba las barreras de la supuesta superioridad blanca y derribaba por algunos instantes la dominación política.57 Nelson George en su estudio sobre el básquetbol en los Estados Unidos puntualiza que este deporte comenzó a tomar aspectos, rasgos y características muy distintivas de la comunidad y cultura negra, ya que representaba fehacientemente el estilo de vida, los valores y el lenguaje que los negros particularmente utilizan.58

    La recuperación de la historia deportiva de las minorías raciales es una cuestión apologética que viene a señalar la importante contribución al desarrollo deportivo mundial en diversas disciplinas deportivas, épocas y naciones de todos estos grupos que poco o nula atención han tenido por parte de los académicos del deporte.

Los estudios interculturales59

    Por último tenemos el modelo de los estudios interculturales, esta forma de trabajar los hechos de la historia del deporte es una de las más novedosas y que mayor auge está teniendo dentro del campo, ya que en la actualidad constituyen una fructífera línea de investigación para entender el desarrollo de los deportes en áreas y regiones poco estudiadas (como es el caso de México, cuya producción de estudios sociales del deporte es escasa).60

    Los estudios interculturales hacen uso de la teoría de la modernización para explicar la aparición de estas actividades en Inglaterra y su posterior difusión hacia otras áreas geográficas. Los estudios interculturales son utilizados para realizar análisis comparativos entre áreas diferentes y sus formas de deporte. Los estudios interculturales “no solo ayudan a superar los etnocéntricos puntos de vista y despertar un mayor entendimiento de la gran diversidad de culturas físicas, sino también para comprender y explicar las relaciones entre el deporte, las razas, los géneros y las clases.”61

    Mediante la comparación de sociedades tanto igualitarias como opuestas entre sí, es posible entender cómo los deportes surgen en ciertas comunidades pues nos permite observar las similitudes, las variaciones y diferencias entre naciones, culturas, ideologías, comportamientos, instituciones, récords, atletas, equipos, grupos sociales y épocas.62

    Por ejemplo, mi propia investigación acerca del surgimiento e implantación del atletismo en Jalisco63 fue desarrollado bajo la línea de los estudios interculturales pues de manera constante se estuvieron realizando pertinentes comparaciones entre la sociedad estadounidense y la mexicana a fin de encontrar la forma en que estas dos sociedades concibieron y practicaron al deporte del atletismo en los primeros 40 años del siglo XX.

    Este deporte fue introducido a México por los estadounidenses quienes vinieron a radicar al país cuando Porfirio Díaz inició las reformas políticas y económicas que permitieron la modernización de la nación (fines siglo XIX). Los deportes en México surgieron tardíamente en comparación con los Estados Unidos e Inglaterra, recordemos que el desarrollo del país (su evolución histórica) ha sido diferente al que experimentaron estas citadas naciones.

    En México, la práctica deportiva se ve profundamente afectada debido a que durante mucho tiempo se vivió en un entorno conflictivo y violento, sobre todo en materia política y social, por lo que ese ambiente no fue el propicio para el desarrollo de los deportes. Durante gran parte del siglo XIX, tiempo en que definitivamente el deporte se desarrolló y consolidó en otras latitudes, México luchaba por consolidarse políticamente como un Estado-nación.

    Los deportes al arribar a México traían fuertemente adherida una ideología y un discurso nacionalista, un patrón social que se instaura después de que los Estados Unidos se independizaron de Inglaterra. Los americanos cayeron en cuenta de que los deportes eran una buena forma de propagar tanto las estrategias políticas como las ideas nacionalistas y los mensajes patrióticos del gobierno en turno, porque los deportes rápidamente se transformaron en una industria cultural sumamente arraigada en todos los estratos de la sociedad estadounidense, se convirtieron en la fuente del orgullo individual, local y nacional.

    Según David Mayall y Mike Cronin, el deporte en general “ha sido usado para simbolizar el progreso y el éxito de la nación, es un símbolo de nación que es benigno. El deporte no puede ganar territorio o destruir una ideología opuesta o una religión que la nación busca demonizar. Sólo puede apoyar la construcción de una nación que ha sido imaginada.”64

    En México el atletismo fue practicado por la sociedad mexicana utilizando un formato de festejo que Steven Pope65 ha denominado como Patriotic Games, dicho formato fue establecido por los estadounidenses y consiste en celebrar las fiestas patrias más importantes y significativas (como el día de la independencia) con concursos atléticos. Este tipo de festejos tiene como principal objetivo consolidar la identidad nacional expandiendo hacia las masas el gusto por el deporte (por su práctica) y del mismo modo llevar y difundir las ideas políticas del gobierno en turno. Los llamados juegos patrióticos surgen con el fin de encauzar y realzar el sentimiento nacionalista del pueblo mediante la realización y práctica comunitaria de espectáculos deportivos.

    En los primeros años del atletismo en México, la práctica deportiva fue muy similar a la practicada por los estadounidenses, los mexicanos copiaron efectivamente el modelo de organización y asimismo el gusto por las pruebas de velocidad. Sin embargo, al final del período de estudio (1937), resulta evidente que los practicantes y aficionados mexicanos del atletismo comienzan a mostrar un mayor gusto por las llamadas pruebas de fondo, lo cual sigue siendo una constante sumamente distintiva del atletismo en nuestro país.

    De nuevo reitero lo que líneas arriba ya se había expuesto, este tipo de sucesos que envuelven las prácticas deportivas con aspectos políticos, nacionalistas y patrióticos aparecen sólo a partir del arribo de la modernidad al país. En México, la modernización funciona como un marco interpretativo ideal para analizar la aparición de los deportes y su relación con el proceso de consolidación del Estado-nación.

    En los estudios interculturales, la modernidad y la modernización enmarcan un cambio social en la historia de las naciones donde se hace evidente su evolución de sociedades rurales y agrarias a sociedades urbanas e industriales. En lo tocante a los entretenimientos y diversiones las prácticas tradicionales fueron interpretadas como incivilizadas, bárbaras y violentas por mostrar altos índices de violencia, en contraparte, los deportes fueron concebidos, según el paradigma de la época, como modernos, civilizados y progresistas.

    Los deportes como productos de la modernidad presentan características distintivas de esta etapa histórica. La modernidad configuró a las diversas disciplinas deportivas con una gama de patrones que en definitiva condujeron a los deportes a establecerse en la forma actual que los conocemos. Los patrones instituidos de mayor relevancia son: la racionalización del espacio deportivo, la estandarización de las distancias y de los implementos, así como su regulación mediante el apoyo del avance técnico-tecnológico (cronógrafos, cintas métricas, etc.).

    También tenemos la integración a la práctica deportiva del concepto y la ideología del amateurismo, la noción del record, del juego limpio (fair play), el profesionalismo, el deporte patrocinado, la difusión mediática y el entrenamiento racionado y dosificado. Allen Guttman66 y Melvin Adelman67 dos autores que han utilizado la teoría de la modernización coinciden en señalar que los modernos deportes tienen cualidades como la secularización, la burocratización, la especialización, la cuantificación, la igualdad de oportunidades y el registro de los récords que los hacen diametralmente diferentes a los divertimentos de tiempos pasados.68

    Con los estudios interculturales cerramos el apartado dedicado a los estudios analíticos del deporte, donde de manera breve intentamos presentar cómo trabajan algunas de las más representativas corrientes teóricas que se han utilizado para historiar a los deportes. Por supuesto que no son todas, son con las que he tenido un contacto más cercano y son a mi juicio las más recurrentes.69

    La explicación histórica mediante análisis de acuerdo a Nancy Struna examina el cómo y el porqué de los hechos. La historia analítica indaga los cambios a través del tiempo y construye sus argumentos por medio de elementos abstractos como lo son los conceptos y las teorías, dicho de otro modo, los conceptos y las teorías encierran una reflexión que permite explicar y responder a las interrogantes de cómo y porqué se desarrollaron los fenómenos históricos.70

    El amateurismo es un concepto que encierra dentro de sí la ideología de practicar el deporte por amor al arte y en abierta oposición al profesionalismo deportivo. El amateurismo encierra preceptos sumamente particulares de concebir y practicar el deporte y fueron regla general para todos los deportistas que deseaban participar dentro del movimiento olímpico hasta antes de que éste se convirtiera en dependiente directo de los factores económicos que actualmente lo rigen.

    A diferencia de los estudios descriptivos, los estudios analíticos del deporte conllevan una interpretación de la información con la que se cuenta a fin de poder argumentar una explicación histórica. Los conceptos y las teorías son elementos interpretativos de los datos empíricos y las fuentes que permiten al historiador establecer conclusiones de cómo un hecho o suceso histórico se desarrolló y evolucionó en el tiempo.

    La descripción y el análisis como formas de presentar y hacer la historia del deporte continúan teniendo vigencia dentro del campo. Difícilmente podríamos decir cuál de ellas goza de mayor popularidad, lo que sí podemos decir es que ambas corrientes son capaces de someter a juicio crítico a los deportes para entender cómo estas actividades han influenciado el rumbo que la sociedad moderna ha tomado. El campo de la historia del deporte busca entender cómo y porqué los deportes se establecen y se convierten en fenómenos sociales modernos y cómo y porqué se han transformado en actividades de alcance y resonancia mundial.71

La historia del deporte en el siglo XXI: ¿el futuro ahora?

    En la revisión realizada a algunas obras y artículos de la historia del deporte se hace evidente que al finalizar el siglo XX una nueva forma de concebir al deporte vino a posicionarse dentro del campo de la historia en su vertiente anglosajona. Al iniciar el siglo XXI la tendencia a seguir en la historia del deporte se ha denominado como posmodernista. La posmodernidad surge de una serie de movimientos sociales, políticos y culturales de protesta (tipificados como radicalismo colectivo), acaecidos a mediados de la década de los 60’s (como la cultura rock, los movimientos juveniles (hippies), obreros y la liberación femenina). Este tipo de movimientos y pensamientos se establecen como una oposición, como una ruptura y una crítica a la modernidad donde la fe en el progreso constante fue sustituida por una decepción y desencanto que puso en tela de juicio la validez de las ideologías y los procedimientos utilizados para explicar la realidad.72

    … el posmodernismo tuvo su origen como una corriente de teoría literaria que trabajó en la deconstrucción del lenguaje para revelar sus contradicciones, aunque luego fue adoptado por otras disciplinas, como la historia, la filosofía y la antropología… Quizá sea más prudente afirmar que se trata de un movimiento que no entiende a la historia como una disciplina aislada.73

    El posmodernismo, de acuerdo a Gabriel Khun, es un movimiento intelectual que intenta fortalecer una corriente teórica pluralista (relativista) y marcadamente antiempirista.74 Esta posición posmodernista ha abrazado un cuerpo teórico conocido como posestructuralismo y que fue desarrollado por pensadores radicales y rebeldes como “Lyotard, Michel Foucault, Gilles Deleuze, Felix Guattari, Jacques Derrida, entre otros cuyo propósito principal fue el de romper con la hegemonía intelectual del pensamiento estructuralista en Francia.”75

    La posmodernidad y el posestructuralismo como paradigmas actuales establecen el inicio de una nueva etapa histórica, cuya característica más reconocible es su marcada globalización mercantil. Este nuevo mundo, esta nueva configuración de la sociedad afectó tanto a la historia como al deporte (en su práctica y en su estudio histórico y social). En lo concerniente a la práctica deportiva, de acuerdo a José María Cagigal, éste señala que el deporte a partir de los años 60’s cambia radicalmente, ya no es el mismo que los ingleses inventaron, en este punto, el deporte -en consonancia con la posmodernidad- se caracteriza por ser un fenómeno de escala global puesto que algunos de los eventos más trascendentales e importantes (como los Juegos Olímpicos o la Copa Mundial de fútbol), se han convertido en eventos con mucha presencia en el imaginario actual que logran atrapar la atención de una gran cantidad de personas alrededor del mundo, por este furor, es que el deporte y los deportistas se han transformado en instrumentos y aparatos del Estado, de las empresas y las marcas comerciales quienes los utilizan para engrandecerse política y económicamente.76

    En lo concerniente al estudio del deporte, con el arribo de la posmodernidad se establece una nueva tendencia en el hacer la historia del deporte. La funcionabilidad y operatividad de la historia como ciencia en la era posmoderna fue puesta a debate por Francis Fukuyama en su artículo titulado “el fin de la historia”. En dicho artículo Fukuyama establece que la Historia como ciencia había llegado a su fin,77 este planteamiento provocó que la historia del deporte como subdisciplina ingrese al debate cuestionándole ¿cuál es su lugar, su validez y sus aportaciones al conocimiento en el siglo XXI?

    El fin de la Historia (y por ende el de todas sus subdisciplinas como la historia del deporte) debe pensarse como una nueva coyuntura, una nueva etapa de reflexión teórica, conceptual, metodológica e historiográfica que invita a la recomposición del campo y que invita a la apertura hacia otras disciplinas, John Nauright señala que en Australia la irrupción del paradigma posmoderno ha provocado un fuerte debate sobre qué debe o qué debía constituir la historia del deporte. El resultado de este debate dio lugar al establecimiento y desarrollo de una de las revistas de historia del deporte con un enfoque más interdisciplinario: Sporting Traditions.78

    El ya dicho enfoque posmodernista y posestructuralista en torno a la historia del deporte (de su hacer) trajo consigo nuevos temas y uno de los que ha tenido más atención es el cuerpo. Murray Phillips nos enlista una serie de trabajos que toman al cuerpo como tópico central y de los cuales destaca el de Henning Eichberg, Body cultures que fue editado por John Bale y Chris Philo.79

    En este libro, se realizó una efectiva compilación de los trabajos de Eichberg quien establece diferentes reconfiguraciones del cuerpo humano: “El cuerpo deportizado puede asumir diversas configuraciones. Deporte en serio (o deporte de elite o deporte por logro) es solo una de las posibles configuraciones en la modernidad (del cuerpo).”80 Según Eichberg, en la actualidad varias ciencias sociales (como la antropología, la sociología y la historia) reconocen “la inserción del cuerpo humano dentro de la vida social…” el cual, es “construido por diversos discursos y prácticas.”81 Logrando asentarse o fungiendo como punto de partida para el desarrollo de trabajos de investigación sobre el deporte como actividad corporal.

    Los deportes son actividades corporales imbuidas con diversas ideologías que han dado pie al surgimiento de los valores del deporte (nacionalistas, educativos, conciliatorios, modernistas, progresivos e higiénicos), características que permitieron que las elites -por mencionar un ejemplo-, los aceptaran como diversiones honestas y como medios eficaces para eliminar las prácticas y costumbres tenidas como impropias y retrógradas que degeneraban a los individuos y que potencialmente hablando representaban un obstáculo para el progreso.

    Reflexionar acerca de los deportes invariablemente conlleva a pensar al cuerpo como actividad productora de cultura, la práctica deportiva fue capaz de ofrecer y producir para la sociedad bienes como la salud, la belleza y la fuerza, convirtiendo las actividades fisiológicas en actividades culturales. La llegada de la modernidad expandió el rango de actividades que el cuerpo podía realizar y la aparición de los deportes es una forma de evidenciarlo, pues el cambio social que los deportes trajeron consigo reconceptualizó lo que el cuerpo mismo era, dando lugar a nuevos estilos de vida, de comportamiento y de socialización que la cultura genera y modifica de acuerdo a sus necesidades.82

    Estos planteamientos y consideraciones posmodernistas en torno al cuerpo surgen de los postulados y trabajos de Michael Foucault, por ejemplo, tenemos los conceptos de panóptico83 que ha sido utilizado para explicar “la forma y función de una estructura diseñada para la normalización, a través de la vigilancia, de su población.” Esto significa que las instituciones encargadas de la disciplina (escuelas, cárceles, instituciones médicas, federaciones deportivas, clubes o equipos) buscaban en cierto modo “fabricar” cuerpos dóciles y controlados de forma coercitiva.84

    Este primer concepto nos remite al biopoder, un término que según Foucault es una tecnología surgida y establecida en el siglo XVIII para el manejo de las masas. El biopoder, fue un elemento indispensable para la construcción y desarrollo del capitalismo, pues este modo de producción “no pudo afirmarse sino al precio de la inserción controlada de los cuerpos en el aparato de producción y mediante un ajuste de los fenómenos de población a los procesos económicos.”85

    De acuerdo a Foucault “el cuerpo es el último recipiente de las relaciones de fuerza y poder.”86 Pues en definitiva “el poder soberano moderno reposa en producir y gestionar la vida.”87 Esto implica que las políticas de control de la población se enfocan en educar y producir las especies de cuerpo que le signifiquen beneficios, cuerpos controlados con los mecanismos de la vida: nacimientos, decesos, enfermedades y la reproducción.88

    En la posmodernidad la concepción del cuerpo como un templo sagrado de la salud desaparece y hoy, el cuerpo es interpretado y concebido como una máquina, como un medio de expresión política y económica y como un laboratorio de pruebas de los avances científicos.89 La persecución del récord ha llevado a que el patrón de la salud haya sido desplazado de la concepción deportiva, es decir, en la actualidad el deporte (sobre todo el deporte de elite) no es, ni busca la conservación o mejoramiento de la salud, por el contrario, el deportista en la actualidad debido a la complejidad que el deporte ha alcanzado se encuentra en constante riesgo de lesionarse o incluso, de perder la vida. En los últimos años se ha tenido conocimiento de la muerte de algunos deportistas tanto profesionales como amateurs y a quienes se consideraba sanos y aptos para competir y participar a tope en sus respectivas disciplinas, sin embargo, dramáticamente éstos perdieron la vida buscando vencer sus propios límites del dolor y del cansancio.

    Uno ejemplo reciente se suscitó en el maratón de la ciudad de Nueva York celebrado el pasado 2 de noviembre del año 2008, donde el corredor brasileño de 58 años de edad Carlos José Gómes cayó muerto una vez que cruzó la línea de meta. Un caso previo en este mismo evento aconteció un año antes en el selectivo norteamericano para formar al equipo representativo de esta prueba para los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, en esa ocasión, el atleta de 28 años Ryan Shay simplemente se desvaneció para nunca despertar, este atleta era un experimentado corredor y supuestamente apto para realizar grandes esfuerzos, pues en dos ocasiones había ganado el campeonato nacional norteamericano de maratón en los años 2003 y 2004.90

    Las causas para que un atleta de alto rendimiento muera súbitamente en la mayoría de los casos son inexplicables, es decir, no hay una causa evidente que propicie el acontecimiento.91 En otros tantos, la causa más común es un mal congénito en el corazón, aunque también se especula que muy posiblemente la causa para que un atleta en plenitud de su potencial físico-atlético simplemente se desvanezca y muera ante la mirada atónita de los demás competidores y aficionados, es que en la actualidad los deportistas tratando de alcanzar los logros y éxitos deportivos que sus gobiernos, federaciones y clubes demandan, se ven obligados a abusar de la ingesta de sustancias estimulantes que los ayuden a conseguir sus propósitos y objetivos.

    En la actualidad un patrón negativo que viene a dinamizar la manera en que el deporte se concibe es el dopaje, es decir, tal pareciera que la única forma de lograr el éxito deportivo sea mediante el uso de sustancias estimulantes, sin importar que se ponga en riesgo la integridad física del deportista, tal parece que la pérdida de la propia vida no es una razón de peso para evitar el uso de sustancias prohibidas, puesto que en los últimos años es constante (y casi común), encontrar datos de deportistas que han hecho uso de diversas sustancias para mejorar sus rendimientos pero que fueron atrapados y descubiertos por los organismos reguladores. El dopaje y sus influjos sobre los cuerpos deportivos es una de las nuevas directrices que la visión posmoderna de la historia del deporte ha comenzado a investigar.

    Otro de los aspectos que distingue y caracteriza la forma posmoderna la historia del deporte es el deconstruccionismo, una propuesta establecida por el francés Jacques Derrida y que consiste primordialmente en una nueva forma de escribir la historia.92 De acuerdo a Derrida, la filosofía de la historia ha construido conceptos jerarquizados que describen y explican la realidad en favor de sustentar ideologías regentes y que han sido establecidas como la verdad histórica. La historia se escribe por selección (mediante aproximaciones teóricas y prácticas metodológicas), es decir, se deja en el centro de las estructuras (como figura principal) lo que se considera importante y se deja afuera aquello que se considera irrelevante.93

    Ante la falta de un centro o mejor dicho, cuando el ser es descentralizado “es entonces el momento en que el lenguaje invade el campo problemático universal; este es entonces el momento en que, en ausencia de centro o de origen, todo se convierte en discurso… es decir, un sistema en el que el significado central, originario o trascendental no está nunca absolutamente presente fuera de un sistema de diferencias.”94 En la narrativa de los textos históricos se muestran las presencias pero también es posible encontrar las ausencias.

    Por medio de la deconstrucción se busca descubrir lo oculto en los textos, todo aquello que el historiador como su constructor dejó de lado, es decir, se busca en los residuos de un texto “interpretar las interpretaciones”.95 Murray Phillips señala que se pueden realizar diversas lecturas de un mismo texto y asimismo se pueden realizar diversas escrituras de un texto, por tanto, se pueden establecer y alcanzar una variada gama de “verdades”, las cuales, no son absolutas o definitivas sino relativas, la historia de acuerdo a los planteamientos posmodernistas y deconstruccionistas es ante todo una actividad subjetiva.96

    El criterio empleado es ante todo una cuestión de ejercicio representacional más que referencial del discurso y la narrativa histórica. Por ejemplo, Patricia Vertinsky en su trabajo sobre la mujer plantea que las nociones del conocimiento y el poder son construidas a través del discurso. Vertinsky examina la forma en que las prácticas discursivas de los médicos de fines del siglo XIX se referían a la mujer. Los resultados arrojados por el trabajo interpretativo realizado a los textos médicos revelan la creación del rol social de las mujeres en una forma limitante al construir una imagen de ser débil, propensa a las enfermedades y los desórdenes mentales que las privaron de realizar esfuerzos físicos intensos o prolongados.97

    De forma simple podemos catalogar a la historia deconstructiva como una historia de lectura y escritura metanarrativa, la cual hace uso de los elementos ocultos en un texto para establecer una interpretación diferente y asimismo alcanzar una “verdad” también distinta del enfoque preliminar centralizado, en ese sentido la historia se ha convertido en un proceso que se alimenta tanto de la invención/imaginación como de los datos y hallazgos que recupera el historiador.98

A manera de conclusión: México y la historia del deporte

    Como ya se ha establecido a lo largo de este artículo, La vertiente más conocida de la historia de los deportes es su versión anglosajona, ya que ha sido la que más atención académica ha recibido por parte de las ciencias sociales y los académicos. Los tópicos más recurrentes de la historia del deporte son los que tratan su origen en la era moderna y el impacto generado en las sociedades inglesa y estadounidense.99 En contraparte, los deportes y su difusión en México es un caso sui generis, especial y atípico que poca atención académica ha tenido y que a grandes rasgos, se ha desarrollado en dos fases básicas: la implantación por influencia extranjera y su posterior nacionalización.

    En México, la historia de los deportes tiene poco tiempo de trabajarse, los primeros desarrollos en esta temática fueron realizados por William Beezley (un artículo publicado en la revista Historia mexicana100 y un libro escrito en inglés por lo cual es poco conocido en el ámbito mexicano) a mediados de la década de los años 80’s. En ambos trabajos Beezley refiere que los deportes fueron introducidos por los extranjeros radicados en el país y que los gobernantes los tomaron como prácticas modernistas, que potencialmente hablando, permitiría acceder al país al estatus de las naciones civilizadas. La mayoría de los gobernantes intentaron modelar y sustituir todas aquellas prácticas, actividades y costumbres que no coincidieran con el plan modernista que trataban de instituir.

    William Beezley manifiesta que los deportes se implantaron en México gracias a la influencia que los extranjeros ejercieron sobre las elites nacionales, a este fenómeno lo denomina como la “persuasión porfiriana”, cuya intención fue la incitar a las elites de la sociedad mexicana a practicar nuevas actividades tenidas y concebidas como de primer mundo.101

    El autor considera que se buscaba cambiar la mentalidad tradicionalista del mexicano mediante la práctica de los deportes. Los deportes se establecieron en México como patrones de cambio y modernización de las conductas de entretenimiento y fueron concebidos como una herramienta más del aparato gubernamental que se utilizaron para ejercer un control más efectivo de los entretenimientos de las clases bajas.

    Joseph Arbena por su parte manifiesta que el deporte en el México revolucionario creó potenciales oportunidades de cambio social en diversas áreas. La nación mexicana siguiendo el paradigma de la época vislumbró en los deportes un importante foro para unificar a la sociedad. Arbena señala que a partir de 1920 los políticos mexicanos vieron en los deportes un efectivo mecanismo para lograr el cambio social, esta concepción condujo al desarrollo de políticas y estrategias de Estado encaminadas a recuperar la credibilidad y buena imagen de México ante la comunidad internacional y la consolidación del Estado-nación.102

    Algunos de esos esfuerzos deportivos de los que nos habla Arbena son el envío de deportistas representantes a los Juegos Olímpicos de París 1924 y Ámsterdam 1928, la organización de los Juegos Centroamericanos de 1926 en la ciudad de México, la afiliación al Comité Olímpico Internacional, la creación de organismos reguladores de la actividad deportiva interna como la Confederación Deportiva Mexicana y los planes de promoción y desarrollo del deporte y la educación física a lo largo y ancho del país.103

    Siguiendo con este recuento de obras que versan sobre la historia del deporte en México, William Schell jr., realizó un estudio enfocado a los inicios de la promoción deportiva en México por parte del Coronel R. C. Pate. Este trabajo clarifica pertinentemente cómo los extranjeros inician con el desarrollo de la práctica deportiva en el país. Schell apunta que en el último cuarto del siglo XIX y previo a la introducción de los deportes por parte de los extranjeros, los mexicanos de todas las clases compartían la misma cultura de entretenimientos y diversión como los toros, las peles de gallos, la quema de los Judas, las charreadas y los juegos de azar.104

    Estas actividades fueron vistas e interpretadas por los extranjeros como bárbaras e incivilizadas pues aparte de mostrar un alto índice de crueldad hacia los animales, en muchas ocasiones terminaban en pleitos y motines producto de la excesiva ingesta de alcohol, por lo tanto, según la opinión extranjera, estas formas de divertirse debían suspenderse y sustituirse por otras más civilizadas.

    Los extranjeros en lugar de integrarse a los patrones de ocio establecidos en la sociedad mexicana (como los toros o las charreadas), optaron por reproducir aquí mismo los patrones tradicionales de socialización y ocio prevalecientes en sus lugares de origen (los deportes), los cuales en comparación con las diversiones y entretenimientos aborígenes se concebían según el paradigma de la época como modernos.105

    Schell señala que la implantación de los deportes en México no puede ser descrito como un acto imperialista sino más bien como un proceso transcultural, es decir, los mexicanos absorbieron las prácticas y actividades de los americanos de la misma manera en que los americanos absorbieron las prácticas, usos y costumbres nacionales.106

    Otro de los trabajos que he tenido oportunidad de revisar es el de Richard V. McGehee quien realizó una investigación acerca de los Juegos Centroamericanos del año de 1926 que se organizaron en México. Este autor resalta el hecho de que para el año de 1926 el deporte en el área de Centroamérica se encontraba todavía en la infancia, los pocos individuos que tenían la posibilidad de realizar algún tipo de actividad deportiva eran los miembros de la clase alta de las ciudades más importantes del país.107

    McGehee nos dice que los gobernantes mexicanos vieron en los Juegos Centroamericanos la gran oportunidad de recuperar el buen nombre que México perdió en los años de la revuelta revolucionaria. Los Juegos Centroamericanos le darían la oportunidad al gobierno de posicionarse como el gigante comercial y deportivo de la región. La organización y celebración de los Juegos Centroamericanos fue una de las estrategias implementadas por el gobierno mexicano para lograr la cohesión social del país.108

    De los últimos trabajos que conozco están los tres artículos publicados por Keith Brewster (2004109, 2005110, 2009111), donde establece cómo los deportes fueron vistos y concebidos en el período posrevolucionario. Según Brewster, el deporte en el período posrevolucionario fue utilizado del mismo modo que en el porfiriato. Fueron usados para unificar a la nación, fueron vistos como metáforas de la vitalidad del país donde el vigor de su juventud era un sinónimo de un futuro más optimista, secular y saludable.

    En el período revolucionario a través de los deportes se intentó por una parte unificar a las minorías raciales, se intentó integrar a los grupos indígenas al proyecto nacional. Por medio del deporte, el indígena dejó su estatus de marginal para convertirse en compatriota por esa razón se explica el hecho de que el gobierno haya enviado a unos corredores indígenas a los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928.112

    Coincidiendo con lo propuesto por otros académicos, Brewster señala que la actividad deportiva en México estuvo íntimamente ligada a las cuestiones de índole político. Los gobernantes concibieron al deporte “como la panacea para la división política, religiosa, social y étnica que aquejaba la nación… creían que, si era cuidadosamente orquestado, la promoción del deporte masificado podría ayudar a mantener bajo control a la recalcitrante nación.”113 El deporte fue usado como una política de control que unificaría en un mismo objetivo los esfuerzos de todos los individuos.

    En su último documento Brewster nos dice que el deporte en la sociedad mexicana vino a modificar los patrones de entretenimientos, esto conllevó a que el deporte fuera considerado como un elemento cultural de gran importancia que podía ser utilizado como un elemento de unificación social y hace mención de casos similares ocurridos en otras latitudes del mundo como Inglaterra.114

    La constante más clara y visible de acuerdo a lo propuesto por los autores revisados en lo que respecta al surgimiento de los deportes en el particular caso mexicano, es que estas actividades fueron asociadas con aspectos modernistas y nacionalistas. La modernización fue considerada un factor que inducía al cambio social generado por las transformaciones materiales (económicas), científicas, tecnológicas, ideológicas y culturales, elementos y patrones que insistentemente la sociedad mexicana trató de lograr a través de diversos medios y estrategias. En el aspecto cultural tal y como ya se ha mencionado, se intentó alcanzarla por medio de los deportes.

    Estos trabajos reseñados representan los esfuerzos realizados en el campo de la historia del deporte en México. De forma evidente se clarifica que todavía el campo en nuestro país se encuentra en pañales ya que son muy pocos los trabajos desarrollados y mayoritariamente realizados por extranjeros. Soy consciente que pueden existir más trabajos y artículos sobre la historia deportiva del país, sin embargo, al no existir una academia plenamente constituida es difícil conocer los nuevos trabajos y desarrollos ya sean libros, tesis o artículos que se están produciendo.

    En cuanto a la postura posmodernista que reta la operatividad de la Historia y por ende de sus subdisciplinas en el presente, considero que tanto para América Latina y particularmente para México este postulado no opera y en ese sentido concuerdo con Joseph Arbena115 quien señala que resulta “Silly” (tonto) establecer que la historia del deporte en estas particulares áreas geográficas se encuentra en crisis o en punto de quiebre entre la modernidad (Historia) y la posmodernidad (fin de la Historia)116 siendo que aún no se ha iniciado el desarrollo ni la constitución de su campo dentro de nuestras academias.

    Por último, cabe señalar que desde el 2007 existe en México la Red en Investigación sobre Deporte, Cultura y Sociedad, una colectividad de académicos que se encuentra interesada en investigar el lugar del deporte en el ámbito social mexicano desde diversas disciplinas (sociología, antropología, comunicación, historia, etc.) y que surge de los esfuerzos de Roger Magazine, Samuel Martínez y Andrés Fábregas. Los antecedentes de esta sociedad se remontan al año de 1995 pero se cristalizaron de forma importante hasta el mencionado año del 2007, cuando la Red organizó y celebró el primer congreso internacional en la Universidad Intercultural de Chiapas.117

    La Red cuenta con agremiados en varias partes del país y del mundo, sin embargo, pocos de ellos somos historiadores, por lo tanto, la mayoría de los trabajos producidos por la Red no son desarrollados bajo la temática de la historia, de ahí que el campo de la historia del deporte en México continúa disgregado, disperso y lejos de consolidarse. Personalmente considero que hace falta que por sí solo el campo de la historia del deporte se consolide de forma autónoma, para esto, es necesario que crezca el interés en los profesores, los investigadores, los alumnos y las academias de historia del país para que se de ese famoso giro cultural que permita focalizar al deporte como tema recurrente para esta disciplina y comience a ser analizado, propuesto y enseñado en las universidades del país de forma intensiva tanto en las áreas de educación física como en las de historia.

    Esta es la intención principal de este trabajo, fungir como un impulso para que los estudiantes de historia volteen hacia la actividad deportiva que se ha desarrollado en nuestro país y expliquen cómo surgieron y se consolidaron estas actividades dentro de la sociedad mexicana hasta posicionarse como una de las actividades culturales con mayor importancia e impacto. La historia de los deportes ofrece una forma distinta de entender y explicar el pasado nacional.

    Los análisis y revisiones de los textos, trabajos y aproximaciones teóricas aquí presentados intentan incitar el desarrollo de estudios de la historia deportiva de México. Todas las temáticas más comunes y recurrentes que se trabajan en la historia del deporte (género, etnicidad, clases sociales, récords, hazañas deportivas, instituciones, organismos, clubes, movimiento olímpico, etc.), pueden ser susceptibles de análisis y estudio para la realidad mexicana, el modelo, el enfoque historiográfico y la forma de análisis dependerá del historiador, aquí simplemente se trató de presentar brevemente cómo se ha trabajado la historia del deporte en la academia de habla inglesa para facilitar el aproximamiento de los estudiantes mexicanos a crear su propio campo y su propia academia de la historia del deporte de acuerdo a sus ideas y bagaje cultural.

    La historia del deporte, a grandes rasgos, en cerca de 40 años ha experimentado al menos tres etapas claramente distintivas en cuanto su modo de trabajar y analizar los hechos de la historia de los deportes (descriptiva-narrativa, analítica y posmoderna). Sea cual sea la tendencia historiográfica elegida “el éxito del estudio histórico del deporte (tanto en lo personal como historiador y en lo colectivo, como academia y campo) dependerá de la calidad de preguntas realizadas y de la calidad de los procedimientos empleados en la búsqueda de las respuestas…”118

Notas

  1. Santo “el enmascarado de plata” o simplemente “el Santo”, fue un luchador mexicano sumamente popular que además incursionó en el cine y logró convertirse en un ícono tanto deportivo como mediático y que a pesar de haber muerto hace muchos años (5 de febrero de 1984) sigue teniendo vigencia y popularidad. Álvaro Fernández Reyes, Santo, el enmascarado de plata: mito y realidad de un héroe mexicano moderno, Zamora, Colegio de Michoacán, CONACULTA, 2004, Apud.

  2. José Ortega y Gasset, citado en, Tony Mason, El deporte en la Gran Bretaña, Madrid, Civitas, 1994. p. 16.

  3. Jean Marie Brohm, La sociología política del deporte, México, FCE, p. 21.

  4. Wullian Mendoza señala que “A través del estudio social del deporte se puede acceder fácilmente a una aproximación de todas y cada una de las manifestaciones humanas desde las más elementales como la solidaridad, hasta las más complejas como la violencia, el conflicto o el poder…” Wullian Mendoza, “Consideraciones teóricas para el desarrollo de estudios sociohistóricos del deporte” en, Espacio abierto, Vol. 18, núm., 1, enero-marzo, 2009, pp. 45-64.

  5. Douglas Booth, “Theory: the foundation of social change?” en, Sport history review, 2003, 34, pp. 103-132.

  6. Peter Burke, ¿Qué es la historia cultural?, Barcelona, Paidós, 2006, p. 14.

  7. Jay Coakley y Eric Dunning señalan la existencia de algunos trabajos históricos del deporte en los siglos XVIII y XIX (Pierce Egan Boxiana o Peter Beckford Thoughts on hare and foxhunting), estos trabajos eran de carácter amateur porque no fueron producidos bajo el seno de una academia o institución, ni dirigidos a estudiantes o historiadores profesionales. Jay Coakley, Eric Duninng editors, Handbook of sport studies, London, Sage, 2006, p. XXII.

  8. Es importante hacer mención que en este trabajo sólo se abordará el desarrollo del campo de la historia del deporte en la versión anglosajona (británica y mayoritariamente estadounidense), sin embargo, existen otras academias de historia del deporte (como la alemana), de las cuales conocemos muy poco debido a las limitantes que representa la barrera idiomática.

  9. David, G. McComb, Sport in world history, New York, Taylor & Francis, 2004, p. 1.

  10. El interés académico de estudiar los hechos deportivos desde la perspectiva de la historia del deporte, es decir desde un campo autónomo y plenamente constituido “es una ocurrencia del siglo XX.” Jack W. Berryman, “Sport as Social History?” en, Quest, Vol. 20, No. 1, June 1973, 65-72.

  11. Cabe señalar la existencia de algunos trabajos pioneros desde 1917 (como el artículo de Frederic L. Paxson, “The Rise of Sport” publicado en la Mississippi Valley Historical Review), sin embargo, estos trabajos fueron escasos y dispersos y por tanto no fueron capaces de constituir una subdisciplina de la historia enfocada al estudio del deporte: reconocimiento académico, cursos, congresos, conferencias, revistas especializadas, asociaciones y un numeroso cuerpo de profesores e investigadores. Esto, finalmente acontecería como ya se dijo, hasta la década de los años setenta. Berryman, Ibid., p. 65.

  12. Alan Metcalfe, “A theorical model for the analysis of history of sport in Canada”, en North American Society of sport history, proceedings, 1973, p. 2.

  13. Don Morrow, “Canadian sport history: a critical essay”, en Journal of Sport History, Vol. 10, No. 1 (Spring, 1983), pp. 67-79.

  14. Nancy L. Struna, “Social history and sport”, en Jay Coakley, Eric Dunning, editors, op. cit., p. 188.

  15. Murray G. Phillips, “Deconstructing sport history: the postmodern challenge”, en Journal of sport history, Vol. 28, No. 3 (fall 2001) pp. 327-343.

  16. Fernand Braudel, citado en Douglas Booth, The field, truth and fiction in sport history, London, Routledge, 2005, p. 49.

  17. La apropiación de los puntos de análisis, teorías métodos y metodologías de la historia social, dio lugar a que se considerara que la historia del deporte es una subdisciplina de la historia social y no un campo autónomo. Nancy L Struna, citada en, Murray G. Phillips, op. cit., p. 329.

  18. Douglas Booth, op. cit., p. 49.

  19. Booth, Ibid., p. 51.

  20. Melvin Adelman señala que los historiadores del deporte al abrazar los postulados de la historia social, buscaban encontrar los elementos que propician que el deporte genere un cambio social. Melvin Adelman, “Academicians and American Athletics: A Decade of Progress” en, Journal of sport history, Vol. 10, No. 1 (Spring, 1983), pp. 80-106.

  21. Steven A. Riess, “The new sport history”, en Reviews in American history, Vol. 18, No. 3, (Sep., 1990), pp. 311-325.

  22. Steven A. Riess, City games, the evolution of American urban society and the rise of sports, Chicago, University Illinois press, 1989, p. 1.

  23. Booth, The Field… op. cit., p. 52, 53.

  24. Booth, Ibid., p. 53.

  25. Federación Internacional de Fútbol Asociado.

  26. Comité Olímpico Internacional.

  27. Nathan, Aaseng, Track and field, the history of sport series, San Diego, Lucent Books, 2002, p. 15, 16.

  28. David L. Andrews, “Posting up: French post-structuralism and the critical analysis of contemporary sporting culture”, en Jay Coakley, Eric Dunning, op. cit., p. 110.

  29. Booth, The Field… op. cit., p. 54.

  30. Brohm, op., cit., p. 12.

  31. Brohm, Ibid., p. 14.

  32. Pierre Bourdieu, es un autor que trabaja desde la facción estructuralista-constructivista, véase Pierre Bourdieu, La distinción, criterio y bases sociales del gusto, México, Taurus, 2002. Véase también la obra de Fernand Braudel, La historia y las ciencias sociales, Madrid, Alianza editorial, 1986, pp. 60-106.

  33. El término “Figuración” representa “los diferentes aspectos sociales que crean los individuos con sus interacciones en todos y cada uno de los ámbitos que forman una sociedad.” Rafael Montesinos, Griselda Martínez, “Los usos sociológicos de Norbert Elias” en, Estudios sociológicos, Vol. XIX, No. 57, 2001, pp. 823-842.

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  37. Nancy L. Struna, “E.P. Thompson's Notion of “Context” and the Writing of Physical Education and Sport History” en, Quest, year, 1986, Vol. 38, pp. 22-32.

  38. La concepción marxista de la historia plantea que “las relaciones de producción son las que determinan la marcha de la historia.” Sonia Corcuera de Mancera, Voces y silencios en la historia, siglos XIX y XX, México, FCE, 2005, p. 62.

  39. Allen Guttmann, “Recent work in European sport history”, en Journal of Sport History, Vol. 10, No. 1 (Spring, 1983), pp. 35-52.

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  42. Allen Guttmann, op. cit., p. 42, 43.

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  46. Jennifer Hargreaves, Sporting females, critical issues in the history and sociology of wome’s sport, London, Routledge, 1994, p. 22.

  47. Antonio Gramsci, Selections from the prison notebooks, Q. Hoare, P. Nowell Smith, editors, London, Lawrence & Wishart, 1971, Apud.

  48. Aaseng, op. cit., p. 46.

  49. Ian Cooper, “Game, set and match: lawn tennis, from early origins to modern sport”, en Eric Dunning, Dominic Malcolm, Ivan Waddingtong, editors, op. cit., p. 114, 115.

  50. Cooper, Ibid., p. 116.

  51. Nancy L. Struna, “Gender and sporting… op. cit., p. 28.

  52. Michael Omi, Howard Winant, Racial formation in the United States, from the 1960s to the 1990s, New York, Routledge, 1994, p. 55.

  53. Colin Tatz, “Race, politics and sport”, en Journal of sport history, Vol. 1 number 1, November 1984, pp. 2-36.

  54. Grant Jarvie, “Sport, racism and ethnicity”, en Jay Coakley, Eric Dunning, editors, handbook…op. cit., p. 334, 335.

  55. Jeffrey T. Sammons, “‘Race’ and sport: a critical, historical examination”, en Journal of Sport History, Vol. 21, No. 3 (Fall 1994), pp. 203-278.

  56. Jorge Iber, Samuel O. Regalado, editors, Mexican Americans and sport, a reader on athletics and barrio life, Texas, Texas A&M University press, 2007, p. 3.

  57. Joseph Arbena, David, G. LaFrance, editors, Sport in Latin America and the Caribbean, Wilmington Delaware, Jaguar books, 2002, p. XIII.

  58. Nelson George, citado en Colin Tatz, op. cit., p. 225.

  59. La interculturalidad se define “en términos estáticos y dinámicos: se describe estáticamente cuando se utiliza para describir una situación comunicativa en la que se ponen en contacto dos (o más) individuos que se perciben el uno al otro como pertenecientes a distintas culturas; se describe dinámicamente cuando se utiliza para describir los mecanismos que ponen en funcionamiento en esa interacción comunicativa y, especialmente, para que esa comunicación sea efectiva.” Fernando Trujillo Sáez, “En torno a la interculturalidad: reflexiones sobre cultura y comunicación para la didáctica de la lengua” en, Porta linguarum, Núm., 4, junio, 2005, pp. 23-39.

  60. Nancy L. Struna,”Social history and sport”, en Jay Coakley, Eric Dunning, Editors, op. cit., p. 197.

  61. Ilse Hartmann-Tews, Gertrud Pfister, op. cit., p. 5

  62. Booth, op. cit., p. 128.

  63. Miguel Esparza, Correr, saltar y lanzar: el atletismo en Jalisco, 1904-1937, tesis de maestría en Historia, Universidad de Guadalajara, 2010, Apud.

  64. David Mayall, Mike Cronin, editors, Sporting nationalism: identity, ethnicity, immigration and Assimilation, London, Frank Cass Publisher, 1998, p. 2.

  65. Steven W. Pope, Patriotic Games: sporting traditions in the American imagination, 1876 -1926, Nueva York, Oxford University press, 1997, p. 214.

  66. Allen Guttman, From ritual to record: the nature of modern sports, New York, Columbia University press, 1978.

  67. Melvin Adelman, A sporting time: New York City and the rise of modern athletics, 1820-1870, London, University of Illinois press, 1986.

  68. Riess, “The new sport history… op. cit., p. 312.

  69. Fue a mediados de la década de los años noventa que la historia del deporte abandonó a la historia social y constituyó por sí misma un campo autónomo, la prolífica producción de trabajos en variadas temáticas así lo comprueba. Roberta J. Park, citada en Phillips, “Deconstructing sport history…” op. cit., p. 332.

  70. Murray G. Phillips, “A critical appraisal of narrative in sport history: reading the surf lifesaving debate”, en Journal of sport history, Vol. 29, No. 1, spring 2002, pp. 25-40.

  71. Por último, para cerrar este apartado, es importante hacer mención del apunte realizado por Melvin Adelman y quien manifiesta que los historiadores analíticos del deporte se han olvidado de aplicar y utilizar los métodos cuantitativos para historiar las actividades deportivas, a pesar de la gran cantidad de información disponible en este rubro. Adelman, “Academicians…” op. cit., p. 98.

  72. Catriona Parratt señala que los posmodernistas cuestionaban la centralidad y universalidad de la clase como categoría de análisis de los factores económicos y sociales y como la única explicación de los hechos históricos, en su lugar, se enfocaron a voltear más hacia la cultura y su significado. Catriona M. Parratt, “About turns: reflecting on sport history in the 1990s” en, Sport history review, 1998, 29, pp. 4-17.

  73. Corcuera de Mancera, op. cit., p. 381,832.

  74. El posmodernismo rechaza que el historiador puede acceder al pasado y la verdad histórica mediante los rastros textuales y empíricos de los hechos considerados como históricos. Parratt, op. cit., p. 5.

  75. Gabriel Kuhn, “Anarchism, postmodernity, and poststructuralism” en Randall Amster, Abraham De León, et, al, Contemporary anarchist studies, an introductory anthology of anarchy in the academy, New York, Routledge, 2009, pp. 18-26.

  76. José María Cagigal, El deporte en la sociedad actual, Madrid, prensa española, magisterio español, 1975, p. 21.

  77. El planteamiento de Fukuyama del fin de la historia hace referencia a la historia en su sentido “hegeliano y marxista de evolución progresiva de las instituciones políticas y económicas” e implica que la sociedad liberal actual después de resultar triunfante en la guerra fría ingresa a una nueva etapa la cual se caracteriza por su forma globalizadora y que terminará como único modelo social, económico e ideológico, por esta circunstancia se establece que la historia (económica y política) llegará a su fin. Francis Fukuyama, “The end of the history?” en, National interest (1989) en, Gearóid Ó Tuathail, Simon Dalby, Paul Routledge, The geopolitics reader, New York, Routledge, 2006, pp. 107-117.

  78. John Nauright, “The End of Sports History? From Sports History to Sports Studies” en, Sporting Traditions, Vol. 16, No. 1, November 1999, pp. 5-13.

  79. Phillips, “Deconstructing sport history…” op. cit., p. 332.

  80. Henning Eichberg, Body cultures, essays on sport, space and identity, John Bale, Chris Phillo, editors, London, Routledge, 2000, p. 3.

  81. Eichberg, Ibid., p. 9.

  82. Esparza, op. cit., p. 104.

  83. Michael Foucault, Vigilar y castigar. El nacimiento de la prisión, México, Siglo XXI, 1975, pp.118-138.

  84. Andrews, “Posting up: French post-structuralism…” en, Coakley, Dunning, op. cit., p. 122.

  85. Michael Foucault, Historia de la sexualidad, vol. I, “La voluntad del poder”, México, Siglo XXI, 1977, p. 170.

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  89. Anson Rabinbach, The Human Motor: Energy, Fatigue, and the Origins of Modernity, Berkeley, University of California Press, 1992, Apud.

  90. “Muere un corredor brasileño tras acabar el maratón de Nueva York”, en Atletismo en México, http://www.atletismoenmexico.com/nuevaetapa/2008/11/03/muere-un-corredor-brasileno-tras-acabar-el-maraton-de-nueva-york/

  91. Araceli Boraita Pérez, Luis Serratosa Fernández, “Muerte súbita en el deportista. Requerimientos mínimos antes de realizar deporte de competición”, en, Revista española de cardiología, 1999, N. 52, pp. 1.1369-1.145.

  92. Andrews, “Posting up: French post-structuralism…” en, Coakley, Dunning, op. cit., p. 118.

  93. Alejandro Sacbé Shuttera Pérez, “Derrida: la estructura desplazada y el problema de la différence Liminar. Estudios sociales y humanísticos, diciembre 2006, Vol. IV, núm., 02, pp.93-108. Véase también, Ileana Rojas Moreno, “Intuiciones teóricas derrideanas y su vinculación con el estudio de la configuración del campo de conocimiento educativo” en, X congreso nacional de investigación educativa, área 8 filosofía, teoría y campo de la educación 1-12, versión digitalizada en línea, fecha de consulta 08/04/10, http://www.comie.org.mx/congreso/memoria/v10/pdf/area_tematica_08/ponencias/0264-F.pdf

  94. Jacques Derrida, “La estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias humanas”, conferencia pronunciada en el College international de la Universidad Johns Hopkins (Baltimore) sobre «Los lenguajes críticos y las ciencias del hombre», el 21 de octubre de 1966, en, Jacques Derrida, La escritura y la diferencia, Barcelona, Anthropos, 1989, pp. 383-402.

  95. Derrida, Ibid., p. 383.

  96. Phillips, “Deconstructing sport history…” op. cit., p. 335.

  97. Patricia Vertinsky, The eternally wounded woman, citada en Catriona M. Parratt, op. cit., p. 11.

  98. Hayden White, Metahistoria, la imaginación histórica en la Europa del siglo XIX, México, FCE, 2001, Apud.

  99. Scott Crawford, editor, ‘Serious sports’ J.A. Mangan's Contribution to the History of Sport, London, Illinois University, 2004, p. 4, 5.

  100. William Beezley, “El estilo porfiriano. Deportes y diversiones de fin de siglo.” en, Historia mexicana, Volumen XXXIII, núm. 2, año 1983, pp. 265-284.

  101. William Beezley, Judas at the Jockey Club and other episodes of porfirian Mexico, Lincoln and London, University of Nebraska, 1987, p. 14.

  102. Joseph Arbena, “Sport, development, and mexican nationalism, 1920-1970”, en Journal of Sport History, Vol. 18, N. 3, winter 1991, pp. 350-364.

  103. Arbena, Ibid., p. 354, 355.

  104. William, Schell Jr., “Lions, bulls and baseball: Colonel R. C. Pate and modern sport promotion in México”, en, Journal of sport history, volume 20, Number 3, winter 1993, pp. 259-276.

  105. Schell Jr., Ibid., p. 260.

  106. Id.,

  107. Richard V. McGehee, “The origins of Olympism in Mexico: the central American games of 1926”, en The international Journal of the History of Sport, N.10, Vol. 3, 1993, pp. 313-332.

  108. McGehee, Ibid., p. 316, 317.

  109. Keith Brewster “Redeeming the ‘Indian’: sport and ethnicity in post-revolutionary Mexico”, en Patterns and prejudice, Vol. 38, No. 3, September 2004, pp.213-231.

  110. Keith Brewster, “Patriotic pastimes: the role of sport in post-revolutionary Mexico”, en The international journal of the history of sport, Vol. 22, No. 2, March 2005, 139-157.

  111. Keith Brewster, C. Brewster, “Sport and society in post-revolutionary Mexico”, en The international journal of history of sport, Vol. 26, No. 6, May. 2009, pp. 723-747.

  112. Brewster, “Redeeming the ‘Indian’…” op. cit., p. 222.

  113. Brewster, “Patriotic pastimes…” op. cit., p. 141.

  114. Brewster, “Sport and society…” op. cit., p. 729, 730.

  115. Joseph Arbena, “History of Latin American sports: the end before the beginning?” en, Sporting Traditions, vol. 16, no. 1, November 1999, pp. 23-31.

  116. Siguiendo lo establecido por Fukuyama, nuestra academia aún se encuentra en la etapa histórica y muy lejos del fin de la historia, es decir, el giro posmoderno aún no tiene mucha fuerza ni presencia como para iniciar un debate.

  117. A la fecha, la Red en Investigación sobre Deporte, Cultura y Sociedad ha organizado tres congresos (2007 Chiapas, 2008 Veracruz y 2009 Zacatecas) y en el mes de mayo del 2010 se celebrará el cuarto en la Universidad de Colima.

  118. Berryman, op. cit., p. 72.

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revista digital · Año 15 · N° 144 | Buenos Aires, Mayo de 2010  
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