efdeportes.com
El tenis de mesa como deporte educativo

   
Doctorando en Educación Física por la Universidad de Huelva.
Licenciado en Educación Física por el INEF de Madrid.
Entrenador de Tenis de Mesa.

 

Manuel Tomás Abad Robles
mtarobles@hotmail.com
(España)
 

 

 

 

 
Resumen
     El Tenis de Mesa es un deporte que cada vez se practica más en todo el mundo, tanto en el campo federativo y competitivo como en el educativo y recreativo. Esto último, hace que cobre especial importancia su adecuada enseñanza, puesto que a través de su práctica se puede formar a la persona en los distintos ámbitos: motor, afectivo, cognitivo y social. Enseñanza que, en nuestra opinión, debe partir de las características del deporte y de sus potencialidades educativas, aunque como es bien sabido, el deporte puede ser, o no, educativo, dependiendo de la utilización que hagamos del mismo. Por este motivo, abogamos por una práctica educativa del Tenis de Mesa, así como por un tratamiento educativo de la competición; es menester, pues, que jugadores, entrenadores, directivos, padres, etc., sean conscientes de este hecho y hagan todo lo posible para que este proceso educativo pueda llegar a buen puerto.
    Palabras clave: Tenis de Mesa. Deporte. Educación.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 108 - Mayo de 2007

1 / 1

Introducción

    A lo largo de las dos últimas décadas el Tenis de Mesa ha ido ganando cada vez más adeptos y ha pasado de ser un deporte minoritario (ping-pong) a ser conocido mundialmente; gracias, sobre todo, al impulso dado por Asia y Europa: solo en China existen, actualmente, 20 millones de jugadores registrados (Tepper, 2003). Esta difusión ha llegado a los colegios e institutos, lo cual plantea la necesidad de establecer una enseñanza y una practica educativa del Tenis de Mesa. En el presente artículo trataremos aspectos relacionados con las características del Tenis de Mesa y su clasificación, con la descripción y caracterización del mismo, y con sus posibilidades educativas; finalizaremos hablando acerca del entrenador de Tenis de Mesa.


1. El deporte y el Tenis de Mesa

    Existen numerosas definiciones de deporte y abundantes clasificaciones del mismo, lo cual es debido, fundamentalmente, a la gran complejidad de este fenómeno. De hecho, José María Cagigal (1981:24) nos comenta que "todavía nadie ha podido definir con general aceptación en qué consiste el deporte".

    Hoy en día, una de las definiciones más aceptadas y utilizadas es la que nos ofrece la Carta Europea del Deporte (Consejo de Europa, 1996), la cual define el deporte como "todas las formas de actividades que, a través de una participación, organizada o no, tienen por objetivo la expresión o la mejora de la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales y la obtención de resultados en competición de todos los niveles".


1.1. Características del deporte

    Según Hernández Moreno (1994:16), el deporte en la actualidad reúne las siguientes características:

    No obstante, no estaría de más no olvidar la consideración realizada por Pires (1998), respecto a un sexto elemento a tener en cuenta, el cual sería el de Proyecto, ya que según éste el deporte podrá tener diferentes orientaciones; es decir: podrá ser deporte educativo, recreativo, de rendimiento, etc.


1.2. Clasificación del deporte

    Al igual que ocurre con el concepto deporte, existen numerosas clasificaciones de este fenómeno. Una de las clasificaciones que ha tenido, y aún tiene, mucha vigencia es la que propone Parlebas (1988), la cual hace referencia a juegos psicomotores y a juegos sociomotores. A los primeros se refiere cuando el sujeto actúa de forma aislada, mientras que se refiere a los segundos cuando el sujeto participa con otro u otros. Según este autor el factor clave es el de incertidumbre, la cual puede presentarse en las siguientes variables.

    En función del análisis de las variables anteriores este autor distingue 8 tipos o categorías de deportes (la raya encima de C, A y M significa que no hay incertidumbre en la variable o variables que indica).

    Por su parte, Hernández Moreno (1994), en colaboración con Blázquez, añaden a la clasificación de Parlebas (1988) dos aspectos más a tener en cuenta: el uso del espacio (utilización del espacio de forma común o de forma separada) y la forma de participación (simultánea o alternativa). Distinguen los siguientes grupos de deportes:

    Deportes psicomotrices: se trata de deportes en los que el sujeto interviene en solitario, donde la única fuente de incertidumbre puede provenir del medio; podríamos distinguir entre deportes psicomotrices que se realizan en medio estable y deportes psicomotrices que se realizan en medio variable. Entre los primeros tendríamos como ejemplos los lanzamientos y los saltos en atletismo, y entre los segundos podríamos destacar la escalada libre.

    Deportes de oposición: se producen cuando dos individuos se enfrentan entre sí produciéndose una contrariedad entre las acciones de cada uno. En este grupo se distinguen tres subrupos: En el primero, se ubicarían los deportes de lucha que se llevan a cabo en un espacio común y con una participación simultánea. En el segundo subgrupo estarían aquellos deportes que se desarrollan en un espacio común y con una participación alternativa, teniendo como referencia una pared o un frontón; y, por último, tendríamos aquellos deportes que se producen en espacios separados por una red con una participación alternativa individual, como por ejemplo el Tenis de Mesa o el bádminton.

    Deportes de cooperación: En estos deportes no existen contrarios ni adversarios que puedan interaccionar negativamente sobre los individuos que actúan, los cuales serán siempre dos o más, y entre ellos se dan relaciones de colaboración; se distinguen dos subgrupos: el que engloba a los deportes que se desarrollan en un espacio común y con participación simultánea (patinaje artístico, etc.), y el que reúne a los deportes que se realizan en un espacio separado y con una participación simultánea (relevos natación, etc.).

    Deportes de cooperación/oposición: en los que dos equipos, formados cada uno por el mismo número de jugadores/as, se enfrentan entre sí; además, también van a diferenciar, dentro de este grupo de deportes, y en función del uso del espacio y de la forma de participación, tres subgrupos: subgrupo en el que están los deportes en los que los participantes ocupan espacios separados y cuya participación es alternativa; como ejemplos podemos citar el Tenis de Mesa de dobles y el voleibol; subgrupo en el que entrarían aquellos deportes que se llevan a cabo en un espacio común, compartido por ambos equipos, y en los que la participación sigue siendo alternativa; ejemplos de este tipo de deportes pueden ser el frontón por parejas, el squash por parejas, etc.; y por último, tendríamos el subgrupo en el que estarían aquellos deportes en los que el espacio es común para los dos equipos y la participación simultánea, en el que entrarían deportes como el baloncesto, el hockey, el fútbol, etc.


1.3. Descripción y caracterización del Tenis de Mesa

    Basándonos en Parlebas (1988), el Tenis de Mesa individual quedaría enmarcado en la 5ª categoría, donde no hay incertidumbre ni en el compañero ni en el medio, pero sí en el adversario; mientras que el Tenis de Mesa de dobles entraría en la 8ª categoría donde hay incertidumbre en el adversario y también en el compañero.

    Por otro lado, si tomamos la clasificación propuesta por Hernández (1994) en colaboración con Blázquez, el Tenis de Mesa individual se situaría, dentro de los deportes de oposición, en el subgrupo que hace referencia a aquellos deportes que se llevan a cabo en espacios separados por una red con una participación alternativa individual: además, en lo que se refiere al Tenis de mesa de dobles, formaría parte del grupo de deportes de cooperación/oposición en los que dos equipos formados por dos jugadores cada uno, se enfrentan entre sí en espacios separados y con una participación alternativa.

    En un intento de sintetizar las aportaciones principales de las clasificaciones precedentes, hemos de decir que las distintas categorías de deportes hacen referencia a dos tipos de actuación:

    En cuanto al Tenis de Mesa individual, aquella en la que la persona que realiza la acción motriz interviene en solitario, donde el factor incertidumbre (aspecto clave para Parlebas (1988), proviene del adversario, cobrando así importancia la contracomunicación; es decir: la comunicación no intencional ni manifiesta que se produce entre un jugador o jugadora y su oponente.

    Por otro lado, en lo referente al Tenis de Mesa de dobles, la actuación que alude a aquellos sujetos que realizan una acción motriz en colaboración y oposición con otras personas, donde también cobra relevancia el factor incertidumbre, la cual, en esta ocasión, proviene del compañero y/o de los adversarios; y, además, también tiene importancia la comunicación y la contracomunicación entre los individuos que participan en dicha acción motriz.

    A modo de conclusión de este apartado, exponemos a continuación las características más relevantes en el juego del Tenis de Mesa basándonos en las aportaciones realizadas por distintos autores:

  • el Tenis de mesa constituye un DUELO directo entre dos o cuatro jugadores (Parlebás, 1988). "Es un deporte de confrontación sin contacto físico entre rivales" (Pérez de Castro, 2005);

  • el Tenis de Mesa es una actividad que está condicionada por el bajo índice de predicción de las acciones del rival (Matytsin, O. V., 1997);

  • tiene una gran importancia la COMUNICACIÓN (Tenis de Mesa de dobles) y la CONTRACOMUNICACIÓN (Tenis de Mesa individual y dobles): nos referimos a la información (comunicación) que se produce en el tenis de mesa de dobles entre los jugadores que forman un equipo y a la contracomunicación que tiene como fin engañar, distraer, etc., al contrario a través de de información falsa revelada deliberadamente (Parlebás, 1988); también habría que añadir aquella contracomunicación que se refiere a la información que nos llega del contrario sin que éste sea consciente y que nos puede beneficiar en el juego;

  • todo esto hace que sea un juego INTELIGENTE de intenciones con baja organización de las acciones donde no se conoce la secuencia de movimientos, ni en el desarrollo ni en el final de la misma (Giménez, 2000 y Sáenz-López, 1997a);

  • el ESPACIO de actuación es común en dobles (en cuanto a lo que se refiere a nuestro compañero) y separado en relación con el/los adversario/s, según hablemos de Tenis de Mesa individual o de dobles; además, este espacio del adversario/s es inviolable (Carreras, 2006);

  • la PARTICIPACIÓN es alternativa;

  • existe una gran INCERTIDUMBRE que procede del adversario (Tenis de Mesa individual) o de los adversarios y del compañero (Tenis de Mesa de dobles), mientras que el medio (mesa, red y piso) permanece estable (Parlebás, 1988); se trata, pues, de una tarea ABIERTA (Poulton, 1957, citado por Sáenz-López, 1997a); en este sentido, tenemos que destacar la aportación que hacen Torres y Carrasco (2004, citado por Carreras, 2006) al considerar que el árbitro, el público, el entrenador y demás miembros del banquillo pueden crear también incertidumbre;

  • todo los expuesto anteriormente, hace del Tenis de Mesa un deporte de gran DIFICULTAD PERCEPTIVA Y DECISIONAL, lo cual habrá que tener muy en cuenta en su Enseñanza-Aprendizaje (Mahlo, 1969, citado por Graça y Olivera, 1997), (Giménez, 2000).


2. Posibilidades educativas del deporte y del Tenis de Mesa

2.1. El deporte y la educación

    Resulta curioso, coincidiendo con Trepat (1999), el hecho de que cuando se habla, dentro y fuera del mundo de la actividad física y el deporte, de ejercicio físico, de actividad física o de deporte parece que nadie cuestiona los beneficios de estas prácticas sobre la salud (física y psíquica), sobre aspectos sociales ni sobre cuestiones éticas y morales; estos beneficios serían aprehendidos y asimilados por las personas que realicen actividad física y deporte, simplemente por el mero hecho de practicar estas actividades deportivas; no obstante, somos de la opinión de que el deporte de por sí, por sí solo, como práctica sin más, no tiene por qué ser educativo ni tiene por qué no serlo; es decir: pensamos que lo que hace que una práctica deportiva pueda ser educativa para una persona va a ser la forma de llevarse a cabo dicha práctica; de esta manera, una misma práctica deportiva para una misma persona puede ser educativa o no, dependiendo de la orientación que tenga dicha actividad. En esta línea Marcet (1999:34) comenta con gran elocuencia que "muchos padres piensan que por el simple hecho de hacer deporte sus hijos están a salvo. Esto es un verdadero error". El deporte, siguiendo a Castejón (1999:22), "puede ser tan bueno o tan malo como queramos que sea, sólo depende de la orientación que le queramos dar" (1999), no existe ni el buen deporte ni el mal deporte, todo va a depender de la mala o buena utilización del mismo.

    En cuanto a los objetivos educativos del deporte, parece evidente que éstos han de estar en directa correlación con el fin principal de la educación, que no es otro que la mejora de la persona en global (Cagigal, 1985); es decir: no sólo debemos desarrollar a los sujetos en el plano motor, sino también en los planos cognitivo, afectivo y social. Por otro lado, Rodríguez García y Moreno Murcia (1996), nos recuerdan que la empresa de poner en práctica un "deporte educativo" no resulta fácil, tornándose en ardua y compleja: de manera que han de cambiarse los valores que propugna el "deporte espectáculo" por otros donde lo importante sea la adquisición de valores y aspectos relacionados con la socialización, con la moral y la ética, conocimiento de uno mismo, capacidades motrices, autonomía, etc.

    Según Le Boulch (1991), un deporte es educativo cuando permite el desarrollo de las aptitudes motrices y psicomotrices, en relación con los aspectos afectivos, cognitivos y sociales de la personalidad de quien lo practica: mientras que para Seirul'lo (1999:62) "lo educativo es lo conformador de la personalidad del alumno". Como podemos ver, para estos y para muchos otros autores, lo importante del deporte educativo va a ser la persona que lo realiza. La figura del entrenador/educador, pues, cobra especial importancia, ya que es el entrenador/educador el que va a organizar y a disponer las condiciones en las que el deportista va a aprender un determinado deporte (Seirul'lo, 1992); esto convierte al entrenador/educador en una pieza clave en el proceso educativo de sus alumnos/as-jugadores/as, por lo que su formación y cualificación van a ser determinantes; tanto es así, que Parlebas (1969), citado por Blázquez (1999:30), nos dice que "... depende del educador y de la forma de enseñar, que se fomenten o no los valores educativos que indiscutiblemente posee el deporte".


2.2. El Tenis de Mesa y la educación

    Muchas veces vemos a entrenadores, padres directivos de clubes, etc., que con su actitud se ponen del lado del deporte rendimiento en el que priman los resultados sobre todas las cosas, por encima, incluso, del propio niño o niña; nos es de extrañar, pues, que muchos niños y niñas aparezcan el primer día para aprender y jugar al Tenis de Mesa y, después del entrenamiento, no vuelvan nunca más. Según Pérez de Castro (2005) el Tenis de Mesa es una modalidad deportiva que no se puede imponer, ya que el sentimiento de amor hacia algo, cuando es impuesto desde fuera, provoca lo contrario; es decir: el rechazo.

    Pensamos, pues, que lo primordial es que los chicos y chicas practiquen deporte educándose como personas, y si, después, llegan a ser campeones, estupendo, pero lo harán, ante todo, siendo personas íntegras, lo cual es lo máximo a lo que puede aspirar cualquier deportista. En este sentido Pérez de Castro (2005), nos comenta que el Tenis de Mesa reporta a quien lo practica numerosas satisfacciones, sensaciones placenteras, de desafío y de reto personal; además, su práctica propicia beneficios en la salud de quien lo practica y ayuda enormemente a formar su personalidad; y también ofrece beneficios sociales, de reconocimiento y prestigio. Por otro lado, y en relación con el plano motor, Allen (1996), se plantea el hecho de que la práctica del tenis de mesa acelera el desarrollo motor en los niños, así como favorece el desarrollo de los mecanismos que controlan la coordinación del movimiento complejo y fino; además, también incrementa la capacidad de aprendizaje de la percepción motora. Según Angelescu (1988), la atención de los educadores ha de centrarse en los siguientes aspectos:

  • educación de nociones y convicciones deportivas;

  • educación de sentimientos deportivos;

  • formación de hábitos de conducta deportiva;

  • formación de rasgos de la voluntad y del carácter;

  • formación de la personalidad del jugador.

    A modo de conclusión de este apartado, exponemos a continuación un gráfico en el que resumimos las posibilidades educativas de la práctica del Tenis de Mesa.


2.3. La competición y la educación

    Como decíamos más arriba el deporte tiene una serie de aspectos que son inherentes a él, ya que si despojáramos a las prácticas deportivas de alguno de estos elementos, el deporte no sería deporte, sino que sería otra cosa; uno de estos aspectos, siguiendo a Cagigal (1985) y a Seirul'lo (1999), es el componente agonístico del que es casi imposible separar al deporte, ya que cuando se realiza una actividad deportiva casi siempre se compite en oposición a algo (entorno o medio), frente a alguien (adversario) o contra uno mismo; por tanto, el problema, pensamos, no está en el espíritu competitivo propiamente dicho que fomenta la práctica deportiva, sino en encauzar adecuadamente la competición para que ésta sea educativa; es decir: para que pueda preparar para la vida, porque la vida, no nos engañemos, no es un camino de rosas carente de fracasos, dificultades y hostilidades.

    Nosotros somos partidarios de una competición educativa, cuya principal preocupación sea la de educar a la persona que realiza deporte y no la de tener grandes resultados deportivos, obtener marcas deportivas inalcanzables, beneficios económicos cuantiosos, etc. Entonces, podemos aprovechar, tal como nos sugieren Águila y Casimiro (2000) y también Giménez y Sáenz-López (2000), que los niños y niñas en edad escolar se sienten atraídos por todo aquello que le suponga un riesgo o un reto y que les gusta demostrar sus habilidades y lo que son capaces de hacer. Al respecto, pensamos que la competición deportiva, dentro de un contexto educativo, puede tener grandes beneficios para la persona que participa en ella. En este sentido, Blázquez (1999), manifiesta que cuando aceptamos el deporte estamos implícitamente aceptando la competición, y al mismo tiempo reconocer que ésta puede tener valores educativos. Para Trepat (1999), estos aspectos educativos pueden estar relacionados con la afirmación de la propia personalidad, el espíritu de lucha, la cooperación y la colaboración, la superación personal, la integración en el equipo, el autocontrol, el saber ganar, el saber perder, etc. Ahora bien: "Ganar no lo es todo…En definitiva, la competición es buena, pero no se puede ganar a cualquier precio" (Trepat, 1999:107).

    En el cuadro 5, Basándonos en Sáenz-López (1997b:) y en Alcázar (1983), citado por Trepat (1999) y añadiendo algunas aportaciones propias, exponemos algunas consideraciones importantes a la hora de proponer competiciones deportivas para los niños y niñas en edad escolar.


3. El entrenador o entrenadora de Tenis de Mesa

    En este apartado vamos a hablar y a definir nuestra concepción del entrenador/educador de Tenis de Mesa: si tenemos en cuenta las consideraciones expuestas en los apartados precedentes, abogamos por el hecho de que el entrenador de Tenis de Mesa tiene que ser, ante todo, un educador: un educador, no solo de los aspectos relacionados con las habilidades y las destrezas del Tenis de Mesa, sino en el sentido amplio de la palabra; es decir: se trataría de una persona que educa de manera integral y global a otras personas, incidiendo en todos los ámbitos que conforman su personalidad: motor, cognitivo, afectivo y social. En este sentido, la propia Federación Española de Tenis de Mesa cuando alude a la labor del entrenador de este deporte, expone que "es un trabajo propio de maestros" (1992:184). Igualmente se expresan Antonelli y Salvini (1978), citados por Giménez (2003), considerando al entrenador como un pedagogo, sobre todo en la iniciación deportiva. El entrenador, pues, ha de tener una gran formación, pero no sólo en los aspectos técnicos, tácticos y estratégicos del Tenis de Mesa, sino también en conocimientos de pedagogía, anatomía, fisiología, psicología, biomecánica, educación física… (Angelescu, 1988).

    Para Coca (1998/99), la labor que tiene que realizar el educador es muy ardua y compleja, por lo que es necesario motivar y preparar permanentemente a los educadores. En esta misma línea se expresaba Cagigal (1981:195) cuando manifestaba que "el educador del niño, el rol más delicado, difícil y trascendental entro todos los status profesionales -por consiguiente el que mejor retribuido debería estar- tiene la asombrosa, la desconcertante misión de meter el cincel en carne viviente. Carne que ríe y llora, que es ya ser humano cuando se está construyendo".

    Resumiendo: el Tenis de Mesa, considerado desde un prisma educativo, tiene mucho que ofrecer a la formación integral de la persona que lo practica; es menester, pues, que profesores de educación física, entrenadores, padres, técnicos, etc., tomemos conciencia de ello y actuemos en consecuencia, no dejándonos llevar por la vorágine de resultados, dinero, fama, etc.: aspectos propios del deporte espectáculo.


Bibliografía

  • ÁGUILA, C. y CASIMIRO, A. (2000). Consideraciones metodológicas para la enseñanza de los deportes colectivos en edad escolar. Revista Digital. Lecturas de E.F. y deportes, nº 8. http://www.efdeportes.com

  • ALLEN, J. B. (1997). El Tenis de Mesa y el desarrollo motriz. Revista Digital. Lecturas de E.F. y deportes, nº 8. http://www.efdeportes.com

  • ANGELESCU, N. (1988). El Tenis de Mesa. Juventud, S. A. Barcelona.

  • BLÁZQUEZ, D. (1999). A modo de introducción. En Blázquez, D. (Dir.). La iniciación deportiva y el deporte escolar (19-46). INDE. Barcelona (versión original 1995).

  • CAGIGAL, J. Mª. (1981). ¡Oh Deporte! Anatomía de un gigante. Miñón. Valladolid.

  • CAGIGAL, J. Mª. (1985). Pedagogía del deporte como educación. Revista de Educación Física. Renovación de teoría y práctica, 3, 5-11.

  • CARRERAS, J. C. (2006). Estrategias Metodológicas en la Iniciación al Tenis en Huelva. Trabajo de investigación del Curso de doctorado "Investigación en las didácticas específicas". Bienio 2004/2006. Universidad de Huelva.

  • CASTEJÓN, F. J. (1999). Deporte sí, o sí, pero… En Sáenz-López, P., Tierra, J. y Díaz, M. (Coords.), Actas del XVII Congreso Nacional de Educación Física de Facultades de Educación (22-40). Universidad de Huelva.

  • COCA, S. (1998/99). Las distintas respuestas deportivas en las primeras edades del ser humano o cómo se enriquece la personalidad a través del deporte. En las Primeras jornadas sobre los valores humanos y técnicos en el deporte. Área de deportes de Las Rozas. Madrid. (Documento policopiado).

  • CONSEJO DE EUROPA (1996). Carta Europea del Deporte. Código de Ética Deportiva. Consejo Superior de Deportes. Madrid.

  • FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE TENIS DE MESA (1993). El Tenis de Mesa. F.E.T.M. C.O.E.

  • GIMÉNEZ, F. J. (2000). Fundamentos básicos de la iniciación deportiva en la escuela. Wanceulen. Sevilla.

  • GIMÉNEZ, F. J. (2003). La formación del entrenador en la iniciación al baloncesto. Wanceulen. Sevilla.

  • GIMÉNEZ, F. J. y SÁENZ-LÓPEZ, P. (2000). Aspectos Teóricos y prácticos de la iniciación al baloncesto. Diputación de Huelva.

  • GRAÇA, A y OLIVERA, J. (1997). La enseñanza de los juegos deportivos. Paidotribo. Barcelona.

  • HERNÁNDEZ MORENO, J. (1994). Fundamentos del deporte. Análisis de las estructuras del juego deportivo. INDE. Barcelona.

  • HERNÁNDEZ MORENO, J. (1996). Actividad física y educación física escolar. Habilidad Motriz, 8, 5-13.

  • LE BOULCH, J. (1991). La educación por el movimiento. Paidós. Buenos Aires.

  • MARCET, P. R. (1999). Educar a través del fútbol. En Training fútbol, 35, 32-37.

  • MATYTSIN, O. V. (1997). El Papel de las características personales del jugador de Tenis de Mesa en proporcionar eficiencia y estabilidad durante las competencias. Revista Digital. Lecturas de E.F. y deportes, nº 6. http://www.efdeportes.com

  • PARLEBÁS, J. P. (1988). Elementos de sociología del deporte. Unisport. Málaga.

  • PÉREZ DE CASTRO, V. (2005). Del Big-Bang al ping-pong. Wanceulen. Sevilla.

  • PIRES, G. (1998). Del juego al deporte. Para una dimensión organizativa del concepto de deporte. Un proyecto pentadimensional de geometría variable. Apunts Educación Física y Deportes, 54, 80-93.

  • RODRÍGUEZ GARCÍA, P. A. y MORENO MURCIA, J. A. (1996). La iniciación al voleibol como medio para una formación integral en educación física. En Moreno Murcia, J. A. y Rodríguez García, P. A. (Dirs.). Aprendizaje deportivo (283-210). Universidad de Murcia.

  • SÁENZ-LÓPEZ, P. (1997a). La educación física y su didáctica. Manual para el profesor. Wanceulen. Sevilla.

  • SÁENZ-LÓPEZ, P. (1997b). Baloncesto educativo en primaria. En Giménez, F. J.; Sáenz-López, P. y Díaz, M. (Coords.). El deporte escolar. Universidad de Huelva.

  • SEIRUL'LO, F. (1992). Valores Educativos del deporte. Revista de Educación Física. Renovación de teoría y práctica, 44, 3-11.

  • SEIRUL'LO, F. (1999). Valores Educativos del deporte. En Blázquez, D. (Dir.).La iniciación deportiva y el deporte escolar (61-75). INDE. Barcelona. (Versión original 1995).

  • TEPPER, G. (2003). Tenis de Mesa. Manual de entrenamiento. Nivel I. Federación Internacional de Tenis de Mesa.

  • TREPAT, D. (1999). La educación en valores a través de la iniciación deportiva. En Blázquez, D. (Dir.), La iniciación deportiva y el deporte escolar (95-112). INDE. (Versión original 1995).

Otros artículos sobre Tenis de Mesa

  www.efdeportes.com/
Google
Web EFDeportes.com

revista digital · Año 12 · N° 108 | Buenos Aires, Mayo 2007  
© 1997-2007 Derechos reservados