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Entrevista Ricardo González, integrante del equipo de Argentina, campeón mundial de básquetbol en 1950

   
*Prof. de Educación Física. Entrenador de básquetbol.
Lic. en Sociología
**Director de EFDeportes.com
(Argentina)
 
 
Emilio Gutiérrez*
asturycris@fibertel.com.ar  
Tulio Guterman**
tulio@efdeportes.com
 

 

 

 

 

    Lo más importante fue lo que nos dijo Perón: "A mi no me preocupa las ideas políticas que tengan. Lo que ustedes acaban de hacer por Argentina es mejor que el trabajo de cien embajadores".
    Delfo Cabrera fue un monstruo que ganó la maratón en Londres y por eso merece todo el reconocimiento; pero nosotros fuimos dos veces primeros, dos veces segundos y una vez cuartos. Honestamente, me parece que lo hicimos bien.
    Delfo ganaba y le agradecía a Perón, Fangio no era peronista, pero también le dedicaba los triunfos, yo no. Como capitán del equipo siempre le agradecí al pueblo argentino. Perón era vivo, me decía: "González ¿cuándo me va a dedicar un triunfo?".

 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 11 - N° 102 - Noviembre de 2006

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Defensores

    Empecé a jugar en Añasco, pero después nos fuimos a Gimnasia y Esgrima de Vélez Sársfield con los hermanos Carry. Horacio y yo jugábamos en segunda y después en primera.

    Un día nos invitan a jugar contra Defensores de Santos Lugares. Los dirigía Naranjito Rossi. Eran un buen equipo pero tenían mucha gente grande. Bueno, la verdad que no se como fue, pero alguien apostó y la apuesta quedó firme: si les ganábamos nos quedábamos a jugar en primera en Defensores… O sea, el que ganaba, se quedaba con la primera.

    El partido lo ganamos y pasamos todos a jugar en Defensores.

    En Defensores jugué hasta el '48 que fue el año de las Olimpíadas en Londres. Estaba cómodo ahí, pero con Horacio teníamos problemas con la gente del club. En cada partido se armaban unas discusiones bárbaras porque las familias querían que jugaran los pibes del club.

    Yo me hinché y le dije a Horacio:

    - ¿Porqué no nos vamos a Palermo y dejamos que se arreglen entre ellos?

    - Claro, me dijo, vos porque tenés el puesto asegurado, pero ¿yo que hago?

    - Mirá a mi me presentaron al Gallego López que es el entrenador, y el tipo parece serio. Me aseguró que el que ande mejor es el que va a jugar.

    Así que me fui y lo arrastré a Horacio conmigo. Para que no se armaran problemas en el club, con los muchachos nos despedimos en la estación de Villa del Parque. Si íbamos al club, no sé lo que hubiera pasado…

    Después nos denunciaron, dijeron que nos íbamos a Palermo porque nos iban a pagar, pero la denuncia no prosperó.

    En ese momento era una denuncia brava, si te bajaban el Código de Aficionado y te acusaban de profesional, no jugabas más. Después lo hicieron igual…

    Había reglamentaciones que la verdad…

    Por ejemplo, si te pasabas de un club al otro tenías que jugar un año en segunda (¿?). Bueno, como ese año se jugó la olimpíada, yo zafé porque los torneos se suspendieron para que el equipo se entrenara mejor. Así que a mi me vino fantástico. No jugué nada en segunda…"

Londres

    En los Juegos Olímpicos de Londres nos fue bien. Era después de la guerra, así que la ciudad la estaban haciendo nueva. Hicieron los Juegos como pudieron, no estaba bien organizado el tema. Nos mandaban a practicar a una cancha de polvo de ladrillo a unos 30 km de la capital. Se eligieron 2 zonas y nos tocó la de EEUU.

    Si no nos hubiera tocado esa zona por lo menos hubiéramos peleado una medalla. El primer tiempo lo jugamos mucho mejor que ellos y se lo ganamos. Estuvimos muy bien, pero perdimos 49 - 47.

    Ahora que pasaron muchos años puedo decir algo sin que nadie se ofenda: el equipo en aquellos años se armaba de una manera muy especial. Cinco jugadores del campeón del Torneo Argentino, cuatro del segundo, tres del tercero. Al torneo fuimos cuatro de Santa Fe, cuatro de Capital y tres de Santiago. Así que si un gran jugador de cualquier equipo, por cualquier causa, (una lesión supongamos), no iba al Campeonato Argentino, quedaba fuera de la Selección.

    Nosotros teníamos que haber contado con algunos muchachos importantes que por este tipo de razones no estaban esa lista. Por ejemplo con Federico Gaszo, que era un pívot de Platense tremendamente fuerte y que nos hubiera dado una mano bárbara. En ese lugar vino un jugador como Calvo, que era una figura importantísima de Santa Fe pero que estaba de vuelta y vino de rebote.

    Me acuerdo que en el último entrenamiento que se hizo en La Plata le tuvieron que prestar ropa para entrenar... También fueron tres santiagueños (el Chafa Lledó, Martinetti y Ruffa) porque Santiago había salido tercero.

    El Chafa hacía todo bien. Ya tenía fama, pero yo no lo conocía. Cuando lo vi me quedé impresionado. Era retacón y un poco más bajo que yo, pero jugaba de pívot. Era un lavarropas tirando jump. No sé como hacía pero se las rebuscaba para hacerte muchos goles.

    No eran malos jugadores, pero acá quedaron mejores. Era así, los jugadores estaban todos acá.

    Terminamos como decimoquintos. Fuimos a la rueda consuelo y perdimos con Filipinas... ¿que se yo como terminamos así? Lo importante es que seguimos con Canavesi y a partir de ahí se cambiaron muchas cosas, entre ellas la forma de armar la Selección...

Palermo

    Yo era base, pero en Palermo hasta llegué a jugar de centro. Con Parque éramos como Boca y River. Siempre hicimos buenos juegos. El mejor de ellos era Ricardo, Alix era el básquet.

    Nos juntábamos siempre en todas las finales de la Federación que se jugaban a cancha llena, casi siempre en el Luna Park. La que más me acuerdo es una que se jugó en el Ateneo de la Juventud. La tuvimos que jugar porque a pesar de haberle ganado a todos (incluido a Parque) perdimos con GEBA que era el último. Hubo que desempatar. Nos ganó el partido el Loco Orione en el último segundo. Había jugado para nosotros hasta el año anterior, pero se había pasado a Parque.

    Recién entraba y los compañeros le gritaban para que no la tire, pero tiro igual y nos ganó el partido. ¡Ja! ¡En el último segundo!

    De todas las finales, una se la ganamos y salimos campeones. Fue el año en que también le ganamos al All Star (1951). Un equipo americano que ganó todos los partidos amistosos que le hicieron, menos a Palermo.

    Por eso, el Presidente de Palermo, Juan Borrachia, nos pagó una gira a Europa.

    Al otro día que ganamos teníamos sacados los pasajes. Todo muy bien. El Gallego López era un tipo muy cuidadoso. El único problema fue que salimos tarde y llegamos muy justos sobre el primer partido...

    La historia es así: cuando teníamos armada toda la gira, el cronograma de partidos y los pasajes en la mano, hubo un problema. "De arriba" llegó una orden: no podíamos irnos de gira. Nunca se supo quien la dio, pero la orden estaba.

    A mi me parece que lo que pasó es loco pero fácil de entender. El año anterior Argentina había salido Campeón Mundial y tenían miedo de que no nos fuera bien. No querían que despilfarráramos el prestigio ganado en el Mundial. Estoy seguro que fue eso.

    Lo arreglamos de la forma más insólita. Resulta que durante el Mundial yo había conocido a la hermana de Fany Navarro. Era una actriz famosa de la época que era muy amiga de Evita y que no se había perdido ningún partido. Al terminar, siempre nos venía a saludar. Así que recurrimos a ella, Fany con nosotros se portó como debe ser. Le expliqué lo que pasaba y nos dijo así...

Evita

    - Mirá, mañana la Señora va estar inaugurando un policlínico, ustedes vayan empilchados que le hablamos.

    Te podés imaginar... a las 08:00 en punto estábamos ahí paraditos como granaderos, empilchados y haciendo cadena para que pasara la Señora. ¡Ja! Fany me había dicho:

    - Cuando yo te llame, vos acercate y le explicas.

    Así fue. Entonces nos citó para el otro día en la Casa de Gobierno a primera hora de la mañana. Cuando llegamos a la Presidencia ya estaba Perón esperándonos. Sabía todo; Perón empieza a preguntar:

    - ¿Pero cómo que no los dejan viajar? ¿Quién no los deja viajar?

    Empezó a levantar la voz, a preguntarles a todos los colaboradores. Verlo era un espectáculo. Nadie se hacía cargo...

    Capaz que era él el que había dado la orden, pero ahí quedó como que se preocupó por revolver el avispero y por mostrarse preocupadísimo.

    No solo dejó la orden para que nos dejaran salir sin problemas, sino que además nos prometió que si hacíamos una buena gira, nos invitaba a París.

    La gira, fue brillante.

    Perdimos el primer partido en España porque llegamos muy justos, y después no perdimos más. Entre otros le ganamos a la selección de Suiza y a la de Italia.

    La gira había estado bárbara, pero el viaje a París no llegaba, así que el viejo Borrachia le tuvo que hablar a Valenzuela. Se acordaba perfectamente de la promesa y al toque nos mandó un giro. Nos pasamos siete días más en París.

    Tiempo después, por esta gira, nos van a declarar profesionales...

Mundial

    El fútbol era importante, pero después de Londres todo cambió. El deporte de equipo era el básquet.

    El Mundial lo ganamos por entrenamiento y preparación física. Canavesi era el entrenador, González Trilla se preocupaba por nuestros fundamentos (siempre te mejoraba algo) y Borau el preparador físico.

    Se nombraban como quince jugadores y según el partido se los rotaba. Se podían hacer cuatro foules y retener la pelota.

    En la Selección jugué en mi puesto, así que tenía que defender a los bases contrarios y Furlong, Uder y Contarbio a los más altos. Si agarrábamos el rebote salíamos corriendo y yo era el atacante que terminaba la jugada.

    Ya se jugaba de otra manera. Los cinco íbamos y veníamos. Además ese equipo tenía una efectividad tremenda: 84% en libres y 62% en lanzamientos de cancha. No hubiéramos podido ganar sino hubiera sido así.

    Nosotros salíamos de la concentración con el micro vacío y le decíamos a nuestros amigos que nos esperaran en la calle Basavilbaso. Ahí subían todos y llegábamos al Luna con el micro repleto de gente que hacíamos pasar. No cobrábamos un peso, pero el sabor que tenía hacer entrar gente al Luna gratis era incomparable.

La foto

    Esta foto (N. de R.: sacada por el fotógrafo de "El Gráfico", que está en el Museo del Básquetbol en España y que sintetiza la epopeya), fue sacada después del partido cuando ya habíamos vuelto a la concentración en River en caravana.

    Perón nos llamó por teléfono para felicitarnos. A esa altura toda la gente había salido a festejar por las calles de Buenos Aires.

    Después nos enteramos que al salir del estadio empezaron a caminar por Corrientes con los diarios prendidos en la mano. Por eso se la llamó "la noche de las antorchas".

    Fue una locura, nos invitaban de todos lados a comer. Hasta el Jockey Club organizó un agasajo y tuvimos que ir a saludar por todas las provincias.

    Lo más importante fue lo que nos dijo Perón:

    "A mi no me preocupa las ideas políticas que tengan. Lo que ustedes acaban de hacer por Argentina es mejor que el trabajo de cien embajadores".

Perón

    Son esas cosas que tiene la política. En el 56 nos suspendieron por ser en el 51, 52 y 53 el deporte mimado de Perón. Siempre hicimos un buen papel. Hasta en Helsinki, que tendríamos que haber salido por lo menos terceros.

    Si salimos cuartos y no somos medalla de nada, es lo mismo que nada. ¿A quien le importa si tomamos un mal tiro o los referees no nos dejaban acercarnos al rival a menos de siete metros? A nadie. Somos cuartos y se acabó.

    Aunque no éramos universitarios, con el Chino Monza y Budeisky nos fuimos a Dortmund a ver a los muchachos. Después nos fuimos todos de gira.

    Lo de los Panamericanos de México no se puede creer. Le ganamos a EEUU pero salimos segundos por gol average. Después los yankees, como se quedaron calientes, nos invitaron a jugar en una ciudad que se llama El Paso: y les volvimos a ganar.

    Además de Furlong y Viau, jugaba Alberto Lozano que era extraordinario. Ahí los dirigentes ya no querían que fuera el capitán.

    Delfo Cabrera fue un monstruo que ganó la maratón en Londres y por eso merece todo el reconocimiento; pero nosotros fuimos dos veces primeros, dos veces segundos y una vez cuartos. Honestamente, me parece que lo hicimos bien.

    Delfo ganaba y le agradecía a Perón, Fangio no era peronista, pero también le dedicaba los triunfos, yo no. Como capitán del equipo siempre le agradecí al pueblo argentino. Perón era vivo, me decía: "González ¿cuándo me va a dedicar un triunfo?".

    Una vez, estábamos entrenando para los Panamericanos en la Villa Olímpica. La verdad que la cancha era nueva pero un desastre... Apareció, y cuando nos preguntó que tal todo, le dijimos que bien pero que la pelota no picaba. Entonces le dijo a Canavesi que dispusiera ir a donde él creyera conveniente. Terminamos alojados en el Instituto de San Fernando y entrenando como corresponde.

    Cuando ganamos el Mundial lo fuimos a ver. Monza fue con el uniforme de aviador porque estaba haciendo la colimba y el tipo le dijo que no tenía que ir más, que para el país era más importante que el se entrenara para los Panamericanos que se iban a hacer acá.

    Ahí nos preguntó si alguno necesitaba algo. Pérez Varela que trabajaba de corredor en Anilinas Colibrí le dijo que él necesitaba algo para poder trabajar porque le era muy difícil poder comprarse un coche. Entonces Perón le dijo que no se preocupara, llamó al secretario y le dejó instrucciones para anotar a los que tuvieran problema.

    SE ANOTARON TODOS, los jugadores, los entrenadores, los kinesiólogos... SE ANOTARON TODOS.

    El hombre se portó muy bien. Ninguno de nosotros, excepto Furlong o algún otro, tenía algo. La mayoría éramos unos secos bárbaros.

    La orden que Perón nos dio para poder importar un coche era hasta cierto peso del auto. Por eso casi todos elegimos el Ford Mercury, porque era el coche que cumplía con ese requisito.

    El que también se portó bien fue Alberto J. Armando que era importador. Traía el auto, y cuando este se vendía, nos daba la plata. Decía que traer 20 coches más o menos no le hacía nada y le daba fama a su negocio.

    Siempre es igual, cuando empezás a ganar, se prenden todos.

    Era una época exitista, pero hay que ser honestos: al deporte se le dio una bola espectacular.

Inhabilitación

    - Supongamos que se aparece Dios y te dice: "te voy a dejar rebobinar la película; te cambio todo lo que ganaste por la oportunidad de seguir jugando", ¿vos que harías?

    - Claro que lo cambio. Estaba bárbaro y me sentía a pleno. Jugaba para todos los equipos que me invitaban. Lo que gané fue muy importante., pero yo quería seguir jugando.

    Nadie se imaginaba que estos tipos iban a hacer lo que hicieron. Yo conocía a Hermes Quijada, un marino que estaba metido en la Revolución de verdad y que después, la guerrilla lo mata más adelante, y él me decía: "Si esta Revolución se está ocupando de estas boludeces es que no sirve para nada. Ya está esta Revolución fracasó".

    Todos los dirigentes que nos suspendieron habían estado con nosotros en los torneos anteriores. El peor fue Barros Hurtado, que fue Interventor porque tenía un hermano que trabajaba en el Ministerio del Interior.

    Nadie nos salió a defender. Luis Martín, que iba de gira con nosotros, ahora se la daba de vencedor. Vivía cerca de mi casa. Discutí mucho con él y ahí me di cuenta que lo único que le importaba era zafar él.

    En la Federación había tipos decentes, pero también cosas horribles. Cuando José Biggi, que era el mejor jugador, se va de Sporting a San Lorenzo, lo suspenden en forma provisoria. Le dicen que si declara la verdad y dice que le habían dado $10.000 la Federación lo iba a perdonar. José declara eso y lo inhabilitan de por vida. Tenían la prueba que necesitaban.

    Lo hacían porque eran reglamentaristas, lo que querían era joder a los jugadores. Trataban de cubrirse ellos para seguir estando; no les importaba nada lo que pasara con nosotros. El único que nos defendía siempre era uno que se llamaba Maroglio. Los jugadores éramos como aves de paso; si había que sancionar a alguien, se lo sancionaba y se acabó.

    Mandaron a declarar a todos los que habíamos tenido una participación sostenida en la selección en la época de Perón. Los del Mundial y también los de Dortmund.

    Cuando fui a la "49" lo primero que me preguntaron era porqué en Helsinki habíamos desfilado con una corbata negra.

    - Mire le dije, a mi no me pregunte, pregúntele al jefe de delegación porqué. ¡Si nosotros éramos jugadores! Además nos pusimos la corbata porque la que murió era la mujer del presidente, ¿no le parece lógico eso?

    También como fuimos en avión y volvimos en barco, nos preguntaron que cosas traíamos de los viajes.... ¿Qué íbamos a traer? si éramos unos secos. Todas boludeces.

    Me parece que antes de ir a declarar ya estaba todo cocinado. La cuestión que el mal al básquet se lo hicieron igual.

    Basándose en los informes de la Comisión N° 49 suspendieron a setenta u ochenta jugadores. ¿¡Qué se yo a cuantos!? Rochaix, mi hermano y Planas zafaron porque cuando la Comisión tomó declaración, ellos se habían ido a jugar a Perú.

    Todo tiene un recambio, pero hubiera estado bien hacer que los pibes se hicieran al lado de los mayores. Diez años después, había un vacío total porque se había perdido el estímulo.

    Pasaron once años para que nos rehabilitaran. Ya estábamos muy viejos. El único que se sacó la calentura fue Budeisky. Volvió a jugar un rato, y el entrenador de Palermo era yo.

    Después que pasó el tiempo, la camada fue más reconocida por la gente. En cambio la Confederación, nunca nada en años. Con decirte que el Mundial del '90 lo pude ver porque era amigo de Lectoure que me invitó. Después le pedí por los muchachos y nos guardó un lugar para nosotros en la platea, si era por la Confederación nos tendríamos que haber olvidado.

    Con todo esto no ganó nadie. El único que perdió fue el básquet.

    No importa, vengo de una familia asturiana y por eso soy agradecido. Soy un agradecido al deporte y sobre todo al básquet por todo lo que me dio y pude vivir.

    Mayo de 2006 - Club Palermo, Buenos Aires, Argentina

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revista digital · Año 11 · N° 102 | Buenos Aires, Noviembre 2006  
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