FUTBOL, MASS MEDIA Y NACION EN COSTA RICA. Sergio Villena Fiengo     
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El centro ejemplar
Hasta aquí, hemos visto cómo el fútbol es un espectáculo melodramático que permite la fusión comunitaria que, gracias al tiempo del comentario (inscrito en un calendario ritual), es permanentemente actualizado en la memoria y en la proyección de un futuro deseado. Señalamos también, que el fútbol es, sobre todo en los momentos de inseguridad ontológica que siguen a las derrotas, un espacio de cuestionamiento y reconocimiento en el "espejo". Cerraré este ensayo señalando la dimensión moral del aprendizaje del sí mismo en el fútbol.

Cliffort Geertz, en sus estudios sobre la importancia simbólica que tienen los gobernantes javaneses para su pueblo, encontró que ésa se expresa en tres "doctrinas": la del "centro ejemplar", la de la "espiritualidad gradual" y la del "Estado teatral". La primera de ellas, que es la que aquí interesa, refiere al papel de paradigma microscópico del orden social que asume la corte, cumpliendo la función de diseminar, mediante exhibición, la civilización: la capital es como el sol, y el país como su aureola.

Ahora bien, toda sociedad requiere de un centro ejemplar, de un modelo que exprese en acción los valores sociales considerados fundamentales para la existencia particularizada de la comunidad. En las repúblicas (es decir, donde no existe corte ni rey), en general ese papel recae sobre la clase política. Empero, cuando ésta ha caido, como en Costa Rica, en el descrédito en cuanto se refiere a su papel de centro ejemplar para la sociedad, ésta debe crear un espacio sustituto.

Pareciera, ante esas circunstancias, que los ticos han optado por otorgar la función de centro ejemplar a los deportistas, en particular a los futbolistas11. Su papel de ídolos se proyecta al ámbito moral, por lo que la sociedad otorga a su comportamiento -sea con "pantalón corto" o con "pantalón largo"- la función de un paradigma de las virtudes (y defectos) de la nacionalidad, de modelo microscópico donde los miembros más jóvenes (al menos los hombres, ya que la épica del futbol es masculina, por no decir machista) de la comunidad apre-he-nden los valores que deben regir su comportamiento patriótico12. Así, el fútbol se ha apropiado la magia del nacionalismo, que es la de la religión: convierte el azar en destino (Anderson, op. cit.: 29).

En tanto modelo, se exige a los jugadores una conducta intachable. Los aficionados ecriben cartas a la prensa en las que se conmina a los jugadores a demostrar un amplio espíritu de sacrificio, mismo que, paradójicamente, pocos ticos "comunes" están dispuestos a demostrar en su propia vida y actividad13. Así, este parece ser un ámbito donde la capacidad de responder con disciplina a la presión es más valorada que en otros casos: se llega al extremo de buscar asegurar esa entrega recurriendo a una fuente de autoridad externa, como es un entrenador extranjero (opción que, recientemente, mereció un amplio respaldo, según una encuesta telefónica realizada por el canal 4, y que fue sancionada por el Ministro Mora).

Como lo destaca una columna ocasional en la página de Opinión de La Nacion, jugadores como Mauricio Montero y Evaristo Coronado, con su comportamiento de "caballeros del deporte", inspiran en los niños los valores considerados fundamentales para la construcción de una patria digna: la "sencillez y humildad" tica que antes era provista por los "labriegos", sumada al "profesionalismo" y "entrega". Son, por ello, un ejemplo de patriotismo.

La presión sobre los jugadores ticos es mucho mayor cuando prestan sus servicios en el extranjero, pues les corresponde desempeñar una función simbólica más importante que la confiada a los embajadores. Los medios de comunicación dedican gran espacio a la presentación de información y análisis -con un despliegue de amplias entrevistas sobre temas deportivos/personales con frecuencia realizadas a larga distancia- incluso a los jugadores alineados en equipos de segunda división en el extranjero, aún en países cuyo fútbol no ocupa un lugar de privilegio en el ranking mundial14.

La Nación, por ejemplo, publica una sección exclusiva sobre el tema (Ticos en México)15. Gracias a esa labor de los medios, aunque muy pocos saben quién es el embajador de Costa Rica en México, un porcentaje nada despreciable está enterado de los detalles de la vida de los ticos que militan en el futbol "azteca". Cada gol de Fonseca o habilitación de Medford en el Pachuca, es un placebo para el dolor que se sufre por las derrotas de las selecciones: es la respuesta individual al fracaso colectivo16.

Silbatazo final
Agotados los primeros noventa minutos, corresponde iniciar la recapitulación y el comentario. A lo largo de este ensayo, traté de mostrar que existen indicios para considerar que el fútbol en Costa Rica es un espectáculo de masas que opera como un "juego profundo", como un melodrama ontológico donde los ticos son invitados a reconocerse (paráfrasis de Brunner, op. cit.: 72): la sociedad costarricense es un estadio extenso donde se juega el ser nacional.

La particular forma de recepción y vivencia tica de ese deporte de alcance mundial que es el fútbol, genera un sentimiento de comunitas que se expresa en varias dimensiones. Destaca la generación de una intersubjetividad común, que alude tanto al sentimiento de igualdad y fusión comunitaria, a la fijación de un ritmo temporal mediante la elaboración de un calendario cuasi-ritual, así como a la delimitación de coordenadas temporales que otorgan sentido y continuidad al pasado/presente/futuro17.

Comprende también al aprendizaje de concepciones preteóricas sobre el ser nacional, así como a la aprehensión de los valores morales considerados fundamentales desde un punto de vista que fomenta el patriotismo. El símbolo que condensa todo este sentimiento de pertenencia e identificación es la selección nacional.

Espero que el desarrollo de las hipótesis planteadas en este ensayo sirva, de alguna manera, como una provocación para realizar un ejercicio de "epojé" fenomenológica que ponga en duda el carácter preteórico de la reflexión sobre la nación que rodea al fútbol. En esa dirección, esperamos haber contribuido en algo a despertar la curiosidad sociológica ahora que se acerca el magno evento: las eliminatorias para el mundial de primera división Francia '98.


Notas
1 . La cobertura que La Nación, el periódico de mayor circulación nacional, da al fútbol desborda a menudo la ya voluminosa sección deportiva para ocupar las columnas de opinión, la sección de entretenimiento, las cartas de los lectores, etc., sin excluir los editoriales. Lo mismo puede decirse de los otros periódicos (incluido el "alternativo" Universidad), así como los canales televisivos, que dedican gran parte de su programación (con frecuencia en horarios estelares) al fútbol. Esa sobreabundancia de material causa un efecto de "saturación" que me obliga a restringir el análisis a las publicaciones de La Nación durante los meses de marzo, abril, mayo y junio de 1996. Utilizo, además, información recogida mediante observaciones participantes, entrevistas casuales y notas extraidas de otros medios de información escritos y audiovisuales.
2 . Por eso, es importante la pregunta que se hace Julio Rodríguez (ver su columna En Vela, del 22/V/96): "¿por qué ponemos el grito en el cielo por la violencia y la vulgaridad de estas barras [se refiere a la ultra y la doce, enfrentadas verbal y físicamente días antes]? ¿Es que hay diferencia alguna entre el lenguaje de esos aficionados en el estadio y el de numerosos jóvenes, profesionales y honorables padres de familia? ¿Qué es el lenguaje tico sino el uso reiterado y combinado del mentonazo de madre, del maje y de la vara [supongo que, por pudor, Rodriguez no hace referencia a "picha" y sus derivados]? . . . Lo de La Ultra y La Doce es apenas un episodio." De acuerdo, pero no es un episodio cualquiera . . . Una hipótesis contraria, la del comportamiento de las barras como excepción copiada de Europa, es planteada en la nota El futbol y la inteligencia, de M. Madrigal, en La Nación del 19/6/96, sección Opinión.
3 . En un reportaje publicado por Enrique Tovar en la Revista Dominical de La Nación del 9/6/96, con el título La Hazaña de Italia 90, se señala: "Al comenzar el mundial, desde el presidente Rafael Angel Calderón Fournier hasta el más humilde trabajador se unieron [¿la communitas?] a esta fiesta deportiva. Incluso, el mandatario decretó asueto en las mañanas en que jugó el equipo nacional."
4 . Esto mereció incluso una censura en el Editorial de La Nación del 13/5/96. Dice un columnista: "Hace un tiempo tuve la experiencia de asistir a un evento de este tipo y al salir del lugar donde se encontraba el circuito cerrado, unos jóvenes se me acercaron para que les contara cómo había jugado nuestra Selección, lo que me llenó de tristeza, pero también de preocupación al ver el rumbo que está tomando nuestro país."(La Nación del 6/96, Sección Opinión). Y un lector: "¿Qué pasó con el principio que dice que todos los hombres somos iguales ante la ley? ¿Cuándo van a frenar el abuso de la televisión por circuito cerrado? Todos los costarricenses tenemos derecho de ver a la Selección Nacional de Futbol en directo . . ."(Cartas, 7/6/96). La protesta no es por la desigualdad en general (que comprende muchos campos de la vida), sino por que ésta se presente también en el ámbito, por definición, de la igualdad: la communitas. Esta no es tal si excluye a los costarricenses que no pueden ingresar (sea por carencia de recursos económicos o por ser menores de edad) a uno de los bares donde se reproducen por circuito cerrado los juegos de nuestra Selección Nacional (con ese adjetivo posesivo y mayúsculas).
5 . Un buen ejemplo de ello es el informe (o por lo menos la versión presentada por la prensa) del director técnico de la selección juvenil, Sibaja, sobre la participación de la misma en las eliminatorias para el mundial en esa categoría, realizado en Saltillo, México (marzo de 1996).
6 . El técnico de la sub 23 que participó en el preolímpico realizado en Canadá fue criticado porque "...intentó [Blanco] reducir las distancias que nos separan del fútbol más desarrollado de la región -México- incentivando en los futbolistas un discurso innecesariamente cargado de agresividad que tuvo un efecto bumerán" (La Nación del 19/5/96, Sección En Breve, con el título -nótese el juego de palabras- Cierre en Blanco): el resultado fue México 4, Costa Rica 0. Las opiniones sobre la derrota de varios lectores señalan como culpables, por contraparte, a los jugadores (Cartas del 20 y el 27/5/96).
7 . Una caricatura publicada -titulada Línea Crítica- en la página central de La Nación (9/6/96, ver también la del 24/6/96) muestra a dos personas (que se supone representan a los ticos) viendo la transmisión por TV de la Eurocopa '96. Una de ellas expresa ¡OJALA APRENDAMOS! (las mayúsculas, signos de admiración y subrayado son del original). Consultar, también, la nota de Gaetano Mandolfo sobre "Diferencias: La Eurocopa y nuestro campeonato" (Universidad, pág. 22, 21/6/96).
8 . El Editorial de La Nación del 20 de mayo de 1996, señala a "Los responsables de siempre": "El Ministro de Cultura, Arnoldo Mora, calificaba de catastrófica la actuación del seleccionado Sub-23 en Canadá. Es cierto. Su papel fue risible y deplorable. Corresponde ahora sentar las responsabilidad que, por cierto, no es de los jugadores.
Se incurriría, sin embargo, en un error de bulto si el análisis y las críticas se ciñeran a esta selección. Este ha sido un capítulo más en un libro de desaciertos que ha dominado el fútbol de Costa Rica durante muchos años y que, después de nuestra participación en Italia, en 1990, ha traspasado las fronteras del bochorno [...] En definitiva, se trata de un problema mental y cultural que solo se puede corregir desde afuera [de la Fedefutbol]."(los subrayados son míos).
9 . Excluimos el tiempo interno al fútbol, fundamental en la estructuración y producción de tensión en el juego. Baste señalar que este deporte se diferencia de otros porque, entre otras cosas, está sometido a la tensión del tiempo rígido: no prescinde de él (tenis), ni lo estira (basketball). Como ocurre en otros juegos "contra reloj", el tiempo, o mejor la relación gol/tiempo, es el principal generador interno de tensión. Por ello, una de las principales variables estratégicas es el manejo del tiempo: ganar o perder tiempo es todo un arte (ver el ensayo de Nuño, 1986).
10 . Inicia Tovar el reportaje ya referido, "Jugó con clase, con garra y sin complejos./ Se lució bajando el balón, dominándolo y haciéndolo correr a ras del césped, defendiéndose con gallardía y hasta metiendo un gol tras un pase de taquito./ En el Campeonato Mundial de 1990, efectuado en Italia, Costa Rica dejó boquiabiertos a tirios y troyanos y su labor fue colmada de elogios en la prensa de todo el mundo./ Luis Gabelo Conejo, Juan Cayasso, Hernán Medford y el resto de los jugadores causaron asombro en todo el planeta. Y qué decir en el pueblo de Costa Rica, que durante diez días caminó sonámbulo, rebosante de una alegría nunca antes vista."
11 . Desde luego, como ocurre en todas partes con los eventos significativos, el fútbol en Costa Rica no se sustrae a la política. Las autoridades no sólo acuden sonrientes y oportunistas a dar el puntapié inicial en un partido de clásico, sino que usan muchos de los recursos por fondos reservados de los que disponen como apoyos prebendales a los clubes.
12 . Por eso se acogió con mucho entusiasmo la declaración del nuevo técnico de la selección mayor, Badú, quien declaró que los jugadores deben ser un modelo al interior del país, y sus embajadores cuando están fuera.
13 . Sobre la "degeneración" de los valores y la cultura del tico, pueden leerse las opiniones del ya citado Rodríguez, las -con mayor carga humorística- de Espinoza (columna Al Grano de la Nación), así como el Editorial de La Nación del 24/6/96. Estas opiniones encuentran respaldo en una encuesta publicada por La Nación en marzo de este año.
14 . En menor medida, lo mismo ocurre con los extranjeros que en algún momento participaron en el futbol tico. Lassiter es el "Bombardero de Tampa" y Linaris y Chiqui García tienen a sus equipos en la parte más alta de la tabla de posiciones en Guatemala y Colombia, respectivamente. . . ¿se cree que si hacen un buen papel, se debe a lo que aprendieron en Costa Rica?
15 . Un indignado aficinado escribe: "Me parece una muestra de menosprecio el que La Nación le haya dado más importancia y espacio al campeonato de segunda división en México -país que tiene poco que enseñarnos- que al certamen de la misma categoría en nuestro país."(Cartas, La Nación 5/6/96). Pareciera que el autor de la carta ignora que es en la segunda división del fútbol mexicano donde actúan dos de los más exitosos jugadores ticos en el extranjero (incluido un exmundialista, con todo lo que eso aquí significa), y que el fútbol mexicano es un pretexto para hablar de los "embajadores" ticos; despúes de todo, la columna no titula "Futbol mexicano" sino "Ticos en México".
16 . Es digna de antología la siguiente nota: "Mesura en familia" subtitulada "Los parientes de Fonseca -como lo muestra la fotografía- vieron [el] partido con cautela y festejaron al final (...) Solo, ante un pequeño televisor blanco y negro de 8 pulgadas, don Joaquín miraba a su primogénito desde la cocina, sólo de vez en cuando, se asomaba a la sala, quizás para apaciguar sus accesos de zozobra". Eso, por supuesto, sin perjuicio de la nota dedicada a Fonseca (foto en acción, desde ya) que por título lleva una frase suya, digna de un modelo social: "Se lo dedico a mi mamá".
17 . Dejemos señalado, además, que produce un lenguaje común en el que el fútbol actúa como "root metaphor", es decir como una metáfora que funciona como categoría cognitiva de uso recurrente cuando se requiere comprender o explicar algún acontecimiento de la vida cotidiana (o extraordinaria) para el que no se tienen categorías específicas. Qué decir, por ejemplo, del uso reiterado de metáforas como el fuera de lugar para hacer referencia a cualquier ocasión en la que opera la ley de la inercia (física o de otro tipo).

Bibliografía
  • Anderson, Benedict (1993): Imagined communities. London, Verso (edición aumentada).
  • Antezana, Luis H. (1995): Sentidos comunes. Cochabamba, FACES-CESU-UMSS.
  • Brunner, José Joaquín (1992): América Latina: cultura y modernidad. México, CNCA-Grijalbo.
  • Geertz, Clifford (1992): La interpretación de las culturas. Buenos Aires, Gedisa.
  • ------- (1994): Observando al Islam. Buenos Aires, Paidós.
  • ------- (1995): Conocimiento local. Barcelona, Paidós.
  • Láscaris, Constantino (1994): El costarricense. San José, Educa.
  • Nuño, Juán (1986): "Razón y pasión del futbol", Vuelta nº 116, México, julio.
  • Turner, Victor (1994): Dramas, Fields and Metaphors. Symbolic Action in Human Society. Ithaca/London, Cornell University Press.
  • ------- (1988): El proceso ritual. Estructura y antiestructura. Madrid, Taurus.



Lecturas: Educación Física y Deportes.
Año 3, Nº 10. Buenos Aires. Mayo 1998
http://www.efdeportes.com