LA HINCHADA VIRTUAL; EL FUTURO PAISAJE DEL FUTBOL
John Bale (United Kingdom)

John Bale es Lecturer en Educación y Geografía en la Universidad Keele, Reino Unido.
Ha abierto caminos en el estudio geográfico de los deportes y entre sus muchas publicaciones
están Sport, Space and the City y Landscapes of Modern Sport.

Traducción: Liliana Seijo


La moda por la palabra 'espacio'... expresa... no sólo los temas que frecuenta la era contemporánea, sino también la abstracción que los corroe y amenaza (Augé 1995).


Introducción
Las contribuciones a una geografía del fútbol se han incrementado constantemente durante las últimas décadas. Los tipos de investigación geográfica emprendidos durante ese período pueden ser categorizado en tres grupos principales. Estos incluyen estudios que exhiben lo que yo he llamado un fetiche para la cartografía (Bale 1992), esencialmente preocupados con los modelos de variación geográfica en fenómenos del fútbol, comúnmente la 'producción' y migración de jugadores superiores (Bale 1983). Estos se han complementado por vías similares que han explorado la difusión geográfica de ciertos aspectos del juego (Bale 1978). Un segundo grupo de estudios ha explorado el impacto espacial y del medio ambiente de los eventos de fútbol, que van desde torneos mayores a aquellos de clubes individuales, en sus comunidades locales (Bale 1993). Estas son básicamente aplicaciones de conceptos de economía y bienestar y han llegado a explorar ambos efectos, tanto negativos como positivos, en tales eventos. Un tercer grupo de estudios, se enfoca en lo que yo denominaría deportes de paisaje. Es en este área donde la aplicación de ideas de la 'nueva cultura geográfica' ha tenido el mas claro acercamiento, continúa atravesando un amplio espectro. Por ejemplo, la colección editada mas reciente de Raitz (1995) sobre The Theater of Sport (El Teatro del Deporte) sigue un modelo tradicional mientras que en el análisis del arena de Stockholm de Allan Pred, 'El Globo' (como parte de su rara exploración de las modernidades europeas), adopta un acercamiento tan aventurero como curioso.

Aunque no esta explícitamente aplicado al fútbol, el trabajo de Pred, sobre la política y el arte de la escritura y representación, es un modelo que tiene mucho por ofrecer. Es uno de los pocos trabajos que intentan aferrarse con la 'crisis de representación' en un contexto de lugar deportivo. Mi libro Landscapes of Modern Sport (Paisajes del Deporte Moderno), trata de juntar las diferentes 'formas de ver' el deporte paisaje (Bale 1994). Parte de este acercamiento de 'paisaje' incluye estudios de la micro y meso geografía de la hinchada. El anterior, basado en el trabajo de Christian Bromberger (1992), identifica modelos bastante significativos de la ubicación de los fans dentro del estadio. La segmentación de los fanáticos en grupos relativamente homogéneos ha sido identificado por los clubes ingleses, desde Oxford United al Arsenal ( ver Bale 1992). De hecho, la más formal y oficialmente sancionada segmentación de los fans, ha sido modificada desde el desastre de Hillsborough, que llevó a dictar recomendaciones para todo tipo de estadios. Esto motivó a algunos observadores a ver el estadio como un 'espacio carcelario', inspirados por las ideas de Michel Foucault (Bale 1992).

A pesar de estos estudios, los debates sobre una geografía de fútbol apenas han sido prominentes.

Algunas alusiones que fueron hechas a la geografía de los deportes por Michael Dear (1998), han generado una discusión menor, un debate. En un escrito que responde a un 'desafío postmoderno' en la geografía humana, Dear sugirió que algunas sub-disciplinas son menos centrales que otras. Argumentó, por ejemplo, que la geografía del deporte no era central a la estructura y explicación del conocimiento geográfico y que no era el foco educativo de la misma forma en que lo es la geografía política, social y económica . En respuesta a los escritos de Dear, Jamie Scott y Paul Simpson-Housley (1989) notaron, sin embargo, que cambiando una geografía del deporte a la periferia de la 'disciplina', Dear falló en reconocer que en las 'condiciones que predominan en cualquier campo de estudio, se determina cual subdisciplina es más o menos fructífera'. Por lo que se puede argumentar por consiguiente, que la 'geografía de los deportes del fútbol gobiernan los aspectos importantes de las condiciones políticos, sociales y económicos de Río de Janeiro, y no todo lo contrario'. Las observaciones de Dear, inspiraron comentarios de Chris Philo quien rechazó el deseo de Dear de 'guardar el orden' de las cuestiones geográficas y ubicarlas disciplinariamente en 'el corazón mismo' de la geografía económica, social y política. Citando a Foucault, Philo notó como 'se puede encontrar de la mejor manera, todas las formas de discernimientos sobre los funcionamientos de la sociedad humana .. desde fuentes, que a primera vista pueden resultar marginales, periféricas, insignificantes y a menudo esotéricas' - por lo tanto una geografía del deporte puede 'abrir nuevas y excitantes ventanas como organizadora de muchos de los temas candentes en las agendas de los muchos científicos contemporáneos sociales' (Philo 1995).

Tales observaciones, si bien proporcionan una razón convincente para una geografía del fútbol, no va más allá que una teoría geográfica del deporte. Esta falta de teorización contrasta, por ejemplo, con trabajos en sociología , donde las interpretaciones del deporte han sido las raíces en muchos de los fundamentos teóricos. Muy notables han sido las aplicaciones de Norbert Elias 'el proceso de la civilización', principalmente asociadas con el trabajo de la 'escuela Leicester' (Elias y Dunning, 1986), que no niegan la importancia de Gramsci o Bakhtin, por ejemplo (Jarvie y Maguire, 1994). EL propósito de este capitulo es especular sobre una teoría geográfica del fútbol. Esto se basa en la noción de 'la no ubicación' de Edward Relph (1976) o como Augé (1995) lo pone en su mas reciente interpretación, 'sin lugar'. Es a este punto al que ahora vuelvo.

Una teoría geográfica del fútbol
Las discusiones filosóficas sobre la razón o la base para una teoría geográfica del fútbol, son pocas y lejanas entre si. Vale la pena observar, sin embargo, que en la atención trazada entre el deporte y la recreación u ocio, el geógrafo cultural Philip Wagner argumentó que no había nada de natural sobre los deportes (a lo que él se refería 'deportes de logros') y como resultado de ello son actuados en 'una rica y variada clase de lo que denominó muy estrechamente, lugares convencionalizados'(Wagner 1981). EL pequeño escrito de Wagner es importante porque básicamente define deporte (opuesto a recreación u ocio) desde una perspectiva esencialmente geográfica. El argumenta que el cuerpo deportivizado y el paisaje deportivizado son bastante diferentes de los cuerpos y paisajes de recreación, ocio y juego, un acercamiento similar al del alemán sociólogo cultural, Henning Eichberg (1998). Para Eichberg, la diferencia radica en las raíces ideológicas o filosóficas de cada una de estas actividades. Los lugares y paisajes del deportivizado fútbol son básicamente el resultado de su orientación lograda - una característica básica de todo deporte moderno, al que retornare más tarde. La orientación lograda no es central en el juego o recreación y el paisaje y ubicación de esas actividades son, por consiguiente, diferentes. De ahí, el paisaje requerido para patear jugueteando una pelota es fundamentalmente diferente del serio negocio de 'jugar' fútbol profesional.

Mi modelo -al que quizás pueda haber una mejor manera de presentarlo- tiene un teorema básico que el paisaje del fútbol debe ser uno de los que no tienen ubicación. Nótese que este modelo de que 'debe ser', es un modelo normativo que, en este caso, se funda en las normas del juego mismo. Estas normas proporcionan la lógica detrás del modelo. Con los modelos normativos sería una perdida de tiempo explorar si ellos encajan en el mundo real ya que a partir de él, el modelo esta basado en 'lo que debe de ser' en lugar de 'lo que es'. Por otra parte, es posible que el mundo real (en este caso el 'paisaje' de fútbol) ponga mas estrecho al modelo, indicando que el modelo tiene algunas cualidades predictivas. Si el mundo no encaja al modelo, no infiere que el modelo este equivocado; mas bien, es el mundo el que necesita corrección para poder ajustarse a las normas del modelo, asumiendo que las normas están ampliamente subscriptas a él. Al explorar el paisaje del fútbol, predigo que las normas del juego alientan lógicamente a la 'no ubicación' del paisaje y llego a la conclusión de que a través del tiempo ha habido una tendencia a que los lugares de fútbol vuelvan en mayor escala a carecer de lugar. Al mismo tiempo noto, sin embargo, que ha habido una contra tendencia a retener un grado de completa ubicación. Hay, por consiguiente, una tensión entre lugar y el carecer del mismo, el no-lugar.

Debido a que la desubicación, el no-lugar, presenta un rasgo central del modelo, voy a resumirlo a él como la existencia de un paisaje relativamente homogéneo y estandarizado que disminuyen la variedad de específicos lugares locales, característicos de las sociedades pre-industriales. Se refleja en lo que a menudo es llamado un crecimiento 'sin igual' en la sociedad . El termino 'sin lugar' esta asociado principalmente con el geógrafo Edward Relph (1976), aunque también ha sido aplicado en las áreas de arquitectura y estudios de teatro (ver Bale 1994). En la mayoría de las áreas de vida donde el no-lugar existe, parecería que este surge de factores extrínsecos a la actividad a la que se impone. Por ejemplo, los restoranes de la cadena McDonald's, no tienen que ser iguales, para que las hamburguesas sean producidas. Así mismo, las casas de los suburbios no tienen que ser iguales para ser catalogadas como lugares de residencia. Los edificios de propiedad horizontal no tienen que ser todos regularizados para oficinas, para ser considerados lugar de trabajo. Puede que sea mas eficaz y racional verlo así, pero no es condición necesaria en absoluto. El no-lugar en tales contextos, existe, principalmente por razones comerciales, de planeamiento o de diseño. En los deportes en cambio, argumentaré que ese no-lugar es intrínseco a la actividad envuelta.. Esta es parte de las normas de deporte, una parte -a menudo oculta- en donde subyacen ( y algunas veces chocan) ideologías del 'fair play' y la orientación alcanzada.

Mi teoría básica es que la lógica alcanzada del fútbol, busque eliminar un lugar (un área única o espacio poblado) y lo reemplace con espacio- o 'no-lugar' o la no ubicación. En deporte las presiones son para moverse firmemente hacia la eliminación de las diferencias de lugar-a-lugar y no para producir inflexiones regionales en el paisaje (excepto en un sentido superficial). Tal aserción se basa en los dos conceptos centrales del fútbol profesional; éstos son el 'fair play' y el logro alcanzado. Cada uno de éstos van a ser examinados por turno.

1. Fair Play. La noción del fair play fue establecida en fútbol por 1850, debido que emergió como un fenómeno de masas moderno. "Fair play" incluía el establecimiento de reglas comunes, principalmente referidas al comportamiento pero también al espacio donde el fútbol era jugado. La regla espacial mas básica era la imposición de un límite que marcaba el campo de juego que servía explícitamente para marcar la línea de separación entre jugadores y espectadores. Dentro de esa línea, el espacio estaba 'purificado' siendo purgado de espectadores, de modo que no podían ya mas interferir con los jugadores y con el progreso del mismo juego. Era una forma de territorialización, el del poder por encima de personas y espacio. (Sack 1986). Esta era una manera de hacer del fútbol un juego mas justo. Ninguna de esas reglas, sin embargo, se hicieron en relación al lugar. Podría haber tribunas, gradas cubiertas o campos abiertos; los espectadores podrían ser 100,000 o mas o menos de 10. De ahí, tenemos en fútbol reglas que claramente especifican las dimensiones espaciales del área de 'juego' (mas tarde, 'trabajo') pero los detalles del conjunto del paisaje que rodeaba - incluyendo los espectadores - fueron dejados sin especificación. Si los espacios de fútbol eran diferentes de juego en juego, el resultado podía ser mas risible, y esto existió, por supuesto, en pre-modernas y menos serias formas deportivas. Un paisaje no especializado de fútbol fue ocupado por cuerpos no-especializados - la presencia del cuerpo grotesco se encontró en los paisajes menos serios en el que tales actividades eran practicadas. Con el crecimiento de la seriedad del juego vino el crecimiento de la seriedad del paisaje en el que se llevo a cabo.

Para la mayoría de los deportes los parámetros espaciales se prescriben muy precisamente. En el caso del fútbol la extensión espacial prescrita del campo de juego varía ligeramente pero la geometría y tamaño de los segmentos sobre el campo de juego son regularizados y definidos con precisión. Dado los márgenes limites dentro de los que se permite variar el tamaño del campo de juego es sabido, no obstante, que los managers de los equipos, alteran el ancho y/o largo de los juegos contra ciertos oponentes. Se ha dicho a menudo que el 'espacio' del campo de juego de Wembley perjudica a ciertos equipos. Esto parece contradecir la lógica del fair play .Para el ethos del fair play, se tiene que satisfacer cada espacio (y, sugiero mas tarde, cada lugar) en el que un determinado deporte ocurre y debería lógicamente ser el mismo; porque de otra manera, un participante o equipo podría ser injustamente aventajado.

Un ejemplo de tal desventaja injusta- aunque no a menudo pensado como que se atraviesa los limites del juego justo- radica en el caso de los esquiadores de laderas de montañas que viven, por decir en Austria, y compiten con aquellos que viven , por decir, en los Países Bajos. Obviamente, se piensa que el primero tiene una amplia e injusta ventaja, pero es tolerada por aquellos que manejan el deporte y muchos van a argumentar que no es necesariamente injusta. Como Roger Gardner (1995) argumenta, sin embargo, esta protesta 'parecería sugerir por lo menos mas análisis: porque, a partir de aquí en tiempo, tales ventajas no parecen tampoco ser claramente justas'. Un ejemplo análogo del fútbol seria uno en donde el topográfico origen de los campos de juego sea diferente. De ahí, un club que tiene un campo de juego con una cuesta idiosincrásica, por ejemplo, se lo juzga a menudo de poseer una 'injusta ventaja' sobre su oponente durante los juegos , cuando ellos son locales. Déjenme llevar este argumento un poco mas lejos con otro ejemplo hipotético a partir del fútbol. Asumiendo que la Liga de Fútbol permite a los clubes jugar en cualquier superficie , ya sea natural o sintética. Asumiendo también que solo dos clubes mantienen la superficie natural (pasto). ¿Sería 'fair play' cuando estos dos clubes jueguen con cada uno de los otros clubes de la liga?. Parecería haber una fuerte tendencia a decir que no lo sería, y que las autoridades del fútbol deberían lógicamente determinar la misma superficie para todos los clubes. Para que el 'fair play' se lleve a cabo, por lo tanto, sugiero inicialmente que la superficie del campo de juego debería ser - literalmente- pareja. Este punto de vista ha sido explicado con mucho ahínco por el filósofo Paul Weiss. Aunque se abrigó en el contexto del campo del atletismo, su idea general también aplica al fútbol:

'Idealmente un grupo de condiciones normales para una carrera, es aquella en donde no hay viento, no hay interferencia, no hay intervalos entre la señal y la salida y no hay irregularidades en la pista - para abreviar sin desviaciones de lo que es una situación standard'. (Weiss, 1986)

Reemplace la palabra 'carrera' por la de 'juegos' y parece lógico que tales 'situaciones standard', podrían aplicarse también en el fútbol. Las situaciones standard son casi sinónimos con la palabra 'no lugar'.

2. El logro alcanzado. Una característica crucial del deporte moderno que la distingue entre los antecedentes de los juegos de pueblo y recreación, es su orientación alcanzada, que está asociada con la búsqueda de récords. Para que los récords y 'progresos' sean significativos, cada espacio donde la 'performance' sea alcanzada debería de ser la misma - exactamente la misma o la medida de tales progresos sería imposible. La 'producción' de un récord requiere el 'no lugar'.

Aquí está la analogía deportiva del plano isotópico - la solución racional a los problemas de la variedad e individualidad, impuestos por el lugar. De hecho, aunque (como fue mencionado anteriormente), el tamaño de los campos de juego varía, las dimensiones espaciales de los puntos y los segmentos en los campos de juego de fútbol han sido prescrito con exactitud; el área de penal, los círculos del centro, la penalidad deportiva y la línea de mitad de cancha, tienen todas las dimensiones precisas en cuanto a cantidades. Tienen que ser las mismas en cada campo de fútbol en el mundo. Dadas estas regularidades espaciales, el progreso en el desarrollo táctico del juego se puede producir. Se pueden desarrollar habilidades que serían muy difíciles si las configuraciones espaciales del campo de fútbol difieren de lugar a lugar. En esas vías, la geometría triunfa sobre el espacio, segmentándolo y territorializándolo.

Ha sido visto el triunfo de la geometría sobre las condiciones naturales y existe una considerable presión para eliminar la naturaleza del paisaje del deporte. La interferencia del medio ambiente en un partido de fútbol puede ser injusta. Un fuerte viento que sopla sólo durante la segunda parte del partido pone a un equipo en desventaja. Esta y otras clases de interferencias del medio ambiente pueden ser eliminadas, llevando a los deportes a jugarse en lugares cerrados, una tendencia común que se ve hoy en día en Norte América y en algunos otros lugares. La introducción de estas superficies artificiales puede llevar a futuras predicciones y a 'no lugares'. Hasta que éso suceda, la 'ciencia del césped' busca proporcionar superficies que, en efecto, difieran lo menos posible una de la otra, y al mismo tiempo, alentar el progreso en habilidades técnicas.

Hasta ahora he sugerido que hay una lógica y una tendencia a eliminar ciertos factores del medio ambiente para subscribirse a la lógica del 'fair play' y los protocolos del deporte alcanzado. Creo que hay una considerable evidencia de que el paisaje del fútbol- al menos, el campo de 'juego' - se vuelve más predecible, y por lo tanto más 'sin-lugar' , a través del tiempo. Los contribuyentes a las revistas escritas por y para fans de fútbol lamentan la 'arquitectura de recipiente' de sus estadios y la igualdad del ambiente del fútbol ,y los filósofos del deporte llegan a una predicción similar para el paisaje lógico del alcance deportivo. Sin embargo, la 'fabrica' de cualidades del entorno del fútbol son difíciles de negar - y de resistir. Aunque en 1882 pudo haberse evitado que los espectadores invadan el campo de juego circundados por la línea blanca alrededor del mismo, aún actualmente, ellos hacen literalmente 'ruido' con respecto a mi teoría propuesta. Es a los entusiastas, a los fans, por consiguiente, a los que ahora vuelvo.


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Lecturas: Educación Física y Deportes.
Año 3, Nº 10. Buenos Aires. Mayo 1998
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