En un estadio como antes jamás se había visto, con una ornamentación y un recibimiento especial, el público sanjuanino esperó a la selección para alentarla frente a su gran rival, Portugal. Fue realmente una gran fiesta, completa en todo sus aspectos deportivos, organizativos, como espectáculo en sí. Realmente inolvidable.

   En lo deportivo, fue sin dudas el mejor encuentro del campeonato, por como se suscitaron los cambios en el marcador y por lo agónico de la definición.

   Arrancó Argentina queriendo presionar al rival pero Portugal, a través de la experiencia y la categoría de sus jugadores, no acusó recibo y comenzó también a manejar la bocha por medio de la velocidad y calidad de su estilo de patinaje único en este Mundial. Mientras tanto, Argentina mostraba algunas jugadas que creaban peligro, pero sin mucha claridad.

Argentina 3 - Portugal 2

   No tardó entonces la llegada del primer gol de Portugal de Felipe Pinto Gaidao que aprovechó una falla del portero nacional (no dio garantías a sus compañeros) y se abrió el marcador. Pero parece que la suerte estuvo del lado del seleccionado nacional pues trascartón consiguió el empate a través de su capitán, José Luis Páez. 1 a 1 y a empezar de vuelta.

   El matiz del partido no cambiaba, es decir, Argentina Intentando y Portugal esperando la falla del oponente para poder concretar. Así finalizó el primer tiempo. Comenzado el segundo, el técnico nacional intentó con algunos cambios pero la situación no cambiaba. Portugal con su experiencia podía controlar las acciones y esperar el error. Error que se produjo nuevamente por otra falla de Juan Oviedo, que significó otro gol de Gaidao y el partido si entró en un terreno difícil para el equipo local, ya que tenía que buscar el partido y exponerse a los contragolpes lusitanos, que por cierto en algunos caso no se concretaron por un exceso de respeto a nuestra selección.

   Allí comienza otro partido, el de los nervios, el del aliento ensordecedor del publico y comienzan a jugar los jugadores hacia los cuales la afición tiene más esperanzas: José Páez y Panchito Velázquez. Y aparecieron, y a ellos se sumó Gaby Cairo, que recién ingresado del banco (había sido sacado por el técnico), le retribuye la confianza con un hermoso gol y 2 a 2.

   En esos momentos y por primera vez, publico había comenzado a pedir a Osvaldo Raed, que a nuestro criterio podría haber estado unos minutos en la cancha dada su astucia para convertir.

   Finaliza empatado el tiempo reglamentario, se comienza a jugar el tiempo suplementario siempre en la misma tesitura que los anteriores pero sumándole ya por parte fundamental de los portugueses mucha más cautela. Pero se olvidaron que del lado de Argentina juega un tal Panchito Veláquez, un desenfadado total a la hora de arriesgar, y como dice el refrán, que el que no arriesga no gana.

   Panchito, pasando por detrás del arco cuando quedaban apenas 1 minuto con 15 segundos para ir a los penales, realizó una jugada de prestidigitador (Páez dijo que ni en entrenamientos la había realizado), levantó la pelota y la puso entre el casco del arquero y el travesaño. Un verdadero GOLAZO.

   Allí se desató el delirio y la algarabía. Una locura generalizada que terminó con caravanas por el centro de San Juan y los bares de los alrededores todos llenos. Superado el primer escollo, el domingo la definición.

España a la final

   España dio cuenta en un rudo partido de Italia por 3 a 1. Un triunfo sin ningún tipo de dudas para la selección española que consolidó la misma a través de un aplomado juego de conjunto. Fue respaldado por el tremendo trabajo de Alberto Borregan, gran jugador que siempre estuvo para solucionar cualquier problema que tuviera su equipo y además convirtió dos goles. Afirmo sin temor a equivocarme que el domingo llegan a la final los dos mejores equipos del torneo.

Ultimo momento: Oviedo afuera de la final

   Al parecer, el arquero titular de Argentina, Juan Oviedo, habría sufrido una seria lesión en su rodilla, de la cual estaba operado el año anterior. Esto lo marginaría de la final desgraciadamente. Marasco, su reemplazante, cumplió hoy una correcta labor los minutos que le tocó jugar.