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La cárcel de papel (y de las ondas)
del lenguaje futbolístico

   
Humorista ligado a la revista La Codorniz
Una reseña de su trayectoria en
http://www.idiomaydeporte.com/pgarcia.htm
 
 
Pgarcía
(España)
 

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 93 - Febrero de 2006

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    Reunido el Tribunal Superior de las Buenas Letras de la Academia de Humor a petición de la Fiscalía General de "La Golondriz", para someter a consideración los dislates que se cometen nuestro lenguaje por parte de los informadores futbolísticos, examina las siguientes expresiones: LA ENVERGADURA, AL TÚNEL DE VESTUARIOS, JUGADORES TÉCNICOS, HACER UN TÚNEL, HACER UN CAÑO y HACER UNA VASELINA.

    El señor Fiscal expone lo siguiente:

La envergadura

    He aquí una imprecisión muy frecuente: la de referirse a un futbolista alto o recio como de gran envergadura. La definición exacta de envergadura es "distancia de los brazos humanos completamente extendidos en cruz", de donde se deduce que un sujeto bajito pero con los brazos muy largos puede ser jugador de gran envergadura y un futbolista de dos metros pero bracicorto será jugador de pequeña envergadura. A los individuos grandotes el calificativo que les cuadra es el de "corpulentos" ("corpulencia = grandeza y magnitud de un cuerpo"). Pero, por extrañas motivaciones que escapan a nuestra percepción, los profesionales de la descripción futbolística, son muy reacios a emplearlo en favor de la exactitud.


Al túnel de vestuarios

    Una elevada cantidad de narradores de partidos de fútbol, al concluir cualquiera de las dos partes en que se divide el encuentro y tras anunciar el pitido final del árbitro, suelen rematar ahuecando la voz: "¡Jugadores al túnel de vestuarios!" . La imprecisión no puede ser mayor. ¿Significa que los veintidós futbolistas van al túnel que conduce a los vestuarios se quedan allí? ¿Permanecen a la espera del comienzo de la segunda parte, si fueron al túnel de vestuarios al concluir la primera? ¿Qué hacen los veintidós, tan apretados corno estarán, en el túnel de vestuarios? ¿Reciben felicitaciones o regañinas de los dos entrenadores y consignas para los siguientes cuarenta y cinco minutos? ¿Se enteran ambos conjuntos contendientes de lo que hará el adversario ya que en los túneles de vestuarios no existe la menor privacidad? Y si han ido al túnel de vestuarios tras concluir el encuentro ¿se visten allí? ¿Se ponen la ropa de calle sin siquiera darse una ducha ya que no hay duchas en los túneles de vestuarios? ¿Y por qué no pueden ir a los vestuarios? Todas estas cuestiones las plantea la errónea fórmula "¡Jugadores al túnel de vestuarios!" . Con decir: "Jugadores, a los vestuarios", bastaría. Y se ahorraría el túnel.


Jugadores técnicos

    He aquí una alusión que se escucha con gran frecuencia a los comentaristas: la que se refiere a los jugadores técnicos. "Raúl posee una gran técnica, Zidane es un jugador muy técnico, la selección nacional española es eminentemente técnica", etc. Pues con ella los cronistas presumirán de entender de fútbol, pero al mismo tiempo dejan bien clara su ignorancia del vocabulario más elemental. Porque, entre otras cosas "técnica es la persona con conocimientos especiales de una ciencia o arte", y el fútbol ni es arte ni es ciencia, deporte, y gracias. Cierto que determinados ases del balompié son capaces de colocar la pelota con notable precisión a gran distancia, donde se halla un compañero desmarcado, o de situarla en un concreto espacio vacío al que accede otro de su equipo a gran velocidad dejando al adversario con dos palmos de narices; cierto es que los hay que regatean de maravilla y no hay manera de arrebatarles el esférico; y que los hay asimismo con virtudes similares. Pero eso, en español, no se denomina "técnica": el término exacto es el de "habilidad". Dice el Diccionario: "Habilidad, gracia y destreza en ejecutar una cosa que sirve de adorno al sujeto, como bailar, montar a caballo, etc." Y añadimos nosotros: en el etcétera que abre el Diccionario cabe perfectamente "el jugar al fútbol".


Hacer un túnel

    Hacer un túnel, como todo el mundo sabe, consiste en abrir un paso subterráneo para el tránsito de un ferrocarril o de una carretera, estableciendo comunicación a través de un monte, por debajo de un río, etcétera. En el lenguaje futbolístico, no. Cuando un jugador cuela el balón entre las piernas, los periodistas especializados siempre se refieren al "túnel". Mendieta le hizo un túnel a Donato, o Juanchi acaba de hacerle un túnel a Lauren son expresiones que están hartos de escuchar los seguidores de estos profesionales. Para el no iniciado la locución le resulta difícil de interpretar si se atiene a la literalidad de la misma. ¿Es que Mendieta había ahondado el césped a los pies de Donato? Y ¿con qué? ¿Armado de pico y pala, como un zapador? ¿Simplemente con sus fuertes manos? Nada de eso. Se trata de una jugada habilidosa que los narradores transforman en metáfora, Pero al aceptarse, repetirse y prodigarse, pasa a la categoría de frase hecha que se incorpora al lenguaje periodístico-deportivo con toda naturalidad. Y a los que no están en el ajo los desquicia, Porque al escuchar que Juanchi acaba de hacerle un túnel a Lauren, se imaginan que el tal Juanchi esta agujereando al pobre Lauren hasta producir un hueco lo suficientemente grande como para que pueda pasar el balón. Y, por unos segundos, la visión de la pobre víctima del túnel, tumbada en el césped, ensangrentada, perforada y mutilada, le sobrecoge.


Hacer un caño

    Esta metáfora, que se utiliza para alternarla con la anterior describe lo mismo, y seguramente quien primero la situó en uso fue por alguna asociación inconsciente entre "túnel = paso subterráneo" y "caño = mina o paso subterráneo para comunicarse una parte con otra" . De este modo el inventor añadió un toque original a la subterraneidad de la imagen. Claro que también pudo intentar establecer una similitud entre la jugada y la acepción de caño como "albañal, tubo de desagüe", por donde el rival "desagua" el balón. Porque el pasar la pelota entre las piernas mal cerradas del adversario difícilmente admite similitud con "caño: tubo corto de metal u otro material que forma una tubería". En ese caso, mejor habría estado decir Fulano le hace una tubería a Mengano.

Hacer una vaselina

    Ya se sabe que la vaselina es "una sustancia grasa, que se extrae del petróleo y se utiliza en farmacia y perfumería". Uno de sus usos domésticos más extendidos es el de lubrificante, sobre todo de partes corporales. Cuando, por ejemplo, un dedo rígido no admite un anillo la sabiduría popular aconseja untarlo con vaselina. Pues bien: en los relatos futbolísticos es muy frecuente escuchar que Raúl le hizo una vaselina al portero adversario, o que Morientes coló un gol de vaselina. El destinatario poco iniciado en el lenguaje futbolístico puede creer que el delantero protagonista impregnó en esa grasa el balón para que se deslizase entre las manos del jugador adversario. Pero no; se trata simplemente de que, viéndole o pillándole un poco adelantado del marco que debe defender, le mandó el esférico por encima de la cabeza, a una altura que no podía alcanzar con las manos, para lograr el ansiado gol. Algún poeta de la narración balompédica a quien no tenemos localizado empleó por primera vez la imagen que hizo furor inmediato entre sus colegas. Desde entonces nadie que se precie narra que ha colado el balón por arriba, se refiere impepinablemente a la vaselina.

     Una vez escuchado el Ministerio Fiscal se concede el turno de réplica a la defensa. Y como ésta nada argumenta en contra de lo expuesto, el Tribunal falla considerando dislates futbolero-lingüísticos las expresiones LA ENVERGADURA, AL TÚNEL DE VESTUARIOS, JUGADORES TÉCNICOS, HACER UN TÚNEL, HACER UN CAÑO y HACER UNA VASELINA, declarándolas fuera de la ley de las Buenas Letras.

En la Academia de Humor, a 1 de enero de 2006.

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