EL DESAFIO DE CLIO: EL DEPORTE COMO OBJETO DE ESTUDIO DE LA HISTORIA
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Pensar al deporte como objeto para explicar las relaciones sociales no es, absolutamente, nada nuevo. Eric Hobsbawm, renombrado historiador, piensa al deporte como uno de los dos elementos capaces de establecer la pertenencia a la burguesía o a la clase media, en la Inglaterra, en los finales del siglo XIX y principios del XX.

"Todos exigían que se cumplan dos condiciones: debían distinguir claramente los miembros de la clase media de los de las clases trabajadoras, de los campesinos o de otros ocupados en trabajos manuales, y debían presentar una jerarquía de exclusividad, sin eliminar la posibilidad del candidato de ascender los peldaños de la escala social. Un estilo de vida y una cultura de clase media era uno de estos criterios: una actividad ociosa y especialmente la nueva invención, el deporte, era otro; pero el principal indicador de pertenencia de clase paulatinamente vino a ser, y siguió siendo, la educación formal." 17

Como una tradición inventada, Hobsbawn nos abre camino para que estudiemos al deporte como un instrumento, entre tantos otros, utilizado para inculcar ciertos valores y normas de comportamiento a través de la repetición. 18 De esta manera, el deporte puede ser un indicio, un indicador, de la relaciones humanas y de las acciones que las legitiman, pudiendo, en algunos casos, colocarse como soporte de la cohesión grupal. 19 Para el autor, el deporte para la clase media representaba el intento de desarrollar un nuevo y específico modelo de ocio y un estilo de vida, un criterio flexible y amplio de admisión en un grupo, además de eso, el ascenso del deporte proporcionó nuevas expresiones de nacionalismo a través de la escuela o creación de deportes nacionalmente específicos. 20 En este sentido, la cita que inaugura el presente ensayo es bastante significativa y emblemática acerca de la conmoción nacional que la partida de la selección brasileña de fútbol proporcionó a los simpatizantes y, principalmente, a los ciudadanos brasileños.

En otro sentido, el deporte también es un indicador de modelos de socialización y de conducta. En este sentido, tenemos que estar atentos en la importancia de las condiciones que orientan las competencias deportivas volviéndolas atractivas y excitantes para un número cada vez mayor de espectadores. Un largo proceso, que para Norbert Elias, es un ejemplo más del desarrollo de la civilización. 21 Y, que se constituye, en el siglo XX, como la representación simbólica de la forma no violenta y no militar de competición entre Estados. 22 Sería una especie de contrapeso frente a las tensiones que crean las sociedades desarrolladas. O sea,

"En cuanto a la emoción está bastante reprimida en la ocupación de aquello que se encara habitualmente como las actividades serias de la vida -excepto la excitación sexual, que está más estrechamente confinada a la vida privada-, muchas ocupaciones de ocio ofrecen un soporte imaginario que se destina a permitir la emoción, a representar, de alguna manera, lo que tiene origen en muchas situaciones de la vida real, aunque sin sus peligros y riesgos." 23

El descontrol "controlado" favorecido por el deporte se presenta como un antídoto contra el stress de la vida real a través de tensiones miméticas, limitando el peligro y la tensión de la realidad en contraposición a aquéllos creados en una prueba deportiva. Pero además de lo emocional, el deporte también favorece el estudio de las acciones humanas en grupo, teniendo en vista que el proceso del juego es exactamente este: una configuración dinámica de seres humanos cuyas acciones y experiencias de interrelacionan continuamente, representando un proceso social en miniatura. 24

Pero, en qué pueden concretamente contribuir la Historia social y la Historia cultural?. ¿Por qué el deporte sería, por excelencia, el objeto por excelencia, el objeto de estas futuras dos áreas de la historia?. Más que respuestas acabadas, lo que intentaremos situar son los elementos para futuras discusiones. Exactamente, por ser un objeto todavía reciente para la Historia, muchos debates serán necesarios para esclarecer cada vez más las posibilidades metodológicas. Intentaré, entonces, exponer algunas de ellas.

Nacida para contraponerse a la Historia factual, centrada en héroes y batallas, la Historia social entendida por los Anales, priorizaba los fenómenos colectivos y las tendencias a largo plazo. 25 A partir de la década del '60, la Historia social se presentó más próxima a la antropología, privilegiando los abordajes socioculturales por sobre los enfoques socioeconómicos. En este sentido, Hebe Castro apunta múltiples referencias.

"En primer lugar, la elaboración de una noción de cultura percibida como inherente a la naturaleza humana y que engloba e informa toda acción social. En la perspectiva de Geertz, toda acción humana (y no sólo el hábito o la costumbre) está culturalmente articulada para que pueda tener sentido en un determinado contexto social. Es la cultura compartida la que determina la posibilidad de sociabilidad en los colectivos humanos y da inteligibilidad a los comportamientos sociales." 26

En el ámbito de la sociabilidad y de las conductas de los colectivos humanos, el deporte, sin duda tendría un papel relevante como objeto de estudio. No sólo por el aspecto grupal de ciertas prácticas deportivas, sino por los símbolos y conductas sociales que implican. Profundizando un poco más en la cuestión de la sociabilidad podemos remitirnos a generaciones de atletas, redes de amistades y de rivalidades. Y, no sólo de atletas profesionales, sino también, de grupos deportivos que restringen sus integrantes de acuerdo con la clase social a la que pertenecen. Además de las trayectorias de tales grupos es posible marcar algunas características del "pertenecer a una clase", de las relaciones comunes de una generación. El mundo deportivo es un mundo aparte con redes complejas, de ahí la necesidad de comprender la manera como las cofradías se van formando, en las prácticas características de cada clase social. 27 En este sentido un análisis socioeconómico se puede volver extremadamente revelador, mostrando conflictos sociales y formas de marginalizaciones. Basta, simplemente, que tomemos el ejemplo de los diversos casos de violencia de hinchadas, ocurridos no sólo en países pobres, sino también en sociedades que presentan un nivel socioeconómico satisfactorio para la mayor parte de la población, como es el caso de Inglaterra.

"A partir de las zonas fabriles de marginales que se forman en los suburbios de la mayor parte de las grandes ciudades más desarrolladas, las personas, en especial los jóvenes, miran a través de las ventanas el mundo establecido. Pueden ver que es posible una vida con más sentido y más afortunada de lo que es la suya propia. Sea cual fuera su sentido intrínseco, eso dejó un significado para ellos y saben, o tal vez apenas pueden advertir, que están privados de eso para toda la vida. Y aunque a veces consideren que les fue originada por una gran injusticia, no siempre está claro entender por quien fue cometida. Por este motivo, la venganza es, con frecuencia, su grito de guerra. Un día la gota de agua desborda y ellos procuran vengarse contra alguien." 28

Además de la cuestión social y conductual, hay también otro aspecto que es lo simbólico. Un área de investigación todavía poco explorado por la Historia cultural, preocupada con la sexualidad y la moralidad cotidiana del período colonial del siglo XIX, o también, con la mentalidad y la cultura esclavista. 29 Sin embargo, su interés por lo informal, como fiestas, creencias, etc., abre al historiador espacios para el estudio del ocio o del deporte. Gestos, colores, emblemas o artificio que rodea las prácticas deportivas pueden ser objeto de estudio de la Historia cultural. De la misma manera como las banderas e himnos nacionales evocan y representan el patriotismo de una nación, tales símbolos pueden tener el mismo tratamiento en relación a los clubes o agrupación de atletas. 30 De otro modo, en el aspecto representativo, muchas veces el propio atleta es ya un símbolo. Al referirse a los mecanismos por los cuales el fútbol creaba una identidad y auxiliaba la ideología nacionalista en la década del '30 en Brasil, Fábio Franzini nos remite a las sutiles fronteras entre el deporte, la sociedad y los símbolos de los cuales primero es capaz de influir en el imaginario de la población.

"Los jugadores eran los representantes de Brasil en el exterior, y de ellos se esperaba lo mismo que de la nación: coraje, disciplina, y, por encima de todo, patriotismo. Pero lo más importante era que el pueblo brasileño veía que estos representantes no eran extraños; por el contrario, habían salido de su interior: eran negros, mulatos, hijos de inmigrantes, precisamente aquellos que conquistaron el fútbol de los pies de la élite para transformarlo en una de las expresiones populares más arraigadas. Más allá de la importancia de la ideología nacionalista de aquel momento, esa primera identificación, del pueblo con sus jugadores y de éstos con la nación, fue fundamental para promover la cohesión nacional en torno al fútbol." 31

No sólo el fútbol sino otros deportes pueden contribuir a la formación de una identidad de un determinado grupo o hasta ciudad. Partiendo de este presupuesto es que Gastón Gil analiza el basquet de la cultura urbana del interior de Argentina. 32 Para el autor el deporte es

"...un foco de una extraordinaria variedad de posibilidades de identificación, al modularlas de acuerdo a los hábitos específicos de las diferentes categorías de espectadores: identificación, por supuesto, con una ciudad, una región, con una firma o compañía en términos del estilo del equipo del que uno es hincha; una identificación preferencial con tal y tal tipo de jugador de acuerdo a las cualidades (fuerza, fineza, sentido de organización...) que son valoradas en un propio universo cultural y práctica profesional; la identificación de un equipo o club con una imagen ideal de vida colectiva; la identificación de una drama que constituye el juego con sus experiencias (felices o infelices) de la propia experiencia personal de un sujeto." 33

Además de la identificación que el deporte puede determinar en la cuestión simbólica y ritualística, también, deber ser observada. En cuanto práctica deportiva repetitiva y de alto contenido dramático el deporte presenta una ritualidad que le es característica, revelando el sentimiento de pertenencia o de exclusión, marcando las diferencias sociales, y al mismo tiempo, propiciando la cohesión y la identificación grupal. Entonces,

"...celebración del rito no anula todas las diferencias, sino que, eventualmente, anula aquellas que se derivan de lo que acabamos de llamar la primera alteridad (la relativa a la edad, al sexo, etc.). En cuanto a lo demás, la celebración del rito se organiza alrededor de las alteridades diferentemente constituidas, alteridades funcionales que ponen en escena (...) diferencias derivadas de la primera alteridad (separar los hombres de las mujeres, por ejemplo) y relativizar por eso la identidad compartida: ésta es compartida ahora sólo por la presión de diferencias que no se conciben planamente como relativas, como teñidas en cierta forma por la identidad. El dispositivo ritual alcanza su límite y el de su eficacia cuando la alteridad que le es propia (oficiantes/asistentes, etc.) abarca, de manera más o menos amplia, la alteridad social que dicho dispositivo debe reconocer y tratar. Ese vuelco de la relativización (la identidad compartida sólo es relativamente a la ceremonia y las alteridades corresponde a diferencias insuperables) es notorio en los rituales llamados de inversión, en los que las diferencias se presentan, se imitan, pero no se borran." 34

Consideraciones finales
Pensar tales áreas de investigación exige, en contrapartida, un trabajo especial con las fuentes. En este sentido, es preciso estar atento a la gran variedad de fuentes disponibles: desde las más convencionales (periódicos, revistas, fotos, actas de reuniones, libros de contabilidad de los clubes, listas de socios, etc.), hasta las menos convencionales (emblemas, uniformes, himnos, gritos de guerra de las hinchadas, etc.).

Además, naturalmente, las posibilidades de las fuentes orales, comprendiendo relatos de artículos y de nuevos ídolos. La Historia oral permite la elaboración de documentos que pueden descubrir diversos procesos de formación de una imagen, de elementos distintivos que constituyen cada generación. Trayectorias que pueden ser divulgadas a través de relatos de simpatizantes y de especialistas del tema deportivo. Las fuentes visuales también, pueden y deben ser utilizadas, siempre intentando incorporar los dispositivos que las produjeron. De los materiales publicados, los reportajes deben ser entendidos y analizados buscando los mecanismos a través de los cuales los medios de comunicación construyeron o destruyeron los mitos y las formas diferenciadas de formación de la opinión pública.

Con todo, es importante que el historiador no pierda de vista la metodología adecuada a cada tipo de fuente y, mucho menos, la crítica que cada una de ellas deberá sobrellevar. Una cuestión bastante conocida para los historiadores de formación pero no, tal vez, para los estudiantes y profesores del área de educación física, aunque pueda provocar cierto malestar. Sin la pretensión de hacer un breve manual metodológico, es preciso resaltar que sin una total afinidad entre teoría, metodología y empiria, sin una preocupación con el recorte temporal y espacial del objeto es, absolutamente imposible, estar haciendo Historia sobre cualquier tipo de objeto. 35

Parece que está instalado el desafío de Clío hacia sus discípulos historiadores. Nos cabe adentrarnos en el juego sin perder de vista sus reglas, la metodología adecuada en el tratamiento de las fuentes y los instrumentos teóricos que, en simbiosis, junto con el propio objeto de estudio, contribuirán a construir nuevas perspectivas acerca de la existencia del hombre, en el tiempo y en el espacio.


Notas
1 . "Uma apotheose o embarque da embaixada brasileira para a França!". A Gazeta - Edição Esportiva. São Paulo,

2 . FRANZINI, Fábio. "Futebol, identidade e cidadania no Brasil dos anos 30". En: XIX Simposio de ANPUH, Belo Horizonte, 1997.

3 . Conforme MELO, Victor A. de. "História da Educação Física e dos Desportos". En: FARIA JÚNIOR, Alfredo Fomes et alli (org). Uma introdução a Educação Física. Niterói, Ed. Corpus, 1988. (en prensa). p. 5.

4 . AISENSTEIN, Angela. "La investigación histórica en Educación Fisica". Lecturas: Educación Física y Deportes. Año 1, Nº 3, Buenos Aires. Diciembre 1996.

5 . Como el Dr. J. A. Mangan, Chris Rogek y el sociólogo Eric Dunning.

6 . No podemso dejar de resaltar algunos historiadores brasilños ya incluidos en el proceso: Isabel Marson, Cecília Salles de Oliveira, Plínio Labriola e Edgar Deddeca. Además de un espacio virtual de intercambio de información: la lista de discusión CEVHIST, moderada por profesor Victor A. de Melo (victor@marlin.com.br).

7 . Ver MELO, Victor Andrade de. "História da Educação Física e do Esporte no Brasil - Panorama, perspectivas e problemas". Revista Eletrônica de História do Brasil. Juiz de Fora : UFJF, vol. 1, n. 1, mayo/97, p. 13.

8 . CARDOSO, Ciro Flamarion e VIANFAS, Ronaldo (org). Domínios da História: ensaios de teoria e metodologia. Rio de Janeiro : Campus, 1997.

9 . Los cuatro trabajos fueron: SILVA, Eliazar João da. "A função social do futebol no Brasil (1894-1920), CABO, Álvaro Vicente do. "Copa do Mundo de 50 - Nação, confronto e derrota", FRANZINI, Fábio. op. cit., PEREIRA, Leonardo Affonso de Miranda. "A Pátria calçando chuteiras: o futebol e a emergência social do nacionalismo". Caderno de Resumos - XIX Simpósio Nacional de História da ANPUH. Belo Horizonte, FAFICH/UFMG, 1997.

10 . Informativo - XIX Simpósio Nacional de História: História e cidadania. Mayo/1997, Ano II, n. 02, Belo Horizonte, MG. p. 2.

11 . SILVA, Eliazar João da. "A História do futebol no Brasil". Caderno de Resumos - XVIII Simposio de Historia de ANPUH. Recife, UFPE, 1995.

12 . CASTRO, Hebe. "História Social". En: CARDOSO, Ciro F. y VIANFAS, R. (org). op. cit., p. 55.

13 . VAINFAS, Ronaldo. "História das mentalidades e História cultural". En CARDOSO, C. y VAINFAS, R. (org). op. cit., p. 159.

14 . MELO, Victor A. de. op. cit., 14 a 21.

15 . ELIAS, Norbert e DUNNING, Eric. A busca da excitação. Lisboa: Difel, 1985. p. 17.

16 . Idem. p. 18.

17 . HOBSBAWM, Eric. A Era dos Impérios. Rio de Janeiro : Paz e Terra, 1988. p. 245. Grifo nosso.

18 . HOBSBAWM, Eric e RANGER, Terence (org). A invenção das tradições. Rio de Janeiro : Paz e Terra, 1984. p. 9.

19 . Idem. p. 21.

20 . Idem. p. 309.

21 . ELIAS, N. The civilizing process. Oxfort, 1978.

22 . ELIAS, N. e DUNNING, E. op. cit., p. 45.

23 . Idem. p. 70.

24 . Idem. p. 87.

25 . FEBVRE, Lucien. Combates pela História. 3 ed., Lisboa : Presença, 1989. En este libro el autor muestra, a través de varios ensayos, la propuesta de los Anales y de los combates entablados por una historia social contraponiéndose al modelo rankiano.

26 . CASTRO, Hebe. op. cit., p. 52.

27 . Sobre geração ver ATTIAS-DONFUT, Claudine. "La notion de genération. Usages sociaux et concept sociologique". L'homme et la societé. n. 90, XXII année, 1988. Sobre sociabilidad ver LEROY, Geraldi. "La mondanite literaire a la Belle-Epoque". Les cachiers de L'IHTP. n. 20, Paris, mars, 1992. En este artículo el autor trabaja el tema de la sociabilidad en los cafés parisinos.

28 . ELIAS, N. e DUNNING, E. op. cit., p. 93.

29 . VAINFAS, Ronaldo. op. cit., p. 160.

30 . Sobre símbolos, banderas, colores ver BETTHENCOURT, F. e CURTO, D. (org). A memórias da nação. Lisboa : Livraria Sá da Costa, 1987.

31 . FRANZINI, F. op. cit., p. 9.

32 . GIL, Gastón. "Rebotes de identidad, el basquet en la cultura urbana del interior". Lecturas: Educación Física y Deportes. Año 2, n. 5. Buenos Aires. Junio 1997.

33 . Idem.

34 . Idem.

35 . Sobre los pasos de un projecto de investigación en Historia ver CARDOSO, Ciro F. Uma introdução à História. São Paulo: Brasiliense, 1981. p. 81 a 115.



Lecturas: Educación Física y Deportes.
Año 3, Nº 9. Buenos Aires. Marzo 1998
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