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Fuerza muscular, composición
corporal y saltabilidad

   
Preparador Físico de la División de Honor de Voleibol
Femenino del Club de Gimnasia y Esgrima La Plata
 
 
Prof. Andrés Esper
andresesper@yahoo.com
(Argentina)
 

 

 

 

 
    El presente estudio tiene por objeto evaluar si existe alguna relación entre: a) la fuerza relativa en una sentadilla profunda, b) el porcentaje y peso de los tejidos grasos y musculares en jugadoras de voleibol, y c) la sobrecarga mediante chalecos lastrados; y su desempeño en diferentes tests de salto. En esta investigación se comprobó que: a) las jugadoras que tenían una fuerza relativa de 1,6 a 1,3 kg saltaban más que aquellas que tenían una fuerza relativa de 1,1 a 0,9 kg.; b) las deportistas con mayor porcentaje de grasa no siempre saltaban menos que las otras; c) las atletas que tenían mayor desarrollo muscular tampoco saltaban indefectiblemente más que las otras; d) las jugadoras saltaban menos cuando se les colocaba un chaleco lastrado con 4 y 6 kg de sobrecarga. Podríamos inferir de manera individual que aquellas deportistas que presentan exceso de tejido adiposo, en caso de adelgazar, podrían saltar más alto y tener un mejor desempeño atlético por el efecto combinado de aumentar su fuerza relativa y disminuir el lastre de peso inútil. Pero también debemos sostener de manera colectiva que en un grupo homogéneo y entrenado no siempre las deportistas con menor tejido adiposo y/o mayor tejido muscular tienen un mejor desempeño en diversos tests de salto que el resto de las deportistas.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 88 - Setiembre de 2005

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Introducción

    Numerosas suposiciones de los entrenadores y también varios trabajos científicos indican una relación inversa entre la gordura y la aptitud motora, y una relación positiva entre la magnitud del tamaño de la masa muscular y el desempeño deportivo. Cualquier entrenador da por sentado que un atleta fondista más pesado por exceso de grasa tendrá que hacer un esfuerzo mayor que otro más magro para correr una cierta distancia en el mismo tiempo. Es muy probable que el segundo le gane al primero. Es de esperar también que en los deportes de conjunto los más magros tengan un mejor nivel deportivo que aquellos que presenten sobrepeso.




Festejo por un punto

    Convencido de que esta relación lógica debería darse en diferentes tests de salto propuestos por Carmelo Bosco 1-2, evalué a un grupo de jugadoras de voleibol de primer nivel de la República Argentina buscando encontrar una relación positiva entre magresa y desempeño deportivo.

    Este estudio fue realizado en tres períodos de tiempo diferentes e involucró siempre a jugadoras bien entrenadas (entre 7 y 10 sesiones de entrenamientos y 1 o 2 partidos por semana) y de alta calificación (división de honor de voleibol del club de Gimnasia y Esgrima La Plata, equipo que se encuentra dentro de la elite del voleibol argentino).


Materiales y métodos

    Se evaluaron 17 jugadoras de voleibol cuyas edades variaban entre los 18 y los 27 años de edad. Todas las deportistas se hallaban bien entrenadas y en plena competencia oficial al momento de llevarse a cabo cada una de las evaluaciones.

    La presente investigación incluye evaluaciones llevadas a cabo en el año 2002; 2004 y 2005. En el primer año se correlacionó la fuerza relativa de la sentadilla y el desempeño en el salto. En el segundo año se evaluó la influencia de la magnitud de los tejidos grasos y musculares en la saltabilidad. En el tercer año se examinó las variaciones de la saltabilidad al colocarles a las deportistas un chaleco lastrado con diferentes pesos (4 y 6 kg.)


Resultados

1ª investigación (año 2002)

    En el campo del entrenamiento deportivo se afirma que un deportista varón está en condiciones de realizar un entrenamiento de choque (pliométrico) cuando es capaz de levantar el doble de su peso corporal en una sentadilla profunda. En el caso de las mujeres la exigencia es del 150% de su peso.

    En nuestro equipo entrenamos la fuerza máxima teniendo como uno de los objetivos que las deportistas lleguen luego de un entrenamiento sistemático y prolongado en el tiempo a levantar una vez y media sus pesos corporales en una sentadilla profunda. En el año 2002 en un intento de correlacionar la influencia de la fuerza máxima con la saltabilidad, evalué la fuerza máxima de 10 jugadoras de nuestro primer equipo en un sentadilla profunda y dividí estos valores por el peso de las deportistas para obtener la fuerza relativa y poder hacer una comparación más justa entre todas, ya que los pesos corporales variaban aproximadamente entre los 67 y los 97 kilogramos.

    Confeccioné un cuadro con los nombres y la fuerza relativa de cada una de las deportistas en orden decreciente, donde la primera jugadora era la de mayor fuerza relativa en la sentadilla profunda y la última era la que presentaba menor fuerza. A este cuadro le agregué los resultados de tres tests de salto que se encuentran dentro de la batería de tests propuestos por Carmelo Bosco 1-2 : squat jump (S.J.), salto con contramovimiento (C.M.J.), saltos continuos durante 15 segundos (M.J. 15 seg.). Se observa una correlación positiva entre la fuerza relativa y la altura del salto, principalmente en el C.M.J. y el M.J. 15 seg., cuando las jugadoras son capaces de levantar al menos el 130% de su peso. Valores inferiores a 1,3 kg de fuerza por kg de peso corporal no han permitido en este grupo tener un buen desempeño físico en estos tests. (Tabla 1, gráficos 1 - 2 - 3).


Tabla 1. Relación entre la fuerza relativa en una sentadilla profunda y tres tipos de salto en jugadoras argentinas de voleibol de primer nivel. (Andrés Esper, 2002).


Gráfico 1. Relación entre la fuerza relativa en una sentadilla profunda y el desempeño en el Squat Jump. (Andrés Esper, 2002).


Gráfico 2. Relación entre la fuerza relativa en una sentadilla profunda y el desempeño en el Salto con Contramovimiento. (Andrés Esper, 2002).


Gráfico 3. Relación entre la fuerza relativa en una sentadilla profunda y el desempeño en 15 seg de saltos continuos. (Andrés Esper, 2002).


2ª investigación (año 2004)

    En esta segunda investigación les realicé en primer lugar a 6 jugadoras una evaluación antropométrica y en segundo término los tests de Bosco 1 - 2. Comparé la proporción de los tejidos grasos y musculares con la aptitud para saltar.




Azcona y Espinosa bloqueando

1. Relación entre el porcentaje graso y la saltabilidad: no se observa una relación lineal que indique que las jugadoras con menor porcentaje graso salten más que aquellas que presentan mayor tejido adiposo.


Tabla 2. Relación entre el porcentaje graso y la saltabilidad en jugadoras argentinas de voleibol de primera división. (Andrés Esper, 2004).


Gráfico 4. Relación entre el porcentaje graso y la saltabilidad en jugadoras argentinas de voleibol de primera división. (Andrés Esper, 2004).

2. Relación entre el peso del tejido graso y la saltabilidad: nuevamente no es posible observar una correlación positiva contundente que indique que las deportistas que tenían menos kilos de grasa saltasen más.


Tabla 3. Relación entre el peso del tejido graso y la saltabilidad en jugadoras argentinas de voleibol de primera división. (Andrés Esper, 2004).


Gráfico 5. Relación entre el peso del tejido graso y la saltabilidad en jugadoras argentinas de voleibol de primera división. (Andrés Esper, 2004).

3. Relación entre el porcentaje del tejido muscular y la saltabilidad: en este caso observamos que las tres jugadoras que tenían un mayor porcentaje de tejido muscular saltaban más que las otras.


Tabla 4. Relación entre el porcentaje muscular y la saltabilidad en jugadoras argentinas de voleibol de primera división. (Andrés Esper, 2004).


Gráfico 6. Relación entre el porcentaje muscular y la saltabilidad en jugadoras argentinas de voleibol de primera división. (Andrés Esper, 2004).

4. Relación entre el peso del tejido muscular y la saltabilidad: las cuatro jugadoras que tenían una mayor musculatura saltaban más que las otras dos. Sin embargo, es difícil sostener con estas evaluaciones que a mayor peso de tejido muscular mayor saltabilidad. Por ejemplo, entre la jugadora N.E. y R.R. hay 4,3 kg de diferencia de peso muscular a favor de la primera, pero la segunda salta casi 7 cm más entre los tres tests. Además la jugadora M.L. tiene apenas 0,2 kg más de músculo que K.C. pero la diferencia en el desempeño de los tests de salto es muy significativa. M.L. llevaba al momento de este estudio cinco años de preparación física mientras que K.C. sólo uno.


Tabla 5. Relación entre el peso del tejido muscular y la saltabilidad en jugadoras de voleibol argentinas de primera división. (Andrés Esper, 2004).


Gráfico 7. Relación entre el peso del tejido muscular y la saltabilidad en jugadoras argentinas de voleibol de primera división. (Andrés Esper, 2004).

5. Relación entre el cociente tejidos adiposo / muscular y la saltabilidad: las tres jugadoras que tenían una mejor relación entre los tejidos adiposo y muscular eran las que saltaban más. Pero no se evidencia entre estas tres jugadoras que a menor cociente haya mayor altura en el salto.


Tabla 6. Relación entre el cociente tejidos adiposo / muscular y la saltabilidad en jugadoras argentinas de voleibol de primera división. (Andrés Esper, 2004).

6. Relación entre el cociente tejidos muscular / óseo y la saltabilidad: no se observa ninguna relación entre este cociente y el desempeño en el salto.


Tabla 7. Relación entre el cociente tejidos muscular / óseo y la saltabilidad en jugadoras de voleibol argentinas de primera división. (Andrés Esper, 2004).


3ª investigación (año 2005)

    En esta tercera investigación les evalué el salto con contramovimiento (C.M.J.) y 15 segundos de saltos continuos (M.J. 15 seg.) a 7 jugadoras al saltar con su propio peso corporal y vistiendo un chaleco lastrado que pesaba 4 y 6 kilos. Es importante destacar que ningún deportista saltaba si experimentaba fatiga. Siempre las pausas fueron completas.




Burgos y Dominkó bloquean ante Boca Juniors

    En primer lugar realizaban el C.M.J. sin peso adicional y descansaban unos 5 minutos. Luego repetían el test pero con el chaleco de 4 kg y volvían a descansar otros 5 minutos. Finalmente saltaban con 6 kilos de lastre y volvían a descansar. En todos los casos saltaban tres veces y se consideraba la mejor marca.

    El M.J. 15 seg se evaluaba de manera similar al C.M.J., pero las pausas eran algo mayores (entre 5 y 10 minutos, según las necesidades del deportista). Las deportistas saltaron una sola vez sin peso extra, con 4 y 6 kilos adicionales.

1. Variación del C.M.J. al saltar con un chaleco lastrado: en todos los casos se observó un descenso en la saltabilidad al vestir un chaleco lastrado. En una jugadora (V.A.) no existieron diferencias al saltar sin peso extra o con 6 kg. En promedio, las jugadoras saltaron 3,5 cm (10 %) menos al tener puesto un chaleco de 4 kg, y 4 cm (12 %) cuando el chaleco pesaba 6 kg.


Tabla 8. Variación del C.M.J. al saltar con el propio peso corporal y con chalecos lastrados de 4 y 6 kg en jugadoras argentinas de voleibol de primera división. (Andrés Esper, 2005).


Gráfico 8. Variación del C.M.J. al saltar con el propio peso corporal y con chalecos lastrados de 4 y 6 kg en jugadoras argentinas de voleibol de primera división. (Andrés Esper, 2005).

2. Variación de la altura promedio del M.J. 15 seg al saltar con un chaleco lastrado: en todos los casos se observó un descenso en la saltabilidad al vestir un chaleco lastrado. En promedio, las jugadoras saltaron 3,5 cm (12 %) menos al tener puesto un chaleco de 4 kg, y 4,4 cm (15 %) cuando el chaleco pesaba 6 kg. La sensación de fatiga era muy superior al tener que saltar con los chalecos en este test que en el C.M.J. Aquellas jugadoras que habían adelgazado un peso similar al que se les adicionaba, se sorprendían al vivenciar lo que significaba ese peso extra en su desempeño físico. Otras que tenían sobrepeso, se imaginaban cuánto mejor se sentirían si adelgazaban 4 a 6 kilos.


Tabla 9. Variación del M.J. 15 seg (altura promedio) al saltar con el propio peso corporal y con chalecos lastrados de 4 y 6 kg
en jugadoras argentinas de voleibol de primera división. (Andrés Esper, 2005).


Gráfico 9. Variación del M.J. 15 seg (altura promedio) al saltar con el propio peso corporal y con chalecos lastrados de 4 y 6 kg
en jugadoras de voleibol argentinas de primera división. (Andrés Esper, 2005).

3. Variación de la potencia promedio del M.J. 15 seg al saltar con un chaleco lastrado: en todos los casos se observó un descenso en la potencia promedio al vestir un chaleco lastrado. La potencia está relacionada con la cantidad de veces que saltan en el tiempo solicitado, el tiempo de contacto sobre la pedana y la altura de los saltos. Se controlaba que saltasen siempre la misma cantidad de veces en los 15 segundos y que la flexión de las rodillas fuese de 90º. La disminución promedio de la potencia fue de 2 watts / kilo (10 %) cuando soportaron un peso extra de 4 kilos, y de 2,3 watts / kilo (11 %) cuando el chaleco era de 6 kg.


Tabla 10. Variación del M.J. 15 seg (potencia promedio) al saltar con el propio peso corporal y con chalecos lastrados de 4 y 6 kg
en jugadoras argentinas de voleibol de primera división. (Andrés Esper, 2005).


Gráfico 10. Variación del M.J. 15 seg (potencia promedio) al saltar con el propio peso corporal y con chalecos lastrados de 4 y 6 kg en jugadoras
de voleibol argentinas de primera división. (Andrés Esper, 2005).

4. Resumen de las modificaciones de los tests de Bosco al saltar con el propio peso corporal y con cargas adicionales: se observa una pérdida de la eficiencia al tener que realizar los tests con los chalecos lastrados. Estos pesos extras inútiles podrían compararse con la sobrecarga que significan 4 a 6 kilos de tejido adiposo de más.


Tabla 11. Resumen de las modificaciones de la saltabilidad al saltar con el propio peso corporal y con chalecos lastrados
de 4 y 6 kg en jugadoras de voleibol argentinas de primera división. (Andrés Esper, 2005).


Gráfico 11. Resumen de las modificaciones de la saltabilidad al saltar con el propio peso corporal y con chalecos lastrados de 4 y 6 kg
en jugadoras argentinas de voleibol de primera división. (Andrés Esper, 2005).


Discusión

    Diversos autores han manifestado en sus investigaciones que los deportistas que presentaban un mayor tejido adiposo tenían un peor desempeño físico.

    Un alto nivel de grasa corporal tiene un efecto adverso sobre la performance en muchos deportes. Por ejemplo, luego de cargar a los sujetos con pesos adicionales, Cureton y Sparling (1980) observaron que el 30% de la diferencia en el rendimiento de la carrera, entre hombres y mujeres, podía atribuirse a las diferencias en los niveles de grasa corporal. Las diferencias entre sexos en el VO2 máx., cuando se expresaron en relación al peso corporal, disminuyeron un 65% luego de que los niveles de porcentajes de grasa corporal fueron equiparados, agregando peso a los varones. 4

    Ya sea el evento principalmente aeróbico o anaeróbico, el aumento en la masa grasa será perjudicial para la performance. Por ejemplo el requerimiento energético a cualquier velocidad determinada de carrera submáxima aumenta con los incrementos del peso corporal a una tasa de casi 4 kj por cada km de carrera. Es decir, en equivalentes aeróbicos, el VO2 debe aumentar cerca de 0,2 litros O2 / kg por cada km recorrido, debido a una mayor demanda necesaria para mantener el movimiento de una mayor masa. El efecto sobre la performance es particularmente obvio en deportes donde son fundamentales las proporciones entre la potencia aeróbica / anaeróbica y el peso corporal, tal como ocurre en los eventos de resistencia y en los juegos de campo. En los deportes en los cuales son necesarias la velocidad o la potencia explosiva, por ejemplo en los juegos con pelota, piques y saltos, el exceso de grasa aumentará el peso corporal y disminuirá la aceleración (aceleración = fuerza / masa), a menos que se apliquen aumentos proporcionales en la fuerza. Esto puede no ser siempre posible, o aún deseable, particularmente en eventos en donde se utiliza algún grado de ritmo, por ejemplo en los 4.000 metros de ciclismo de persecución, o en los eventos de carreras de media distancia. 4

    Con frecuencia existe una relación inversa entre el nivel de competencia y el nivel de grasa corporal (Burke, Read y Gollan, 1985), o con el nivel de triunfo o de éxito en el grupo de élite. 4

    Robert Malina expresa que las correlaciones entre la gordura (que en general es medida por el grosor de los pliegues cutáneos) y la aptitud motora son consistentemente negativas. En un análisis de tests de aptitud física relacionados con la salud, llevados a cabo en chicos de 6 a 16 años de edad, la sumatoria de pliegues cutáneos subescapular y tricipital está inversamente correlacionada con la performance de la carrera de distancia y con las repeticiones de sentadilla (r = 0,11 a -0,18), y no está correlacionada con el test de flexibilidad en banco (r = -0,00 y +0,05). 3

    Es lógico pensar que exista una relación inversa entre la magnitud del tejido adiposo y el desempeño físico y una relación positiva entre la magnitud del tejido muscular y la aptitud física. Sin embargo, y a la luz de los resultados de este trabajo, podríamos decir que estas relaciones no son tan estrictas. Todos las deportistas evaluadas en este trabajo estaban muy bien entrenadas y el hecho de que tuviesen mayor o menor tejido graso no significaba que hiciesen más o menos actividad física, como podría ocurrir en otros estudios en los cuales se comprobó menores niveles de aptitud física en las personas más gordas. Puede ser que lo que explique, al menos en parte, la diferencia en el desempeño físico no sea el porcentaje graso o el peso del tejido adiposo sino el nivel de entrenamiento.

    En este estudio el factor más contundente que influyó en un buen desempeño en el salto fue la fuerza relativa en una sentadilla profunda y únicamente cuando este valor era igual o superior a 1,3 kg por kilo de peso corporal. Es decir, cuando la deportista tenía una fuerza importante. En segundo lugar, el porcentaje de tejido muscular se correlacionó bien con el desempeño en los tests. En tercer lugar, el agregado de lastre influyó negativamente en el desempeño físico.

    No quiero que quede la idea de que no importan los porcentajes grasos y musculares y el peso en kilos de dichos tejidos en las jugadoras y que no deben ser tenidos en cuenta a la hora de predecir el desempeño deportivo. Simplemente quiero expresar que, cuando la población estudiada es homogénea y entrena regularmente, en estos tipos de tests no siempre los más magros saltan más.

    Comprobamos que al cargar con pesos adicionales a las deportistas empeoraban sus evaluaciones. Con este dato podríamos inferir que si una jugadora tiene un exceso de tejido graso, si lo reduce, mejorará su desempeño en el salto, mejorará la velocidad y la reacción (correlacionables con los tests de Bosco) y disminuirá el riesgo de lesiones microtraumáticas en las articulaciones producto de la numerosa cantidad de salto que realizan las jugadoras de voleibol.


Conclusiones

  1. Se observó una correlación positiva entre la fuerza relativa en una sentadilla profunda y la saltabilidad cuando la misma era de al menos 1,3 kg por kilo de peso corporal.

  2. Un menor porcentaje o peso del tejido adiposo no significó en todos los casos un peor desempeño en los tests de Bosco.

  3. Las deportistas con un mayor porcentaje o peso del tejido muscular saltaron más alto, pero esta relación no fue del todo contundente.

  4. Un menor cociente entre los tejidos adiposo / muscular se correlacionaría con una mejor altura en el salto, pero no de manera lineal. Es decir que no siempre la deportista que tiene el menor cociente es la que más alto salta.

  5. No se observó ninguna relación entre el cociente de los tejidos óseo y muscular y la saltabilidad.

  6. La colocación de chalecos lastrados de 4 y 6 kilos significaron una disminución del salto de entre el 10 y el 15 %.

  7. La pérdida de tejido adiposo en una deportista con sobrepeso podría significarle una mejora en la saltabilidad por el efecto combinado del aumento de la fuerza relativa y una disminución de su tejido graso.


Bibliografía

  1. Bosco, C: La fuerza muscular. Aspectos metodológicos. Barcelona: INDE Publicaciones, 2000.

  2. Bosco, C: La valoración de la fuerza con el test de Bosco. Barcelona: Editorial Paidotribo, 1994.

  3. Malina, R.M.: "Antropometría, fuerza y aptitud motora". - Resúmenes del 5to Simposio Internacional de Actualización en Ciencias Aplicadas al Deporte, págs. 87-100. - Biosystem Servicio Educativo. - Año 1996 - Rosario, Argentina.

  4. Norton, K. y Olds, T.: "Antropométrica" .- Biosystem Servicio Educativo. - Año 2000 - Rosario, Argentina.

Fotos: Marcelo Lofeudo

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revista digital · Año 10 · N° 88 | Buenos Aires, Setiembre 2005  
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